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LA ALEXITIMIA

OIHANA ORMAETXEA

Master en Psicología Clínica y de la Salud

2009/2010
INDICE

INTRODUCCIÓN ............. ....................................................................................5

ASPECTOS TEÓRICOS .. ....................................................................................6

● Concepto y desarrollo histórico ...................................................................6

● Clínica de la alexitimia .............................................................................. 10

Rasgos esenciales y accesorios.........................................................10

El procesamiento de estímulos emocionales en la alexitimia .............12

Alexitimia y personalidad ....................................................................15

• Prevalencia ........... ................................................................................. 17

• Etiología ................ ................................................................................. 19

Hipótesis con base neurobiológica .....................................................20

Hipótesis con bases cognitivo-afectiva ...............................................22

Otras hipótesis. ..................................................................................25

● Alexitimia, ¿estado o rasgo? ....................................................................28

ALEXITIMIA Y DSM-IV ..... ..................................................................................31

• Eje I ...................... ..................................................................................32

Trastornos del estado de ánimo .........................................................32

Trastorno depresivo ...............................................................32

2
Trastornos de ansiedad ................................................................... 33

Trastorno de pánico y trastorno de ansiedad generalizada 33

Trastorno por estrés postraumático .................................... 34

Alexitimia y estrés ............................................................... 36

Trastornos de la conducta alimentaria ............................................. 37

Trastornos de inicio en la infancia o la adolescencia ....................... 39

Síndrome de Asperger ........................................................ 39

Abuso de sustancias ....................................................................... 42

Trastornos somatomorfos ................................................................ 45

• Eje II ...................................................................................................... 47

• Eje III ..................................................................................................... 49

Factores psicológicos que afectan al estado físico .......................... 49

• Eje IV ..................................................................................................... 53

Problemas de relación: relaciones de pareja ................................... 53

EVALUACIÓN .................................................................................................. 56

Escalas y cuestionarios.............................................................................. 56

Otros instrumentos..................................................................................... 64

PROPUESTA DE TRATAMIENTO .................................................................... 66

• Psicoeducación ....................................................................................... 66
3
Qué es la alexitimia ......................................................................... 69

Emociones ....................................................................................... 71

Funciones de las emociones y por qué es importante expresarlas...75

• Entrenamiento en habilidades sociales .................................................. 78

Elementos de la habilidad social ..................................................... 78

Asertividad ....................................................................................... 81

• Entrenamiento en identificación de emociones ....................................... 83

Vocabulario emocional .................................................................... 83

Expresión facial y reconocimiento de las emociones ...................... 85

Exposición ....................................................................................... 91

Algunas notas sobre el tratamiento ............................................................ 92

CONCLUSIONES............................................................................................. 93

ANEXOS .......................................................................................................... 96

Cuadro resumen de los instrumentos de evaluación ................................. 94

Escala de alexitimia para observadores (OAS) .......................................... 98

Escala de alexitimia de Toronto (TAS-20) ................................................ 102

Cuestionario de alexitimia en línea (OAQ-G2) ......................................... 106

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ................................................................ 115

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Introducción

Los seres humanos necesitamos expresar nuestras emociones (alegría,


tristeza, enfado, hostilidad) y lo hacemos en estrecha vinculación con el contenido
considerado culturalmente adecuado. Además de actores sociales, somos
participantes culturales, y las normas y los valores legitimados en nuestro universo
cultural de pertenencia (real o asumida) actúan como criterios de referencia
permanentes. Sólo cuando los procesos de inhibición alcanzan una intensidad
extrema e impiden la gratificación, la adaptación y la integración con los propios
valores, es posible suponer que van a generar no sólo malestar subjetivo sino
también alteraciones psicopatológicas severas (Castilla del Pino en Teoría de los
sentimientos, 2001).

Estas palabras sobre los sentimientos me sirven como introducción para la


tesina que presento a continuación, ya que además de subrayar la importancia de la
expresión de las emociones como algo inherente al ser humano matizan muy
acertadamente el hecho de que no necesariamente la inhibición de las emociones
tiene porque suponer un malestar para la persona. Sin embargo, si bien es cierto
que debemos tener cuidado con no patologizar por sistema las diferencias de cada
uno en el grado de expresión de las emociones también es cierto que el compartir
nuestros sentimientos con los demás supone una importante fuente de gratificación y
por qué no, de crecimiento personal.

Esta tesina trata precisamente de eso, de la incapacidad para expresar los


sentimientos, concretamente de la alexitimia, que significa literalmente 'falta de
palabras para los afectos'. Es un constructo teórico que a pesar de su relevancia en
el ámbito de la psicología por sus implicaciones tanto en la salud psicológica como
física ha sido relativamente poco estudiado, hecho que no deja de ser llamativo si
tenemos en cuenta la importancia indiscutible que las emociones tienen en el ámbito
de la psicología. Por ello he considerado interesante desarrollar la tesina entorno a
este tema, recogiendo información sobre los aspectos teóricos de la alexitimia
(historia, clínica, etiología, relación con diversas patologías y evaluación) y
proponiendo una aproximación a un posible tratamiento de este síndrome.

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ASPECTOS TEÓRICOS

CONCEPTO Y DESARROLLO HISTÓRICO

La alexitimia se refiere a un estilo cognitivo caracterizado por la dificultad para


verbalizar estados afectivos y diferenciarlos de sensaciones corporales, falta de
capacidad introspectiva, tendencia al conformismo social y a las conductas de acción
frente a situaciones conflictivas (Sivak y Wiater, 1997). Se trata más bien de un tipo
de sintomatología que puede aparecer en personas con una amplia variedad de
diagnósticos clínicos. No todas las personas tienen el mismo grado de afectación,
por lo que es importante no considerarla como un síntoma de ‘todo o nada’ (Paula-
Pérez, I.; Martos-Pérez, J.; Llorente-Comí, M.; 2010); para Lolas (1978) estaría
situada en un extremo del continuum descriptivo de la comunicación de significado
emocional. La alexitimia no aparece como constructo en las clasificaciones
psiquiátricas, como el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales
(DSM-IV), pero ha demostrado tener un valor heurístico importante, aceptado por la
comunidad científica (Paula-Pérez, I.; Martos-Pérez, J.; Llorente-Comí, M.; 2010).

En la Conferencia Europea de Investigaciones Psicosomáticas de Heildeberg


en 1976, es aceptada la alexitimia como constructo especialmente aplicado a la
psicosomática, y a partir de ahí el término se utilizó para referirse a un constructo
multidimensional de la personalidad (Nemiah et al. 1976) caracterizado básicamente
por:

- Dificultad para identificar y describir sentimientos.

- Dificultad para distinguir entre sentimientos y sensaciones corporales de la


activación emocional.

- Procesos imaginarios constreñidos evidenciados por una pobreza de fantasías.

- Un estilo cognitivo orientado externamente (Nemiah et al. 1976).

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En el apartado “Clínica de la alexitimia” explicaré más en profundidad los
rasgos característicos de la alexitimia. Autores norteamericanos y alemanes
investigaron y llamaron al concepto de diferentes maneras: timopraxia, agnosia
interoceptiva, dis-simbolia (Rof Carballo, 1984). Según Bodni (1991), la alexitimia
consiste en una especie de dislexia de los afectos y no se trataría de que el sujeto
no sienta o no tenga afectos, sino de que, pese a su intensidad, no discrimina
matices.

La aparición del constructo alexitimia fue consecuencia de observaciones


clínicas realizadas inicialmente sobre pacientes con alguna de las siete
enfermedades psicosomáticas clásicas. Las observaciones y conceptualizaciones
iniciales parten principalmente de un esquema referencial psicoanalítico y se
empiezan a investigar sistemáticamente en la década de los 70, cuando Nemiah y
Sifneos examinaron 21 entrevistas transcritas con pacientes psicosomáticos en las
cuales se les estimulaba para la asociación libre y el relato de los sueños (Otero,
1999), aunque diversos autores habían trabajado décadas antes en este sentido.
Observaron en estos pacientes una dificultad para expresar sus estados afectivos
con palabras, así como para diferenciar sensaciones corporales de afectos (Espina,
1998).

Lo consideraron una perturbación cognitivo-afectiva que denominaron


alexitimia (del griego a: “falta”; lexis: “palabra”; thymos: “afecto”), que significa
literalmente “sin palabras para los sentimientos”. El concepto fue introducido en la
literatura científica por P. Sifneos, J. Nemiah y colaboradores del Beth Israel Hospital
de Boston, Estados Unidos (Sivak y Wiater, 1997).

Debido a que la alexitimia fue observada inicialmente en algunos pacientes


con trastornos psicosomáticos los estudios sobre el constructo han tratado primero
de examinar su relación con la psicosomática y de explicar su génesis, pero como
también fue hallada en sujetos sin enfermedades somáticas los estudios se han
orientado hacia las relaciones entre cogniciones y emociones (Sivak y Wiater, 1997).
De hecho, debido a que, como he mencionado antes, las observaciones que
condujeron a la elaboración del constructo fueron inicialmente realizadas en
pacientes con alguna de las siete enfermedades psicosomáticas clásicas (Nemiah y
Sifneos, 1970) muchos autores asumieron erróneamente la existencia de una

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relación etiológica específica entre alexitimia y enfermedad psicosomática (Sifneos,
Apfel y Frankel, 1977). Sin embargo en la actualidad se piensa que la alexitimia está
extendida tanto en las poblaciones con trastornos psicosomáticos como en las que
no padecen dichos trastornos (Rodrigo y Luisiardo, 1992).

F. Lolas (Lolas y col. 1989) realizó una revisión histórica de antecedentes del
concepto alexitimia que se presenta a continuación:

1895 Freud Diferencias entre psiconeurosis y neurosis actuales (neurosis de


angustia, neurastenia e hipocondría)

1924 Ferencz Pacientes en los que no se hallaba fantasía investida de afecto.


i Modelo defensivo –represión del material psíquico y supresión del
afecto-.

1933 Zilboor Modelo: regresión a estado de indiferenciación psique-soma,


g negación y represión.

1948 Ruesch “Personalidad infantil”: insuficiencia de capacidad comunicacional,


restricción de la fantasía, dependencia objetal, conducta social
hiperadaptada.

1949 McLean Conexión inadecuada entre sistema límbico y neocórtex.

1958 Shands “Pacientes difíciles”: dificultad de describir sentimientos, escaso uso


de “yo”. Determinaciones culturales.

1963 Marty “Pensamiento operatorio”, reduplicación proyectiva. Modelo


deficitario.

1969 Sifneos “Alexitimia”. Modelos neurobiológicos, psicodinámico y cultural.

Nemiah

1979 Krystal Alexitimia como trastorno cognitivo, afectivo y relacional.

1988 Taylor Escala TAS

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El concepto de alexitimia ha sido duramente criticado desde múltiples y
variados campos, tachándose de inapropiado, poco representativo y no válido. No
obstante, se considera, incluso por los mismos autores que lo critican, como un
concepto ventajoso pues comunica, en una sola palabra, una serie de rasgos
clínicos que subyacen en determinados trastornos o pacientes (Cerezo, García-
Moja, Gándara y Hernández, 1988).

Estas son las principales críticas que ha recibido el constructo:

- Relación entre alexitimia y enfermedad psicosomática, ya que la mayoría de


los investigadores están de acuerdo en que no todos los pacientes
psicosomáticos muestran características alexitímicas (Von Rad, Lolas, 1982).

- Ausencia de datos empíricos. En lugar de evaluar cuidadosamente el


constructo muchos autores especularon sobre el papel que juega la alexitimia
en la formación de síntomas somáticos. Es decir, interpretaron los resultados
de los trabajos como si la validación del constructo estuviera ya establecida
(Otero, 1999).

- Dimensión estructural de la alexitimia. Debería estudiarse no como una


estructura, sino como una dimensión cuantitativa de la comunicación de
significado emocional que ayude al diagnóstico, pronóstico y tratamiento
(Lolas, 1989).

Las principales críticas al constructo inicial de alexitimia alentaron a los


investigadores a abrir nuevos caminos para intentar la clarificación del constructo,
planteándose su estudio en un amplio abanico de patologías. Así, en la literatura
encontramos investigaciones en las que se han descrito características alexitímicas
en un amplio rango de psicopatologías (Otero, 1999). Más adelante se expondrá con
más detalle la relación entre alexitimia y ciertos trastornos psicológicos.

A pesar de las críticas antes señaladas, en los últimos años han aparecido
múltiples trabajos que destacan el valor heurístico del concepto de alexitimia y su
papel como estímulo de la investigación empírica (McDougall, 1982; Lesser, 1985;
Taylor, 1987).

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CLINICA DE LA ALEXITIMIA

Si se entiende la alexitimia como una alteración de la personalidad, siguiendo


a Krystal (Krystal, 1979; Krystal y col., 1986) se pueden diferenciar tres áreas de
trastornos:

- Cognitivo: las dificultades para simbolizar no corresponden a una limitación


intelectual, sino que utilizan los símbolos como signos, sin creatividad y sin
integrarlos en un contexto personal, lo cual forma parte del ‘pensamiento
operatorio’ (Marty y M’Uzan, 1963).

- Afectivo: se refiere a la dificultad de diferenciar las sensaciones corporales de


las emociones y para verbalizar estas últimas; relacionado con esto destaca la
ausencia de expresividad emocional y actuaciones impulsivas inesperadas.

- De las relaciones interpersonales: la dificultad para empatizar ocupa un lugar


predominante.

Rasgos esenciales y accesorios

Krystal (1979) califica los rasgos que caracterizan la alexitimia en esenciales y


accesorios. Los esenciales constituyen el núcleo del trastorno y los accesorios se
dan en gran parte de los casos.

Rasgos esenciales

• Pensamiento simbólico reducido o ausente: es utilitario, minucioso y está


centrado en el exterior, no expresando sus motivaciones, deseos, tensiones o
sentimientos.

• Limitada capacidad para fantasear: existe una inhibición de la capacidad de la


fantasía como realizadora de deseos, lo cual les impide la representación de

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los impulsos y la simbolización de las tensiones como un paso previo a la
acción.

• Dificultad para expresar sus propios sentimientos con palabras: el término


‘alexitimia’ se refiere a este aspecto. Por ser personas que tienen muy poco
contacto con su realidad psíquica, se encuentran limitadas para diferenciar
estados emocionales, así como también para localizar sensaciones y
experiencias corporales, por lo que expresan sus demandas en términos
físicos, manifestándose incapacitadas para verbalizar.

Rasgos accesorios

• Alto grado de conformismo social: son personas aparentemente bien


adaptadas, pero como señala McDougall (1987) se trata de una
“pseudonormalidad” o una “pseudoadaptación social”, pues su
comportamiento es muy rígido y dependiente de las convenciones sociales.

• Relaciones interpersonales estereotipadas: la capacidad para relacionarse


con otros se encuentra deteriorada según Krystal (1979), por un trastorno de
capacidad de empatía. Las relaciones sociales que establecen suelen ser
estereotipadas, muy dependientes o evitativas.

• Impulsividad como expresión de conflictos: pueden llegar a la expresión


afectiva descontrolada por no poder elaborar los conflictos previamente.

• Personalidad inmadura (Ruesch, 1948): no desarrollan una adecuada


individuación, lo cual está asociado a su deficiente expresión simbólica.

• Resistencia a la psicoterapia tradicional: por la incapacidad de relacionar sus


trastornos fisiológicos con sus conflictos, de discriminar sensaciones
corporales de sentimientos y como consecuencia de su incapacidad para
simbolizar, es difícil que puedan realizar la introspección necesaria para

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cualquier tipo de psicoterapia que pretenda descubrir los mecanismos
profundos de su trastorno (Krystal, 1979).

Según Pedinielli (1992) los sujetos alexitímicos tienen una representación


cognitiva de informaciones afectivas que reconocen y responden de manera
apropiada a las convenciones lingüísticas que tienen que ver con las emociones, y
poseen códigos motores necesarios para la ejecución ordenada de expresiones de
emociones, pero no existe en ellos conexión entre la experiencia afectiva y la
comunicación de ésta.

En este sentido cabe destacar la dificultad que manifiestan las personas con
alexitimia para reconocer estados emocionales que están sucediendo. La mayoría
de ellas pueden tener una sensación de incomodidad, de que algo está cambiando
somáticamente (rubor, cosquilleo en el estómago, aumento de la tasa cardiaca, etc.),
pero cuando se le pide que explique sus sentimientos, la persona no tiene palabras
que ofrecer. A menudo, el sujeto malinterpreta la expresión física de lo emocional
como una expresión física de enfermedad (las lagrimas pueden ser un defecto del
lagrimal, la ansiedad en el estómago una apendicitis…). Además, los estados
emocionales pueden atribuirse a influencias ambientales adversas (cambios en la
presión atmosférica etc.). Es como si hubiera una falta de relación que permita a la
imaginación formarse un cuadro de la situación emocional (Paula-Pérez, Martos-
Pérez y Llorente-Comí, 2010).

El procesamiento de estímulos emocionales en la


alexitimia

Por conceptualizarse la alexitimia principalmente como un trastorno emocional


en el procesamiento de la información afectiva, así como en la regulación de los
afectos (Taylor, Bagby y Parker, 1997), considero interesante presentar un apartado
sobre el procesamiento de estímulos de carácter emocional de las personas
alexitímicas. A pesar de que en algunos trabajos sobre la alexitimia la información
que desarrollo a continuación aparece incluida en el apartado de etiología de la
alexitimia, encuentro más oportuno presentar las siguientes características como
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distintivas del constructo más que como factores originarios, pues en dichos trabajos
no queda claro en mi opinión si son causantes o consecuencias del trastorno.

Desde el ámbito disciplinar de la psicología de la emoción se ha interpretado


la alexitimia como un fenómeno de carácter predominantemente cognitivo (Martínez-
Sánchez y Fernández Castro, 1994), potencialmente capaz de ofrecer información
en torno a las relaciones entre emoción y cognición (Martínez-Sánchez, 1995).
Diversos estudios que han validado experimentalmente gran parte de las premisas
conceptuales que subyacen al constructo apuntan a la existencia de una serie de
disfunciones en el procesamiento de información emocional (Martínez-Sánchez,
1999).

1. Dificultad para procesar información afectiva de carácter no lingüístico. Esta


alteración es especialmente manifiesta a la hora de identificar información
emocional transmitida a través de expresiones faciales (McDonald y Prkachin,
1990). Este mismo hecho ha sido observado por Parker, Taylor y Bagby
(1993), quienes presentando nueve fotografías de nueve emociones distintas
encontraron que la tarea era más difícil para los alexitímicos.

2. Dificultad para discriminar entre distintos estados emocionales. Bagby, Parker,


Taylor y Acklin (1993) empleando tareas en las que se utilizan descriptores
verbales del estado de ánimo mostraron que los alexitímicos presentaban
mayores dificultades para distinguir entre diversos estados afectivos (Martínez
y Ortiz, 2001).

3. Déficit en el procesamiento verbal de estímulos emocionales. Lamberty y Holt


(1995) observaron alteraciones específicas en el desarrollo de las habilidades
verbales relacionadas con la descripción de estados emocionales complejos
en sujetos con altos niveles de alexitimia. De la misma manera, Núñez,
Valdés, García y Marcos (1986) aprecian una menor inteligencia verbal
(medida con la subprueba de Wechler), aunque no estadísticamente
significativa en un grupo de alexitímicos.

4. Patrones atencionales específicos de la información emocional. Utilizando una


variación del procedimiento experimental Stroop, Martínez-Sánchez y Marín

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(1997) comprobaron que los sujetos con altos niveles de alexitimia tenían
dificultades para procesar estímulos emocionales en la tarea, siendo menos
selectivos a los estímulos que evocaban activación emocional que los sujetos con
bajos niveles de alexitimia; es más, en otro estudio se comprobó cómo este efecto es
especialmente acentuado ante estímulos descriptores del estado de ánimo (Martínez
y Ortiz, 2001).

5. Procesamiento no simbólico de la información visual. Montreuil y Jouvent


(1989) desarrollaron una prueba basada en el modelo del ‘Procesamiento
distribuido en Paralelo’ (Rumbelhart y McClelland, 1986) y en el experimento
que realizaron los resultados mostraron que un grupo con alteraciones
psicosomáticas y altos niveles de alexitimia analizaba la información de
manera inmediata, lógica y no simbólica, de acuerdo con las características
de los alexitímicos (Montreuil, Jouvent, Carton, Bungener y Widlocher, 1991).
Los autores interpretan estos resultados sobre la base de la hipótesis de la
existencia de una “comisurectomía funcional” (Martínez y Ortiz, 2001).

