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2) No saben cómo estudiar cada asignatura y qué método emplear para ello.
4) Pierden mucho el tiempo: pasan muchas horas delante de los libros pero no les cunde,
pues se levantan frecuentemente, estudian con amigos sin aprovechar el tiempo, etc.
5) No planifican el tiempo disponible, no llevan las asignaturas al día, sólo estudian el día
antes del examen y entonces les “pilla el toro”, cuando quieren reaccionar ya es demasiado
tarde.
6) Siguen la ley del mínimo esfuerzo, se contentan con aprobar y esto les deja sin margen
de seguridad. Si un alumno se prepara para obtener un 8 como mínimo, si el examen le sale
mal como mínimo obtendrá un 5 ó 6 y entonces aprobará; en cambio si el alumno se prepara
para sacar sólo un 5, si hace mal el examen suspenderá.
2. Planificación:
El éxito en los estudios depende en buena medida de la planificación. Para ello es preciso llevar
las asignaturas al día, de modo que en la época de exámenes sólo tengamos que repasar, evitando
agobios innecesarios y palizas a última hora que no sirven absolutamente para nada.
Tenemos que marcar un ritmo de estudio diario desde el primer día de curso. A principio de curso
es preferible establecer un ritmo más duro, a medida que avance el curso se debe ajustar según
proceda. Si en alguna asignatura se va más retrasado se pueden usar los fines de semana para
darles un “empujón” y ponerlas al día.
Una vez establecidas 2-3 horas de estudio diarias, se profundizará en cada lección y una vez
aprendida se realizarán tres repasos:
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1) Primer repaso: antes de comenzar el tema siguiente, el cual es conveniente leer antes de
que el profesor lo explique.
2) Segundo repaso: a mitad de la evaluación se repasarán todos los temas vistos hasta
entonces.
3. Tiempo de estudio
El estudio exige persistencia, es suficiente con mantener un ritmo diario de 2-3 horas para llegar
bien preparado. De nada sirve estudiar un día mucho y los dos días siguientes no hacer nada, pues
al igual que un atleta, debemos tener continuidad y mantenernos en forma como estudiantes.
Siguiendo un orden, se debe comenzar por una tarea que tenga una dificultad media (para coger
ritmo), seguir por la que más cuesta o menos nos gusta (cuando se rinde más) y terminar por la más
fácil (cuando uno ya está cansado).
Necesitamos crear un hábito de estudio, esto consiste en estudiar siempre a la misma hora (por
ejemplo, de 5 a 8). Este horario debe ser fijo en la medida de lo posible, aunque se puede flexibilizar
teniendo en cuenta las actividades extraescolares del estudiante. Hay que elegir las horas en las que
se rinde más, evitando que sean inmediatamente después de comer, ni muy tarde pues se estará
cansado.
Es conveniente planificar también el fin de semana: el sábado puede ser el mejor día para
trabajar, dejando el viernes (tras una semana de estudio) y el domingo para estar más relajado.
Algunos consejos son:
1)No retrasar el comienzo del estudio, hay que estudiar desde el primer día.
3)Debemos anticipar el estudio, por ejemplo si el lunes el profesor manda deberes para el
jueves es conveniente realizarlos el mismo lunes cuando la materia está aún fresca y además
nos permitirá resolver dudas hasta que tengamos que entregar los ejercicios.
4)Aprovechar los ratos muertos para repasar la lección o avanzar con los deberes.
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5)Fijarse unos objetivos diarios: por ejemplo, hoy voy a repasar sociales, hacer los deberes de
inglés y estudiar una lección de lengua.
6)Reservar para después del estudio alguna actividad agradable: una buena merienda,
deporte, etc.
En conclusión, no se trata de estudiar muchas horas, sino de aprovechar dichas horas al máximo.
