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PMA:
Prevenir el hambre e invertir en la preparación para los desastres y las medidas de mitigación.
Fortalecer las capacidades de los países para reducir el hambre, incluso a través de estrategias
para la transferencia de operaciones y compras locales.
9- clasificacon de la hambruna
- Comer por los ojos. El sentido de la vista es un potente estimulante del apetito, nos atraen las
manzanas más rojas o las moras más brillantes.
- Hambre por olores. Seguro que no has podido resistir la tentación de comprar pan o bollos
cuando pasas por un horno a primera hora. Es normal, en la antigüedad, el sentido del olfato nos
indicaba donde estaban los alimentos y se agudiza cuando estamos en ayunas.
- Hambre de sabores nuevos. Es lo que nos pasa cuando vamos a un restaurante oriental y
pedimos varios platos con sabores dulces, salados, amargos, etc., no podemos parar a pesar de
que hemos comido suficiente. Mastica despacio para que tu estómago tenga tiempo de enviar la
señal de saciedad al cerebro. O ponte una norma: solo un postre dulce a la semana.
- Hambre de estómago. Es el hambre física, cuando nos suenan las tripas. Hay que aprender a
reconocerlo para saber si es hambre real y necesitamos comer o es un mal hábito, por ejemplo,
si siempre has tomado un vaso de leche con galletas antes de acostarte, aunque hayas
terminado la cena hace una hora, tienes esa costumbre y necesitas reeducar al estómago para
que no te pida su comida a esa hora.
- Hambre celular. Es el hambre que experimentamos los seres vivos que nos conduce a buscar
alimentos para sobrevivir. Nacemos con una apetencia innata por alimentos dulces para obtener
energía o por alimentos salados para evitar la deshidratación. Si tu cuerpo te pide algo dulce o
salado, te está enviando una señal de que falta algo, revisa la dieta, la hidratación, el sueño y el
entrenamiento.
- Hambre mental. Cuando lees que el chocolate negro es rico en antioxidantes, racionalizas el
estudio para justificar tu "enganche" al chocolate, por ejemplo. Es el poder de la mente.
- Hambre de corazón. Es un hambre sentimental, al buscar en las comidas favoritas el vacío que
nos entristece, y que intentamos recuperar con alimentos asociados a la felicidad y a los buenos
tiempos.Es importante analizar nuestros sentimientos y no dejarnos llevar por la autocompasión
del "pobre de mí, al menos la comida nunca me falla".
Los pobres son las primeras víctimas de la malnutrición y del hambre en el mundo. Ser pobre
significa, casi siempre, verse más fácilmente atacado por los numerosos peligros que
comprometen la supervivencia y tener una menor resistencia a las enfermedades físicas. A partir
de los años 80, este fenómeno se ha ido agravando y amenaza a un número creciente de
personas en la mayoría de los países. En medio de una población pobre, las primeras víctimas
son siempre los individuos más frágiles: niños, mujeres embarazadas o que amamantan,
enfermos y ancianos. Hay que señalar también otros grupos humanos en gran peligro de
deficiencia nutricional: las personas refugiadas; las que se han desplazado en sus propios países;
las víctimas de acontecimientos políticos.