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La Identificacion en Freud y en Lacan y PDF
La Identificacion en Freud y en Lacan y PDF
Esa es sin duda la definición mas amplia del termino identificación en psicoanálisis, cuya
relevancia no es menor ni en la teoría psicoanalítica, ni en la de las humanidades en general.
Si uno quisiera encontrar un elemento nodal de las discusiones que se abren con la muerte de
Freud respecto a la continuidad del psicoanálisis no puede sino dar un papel importantísimo
al concepto de identificación y su operatoria al interior del dispositivo del la cura (Rubinstein,
2003). De hecho, la identificación como recurso de modelamiento del yo va a ser uno de los
principales elementos de disputa entre la escuela del psicoanálisis del yo y el psicoanálisis
francés, es la pregunta finalmente por la ética del psicoanálisis, un ética que deberá
refundarse cada vez, conforme al saber que el propio dispositivo analítico hace emerger. De
ahí que la teoría de la identificación al ser un resultado de la investigación de Freud, es un
ruido permanente en la discusión, pues no se puede des-saber lo sabido, es decir, operar como
si no existiera.
Por
cierto,
esta
idea
de
psicología
de
las
masas
es
la
que
todos
los
autores,
inclusive
Lacan,
tomó
para
definir
parcialmente
lo
que
se
entenderá
por
“identificaciones
freudianas”(Mazzuca,
2007;
Vásquez
Salcedo,
2010).
En
este
texto,
Freud
intentara
explicar
qué
es
lo
que
une
a
los
individuos?,
qué
es
lo
que
interviene
en
eso
que
constituye
un
colectivo?,
hay
que
situar
históricamente
este
texto
en
lo
que
se
ha
llamado
“el
giro
de
1920”
es
decir,
ese
momento
en
el
cual
Freud
esta
profundamente
deprimido,
en
9
años,
escribirá
el
malestar
en
la
cultura,
pero
algunas
de
esas
intuiciones
y
preguntas
ya
están
vivas
durante
este
tiempo.
¿cómo
explicar
los
fenómenos
de
reconocimiento,
empatía,
transmisión
cultural?
Qué
une
a
la
masa
y
que
la
separa?
Diremos
entonces
que
el
sujeto
para
Freud
no
es
finalmente
otra
cosa
que
la
sumatoria
de
identificaciones,
las
cuales
desde
el
inicio
producen
sentimiento
ambivalentes
en
el
individuo,
odio
y
amor,
aceptación
y
rebeldía.
Estas
primeras
identificaciones
cuyo
recurso
sádico
recae
en
los
apuntalamientos
previos
de
las
pulsiones,
es
decir
el
carácter
oral
canibalistico
de
la
fase
oral
y
anal
sádico
de
la
fase
anal,
encontrara
en
la
identificación
una
salida
que
se
diferenciara
de
acuerdo
a
la
“cosa”
a
la
cual
se
identifique
el
individuo:
es
decir,
si
se
identifica
al
sujeto
o
a
su
objeto
(pag.
100)
en
ese
sentido
identificara
su
ser
o
su
tener.
Freud
describirá
3
formas
de
identificación
en
psicología
de
las
masas:
1) La
primera
de
las
formas
de
la
identificación,
llamada
por
Freud
identificación
primaria,
es
una
identificación
ligada
a
la
pulsión
oral,
a
la
incorporación,
es
una
identificación
caníbal.
"Se
comporta
como
un
retoño
de
la
primera
fase,
oral,
de
la
organización
libidinal,
en
la
que
el
objeto
anhelado
y
apreciado
se
incorpora
por
devoración
y
así
se
aniquila
como
tal".
Es
decir,
la
identificación
primordial
incluye
la
desaparición
del
objeto
al
que
se
identifica,
no
existe
más.
2) La
segunda
de
las
formas
de
la
identificación
se
refiere
a
la
formación
neurótica
de
síntoma
y
para
ilustrarla
Freud
toma
la
tos
de
Dora.
