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Luis Guillermo Lumbreras

CHAVÍN
EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS

~UAP
UNIVERSIDAD ALAS PERUANAS
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DESCUBRIMIEN~~:{IDE ...•
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LA PLAZACIRCUtÁiR ....
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(Campaña 1972)·· ' '

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DESCUBRIMIENTO DE LA PLAZA CIRCULAR

En ·de la escalinata central, apareció una gradería complementaria, que formaba


la Quinta
parte de unaCampaña,
terraza deen 3m 1970, al concluir
de ancho, sobrelalaexcavación de los últimos
cual se levantaba pasos
el frontis del
Edificio B, y al pie de ella, al final de los 4 m de la terraza occidental que estaba a un nivel
más bajo, aparecieron dos escalones nuevos, sólo que, a diferencia del testo, tenían un
planteamiento circular. En/realidad, solo aparecieron cinco piedras de lo que prometía
ser una escalera singular. Debimos suspender las excavaciones en este punto y esperar
casi dos años, cuando conseguimos el financiamiento para una nueva campaña, la sexta,
en septiembre de 1972.

Con el propósito de disponer de un área mayor de exposición, se amplió el campo


de las excavaciones a un ámbito mayor, al que bautizamos como RA, que permitió
excavar una trinchera complementaria, de 6 m de ancho por 18 m de largo, al Sur de
RB y RT, cubriendo la mitad Norte de los cuadros R5C y R4C. Esta ampliación nos per-
mitió descubrir totalmente la escalinata occidental en forma de "media luna", definir
el perímetro de una plaza hundida de planta circular, examinar lo que quedaba del
enlosado original de la plaza ,circular y de su vistosa estructura paramental. Al mismo
tiempo, nos fue dado conocer la forma de organización arguitectónica del Atrio, con
una terraza implantada en su estructura de base, de un espesor próximo a los 2,51ñ.
La aparición de la Plaza Circular obligó a ampliar el área de excavación hacia el Este,
de modo que fue necesario hacer excavaciones complementarias en R3B y en partes
de R2By R2C. En la casi totalidad de esta área se llegó hasta la capa H, que fue levan-
tada para llegar al piso de la plataforma.

G!acias a estas excavaciones fue asible determinar, finalmente, el número total de


~os estratos del Atrio (Sector R), que tiene sus particularidades en cada una e as
partes previamente excavadas. Fue posible tener una estratigrafía general de deposi-
ciones encima de la plataforma de épQc.ª_<;:b~~-Ofrendas (ea. 800 a.c.), que aparece
asoci~daaJa_Galerí~de-las_º-f.rendas, con su c~cayotrasmiñüfacturas de estilo
.Qi~n-definido-lj~._tambiéna la GaÍ~ri~.d.e·Iª~(íM.ªkQ.lás:l,-QQI~n:?i~senta los "putUtus'i de
. Strom~~~_ggl~IJ}~~ue están réRr~~int~-ºos ..ellJd!,lª ..procesión de t~ómp'e-tero-s eil'1as
lós~ ~51.~_a.qqS_que.J:rrcundan-la.plaza;··
Fue posible, ~ntonce-s,-establecer- uni'uriidad_
-~emp~ral bien definida, con estilos de cerámica, lita escultura y contextos arquitectóni-
-----------.----
cos, que funcionaron articulados por lo m~!~gs entre.._-_.
..._-_._ los__siglos IX yV a.c. o, con más
-
.._ •........•.•....................

1 Que John Rick y su equipo de la Universidad de Stanford terminaron de excavar. Rick, 2005.
· .

precision, en el siglo IX, cuando se debió sellar la galería. En las mismas excavaciones
ha sido p~sible de~cubrir varios ductos o cai;ales subterráneos que circulaban por el
edificio, incluyendo uno que bautizamos como "Canal de los Muertos" por haber sido
descubierto e12 de noviembre de 1970, que conduce a una estructura tipo galería, Ql!,e
debe estar debajo de la Galería del Lanzón y casi en la misma. ~bicación.

Antes de llegar a la capa H, que cubre el piso de la plaza, fue necesario excavar una
serie de recintos que quedaban dentro de las diversas capas de relleno y desechos que
formaban los estratos D, E, F Y G•. Para el efecto se hizo un trazo de unidades de
excavación de 3 x 3 m, tanto en la Trinchera RA, como en R2C, R3B y R3D, que se
abrieron para ampliar la exposición hacia el oriente. En realidad, hubo pocas infbrma-
cióJ'diferentes a las que fueron rescatadas en los otros sectores excavados, salvo el hecho
de que algunas de las casas enterradas mantenían un estado de conservación mayor que
el de los lugares con pendiente que estaban cerca de los muros del templo.

Fig.115. Excavación en Trinchera RA, 7ost. 72. Fíg. 116. Casa 13, capa G.

Fig. 117. Antes del inicio de excavaciones. Seto 72. Fig. 118. Muro sobre escalón 3, que cubre la sección 51

Fig. 120. Muro sobre el 50 escalón, en W3-5NO-2,5.


Fíg. 121. R2C, capa A,-B. Sector S de Patio Huaylas. Fig. 122. Casa 14, muro N1EO.6, capa F.

Fíg.123. 5° escalón y muro Casa 14, capa G . Fíg. 124,}nterior del canal acústico, bajo escalinata.

Fig. 125. Muro que cubre en Sl-5 el frontis de edificio B. Fig. 126. Casa 13, S4W3, capa 5D, fase Callejón.
LUIS GUILLERMO LUMBRERAS

1. LA PLAZA CIRCULAR HUNDIDA

En la semana final de nuestra Quinta Campaña (1970), aparecieron dos piedras de


dos escalones de lo que más tarde sería la plaza circular. En octubre de 1972 se des-
cubrió la escalera en su conjunto, en forma de "media luna" y ell~ de noviembre se
descubrió el muro perimetral, dando forma a un hallazgo espectacular.

Inicialmente, eensamos que la plaza tendría cuatro escaleras -una en cada punto
cardinal- tanto por analogía con lo que ocurría en la Plaza Mayor del templo, que era
cuadrada, como porque en la "crisma" del Ídolo "Lanzón '~había un diseño de unos
cjIculos concéntricos con cuatro escalas~que pensamos podía representar un modelo.
Al explorar los lados Sur y Norte descubrimos que el planteamiento de esta nueva
plaza no tenía nada que ver con la plaza cuadrangular del Templo Mayor y era, en cam-
bio, un E.,atrónconstructivo común con otros templos "hundidos" de la costa, con-
temporáneos o aun anteriores, con sólo dos escaleras.
;,
La plaza t~m.etros_de--diámetro y t1n~_?1qtra-o más bien pr~ndidad- de 2,9 1
~?-~~-f~~~-~~~:r~:~:
-Oeste y a~. ~~:d:;;7:~~ñ~d~~~idJ;!e;~1~iiT~Jude:~r~~
DeeíJas;"ia del Occidente está bastante bien conservada, con cinco del:
sus siete escalones completos y restos de los otros dos. Lélescalinata ori~l, en cam-
I
bio, está casi destruida, aunque quedan las huellas claras de que también tuvo si~ :l
~Jca~ '. - ~
Fig. 127. Vista de la plaza circular
en el centro del Atrio del Lanzón. Cada uno de los escalon~ está f<;>rmadopor losas de piedra caliza, blanquecina y
Foto 1976. de forma trapezoidi'L con el lado frontal recto y de esquinas angulares y el lado pos-
terior subangular, con las esquinas curvadas. Esa forma hace posible una secuencia en
DESCUBRIMIENTO DE LA PLAZA CIRCULAR

hemiciclo, siguiendo regularmente la curva de la plaza. Vista desde la parte alta, seme-
ja una dentadura que muestra los incisivos. .-

Las escaleras están e]Jlj2.otradas, de modo que penetran por más de 3 m hac~
tETaza ~l A1ri~ sin alterar en nada la perfecta p1mta circu1u del patio. Este está
rodeado por un muro, o más bien por un paramento enchapado, de 2,5 m de alto,
formado por 9 hiladas de piedras labradas y pulidas, dispuestas de· la manera
siguiente: en la parte superior hay 2 hiladas de piedras delgadas y una hilada, ahora
casi inexistente, de piedras rectangulares, dispuestas "en soga", de 36 cm de alto y 69
cm de largo, que están sostenidas por dos nuevas hiladas delgadas, de unos 15 cm de·
alto, que cumplen la norma arquitectónica de la alternancia de una hilada ancha por
) dos delgadas_ Todas estas cinco primeras hiladas son de piedras lisas, pulidas, pero
están encima de una VI. fila de losas cuadrangulares, de 70 x 80 cm, colocadas
verticalmente y con fi~ras en lano~relieve labradas en la cara paramental. Están
sostenidas nuevamente por dos filas delgadas de piedras, que las separan de una lX
hilada, formada or ado uines de 36 cm de alto un romedio de 69 cm de lar o, cuya I
característica más importante es que tienen el lado visible tallado con la imagen en ,..,

planQ-relieve de unos felino~ de neto estilo Chavín. En la base, sobre el piso de la plaza ~ l
hundida, hay un pequeño zócalo, de unos 10 cm de grosor, que sobresale del muro ~
perimetral, como una vereda de unos 15 cm de ancho. .

l}a plaza circuli;Jstá dividida en gas hemiciclos; el occident~ tuvo, al parecer, todas
sus lápidas de la hilada VI con figuras antropomorfas grabadas y todas las de la fila IX
con jaguares, aunque no se han encontrado todas las piezas. Parece que había 14
jaguares en el cuadrante noroeste de la plaza, al Norte de la escalinata occid~~ta'-fqu-e-
alVide--eñ--aos-erhemtEic16:-Xp-éirentemei1tedebía 'habe-r-otros' 14 jagu;~s-én el
c1:i-adrartte-silroesfe:Poié6ttespondencia, s.i.!JieIl)as pruebas son menos directas,
~s~I11irñ'?s:~~e elll.a.,fila'ilhabía igual número qep~sonajes. _antwR9moríose~~~~~á_
. lado del heIDiciclQ,.~", ..
."___ -2-- - .
~.C/'u
Fig, 128, La escalinata occi-
dental de la plaza circular
hundida, el zócalo y secuen-
cia de losas grabadas, Al
fondo está la escalinata cen-
tral, En el lado derecho se ve
pmie de lo que fue el frontis
del edificio B,
En cuanto al1}emiciclo oriental, la evidencia es que las piedras de la fila IX no tenían
los grabados q~~ aparecen al ¿ccidente y eran; más bien, lisas, con excepción cde las
.•. piedras que enmarcaban la escalinata correspondiente. Sólo el p~er sillar de la hilada
iX, al Sur y al Norte de la escalinata oriental, tiene la imagen graoada del fetino. No esta-
, mos en condiciones de comentar mucho sobre la ocurrencia en la filaVI de este hemici~ .
clo, pues conocemos hasta ahora una sola piedra y que no estaba in situ ", aupque muy
11

cerca de su posible lugar original, en la esquina SEde la escalinata. Estaba reusada en