6. Dificultades en la propiocepción visceral de las manifestaciones fisiológicas


asociadas a la activación emocional. Se ha puesto de manifiesto la falta de
fiabilidad de los alexitímicos para estimar diversos parámetros físicos
asociados a la activación emocional, tales como la tasa cardiaca (Näring y
van der Staak, 1995; Sachse, 1994) o el nivel general de activación (Martínez-
Sánchez, Ortiz y Ato, 2001).

7. Patrones específicos de activación cerebral en respuesta a estímulos


afectivos. Tanto Parker, Taylor y Bagby (1992), como Berembaun y Prince
(1994), atribuyen las deficiencias de los alexitímicos para interpretar la
información emocional relevante a una disminución de la actividad cerebral
hemisférica derecha. Estos hallazgos concordarían con evidencias anteriores
(Martínez y Ortiz, 2001).

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Alexitimia y personalidad

Por otro lado resulta muy interesante el estudio de la relación entre alexitimia
y algunas variables de personalidad. Son numerosas las investigaciones realizadas
sobre este tema, y se ha constatado que globalmente el perfil de los sujetos que
presentan altos niveles de alexitimia se caracteriza por (Velasco, 2000):

• Tendencia a somatizar.

• Patrón de expectativas y atribuciones orientado hacia el locus de control


externo.

• Altos niveles de ansiedad cognitiva, fisiológica y motora, y depresión.

• Actitud predominantemente negativa hacia la expresión emocional y


patrón de pensamiento operatorio-concreto.

• Menor autoconciencia respecto de los aspectos internos y externos.

• Bajos niveles de deseabilidad social.

• Peor balance afectivo.

• Menor apoyo social objetivo y subjetivo y utilización de formas evitativas


de afrontamiento.

Cada vez con mayor fuerza se está imponiendo una nueva tendencia en la
investigación sobre alexitimia: el estudio de las relaciones entre ella y los modelos de
personalidad basados en los rasgos (Velasco, 2000). En esta línea de investigación,
Parker, Bagby y Taylor (1989) intentaron establecer las relaciones entre alexitimia y
el modelo de los tres factores de Eysenck, constatando que correlaciona
positivamente con neuroticismo, lo cual es congruente con las evidencias empíricas
que plantean que tanto los individuos neuróticos como los alexitímicos presentan
altos niveles de somatización y disforia. Cabe señalar que si bien el neuroticismo y la
alexitimia se caracterizan por la presencia de sintomatología somática, los sujetos
con una alta puntuación en neuroticismo tienen tendencia a expresar directamente
sus emociones en relación con su estado subjetivo, contrariamente a los sujetos que
presentan una puntuación global elevada en alexitimia (Velasco, 2000).
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Los autores ya mencionados encontraron además que la alexitimia
correlaciona negativamente con el factor extraversión, mientras que para
psicoticismo la correlación fue positiva y sensiblemente más baja. La correlación
negativa entre alexitimia y el factor de extraversión es compatible con la idea de que
los individuos introvertidos muestran dificultades para comunicar sus emociones y
son percibidos por los otros como emocionalmente distantes (Parker, Bagby y
Taylor, 1989).

Por otro lado Pandey y Mandal (1996) obtuvieron en su investigación unos


resultados muy similares, aunque estos autores interpretan los hallazgos en términos
de activación emocional (arousal). En los estudios llevados a cabo por Mann, Wise y
Shay (1992) se encontraron resultados en cierta medida congruentes con los
obtenidos en los estudios en los que se trabajó con el modelo de los tres factores: la
alexitimia correlacionó de forma moderada y positiva con neuroticismo, y de forma
débil y negativa con extraversión. Además, los resultados también indican que existe
una relación entre alexitimia y la dimensión denominada apertura a la experiencia;
como indican McCrae y Costa (1987) esta asociación es posible si entendemos la
apertura como imaginación activa, sensibilidad estética, atención a los sentimientos
internos, preferencia por la variedad, curiosidad intelectual e independencia con
respecto a los juicios, y no como autorrevelación (self-disclosure).

En otro estudio realizado por Bagby, Taylor y Parker (1994) obtuvieron un


patrón de resultados muy similar, pero cabe señalar que encontraron que la
alexitimia correlacionaba negativamente con uno de los aspectos importantes del
factor extraversión: el sentimiento de emociones positivas. Este resultado es
congruente con la idea de que la alexitimia se caracteriza por una capacidad limitada
para sentir emociones positivas. Una puntuación global elevada en alexitimia parece
relacionarse con una tendencia a experimentar o sentir más intensamente la
angustia emocional, una reducida experiencia con las emociones positivas, una
limitación de la imaginación y una importancia baja hacia la vida emocional (Velasco,
2000).

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PREVALENCIA

No existen prácticamente investigaciones sobre la tasa de prevalencia de la


alexitimia en población general (Fernández Montalvo y Yárnoz, 1994) y llama la
atención la variabilidad de resultados mostrados en los diferentes estudios. En la
bibliografía sobre el tema se citan casi exclusivamente los estudios realizados por
Blanchard et al. (1981) y Shipko (1982). En el siguiente cuadro se puede observar la
mencionada variabilidad de datos obtenidos en diferentes investigaciones sobre la
tasa de prevalencia de la alexitimia, que según estos resultados oscila entre el 3,5%
y el 18,8%, siendo Parker quien encontró la tasa más alta en adultos sin patología
situándola en casi un 19%.

Autores Población Sujetos Alexitimia

Sifneos (1977) BIQ Adultos 15 6,0%

Blanchard (1981) Estudiantes 230 5,2%


SSPS

Shipko (1982) SSPS Adultos 27 7,0%

Faryna (1986) AAS Estudiantes 244 6,8%

Parker (1989) TAS General 101 18,8%

Loiselle (1988) TAS Estudiantes 333 17,7%

Sriram (1988) BIQ Adultos 116 4,3%

Lindholm (1990) BIQ General 266 4,1%

Fernández (1989) General 40 7,5%


TAS

Pedinelli (1991) TAS Estudiantes 754 8,1%

Leconte (1991) Estudiantes 754 12,1%


SPSS-R

Norton (1989) SPSS Estudiantes 187 4,4%

Norton (1989) MMPI Estudiantes 187 3,5%

Fuente: Pedinielli (1992)

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Sin embargo, dichas tasas se incrementan en determinadas poblaciones,
llegando por ejemplo a tasas que fluctúan del 25% al 50% en pacientes en
tratamiento por trastornos psicosomáticos (Cerezo et al., 1988). Para Parker (1989)
son alexitímicos el 74,4% de pacientes con anorexia y el 49% de los toxicómanos, el
46,7% de pacientes con trastorno de pánico, frente a sólo un 12,5% de fóbicos.

En cuanto a la distribución por sexos, se ha encontrado una mayor


tendencia por parte de los hombres a ser alexitímicos (Fernández-Montalvo y
Yárnoz, 1994). Así, en los estudios de Blanchard (1981) y Shipko (1982) se
encontraron unas tasas del 8% de varones alexitímicos frente al 1,8% de mujeres.
Estos datos son convergentes con los estereotipos sexuales que sugieren que los
individuos del sexo masculino dejan traslucir en menor medida sus emociones (Páez
y Velasco, 1993). Asimismo, se ha encontrado en algunos estudios una mayor
incidencia de la alexitimia en personas que pertenecen a un nivel socioeconómico
bajo y con un nivel intelectual y educativo también bajo (Cerezo et al., 1988). La
edad constituye también un elemento importante a tener en cuenta, ya que los
individuos de mayor edad obtienen puntuaciones más elevadas en las escalas de
alexitimia. La explicación puede radicar en que, a medida que el sujeto avanza en
edad, se produce una reducción de la expresión espontánea (Páez y Velasco, 1993).

A pesar de los datos expuestos considero importante destacar la contrariedad


de resultados a la hora de analizar la influencia de factores socioculturales en la
prevalencia de la alexitimia. En este sentido me parece destacable el estudio
realizado por Parker, Taylor y Bagby (1989) utilizando la Toronto Alexithymia Scale
(TAS) (de la que se hablará en el apartado de evaluación), ya que en dicho estudio
encontraron que la alexitimia no está asociada a la edad, sexo, nivel educacional,
nivel económico, riqueza de vocabulario ni a la inteligencia.

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ETIOLOGIA

La etiología de la alexitimia implica probablemente múltiples factores; si bien


actualmente no existe una hipótesis explicativa consolidada sobre su origen
(Martínez y Ortiz, 2001) son varios los modelos que intentan explicarlo. A
continuación presento las hipótesis desarrolladas hasta la fecha, las cuales he
agrupado de la siguiente manera:

- Hipótesis con base neurobiológica.

- Hipótesis con base cognitivo- afectiva.

- Otras hipótesis.

Bien porque defienden una alteración con base neurobiológica bien porque
basan su explicación en argumentos que a mi parecer son explicables por medio de
mecanismos de aprendizaje, son las dos primeras corrientes las que en mi opinión
presentan modelos más sólidos. Por otro lado pienso que es coherente plantear una
interrelación entre ambos modelos, ya que de la misma manera que las alteraciones
neurobiológicas pueden alterar los procesos de aprendizaje éstos pueden también
modular de alguna manera las estructuras neuroanatómicas.

Parece que se puede afirmar que hay evidencias de disfunción mental


fisiológica, sobre todo en los casos más graves de alexitimia, sin embargo ésta en sí
tampoco es prueba de la determinación genética del trastorno, pues el factor
moldeador más importante de nuestro funcionamiento cerebral es el ambiente (Moral
de la Rubia y col., 2001). De hecho, algunos investigadores han atribuido la
alexitimia, en su totalidad, a factores ambientales (Haviland y cols, 1991; Hendryx y
cols, 1991); Henderson (1994) y Lumley y cols. (1996) afirman que cuanto más
traumático haya sido el ambiente familiar o más graves sean los estresores
ambientales presentes, el sujeto presentará mayor grado de alexitimia y peor
respuesta terapéutica, pues este ambiente habrá dejado su huella en el
funcionamiento cerebral del sujeto, y no sólo en los rasgos expresivos o manifiestos.

19
Aún así, cabe señalar que al parecer en la actualidad el tema de la
clasificación etiológica de la alexitimia ha sido abandonado y se habla tan solo de
grados de alexitimia con base fisiológica con independencia de su origen (Sifneos,
1996).

Hipótesis con base neurobiológica

El interés por la neurobiología de la alexitimia se deriva de la observación de


la existencia de marcados rasgos alexitímicos en pacientes epilépticos tras
practicárseles comisurectomías quirúrgicas totales o parciales (Septien et al., 1992),
en sujetos con alteraciones del cuerpo calloso (Buchanan, Waterhouse y West,
1980), así como en lesionados en el hemisferio cerebral derecho (Voeller, 1986;
Voeller, Hanson y Wendt, 1988). Estas teorías parten de dos modelos principales:

- el que estudia la transmisión de información entre el sistema límbico y el


neocórtex, según el cual sería un bloqueo del paso de los impulsos desde el
sistema límbico a la corteza cerebral el que imposibilitaría el reconocimiento
de las emociones.

- el que trabaja en la especialización hemisférica y del cual parten las


siguientes hipótesis.

Hipótesis del déficit en la transferencia interhemisférica

El modelo de especialización hemisférica afirma que la alexitimia podría


deberse a una falta de comunicación entre los hemisferios cerebrales. Esta teoría se
apoya en la posibilidad de que la emoción esté localizada en el hemisferio derecho
(en la mayoría de personas diestras) y la expresión verbal en el hemisferio izquierdo.
Esta supuesta falta de comunicación entre los hemisferios en sujetos alexitímicos
produciría un déficit en la capacidad de articular verbalmente emociones (Jódar,
Valdés, Sureda y Ojuel, 2000). Hoppe y Bogen (1977) observaron que en los
20
pacientes comisurectomizados total o parcialmente (“cerebro dividido”) había una
capacidad disminuida para fantasear, simbolizar y soñar, por lo que propusieron que
una “comisurectomía funcional” o inhibición de la actividad del cuerpo callosa podía
ser el mecanismo básico de la alexitimia (Jódar, Valdés, Sureda y Ojuel, 2000).
Estudios posteriores como los de Tenhouten y col. (1985, 1986) parecen confirmar
parcialmente esta hipótesis, aunque autores como Lane et al (1997) han
cuestionado estos estudios aduciendo que el patrón de respuestas descrito en estos
trabajos podría también darse en otras patologías neurológicas (Martínez y Ortiz,
2001).

Por otro lado Zeitlin y col. (1989), en un estudio con veteranos de combate
diagnosticados de estrés postraumático, observaron una asociación significativa
entre alexitimia y falta de comunicación interhemisférica. Parece que algunos casos
de alexitimia pueden ser mediados por una “desconexión funcional” de los dos
hemisferios cerebrales en individuos neurológicamente intactos, pero según el propio
autor estos resultados no pueden extrapolarse a individuos sin estrés postraumático
(Jódar, Valdés, Sureda y Ojuel, 2000).

Disfunción en el hemisferio derecho

Autores como Cole y Bakan (1985) sugieren la existencia de una relación


entre la activación del hemisferio derecho y la alexitimia. Partiendo de la idea de que
la dirección (derecha o izquierda) de los movimientos laterales conjugados de los
ojos que los sujetos realizan cuando están pensando en una pregunta es indicativa
de una mayor activación de uno de los hemisferios, estos autores encontraron que
es la lateralización izquierda la que correlaciona positivamente con la alexitimia
(Jódar, Valdés, Sureda y Ojuel, 2000).

Posteriores trabajos también parecen apuntar la existencia de relaciones


entre la alexitimia y alteraciones en el hemisferio derecho y la dominancia de la
lateralización izquierda (Parker, Taylor y Bagby, 1992).

21
Sin embargo, los resultados obtenidos hasta la fecha no son concluyentes ya
que en su mayoría han empleado instrumentos de evaluación de la alexitimia con
pobres propiedades psicométricas, careciéndose además de resultados derivados
del empleo de técnicas de neuroimagen (Martínez y Ortiz, 2001).

El papel del córtex cingular anterior

Se sabe que el córtex cingular anterior (CCA) juega un importante papel en el


procesamiento y respuesta emocional dada su implicación en la generación del
reconocimiento consciente de los sentimientos, así como en la regulación de los
componentes fisiológicos y expresivo-motores de la respuesta emocional. Desde
ésta óptica la alexitimia estaría causada por un deficiente reconocimiento consciente
de la emoción. En los casos más severos se daría una ausencia completa de
experiencia consciente de emoción, mientras que en niveles más leves se produciría
una atenuación de la experiencia afectiva (Martínez y Ortiz, 2001).

No obstante, para demostrar este modelo habría que previamente confirmar,


por un lado, que las lesiones en esta estructura están relacionados con el trastorno y
por otro que los déficits en el reconocimiento consciente de la emoción en sujetos
neurológicamente intactos son atribuibles a la activación predominante del CCA
(Martinez y Ortiz, 2001).

Hipótesis con base cognitivo-afectiva

El papel del desarrollo afectivo temprano

El desarrollo individual en la capacidad para identificar y expresar emociones


depende de los procesos tempranos en que en la interacción entre madre e hijo los
niños comunican sus necesidades mediante expresiones no verbales. Esta
interacción favorece el desarrollo de capacidades valorativas de los estados intra y
extraorganísmicos (Martínez y Ortiz, 2001). Por otro lado, los niveles de expresión

22
emocional de los padres correlacionan significativamente con los expresados por sus
hijos (Bornstein, Fitzgerald, Briones, Pieniadz y D’Ari, 1993).

Berenbaum y James (1994) indican que los jóvenes procedentes de familias


que expresan en pocas ocasiones sus afectos positivos tienden a mostrar niveles
superiores de alexitimia; además las madres con altos niveles de alexitimia tienen
hijos más alexitímicos (Lumley, Mader, Gramzow y Papineae, 1996). A su vez, como
explicaré más adelante, las influencias familiares en la expresión emocional están
moduladas por factores sociales (Mesquita y Frijda, 1992).

Hipótesis de la alteración de la regulación del afecto

La regulación del afecto implica tres sistemas interrelacionados: a) el


neurofisiológico (en el que están implicados el sistema nervioso autónomo y el
sistema endocrino), que representa la dimensión biológica del afecto b) el
conductual-expresivo y c) el cognitivo experiencial (en el que está implicado el
neocórtex), que sería la dimensión psicológica del afecto. Así, la activación de
alguno de estos sistemas modularía la activación de los otros dos (Jódar, Valdés,
Sureda y Ojuel, 2000).

Por otro lado, son necesarias una serie de habilidades cognitivas (incluidas en
el constructo “inteligencia emocional”) para darse el control y la autorregulación de
las emociones en el que se verían implicados los tres sistemas mencionados. Estas
habilidades incluyen la capacidad de ser consciente de las emociones y utilizarlas de
forma adaptativa, y la capacidad para comprender las emociones de los demás y
poder dar respuestas empáticas (Jódar, Valdés, Sureda y Ojuel, 2000).

De esta manera Taylor (1997) plantea que la alexitimia refleja el fracaso en la


autorregulación de los afectos y la define en términos de características cognitivas,
de modo que estas características reflejarían déficits tanto en el área cognitivo-
experiencial como en el área conductual- expresiva del sistema de respuesta de las
emociones (Jódar, Valdés, Sureda y Ojuel, 2000).

23
Teorías del procesamiento cognitivo

Un creciente cuerpo de investigación propone la alexitimia como un trastorno


cognitivo específico del procesamiento de la información emocional. Esta hipótesis
se basa en algunas premisas ya validadas experimentalmente (Martínez y Órtiz,
2001). Como ya he explicado anteriormente, a pesar de haber encontrado esta
información en textos referentes a la etiología de la alexitimia, he considerado que
por su interés merecía un apartado específico (‘El procesamiento de estímulos
emocionales en la alexitimia’), por lo que a continuación únicamente mencionaré los
déficits en el procesamiento cognitivo de las personas alexitímicas:

- Dificultad para procesar información afectiva de carácter no lingüístico.

- Dificultad para discriminar entre distintos estados emocionales.

- Déficit en el procesamiento verbal de estímulos emocionales.

- Patrones atencionales específicos de la información emocional.

- Procesamiento no simbólico de la información visual.

- Dificultades en la propiocepción visceral de las manifestaciones fisiológicas


asociadas a la activación emocional.

- Patrones específicos de activación cerebral en respuesta a estímulos


afectivos.

24
Otras hipótesis

Teorías genetistas

El único trabajo en torno a la relación entre alexitimia y genética fue el llevado


a cabo por Heiberg y Heiberg (1977), en el cual basándose en una muestra de
gemelos monocigóticos y dicigóticos concluyen la existencia de un fuerte
componente hereditario en la alexitimia. Sin embargo, este estudio ha sido criticado
por el reducido tamaño de la muestra, la falta de control de las variables
socioculturales y la semejanza de influencias ambientales a que se habían visto
sometidos los sujetos (Martínez y Ortiz, 2001; Jódar, Valdés, Sureda y Ojuel, 2000).

Inteligencia (hipótesis psicométrica)

Diferentes autores han hipotetizado sobre la posibilidad de que los sujetos


alexitímicos presenten una inteligencia verbal inferior a los no alexitímicos
basándose en las característica psicológica que definen al alexitímico como “incapaz
de leer y expresar sus emociones” (Jódar, Valdés, Sureda y Ojuel, 2000). Sin
embargo, otros autores apoyan la teoría de que el estilo de comunicación es lo que
determina que los sujetos alexitímicos sean juzgados como poco inteligentes
(Pierloot y Vinck, 1977). De hecho diferentes estudios llevados a cabo por los
autores Taylor (1988), Parker (1989) y Bagby (1990) no encontraron correlaciones
significativas entre alexitimia e inteligencia.

Teorías integrativas

Basándose en conceptos de la formación de símbolos y en los estados del


desarrollo de Piaget, los autores Lane y Schwartz (1987) han elaborado una
secuencia epigenética del desarrollo del afecto que implica una progresiva
desomatización, diferenciación y verbalización de las emociones como capacidades
cognitivas maduras (Espina, 1998).