"Es
digno
de
notarse
que
en
estas
identificaciones
el
yo
copia
en
un
caso
a
la
persona
no
amada
y
otra
vez
a
la
persona
amada.
Y
tampoco
puede
dejar
de
llamarnos
la
atención
que,
en
los
dos,
la
identificación
es
parcial,
limitada
en
grado
sumo,
pues
toma
prestado
un
único
rasgo
de
la
persona
objeto”.
En
esta
segunda
forma
de
identificación
se
toma
un
rasgo,
y
ello
produce
una
marca
de
ese
afecto
u
odiosidad.
Para
Freud,
en
estos
tipos
de
identificación,
están
presentes
los
afectos
hacia
el
otro
o
el
semejante.
3) En
la
tercera
en
cambio,
el
otro
de
lo
simbólico
no
está,
se
trata
de
más
bien
del
efecto
del
semejante,
un
efecto
casi
totalmente
imaginario:
"No
se
trata
solamente,
en
esta
identificación,
de
un
aspecto
parcial,
sino,
ni
siquiera
es
necesario
que
amemos
o
que
odiemos
conviene
también
la
indiferencia".
Para
ilustrar
este
último
tipo
de
identificación,
Freud
toma
el
ejemplo
de
las
muchachas
del
pensionado,
donde
una
de
ellas
recibe
una
carta
de
su
amado
secreto
frente
a
la
cual
reacciona
con
un
ataque
histérico.
El
resto
de
las
chicas
sufre
los
efectos
de
una
suerte
de
"infección
psíquica",
padecen
el
mismo
ataque,
identificándose
a
la
primera.
Estos
tres
mecanismos
de
identificación,
operan
en
la
mayor
parte
de
las
ocasiones
de
forma
simultánea,
pues
de
ello
depende
la
instalación
del
sujeto
en
la
cultura.
De
hecho
en
este
texto,
Freud
le
asigna
a
la
identificación
el
importante
papel
de
permitir
el
desarrollo
de
la
empatía,
ubicando
en
este
proceso
el
éxito
del
desarrollo
de
los
valores
culturales
de
la
mas
alta
humanidad.
Sin
identificación
no
hay
empatía,
no
existe
la
comprensión,
la
empatía
depende
de
la
activación
de
una
huella
mnémica
vivida
en
el
cuerpo
propio,
la
cual
refrescada
por
la
experiencia
del
semejante,
permite
que
el
cuerpo
reconozca
el
sentimiento
y
desde
ese
lugar
conmoverse.
Luego
en
este
texto
Freud
ejemplifica
su
teoría
sobre
la
identificación
con
otros
ejemplos,
relativos
a
la
homosexualidad
y
otros
asuntos
que
no
son
lo
que
aquí
nos
interesan.
En
este
punto,
más
bien,
me
atreveré
a
dar
una
primera
síntesis,
la
identificación
posibilita
la
instalación
de
la
ideología,
en
tanto
es
una
marca
que
deviene
de
la
historización
del
otro,
historizacion
que
no
es
otra
cosa
que
la
historia
de
las
identificaciones
del
otro,
sobre
la
cual
el
sujeto
inscribe
sus
experiencias,
experiencias,
huellas
mnémicas
con
las
cuales
el
sujeto
intentara
decodificar
el
mundo.
Es
decir,
el
lazo
que
une
a
los
seres
humanos
para
Freud
es
la
identificación
de
la
identificación,
de
la
identificación,
de
la
identificación
del
otro...
de
ahí
que
la
reproducción
social
de
los
ideales
culturales,
tengan
la
fuerza
que
tienen,
de
ahí
que
sean
algo
así
como
un
registro
inconmovible.
En
ese
sentido,
a
la
pregunta
contemporánea
acerca
de
cómo
se
transmiten
los
contenidos
ideológicos,
la
posición
de
clase
y
la
legitimación
de
esta
posición
y
desde
ahí
se
participa
en
una
determinada
hegemonía
ideológica,
Freud
la
habría
respondido
desde
el
detalle
del
mecanismo
de
la
identificación.