; una .casadet'péríodo Huaraz- Janabarriu. La imagen no es antropomorfa y, aunque es del
~mo tamaflO y características de las 'lápidas occidentales, representa un p,ersonaje de
aspecto felínico con rasgos muy particulare~

~II.!p.Qtl.ªnt~__
~er presente que todos los ersona'es, felínicos o antropomorfos,
ti~nenla mira..dªJg~1Jn_pUJltºcenrra1;l:¡m~--el1e1cáSoaerNorte es hacia e ur y
viceversa. Can excepción, claro, de u~o 'de los antro omorfos del cuadrante NW, ue
~nira de frente, es decir, al centro de a plaza circular.
Lamentablemente, la plaza está incompleta, pues la mayor parte de las piedras del
paramento enchapado se han perdido. Del hemiciclo occidental solo se han recgpera-
do 5 lápidas con grabados en la fila VI del lado Norte. nin na en el Sur. Las ·filas I-
.--.
V han sido testimoniadas por las piedras existeiltes en el borde superior de la escali-
nata occidental, pues en la plaza se han perdido totalmente. Las filas VII-IX, así como
las piedras del angosto zócalo inferior están casi completas ei1este hemiciclo, aunque
falta la piedra 1de la fila IX (con los felinos en relieve), pero se ha encontrado las pie-
dras 2- 14. Ellado Sur del hemiciclo no fue excavado totalmente, pero se ha descu- .
bierto ya laPiedra 3 de la fila IX, con éfíelino grabado y fuertemente deteriorado, y se
ha dejado cubiertos los demás adoquines, donde constatamos los grabados,con feli-
nos, para una próxima intervención2• Se tiene certeza que las piedras de las filas I-VI
:10 están ya en su sitio.
_:~-~:~_~I;f~~::=-~~=---
p=:::.'::---: :--"=-. -

Fig.129.
Reconstruc .,
CIOn

aproximada del
segmento NW
la Plaza Circula~e

'¡,hnRiek· , estan. allí los .fel-mas de


la fila IX, en ylasus asociados
misma han
di SpOS1ClOn
.. _excavado
que los )'a
del este h emlclclo.
otro sector .
. ~ h an constatad o que, en efecto '
La excavación del hemiciclo oriental nos ha permitido conocer solamente una lápi-
da de la fila VI, ya mencionada, pero en cambio, en el lado sureste se han recuperado

tal, tiene 16
\n sito" unpiedras
felino grabado, el que,lasdesde
de la fila IX,de luego,
que sólo mira hacia
la prim~ra, el norte.
al filo En el cuadrante
de la escalinata orien- ~!.,
noreste, el muro fue completamente desmontado en tiempos post-ChaVÍn, y el muro
perimetral fue reemplazado por un muro también circular, que delimitaba en parte la
"placita" tardía de la que ya nos hemos ocupado. Sobre el piso de la plaza, al parecer
caída de este 111urO tardío, había un sillar procedente, casi con seguridad del zócalo de
felinos de la hilada IX del cuadrante NE. El animal mira al sur, por lo tanto debió estar
.!l1 norte y, si seguimos eLorden establecido en el hemiciclo sur, bien pudo ser la única
Fig.130. Vista de las condiciones del hallazgo de las lápidas del segmento noroeste.

Fig. 131. Vista del seg-


mento noroeste, con la
escalinata occidental. En
la foto (M. R. R) nótese
parte de las losas del piso,
que están mejor conser-
vadas hacia el Norte.
1972.
pieza grabada que estaba alIado de la escalinata oriental. El pequeño zócalo-vereda ~e
encontraba casi intacto en el cuadrante sureste, pero en' el noreste había sido, igual-
mente, desmontado, por lo menos en la parte qú~ nos tocó examinar ..

Una suerte similar a la del hemiciclo le cupo a la escalinata oriental, de la que no


queda lÚl1gÚnescalón completo. En cambio, Se conserv;on algunas piedras de cada uno
de los siete escalones, lo que pennite confirmar el número de ellos por éscalinata.

Otro detalle importante de la plaza es el piso, totalmente cubierto con losas de


piedra crema-amarillenta, planas, pero de forma irregt~, atlil cuando parecen orga-
nizadas de modo radial en función del centro del círculo. Nó hicimos la excavación de
la parte central de la plaza, pero todos los indicios hacen pensar que es plana.ljay una
~ suerte de vereda central, al mismo nivel, construida con piedra de color negro-pizarrª'-.
.recta; que cruza la plaza, tal vez haciendo una cruz de Sur a Norte y de Este a Oeste.
f.,r)-

Nosotros pudimos excavar una fracción de esta vereda, al pie de la escalinata occiden-
10 tal y hacia el lado Sur, donde registramos un ancho de 1,5 m. Por debajo de ella, en la
() sección occidental, desagua el canal acústic03 •. .

Se puede decir, en general, que el ~stado de conservación de la plaza/es mayor en


aquellos sectores donde el derrumbe del templo e;otegió a los elementos arquitectóni.
cos de la época Chavín y que, en cambio, donde el derrumbe (o los derrumbes) no llegó
6 solo afectó parcialmente, fue muy alterado por los ocupantes posteriores del sitio.
Fig. 132. Vista del sec-
tor oriental de la Plaza
Circula¡; excavación de
la escalinata oriental.

'J. Rick también ha concluido con esta parte de la investigación, confirmando todas las obselVaciones que pudi-
mos avanzar en aquel tiempo. .
terráneas, de las cuales ya se conocen 3, las tres descubiertas por Marino González
antes de 1965, a las que hemos bautIzado como "G ena e ampamento", al NE,
"Galería
""__ de las Ofrendas"i _alNWyla "Galería
.. de las Carac~s" al.. SE. Esta última fue el

"redescubierta" por nosotros en 1972, como parte de las excavaciones de la Sexta


Campaña y, al parecer, se conecta con una que HernánAmat había detectado en 1967 (
,
como parte de sus excavaciones en el cuadro R5D, y que bautizamos como "Galería de
los Gigant~" por la indicación de que allí se encontró el fémur de un hombre de gran
tamaño.,. Estas dos últimas galerías no figuran, por esta causa, en el informe que
preparamos en 1966 sobre las galerías subterráneas de Chavín4 •

La\Galería del campamentolno ha sido aún excavada, hasta donde tenemos noti,..
cias, sino apenas explorada superficialmente, aun cuando MGM nos informó que allí
"no había nada". Él la usaba como almacén. En cambio sí excavamos la Galería de las
.~aracolas,l en la perspectiva de hallar algo similar a la Galería de las Ofrendas En la
Galería de las Caracolas no encontramos ningún indicio e uesos h~manos, aunque
ebemos señalar que nosotros recién habíamos iniciado las excavaciones a fines de
1972, cuando tuvimos que suspender nuestro trabajo por falta de financiamiento para
continuar, de modo ue la cubrimos lue o de constatar que las ofrendas más signifi-
cativas allí eran unasfaracolas "pututus (Strombus galeatus), razón or la cual la bau-
tizamos con ese nombre. En efecto, en las recientes excavaciones d . Rick sus aso-
ciados, se ha confin11adola existencia de un número de O ó 21 caracolas on diseños
grabados, depositadas en la galería, en calidad de ofrendas.
2. LA PROCESIÓN DE LA CORTE Y SUS FELINOS GUARDIANES

Estas .iezas líticas, en forma de estelas sillares, no sólo proveían información


sobre la~ fases de ocupación Formativa de Chavín, sino que daban testimonio de la f
manera como eran dispuestas las lápidas en el paramento de los edificios chavinenses,
pues, como sostenía Rowe6 no se había "encontrado ninguna en su sitio original".
,

Se trata de losas y sillares que sirven de paramento a los muro~ que rodeéj.n la
plaza circular hundida. Las primeras, en forma de lápidas cuadrangulares, estaban

'Lumbreras y Amat. 1966.


'Rowe, 1962, 1973.
'Rowe, 1973: 254. '
tinua, en la fila IX.
-
dispuestas unas alIado de otras, en la fila VI; las segundas, también en hilera con-

has lápidas encontradas en su posición original son cinco, y una sexta ubicada fuera
de su sitio ori _·nal. De acuerdo con su ubicación y los espacios visibles, se han perdi-
do "lascinco primeras lápidas del cuadrante NW y solo estaban en su lugar las lápidas
6, 7, 8, 9 Y12, faltando también dos o más al final del cuadrante, asumiendo. que eran
14, como el número de felinos de la fila IX. _.

Fig.133. Lápida VI-NW6. ¿Danzante? Fig. 134. Lápida VI-NW7. Trompetero.

Fig. 135. Lápida VI-NW8. Trompetero.


Fig. 136. Lápida VI-NW9. ¿Portador de Mullu?
Uria lápida adicional, adscrita al cuadrante SE, completa un total de seis y serían al
menos 8 las que habrían desaparecido del hemiciclo Norte de la plaza y 14 del hemi-

-
ciclo Sur, es decir, un total de 22 lápidas grabadas.

En cuanto a lo~~illares del zócalo de los jaguaresl(fila IX), en el cuadranteNW falta-


ba el primero y se encontraron los trece restantes (del 2 al 14); en el cuadrante SW
faltaban los dos primeros sillares, se limpió el tercero y se observó los que seguían
(que se dejaron sin excavar para su examen ulterior). Se encontró "in situ" el sillar SE1,
y fuera de su lugar original, pero muy cerca, el silla~. Se pudo verificar, además,
que el resto de los sillares de la fila IX eran lisos, lo que indica que la decoración se

. ~/

" ..:~
..