25
La función integrativa y comunicativa de los afectos estaría alterada en los
alexitímicos, por lo que son vulnerables a un incremento de la tensión provocada por
estados indiferenciados de activación emocional. El problema fundamental sería el
déficit en el procesamiento cognitivo de las emociones independientemente de su
fuente (Espina, 1998). Según estos autores, este déficit podría originarse tanto por
variaciones de la organización cerebral como en los defectuosos patrones de
intercambio afectivo durante el desarrollo infantil (Emde, 1988; Stern, 1984; Taylor,
1987, 1991; Edgcumbe, 1984; Osofsky y Eberhart, 1988).

Teoría sistémica

Autores como Onnis y DiGennaro (1987) proponen, a partir de la descripción


de Minuchín de las familias “psicosomatógenas”, que la alexitimia es el síntoma de
una familia que intenta evitar el conflicto y las tensiones emocionales bloqueando las
emociones, provocando así que el síntoma somático sea el lenguaje de todo el
sistema familiar (Espina, A., 1998).

Perspectiva sociocultural

Las teorías de corte sociológico defienden que la alexitimia es explicable a


través de procesos de aprendizaje social, de determinación cultural de las
emociones así como de factores socioculturales ligados a la expresión lingüística de
las emociones y la sintomatología asociada a la activación emocional (Martínez y
Ortiz, 2001).

Una línea de investigación vincula los rasgos alexitímicos a las características


del medio social y Leff (1973) subraya que los sujetos en poblaciones urbanas son
capaces de diferenciar más estados emocionales que los habitantes de zonas en
vías de desarrollo (Martínez y Ortiz, 2001).

Las variaciones culturales también podrían influir en el nivel de alexitimia, ya


que se sabe que la diferenciación entre síntomas físicos y sentimientos
26
frecuentemente no está presente en las culturas no occidentales (Martínez y Ortiz,
2001). Por otro lado, en las culturas colectivistas se valoran en menor medida los
sentimientos internos, mientras que en las culturas individualistas los sentimientos
internos (individuales) son más valorados; así, en las culturas colectivistas son
mayores los déficits tanto para diferenciar entre sentimientos y sensaciones físicas
como la incapacidad para expresar emociones (Markus y Kitayama, 1991; Scherer,
Matsumoto, Wallbot y Kudoh, 1988).

Otra variable importante es la “diferencia de poder” (forma en que se acepta


cómo se regula y contribuye desigualmente el poder en la sociedad), puesto que en
las culturas con alta “distancia de poder” se espera de los sujetos que sean menos
expresivos emocionalmente (lo contrario podría interpretarse como falta de respeto o
muestra de subversión) (Martínez y Ortiz, 2001). Además, las personas socializadas
en culturas con alta distancia de poder puntúan más bajo en las reacciones internas
derivadas de las emociones negativas (lo cual implicaría un bajo perfil emocional)
(Páez y Vergara, 1995) y atribuyen menor intensidad a las expresiones faciales
emocionales negativas (Matsumoto, 1989).

A partir de las evidencias de la influencia de factores sociales en la expresión


de las emociones (Fernández, Carrera, Sánchez, Páez y Candia, 2000; Páez y
Vergara, 1995) se ha sugerido que la inteligencia (Basabe, Celorio, De la Vía,
Echebarría, Hormaza y Páez, 1989), el nivel educativo y el estatus socioeconómico
(Borens, Grosse- Schulte, Janesch y Kortemn, 1977) estarían asociados a la
alexitimia, pero estudios posteriores han cuestionado esta relación (Kauhanen,
Kaplan, Julkunen, Wilson y Salonen, 1993; Kirmayer y Robins, 1993; Parker, Taylor
y Bagby, 1989).

Por último cabe mencionar que existen evidencias contrarias a la


consideración de la alexitimia como constructo cultural, basadas principalmente en
datos obtenidos en estudios transculturales con muestras clínicas y no clínicas
(Martínez-Sánchez y Ortiz, 2000).

27
ALEXITIMIA, ¿RASGO O ESTADO?

Esta pregunta ha suscitado un amplio debate entre los investigadores, y la


mayor parte de ellos acepta la distinción entre alexitimia primaria y alexitimia
secundaria (Velasco, 2000). Freyberger (1977) fue el primer autor que introdujo la
distinción entre alexitimia primaria y secundaria. La alexitimia primaria es para este
autor el resultado del bloqueo temprano en el desarrollo afectivo del niño y tendría
un significado etiológico de predisposición personal cognitivo-afectiva (Freyberger,
1985). De esta manera, se consideraría una estructura de la personalidad de
carácter constitucional y por lo tanto muy difícil de modificar (Freyberger, 1977).

El término alexitimia secundaria fue introducido por Freyberger (1977) a partir


de la observación de características alexitímicas en pacientes con cáncer, en
trasplantados renales y en enfermos ingresados en unidades de cuidados intensivos.
Podría considerarse una reacción transitoria específica que acompaña o permanece
tras una situación de enfermedad orgánica, un traumatismo importante o
determinadas situaciones de conflicto en cualquier sujeto, que puede desaparecer
cuando la situación remite (alexitimia secundaria aguda) o puede ser un estado
permanente en pacientes cuya enfermedad o cuyo traumatismo tiende hacia un
desarrollo crónico (alexitimia secundaria crónica). En definitiva, la alexitimia
secundaria sería un estado emocional al que se llega por influencias ambientales y
que por lo tanto puede ser modificado (Freyberger, 1985).

Para los autores que defienden esta distinción la alexitimia no es un


fenómeno de todo o nada (Taylor, 1984; Shipko, 1982; Von Rad, 1984; Fukunishi,
1997), sino que cualquier individuo podría reaccionar en determinadas situaciones
de un modo alexitímico tras experiencias de extrema tensión, aunque algunos lo
manifestarán como una característica predominante y otros como una manifestación
pasajera (Otero Rodríguez, 1999). Incluso, como apunta Sandín (1996), al igual que
otros constructos de elevado contenido emocional, podría poseer ambas
dimensiones (rasgo y estado) y es posible que en determinados pacientes sea un
rasgo, con una base constitucional y en otros un estado modificable (Espina. 1998)

Algunos autores consideran que las características alexitímicas pueden, en


general, ser consideradas estables (Velasco, 2000) y son numerosos los estudios
28
que parecen confirmar esta posición, por lo que a continuación se presentan algunos
de ellos.

Salminen, Saarijärvi, Äärelä y Tamminen (1994) concretaron una serie de


evaluaciones psiquiátricas, incluyendo una escala para medir la alexitimia, en el
momento de admitir a los pacientes en el hospital. Tras un seguimiento que duró
doce meses, se constató para el conjunto de la muestra una disminución en la
puntuación referida al malestar psicológico, así como a la depresión y a la ansiedad,
en tanto que el nivel de alexitimia permaneció estable.

Schimdt y cols (1993) utilizaron la Escala de Alexitimia de Toronto (TAS) para


investigar la alexitimia en un grupo de mujeres con trastornos alimentarios con un
intervalo de 10 semanas antes y después del tratamiento farmacológico. A pesar de
que después de 10 semanas de tratamiento hubo una mejoría significativa en la
patología alimentaria, no hubo cambios significativos en la puntuación del TAS
(Martínez-Sánchez, Ato-García y Ortiz-Soria, 2003). Otros datos que sostienen la
idea de que la alexitimia no es una reacción ante el estrés emocional son los
obtenidos en un estudio de un año de seguimiento con pacientes psiquiátricos dados
de alta, en los que el nivel de alexitimia se mantuvo estable durante el año de
seguimiento a pesar de que el malestar psicológico había disminuido
significativamente (Cohen et al., 1994). Estos hallazgos son consistentes con otro
estudio con pacientes con dependencia al alcohol en el que se encontró que si bien
disminuyó su puntuación en depresión después de un tratamiento exitoso no ocurrió
lo mismo con la puntuación en alexitimia (Haviland et al., 1988).

Resultados similares se obtuvieron en una investigación llevada a cabo en


2001 por Luminet, Bagby y Taylor para estudiar la estabilidad de la alexitimia en
pacientes que recibieron un programa de tratamiento para la depresión mayor y
antidepresivos durante 14 semanas (Martínez-Sánchez, Ato-García y Ortiz-Soria,
2003).

Parece por tanto que habría que considerar la alexitimia como un punto
extremo dentro de una dimensión continua de personalidad (Taylor y col., 1997),
más que como una consecuencia del estrés psicológico (Martínez-Sánchez y cols
,1998).

29
A pesar de las evidencias que parecen demostrar que la alexitimia es un
rasgo estable de la personalidad me parece interesante comentar el estudio llevado
a cabo por Merino, Godás y Pombo en 2001, cuyo objetivo era examinar la
prevalencia de la alexitimia en una muestra no-clínica de sujetos con actitudes
alimentarias anómalas. En dicho estudio se pone de manifiesto que si bien los
estudios coinciden a la hora de señalar que las personas que padecen algún tipo de
trastorno alimentario son más alexitímicas, estas características no están presentes
en adolescentes con riesgo de padecer la patología alimentaria. Con lo cual se
podría establecer que la alexitimia podría aparecer con el deterioro físico, cognitivo y
personal que conlleva la patología alimentaria, pero no estaría presente al inicio de
la misma (Merino, Godás y Pombo, 2001), siendo pues una alexitimia secundaria, o
lo que es lo mismo, un estado reactivo al propio trastorno alimentario.

En mi opinión, para que la alexitimia sea considerada como tal es necesario


encontrar en la historia del paciente cierta estabilidad de las características
alexitímicas. De no ser así, encuentro más correcto hablar de una reacción a una
situación estresante, por lo que sería un estado pasajero que no necesariamente
causaría malestar en sí mismo, sino que podría responder a una dificultad del sujeto
de manejar dicha situación, sin que ello suponga un rasgo de personalidad ni indique
que en otras situaciones se vayan a dar dichas características. De esta manera
encuentro más coherente considerar la alexitimia como un rasgo estable de la
personalidad, es decir, primaria, y dejar el término ‘alexitimia secundaria’ como un
concepto que puede ser útil para comprender el modo de afrontamiento de una
persona ante una situación estresante o traumática, pero no considero que sea una
entidad en sí misma ni recoja adecuadamente todos los matices del término
alexitimia.

30
ALEXITIMIA Y DSM-IV

La regulación emocional es un aspecto del proceso afectivo que tiene


importantes implicaciones para la psicopatología; de hecho, existe evidencia de que
la psicopatología estaría relacionada con la habilidad de regular los afectos, y que
esta habilidad a su vez dependería de la capacidad de un sujeto de diferenciar las
emociones que posee (Silva, 2005), por lo que cabe esperar que la alexitimia, en
tanto déficit en la regulación emocional, tenga una correlación importante con
diversos trastornos.

De hecho, se ha comprobado que la alexitimia aparece en diferentes


patologías, especialmente psicosomáticas, toxicomanías y trastornos de la
alimentación. Esto es coherente con el constructo, pues la teorización resalta la
derivación de los afectos a los somático o la salida impulsiva ante situaciones
estresantes que no se pueden manejar mediante una adecuada toma de conciencia
y expresión de afectos, lo cual es característico de estos trastornos (Espina, 1998).

Además de los trastornos mencionados, existen investigaciones en las que se


han descrito características alexitímicas en pacientes con un amplio rango de
psicopatologías (Otero, 1999): pacientes con adicciones (Finn et al., 1987; Taylor et
al., 1990; Pinard et al., 1996; Loas et al., 1997), depresión (Blumer y Heilbronn,
1982; Fisch, 1989; Taiminen et al., 1996; Loas et al., 1998), trastorno de pánico
(Parker, 1993; Zeitlin y McNally, 1993) o trastornos de estrés postraumático (Zeitlin,
McNally y Cassiday, 1993; Berenbaum, 1996).

A continuación presento la relación entre alexitimia y diversos trastornos


psicológicos recogidos en el DSM-IV.

31
EJE I

TRASTORNOS DEL ESTADO DE ANIMO

Trastorno depresivo

Aunque algunos autores han referido que la alexitimia se relaciona de forma


positiva tanto con la ansiedad como con la depresión (Bagby, et al., 1994; Hendryx,
Haviland y Shaw, 1991; Taylor, et al., 1992), los resultados son aún escasamente
conclusivos, ya que en no pocas ocasiones se han aportado resultados
contradictorios (Haviland, Shaw, Cummings y MacMurray, 1988; Wise, Mann y
Epstein, 1991).

Una posible razón de estas discrepancias podría radicar en que las diferentes
dimensiones de la alexitimia se relacionan de forma diferente con dichos estados
emocionales (Sandín y cols., 1996). Hendryx et al. (1991) constataron que
únicamente las dimensiones referidas a las dificultades para identificar y comunicar
sentimientos se asocian de forma positiva con la depresión, y Bagby et al. (1994)
encontraron que era la dificultad para expresar emociones la dimensión que
correlacionaba de forma positiva con el estado depresivo. Los hallazgos que
confirman que es la dimensión describir/expresar emociones la que tiene mayor
asociación con la depresión parecen razonables si tenemos en cuenta que una de
las características distintivas de la depresión es el bajo afecto positivo, más que la
presencia de afecto negativo (Joiner, Catanzaro, Laurent, Sandín y Blalock, 1996).

Por otro lado, aun asumiendo que la alexitimia parece relacionarse de forma
positiva con las facetas negativas de la emoción (e. g. neuroticismo, afecto
negativo), y negativamente con las facetas positivas (e.g., extraversión, afecto
positivo) (Bagby et al., 1994; Parker, Bagby y Taylor, 1989; Sandín et al., 1995), no
está claro si la alexitimia puede predecir los estados emocionales negativos futuros,
entre ellos la depresión. Sandín y cols. (1996) hallaron que la alexitimia puede
predecir en el tiempo futuro el estado de ánimo depresivo, sin que ello implique
asumir una relación de causa-efecto, es decir, que la alexitimia sea una causa real de las
reacciones emocionales, ya que en ocasiones se ha especulado que la alexitimia podría
también ser una consecuencia de la depresión (Sandín y cols., 1996).
32
TRASTORNOS DE ANSIEDAD

Trastorno de pánico y trastorno de ansiedad generalizada

Las manifestaciones sintomatológicas del trastorno de pánico incluyen


aspectos que parecen muy cercanos a las características alexitímicas, aunque solo
muy recientemente se han realizado algunas investigaciones en torno a la relación
entre alexitimia y trastorno de pánico (Gutiérrez Maldonado, J. y Arbej Sánchez, J.,
2005).

Autores como Barlow (1988) han propuesto que las personas que padecen un
trastorno de pánico intentan evitar las sensaciones corporales y reducen sus
experiencias emocionales. Clark (1986) desarrollo un modelo cognitivo del pánico en
el que las interpretaciones catastróficas de las sensaciones corporales son un factor
crucial para el inicio y mantenimiento del trastorno; todo ello parece indicar que la
alexitimia está relacionada con el trastorno de pánico (Maldonado y Arbej Sánchez,
2005).

Cabe destacar que según Parker y col. (1993) la alexitimia es un rasgo de


personalidad teóricamente relacionado con los desórdenes por pánico, pero no con
otros trastornos de ansiedad excepto en el desorden por estrés postraumático.
Consideran la inhabilidad de pacientes con trastornos por pánico para relatar sus
experiencias de pánico en relación con un desencadenante psicológico y su
tendencia a focalizar selectivamente en una o más de sus sensaciones somáticas a
través de circuitos autonómicos factores predictores de una fuerte asociación entre
el trastorno de pánico y la alexitimia (Sivak y Wiater, 1997).

En un estudio realizado por Zeitlin y McNally (1994) encontraron que los


pacientes del grupo de trastorno de pánico obtuvieron puntuaciones
significativamente más altas en alexitimia; Parker, Taylor, Bagby y Acklin (1993) por
un lado y Jokamaa y Leopola (1994) por otro hallaron resultados parecidos,
concluyendo que los rasgos alexitímicos juegan un papel importante en el trastorno
de pánico, aunque existen también estudios que muestran resultados contradictorios
al respecto.

33
Cabe destacar la conclusión expuesta por Fukunishi, Kikuchi, Wogan y
Takubo (1997) en un estudio en el que incluyeron un grupo de pacientes con fobia
social, ya que proponen que la alexitimia que muestran tanto los pacientes con
trastorno de pánico como los de fobia social es secundario al estado clínico del
paciente y es de carácter reversible. Esta idea me parece coherente con el
planteamiento hecho por Gutiérrez y Arbej (2005) en el que apuntan a que en el
trastorno de pánico el temor a las propias sensaciones corporales y la focalización
de la atención en éstas puede dificultar la identificación de las propias emociones y
su expresión a otras personas. Desde este punto de vista, las características
alexitímicas de las personas con trastorno de pánico podrían interpretarse como
conductas de evitación de la activación emocional (Gutiérrez y Arbej, 2005),
hipótesis que se ve apoyada por el trabajo de Devine, Stewart y Watt (1999) en el
que encontraron correlación significativa entre las medidas de alexitímia y las de
sensibilidad a la ansiedad en población normal.

Por lo que se refiere a la posible relación de la alexitimia con el trastorno de


ansiedad generalizada, Schut, Castonguay y Borkovec (2001) encontraron una
mayor alexitimia en los sujetos que presentaban trastorno de ansiedad generalizada
que los del grupo control, confirmando la hipótesis de que las preocupaciones en
ese trastorno cumplen la función de evitación de experiencias afectivas (Gutiérrez y
Arbej, 2005).

Trastorno por estrés postraumático

Krystal, que tuvo conocimiento de la relación entre alexitimia y estrés


postraumático a partir de supervivientes de campos de concentración, estudió dicha
relación junto a Giller y Cicchetti (1986) evaluando el nivel de alexitimia en diferentes
grupos de pacientes y encontraron mayor grado de alexitimia en pacientes
internados con estrés postraumático. En esta misma línea, según Glynn y col.
(1995), muchos veteranos de guerra con estrés postraumático presentan alexitimia,
por lo cual tendrían grandes dificultades para comunicar sus experiencias.

34
Otras líneas de trabajo apuntan más a las correlaciones neurobiológicas entre
el desorden por estrés postraumático y la alexitimia (Sivak y Wiater, 1997). McGhee
y col. (1992), que plantean la relación entre alexitimia y estrés, observaron que la
relación noradrenalina-cortisol está aumentada en el desorden por estrés
postraumático; si la alexitimia puede resultar de una situación de estrés abrumador,
debería esperarse una correlación positiva entre la severidad de la alexitimia y un
grado aumentado de la relación simpático-medula adrenal-hipotálamo-hipófisis
adrenal (Sivak y Wiater, 1997).

En otro trabajo, Fukunishi y cols. (1994) evaluaron síntomas de estrés


postraumático y alexitimia en un grupo de 24 pacientes quemados, víctimas de
incendio. De esos pacientes algunos en etapa crónica después de diez meses del
incendio mostraban altos grados de alexitimia. Además de los síntomas de estrés
postraumático se hallaron actitudes de evitación y bloqueo emocional, que pudieron
ser relacionados de modo significativo con los rasgos alexitímicos. Estos datos
permiten plantear la posibilidad de que la alexitimia constituya un estado reactivo
evidenciable cuando el bloqueo emocional aparece como síntoma del desorden por
estrés postraumático (Sivak y Wiater, 1997).

Zeitlin y col. (1993) compararon puntajes de la Toronto Alexithymia Scale en


12 víctimas de violación sexual con estrés postraumático, 12 víctimas de violación
sin estrés postraumático y 12 sujetos que no hubieran presentado trauma. Las
víctimas mostraron puntajes mayores, y los sujetos con sucesivos hechos
traumáticos por abuso sexual infantil reiterado (estrés crónico) presentaban puntajes
más altos que aquellos que habían presentado un solo episodio. Según estos
autores, puede concluirse que elevados índices de alexitimia proveerían un soporte
adicional a la hipótesis de que la alexitimia tendría la función de un mecanismo de
bloqueo de afectos dolorosos (Sivak y Wiater, 1997).

Siguiendo al DSM-IV el diagnóstico de trastorno por estrés postraumático


incluye entre sus criterios el de 'embotamiento de la reactividad general del individuo'
(criterio C), y dentro de éste el síntoma 'restricción de la vida afectiva', entre otros.
De esta manera, tal vez sería más correcto hablar de desarrollo de características
alexitímicas en los pacientes que sufren estrés postraumático más que de una
relación directa entre ambos síndromes. Así, ambos síndromes pueden compartir

35
ciertas características sin que ello suponga que el trastorno de estrés postraumático
lleve al desarrollo del cuadro alexitímico completo, por tanto tal vez se trate más bien
de similitudes entre síntomas de uno y otro cuadro.

