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Antecedentes

Desde los inicios de la filosofía se ha discutido la relación entre el alma, las


pasiones que la animan, y el cuerpo, tanto desde un punto de vista
integrador, que consideraría una unidad de ambos (como en los escritos
hipocráticos, en los que se relaciona el temperamento con las
enfermedades), como dualista, considerando el cuerpo una entidad
mecánica aislada del funcionamiento psíquico o del alma (si es que existiera,
ya que esta existencia es negada por algunas escuelas filosóficas).

Para Lipowski, B. Rush fue el primero que, en 1812, consideró que las
enfermedades mentales debían ser objeto de tratamiento por parte de la
Medicina como las enfermedades físicas.
La psiquiatría se independizó de las demás ramas de la medicina como
disciplina autónoma durante el siglo XIX.
Durante el siglo XX el papel del psiquiatra en el hospital general ha ido
ganando importancia, con el descubrimiento de los fármacos psicotropos y la
comprensión de la salud como un aspecto global de la persona, no tan sólo
físico, así como el entroncamiento de las unidades de psiquiatría como otra
especialidad médica en el Hospital General.
En 1929 Henry publica un artículo sentando las bases de la psiquiatría de
enlace, entre las que incluye la simplificación de los términos psiquiátricos,
de forma que puedan ser entendidos por el médico consultor, y la
flexibilización de los tratamientos psiquiá- tricos. En este trabajo describió el
uso que los médicos somáticos hacían de la psiquiatría de enlace, tan sólo
como último recurso y cuando no eran capaces de diagnosticar ninguna
enfermedad física.
Lipowski organiza en 1959 el primer servicio de interconsulta y enlace de
Canadá, publicando ocho años después un artículo considerado el texto
fundador de la psiquiatría de enlace. Gracias a su impulso, la psiquiatría de
enlace entró a formar parte del programa de formación de psiquiatras y
médicos no psiquiatras en 1974 para Estados Unidos y Canadá

Uno de los papeles más importantes de la psiquiatría de enlace es la


consideración del hombre enfermo en su totalidad, más que el mero
tratamiento de la enfermedad aislada.
Debido a esta singularidad es explicable por qué la psiquiatría de enlace es
una auténtica disciplina, con métodos diagnósticos y terapeúticos diferentes
de los utilizados en el campo de la psiquiatría general, cosa que no sucede
con las otras ramas de la medicina cuando se aplican en el modelo de
interconsulta
La diversidad de los problemas a los que se enfrenta en el quehacer clínico
diario la psiquiatría de enlace hace que no se pueda utilizar únicamente un
modelo teórico excluyendo los otros
En muchos casos se precisa un enfoque biológico (tratamientos
farmacológicos), ecológico (modificación de las variables ambientales),
sociológico (coordinación para la mejoría de los recursos sociales),
psicodinámico (comprensión del funcionamiento habitual del paciente que
repercute en la situación actual), familiar (reestructuración de las relaciones
patológicas), cognitivo (reaprendizaje de conductas o pensamientos positivos
para la evolución armónica de la recuperación) u otros combinados.
además de la formación del psiquiatra de enlace y su planteamiento teórico
del enfermar psíquico, el modelo diagnóstico-terapéutico depende del tipo
de paciente al que está dirigido y de las posibilidades prácticas de los
distintos servicios.

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