. : ~:''>.' ;,-j- ~'~

Fig. 137. Lugar donde está ubicada la lápida VI-NW12, en el proceso de excavación. Nótese el relleno
detrás de las lápidas y la deposición del de1Tumbe encima de una capa.empedrada.
Fig. 138. Descubrimiento de
la lápida VI-NW12, protegi-
da de la erosión por una
piedra y una suave incli-
nación. Portador de una
rama de San Pedro, cactácea
alucinógena.
restringía a los del hemiciclo occidental -donde se refleja el sol matutino-, en tanto
que los le..dosNorte y ~ y el ~ente oriental (c~n excepción de los adoquines y léPi-
~- d_asligadas a la escalinata) r:t0 tenían decoración ninguna.
Es interesante anotar que las piedras decoradas que permanecieron "in situ",
debido a suverticalidad, sufrieron una fuerte erosióri, provocada por el constante lava-
do al que estuvieron sometidas por la filtración de las aguas de las lluvias anuales
(durante casi 3 000 años). Esta erosión ha eliminado los ángulos de los diseii2.s,
haciendo desaparecer muchos detall~s, tanto que se hace dilicilla identificación plena
de los personajes. Se preservaron solo las lápidas que se movieron algo de su posición
~l, o que estuVieron protegidas de la filtración por otras piedras. Este e,¡;el caso
" de la lápida VI-NW12, que por presión de la tierra se encontraba ligeramente inclina- .
da hacia adelante, contenida por unas piedras previamente caídas en el derrumbe, lo
que originó que se dai'íara un poco en la parte baja. Esta piedra, así movida, protegió
a su vez al sillar IX-NW12.
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525 520 515 510 S5 o "5 ÑIO_ , - NI5

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Muros asocIados a la copa H
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E
Fig. 139. Plano general del Atrio, con indicación de los puntos de ubicación de las cabezas clavas.
La secuencia de la;( lápidas del NWI-recordando que no se conocen las cinco
primeras- se inicia con un personaje antropomorfo visto _d~!!te, que está seguido
por dos bocineros de "puhitu" (caracola trompetera o bocina) y ~n tercer personaje,
que al parecer sopla o presenta otro objeto gue tiene raxos o espÍculas, como las del
.SJ?2ndulus. Luego de dos lápidas perdidas, aparece la imagen de un personaje gue lleva
,:n cactus en la mano derecha. Debajo de ellos, en un zócalo protector, como si fuera
el fondo de un retrato, les acompaña una ~ilera de jaguare§,.1.'0doscaminan hacia el
~, donde hay unas hermosas escaler~s, ~esde donde se .accede a la terraza que
l rodea a la laza circular. Por allí se ingresa a la galería central que conduce hasta la
cumbre del edificio B mediante una escalin¡3.taen cu a base ha un tubo cu as a as
• hacen rugir al templo. Detrás, adentro, está e 'dolo rinci al un ser antr;pomorfo, de
pie, que saluda desde el fondo de un largo pasaje soterrado que, si nuestros cálculos r.(}:

son válidos, uno o tal vez dos días al añ~ tenía el rostro iluminado,eor los rayos del~l
,:taciente, en el solsticio de inviernil -
~mensaje de la~iedras grabadas en la ~.~cuIar nos habla de rituales que sólo
podemos imaginar. Dentro de esta reconstru~~.!9n meI}@¡J!odemos imagjnar a 21
... pututeros que, v~nidosdes~ ti;~as lej-ªJ..l~slej9mn...sus.~heJlº-$.Jn.strnm.e.nt.QS..l1lll§i.
-'-éiÍes cómo-ofieñd'~s'a-ios ~dioses de Chav.f~;:E!..1.ª-G~J~Iíªj;te.Jªs_Cara.~º1.ª.~·.4Ui.!§l~!}(
~Türifo-al ¿iíadrolabrado"eñl¡:is'''esteras~de.~-9r.ª, ..L~(;''QTJ:téillQonQ1LQue2!gfu! día sus·
.sonidosliicreroJi~~:S:~.lº1l_a!r-flL(:hU=hmán.frente-a.lodiele.~J9§_.9iose..s sonoros del ..
. -te~pio~T¡;r:~i.i ..so..~9 ...~<?c:l..~~a_
hoy.~~.eIl@ lcJEañ.ejus..p.ututus...de.Jos .tr9tD~~~ '

kCIY-Qhe'rus"(Q~eros),
I . Cusca, anunciando .cuando:van ..eu..fila..de.uno.Iec.o.Di~Dq()..I~~y'alles.y'
que con ellos vienen los Apus ysus aire.s de bienestar. .9.l!~1J.r.~ª~sdel

Hoy día, las\l,argas procesiones de los Qheros pututeros otr~s vecinos de los pue-
blos del Cusca convocan a miles de fieles de los "ayllus" de la región para hacer la
peregrinación anual al santuario d QoyIluriti, ande el Apu los recibe en el solsticio
de invierno para recibir las peticiones' e bienestar. Co'ñ"'eSti"procesión se inician los
actos celebratorios del solsticio, que culminan el 24 de. junio con la fiesta del "Inti
~". Llevan con ellos las ofrendas que dejarán en el santuario y cargan, con devo-
ción sustantiva, las imágenes de sus sacralidades, en procesión digna y ruidosa. Las
bebidas van con ellos, para el frío y el solaz; las comidas van con ellos, abundosas y
generosas. Hay que "pagar" a la tierra con chicha (aqha) o cualquier licor, y también
con apetitosos platos propios de cada tradición. Quien haya visto a estos peregrinos,
en filas desiguales, cubriendo los desniveles ondulantes de la cordillera con sus visto-
sÍsimos trajes y tocados de colores, cubriendo las montañas de cantares y danzas
miles, de todas las edades y condiciones, no podrá menos gue pensar en el cuadro Iíti-
co de las estelas de la Plaza Circular, con gentes reales y concretas, bajando por los mil
'caminos que llegan a Chavín, con ~tas casi verticales, del Norte, el Oeste, el Sur y el
Este. Gentes que llegaban desde los desiertos occidentales y los bosques del Norte,
poblados de la sabiduría de los mullus (Spondylus princeps) de los mares cálidos ecua-
toriales, que estaban bajo la protección de feroces cocodrilos, grandes águilas y ser-
pientes poderosas, habitantes de un hermoso y misterioso jardín, pletórico de plantas
todas, donde moraban los secretos dioses del agua y el tiempo.

r--lasSi,tierras
I
viendodella Perú,
peregrinación de Qoylluriti
uno convoca o tal vez lasc'ontextual
a una asociación varias otras
deque
los todavía
p'ututuscruzan
de la
Galería de las Caracolas, con la procesión de la Plaza Circular y los hallazgos de la
¿aleJa de las Ofrend~s ~uyo estilo y ersona' es coinciden con los de los del
"9belisco Te o" - las imágenes de esta procesión toman cuerpo de realidad. Debían
ser miles (a Qoylluriti van casi 30 000), procedentes de Cajamarca, Piura, Lambayeque
y los valles de Trujillo desde el Norte, procedentes de Huánuco desde el Oriente, de
Casma, Nepeña, y el Callejón de Huaylas desde el poniente, y los valles y cuencas de
Lima y tal vez Paracas, desde el Sur. Hay evidencias directas de su presencia en Chavín
y, sobre todo, probanza de que ellos. participaron en la ceremonia o actos festivos
cuando se depositaron las ofrendas y se dejaron los pututus, cuando se "inauguró" la
Plaza Circular del Atrio, sellando las galerías con los regalos. En consecuencia, fueron
p~artede la narración reiístrada en las lápidas del muro perimetral de la plaza, con toda
la leyenda y el imaginario que estuvo detrás de todo esto. Era entonces el inicio del
---SigloIX antes de nuestra era, según lo indica el C14. .
La primera estel2. (VI-NW6) representa un Eersonaje visto de frente. Está muy ero-
si;nada. Está de pie, con el brazo derecho abierto, agarrando algo con la mano; algo
que contiene círculos concéritricos en su tramo superior, y por las proyecciones de la
piedra debajo del brazo, podría pensarse que tenía agarrado algo similar a un bastón
o una soga. El brazo izquierdo está doblado sobre el cuerpo y también parece que
tuviera algo cogido de la mano. Ambas manos tienen uñas en forma de largas garras
curvadas.

De su cuerpo salen, en ~atro direcciones opuestas, grupos de tres puntas gue bien.

~ieran representar
de rayos saliendo proyectiles
de sus o dardos. La
cuatro costados. Esto hace está
cabeza que la imagenpor
cubierta tenga una suerte'~
un tocado que r O
tiene el aspecto de una corona terminada en 10 puntas triangulares, aserradas,
sostenidas por una franja o cinta de dos bandas, con ui1a parte central diferenciada,
como si hubiese una banda colgante, que cae sobre la frente. El rostro es humano. La
nariz es ancha y muestra claramente las fosas nasales. Los ojos están inmediatame~
debajo de la banda de la corona y son almendrados, con la pupila circular centrada. La
boca muestra hoyuelos en las c~!!!isuras de labios que parecen haber tenido gr:andes
colmillos y haber estado fruncida.§..Hay indicios de orejeras anulares. Debajo del ros-
tro aparece un collar y/o pectora! al parecer con atributos fetinos. Asimismo, parece
que el brazo izquierdo estuvo doblado, con la mano con garras a la altura del vientre.
Una pequeña depresión en este sector nos hace suponer que había un cÚ1turón. No
hay más indicadores sobre el vestido. Las piernas están separadas y los pies dispuestos
-
.en sentido opuesto, aparentemente con uñas en forma de garras. •

Fig. 140. Lápida VI-NW6,


"in situ", luego de su hal-
lazgo.
En el Museo de Huaraz, en 1973,tUve oportunidad de ver un fragmento de un
ángulo superior derecho de una estela "sin procedencia", que obviamente representa-
ba este mismo personaje y que, por su tamaño y demás características, pudo ser la
pareja ,de esta lápida, que ahora no se encuentra en Chavín. De acuerdo a los registros
examinados después, el P. Soriano Infante, que acompañó al Dr. Juli~ c. Tello,llevó a'
este museo varias piezas de Chavín pero él no recordaba la procedencia.Wendell C.
Bennetf muestra un ángulo inferior izquierdo de una estela que también corresponde
al mismo personaje. La pieza contiene parte de la pierna y el pie derecho y parte del
codo del brazo derecho, junto a los tres "dardos" inferiores.