Esto
aún
nos
deja
la
pregunta
acerca
de
cómo
es
posible
entonces
que
haya
ruptura?
Es
decir,
de
todas
formas
se
han
producido
cambios
en
las
representaciones
que
sustentan
ideológicamente
el
modelo
económico
y
social
y
si
esta
transmisión
fuese
tan
“transparente”
y
sin
obstáculos
como
esta
planteado
hasta
aquí,
no
existiría
ninguna
posibilidad
de
ruptura,
de
cambio
o
de
transformación.
Y
entonces
reubicaremos
ese
concepto
dicho
al
pasar
en
el
mismo
texto,
que
establece
la
condición
de
ambivalencia
del
sujeto
respecto
a
los
sentimientos
que
guarda
para
esa
identificación:
amor/odio;
aceptación
y
rebeldía.
Dejare
este
tema
planteado
para
retomarla
luego.
Lacan,
en
distinguir
su
concepción
de
identificación
del
el
concepto
freudiano.
Por
ello
cada
vez
que
utilizó
algún
concepto
relacionado
con
la
identificación
en
la
obra
de
Freud,
utiliza
de
manera
explícita
la
expresión
“identificaciones
freudianas”(Mazzuca,
2007).
Esto
pues
Lacan
sabía
y
quería
poner
distancia
entre
aquello
que
tanto
Freud
como
los
post
freudianos
podía
ofrecer
desde
el
psicoanálisis
hacia
la
sociedad
como
los
conceptos
de
la
domesticación,
de
la
adaptación,
de
conformidad
de
la
masa.
La
originalidad
del
trabajo
de
Lacan
posteriormente
por
las
sucesivas
modificaciones
que
va
introduciendo
en
el
concepto,
entre
ellas
la
descripción
de
nuevas
variedades
de
identificación
que
se
distribuyen
según
sus
tres
registros:
identificaciones
imaginarias,
identificaciones
simbólicas
e
identificaciones
con
lo
real.
Como
vimos
en
Freud,
las
identificaciones
responden
al
modelo
de
la
incorporación:
el
sujeto
adquiere
los
rasgos
del
objeto
con
el
cual
se
identifica.
De
este
modo,
los
procesos
de
identificación
constituyen
a
partir
de
los
textos
de
la
segunda
tópica,
(que
se
señalan
a
partir
de
“más
allá
del
principio
del
placer”)
el
procedimiento
fundamental
de
construcción
de
la
personalidad
normal,
especialmente
de
las
instancias
del
yo
y
del
superyó.
Lacan,
por
el
contrario,
en
oposición
al
registro
freudiano
de
la
incorporación
formadora
y
normalizadora,
en
sus
primeros
trabajos
pone
el
acento
en
la
discrepancia
y
subraya
el
carácter
alienante
de
la
identificación,
la
cual
tiene
como
efecto
conducir
al
sujeto
a
un
falso
ser,
a
ser
lo
que
no
es
(Mazzuca,
2007).
En
el
momento
inicial
de
su
obra
Lacan
reconoce
dos
tipos
de
identificación;
una,
con
la
imago
del
semejante;
la
otra,
con
la
imago
del
padre.
La
primera,
formadora
del
yo
en
el
estadio
del
espejo,
identificación
narcisista;
la
segunda,
identificación
secundaria
que
surge
en
relación
con
la
constitución
del
Edipo.
Ambos
tipos
de
identificación
se
definen
en
relación
con
la
imago:
del
semejante,
en
un
caso;
del
padre,
en
el
otro;
es
decir,
se
trata
de
identificaciones
imaginarias.
Recién
hacia
el
final
del
59
Lacan
delimita
dos
identificaciones
normalizadoras
cuya
falla
puede
determinar
anomalías
en
el
desarrollo:
la
identificación
imaginaria
con
el
falo
y
la
identificación
simbólica
con
las
insignias
del
padre.