4. Lugar de estudio:
1) Silencio: el lugar de estudio debe ser una habitación suficientemente silenciosa, pues el
ruido distrae y dificulta la concentración. Es preferible estudiar en silencio sin música, o en
todo caso con música tranquila bajita (clásica, ambiental, etc.). No se debe estudiar viendo
la tele, pues no se hace ni una cosa ni otra, se pueden estar horas pero sin ser
aprovechadas.
4) Mobiliario: la mesa de trabajo debe ser amplia y la silla cómoda. Hay que estudiar sentado
delante de una mesa y no tumbado en la cama o sofá.
El estudiante debe trabajar siempre en el mismo lugar, en su habitación y con la puerta cerrada
para evitar tentaciones. Se debe evitar ir a casa de un amigo estudiar, pues normalmente se estudia
poco y el tiempo apenas cunde.
Antes de empezar a estudiar hay que preparar y tener a mano el material que vamos a emplear:
apuntes, libro, lápices, bolígrafos, calculadora, etc. Hay que evitar tener que levantase después a por
el material.
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Primero el estudiante determinará la asignatura que va a trabajar. Se trabajará cada lección
individualmente y no se pasará a la siguiente hasta que no se tenga dominada la anterior. El
aprendizaje se realiza gradualmente, siguiendo un proceso:
1) Primero: toma de contacto con el nuevo tema, leer el índice del nuevo tema, ver su
estructura, cuáles son los apartados, ver de cuántas páginas consta, etc. En definitiva,
realizar una valoración inicial y el grado de dificultad.
2) Segundo: se realizará una lectura completa de la lección. Se trata de saber de qué trata
la lección, entenderla, quedarse con las ideas principales y formarse una idea general sobre
el tema. En esta primera lectura no se debe subrayar ni memorizar nada, sino sólo
comprender lo leído.
4) Afianzamiento: se revisa cada epígrafe hasta conseguir dominar cada uno con seguridad.
5) Elaborar una ficha-resumen breve (una cara de un folio) en la que se recoge un esquema
de la lección con sus apartados e ideas principales, datos de interés, etc.
Ésta es una de las posibles metodologías de estudio, pero hay muchas más. Debemos evitar los
siguientes métodos:
2)Repetición mecánica que se basa en repetir la lección una y otra vez hasta que queda
aprendida. En este caso el estudiante no se preocupa por entender la lección, sólo la repite
como un loro.
6. Subrayado:
El subrayado trata de resaltar las ideas principales del texto, facilitando así su estudio,
memorización y posterior repaso. Un buen subrayado puede ahorrar mucho tiempo de estudio,
mientras que un mal subrayado no sólo no ayuda, sino que además puede ser contraproducente.
Errores frecuentes:
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El subrayado supone diferenciar lo fundamental de lo accesorio. Se debe subrayar una cantidad
reducida de información (palabras o frases claves), que permita posteriormente con un simple vistazo
recordar de qué trata el texto. Reglas para el subrayado:
1) Sólo se comenzará a subrayar tras una primera lectura comprensiva del texto y una vez
que éste se ha entendido.
3) Se subrayan únicamente palabras claves y nos frases enteras. Por ejemplo: “Los
resultados de las elecciones en Italia han estado muy reñidos”.
4) Se pueden usar un par de colores, uno de ellos para destacar lo más relevante. No es
conveniente emplear múltiples colores, pues ralentiza el subrayado y posteriormente resulta
difícil interpretar por qué se utilizó un color en vez de otro. También se puede emplear un
único color pero usando dos tipos de trazo para diferenciar, por ejemplo línea recta como
subrayado normal y línea ondulada para destacar las ideas principales.
5) El subrayado no debe limitarse a la línea, sino que puede incluir otras señales: flechas
relacionando ideas, pequeños esquemas, y otros signos que sirvan para llamar la atención.
7. Esquema:
Para realizar un esquema debemos hacer una lectura compresiva y realizar correctamente el
subrayado para jerarquizar bien los conceptos (idea principal, idea secundaria, etc.). Debemos
emplear palabras claves sin ningún tipo de detalles, empleando nuestro propio lenguaje para facilitar
la memorización.