~s dos estelas conti~ @-NW7 y 8ta este personaje "de frente" están presen- C!.
tadas de perfil, como caminando en dirección al centro, a la escalinata occidental. Se
,trata de los bocineros de pututu. Las dos representan, sin duda, el mismo tema y, a
, base de esta constatación, asumimos que ~os personajes estaban en pares. Esto, en
Chavín, no es nada nuevo, dado que lo mismo ocurre con la famosa comisa de la
Portada de las Falcónidas descubierta por Marino González.

Se trata de un personaje que está apenas visible en la estela 7 y más claro en la 8,


por razones de erosión. Son seres humanos, prácticamente sin atributos sacraliza~
El brazo derecho está doblado hacia adelánte y tiene en la mano una caracola
(5trombusgaleatus) o "pututu" que está claramente tocando, con los labios pegados a
la bocina. El brazo izquierdo está sobre el tórax, encima de un cinturón apenas visible.
En la espalda, lleva algo que puede ser la representación de plumas (¿un manto
plumario tal vez?) o algo parecido. Está detrás de una suerte de trenza.o cordón ancho,
cuyo tratamiento decorativo recuerda la cola de un jaguar. Esta trenza o cordón sale de
un tocado a modo de corona de 7 puntas, similar al del personaje anterio,I",pero que, a
dife~encia de éste, no tiene la banda adherida a la frertteYTeposa directamente end-
!TIade la cabeza, como si fuese una corona de metal. La co;ona termina en dos pun-
tas más altas que el resto, de donde penden unas bandas, a modo de flecos; dos de
ellas van hasta las orejas, mientras que la gran trenza o cordón llega hasta la cintura o
aun más abajo. La trenza tiene primero un segmento de cuatro nudos, que termina en
el punto donder hay un dibujo de una por de cuatro pétalos, que ha sido interpretada
como la visión en corte transversal de un cactus San Pedro. En seguida, el cordón se
;;;gñl~a como si fuese la cola de un jag:.:ar, hasta terminar en lo que p~ce una
cabeza de serpientE;.(?).

Las otras ban<tts que nacen en la corona son más cortas Y-delgadas, pendientes de
la corona, como si representasen cabellos. Lamentablemente, se pierde el resto del dis-
eño, que va hasta encima del pabellón de la oreja. El "manto plumario" o elemento
dorsal tiene J:¡acesde cabezas de serpiente con los ~os excéntricos y la boca y fo.§..a
.nasal bien diferenciadas. Hay suatro serpientes saliendo de los extremos del "manto"
y diez de la corvadura dorsal.

'Bennett, 1942, fig.17. Al parecer, el dibujante Humberto Delgado lo copió al revés y según opinión de J. H. Rowe,
no sería una copia confiable. Si fuera cierto, el piE!y ei brazo serían los izquierdos. Rowe (ver Lumbreras, 1977:
22, nota de JHR) agrega que la misma pieza fue presentada por Tello, 1960, fig.59, lo que en efecto parece cierto,
pero mientras que la copia ofrecida por Tello no coincide con el original al que nos referimos, no estamos de
acuerdo con Rowe sobre el valor diferencial de ambas copias, pensamos que la de Hidalgo (Bennett, 1942) se
ajusta más a la realidad, Lamentablemente, esta pieza se perdió con el aluvión de 1945.
Fig. 141. Calco de la láp. VI-NW8.
Trompetero o tocador de "pututu"

El personaje, que parece ser gemelo en ambas piedras, tiene un rostro de tarriaño
de'sproporcionado, con un ojo almendra do, con la pupila circular centrada. La nariz es
naturalista, aun cuando esquemática. La boca tiene labios gruesos y no se ven los
dientes y, en cambio, sí aparece ligeramente abierta en la comisura; la actitud es la de
1.!ntocador de pututo, de alguien que sopla. De la oreja pende un arete en forma de
anillo, recordando este rasgo los aretes del ídolo del Lanzón.

Al igual que en el icono anterior, ~s detalles del vestido no se perciben, aunque se


ve que hubo un cinturón y que el muslo estaba bien diferenciado de la nalga, lo que
hace presuponer el uso de un "taparrabo". Hay indicios de una ajorca en el tobillo y
un brazalete en el antebrazo. Las .~s tienen forma de garras, apenas perceptibles en
los dibujos erosionados.

La lápida que sigue (VI-NW9), sobre la que menos información tenemos, está muy
erosionada. Contiene la imagen de un personaje con un tocado complejQ, similar al
que tiene elportador de cactus, que está más atrás en la procesión. Tiene el brazo dere-
cho levantado, con una mano con garras que está frente a la cata, como si llevase algo
a la altura de la boca. Está de perfil y mira al Sur, es decir, hacia la escalinata. De sú
cinturón salen dos pares de serpientes, que caen detrás y delante del personaje. Tiene,
igualmente una especie de manto en la espal2.a. Del tocado, de la frente, salen dos ser-
pientes que se proyectan hacia adelante. ,Los pies, como en los pututeros, van hacia
adelante, en actitud de caminar,
Luego de dos piezas que faltan en la fila VI, se halla la pieza mejor conservada (VI-
® NW12), que es un eersonaje antropomorfo sacralizado, con atributos felinos en el ro~
• portador de un bastón, que ha sido ~terpretado como un tronco del cactus San Pedro
(Trichocereus pachanOl) de 4 nervaduras, que es un alucinógeno muy activo. La hipótesis
lanzada por Mircea Elia~, y que muchos investigadores han confirmado, sobre la aso-
ciación entre el shamanismo y los alucinógenos, nos permitiría asumrr que el personaje
aquí representado podría ser uno de los sacerdotes-shamanes de ChavínS• --

El personaje no tiene un rostro humano, aunque 120dríatener tina máscara, donde


el elemento más .destacado son unos ~esos colmillos que reba:¡an los labios de una
boca cuya comisura es bastante grande. El tocado es interesante; no tiene el aspecto
_decorona metálica de las tres primeras estelas y más bien podría parecer un turbante
.o una cabellera trenzada que se prolonga hacia la espalda, donde S@a uno de los
cabellos se convierte en serpiente. Tanto los que están encima de la frente, como los
que caen detrás. Estas serpientes son del tipo que Rowe. ubicó dentro de las primeras
fases del estilo Chavín -fase AB- con los. ojos, la !2.2§ y las fosas nasales indepen-
?ientes de los perfiles de la cabeza. Ocurre también que !as orejas no tienen orejeras

Fig. 142. Calco de la lápida


VI-NW12, con el portador
del cactus San Pedro.

'Eliade, 1964; La Barre, 1972; Sharon, 1972; Cordy-CoIlins, 1977; Mulvany de Pei'ta1oza, 1984.
~sy que en la frente se nota el ceño fruncido y, finalmente, que los labios se pro-
longan mucho más allá de la boca, hacia arriba y hacia abajo. Los colmillos son curva-
cdos hacia atrás y 'Puntia~dos, los demás dientes son en bloque, como los de los
humanos, con excepción de los que están al final de la boca, donde doblan los labios
y se'presentan triangulares y exentos. La pupila de los ojos subrectangulares es excén-
trica y mira hada arriba. No tiene cejas. Del cuello pende una esclavina y en~-
_~ hay una banda de donde penden dos serpientes. Las ~ de las ~ y los pies
son 3 garras en las primeras y dos en los segundos.~va pulseras y ajorcas. La mano
izquier?a está'pegada al tórax y con la derecha sostiene el cach!.s.En la espalda hay un
elemento similar a los "mantos" de los que hablamos con los músicos, pero que:bien·
pueden ser atributos alados. En el interior de estas ~" hay unas cabezas gue· ue-
den ser de sereientes, muy estilizadas )'J desde luego, no del mismo ti¡?Ode las 12eque-
ñas serpientes que reemplazan cabellos o penden de la cintura.

Si bien es muylejana en el tiempo -hacia el siglo XVI d.C.~ ~ recordaba en lac~ta


Norte una leyenda sobre el origen sagrado de los rey-esde Lambayeque, liderados por
'un héroe mítico llamado Ñam-lap o Nayrnlap, casado con Ceterni o Sotenic, quien
llegó a los ricos valles norteño s para instalar un reino anterior a los señores de Chimor,
que más tarde invadieron Lambayeque. Es una leyenda, más bien mito, que nos induce
a suponer que pudo haber un texto similar asociado a la escena de la plaza circular de
Chavín, y dice' así:

"en tiempos muy antiguos que no saben numerarIos vino de la parte suprema de
este Piru, con gran flota de balsas, un padre de Campañas, hombre de mucho valor y
calidad llamado Naymlap y consigo traía muchas concubinas, mas la mujer principal
dícese qerce llamado Cetemi truja en su compañía muchas gentes que ansi como a
capitán y caudillo lo venían siguiendo, más lo que entre ellos tenía más valor eran sus
oficiales que fueron cuarenta, asi como Pita Zofi que era su trompetero o Tañedor de
unos grandes caracoles, que entre los Yndios estiman en mucho, otro Ñinacola que
era el que tenía cuidado de sus andas y silla, y otro Ñinagintue a cuyo cargo estaba la
bebida de aquel señor a manera de botillero, otro llamado Fongasige (sic) que tenía
cargo de derramar polvo de conchas marinas en la tierra que su señor quia (sic) de
pisar, otro Occhocalo era su cocinero, otro tenía cuidado de las unciones y color con
el que el Señor adornaba su rostro, a éste llamaban Xam muchec tenía cargo de bañar
al Señor, Oliop-copoc, labraba camisetas y ropa de pluma, otro principal y muy esti-
mado de su príncipe llamado Llapchiluli, y con esta gente (y otros infinitos oficiales y
hombres de cuenta) traía adornada, y autorizada su persona y casa". .