Ambas
suponen
la
existencia
del
significante
del
nombre
del
padre
y
la
operación
de
la
metáfora
paterna,
y
cumplen
una
función
determinante
en
los
distintos
tiempos
del
Edipo.
Aun
en
estos
casos,
el
concepto
conserva
la
connotación
de
un
rasgo
alienante
o
idealizante.
No
puedo
detenerme
mas
en
esto,
hay
bastante
escrito
al
respecto,
sobretodo
por
los
docentes
de
psicopatología
de
la
UBA,
quienes
tienen
un
proyecto
de
investigación
sobre
la
identificación
en
Lacan,
liderado
por
Roberto
Mazzuca.
Sin
embargo,
no
llegaríamos
a
la
parte
final
de
este
trabajo
sino
cerramos
algunas
cosas
acá.
La
primera
distinción
entre
la
concepción
freudiana
y
lacaniana
de
identificación
se
refiere
al
estatuto
que
cada
cual
le
asigna
en
la
definición
de
lo
normal
y
lo
patológico,
mientras
que
Freud
asigna
a
las
identificaciones
un
papel
positivo
en
tanto
promueven
la
inserción,
la
asimilación
o
paradojalmente
la
adaptación
del
individuo
a
la
sociedad
que
habita,
en
Lacan
las
identificaciones
son
esencialmente
alienantes,
obturadoras
del
deseo,
a
veces
inevitables,
a
veces
requisito
de
lo
simbólico,
pero
siempre
es
un
proceso
por
el
cual
es
preciso
pagar
el
precio
de
la
enajenación.
Ahora
bien,
uno
podría
guardando
las
distancias
establecer
un
cierto
paralelo
con
la
discusión
respecto
a
la
función
de
la
ideología
desde
la
historia
pre-‐marxista,
es
decir,
desde
la
critica
a
la
religiosidad
como
fundamento
de
la
organización
social,
a
Feuerbach
que
devela
el
mecanismo
según
el
cual
el
hombre
escinde
lo
bueno
de
si
para
proyectarlo
sobre
una
divinidad
y
lo
que
recibe
de
vuelta
es
su
propia
imagen
aunque
“libre
de
pecado”.
Concepciones
que
luego
Marx
discutirá
para
construir
un
concepto
de
ideología
(Larraín,
2007)
cuyo
sustento
es
plenamente
relacionable
(en
lenguaje
psicoanalítico)
en
las
identificaciones
que
se
producen
entre
los
semejantes
y
antagonistas,
los
cuales
han
de
definirse
según
las
condiciones
materiales
en
las
que
reproducen
su
existencia.
Es
decir,
me
atrevo
a
relevar
un
aspecto
que
han
trabajado
de
manera
mucho
mas
sistemática,
autores
como
Zizek,
existe
una
posibilidad
de
proponer
desde
el
psicoanálisis
algunas
herramientas
que
permiten
el
esclarecimiento
del
operar
de
la
ideología,
para
hacer
más
transparente
el
proceso
que
le
da
fuerza
a
la
hegemonía
ideológica.
Como
esto
es
una
ponencia,
me
saltare
la
vinculación
a
Gramsci,
Luckács
y
todos
los
grandes
pensadores
al
respecto.
Como
solo
tengo
20
minutos,
me
limitaré
a
decir
que
esta
articulación
no
es
una
cuestión
puramente
gozosa
del
psicoanálisis
que
parece
siempre
querer
ser
la
ultima
referencia
de
todo,
sino
que
se
trata
de
una
necesidad
teórica
de
la
discusión
teórica
contemporánea
sobre
ideología,
porque?
Porque
la
discusión
entre
si
todo
es
ideología,
o
no
lo
es,
o
si
la
ideología
es
un
velo
que
hay
que
descorrer,
esta
relativamente
agotada,
finalmente
parecen
jugarse
en
ello
las
decisiones
axiomáticas
que
cada
investigador
tenga.