Alexitimia y estrés

Diversos estudios han descrito la frecuente asociación entre los trastornos


asociados al estrés y la alexitimia (Martínez-Sánchez, 1999). A raíz de esta
observación, Martin y Phil (1985) formulan la denominada “hipótesis del estrés”, que
sostiene que la presencia de características alexitímicas supone un factor de riesgo
capaz de agravar las repercusiones patógenas del estrés, propiciando las
condiciones favorables para el desarrollo de trastornos que cursen con estrés. El
proceso acaecería, en situaciones de adaptación, por la confluencia de una serie de
procesos:

1. La limitada conciencia afectiva y el patrón de afrontamiento orientado a la


acción, junto a la dificultad para diferenciar los sentimientos de las
sensaciones corporales que acompañan a la activación emocional, favorecen
la amplificación, retroacción y el prolongamiento de los componentes
somáticos de la activación emocional (Lane y Schwartz, 1987).

2. Las deficiencias en la habilidad para modular el nivel de activación simpática y


reaccionar de manera adecuada (homeostática), en el plano cognitivo,
fisiológico y conductual, que permita la resolución y el afrontamiento
adecuado del estado emocional displacentero.

3. La disociación entre respuestas fisiológicas y subjetivas incapacitan al sujeto


para percibir la activación como una señal interna indicadora de la existencia
de procesos de adaptación; por tanto, el sujeto tendería a seguir expuesto a
sus efectos patógenos al carecer de la información precisa, no sólo para
realizar un afrontamiento dirigido a la emoción, sino también hacia el problema, o
en su caso para poner en marcha estrategias de evitación o huida (Martínez-
Sánchez, 1999).

36
TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA

La literatura en el área de los trastornos alimentarios ha sugerido una relación


entre anorexia nerviosa y emociones. Aunque de momento son pocos los trabajos
llevados a cabo con el propósito de examinar directamente la relación entre
trastornos alimentarios (TA) y alexitimia, los resultados de este grupo de
investigaciones coinciden a la hora de señalar que las personas que padecen algún
tipo de trastorno alimentario son más alexitímicas que aquellas que pertenecen al
grupo control (Merino, Godás y Pombo, 2002).

Bruch (1962, 1973, 1982) sugirió que la dificultad para discriminar y expresar
sentimientos, así como para diferenciar estados emocionales y sensaciones
corporales, constituyen un déficit central en los TA. Estudios posteriores han
confirmado la relación entre alexitimia y TA (Bourke et al., 1992; Cochrane et al.,
1993; Corcos et al., 2000; De Groot, Rodin y Olmsted 1995; Guilbaud, Corcos,
Chambry, Paterniti, Flament y Jeammet, 1999; Jimerson et al. (1993); Rastam,
Gillberg, Gillberg y Johanson, 1997; Schmidt et al., 1993; Taylor, Bagby y Parker,
1991; Taylor, Parker, Bagby y Bourke, 1996). Taylor et al. (1996) afirman que en los
TA aparece un déficit en el procesamiento cognitivo de la emoción, pero no en el
estilo cognitivo operatorio.

Estos datos nos llevan a pensar en la alexitimia como un rasgo de


personalidad estable en los pacientes con TA (Merino, Godás y Pombo, 2002). Por
otro lado, Bourke et al. (1992) y también Jimerson et al. (1994) afirman que en los
TA la alexitimia es un rasgo de personalidad y no consecuencia de la cronicidad ni
de la desnutrición.

No obstante, a pesar de las evidencias existentes, y aunque parece menos


probable, podría ser que las dificultades que atraviesan estos pacientes les lleven a
bloquear las emociones y recurrir a un pensamiento externamente orientado como
forma de combatir el estrés, siendo entonces la alexitimia un estado reactivo
(alexitimia secundaria), como planteaba Freyberger (1977). Esta hipótesis toma
fuerza si atendemos a los resultados de trabajos como el de Merino, Godás y Pombo
(2002) en el que se examinaba la relación entre las actitudes alimentarias y las
características alexitímicas en muestras no clínicas. Éste y otros trabajos como los
37
de Schmidt et al. (1993), Cochrane et al. (1993) o Taylor et al. (1996) muestran que
si bien la alexitimia correlaciona positivamente con las características cognitivas y
psicológicas de pacientes con algún tipo de trastorno alimentario no correlacionaría
con los comportamientos de alimentación, es decir, no está presente en
adolescentes con riesgo de padecer la patología alimentaria. De esta manera se
podría establecer que la alexitimia podría aparecer con el deterioro físico, cognitivo y
personal que conlleva el TA pero no estaría presente al inicio de la misma (Merino,
Godás y Pombo, 2002).

Sobre la relación entre alexitimia, familia y trastornos alimentarios Dahlman


(1996) halló que las madres de hijas con TA eran más alexitímicas que las madres
del grupo control sin patología. Estos hallazgos fueron confirmados en el estudio
llevado a cabo por Espina et al. en 2001, en el que se encontró que en las madres
de hijas con TA (de los tres grupos: anorexia nerviosa restrictiva, anorexia nerviosa
subtipo bulímico y bulimia nerviosa) las puntuaciones del TAS-20 (Toronto
Alexithymia Scale) y sus factores (1. Dificultad para identificar sentimientos 2.
Dificultad para describir sentimientos 3. Pensamiento orientado externamente) eran
más elevadas que en el grupo control, todo lo cual permite afirmar que la alexitimia
es una característica de las familias con TA, especialmente las madres (Espina,
Ortego, Ochoa de Alda y Alemán, 2001).

Siguiendo con el estudio de Espina (2001), se encontró que los padres del
grupo de bulimia puntuaban más alto en los tres factores, mientras que las madres
tenían mayor dificultad para describir los sentimientos (factor 2) y su pensamiento
era externamente orientado (factor 3). En una revisión de los estudios controlados
sobre las relaciones familiares en TA (Espina, Pumar, García, Santos y Ayerbe,
1995) se concluye que las familias de bulímicas eran más hostiles, desligadas e
impulsivas, los padres no eran empáticos y presentaban déficit en la crianza (Espina
y cols., 2001).

Estas afirmaciones se asocian a la afirmación de Onnis y Di Genaro (1987) de


que la comunicación a través de la conducta alimentaria, según se plantea desde la
terapia familiar sistémica (Minuchin et al. 1978), puede ser la salida necesaria en
familias en las que existe una dificultad para conectar con el mundo emocional.

38
TRASTORNOS DE INICIO EN LA INFANCIA, LA NIÑEZ O LA
ADOLESCENCIA

Síndrome de Asperger

Cada vez cobra más fuerza la hipótesis de que la alexitimia es uno de los
constructos que mide de una manera precisa y científica las diferencias emocionales
inherentes al síndrome de Asperger (SA) (Paula-Pérez, Martos-Pérez y Llorente-
Comí, 2010). En un estudio sobre la alexitimia llevado a cabo por Moral de la Rubia y
Retamales Rojas en 2001 se plantea la hipótesis de alguna relación entre el
concepto de alexitimia y el síndrome de Asperger. Llama la atención la relación entre
los síntomas prototípicos de la alexitimia y los del SA en cuanto a:

- Alteraciones cognitivas: problemas de introspección, pobre capacidad


imaginativa, pensamiento concreto y operatorio y sensación de afecto plano.

- Alteraciones de las relaciones interpersonales: dificultades para identificar


adecuadamente sus propios sentimientos, pobre comunicación verbal de su
estrés emocional a otras personas, dificultades para ver a los demás como
fuente de ayuda, preferencia por estar solos y evitar a la gente o carencia de
interés por las personas que le rodean.

- Alteraciones del discurso y el lenguaje: dificultades en el uso de metáforas,


lenguaje plano y basado en hechos. Casi ausencia completa de pensamientos
basados en actitudes interiores, sentimientos, deseos.

- Alteraciones del comportamiento no verbal: dificultades para identificar las


emociones a través de los gestos faciales y de la comunicación no verbal
(Paula-Pérez, Martos-Pérez y Llorente-Comí, 2010).

39
Por una parte, la alexitimia presenta como rasgo central el déficit de función
simbólica, como un déficit de discriminación de señales internas, y por otro lado el
síndrome de Asperger viene determinado por una grave incapacidad para simbolizar
el mundo vivencial interno, es decir, por la incapacidad de elaborar imágenes de los
afectos, deseos e intenciones propias y de los demás (Frith, 1991). Así, Moral de la
Rubia y Retamales Rojas plantean que en los dos trastornos falla, como elemento
común, la función simbólica para representar el mundo vivencial interno en distinto
grado, cuyo extremo estaría en el autismo infantil. Siguiendo en esta línea, se ha
planteado la posibilidad de un continuo de autismo (Frith, 1992; Rutter y Schopler,
1993), donde el autismo infantil (de comienzo antes de los tres años) sería la forma
más grave y el síndrome de Asperger la forma leve. De esta manera también se
podría plantear que el extremo de menor gravedad sea la alexitimia, diferenciando
del autismo infantil no sólo por la falta de alteración del lenguaje, sino también por la
falta de patrón de comportamientos, actividades e intereses estereotipados (Moral de
la Rubia y Retamales Rojas, 2001).

Siguiendo con este razonamiento, se podría identificar como factor común y


causal del continuo autismo-alexitimia primaria-alexitimia secundaria-normalidad la
facultad de representar el mundo vivencial interno, es decir, la capacidad de elaborar
fantasías y voliciones en base a las necesidades y deseos afectivos. Aun así esta
formulación es una hipótesis que debe ser probada (Moral de la Rubia y Retamales
Rojas, 2001).

En otro estudio en torno a la relación entre alexitimia y SA realizado por


Paula-Pérez, Martos-Pérez y Llorente-Comí (2010) se encontró una comorbilidad
significativa entre ambos, que condujo a los autores al cuestionamiento de si la
alexitimia es un rasgo idiosincrásico de los sujetos con SA. La investigación reveló
una superposición entre alexitimia y SA, datos que concuerdan con los obtenidos por
Hill et al. (2004), quienes hallaron que el 85% de las personas con SA mostraban
una alexitimia moderada o grave.

40
En el citado estudio de Paula-Pérez et al. encontraron que las personas con
SA obtienen medias muy superiores a las obtenidas en la población normal: dos
tercios de los sujetos con SA presentaban o podían presentar alexitimia, según la
TAS-20, y tres cuartas partes presentaban o podían presentar alexitimia según el
OAQ-G2, por lo que los datos fueron significativos pero no concluyentes. Sin
embargo, cuando se trataba de valorar los niveles de alexitimia por parte de los
familiares los datos sí fueron determinantes, doblando la puntuación obtenida en la
población neurotípica. Una hipótesis que explique este hecho podría ser la dificultad
inherente a su capacidad introspectiva para describir y analizar los sentimientos y
emociones propios y ajenos que presentan los sujetos con SA (Paula-Pérez, Martos-
Pérez y Llorente-Comí, 2010).

41
ABUSO DE SUSTANCIAS

Se han encontrado niveles significativos de alexitimia en personas con


diferentes tipos de adicciones (Sivak y Wiater, 1997). Entre los factores psicológicos
relacionados con el inicio y mantenimiento de los desórdenes adictivos, algunos de
los más estudiados son la personalidad y las manifestaciones psicopatológicas del
sujeto, específicamente las alteraciones afectivas, la incapacidad de regular las
respuestas a las emociones y el déficit en control de impulsos (Espina, 2000), por lo
que cabe esperar que la alexitimia sea un factor importante a tener en cuenta en la
problemática del abuso de sustancias.

De hecho, parece un factor de riesgo, entre otros, para padecer trastornos en


los que un déficit en el manejo de las emociones lleva a las acciones impulsivas
como medio de manejar conflictos (Espina, 2000). La propuesta de que los
trastornos por consumo de drogas se conceptualicen como trastornos de la
regulación del afecto se apoya con los hallazgos consistentes de altos niveles de
malestar emocional y prevalencia de trastornos del eje I del DSM en adictos (Moral
de la Rubia, 2009).

M. Haviland y colaboradores (1988) encontraron que un 50% de los pacientes


que presentaban abuso de sustancias puntuaban alto el alexitimia. En esta misma
línea en una investigación sobre alexitimia, reconocimiento de afecto y factores de
personalidad (Mann y col., 1995) también se encontró que los sujetos adictos
puntuaban más alto en alexitimia que los sujetos control. Parker et al. (1989)
encontraron que el 47,9% de los toxicómanos eran alexitímicos, Taylor et al. (1990)
hablan de un 50% y Fernández et al. (1996) hallaron un 59,4% frente al 15,5% del
grupo control (Espina, 2000).

Ziólkowski et al. (1995) hallaron 48% de alexitimia en una muestra de


hombres alcohólicos y además observaron que había relación entre el tiempo de
duración de la abstinencia y la puntuación en alexitimia: los hombres con menos de
un año de abstinencia tenían puntuaciones más altas, lo que sugiere una correlación
negativa entre alexitimia y el mantenimiento de la abstinencia entre hombres
alcohólicos (Sivak y Wiater, 1997).

42
Este dato nos podría llevar a pensar en la alexitimia como una reacción
secundaria al problema de alcoholismo en algunos casos, aunque en mi opinión no
aclararía el porqué de la alta prevalencia de alexitímicos entre los adictos ni la
controversia en torno a si el abuso de sustancias es la causa o consecuencia del
malestar psicológico. Marlatt y Gordon (1980) han otorgado un papel importante a
los estados emocionales negativos y su regulación en la recaída de los toxicómanos,
e incluyen, dentro de una relación de ocho factores, tres factores directamente
relacionados con la regulación de los componentes somáticos y subjetivos de los
afectos, junto con factores relacionados con el pensamiento externamente orientado
u orientado a la acción, factores que forman parte del constructo alexitimia.

Por otro lado, Fukunishi et al. (1992) encontraron que el 47,9% de los
familiares de alcohólicos eran alexitímicos, lo cual explicaron como una alteración
secundaria al hecho de negar el problema de alcoholismo que había en casa.

La alexitimia, por la pobre regulación de los afectos ante situaciones


estresantes, la deficiencia en las habilidades sociales y el bajo apoyo social puede
generar indefensión e intenso malestar emocional. Este malestar constante e
indefinido se afronta a través del consumo de alcohol ante la incapacidad de
resolverlo de otro modo y ponerle fin. El efecto directo de la alexitimia sobre el
alcoholismo podría atribuirse a variables intermedias no contempladas, como los
niveles bajos de placer y emociones positivas experimentadas por los sujetos
alexitímicos, sentimientos de soledad o ansiedad (Moral de la Rubia, 2009).

En referencia a la relación entre abuso de sustancias y alexitimia llama la


atención la alta prevalencia encontrada en diversos estudios. Sin embargo hay que
tener en cuenta que la mayoría de trabajos sobre el tema han sido realizados antes
de la última década, por lo que a pesar de no disponer de datos al respecto cabría
preguntarse si hoy por hoy la relación entre ambas variables sería tan significativa.
Creo que tal vez en la actualidad las adicciones podrían responder, además de al
malestar emocional o a la dificultad para manejar conflictos, a aspectos relacionados
con la búsqueda de sensaciones, entre otros.

43
Por otro lado, no queda claro si la alexitimia es factor causal o consecuente
de la adicción, aunque en mi opinión podría cumplir ambos criterios dependiendo de
cada caso. Aun así pienso que sería más adecuado hablar de alexitimia
considerándola rasgo (y no estado) de personalidad, por lo que es más probable que
cumpla características de factor de predisposición para el consumo de drogas y no
tanto de consecuencia, a pesar de que entre éstas probablemente encontremos
similitudes con síntomas alexitímicos.

44
TRASTORNOS SOMATOMORFOS

Al ser el constructo ‘alexitimia’ una propuesta interesante para comprender y


conceptualizar algunas características destacadas de los pacientes psicosomáticos,
se han realizado multitud de estudios perfilando el cuadro, viendo la especificidad
del mismo y estudiando empíricamente algunos de sus aspectos (Espina, 1998). Se
podría decir que es el de los trastornos somatomorfos uno de los ámbitos en los que
más se ha investigado la alexitimia (Bach, Bach, Böhmer y Nutzinger, 1994; Barsky y
Kleman, 1983; Cox, Kuch, Parker, Schlman y Evans, 1994).

El mecanismo que generaría los síntomas psicosomáticos sería, según


Sifneos et al. (1977), el siguiente: el alexitímico que se encuentra en situaciones
interpersonales difíciles en las que requiere el manejo de las emociones, se siente
frustrado al no poder expresarse y comprenderse adecuadamente y recurre en
primer lugar a manejar el problema analizando interminables detalles (típico del
pensamiento operatorio), pero al no ser adecuada la respuesta aumenta la tensión y
puede recurrir a la retirada o a actos impulsivos como medio de resolver una
situación intolerable (Espina, 1998).

A nivel biológico las reacciones fisiológicas movilizan los sistemas autónomo y


endocrino; a partir de ahí, si existe algún defecto en un órgano, se desarrolla un
trastorno psicosomático y si no existe tal defecto aparece tensión y frustración
(Espina, 1998). El alto nivel de alexitimia emerge como un significativo predictor de
persistente somatización, independiente de otras evaluaciones psicopatológicas y
variables sociodemográficas (Sivak y Wiater, 1997).

M. Bach y D. Bach (1995) realizaron un estudio acerca del potencial rol de la


alexitimia en predecir tratamientos a largo plazo. Para ello se evaluaron 30 pacientes
con trastornos somatomorfos y trastornos de ansiedad. Se utilizó la entrevista SCID
y los diagnósticos fueron realizados antes de iniciar tratamiento y dos años después.
Los pacientes con trastornos somatomorfos indiferenciados mostraron mayores
niveles de alexitimia antes del tratamiento, comparados con aquellos que mostraron
remisión de sus trastornos somatomorfos (Sivak y Wiater, 1997).

45
Resulta interesante el estudio realizado por Rieffe, Villanueva, Adrián y Górriz
(2009) con el objeto de analizar si la conciencia emocional contribuía a la predicción
de las quejas somáticas. La conciencia emocional se solapa conceptualmente de
forma parcial con el concepto de alexitimia, y se definiría como un proceso
atencional que sirve para monitorizar y diferenciar las emociones, localizar sus
antecedentes e incluso ignorar la activación física que forma parte de la experiencia
emocional, incluyendo además aspectos actitudinales, como la forma en que las
experiencias y expresiones emocionales son detectadas en uno mismo y en los
demás (Rieffe, Villanueva, Adrián y Górriz, 2009); se puede decir, por tanto, que es
un prerrequisito para una regulación emocional adaptativa (Lambie y Marcel, 2002).

En el citado estudio se encontró que la relación entre identificación de


emociones y la predisposición a tener en cuenta las emociones propias y quejas
somáticas, parecía estar mediada por los estados de ánimo negativos. Esto sugiere
que una incapacidad percibida para identificar las emociones propias, así como una
decreciente tendencia a reconocer el valor informativo de las emociones, impide a la
persona afrontar de forma adaptativa la situación emocional; esto traerá como
consecuencia la aparición de los estados de ánimo negativos, que a su vez
contribuirán a la aparición de más quejas somáticas (Rieffe, Villanueva, Adrián y
Górriz, 2009).

Por otro lado, Barsky y Klerman (1983) han hipotetizado que la limitada
conciencia de los estados emocionales y las dificultades en el procesamiento
cognitivo de los afectos que presentan los sujetos con elevada alexitimia favorecen
la aparición de un determinado estilo perceptivo y cognitivo: el estilo somático
amplificador. Este estilo sería característico de las personas que presentan
hipocondría e implica varios elementos (Barsky, 1992): 1) hipervigilancia corporal
que conlleva un incremento de la focalización de la atención en las sensaciones
corporales desagradables; 2) tendencia a seleccionar y centrarse en ciertas
sensaciones infrecuentes o tenues; y 3) propensión a valorar las sensaciones
somáticas como anómalas e indicadoras de enfermedad, en lugar de considerarlas
como normales (Gutiérrez y Arbej, 2005).

46
EJE II

Por lo que respecta a la relación entre alexitimia y trastornos de personalidad,


llama la atención el hecho de que a pesar de ser numerosos los trabajos en los que
se nombra la alexitimia como factor implicado en dichos trastornos, son muy escasos
los trabajos en los que se estudia la relación entre alexitimia y trastornos de
personalidad.

A continuación expongo los trastornos en los que la presencia de alexitimia parece


ser más significativa.