Si asumimos que esta leyenda hablaba de. un ~<2rtejoque acompañaba a un Señor


en términos genéricos, desde tiempos inmemorial es, podemos imaginar que algo
parecido pudo estar en el imaginario colectivo en tiempos de Chavín, con todas las
diferencias del caso. ~a leyenda o la historia de un cor~o similar estaría registrada en
~s estelas de la fila VI, donde los personajes representados iban a rendir culto a los
dioses chavinenses -con gentes que también venían de Lambayeque y otras zonas,
antepasados de los reyes del norte- donde aparecen dos "pitazofi", trompeteros de

'Cabello Valboa [1586]1951: 327-330; Tercera Parte, cap.17. La ortografía ha sido adaptada a nuestro tiempo,
cuando ha sido posible, sin alterar el contenido.
caracolas, y tal vez algún "fonga" que llevaba "mullu" -sea como polvo o simplemente
conchas- y seguramente un cocinero "occhocalo" y un :'ñinagintue: portador de las
bebidas y quizá del cactus San Pedro para preparar los brebajes que salen de su savia.

. [ Para nosotros, la escena de la plaza circular debe tener un texto homologable, gue
se asociaba, claro,.~S~!!9._~J,1;~Le._qU.~.~s1:}l:ºª~gr¡1?i(tQ_.gD.~Hg91.<?~el
Lanzón: un
:~!I~.~~iniQPºr:n~rfo que saludaba con la mano derecha y que tenía toJ;s los atri-
butos de poder y fuerza que podían reconocer los pueblos de ese tiempo, con la cabe-
llera de serpientes, un rostro con fauces de feroces colmillos y un conjunto de cabezas
de felinos y serpientes en el moño y la cintura. Pero si bien nos da un texto imagina-
ble, el texto también nos permite asociar las imágenes' del muro de la plaza circular con
las ofrendas deca-raco[a;en'íagalería-~esp'e~tivay la~ ofr~nd;s'cÍ~ bebÚ:ias,cOIDidasy
oti6sblel1es en la otra ga1~ríái~rl~lmente, los mitos c'~ntenidos en la iconografí~~
las' piezas -deLas Ofrendas, que comprometen los que trae consigo otra pieza espec-
'tacular de ChaVÍn,cémocida como" Obelisco Tello" y todo elcqm lejo contexto icono-
t
-.~gráfico cie
. ChaVÍnhacia comienzos d~l último milenio de. la era precristiana .

.SS>locinco son los personajes que quedaron dé la procesión; los demás se han per-
_dido. Pero debajo de ellos, en l~, quedan los otros, los jaguares, sus acom-
pañantes y tal vez mensajeros o guardianes, que también en fila los acompañan, uno
a cada quien, caminando en la misma dirección, a su lado. En una condición aislad~,
hay un animal -quizá un camélido- en lugar de un señor en la lápida que parece haber
estado en el ángulo SE, pegado a la escalinata oriental, lamentablemente hallada fuera
de su lugar. .

Fig. 143. Personaje ZOOnlorJo "jelinizado", posiblemente VI-SE01a.


No son jaguares iguales, ni comunes. Son anin1ales gue contienen, en sus manchas,
los códigos cósmicos o sacros gue segJJLarnf-nb;:_1ms.eian...enJos..m.itos
ueJe~.9aban ori-.
:gen y vi encia. Las piedras en que aparecen sus figuras son de diferentes colores, con
tonos más bien suaves: amarillelli$>,dorado, ,:,erdusco, ~~o, Elomizo. Cada pkdr~
~el;; s~,p;oei~ textura,zs::anulació!1, ?esdeaquellas rocas que hacen posible un pü1ido
n':;úyliso, comoeI granito, hasta' Íos porosos' hifos"volcániCos;y'álirique 'él iiiii1oJ1?"es
constanfeen su ubicáción enicdarga fila procesional, existe la tendencia de que tales
piedras de colores estén d,istribuidas por pares, como los personajes de la filaVI.

Si bien se mantiene la tendencia de presentar imágenes en parejas, el ritmo se


rompe en varias partes, donde aparecen jaguares solitarios, como quizá se rompía
también entre los sacerdotes o los cortesanos que les acompañaban.

En el cuadrante NW se ha perdido el primer sillar y el segundo tiene la imagen casi


tot~mente erosionada, aunque se apreci~ allí el perfil del felino. Los sillares 3 y 4 pre-
sentan la misma imagen de jaguar, con el mism'o tipo y color de pi~dra, pero ambos
están tan erosionados que los detalles del cuerpo no son perceptibles. Los ~illares 5 X.
§ que debieron ser iguales, no lo son. Eso podría significar que lo mismo ocurría con
los señores de la filaV1 de la que sólo conocemos la~. Sin embargo, hay que decir
que las figuras no se superponen físicamente. Los dos felinos son muy diferentes. Los
felinos 7 y 8 son igualmente individualizables, aunque por estar muy erosionados no
Se ven las diferencias del cuerpo. Mientras que en ill,
delante y detrás de las zarpas
del felino, hay unos apéndices volutiformes; en el 7 no los hay,y, además, la .termina-
~ión de la cola de ambos es diferen!e. Sin embargot12.arece que son pareja, por el tipo
y color de la piedra, a diferencia de 2Y~ que son diferentes€n el tipo de material y su
color: e15es plomizo y el ?...!násbien rojizo. Los sillares 9 y 10 sí son pareja, lo mismo
que las figuras de los sillares 11 y 12, aunque una está más erosionada que la otra. La
.9 y la 10 son piedras ~marillentas y la 11 y 12 verduscas. El sillar 13 está muydeterio-
rada por la erosión, pero parece que hacía pareja con la pieza 14 que, en cambio, esta
mejor conservada de todas.

Así pues, tenemo~.f.ÍD.~_t!l29.~LdgfilJid2.?_si~J.~~ares diferenciados en el cuadrante


~te (5, 6, 9-10, 11-12 Y13-14) Yvarios no singularizados. A ellos hay que agregar
el sillar IX-NE1, del otro cuadrante, diferente a todos los del NWo. Finalmente, debe-
mos agregar el IX_-_SW_3,
también distinto a los indicados, y el~, que se parece al
NW6, Son pues siete tipos de felinos representados en la Plaza Circular,

~os felinos tienen muchos rasgos en común: la cabeza, la forma del cuerpo, d~ la
cola y las patas. L.a diferencia entre felino y. felino está determinada por los detalles
adicionales del pelaje del animal en el cue o la cola el lomo, y también por la pre-
sencia de unos apéndices en forma de volutas q~a veces se 12ro t des e las
eatas. Todos los felinos aparecen como agazapados, de perfil"con las patas paralelas,
la cola curvada hacia arriba y adelante y el lomo bien pronunci~, con la zona torá--
-J
cica más bélia.La cabeza es casi siempre la rnism..e,con una boca en forma de "U", con
los e~tremos de los labios ligerament~ divergentes, e interrumpida por gas largos col-

10 John Rick y su equipo han excavado el cuadrante SE en su conjunto, pero no nos·ha parecido correcto referimos
a sus hallazgos sin que ellos los hagan públicos previamente. En general, confirman nuestras observaciones.
millas que sobrepasan los labios. Los demás dientes son presentados en algunos en
retícula y en otros aserrados. Además, la comisura en unos se convierte en un círculo
dividido por dos líneas cruzadas; en otro, es simplemente una prolongación de la retí-
cula y, finalmente, en otros solo es un hoyuelo.

No sabemos cuán significativas pueden ser estas variaciones. Otro elemento común
es la tosa nas~l, en forma de voluta o espiral, y también los pelos de la cabe~~ y la oreja,
con una punta hacia atrás. Los "bigotes" aparecen como dos bandas delgadas termi-
nadas en punta, naciendo detrás de la comisura del labio desde dos círculos. Los ojos
pueden tener la pupila circular centrada o excéntrica. Igualmente, 'las cejas pueden
tener una prolongación curvada hacia atrás o una proyección hacia adelante .

. En estos detalles generales y comunes, sólo uno de los felinos, el NW5, es diferg¡t-
~ pues su cabeza no tiene pelos y es más bien lisa, con una segmentación gue si&!:!..e
. el contorno de las ceja;:;y con una. oreja qqe no termina en punta y que parece muy
ligada a la cabeza. Este mismo felino tiene una ligera variación en la forma de los col-
millos, que son como de sable, con un lado redondeado y el opuesto casi recto. Por la
estructura de la cabeza y el cuerpo, las figuras de NW 3 Y4 podrían haber sido de este
mismo personaje, pero están muy erosionadas para afirmarlo.
En cuanto a las palas, estas son iguales: divididas de las piernas mediante urla banda
delgada. De ellas salen dos garras curvadas hacia adentro y abajo y una sección inter-
media que representa una carnosidad. Nuevamente el~ es diferente, debido a que
en la base de la carnosidad hay dos pliegues angulares que en los demás es uno solo. La
mayoría de los jaguares tienen apéndices en forma de volutas o espirales que les salen
de las patas trasera y delantera. Sólo en un caso, este apéndice -el de NEl-es exclusivo
de la pata trasera y, en este caso, la voluta termina en una cabeza que no se convierte~
como las demás, en serpiente de perfil; sólo aparecen dos ojos de pupila excéntrica.

Fig. 144. Felillo 1X-NW02. Fig. 145. Felino IX-NW03:

Fig. 146. Felillo IX-NW04. Fig. o'147.., Felillo


• ." 0'0 o.... IX-NW05. o.,
0"0 -- ~ •• - V~~'7
.... "
Fig.148. Felino IX-NW06. Fig. 149. Felino IX-NW07.

Fig. 150. Felino IX-NW08. Fig. 151. Felil10 IX-NW09.

Fig. 152. Felil10 IX-NWlO. Fig. 153. Felil10 IX-NWll.

Fig. 154. Felil10 IX-NWI2. Fig. 155. Felil10 IX-NW13.

:¡ -~ ....•......

Fig. 153. Felino IX-NW14. Fig. 157. Felil10 IX-SW03.