Sin
embargo,
lo
que
si
es
un
campo
por
deslindar
es
donde
radica
la
fuerza
de
la
hegemonía
ideológica,
en
donde
se
apuntala
la
legitimación,
porqué
es
tan
fuerte?.
Tan
fuerte
que
hoy
es
posible
que
la
mayor
parte
de
los
supuestos
económicos
y
sociales
se
sostengan
en
ideología
y
se
transmitan
como
verdades
(la
desigualdad
que
se
reduce
con
políticas
focalizadas,
el
%
de
ahorro
que
se
requiere
para
mantener
el
crecimiento
de
un
país,
la
meritocracia
como
vía
de
ascenso
social).
En
ese
campo,
es
donde
el
psicoanálisis
puede
ser
un
aporte
para
comprender
el
rol
de
la
enajenación
en
la
conformación
de
la
identidad,
y
la
enorme
fractura
que
estamos
proponiendo
cuando
intentamos
que
las
personas
deshagan
el
camino
de
sus
identificaciones
alienantes.
Se
diría
que
la
invitación
revolucionaria
es
una
invitación
a
la
desestructuración
del
sujeto,
que
sin
embargo,
no
es
la
locura,
pues
la
locura
es
“ser”
el
objeto
de
la
identificación,
pero
es
una
invitación
a
conmover
los
bordes
del
fantasma,
de
la
realidad
psíquica.
Y
eso
no
es
fácil.
Lo
problemático
de
este
asunto
va
a
tener
que
ver
con
donde
ubicar
la
posibilidad
de
ruptura,
hay
un
elemento
que
de
ambas
concepciones
Freud
y
Lacan
que
nos
puede
ayudar.
En
el
caso
de
Freud,
habrá
que
darle
un
importante
lugar
a
esta
ambivalencia
que
plantea
en
la
relación
del
sujeto
con
sus
identificaciones,
ellas
son
una
referencia
normalizadora
pero
también
son
quizás
la
principal
fuente
del
malestar,
del
talante
angustiado
o
de
todo
aquello
que
se
enuncia
en
el
malestar
en
la
cultura.
Es
decir,
la
ambivalencia
ante
la
identificación,
la
renuncia
que
exige
para
poder
pertenecer,
puede
ser
finalmente
un
elemento
al
que
la
acción
política
puede
convocar
para
romper
el
equilibrio
hegemónico,
de
ahí
que
Laclau
al
principio
proponga
que
la
lucha
contra-‐
hegemonica
será
el
resultado
de
la
suma
de
las
singularidades,
representadas
por
un
significante
vacío,
que
no
las
representa
sino
que
las
contiene.
Podría
ser
la
suma
de
esas
odiosidades
de
las
que
Freud
habla
en
el
malestar
en
la
cultura
y
que
son
el
costo
de
estar
en
esta
sociedad.
En
el
caso
de
Lacan,
solo
enunciare
la
potencialidad
que
tiene
el
pensar
una
política
contra
hegemónica
que
sostenga
la
necesidad
de
hacer
caer
los
objetos
que
ocluyen
la
falta,
el
malestar,
el
descontento,
un
anudamiento
mas
desde
la
fragilidad
y
el
deseo,
es
decir
un
anudamiento
que
desnude
y
una
organización
política
con
la
fuerza
necesaria
para
proteger
su
desnudez
antes
de
que
sea
arrasada
por
las
fuerzas
extraideologicas.
Pero
ese
es
ya
otro
tema.
Larraín,
J.
(2007).
Concepto
de
ideología,
el.
Tomo
1
Carlos
Marx:
LOM
Ediciones.
Mazzuca,
R.
(2007).
Las
identificaciones
en
la
primera
parte
de
la
obra
de
Lacan
(1931-‐
1959).
Anu.
investig.
[online].
14,
00-‐00.
Vásquez
Salcedo,
E.
(2010).
La
identificación:
un
concepto
(in)cómodo.
Revista
Affectio
Societatis,
Departamento
de
Psicoanálisis,
Universidad
de
Antioquia
Medellín,
Colombia,
7(12).