Trastorno esquizoide de la personalidad

La característica esencial del trastorno esquizoide de la personalidad es un


patrón general de distanciamiento de las relaciones sociales y de restricción de la
expresión emocional en el plano interpersonal (DSM-IV), lo cual es compatible con
los rasgos alexitímicos.

En este trastorno las relaciones están marcadas por la imposibilidad de


compartir los propios estados mentales con los demás y los esfuerzos para
comunicarse son difíciles porque no logran entender cómo piensan, sienten y
reaccionan los otros; podría decirse que es una realidad relacional llena de episodios
carentes de contenido y tono emocional (Procacci, Dimaggio y Semerari, 1999). Es
decir, al igual que ocurre en la alexitimia muestran carencias en la capacidad de
empatizar. Además, los sujetos con trastorno esquizoide de la personalidad no
demuestran tener deseos de intimidad y parecen indiferentes a las oportunidades de
establecer relaciones personales (DSM-IV). Es este aspecto el que más claramente
puede diferenciar a una persona alexitímica de una esquizoide, ya que si bien la
persona con rasgos alexitímicos puede tener dificultades a la hora de establecer
relaciones de cierta intimidad no es indiferente a ellas, como ocurre en el caso del
trastorno esquizoide de la personalidad.

47
Por todo ello podría considerarse la alexitimia como un trastorno inherente a
este trastorno de personalidad, más aún si atendemos al criterio A (7) del DSM-IV
para el diagnóstico de trastorno esquizoide: “muestra frialdad emocional,
distanciamiento o aplanamiento de la afectividad” (DSM-IV).

Trastorno narcisista de la personalidad

Según los autores Procacci, Dimaggio y Semerari (1999) son cinco los
factores que, ante todo, constituyen el narcisismo y entre ellos el ser impermeable a
la experiencia emocional que, en algunos casos, adopta la forma de alexitimia.
Además, siguiendo al DSM-IV, el narcisista carece de empatía: es reacio a
reconocer o identificarse con los sentimientos y necesidades de los demás (criterio
7), lo cual puede también ser característico de las personas alexitímicas, por lo que
cabría esperar que en muchos casos la persona narcisista presente puntajes altos
en alexitimia.

Trastorno de la personalidad por evitación

Se ha comprobado que la alexitimia se asocia con estrategias de


afrontamiento centradas en la evitación (Parker, Taylor y Bagby, 1998). Así, Zorroza,
Soriano y Sánchez-Cánovas (1998) realizaron un estudio para determinar si los
contenidos de evaluación y los modos de afrontamiento que se llevan a cabo ante
los ajetreos diarios se podían determinar a partir de cuatro dimensiones de
personalidad: afectividad, optimismo, perfeccionismo y alexitimia. En dicho estudio
encontraron que la evitación se asociaba positivamente con la alexitimia, y que ésta
se relacionaba negativamente con la búsqueda de apoyo social y con la variable
‘capacitación’ (lo capaz que uno se cree para solventar la situación estresante). Por
tanto podríamos esperar que una persona con trastorno de la personalidad por
evitación presente rasgos alexitímicos significativos, pero desconozco la existencia
de estudios que confirmen este aspecto.

48
EJE III

FACTORES PSICOLOGICOS QUE AFECTAN AL ESTADO


FISICO

La característica esencial de los factores psicológicos que afectan al estado


físico es la presencia de uno o más factores psicológicos o comportamentales
específicos que afectan de un modo adverso al estado médico general. Los factores
psicológicos o comportamentales representan un papel potencial en la presentación
o tratamiento de casi todas las enfermedades médicas (DSM-IV).

Se han postulado diversos constructos teóricos, orientados a explicar la


capacidad predictiva que la expresión y/o la represión de las emociones tienen sobre
la morbilidad y mortalidad de ciertos trastornos (Pennebaker, 1995); entre ellos
destacan la supresión de la ira (Chesney y Rosenman, 1985), la inhibición emocional
(King y Emmons, 1992), el patrón de conducta tipo A (Rosenman, 1991; Palmero y
Codina, 1996), el síndrome AHI (Fernández-Abascal y Martín, 1994), el estilo
represivo de afrontamiento (Weinberger, 1990), la ambivalencia de la expresión
emocional (King y Emmons, 1990) y , por último, la alexitimia (Taylor, 1984). Todos
ellos comparten la característica común de ser descriptores de los estilos de
expresión y afrontamiento de la respuesta emocional (Martínez-Sánchez, 1999).

En el caso de la alexitimia, se ha postulado investigar las disfunciones en la


identificación y expresión de las emociones como uno de los mecanismos capaces
de esclarecer las relaciones que se establecen en el complejo binomio emoción-
salud (Taylor, 1984). Es importante señalar que, si bien la alexitimia podría jugar un
importante papel como marcador premórbido, el trastorno se encuentra asociado a
diversas categorías diagnósticas y presente en los diversos momentos del proceso
de enfermar, por lo que no tiene por qué vincularse con carácter exclusivo a los
trastornos psicosomáticos (Martínez-Sánchez, 1999).

49
A continuación explicaré la relación entre alexitimia y algunas entidades clínicas.

Infarto

Fukunishi, Numata y Hattori (1994) publicaron en Tokio un trabajo acerca de


la relación ente alexitimia y los mecanismos de defensa en 66 pacientes con infarto
de miocardio, con edades de entre 40 y 74 años, tomando como medidas Defense
Mechanisms Inventory y la TAS. Encontraron que la alexitimia era mayor en los 23
pacientes con infarto de miocardio con respecto a los 43 pacientes con un antiguo
infarto.

Hipertensión arterial

En Oslo se realizó un trabajo sobre factores psicosociales en mujeres de 40


años con hipertensión arterial (Nordby y col, 1995). Estudiaron factores psicosociales
tales como traumas infantiles, situación económica y educación, evaluaciones
psicológicas de irritabilidad, hostilidad y personalidad Tipo A, encontrando que la
alexitimia era más prevalente en el grupo con hipertensión esencial (Sivak y Wiater,
1997).

Artritis

Fernández, Sriram, Rajkumar y Chandrasekar (1989) evaluaron en India a 40


pacientes con artritis reumatoidea y hallaron que un 27,5% de los pacientes obtuvo
puntajes significativamente más altos en alexitimia que la muestra control.

50
Colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn

En un estudio realizado en Italia, Porcelli, Zaka, Leoci, Centonze y Taylor


(1995) encontraron relación entre alexitimia y patologías inflamatorias del intestino.
Se evaluó a 112 pacientes (89 con colitis ulcerosa y 23 con la enfermedad de Crohn)
utilizando la TAS-20, y una muestra control homogénea en edad y educación,
mostrando que la muestra con trastornos inflamatorios intestinales puntuó como más
alexitímica que la muestra control.

En una investigación realizada por Hartmann (1995) en Alemania, se evaluó


la conducta verbal alexitímica en pacientes con la enfermedad de Crohn, utilizando
un método lingüístico desarrollado por M. von Rad (1978). El autor observó que los
enfermos de Crohn utilizaron un lenguaje más generalizado y con menos palabras
de contenido emocional que el grupo control.

Insuficiencia renal

En Japón, Fukunishi y cols. (1995) examinaron la relación entre la alexitimia y


los factores psicosociales en 72 pacientes con diálisis peritoneal. Estos pacientes
obtuvieron mayores puntajes de alexitimia y ansiedad que los 73 voluntarios sanos.
El hecho de que los puntajes de alexitimia fueran positivamente correlacionados con
los puntajes de alexitimia sugiere que la alexitimia puede estar relacionada con la
ansiedad derivada del estrés asociado con la terapia de diálisis (Sivak y Wiater,
1997).

A pesar de que son muchas las evidencias de la relación entre emociones y


salud, en mi opinión, los trabajos que he encontrado sobre la materia y los cuales he
expuesto brevemente no aclaran suficientemente si la alexitimia es un factor de
predisposición para padecer ciertas enfermedades o si, por el contrario, se trata de
una de las consecuencias psicológicas de dichas enfermedades. Este aspecto
queda claramente reflejado en el caso de la relación entre alexitimia e insuficiencia
renal, pues es uno de los casos más claros de alexitimia como consecuencia del
51
proceso de la enfermedad. Algo parecido ocurre en el caso de los pacientes de
infarto, ya que los que han padecido un infarto recientemente muestran niveles de
alexitimia superiores a quienes lo sufrieron en el pasado (Fukunishi, Numata y
Hattori, 1994), hecho que nos muestra que el padecer un infarto puede suponer una
experiencia traumática que tiene como una de sus consecuencias la alexitimia
secundaria.

De hecho, habría que considerar las características distintivas de cada


enfermedad, pues no todas tendrán las mismas implicaciones psicológicas ni su
tratamiento repercutirá del mismo modo en el equilibrio emocional de la persona.

Las muestras utilizadas para estos trabajos están formadas por personas que
ya padecen la enfermedad, lo cual hace muy difícil saber si el paciente ya mostraba
rasgos alexitímicos cuando se encontraba físicamente sano. Tal vez sería
interesante realizar una evaluación más exhaustiva de los rasgos de personalidad de
los pacientes, para determinar antes de realizar la investigación si antes de enfermar
se podía considerar al paciente alexitímico.

52
EJE IV

PROBLEMAS DE RELACION: RELACIONES DE PAREJA

La influencia de la alexitimia en las relaciones interpersonales ha sido poco


estudiada (Espina, 2002). Kristal (1982) y Krueger (1998) señalaron que los
alexitímicos eran poco empáticos, los cual dificultaría sus relaciones interpersonales
y Posner (2000) destacó que los alexitímicos, además de ser poco empáticos,
tendían a establecer un estilo de apego evitativo (Espina, 2002).

Para poder llevar adecuadamente una relación amorosa y para que ésta
alcance unos buenos niveles de profundidad en el intercambio afectivo, se necesita
una cierta capacidad por ambas partes para expresar e interpretar los propios
sentimientos y los del otro (De las Heras, 2001). Respecto a la alexitimia y su
relación con el ajuste diádico, destaca que los maridos alexitímicos perciben en su
relación de pareja menos consenso, satisfacción, expresión de afecto y cohesión, y
una peor calidad en el ajuste diádico. Estos resultados sugieren que la dificultad
para discriminar y expresar sentimientos y el pensamiento externamente orientado,
constituyen una dificultad para los hombres en sus relaciones de pareja; quizás
debido a que, al no poder conocer y hablar de sus sentimientos y necesidades
emocionales no puedan clarificar y negociar sus demandas, todo lo cual podría
repercutir en la relación de pareja (Espina, 2002). Sin embargo, parece que las
mujeres con este modo de funcionamiento psíquico están más satisfechas con las
relaciones afectivas en la pareja, lo cual según Espina puede deberse a que el nivel
de exigencia disminuye.

Una posible hipótesis para este hecho es que en nuestra cultura, al educar a
los varones más en el rol instrumental y menos en el mundo emocional, es posible
que se sientan más perdidos con su pareja si no identifican adecuadamente sus
sentimientos; mientras que las mujeres, educadas en el rol expresivo, se quejan
frecuentemente de la “frialdad” de sus maridos por no adecuarse a sus demandas
afectivas; si las mujeres son “externamente orientadas” las necesidades
53
emocionales podrían ser menores y la satisfacción mayor (Espina, 2002). En mi
opinión el hecho de que las mujeres alexitímicas muestren mayor satisfacción en la
pareja que los hombres alexitímicos puede explicarse por el hecho de que de la
misma manera que es más probable que sean educadas en el rol expresivo es
posible que culturalmente hayan sido también influidas a la hora de expresar sus
necesidades emocionales, con lo que a menor expresión de necesidades mayor
será la aparente satisfacción, lo cual no implica que las necesidades sean menores.

Otro aspecto importante a tener en cuenta en el ámbito de la alexitimia y las


relaciones es el de la violencia familiar. En la clínica encontramos más
probabilidades de que los sujetos que no procesan cognitivamente las emociones de
una forma adecuada recurran a la violencia como modo de expresión e influencia en
el ambiente (Espina y Ortego, 2002). Si tenemos en cuenta que cuando existe una
mala regulación emocional aparecen alteraciones transitorias como la ansiedad o la
depresión que pueden desembocar en conductas agresivas (Garber y Dodge, 1991)
y que los sujetos alexitímicos padecen alteraciones cognitivas a la hora de procesar
la información relacionada con el mundo emocional, poca expresividad emocional,
impulsividad y dificultad para empatizar, podríamos suponer por todo ello que son
personas más propensas a la expresión violenta (Espina y Ortego, 2002). Además,
Emde (1988) y Stern (1984) destacan la función integrativa y comunicativa de los
afectos, y de los mecanismos cognitivos implicados en su regulación, funciones que
estarían alteradas en los alexitímicos, por lo que son vulnerables a un incremento de
la tensión provocada por estados indiferenciados de activación emocional (Espina y
Ortego, 2002), hecho que podría también predisponer a una respuesta agresiva.

No obstante, a mi parecer son muchos los mecanismos que una persona,


alexitímica o no, puede poner en marcha a la hora de regular los impulsos agresivos,
por lo que si bien es cierto que los rasgos alexitímicos pueden hacer pensar en un
mayor riesgo de descargar la tensión emocional de manera violenta encuentro que
ésta es una suposición un tanto precipitada que puede llevarnos a presuponer que
una persona alexitímica vaya a recurrir a esta forma de expresión con demasiada
facilidad.

Por otro lado, en lo referente a la separación de la pareja cabe señalar que


las personas involucradas en este proceso muestran unos niveles de alexitimia

54
estadísticamente superiores a los de la población general cuando la decisión no es
de mutuo acuerdo, lo que puede llevar al aumento de una serie de fenómenos
psicológicos que probablemente afectarán al proceso (De Benito, Rodríquez del
Álamo y Rodríguez, 2003). Cuando hablamos de proceso legal los actores de la
demanda pueden mostrar una disminución de la empatía (Berenbaum y Prince,
1994) y de sus capacidades para el autocontrol racional de sus afectos (Sandin,
Chorot, Santed y Jiménez, 1996) y un incremento de de la impulsividad (Fernández,
1999), hechos que posiblemente dificultarán una adecuada toma de decisiones.

55
EVALUACIÓN

La alexitimia es un constructo difícil de objetivar (Jódar, Valdés, Sureda y


Ojuel, 2000), de ahí que gran parte de la controversia existente en torno a este
concepto radique en la dificultad de encontrar un instrumento estandarizado para
medir el constructo. A pesar de que se han propuesto diversos instrumentos de
medida para cuantificar la alexitimia evaluando la expresión emocional y la
capacidad de elaboración fantástica, es un concepto difícil de operacionalizar y
muchos de los instrumentos hasta ahora desarrollados tienen problemas de validez
y repicabilidad (Ayuso, 1993).

ESCALAS Y CUESTIONARIOS

BETH ISRAEL QUESTIONNAIRE (BIQ)

El cuestionario psicosomático del Beth Israel Hospital es uno de los


instrumentos más ampliamente utilizados (Heiberg, 1977; Buchanan et al., 1980;
Pireloot et al., 1977; Smith, 1983; Federman et al., 1984; Demers-Derosiers et al.,
1983). Elaborado por Sifneos en 1973 inicialmente fue un cuestionario de 17 ítems
de elección forzada y cumplimentado por el entrevistador. Sólo 8 de los 17 ítems
pertenecen claramente al concepto de alexitimia y se estableció un punto de corte
de 6 puntos para clasificar a los individuos en alexitímicos y no alexitímicos (Jódar,
Valdés, Sureda y Ojuel, 2000). Las preguntas son respondidas por el evaluador tras
haber realizado una entrevista destinada a valorar las características alexitímicas,
por lo que se ha destacado la dependencia de las puntuaciones en esta escala del
tipo de entrevista, la experiencia del evaluador y la interacción entre evaluador y
paciente (Apfel y Sifneos, 1979; Lesser, 1981). Sin embargo, en varios trabajos se
indica la obtención de una buena correlación entre las puntuaciones de distintos
evaluadores sobre los mismos casos si previamente los evaluadores han recibido un
entrenamiento adecuado (Apfel y Sifneos, 1979; Paulson, 1985). La valoración de
los sujetos con este método ocupa mucho tiempo, lo que dificulta su aplicación a
grupos amplios (Ayuso, 1993).

El BIQ1 está formado por 21 ítems a cumplimentar por el terapeuta, por lo


que se ha puesto en duda su objetividad por la posible variabilidad de respuestas de
contenido emocional según la experiencia del entrevistador y por la interacción
sujeto-entrevistador (Kleiger y Kinsman, 1980; Lesser, 1981). El BIQ2 es una escala
de autoevaluación para el paciente, en respuestas a preguntas semiestructuradas
que se supone darán al clínico información no obtenida mediante la entrevista de
características alexitímicas del paciente (Fernández-Montalvo y Yárnoz, 1994).

SCHALLING-SIFNEOS PERSONALITY SCALE/

ESCALA DE PERSONALIDAD DE SCHALLIN-SIFNEOS (SSPS)

El cuestionario de Schalling-Sifneos Personality Scale (SSPS)(Sifneos, 1973)


es una escala de 20 ítems evaluados en una escala likert de 4 puntos. El paciente
debe contestar acerca de sí mismo y de una lista que recoge la presencia de
enfermedades psicosomáticas, abuso de drogas, alcohol e historia de psicosis; es
autoevaluada y su aplicación no lleva mucho tiempo (Ayuso, 1993). Los resultados
van de 20 a 80, con más bajos resultados indicando altos niveles de alexitimia;
aunque nunca se estableció un punto de corte empíricamente, Sifneos ha sugerido
que un resultado por debajo de 50 indica alexitimia (Jódar, Valdés, Sureda y Ojuel,
2000).

Los resultados para evaluar las propiedades psicométricas de la SSPS han


demostrado que la escala tiene un sesgo mínimo de respuesta y no está influida por
la edad, educación y el estatus socioeconómico, además de mostrar una alta
fiabilidad test-retest. Sin embargo, diferentes estudios han demostrado
repetidamente la baja fiabilidad interna de la SSPS (Jódar, Valdés, Sureda y Ojuel,
2000). Ya en su primera publicación Sifneos advertía de que en ocasiones los
resultados de esta escala eran erráticos y se correlacionaba poco con la valoración
personal que realizaba el evaluador a través del BIQ (Apfel y Sifneos, 1979).

57
También se ha señalado entre sus imperfecciones el hecho de que tan solo identifica
los individuos alexitímicos más severos de todo el espectro, asumiendo la hipótesis
del ‘todo o nada’ mientras que con otros instrumentos se pueden valorar los rasgos
alexitímicos de forma cuantitativa (Shipko et al. 1983).

ESCALA DE ALEXITIMIA DEL MMPI (MMPI-AS)

Teniendo en cuenta que las características definidas como alexitimia son


básicamente las que corresponden a sujetos con mecanismos de afrontación de
negación, se comprobó que la escala de negación del Minnesota Multifasic
Personality Inventory (MMPI) propuesta por Kleinger y Kinsman (1980), podía
diferenciar entre alexitímicos así designados por el BIQ, con una validez concurrente
del 82% (Taylor y cols., 1988). Está formada por 22 ítems y catorce puntos o más se
consideraría alexitimia (Cerezo Rodríguez y cols., 1988). Se han realizado diversos
estudios con pacientes de diferentes enfermedades físicas y se ha criticado la
validez de esta subescala en población distinta a pacientes respiratorios en los que
fue validada (Frederman y Mohns, 1984). De hecho, se ha destacado que esta
escala no mide la capacidad para expresar sentimientos verbalmente o la capacidad
de fantasear (Jódar, Valdés, Sureda y Ojuel, 2000).

Escala del MMPI de Shipko y Noviello

Elaborada por Shipko y Noviello (1984) está compuesta por 20 ítems y se


realizó previo pase del MMPI a grupos de sujetos categorizados como alexitímicos
mediante la SSPS. No es una escala muy utilizada y presenta como ventaja su
brevedad. En un estudio de Bornstein y O’Neill (1993) se encontró que esta escala
correlaciona negativamente con la MMPI-AS, por lo que se puede cuestionar su
validez como medida de la alexitimia (Fernández-Montalvo y Yárnoz, 1994).