Las variaciones entre felinos son importantes, si bien este diseii.o general nos ubica
frente a animales anatómicamente definidos. Es un diseño que se halla en el estilo
"Floral" de la cerámica y tiene muchas otras representaciones en Chavín, incluido uno
de los íconos del Obelisco Tello, que aparece representado delante de las fauces del
gran Dragón. Las variaciones notables están dadas por las manchas del cue~ y los_

-
diseños de la cola, aunque esta termina consistentemente en una cabeza de serpiente,
- ~ompleja o simplificada. El rabo está siempre segmentado en bandas páraIelas trans-
versales, con o sin una in1fe'5tt'ó;formando un ángulo central.

.
El fetino NW5, que llamamos "jaguar hembra", similar (tal vez) q. 3 Y4, tiene el lomo,
las piernas y el vientre cubiertos con unos "ganchos-maní" que-eomo se verá en su
lugar- se asocian consistentemente al s_~o fe;:ienino. Se trata de bandas curvadas en
"S" e internamente segmentadas, que están acompañadas de cuatro figuras en forma de
cruz de extremos iguales, que tienen un círculo inscrito en el centro. Es el único fetino
,\ que tiene este ícono de bandas "S" segmentadas, que están distribuidas de la siguiente
manera: 4 en el lomo, 2 en el vientre y dos en cada una de las piernas. Como ya se dijo,
se diferencia también, porque ¡lO tiene "pelos" volutifom1es; sobre los ojos y las orejas
hay unas delgadas bandas, similares a las de los" ganchos ",y tiene otras particularidades
en la forma de sus orejas, que no terminan en punta, aparte de sus grandes colmillos en
forma de sable. El rabo está dividido por 7 bandas con inflexión hasta que se forma la
Fig. 158. Felino "hembra"
IX-NW05.

Fig. 159. El felino "hem-


bra" del conocido "mortero
de Pennsylvania ", de ori-
gen desconocido
cola con la cabeza de serpiente, que lamentablemente es poco visible; estas mismas ban-
das con inflexión separan las piernas de las patas con garras

Ocurre que es el mismo personaje del muy conocido felino del "mortero ceremoni-
al del Museo de PennsyJvania", que alguna vez fue extraído de ChaVÍnll . Se trata del
mismo ~elino hembra, .•con atributos del "gancho" en el rostro y en el cuerpo, acom-
pañado de cruces y que si bien la cola está segmentada por 7 bandas sin inflexÍón, de
las que la última se convierte en un rostro poco definible, la separación de las piernas
con las patas sí tiene dos bandas con inflexión. El felino más complejo que aparece en
la cornisa del ángulo SW delTemplo Mayor tiene también una "S" inscrita en elvien-
tre y dos otras en las piernas, pero son otro tipo de elemento iconográfico . .
En los felinos NW6 y SEl, el lomo tiene unos elementos que se parecen a las
"Elumas" que poseen las adas de las aves, en número de 3 en el lomo de la primera y
apenas visible en la segunda._Estánseguidas por 2 elipses en las ancas y acompañadas
por tres flores12 de cuatro pétalos, con un punto al centro, que llenan la parte central
del cuerpo y dos cruces de bandas simples en el vientre y otra cruz, un círculo y tres
signos en "L" invertida (tres en un caso y dos visibles en el otro) en las ancas y las pier - .
nas. El rabo tiene igualmente 7 bandas con inflexión antes de la cabeza de serpiente
que forma la cola.

Fig. 160. Felino con manchas circulares, IX-NW09, en piedra amarillo-dorad~.

11Tello, 1960: 301, fig. 128.


12Que se interpretan, igualmente; como la representación de un cactus San Pedro visto en perspectiva transver-
sal, como cortado.
Fig,161. Felino IX-SE901 de la esquina sureste.

Los sillares NW9 y 10 presentan un jaguar cuyas manchas son círculos concéntricos
en la parte media ~l c~erpo, mientras que en el dorso y el vientre son volutas o ~pi-
rales de una sola vuelta. Estas dos imágenes, ademas,tienen sobre el lomo pelos con-
vertidos en tres serpientes, cuyas cabezas miran hacia la cola. Son serpientes quetie-
nen los ojos, la boca y la fosa nasal bien diferenciadas y con mucho detalle, pese al ta-
maño reducido de la figura. Con excepción de estos, ningún otro jaguar tiene este de-
talle de pelos-serpiente. Del mismo modo, la serpiente en que termina la cola es la
más compleja de todas, con orejas, grandes colmillos, dientes y otros complementos.
En el rabo solo hay una banda con inflexión y sÍ, en cambio, dos círculos concéntricos
similares a los del cuerpo.

El jaguar NW12, aunque está bastante erosionado, y--::=;;;~:....;'


---=- el NW13, que está casi destrui-
do, tienen las manchas circulares en forma de volutas en todo er cuerpo y carecen de
los pelos-serpíent~. La cola de este jaguar apenas insinúa una cabeza de serpiente en
su extremo terminal. En las ancas hay indicios de bandas. En el rabo, hay una cadena
de 3 círculos concéntricos unidos por una banda continua, antes de que se defina el
rabo curvado, que al parecer tenía apenas insinuada una cabeza con un colmillo.

Los jaguares NW13 y 14 tienen círculos concéntricos en el lomo y el vientre y espi-


rales en las piernas. En eI-14 hay 7 manchas ClfCu~S. El rabo está dividido por tres
bandas rectas que separan un elemento curvo y dos otros círculos concéntricos.

En el jaguar IX-SW03 (ver fig.152), del que apenas conocemos algo de su parte de-
lantera, hay unos signos como colmillos sueltos en el pecho. Finalmente, otro jaguar
aislado es el NEOl, que tiene tres manchas a manera de "ojos de doble ceja" con un
punto al centro, y que además tiene bandas en espiral en el lomo. El rabo está forma-
do por una fila de ojos con pupila excéntrica, unidos por una banda que nace en los
espirales del lomo.
O'. Vem()~.pues que si bien el tema del jaguar es bastante homogéneo,pay v~!asma-
orleras de particuláriiéido·y segUramente establecer sus asociaciones con el imaginario
?e la época. ~1 jaguáiffiás· cá.ra¿t~ri;tico c"';nocido'previamente en Chavín es el de la
--coIDisa SW de la Pirámide Mayor. Allí están todos los elementos destacados en los ja-
guares de la plaza circular; con exc;Pción de la boca agnática que separa el cuerpo del
rabo, que los de la plaza no tienen. Sin embargo, este elemento aparece en VI-SE1, la
lápida con un personaje que parece un felino. Este felino, que no está agazapado sino
parado, a diferencia de los otros, está asentado sobre dos ganchos en"S" segmenta-
dos13 • Las patas de este animal tienen cuatro garras en vez de dos y muestra pelos en
la cabeza y el lomo, en forma de volutas. Otro rasgo particular de este felino es que la
cola no está segmentada transversa1mente sino longitudinalmente. Tiene los dientes
~serrados, como IX-NW9 y 10, Ylos colmillos puntiagudos.

Queda claro que el "mortero de Pennsylvania" es también de esta época, o por 10


menos del mismo estilo;ronstruido sóbre los mismos parámetros artísticos y mÍticos.
Lo mismo ocurre con el "mortero" que hallamos entre los escombros del poblado que
estaba encima del Atrio y, si bien es algo diferente encontrado por Antúnez de Mayo-
10, este podría también adscribirse al estilo, aun cuando no necesariamente a la mis-
ma gente y época, pues tiene ciertos rasgos diferenciales en los acabados y tratamien-
to de los diseños.

La fi~a del jaguar debe haber sufrido modificacion~s a lo largo del tiempo sin em-
bargo' hay una constante en las líneas y bases de su representación. Por lo menos en
los felinos anatómicamente "retratados" como los de la Plaza Circular. El de la corni-
~a del Templo Mayor es, por hoy, el paradigmático y más complejQ.:.Contiene a todos,
aunque no participa de los atributos de todos. Un segundo jaguar "paradigmático" es
el que aparece sobre las fauces del Gran Dragón del Obelisco, al centro y atrás, enci-
ma de la "chacana" que está en la crisma del dragÓn14. Es iirteresante advertir que la
"chacana" o cruz, en sus diversas versiones, aparece asociada en todos los personajes
del tipo de nuestro jaguar 5.

Por cierto, se trata del mismo jaguar que aparece representado en el c;!-enco412 y
. botella 413 del estilo Floral de la Galería
la , .
de las Ofrendas, aunque es claro que aquí
se trata del f~lino con manchas circulares en el cuerpo, como los de nuestros jaguares
9, lO, 14 Yposiblemente 13. No aparece este personaje en ningún otro estilo de cerá-
mica, aunque hay una versión diferente del felino -que no es necesariamente jaguar-
en el~ato 290 del estilo Ofrendas.

~~es un diseño frecuente, aunque hay varias piezas líticas que lo muestran. Tellose
refiere a una de elIas15 indicando qu~ es parte de una cornisa: "Es otra laja grande que
se halla colocada sobre el muro S del edificio A, e~irna de la cabeza clava 74. Ha sido
puesta allí, a manera de cornisa, después de la destrucción del templo, porque la hile-
ra de piedrps en que descansa no corresponde a la técnica primitiva, sino a un trabajo
rústico y desordenado, 10 que hace pensar que dicha laja fue puesta allí por las gen-

"Rowe, 1973, figs 6-7, identifica estos "ganchos" como elemento 8-24 del Obelisco Tello.
14 "Chacana" es el nombre con que Santa Cruz Pachacuti [1613], 1993: f.13v identificaba la "cruz del sur".
ISTello, 1960: 232-233 y fig. 65 (escultura 37).
tes del período Recuay o Marañón, y tal vez al mismo tiempo que la laja grabada de la
esquina contigua, donde se halla la escultura similar número 35 (la de los jaguares)" .
Se trata de dos jaguares que caminan en la misma dirección, hacia la derecha, hacia
donde también caminan los grandes jaguares de la cornisa SW. Tienen los mismos
atributos que los jaguares de la Plaza Circular; pero incluyen dos "S"no segmentadas
y signos "L" al revés. El rabo está separado por bandas con inflexión y lo .mismo hay
separación de la pata con las piernas.-'

Las esculturas 36, 38 Y39 de Tello16 muestran también este personaje, pero aquí te-
nemos menos información sobre su función. Los jaguares escuitóricos son "morteros
ceremoniales", las piezas de la Plaza circular son sillares con la cara paramental labra-
da, que forman parte de un zócalo de una plaza sagrada y son parte de una escena mi-
tológica; las piezas 35 y 37 son cornisas que estaban en la parte alta del templo, cu-
briendo a las cabezas clavas, pero sobre estas tres sabemos poco, aunque parecen tam-
bién partes de cornisas. La pieza 36 se encontró en los escombros de la esquina SE del
Templo Mayor yal parecer es también parte de una cornisa, con grabados en dos ca-
ras. En una de las caras hay restos de un ave y de una cabeza; la otra, que parece ha-
ber sido el lado angosto, frontal, de la cornisa, tiene claramente definido el perfil de un
jaguar que también camina hacia la derecha y que tiene en el cuerpo los signos de
unas bandas en cruz, simples, "L" al revés y un ojo excéntrico en el vientre. Se parece
a nuestro jaguar 6, aunque agrega, al parecer, una "S" en la separación del cuerpo con
la cola, que no ocurre en Jaguar 6.