Hay muchos tipos de esquemas: mediante llaves ({ }), flechas (-> <-), guiones, puntos (1., 1.1, 1.2,
1.3, 2., 2.1, etc.). El alumno escogerá el que considere mejor para sus propósitos.
La preparación de exámenes no se limita al día antes (esto lleva al fracaso), sino que comienza el
primer día de curso de modo continuado. En fechas de exámenes se debe intensificar el ritmo de
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estudio. Si durante el curso se dedican 2-3 horas diarias, ahora habrá que dedicarse de lleno. Si los
fines de semana sólo se dedicaba una mínima parte al estudio, ahora se emplearán algunas horas
más.
La planificación permite llegar a los exámenes sin agobios y con buena preparación. En
exámenes, aunque haya que intensificar el ritmo de estudio, se debe respetar el descanso y sueño,
algo esencial para estar en plena forma y rendir al máximo en los exámenes.
En los días previos al examen el estudiante debe combatir la ansiedad. Un buen método es
despreocuparse por el resultado de dicha prueba y en cambio sí preocuparse por hacer todo lo
posible. Es importante pensar en positivo: si he trabajado, si me he esforzado, probablemente
aprobaré.
El día anterior al examen hay que preparar todo el material que se va a necesitar: un par de
bolígrafos (uno de ellos de repuesto), lápices, goma, sacapuntas, calculadora, juego de reglas,
compás, etc. Hay que evitar sorpresas de última hora (el bolígrafo no pinta, etc.) que aumenten el
nerviosismo.
En la noche previa es fundamental descansar, no se puede “robar” ni una sola hora de sueño,
pues esto haría que lleguemos más cansados y entonces las posibilidades de fracasar aumentarían.
Ese día se debe llevar un ritmo relajado: levantarse temprano, tomar tranquilamente u buen
desayuno, ir con tiempo al examen, sin prisas, etc.
9. Exámenes
El alumno debe afrontar cualquier examen con un nivel de preparación óptimo, esto contribuye a
calmar los nervios y mejorar el rendimiento durante el examen.
Muchos alumnos sólo preparan una parte de la asignatura y confían en que no caiga en el
examen el resto. Esto supone un riesgo innecesario y se puede suspender. Indicaciones:
1) En los momentos previos al examen mantenerse tranquilo y sereno, sin participar en las
típicas conversaciones (“dicen que esto va a caer”, etc.) que lo único que generan es
intranquilidad.
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2) Antes de comenzar la prueba debemos leer detenidamente todas las preguntas y prestar
atención a las instrucciones del profesor. Si hay dudas hay que preguntarlas al profesor, hay
que tener todo claro antes de empezar.
4) En las respuestas conviene ser precisos, destacando las ideas principales, hay que
demostrar que se domina la materia. No se debe divagar ni decir obviedades, ni tampoco
inventar una respuesta “a ver si cuela”.
5) Al examen es bueno llevar un reloj para controlar el tiempo. Hay que distribuir el tiempo
entre el número de preguntas. Si en alguna de ellas nos atascamos es mejor pasar a la
siguiente y si al final sobra tiempo volver sobre ella. Si al final falta tiempo para desarrollar
una pregunta, conviene al menos señalar los puntos principales. Los últimos 5-10 minutos
hay que reservarlos para repasar el examen antes de entregarlo (completar algo, corregir
algún dato erróneo o alguna falta de ortografía, etc.).
7) En los exámenes es fundamental una buena presentación: letra clara y legible, establecer
márgenes verticales y horizontales amplios, párrafos cortos para facilitar la lectura, evitar
tachones.
8) Hay que perderle el miedo a los exámenes, no se acaba el mundo por suspender uno. Si
se preparan adecuadamente lo normal será aprobarlos y si se suspende alguno habrá
nuevas oportunidades. El esfuerzo planificado es garantía de éxito por difícil que sea la
materia.