58
SUBESCALA DEL EDI PARA LA IDENTIFICACION DE LA
INTEROCEPCION (IASEDI: INTEROCEPTIVE AWARENESS
SUBESCALE OF EATING DISORDERS INVENTARY)

Se deriva del inventario para trastornos de la alimentación desarrollado por


Garner y col. (1983). Consta de 10 ítems con 6 posibilidades de respuesta y refleja
la falta de confianza en el reconocimiento e identificación apropiada de las
emociones y las sensaciones de hambre y saciedad. Tiene una validez y
replicabilidad aceptables y ha sido utilizado para determinar características
alexitímicas en pacientes con anorexia nerviosa y bulimia (Ayuso, 1993).

LA ESCALA DE ALEXITIMIA DE NÖEL

Esta escala consta de 12 ítems elaborados a partir de los tres elementos que
componen la definición original de alexitimia. Cada ítem dispone de cinco categorías
que oscilan entre el 1 (totalmente falso) y el 5 (muy verdadero). Cuando el sujeto
contesta totalmente falso a una afirmación positiva o totalmente verdadero a una
afirmación negativa, su respuesta se considera como alexitímica y se le dan cuatro
puntos. Se han extraído tres factores que explican el 45% de la varianza: 1)
dificultad en verbalizar las emociones o de traducir en palabras los sentimientos; 2)
pobreza de fantasía y 3) pensamiento operatorio (De la Vía, Echebarría, Yárnoz y
Páez, 1989).

TORONTO ALEXITHYMIA SCALE (TAS-20)

Con el objeto de validar el concepto de alexitimia y elaborar un instrumento


fiable y válido, Taylor y cols. (Taylor, Ryan y Bagby, 1985; Taylor y cols., 1988)
desarrollaron una escala denominada Escala de Alexitimia de Toronto (Toronto
Alexithymia Scale TAS-26) compuesta de 26 ítems (11 negativos y 15 positivos),
cada uno de los cuales se contesta a través de una escala tipo likert de cinco puntos
(Pedinielli, 1992; Páez y Velasco, 1993; Velasco y Páez, 1996). Aunque los datos
59
confirmaron en gran medida que el TAS-26 parece constituir un instrumento útil,
fiable y válido, la aparición de ciertos datos discordantes obligaron a su revisión,
elaborándose posteriormente una versión de 20 ítems: TAS-20 (Parker, Bagby,
Taylor, Endler, Schmitz, 1993).

Esta escala revisada (TAS-20) conserva 13 ítems del TAS inicial, y como
ésta, se puntúa también a través de una escala tipo likert de cinco puntos. Por ello,
la puntuación obtenida por un sujeto puede oscilar dentro de un rango comprendido
entre 20 y 100, considerándose como alexitímico a aquel sujeto que obtenga una
puntuación igual o superior a 61 (Páez, Martínez-Sánchez, Mayordomo, Fernández y
Blanco, 1999).

Las diferentes investigaciones realizadas con esta escala muestran un mapa


factorial compuesto por tres factores coherentes con el constructo que evalúa (Páez,
Martínez-Sánchez, Mayordomo, Fernández y Blanco, 1999):

a) Dificultad para identificar sentimientos y diferenciarlos de las sensaciones


corporales.

b) Dificultad para describir los sentimientos a los demás.

c) Estilo de pensamiento orientado hacia lo externo.

En la TAS-20 desaparece el factor referente a la escasa capacidad


imaginativa, ya que durante la revisión de la escala los autores eliminaron los ítems
correspondientes a dicho factor porque correlacionaban positivamente con la
deseabilidad social y presentaban bajas correlaciones entre los ítems que lo
componían (Jódar, Valdés, Sureda y Ojuel, 2000).

Las investigaciones realizadas confirman que presenta una aceptable


consistencia interna y una fiabilidad test-retest elevada a las tres semanas (Jódar,
Valdés, Sureda y Ojuel, 2000). Además, Rodrigo y cols. (1989) encontraron una
buena fiabilidad y validez en la versión española de la TAS-20. En esta línea,
Martínez-Sánchez (1996) también concluye en su estudio que la adaptación

60
castellana de esta escala es un instrumento válido y fiable para la medida de la
alexitimia.

Resulta interesante el estudio transcultural llevado a cabo por Páez y cols.


(1999) con el objeto de estudiar la validez psicométrica de las TAS-20, partiendo de
diversos estudios que han demostrado las propiedades psicométricas transculturales
de este instrumento (Parker, Bagby, Taylor, Endler y Schmitz, 1993; Velasco y Páez,
1996; Martínez-Sánchez, 1996). En este trabajo encontraron una aceptable fiabilidad
transcultural y validez estructural de la TAS-20, en particular para sus dos primeras
dimensiones, además de mostrar validez de constructo en relación a las diferencias
de género.

ADAPTACION DE LA TAS: ESCALA DE ALEXITIMIA (UBA)

Cabe destacar la adaptación de la TAS realizada por Casullo, Wiater y


Maristany, quienes tras administrar la versión española de la prueba a pacientes con
trastornos psicosomáticos y también a población general encontraron que muchas
de las personas evaluadas manifestaban dificultades para comprender la consigna,
algunos ítems y su respectiva forma de puntuación. Se reunieron 200 protocolos y
se observaron las dificultadas consignadas, realizándose en función de ellas las
siguientes modificaciones (Sivak y Wiater, 1997):

a) La consigna dificultaba la comprensión del modo de respuesta y se requería


la explicación del entrevistador, por lo que se modificó.

b) En la adaptación, las opciones de respuesta se disminuyeron a tres:


“Generalmente-Sí” (5 puntos), “A veces” (3 puntos) y “Nunca-No” (1 punto).

c) Los ítems 1-5-6-9-11-12-13-15-16-18-21-24 se puntúan de manera inversa. El


puntaje total se obtiene sumando los valores asignados a los 26 ítems,
teniendo en cuenta las inversiones indicadas.

d) El formato de la prueba se modificó encolumnando dichas alternativas.


61
e) La revisión en la redacción de algunos ítems aumentó su comprensión sin
modificar el contenido de estos.

Asimismo, se recoge la manera de evaluar la Escala de Alexitimia (UBA). Al


administrar esta escala modificada las personas manifestaban mayor comprensión
de la tarea a realizar y no requerían explicaciones adicionales. Además, la reducción
de las opciones de respuesta de 5 a 3 permite una mayor comprensión de los
pacientes y entrevistados, que contestan de forma independiente
(autoadministrable), por lo que se agiliza su administración (Sivak y Wiater, 1997).

ESCALA DE ALEXITIMIA PARA OBSERVADORES (OAS)

La Escala de Alexitimia para Observadores (Haviland, Warren y Riggs, 2000)


está pensada para ser contestada por familiares o conocidos de la persona a quien
se desea evaluar. Consta de 33 preguntas, puntuables entre 0 y 3, lo que permite
una puntuación máxima de 99, y se divide en cinco subescalas:

Subescala 1: Distante (10 preguntas). Preguntas de la 1 a la 10.

Subescala 2: No introspectivo (8 preguntas). Preguntas de la 11 a la 18.

Subescala 3: Somatización (5 preguntas). Preguntas de la 19 a la 23.

Subescala 4: Sin sentido del humor (5 preguntas). Preguntas de la 24 a la 28.

Subescala 5: Rígido (5 preguntas). Preguntas de la 29 a la 33.

Los autores de esta escala no establecieron puntos de corte y de lo que se


dispone para su interpretación es del resultado obtenido al enfrentar al cuestionario
a población normal y a población clínica (Paula-Pérez, Martos-Pérez, Llorente-Comí,
2010).

62
CUESTIONARIO DE ALEXITIMIA EN LINEA (OAQ-G2)

Este cuestionario fue desarrollado en el año 2005 por Thompson como


respuesta a las limitaciones observadas en los otros cuestionarios de alexitimia
existentes. Está formado por 37 ítems y la puntuación máxima posible es de 185. El
autor sugiere las siguientes puntuaciones para interpretar los resultados: igual o
menor que 94, ausencia de alexitimia; entre 95 y 112, posible alexitimia; e igual o
mayor que 113, alexitimia (Thompson, 2005).

Cada pregunta tiene una respuesta a escoger entre cinco posibilidades, pero
debido a que forzar a dar respuesta a todas las preguntas puede ser frustrante,
porque puede que alguna pregunta no pueda aplicarse a la persona que realiza la
prueba, a las preguntas sin responder se les asigna automáticamente la respuesta
‘indeciso’. Hay que responder a las preguntas de la forma más espontánea posible y
si no se sabe qué contestar en alguna pregunta hay que ignorarla y continuar con la
siguiente (Paula-Pérez, Martos-Pérez, Llorente-Comí, 2010).

63
OTROS INSTRUMENTOS

ALEXITHYMIA PROVOKED RESPONSE QUESTIONNARIE (APRQ)

En 1986, Krystal y colaboradores introducen el Alexithymia Provoked


Response Questionnaire (APRQ), una entrevista estructurada de 17 ítems que
pretende evaluar la capacidad del sujeto para utilizar un lenguaje afectivo mientras
se imagina una serie de situaciones potencialmente estresantes. Está basada en el
BIQ, aunque la variabilidad dependiente del entrevistador se reduce notablemente y
su administración es más sencilla. Krystal observó una excelente fiabilidad entre
evaluadores para los resultados totales utilizando datos obtenidos de pacientes con
enfermedad médica y psiquiátrica. Una alta correlación entre el BIQ y el APRQ
sugirió que éste último tiene una validez concurrente aceptable (Jódar, Valdés,
Sureda y Ojuel, 2000).

ANALISIS DEL CONTENIDO VERBAL

Puesto que la alexitimia se puede considerar esencialmente un trastorno de la


comunicación, otro método ampliamente utilizado es el análisis del contenido verbal
de Gottschalk-Glesser (1986). Este ha resultado ser un instrumento útil en la
evaluación de los estados de ánimo de los pacientes médicos debido a la sencillez
de su aplicación y la facilidad de repetir la prueba cuando se desee (Ayuso, 1993).

Para la obtención de la muestra verbal el individuo es instruido para hablar


delante de un magnetófono durante cinco minutos con una instrucción
estandarizada. Posteriormente se transcribe literalmente todo lo que el sujeto ha
hablado durante este tiempo en un texto que es el que luego se puntúa de acuerdo a
una serie de escalas ampliamente validadas en nuestra lengua (Gottschalk et al.,
1986; 1987).

64
TECNICAS PROYECTIVAS

Si bien es cierto que las técnicas proyectivas facilitan acceder a las fantasías
del sujeto y evaluar el funcionamiento simbólico (TenHouten y col., 1985), la
ausencia de datos normativos y el tiempo necesario para administrar, analizar el
contenido léxico y puntuar los test proyectivos, hacen que estos métodos sean poco
prácticos para medir la alexitimia en la clínica (Taylor y cols., 1988).

Diversas publicaciones utilizando el Test de Rorschach han señalado la


presencia de datos que son consistentes con las dimensiones centrales del
constructo de la alexitimia (Taylor et al., 1981, Vogt et al., 1977; Keltinkangas-
Jarvinen et al., 1985). Sin embargo, entre los diversos estudios que utilizan este
instrumento para valorar las características alexitímicas hay una amplia variedad de
criterios en la administración, puntuación e interpretación de este instrumento que
hacen difícil la comparación de los resultados y la replicación de los trabajos (Ayuso,
1993).

Algunas de las formas del Thematic Apperception Test (TAT) han sido
utilizadas para medir la capacidad de fantasear y de expresar emociones del sujeto
utilizando sistemas de resultado cuantitativo (Taylor, 1984), y su análisis de
contenido léxico de respuestas junto con algunas categorías de resultado Rorschach
han servido para estudiar dichas capacidades en sujetos “psicosomáticos”.

El Objectively Scored Archetypal Test (SAT9) o Test Arquetípico de los Nueve


Elementos, es un instrumento grafo-proyectivo introducido por Demers-Desrosiers
en 1982 que pretende dar una medida directa del funcionamiento simbólico del
sujeto, en este caso medir la capacidad simbólica supuestamente inhibida en el
alexitímico y que se manifiesta clínicamente como pobreza de sueños, fantasías y
otras capacidades imaginativas (Jódar, Valdés, Sureda y Ojuel, 2000). Comparando
la prueba con el BIQ1, se halló una correlación positiva y una fiabilidad entre
evaluadores aceptable (Demers-Desrosiers, 1982); sin embargo, no correlaciona con
la MMPI-A (Jódar, Valdés, Sureda y Ojuel, 2000).

65
PROPUESTA DE TRATAMIENTO

Cuando se revisa la bibliografía de la alexitimia llama la atención la escasez


de publicaciones sobre su tratamiento, siendo Swiller (1988) uno de los pocos
autores que propone un tratamiento para la alexitimia. Es por esto que me pareció
interesante intentar una propuesta de tratamiento para la alexitimia desde un
enfoque cognitivo-conductual. Por otro lado, como ya he comentado en apartados
anteriores, existe evidencia de que la psicopatología estaría relacionada con la
habilidad de regular los afectos, y esta habilidad dependería a su vez de la
capacidad de diferenciar emociones (Silva, 2005); por tanto el tratamiento de la
alexitimia podría tener importantes implicaciones en la evolución de diversos
trastornos psicológicos. En este caso la propuesta de tratamiento gira en torno a la
intervención terciaria, pero bien podría desarrollarse un programa de intervención
primaria, a nivel de prevención.

Como bien apunta Pedinielli (1992), las terapias cognitivas podrían acercarse
a la alexitimia con dos objetivos: el tratamiento de la alexitimia en sí misma, o de
rasgos ligados a ella. En este sentido he considerado más oportuno orientar la
propuesta de tratamiento hacia la intervención sobre una serie de áreas que pueden
verse afectadas por las características alexitímicas de la persona. Esta orientación
está basada principalmente en el hecho de considerar la alexitimia un rasgo estable
de personalidad, y por lo tanto difícilmente modificable, por un lado, y en el hecho de
no considerarlo un trastorno psicopatológico en sí mismo, sino un conjunto de
características que pueden entrañar diversas dificultades en la vida de la persona
alexitímica por otro.

Según Pedinielli (1992) el sujeto debería poder:

a) aprender a observar y notar sus reacciones, y a reconocer, si no su


carácter patológico, al menos los límites que le son impuestos.

b) la terapia debería lograr enseñar al paciente a notar la debilidad de su


actividad imaginaria, sus reacciones a las situaciones estresantes y la modalidad de
sus discursos.

66
El sujeto debería poder lograr la adquisición de su capacidad para nombrar
emociones y enriquecer su vida imaginaria.

Asimismo, tal y como apuntan Maldonado y Arbej Sánchez (2005), el


tratamiento de la alexitimia debería incluir la exposición a los diferentes estados
emocionales y su expresión y afrontar abiertamente las dificultades que las
características alexitímicas les pueden plantear en el ámbito de las relaciones
interpersonales.

Si bien cabe esperar que en una persona alexitímica se vean afectados los
aspectos que señalaré a continuación quiero subrayar la importancia de evaluar
cada uno de ellos, especialmente los referentes a las habilidades sociales, ya que de
la misma manera que la alexitimia es un continuo y no un fenómeno de todo o nada
sería ilógico pensar que por tener rasgos alexitímicos se vayan a tener dificultades
en todas estas áreas. Es por tanto imprescindible valorar cuales son las habilidades
en las que el paciente alexitímico presenta déficits.

Por otro lado, cabe esperar que sean pocos los pacientes alexitímicos que
acudan a terapia por su propia voluntad. Por lo general lo harán debido a la presión
de su entorno, a petición de una persona significativa en su vida, principalmente la
pareja o por derivación de su médico que puede no encontrar explicación para las
molestias físicas refractarias al tratamiento que tan habitualmente presentan estos
pacientes (Fernández-Montalvo y Yárnoz, 1994), por lo que encuentro más lógico
intervenir sobre las áreas que el propio paciente encuentre que están resultando
más problemáticas como consecuencia de sus rasgos alexitímicos.

Por último, creo importante aclarar que la propuesta de tratamiento que


presentaré a continuación debe considerarse una aproximación al desarrollo de un
tratamiento más completo, ya que el hecho de no poder comprobar la eficacia de
estas estrategias en el tratamiento de la alexitimia y de haberme orientado por
conocimientos meramente teóricos hace difícil establecer si se trataría de una
intervención realmente efectiva. Así mismo la inexistencia de programas terapéuticos
previos en esta línea cuya eficacia haya sido demostrada añaden dificultad a la
tarea.

67
A continuación presentó un esquema general con los puntos sobre los que a mi
parecer se debería intervenir en el tratamiento de la alexitimia:

• Psicoeducación:

¿Qué es la alexitimia?

Emociones:

- Función y por qué es importante expresarlas.

• Entrenamiento en habilidades sociales:

Empatía

Asertividad

• Entrenamiento en identificación de emociones

Vocabulario emocional

Reconocimiento y expresión facial de las emociones

Exposición

68
PSICOEDUCACION

¿QUÉ ES LA ALEXITMIA?

En este apartado explicaremos al paciente en qué consiste la alexitimia y


cómo puede estar interfiriendo en su vida cotidiana o en la aparición de otros
problemas, procurando adaptar la información a cada caso en particular, de forma
que sea relevante para la persona.

− Plantearle su estilo de pensamiento y de funcionamiento como factor de


vulnerabilidad que le predispone a problemas de ansiedad, somáticos o de
relación entre otros, en función de la problemática del paciente, que será
probablemente el motivo por el que se haya decidido a venir.

− La alexitimia es un estilo cognitivo caracterizado por la dificultad para poner


en palabras los estados emocionales y diferenciarlos de sensaciones
corporales, entre otras características. Se podría decir que es diferente a los
demás en la medida en que percibe sus emociones como reacciones
corporales, más que como sentimientos.

− Este estilo de pensamiento puede llevarnos a tener más predisposición a


desarrollar diferentes trastornos y a obstaculizarnos las relaciones con los
demás, o bien interferir en problemas ya existentes como pueden ser los
trastornos psicosomáticos.

− Si bien no hay datos concluyentes sobre su prevalencia existen estudios que


la sitúan incluso en un 19% en la población general. No todo el mundo tiene el
mismo grado de afectación, por lo que no tiene por qué suponer un problema
en sí mismo, y es probable que muchas personas alexitímicas consulten por
temas derivados de este síndrome y no por la propia alexitimia.

− Consideraremos la alexitimia como un problema en función de los


requerimientos del entorno y del grado de sufrimiento e interferencia en la
vida diaria que le supone a la persona.

69
− Es difícil conocer exactamente el origen de la alexitimia, pero lo más probable
es que al igual que ocurre con el conjunto de nuestra personalidad haya
diversos factores involucrados en su desarrollo, que podrían agruparse en la
herencia genética y en el ambiente; así, los rasgos de personalidad estables
que hemos heredado habrán sido moldeados por el aprendizaje a lo largo de
nuestra vida dando como resultado un 'estilo alexitímico'.

− No es realista ni necesario pretender cambiar por completo nuestra forma de


actuar, por lo que el objetivo principal será más bien aprender habilidades que
nos resulten más adaptativas y que nos ayuden a mejorar nuestras relaciones
interpersonales, lo que supondrá también una ayuda en la mejoría de otras
dificultades psicológicas que podamos tener.

70
EMOCIONES

El siguiente apartado ha sido desarrollado a partir de diferentes capítulos del libro


¿Qué me está pasando? (2003), de Isabelle Filliozat.

Empezaremos por distinguir entre sensación y emoción:

Sensación: es la información suministrada por los órganos de los sentidos y dura el


mismo tiempo que la estimulación.

• Sentidos exteroceptores: nuestros cinco sentidos nos proporcionan


información sobre lo que hay fuera de nosotros, fuera de nuestro cuerpo.

• Sentidos interoceptores: nos informa sobre las sensaciones de nuestro propio


cuerpo. Informa sobre la posición y movimiento de los músculos
(abdominales, respiratorios y cardiovasculares) y de las articulaciones.

Emoción: es la respuesta fisiológica a una estimulación. E-moción: E= hacia el


exterior/ moción= movimiento. Es un movimiento que sale.

Dura algunos minutos a lo sumo y se despliega en tres tiempos:

- Carga: la percepción del estímulo y su interpretación desencadenan la carga de


la emoción. Esto produce la segregación de ciertas hormonas que llevan a la
tensión.

- Tensión: el cuerpo se pone en situación de movilización energética para actuar


o huir. La emoción guía al organismo hacia una reacción adaptada al entorno.

- Descarga: es la fase de expresión y permite al cuerpo volver a su equilibrio de


base. Ex-presión= poner la presión en el exterior.