El otro jaguar es el de la escultura 38 de Tello, que parece también de otra cornisa,


encontrada entre los escombros excavados al pie del muro Oeste del Templo Mayor.
Dice Tellol? que la pieza presenta "fracturas intencionales mediante golpes de marti-
llo" .El jaguar, que es del mismo tipo que el anterior, al punto de parecer su pareja, y
por tanta afín al jaguar 6, camina hacia la derecha. No se ve qué hay en la cara plana
de la cornisa.

En cuanto al jaguar de la "escultura 39" de Tello,también hallado en los escombros


J.) de la fachada occidental del Templo Mayor, igualmente presenta mutilaciones inten-
cionale¡>.Es del grupo del jaguar 14, con el rabo dividido por bandas simples que se-
paran círculos con punto central, con una cola que se aclara en esta pieza, dado que en
la de la Plaza Circular está deteriorada.

Otra versión diferenciada del jaguar 14 aparece en una cornisa encontrada por
!07 MGM, cerca de la esquina NE del Templo Mayor, con la imagen de un jaguar, con el
lomo levantado y con un personaje encima del 10mat8 • Pero se trata aquí de un jaguar
que seguramente está cumpliendo una función icónica diferente. Hay algunas otras
representaciones del personaje en lán1inas de oro, en mates pirograbados y tejidos del
Sur, pero generalmente en versiones épigonales que no inscriben los detalles propios
del estilo ChaVÍn.

16Tello,1960: 233-234. y figs. 64, 66 Y 67.


Tello, 1960: 233.
17

18 Lumbreras, 1974: 61, fig. 59. Burger, 1995: 175, fig.177 reproduce la misma foto.
3. LAS "CABEZAS CLAVAS".

Una de las características del arte ChaVÍnes la condición paradigmática de su litoes-


cultura "plana", donde tanto las estelas o lápidas, como los adoquines o sillares, son
esculpidos en plano relie~e y, en muchos casos, simplemente grabados por medio de
incisiones, convirtiendo así las piedras planas en lienzos para diseños dibujados, La es-
cultura propiamente tal, como ocurre en Kuntur Wasi, es excesivamente rara, a tal gra-
do que el Ídolo del Lanzón, que del algún modo representa la imagen principal, en ter-
cera dimensión, no es tal, y realmente se forma de dos imágenes "pegadas", a un la-
do y otro de un eje central.

~as únicas esculturas propiamente dichas que se conocen son las" cabezas cla~s"
que adornaban las fachadas de los templos y los "morteros" en forma de felinos o
~s. Sin embargo, en las excavaciones del sect~r R, en medio dé los rellenos de las
casas Huaraz y Callejón, entres lugares distintos y en ocasiones diferentes, hallamos
los fragmentos -tres- de una estatua de un ser humano con la cabeza deformada
que luego pudimos restaurar. Su aspecto es de alguien ~on la sabeza alargada, alta,
cuyos ~ reposan sobre el dorso y. el vientre. Tiene pulseras y sobre la}rente ha;:
un dibujo inciso, en forma de una cruz simple, hecho con bandas lisas[ del mismoli-
.po que las gué hay en las manchas de lo's jaguares. Es prácticamente el único ele-
mento que indica su asociación con el estilo ChaVÍn, pues todo ,el resto es atípico. Es-
taba roto en varias partes -l~ cabeza en ttes- pero además nos falta el resto del cuer-
po, debajo del vientre. Una parte de la cabeza fue encontrada en 1967, en la capa A,
c:tra en 1970 en un relleñ;; y el cuer]2Oen un relleno en 1972 (en S3Wll.5). ~a
algo que estaba encima de su brazo derecho, que también estaba roto, y no tenemos
ná'da con qué comparar.

/' Otro es el tema de las cabezas clavas, gue sí son esculg!Qas y, en general, son retra-
tos en piedra, de excelente calidad, tanto como la que tiene la estatua a la que nos he-
\, mas referido. Las que hemos hallado aparecieron siempre caídas junto con el derrum-
be del templo, algunas como parte de los rellenos de adecuación para viviendas y
otras, finalmente, como parte de las construcciones post-ChaVÍn, ninguna "in situ".
Como es bien conocido, solo una de estas cabezas se conserva "in situ". Allí se halló,
debajo de la también única cornisa "in situ" que se conoce, ~l SW del Templo Mayor.

No fue, desde luego, la única que estaba en su lugar. Cuando el sitio se excavó en
1940, había varias en la esquina suroeste, dos en la pared oeste, de las que una ha
desaparecido, y aparentemente dos en la del Sur, que ya no están. Tello19 menciona
que en 1927 una autoridad de Huaraz "mandó desempotrar una de las mejores c.a-
bezas de la esquina SO del edificio A, sin que se sepa hasta hoy la suerte que haco-
rrido; y otras cabezas que han ido a incrementar colecciones privadas, como las que
aparecen en la colección Soriano Infante de Huaraz y en el museo Larca Herrera de
ChiclÍn". .

.Las 33 piezas que Tello describi~'y publicó se perdieron con el aluviÓn de 1945; de

191960; 299. En la Lam. XL, a y b, Tello presenta las dos piezas que retiró Soriano y que deben estar en el museo
de esa ciudad.
Fig.163. Cabeza clavas "in situ", Templo MayO!; Cc001.

Fig. 164. Cc041, MGM, 67.

Fig. 165. Cc019 (Tello, sp.80), pieza recuperada por Fig. 166. Cabeza empotrada en muro "Huaylas", en la pieza recuperada
MGM. porMGM.

Fig. 167. Cc038. Hombre-águila. Fig. 168. Cc040. Cabeza de zorro. Exc. MGM, 1967.
Fig.169. Cabeza 048, CR4,N2,35-E4,25

Fig.170. Cabeza 051, CRl, unidad 59E10,5 G

.~.

Fig.l71. Cabeza 049, CR5. Unidad N4E4,capa G. Fig. 172. Cabeza "silvador", N4E4,G.

Fíg. 173. Hallazgo de Cc050, R3B, capa G. Fíg. 174. Cabeza 050, "arquítecto".s
ellas uedan los dibu'os, fotos las ré licas ue el Dr. Tello mandó hacer para llevar-
las al Museo Nacional de Antropología y Arqueología, donde aún se conservan como
testimonio de las ya perdidas. Fueron halladas fuera de contexto primario. Lo mismo
ocurre con las cerca de #60cabezas que se guardan en el sitio, que fueron descubiertas
por Marino González en distintos lugares, en condiciones similares a las que encon-
tramos nosotros. Dos piezas fueron al museo de Huaraz y una al Museo Larca. Eso ha-
ce un total de .9_5_ca_b_e_z_a_s_c_o_n_o_cl_·d_a_s,
las que sumadas a las 10 que il0S0trOShemos r~
cuperado, suman alrededor de .105 cabezas reconocidas. En un cálculo grueso de las
que pudieron cubrir todo el borde de los templos A, B Y C, se puede calcular que de-
bi,eron haber alrededor de 150 cabezap en el sitio, lo que significaría que tenemos el
registro del 60% de ellas. .

Estos hallazgos no pasarían de ser anecdóticos, si no fuera porque la mayoría deJas·


piezas encontradas y sobre todo las asociadas con el derrumbe, presentan una consis-
tente unidad de estilo, unidad a la que se agrega el hecho de que las cabezas de este
estilo no eran conocidas hasta este hallazgo, con excepción de una miniatura de cabe-
,-
za encontrada por Tello en 1940 en la zona de la carretera . que pasa por detrás del
.complejo.

Desde luego, no todas estas cabezas han sido encontradas en la sexta campaña, co-
mo ya se ha visto en su lugar, pero en beneficio de la definición del estilo nos referi-
mos a todas como unidad. Estamos llamando "~ilo R" al conjuÚto de cabezas y su-
ponemos que ellas cayeron de la? paredes que rodean el Atrio. Sin embargo, eso no
significa que estén asociadas a un contexto temporal uniforme, sobre lo que no tene-
mos prueba alguna. Ni siquiera sabemos si son contemporáneas, anteriores o poste-
riores a las estelas y los sillares de la Plaza Circular o la Galería de las Ofrendas. No
sabemos si las supuestas 150 cabezas clavas del templo fueron todas hechas de una
sola vez o en momentos distintos, aunque nos inclinámos a pensar que son de varios

