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Nombre: Alejandro Sánchez Capuchino

Reflexión sobre el Terror.

El miedo, el pánico, el temor, horror, etc. No son más que palabras, a las que el ser humano se
encarga de atribuirlas un significado. Ya desde tiempos inmemorables, todas las personas han
sentido miedo, pánico, temor a algo o a alguien. Y es sorprendente como nos impiden realizar o
decir cualquier cosa por insignificante que sea.

Me planteo dos preguntas: ¿El ser humano siente miedo por naturaleza? Y, si estos sentimientos
nos impiden a hacer algo, ¿por qué muchas personas pretenden causar esta sensación en los
demás?

Normalmente, la gente tiene miedo de todo aquello que se sale de la rutina diaria. Es muy
frecuente el miedo a lo extraño. Cuando tú te enfrentas a algo que no conoces, desconoces todo,
es decir, no sabes qué es, qué tamaño tiene (si puede tenerlo, porque también puedes enfrentarte
a un intangible), qué daño pueda ocasionarte... En resumen, un sin fin de datos que no poseemos
y, por lo tanto, somos incapaces de mantener la calma y somos dominados rápidamente por el
miedo y demás alteraciones que vienen consigo.

Por ejemplo, son las 03:00 de la madrugada, estamos a oscuras e intentando dormir. Se hace el
silencio, nos acostumbramos, los oídos se agudizan y al menor ruido que se produzca nos
sobresaltamos abriendo los ojos y preguntándonos: “¿Qué ha sido eso?”. ¿Por qué nos lo
preguntamos? Porque ha sido algo inusual, no nos lo esperábamos. Esperábamos que todo
siguiera en silencio. Nos hemos asustado.

Pero cambiemos de escenario, estamos en un concierto en el que hay una multitud de personas y
hay un ruido ensordecedor. Imaginemos que de repente se hace un silencio absoluto. ¿Cómo
reaccionaríamos ahora? Diciendo: “¿Qué ha pasado?” Ocurre lo mismo que en ejemplo anterior.
Si sucede algo que no debería suceder, nos asustamos.

En otras palabras, todo lo extraño genera miedo en las personas, y es este miedo el que ha hecho
que el ser humano sobreviva.

El miedo nos protege de posibles peligros. Es como un mecanismo de defensa, sin quererlo,
padecemos miedo y hacemos todo lo que esté en nuestra mano para alejarnos de esa situación
en la que nos encontramos.

El miedo también puede ser usado, y es usado, con el fin de privar de hacer o decir algo. Si tú
no quieres que alguien haga algo, te inventas cualquier cosa con el fin de que no lo haga. Por
ejemplo, las famosas leyendas urbanas. Si yo no quiero que alguien pase por un bosque, me
invento que por ese bosque se han dado varios casos de asesinatos al cual más macabro. Este
ejemplo es ficticio y tiene muchos cabos sueltos, pero hay leyendas urbanas con más lagunas a
las que la gente las sigue teniendo respeto.

De este tipo de recursos se pueden valer muchas personas, organizaciones…, para dominar, en
cierta medida, con la palabra a la persona. Pero como he dicho antes, esto no es de ahora.
Querer dominar a la gente mediante el miedo nos viene de antaño. Es más, muchos generales en
la historia se han valido de esto para ganar batallas sin tener que coger las armas.

En mi opinión, siempre habrá algo que te sobresaltará y te asuste, pero no voy a negar que el
miedo varía según la persona, cada uno tiene sus temores y sus miedos; pero los tiene. No hay
nadie que no haya sentido miedo alguna vez.

En resumen, el miedo es nuestro protector y nuestro talón de Aquiles.

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