Como cada emoción tiene su función en el organismo, cada una se


caracteriza por una tensión específica del cuerpo, por una descarga específica.

71
Nuestras sensaciones internas nos informan sobre nuestras emociones (Filliozat,
2003).

Cualquier proceso psicológico conlleva una experiencia emocional de mayor o


menor intensidad y de diferente cualidad; la reacción emocional es algo
omnipresente en todo proceso psicológico (Chóliz, 2005).

Ejercicio

Una vez explicado lo anterior propondremos al paciente los siguientes ejercicios:

• Exprese con palabras sus sensaciones físicas en este momento: “Tengo


calor, tengo frío, siento picores en el hombro izquierdo, siento una tensión en
la pantorrilla, el vientre se me levanta con la respiración, mi corazón late..”

• Váyase a un parque , respire, mire las flores, mire la naturaleza: la tierra, las
piedras, las plantas, las flores. Proyecte una mirada diferente y permanezca
atento a las sensaciones que le suministran sus sentidos.

• Sentado en una cafetería ejercite el carácter selectivo de sus oídos. Escuche


la conversación de las personas de al lado, proyecte después su escucha lo
más lejos posible. Escuche a la izquierda, a la derecha.

• Deje los alimentos bastante tiempo en su boca, tómese el tiempo necesario


para saborearlos de verdad.

• Ponga las narices en alerta, huela los platos. Detecte por el olor el sabor de
los alimentos.

• Toque lo que tenga a su alcance y permanezca atento a las sensaciones que


le proporcionan los diferentes objetos. Evite definirlos, siga en contacto con
las sensaciones.

72
• Camine, coja la bicicleta y pedalee, corra. Preste atención a las sensaciones
que se producen en todo su cuerpo mientras practica deporte. Dirija su mirada
hacia el interior y permanezca atento a las sensaciones que le procuran los
movimientos.

● Funciones de las emociones y por qué es importante expresarlas

A continuación explicaremos cuales son las funciones de las emociones,


incidiendo en la importancia que tiene expresarlas en relación a su funcionalidad.

Todas las emociones son beneficiosas en la medida en que todas tienen


alguna función que les confiere utilidad, por lo que será más adecuado hablar de
emociones adaptativas o desadaptativas (Chóliz, 2005).

Según Reeve (1994), le emoción tiene tres funciones principales:

Función adaptativa:

Quizá una de las funciones más importantes de la emoción sea la de preparar


al organismo para que ejecute eficazmente la conducta exigida por las condiciones
ambientales, movilizando la energía necesaria para ello, así como dirigiendo la
conducta (acercando o alejando) hacia un objetivo determinado (Chóliz, 2005).

Función social:

Las emociones, además de ayudar al individuo a adaptarse a su entorno,


ayudan a la adaptación al entorno social. Permiten la aparición de conductas
deseadas, por lo que su expresión permite predecir el comportamiento asociado a
las mismas.

73
La expresión emocional, entre otras funciones:

• Facilita la comunicación del estado afectivo.

• Regula la respuesta de los demás.

• Facilita las interacciones sociales.

• Favorece la conducta prosocial.

En algunos casos, la expresión de las emociones puede inducir a los demás


al altruismo y conducta prosocial, mientras que la inhibición de otras puede producir
malos entendidos y reacciones indeseables que no se hubieran conocido en el caso
de que los demás hubieran conocido el estado emocional en que se encontraba
(Pennebaker, 1993).

Función motivacional:

La relación entre emoción y motivación es íntima. La emoción energiza la


conducta motivada, una conducta 'cargada' emocionalmente se realiza de forma más
vigorosa. Una emoción puede determinar la aparición de la propia conducta
motivada, dirigirla hacia un determinado objetivo y hacer que se ejecute con
intensidad (Chóliz, 2005).

74
Ejercicio

Analizaremos algunas emociones, reflexionando sobre su función y ligándolo con la


experiencia propia:

El miedo

El miedo moviliza al organismo frente al peligro. Todos los sentidos se exacerban y


se vuelven hacia el exterior; la atención se pone al máximo y el cuerpo se dispone a
reaccionar enseguida.

Se trata de una de las emociones más intensas y desagradables. Genera aprensión,


desasosiego, malestar, preocupación y recelo por la propia seguridad o por la salud
(Chóliz, 2005).

Lo desconocido suscita asimismo miedo. El objetivo de este miedo es impulsarnos a


que nos informemos, a que reflexionemos, a que nos anticipemos...a que nos
preparemos.

• ¿Se permite usted a sí mismo sentir miedo? Cite tres miedos recientes.

¿Había alguna realidad peligrosa?, ¿algo desconocido?

Si estos miedos fueron funcionales y apropiados ¿puede ver como le


ayudaron a hacer frente a la realidad?

La tristeza

La tristeza es la emoción desencadenada por la pérdida, por cualquier pérdida, de


un ser querido, de una esperanza, de un lugar, de un órgano, de la salud, de un
objeto... Lleva a cabo un trabajo de integración y de reparación que permite la
aceptación de la realidad.

75
Facilita la cohesión con otras personas, especialmente con aquellos que se
encuentran en la misma situación (Averill, 1979) y la comunicación a los demás de
que no se encuentra bien, lo que puede generar ayuda de otras personas (Tomkins,
1963).

• ¿Permite usted que le invada la tristeza? ¿Se atreve a llorar delante de otros?

¿Ha vivido usted alguna pérdida, separación...? ¿Se ha permitido la expresión


de su dolor?

El asco

Es una de las reacciones emocionales en las que las sensaciones fisiológicas son
más patentes: se da un aumento de la reactividad gastrointestinal y tensión
muscular.

Los estímulos que lo generan son desagradables, potencialmente peligrosos o


molestos, y sueles estar relacionados con la ingesta de forma que la cualidad
fundamental es olfativa u olorosa, aunque los estímulos pueden asociarse a
cualquier otra modalidad perceptiva (escenas visuales, sonidos etc.)

Genera respuestas de escape o evitación de situaciones desagradables o


potencialmente dañinas para la salud.

• Detecte tres fuentes recientes de asco. ¿Puede identificar las causas de estas
emociones?

La sorpresa

Se trata de una reacción emocional neutra, que se produce de forma inmediata ante
una situación novedosa o extraña y que se desvanece rápidamente (Reeve, 1994).
Facilita procesos atencionales, conductas de exploración e interés por la situación
novedosa (Berlyne, 1960).

76
• ¿Puede recordar algún momento de sorpresa? Una noticia, un encuentro...
¿Cómo actuó después?

La ira

Es una emoción reparadora frente a la frustración y a la herida. Moviliza la energía


para las reacciones de autodefensa o de ataque (Averill, 1982) y pretende la
eliminación de los obstáculos que impiden la consecución de los objetivos deseados
y generan frustración.

• Describa sus tres últimas cóleras. ¿Expresó usted sus necesidades o sintió la
tentación de acusar?

La alegría

La alegría va unida a un momento en que compartimos algo, a un sentimiento


de adecuación entre nuestra vida y nuestros valores. Va unida al placer de recibir o
de dar, de compartir, y a los sentimientos de autorrealización, de adecuación y de
pertenencia.

Incrementa la capacidad para disfrutar de diferentes aspectos de la vida,


genera actitudes positivas hacia uno mismo y hacia los demás. Además ayuda a
establecer nexos y a favorecer las relaciones interpersonales (Izard, 1991).

• Evoque un recuerdo de alegría ligado a:

- un éxito...

- un regalo recibido...

- un sentimiento de unión con otra persona...

77
ENTRENAMIENTO EN HABILIDADES SOCIALES

En este apartado trabajaremos aspectos relacionados con las habilidades


sociales, ya que es probable que los pacientes con alexitimia muestren ciertas
dificultades en este área que deberán ser previamente evaluadas para decidir sobre
cuales trabajar.

ELEMENTOS DE LA HABILIDAD SOCIAL

Componentes no verbales:

La mirada: los significados y funciones de la mirada son múltiples.

− la gente que mira más es vista como más agradable, pero la forma extrema
de mirada fija es vista como hostil.

− Intensifica la expresión de emociones.

− Sirve para acompañar el habla, para sincronizar la palabra hablada.

La expresión facial: es el principal sistema de señales para mostrar las emociones y


una conducta socialmente habilidosa requiere una expresión facial que esté de
acuerdo con el mensaje.

La sonrisa: es un componente importante.

Los gestos: se constituyen en un segundo canal de comunicación y aquellos que


sean apropiados a las palabras que se dicen servirán para acentuar el mensaje
añadiendo énfasis, franqueza y calor.

La postura: las posturas que reducen la distancia y aumentan la apertura hacia el


otro son cálidas. Puede reflejar emociones específicas y los cambios posturales
importantes se emplean para marcar amplias unidades del habla.
78
La orientación: denota el grado de intimidad/formalidad de la relación.

La distancia/ el contacto físico: expresa claramente la naturaleza de cualquier


interacción y varía con el contexto social.

La apariencia personal: los componentes en los que se basan las percepciones del
otro son el físico, la ropa, la cara, el pelo y las manos.

Componentes paralingüísticos

El volumen de la voz: los cambios en el volumen de voz pueden emplearse en una


conversación para enfatizar puntos.

La entonación: sirve para comunicar sentimientos de emociones. Muchas veces la


entonación que se da a las palabras es más importante que el mensaje verbal.

La fluidez: las perturbaciones excesivas del habla pueden causar una impresión de
inseguridad, y demasiados períodos de silencio podrían interpretarse negativamente.

La claridad y la velocidad

El tiempo de habla: tiempo que se mantiene hablando el individuo.

En general podríamos decir que los componentes no verbales más


adecuados serían: contacto visual directo cómodo, el cuerpo está abierto, el cuerpo
tiene tendencia a estar quieto y relajado, postura erguida, hombros rectos, voz
adecuadamente firme/cálida, distancia apropiada de la otra persona, los gestos de
las manos enfatizan las palabras. Sin embargo, debemos dejar claro al paciente que
la adecuación de los componentes dependerá del momento y de la situación en que
se den. Animaremos al paciente a comentar cada uno de los elementos, la

79
importancia que tienen para él y en qué situaciones cree que sería más adecuada
una u otra actitud.

Podemos proponer al paciente una serie de rol-playings a fin de entrenar las


habilidades de conversación, planteando diferentes situaciones en las que tenga que
interactuar con distintos roles. Por otro lado resultaría beneficioso poder participar en
un grupo de entrenamiento en habilidades sociales, ya que el grupo supondrá una
importante fuente de aprendizaje gracias al modelado y al feedback del resto de
participantes.

80
ASERTIVIDAD

Según Pedinielli (1992), los trabajos sobre relaciones entre alexitimia y


afirmación de sí mismo han mostrado una fuerte correlación negativa entre los dos
fenómenos; por tanto se podría esperar que las terapias vinculadas a la alexitimia
incidieran en la asertividad, lo que podría permitir al menos la mejora de las
capacidades de expresión, así como de las relaciones verbales con los otros. En
este caso también podemos ayudar al paciente por medio de rol-playings a fin de
practicar estas técnicas en diferentes posibles situaciones.

Trabajaremos una serie de fórmulas para actuar asertivamente:

− Disco rayado: ser persistentes y repetir lo que queremos, sin enojarnos,


irritarnos ni levantar la voz, sin ceder o dejarse convencer por los argumentos
de la otra persona.

− Acuerdo asertivo: responda a la crítica admitiendo que ha cometido un error,


pero separándolo del hecho de ser una buena o mala persona.

− Pregunta asertiva: delante de una crítica inespecífica pida más información


que le permitirá entender el punto de vista de la otra persona.

− Focalizar: centrarse en el tema que se está discutiendo, analizando lo que


ocurre entre el interlocutor y usted.

− Banco de niebla: muéstrese de acuerdo con el argumento de la otra persona


aunque no por ello va a ceder o cambiar su postura.

− Ignorar: ignore la razón por la que su interlocutor parece estar enfadado y


aplace la discusión hasta que se haya calmado.

− Aplazamiento asertivo: aplace su respuesta a la afirmación que intenta


desafiarle hasta que se sienta tranquilo y/o capaz de responder a ella
apropiadamente.

81
− Quebrantamiento del proceso: responda a la crítica que intenta provocarle con
una sola palabra o con frases lacónicas.

− Ironía asertiva: responda positivamente a la crítica hostil.

82
ENTRENAMIENTO EN IDENTIFICACION DE EMOCIONES

VOCABULARIO EMOCIONAL

Por la marcada dificultad de las personas alexitímicas para expresar con


palabras los sentimientos se hace necesario trabajar el vocabulario emocional.

Podemos dar al paciente una lista como la que se presenta a continuación o


alguna similar adaptada a la situación. Nos servirá para reflejar los diversos matices
que una misma emoción puede tener y discutir si consideramos que una u otra
palabra es adecuada para esa emoción, si alguna de estas palabras en especial le
ha recordado a alguna experiencia vivida, que le viene a la cabeza cuando lee una u
otra, pedirle que construya una frase a partir de alguna palabra... En definitiva
trataremos de que se familiarice con las palabras de connotación emocional y
observe la diversidad del vocabulario emocional.

INTENSIDAD FELICIDAD TRISTEZA TEMOR INCERTIDUMBRE ENFADO FUERZA DEBILIDAD

CAPACIDA INCAPACIDAD
D

Fuerte Exitado Desesperado Atemorizado Aturdido Escandalizad Poderoso Avergonzado


o
Emocionado Deprimido Aterrorizado Desorientado Autoritario Sin poder
Hostil
Encantado Abrumado Con pánico Inseguro Vigoroso Vulnerable
Furioso
Contento Triste Asustado Confundido Potente Cobarde
Enfadado
En éxtasis Abandonado Temeroso Exhausto
Violento
Regocijado Decepcionad Aplastado Impotente
o Odioso

Desolado Intencionado

Vengativo

83
INTENSIDAD FELICIDAD TRISTEZA TEMOR INCERTIDUMBRE ENFADO FUERZA DEBILIDAD

CAPACIDA INCAPACIDAD
D

Débil Agradecido Desanimado Inquieto Inseguro Perturbado Determinado Débil

Contento Decepcionad Asustadizo Sorprendido Contrariado Firme Frágil


o
Alegre Nervioso Dubitativo Malhumorado Capaz Inútil
Melancólico
Relajado Incómodo Indeciso Peleado Fuerte
Solitario
Satisfecho Atado Preocupado Preocupado
Abandonado
En
Calmado Inseguro desacuerdo

Defensivo

Aprensivo

Dudoso

Intranquilo

Adaptado de The Skills of Helping de R.R. Carkhuff y W.A. Anthony (1979), Human Resource Development
Press, Inc Amherst, Massachussets.

84
EXPRESION FACIAL Y RECONOCIMIENTO DE LAS EMOCIONES

Uno de los aspectos principales de la conducta emocional es la expresión de


las emociones y, de entre ellas, la expresión facial es una de las más características
y sobre las que existe mayor abundancia de investigación experimental rigurosa
desde hace décadas. La capacidad para hacer evidente a otros individuos las
emociones propias, así como reconocer la de los otros, tiene una importancia
fundamental en la adaptación al medio, la supervivencia y en la optimización de
nuestra relación con los demás. La expresión de las emociones sirve para comunicar
a otros qué conductas nuestras es más probable que se lleven a cabo. Igualmente,
ser capaz de reconocer la de los demás facilita que reaccionemos de forma más
adecuada e incluso nos anticipemos, si esto fuera necesario.

En lo que se refiere al estudio experimental de estas cuestiones podemos


distinguir dos trayectorias que reflejan concepciones divergentes respecto al tema.
La primera de ellas arrancaría de los propios estudios de Darwin acerca de la
expresión de las emociones y asumiría que tanto la expresión como el
reconocimiento de las emociones básicas son universales e innatos, mientras que la
otra concepción comenzaría por discutir el mismo hecho de la existencia de
emociones básicas y apelaría a que, si bien en algunas reacciones afectivas puede
estar más generalizado el reconocimiento de las mismas, éste se ve afectado
sobremanera por otro tipo de variables ajenas a la propia expresión facial, tales
como el contexto en el que se produce dicha expresión.

No obstante, si bien algunas de las principales discusiones teóricas actuales


giran en torno a la existencia, o no, de emociones básicas y si el reconocimiento de
las mismas es universal, lo cierto es que existen ciertos patrones de reacción
afectiva distintivos, generalizados y que suelen mostrar una serie de características
similares en la mayor parte de seres humanos (Chóliz, 1998).

85
Reconocimiento facial de las emociones.

Tras haber trabajado el vocabulario emocional, mostraremos al paciente 6


fotografías con la expresión facial de las 6 emociones básicas. El nombre de las
emociones aparecerá en 6 tarjetas que también presentaremos.

A continuación daremos la descripción de la expresión fisiognómica de cada una de


las emociones, de modo que el paciente tenga que identificar la fotografía que
corresponda a dicha emoción y asignarle una de las tarjetas.

86
Felicidad Ira Miedo

Elevación de las Cejas bajas, Elevación y contracción


mejillas. aproximadas, contraídas de las cejas.
y en disposición oblicua.
Comisura labial retraída Párpados superior e
y elevación de la Párpados superior e inferior elevados.
misma. inferior tensionados.
Labios en tensión.
Arrugas en la piel debajo Labios tensos y Posibilidad de boca
del párpado inferior. cerrados, o abiertos en abierta.
ademán de gritar.
Arruga nasolabial y en Arrugas en porción
los ángulos externos de Mirada prominente. central de la frente.
los ojos (“patas de
gallo”).

Tristeza Sorpresa Asco

Ángulos interiores de los Elevación de las cejas. Descenso de las cejas.


ojos hacia arriba.
Estiramiento de la piel Arrugas en la nariz.
Piel de las cejas en debajo de las cejas.
forma de triángulo. Contracción de la
Párpados abiertos comisura del labio, que
Arrugas en la frente. (superior elevado e puede ser asimétrica.
inferior descendido).
Descenso de las Contracción del labio
comisuras de los labios, Descenso de la inferior.
que incluso pueden mandíbula.
estar temblorosos. Arrugas en el párpado
inferior.

87
Expresión facial de las emociones

Pediremos al paciente que piense una situación para cada una de las 6
emociones básicas. En caso de que tenga dificultad para encontrar situaciones
emocionalmente activadoras podemos ayudarle dándole nosotros mismos la
situación y pidiéndole que identifique la emoción; además intentaremos que sean
situaciones que puedan adaptarse a experiencias vividas por el paciente.

Una vez encontradas las 6 situaciones tendrá que imaginarlas una por una e
intentará expresarlas gestualmente, de modo que podamos captar una fotografía de
su expresión.

Cuando tengamos las 6 fotografías tendrá que identificar que emoción estaba
expresando.

Información del contexto

Leeremos la instrucción que corresponda a cada emoción y preguntaremos al


paciente que emoción piensa que puede estar sintiendo la persona.

Si vemos que tiene dificultades podemos adaptar la instrucción a situaciones que


sean más cercanas al paciente, es decir, personalizarlas. De la misma forma
podemos reducir las opciones de emociones de 6 a 3.

Además deberá asociar la emoción asignada a la correspondiente fotografía (si es


necesario volveremos a dar la instrucción).

88
Instrucciones. Información de diferentes estados emocionales hipotéticos:

Instrucción de felicidad:

Juan es un muchacho jovial. Sus amigos consideran que el buen humor que
suele manifestar con frecuencia es una de sus mejores virtudes. Por la misma razón,
Juan se considera a sí mismo como una persona feliz, satisfecha con lo que posee.
Actualmente lleva unos días de franca buena suerte. Después de mucho empeño ha
conseguido el puesto de trabajo que tanto anhelaba y por el que tanto ha estado
luchando los últimos años. Este trabajo le satisface, puede desarrollar sus cualidades
personales. En el momento en que el jefe le comunica que ha sido aceptado para
dicho puesto de trabajo ¿qué emoción crees que siente?

Instrucción de ira:

Pedro, una persona seria y de dudoso sentido del humor, ha tenido una serie
de contrariedades continuadas que le han hecho perder la paciencia. Por culpa de un
error de la propia Delegación de Hacienda debe pagar una sanción económica sin
haber cometido ninguna falta. Al salir de las oficinas descubrió que le habían dado un
golpe en el coche y se habían marchado impunemente. Para colmo un automóvil
pasó cerca de él, pisó un charco a gran velocidad y le manchó su chaqueta nueva.
¿Qué emoción crees que siente?