-
momentos constructivos. Una prueba de ello es que se siguió haciendo cabezas clavas
:---'''--_-.....----
.en períodos posteriores, q,ue estilísticamente son diferentes ~.
Las cabezas "R" tienen ras~ vincqlª_gos aL:'g.sJ.Y.<2-D"
de John H. Rowe. Dado gue
la idea que téñí;rñ-~ssob;; que el Atrio del Lanzón era -p~~te-d~-un t~~pTáai:;t~;
y'a
~~~-~ál~~adas
~~f(it~--~uesti6iicábe:~süp:or-teLqu€~~§t;i~"cªQé.ia~·ptlcliero~· al 'fi~aidé la
secuencia, incluso después de la const,r~c~i.<?nd.e.lá'Piaza"CúCüláI"Ylas "e"aferfas, gue
s~.~~~S~Jan=c;.º~j~~·}~;;~~AlrL~.-si·~~o fuer~ ~iert~:;e-rÍ~~~' ~pá" d~'cabei~~i;r~~
cronológicamente ubicadas frente al resto, como punta de secuencia y una buena re-
ferencia a las ocurrencias estilísticas en el período previo a la destrucción de los tem-
plos' entre los siglos VIII YVa. c., que agregarían nUevos argumentos a la tesis de J. H.
Rowe.

Hemos encontrado diez cabezas y una que pudo ser" clava".Las llamamos CRl, CR2,
CR3, etc. LaCabeza 4, que conserva un fragmento del vástago, muestra una destrucción
total de la escultura, ex profeso, aunque no estuvo enterrada. En términos generales, el
"estilo R" se caracteriza por el uso de los volúmenes y los planos para el tratamiento.Jig
los detalles morfológlcos en las cabeza~, de modo que el grabado inciso juega un pa~l
~ubordinado, casi inexistente, a diferencia de la mayoría' de las piezas conocidas. Los per-
sonajes representados tienen rasgos en cierto modo naturalistas, aun cuando muestran
rostros fantásticos. La cara se resuelve mediante labios y dientes formados por bandas
en relieve, que le dan un aspecto de gran reciedumbre a la cara. La cabeza tiene cabellos
convertidos en serpientes presentadas en tercera dimensión, con cabezas prominentes
que caen como cerquillos, sobre la cara y costados.

Ya hemos hablado de la cabeza CRl, encontrada en el cuadro RC2 en 1966, muy


cerca de la capa H, como parte de un relleno; también ya hemos presenta~o la cabe-
za CR2, encontrada en 1968 en el punto de la coordenada N16 y WO.5,en la capa G,
y,finalmente, también ya se habló de CR3, excavada en 1970 en el punto de las coor-
denadas N4 y W8, en la capa G. Las tres estaban ubicadas muy cerca de los muros del
templo, con excepción de la CRl, que estaba casi al centro del Atno, en la parte más
baja de este lugar. Todas las demás piezas, con excepción de la 10, fueron halladas den-
tro del perímetro de la Plaza Circular, tal como se ve en el plano de su ubicación, don-
de también se aprecia el campo de exposición al que se llegó con las excavaciones en
1972.

La cabeza CR4estaba, como ya se dijo, totalniente golpeada.No descartamos que


pudo ser en tiempos de la "Extirpación de Idolatrías", cuando la furia de los sacerdo-
tes católicos se desató contra los ídolos indígenas. Se halló entre las coordenadas
N2.35 y E4.25, en 1972.

La cabeza CR5 es una pieza muy particular, con la figura de un personaje en actitud
de silbar. Fue encontrada en 1972, entre las coordenadas N4 y E4, en la capa G, dentro
del derrumbe del templo. Tiene unos 25 cm de alto y 27 cm de ancho; es pues una ca-
beza pequeña. El rostro es humano, con los ojos alrnendrados, con pupila central, sin
ningún otro rasgo especial que el hecho de estar silbando. En la cqbeza tiene 24 cuadri-
tos excisos, de menos de 1 cm de lado, como si hubiese tenido algún engaste.

La cabeza CR6 fue encontrada entre las coordenadas N6 y E2, incrustada en la ca-
pa G, encima de H. Estaba muy cerca del cuadrante NW de la Plaza Circular. Sus ras-
gos son particulares: la boca tiene 4 colmin;;;¡~~gosyuñacomfsurah;i;-arriba, ter-
minada en punta; del costado de los ojos le salen dos serpientes, con boca que se ori-
gina en la ceja; su oreja tiene forma de E y la nariz es humana; sus ojos son bizcos, des-
viados hacia el centro; sobre el ceño, como si fuese un tocado, se representan dos bo-
cas agnatas, que se juntan en el centro, donde nace un diente triangular. En lugar del
"mechón" en la crisma, que es común a muchas cabezas, hay un edificio cilíndrico, con
un patio (?) y un pórtico trapezoidal. No muestra los cabellos.

La cabeza CR7, encontrada en $9 y EI0.5, no es de estilo ~. Fue hallada en la capa


B, en medio de un relleno tardío. Igualmente, la cabeza CR8, encontrada en SO.20y
E6.5, en la capa C, e.s una cabeza de serpÍl;E!te,distinta a las clavas anteriores. La ca-
beza CR9 se encontró asociada a un millo tardío, y tampoco es del estilo R. CRI0, fi-
nalmente, es una cabeza de llama (?) que puede ser de un estilo distinto a Chavín, ha-
llada en S10 y EO.2,en la capa A,'en un contexto de relleno.

Muy cerca del "silbador", entre las coordenadas S4 y Wl, en un relleno de la capa
G, se encontró una sabecita muy pegueña, maltratada, llamada CRll, de otro "sílba-
dar". La cabecita es una suerte de "miniatura" de cabeza clavas, sencilla, con ojos he-
chos con hoyos circulares. Tiene unos 12 cm de alto. Por el tamaño, recuerda a la ca-
Qp
becHa "estilo R" publicada por Tell020 como su escultura 68 y que él comenta que le
fue obsequiada por un vecino de ChaVÍn.Hay una pequeña cabeza de este tipo en las
colecciones del Museo de la Universidad deTrujillo y al parecer hay otras similares en
colecciones que están fuera del país. Son "clavas", pues tienen los vástagos para em-
potrarse, pero no tenemos ninguna evidencia de adónde pudieron colocarse.Tampo-
co sabemos lo que significa el tamaño de las cabezas, porque las que se conocen son
de diferentes tamaños, aun cuando dentro de un promedio que las hace homogéneas.

No sabemos mucho sobre 10 que estas cabezas representaban. Al parecer hay una
asociación entre ellas; ylas cabezas que eran cortadas simbolizarían trofeos o sacrifi-
cios. Arquitectónicamente están asociadas a una línea, posiblemente constante, que ~
estaba a algo más de 1,5 m debajo de la línea terminal de los templos, donde había .
una cornisa que sobresalía unos 80 ó 90 cm de la fachada, debajo, posiblemente, de
dos o más hileras de piedras. Las caras planas dispuestas hacia abajo tenían, hasta
donde sabemos, imágenes grabadas de aves o de felinos y también los lados angos-
tos o cantos frontales. Eso quiere decir que podían ser vistas por las gentes, desde al-
gún lugar, y no estaban a los 13 ó 14 m de altura en que ahora quedarían si limpiá-
semos el templo.

,Según parece, el lado Sur de la pirámide mayor estaba adornado con imágenes de
~s. Si así fuera, deberemos encontrar muchas más piezas con este personaje, aun- '
que también hay evidencias de que fueron intencionalmente destruidas, tal vez por-
que se conservaban "in situ" hasta los tiempos de la extirpación de idolatrías, en el si-
glo XVI. En ese tiempo se dio una intensa campaña de destrucción de los ídolos indí-
genas y, según sabemos, el prestigio de ChaVÍnentre las gentes estaba aún vigente en ....
el siglo xyI. Debe de haber sido uno de los lugares predilectos de los extirpadores; Tal
vez algún día se hallen los informes que estos hacían de sus despropósitos religiosos.

Las clavas estaban bajo la sombra de las cornisas, en la parte alta del templo. Con se-
guridad no eran para ser tocadas, pero sí vistas y con cierto detalle, lo que implica que
en muchas secciones debió de existir una plataforhia que permitiese aproximarse a ellas.

A base de las piezas conocidas, se puede decir que el tema central son cabezas huma-
~, aun cuando al_~mas son de serpientes y tal vez una que otra de felinos o zorros. En-
contramos que todas ellas pueden entrar dentro de las siguientes categorías:

Al. Cabezas humanas, con ojos almendrados, con rostros diversos.


Al. Cabezas humanas, con ojos circulares, con rostros diversos.
B1. Cabezas antropomorfas, con colmillos.
B2. Cabezas antropomorfas, con narices mocosas y colmillos.
B3. Cabezas estilo R, antropomorfas con colmillos.
Cl. Cabezas de animales con colmilios.
C2. Cabezas de ave.
En el catálogo de los hallazgos de Tello (1960) hay doce de la clase Al, y cuatro de la

lOTello, 1960, fig 96, p. 264.


A2; tres son de la clase Bl, tres de la B2 y solo una del estilo R. Hay seis cabezas de ser-
pientes y/o felinos y una de ave. En la clase B3 ingresan casi todas las del estilo R aquí
descritas. No tenemos el catálogo de las cabezas recuperadas por Marino González21 ,
pero las proporciones de estas siete clases se reproducen significativamente en las que
hemos podido examinar.

A partir de lo que ya conocemos, podemos decir que lo que las cab~zas-clavas


muestran en el templo son "retratos" o rostros de personajes que de algún modo an-
teceden a aquellos que los mochicas desarrollaron siglos después, aunque no descar-
tamos que pueden también ser cabezas ligadas a sacrificios humanos y tal vez "tro-
feos", como 10 hemos pensado alguna vez. Lo que llama la atención es el registro de
los rostros. Aquellos que llamamos "humanos" de la clase Al muestran rostrossere-
nos y más bien serios, sonrientes, de ancianos de piel arrugada, silbando, gordos,
adustos y enérgicos. No parecen de decapitados, ni muertos. Los de los animales, que
/ bien pudieron estar haciendo la guardia -como los jaguares de la Plaza Circular- no
aparecen en actitud agresiva; algunos parecen de mono, de perro, de pez, de halcón y

!\; tal vez de felino, todos, por cierto, con atributos de poder que se expresan en los col-
I millas. Hay personajes que algunos arqueó10gos adscriben a consumidores de drogas
("mocosos ").Tanto estos como algunos muy especiales -como los del estilo R- son se-
res humanos con máscaras o rostros con atributos de poder, representados por los col-
millos, sean los que solo salen del maxilar superior y sobrepasan el labio inferior, co-
mo los de los saurios o las serpientes, o los que tienen colmillo doble, cruzado, como
los de los felinos.

II AndIea González Ranm-ez, graduanda de la Profesora Victoria Castro de la Universidad de Chile, hizo un levan-
tamiento de este material como parte de sus estudios de graduación en 2005. Ha hecho un "Registro Sistemático de
Cabezas Clavas" de Chavín, accesible en versión digital, que no pudimos consultar oportunamente.

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