Instrucción de asco:

Si hay algo que le repugna a Javier es ver pasear por su casa alguna cucaracha.
Cualquier rincón donde piense que han podido corretear lo limpia y desinfecta casi
incluso con exageración. Una noche se levantó porque no podía dormir y al encender
la luz se encontró al menos a una docena de estos animales encima de un plato con
restos de comida. ¿Qué emoción crees que sintió?

Instrucción de miedo:

Jorge siente horror por las tormentas, ya que, cuando era pequeño, una
tormenta muy intensa a punto estuvo de producirle una terrible desgracia. Desde
entonces, cada vez que aparecen semejantes inclemencias del tiempo se altera y
pasa unos momentos verdaderamente angustiosos. La tormenta de hoy es una de

89
las más intensas que se recuerdan y Jorge está solo en casa. ¿Qué emoción crees
que siente?

Instrucción de tristeza:

Enrique suele tener depresiones con frecuencia. En esos momentos le parece


que todo va mal y que va a ser incapaz de superar la tarea más sencilla. Ahora
mismo Enrique se encuentra en un momento especialmente crítico. ¿Qué emoción
crees que está sintiendo?

Instrucción de sorpresa:

Nunca ocurre nada extraordinario en el pueblecito donde vive Andrés. De la


misma forma, el trabajo de administrativo en una pequeña empresa local es rutinario,
siempre con los mismos pedidos, los mismos proveedores, los mismos problemas y
las mismas soluciones. Un día, sin embargo, ocurrió algo inesperado que dejó
perplejo a Andrés, algo que nunca se había visto por allí. Aterrizaron en la plaza
cuatro helicópteros de enormes dimensiones y posteriormente volvieron a despegar
para dar una serie de vueltas en perfecta formación por encima de las casa del
pueblo. ¿Qué emoción crees que sintió Andrés al ver semejante espectáculo?

90
EXPOSICION

Sería interesante desarrollar un ejercicio en el cual la persona alexitímica se


expusiera a diversas emociones. Para ello podemos proponer el visionado de
diferentes fragmentos de películas con cierta carga emocional:

− Pediremos al paciente que explique que emoción cree que está expresando el
personaje y en que percibe esa expresión. A continuación podemos ampliar el
fragmento de película para tener información del contexto y comentar si la
información es congruente con la emoción que hemos visto en el personaje.

− En fragmentos más amplios pediremos al paciente que describa las


sensaciones físicas que él mismo está sintiendo para diferenciarlas de la experiencia
subjetiva de emoción, teniendo en cuenta el contexto.

− Por último pediremos un nombre para esa emoción y que nos describa como
la está sintiendo, si es agradable o desagradable, intensa o más débil, si le trae
algún recuerdo o en qué situación cree que se sentiría así.

Algo similar podríamos hacer escuchando fragmentos de diferentes obras


musicales, aunque probablemente esto supondrá un ejercicio de introspección más
intenso que en muchos casos puede ser difícil de conseguir.

Por otro lado, con estos ejercicios buscamos trabajar la capacidad de


empatía. Kristal (1982) y Krueger (1998) señalaron que los alexitímicos eran poco
empáticos, lo cual dificultaría sus relaciones interpersonales, por lo que trabajando
en esta línea conseguiremos además mejoría en la calidad de las relaciones. La
comprensión de nuestras propias emociones conduce a la comprensión de las de los
demás, por lo que si conseguimos mejorar la capacidad de entender las emociones
del paciente estaremos ayudando también a mejorar su capacidad empática.

91
ALGUNAS NOTAS SOBRE EL TRATAMIENTO

Existen programas informáticos que intentan enseñar a leer la mente


incidiendo sobre la capacidad de reconocer emociones. Un DVD denominado Mind
Reading (http://www.jkp.com/mindreading) explica cómo funciona esta enciclopedia
electrónica de las expresiones de emoción humanas. Abarca 412 emociones
diferentes, representada cada una por seis actores distintos con sus respectivas
voces. En los estudios realizados con niños y adultos ha quedado demostrado que
los autistas y afectados de síndrome de Asperger que usan el DVD mejoran
enormemente su capacidad para reconocer emociones, incluso en un período tan
corto como diez semanas (Baron-Cohen, 2008).

Es interesante la posibilidad de adaptar el tratamiento al formato grupal y


combinar ambos modos, ya que como bien apunta Swiller (1988) mientras el grupo
ofrece un ambiente en que los otros evocan y demuestran afectos más pequeños y
manejables en la parte individual se busca activamente el desarrollo de un
procesamiento cognitivo más avanzado que el mostrado hasta ahora.

Teniendo en cuenta que a menudo las personas alexitímicas muestran


estrategias de afrontamiento basadas en la evitación podría ser conveniente incluir el
entrenamiento en habilidades de afrontamiento en el tratamiento de la alexitimia.

Por último considero que para algunos pacientes podría ser muy efectivo la
realización de sesiones de bio-feedback, con el fin de aprender de una manera muy
directa a distinguir sus sensaciones somáticas y “etiquetarlas”, facilitando el
entrenamiento en identificación de emociones.

92
CONCLUSIONES

A pesar de que al comienzo de la investigación de la alexitimia el valor que se


le daba a este constructo era únicamente por sus implicaciones en el ámbito de la
psicosomática pronto quedo al descubierto su relación con múltiples afecciones
psicológicas. Aún así, la falta de sistematización en su estudio hizo que muchos
relegaran este síndrome a un plano más que secundario, obviando las múltiples
implicaciones que su investigación podía tener para la comprensión de muchos otros
trastornos.

La mayoría de nosotros tenemos alguna idea sobre qué sensaciones físicas


acompañan a ciertas emociones, podemos imaginar en qué parte de nuestro cuerpo
sentiríamos alguna sensación ante situaciones que susciten una emoción en
nosotros. Estas sensaciones somáticas son señales que nuestro cuerpo nos envía a
fin de entender mejor lo que está sucediendo a nuestro alrededor, o mejor aún, de
cómo lo estamos interpretando. Por suerte esta información que nos ofrece nuestro
cuerpo podemos sentirla desde que somos muy pequeños, se podría decir que
desde que existimos. Es el caso del bebé que llora porque tiene hambre, o frío, o
porque se siente desamparado...no tiene la capacidad cognitiva suficiente para
hablar pero ya sabe que algo está ocurriendo en él y por tanto reacciona. A medida
que vamos creciendo nuestra capacidad lingüística se desarrolla y gracias a la
interrelación con los adultos nuestro lenguaje se enriquece; ya no es necesario llorar
para que nos den de comer cuando nuestro estomago nos manda esas
“sensaciones”. Hasta aquí todo parece funcionar correctamente, pero ¿qué ocurre si
nadie nos enseña palabras para decir lo que sentimos cuando nuestras sensaciones
van más allá del hambre o del frío?

93
Con este ejemplo trato de explicar la importancia que tiene que desde que
somos niños aprendamos y desarrollemos la capacidad de comprender lo que nos
ocurre, para poder así expresar lo que sentimos, lo que queremos, lo que deseamos
y a fin de cuentas lo que somos. Pero no es suficiente con entenderlo, necesitamos
aprender a comunicarlo, y para ello se hace imprescindible hacernos con las
herramientas que nos permitan expresarlo, que en este caso no son otras que las
palabras.

Es cierto que en los últimos años ha crecido notablemente la importancia que


se le da a la educación emocional en el ámbito educativo; sin embargo tengo la
impresión de que no se termina de entender la gran relevancia que tiene, y que en
muchos casos la atención que se le presta llega quizá demasiado tarde. Es
necesario implementar la educación emocional desde el momento en que el niño
empieza a interactuar con los demás, sin esperar necesariamente a que desarrolle
unas u otras capacidades, ya que desde muy pequeños pueden aprender de una
manera directa o más indirecta lo que ocurre en su interior y a fin de cuentas a poner
nombre a eso que están sintiendo.

El hecho de dotar de competencias emocionales a los niños supone también


capacitarlos para desarrollar habilidades de afrontamiento más eficaces, que serán
una importante fuente de prevención ante futuros problemas psicológicos. No sólo
estarán más preparados para afrontar eventuales problemas si no que además en
caso de llegar a desarrollar algún trastorno psicológico dispondrán de recursos muy
útiles para superar la situación.

Por otro lado, y siguiendo en la línea de la prevención, no debemos olvidar el


coste económico que supone al sistema sanitario la cobertura de las enfermedades
mentales, pero también de las enfermedades físicas, en las que a menudo los
factores psicológicos tienen importantes implicaciones tanto en su origen como en su
evolución. Tal vez sería recomendable dotar a los diversos profesionales de la salud
de más formación sobre la implicación de las emociones en muchas enfermedades
físicas, para poder llevar a cabo un trabajo realmente multidisciplinar que permita
una comprensión global del paciente.

94
Por último me gustaría resaltar que conocer mejor nuestras propias
emociones nos lleva a entender mejor las de los demás, a ser por tanto más
empáticos. Quizás ayudando a las futuras generaciones a comprender mejor lo que
ocurre en su interior, a verbalizar sus sentimientos, y prestando todos nosotros más
atención a las emociones (propias y ajenas) logremos evolucionar hacia una
sociedad emocionalmente más capacitada, más empática y por qué no decirlo,
mejor. Sólo dando a las emociones la importancia que realmente tienen en nuestra
vida podremos tal vez algún día lograr esta ambiciosa meta.

95
ANEXOS

A continuación presento un cuadro resumen de los instrumentos de evaluación de la


alexitimia.

ESCALAS Y CUESTIONARIOS

Instrumento Autores y año

BIQ-1 Sifneos, 1973 Cuestionario de 19 ítems heteroaplicados a


través del cual el observador cualifica la
capacidad del sujeto para expresar
emociones.

BIQ-2 Sifneos, Apfel y Frankel, 1977 Cuestionario de 47 ítems autoaplicados que


infroma de cómo actúa el sujeto ante ciertas
situaciones.

SSPS Apfel y Sifneos, 1979 Cuestionario de 20 ítems autoaplicados,


puntuables en cuatro niveles de acuerdo.

MMPI-AS Kleiger y Kinsman, 1980 Subescala de 22 ítems del MMPI que


correlacionan con BIQ.

IASEDI Garner y cols., 1983 Escala autoaplicada de 10 ítems para medir


características alexitímicas en anoréxicas y
bulímicas.

Escala del MMPI Shipko y Noviello, 1984 Escala de 20 ítems, de validez cuestionable.

Escala de Alexitimia de Nöel, 1989 Escala autoaplicada de 12 ítems.


Noël

TAS-20 Parker, Bagby, Taylor, Endler, Escala de 20 ítems derivada de la revisión


Schmitz, 1993 de la TAS-26.

96
Escala de Alexitimia (UBA) Casullo, Wiater y Maristany, Adaptación de la TAS.

OAS Haviland, Warren y Riggs, 2000 Cuestionario de 33 ítems a contestar por


familiares o conocidos de quien se desea
evaluar.

OAQ Thompson, 2005 Cuestionario autoaplicado de 37 ítems.

OTROS INSTRUMENTOS

Instrumento Autores y año

APRQ Krystal, Giller y Cichetti, 1986 Entrevista estructurada de 17 ítems.

Análisis del contenido A través de unas escalas validadas se


verbal puntúa lo hablado por el sujeto.

Técnicas proyectivas:

TAT Murray, 1943 Mide la capacidad de fantasear y de


expresar emociones.

AT-9 (SAT-9) Demers-Desrosiers, 1982 Test grafo proyectivo cuantificado de función


simbólica.

ESCALA DE ALEXITIMIA PARA OBSERVADORES (OAS)

97
A veces A menudo Siempre
Nunca

1. Es una persona cálida o o o o

2. Se muestra compasiva o o o o

3. Es buena relacionándose o o o o

4. Manifiesta sensibilidad hacia las otras o o o o


personas

5. Le gusta sentirse cercana a la gente o o o o

6. Le gusta tener amigos cercanos o o o o

7. Le gusta explorar sus sentimientos o o o o

8. Le gusta tocar y ser tocada o o o o

9. El flexible o o o o

98
10. Es imaginativa, es creativa o o o o

Nunca A veces A menudo Siempre

11. Se hunde cuando las cosas se ponen o o o o


realmente difíciles

12. Se muestra confundida cuando las o o o o


cosas son muy estresantes

13. Se frustra al enfrentarse a lo incierto o o o o

14. Tiene fuertes emociones que no puede o o o o


explicar

15. Tiene dificultades en encontrar las o o o o


palabras correctas para describir sus
sentimientos.

16. Parece carecer de una meta o o o o

17. Se conoce bien a si misma o o o o

18. Comprende muy bien sus necesidades o o o o

99
19. Se preocupa demasiado por su salud o o o o

20. Habla mucho sobre dolor físico y o o o o


malestar

Nunca A veces A menudo Siempre

21. Pasa mucho tiempo preocupándose de o o o o


su cuerpo

22. Tiene problemas físicos que son o o o o


difíciles de tratar

23. Tiene reacciones físicas al estrés o o o o


(dolor de cabeza, sudoración,
problemas digestivos, dolor muscular)

24. Tiene buen sentido del humor o o o o

25. Explica chistes y hace comentarios o o o o


divertidos

26. Es juguetona o o o o

27. No es estimulante; es aburrida o o o o

100
28. Es sosa; no es interesante o o o o

29. Es demasiado auto-controlada o o o o

31. Debe “seguir el reglamento” o o o o

32. Ve las cosas sólo en blanco o negro o o o o

33. Evita disfrutar de las cosas buenas de l o o o o


a vida, sin que nada le obligue a ello

ESCALA DE ALEXITIMIA DE TORONTO (TAS-20)

101
Muy de De En Muy en
acuerdo acuerdo Indeciso desacuerdo desacuerdo

1. A menudo estoy
confuso con las
o o o o o
emociones que
estoy sintiendo

2. Me es difícil
encontrar las
o o o o o
palabras
correctas para
expresar mis
sentimientos

3. Tengo
sensaciones
o o o o o
físicas que
incluso ni los
doctores
entienden

4. Soy capaz de
expresar mis
o o o o o
sentimientos
fácilmente

5. Prefiero pensar
bien acerca de
o o o o o
un problema en
vez de solo
mencionarlo

6. Cuando estoy
mal no sé si
o o o o o
estoy triste,

102
asustado o
enfadado

7. A menudo estoy
condundido con
o o o o o
las sensaciones
de mi cuerpo

8. Prefiero dejar
que las cosas
o o o o o
sucedan solas,
sin preguntarme
por qué suceden
de ese modo

9. Tengo
sentimientos que
o o o o o
casi no puedo
identificar

10. Estar en contacto


con las
o o o o o
emociones es
muy importante

11. Me es difícil
expresar lo que
○ o o o o
siento acerca de
las personas

12. La gente me dice


que exprese más
o o o o o
mis sentimientos

13. No sé qué pasa


dentro de mí
o o o o o

103
14. A menudo no sé
por qué estoy
o o o o o
enfadado

15. Prefiero hablar


con la gente de
o o o o o
sus actividades
diarias mejor que
de sus
sentimientos

16. Prefiero ver


espectáculos
o o o o o
simples, pero
entretenidos, que
dramas
psicológicos

17. Me es difícil
revelar mis
o o o o o
sentimientos más
profundos
incluso a mis
amigos más
íntimos

18. Puedo sentirme


cercano a
o o o o o
alguien, incluso
en momentos de
silencio

104
19. Encuentro útil
examinar mis
o o o o o
sentimientos
para resolver
problemas
personales

20. Buscar
significados
ocultos a
películas o o o o o o
juegos disminuye
el placer de
disfrutarlos

CUESTIONARIO DE ALEXITIMIA EN LINEA (OAQ-G2)

105
Muy de De Indeciso En Muy en
acuerdo acuerdo desacuerdo desacuerdo

1. Cuando me preguntan
qué emoción estoy
o o o o o
sintiendo, a menudo no
sé que responder

2. Me siento inseguro
sobre las palabras que
o o o o o
he de utilizar al
describir mis
sentimientos

3. Prefiero explorar la
complejidad emocional
o o o o o
de mis problemas a
describirlos sólo en
base a hechos
prácticos

4. Cuando otras personas


se sienten ofendidas o
o o o o o
disgustadas, es difícil
para mí imaginar qué
es lo que sienten

5. La gente suele decirme


que describa mejor mis
o o o o o
sentimientos, como si
no los hubiese
elaborado
suficientemente

106
6. El sexo como diversión
me parece carente de
o o o o o
sentido

7. Puedo describir
fácilmente mis
o o o o o
emociones

8. No se puede funcionar
en la vida sin ser
o o o o o
consciente de tus
emociones más
profundas

9. A veces la gente se
enfada conmigo sin
o o o o o
que yo pueda imaginar
el motivo

10. La gente me dice que


no presto la debida
o o o o ○
atención a sus
sentimientos, cuando
de hecho hago todo lo
que puedo para
entender lo que me
dicen

11. Cuando me disgusto


encuentro difícil
identificar los o ○ o o o
sentimientos que me
han llevado a ese

107
estado

12. Usualmente me resulta


difícil describir mis
o o o o o
sentimientos hacia
otras personas

13. Prefiero quedar para


realizar actividades
o o o o o
físicas con mis amigos
en lugar de discutir las
experiencias
emocionales de cada
uno de nosotros

14. No suelo soñar


despierto
o o o o o

15. No me gusta que la


gente dé por hecho
o o o o o
que yo debo entender
o adivinar sus
necesidades…es como
si quisieran que yo les
leyera el pensamiento

16. A veces mi cuerpo me


produce sensaciones
o o o o o
108
confusas

17. Para mí el sexo es


más una actividad
o o o o o
funcional que
emocional

18. Algunas personas me


han dicho que soy frío
o o o o o
o que no sé reaccionar
ante sus necesidades

19. No sueño a menudo, y


cuando lo hago, mis
o o o o o
sueños me parecen
bastante aburridos

20. Mis amigos me suelen


indicar de alguna
o o o o o
manera que actúo más
con el cerebro que con
el corazón

21. No puedo identificar


sentimientos que
○ o o o o
vagamente intuyo
desarrollándose dentro
de mí

109
22. A menudo pregunto a
otras personas cómo
o o o o o
se sentirían ellas si
estuviesen en mi
situación personal, ya
que ello me ayuda a
entender lo que debo
hacer

23. Cuando establezco mis


prioridades doy la
o o o o o
misma importancia a
los sentimientos que a
las cuestiones
prácticas

24. Utilizo mi imaginación


principalmente para
o o o o o
fines prácticos, por
ejemplo para
solucionar un
problema, desarrollar
una idea o construir in
objeto útil

25. A menudo me siento


incompetente, molesto,
o o o o o
incómodo o incluso
llego a sentir malestar
físico en situaciones
sexuales

110
26. Algunas veces, cuando
estoy implicado en
o o o o o
relaciones personales
difíciles o turbulentas,
desarrollo síntomas
físicos confusos

27. Tengo tendencia a


valerme de otras
personas para
interpretar los detalles o o o o o
emocionales de las
situaciones personales
o sociales

28. No me gustan las


conversaciones en las
que la mayor parte del
tiempo se dedica a
discutir sobre
cuestiones
emocionales en vez de
dedicarlo a hablar de o o o o o
actividades cotidianas,
ya que ello va en
detrimento de de mi
diversión

29. Con frecuencia


experimento confusión
o o o o o
acerca de lo que la
otra persona desea en
una relación sexual

111
30. Las personas con las
que he tenido
o o o o o
relaciones más
estrechas se han
quejado de que las he
descuidado desde el
punto de vista
emocional

32. Me gusta cuando


alguien describe los
sentimientos que
experimenta en
circunstancias
o o o o o
similares a las mías,
porque eso me ayuda
a ver cuales podrían
ser mis propios
sentimientos

33. Mi imaginación es
frecuentemente o o o o o
espontánea,
impredecible e
involuntaria

34. Cuando ayudo a otras


personas prefiero o o o o o
asistirlas en tareas
prácticas antes que
aconsejarlas sobre sus
sentimientos

112
35. Tengo sensaciones
físicas o o o o o
desconcertantes que
incluso son
incomprensibles para
mis amigos, mis
conocidos u otras
personas

36. Siento confusión


cuando trato de
o o o o o
describir cómo me
siento ante un
acontecimiento
importante

37. Mi imaginación no
suele ser espontánea y o o o o o
sorprendente, sino que
más bien la utilizo de
forma controlada

38. Tomo las decisiones


basándome más en o o o o o
mis principios que en
mis sentimientos
viscerales

113
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