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¿Cuál es el papel que ocupa el lenguaje en el conocimiento de la realidad,

es decir, para la ciencia misma? ¿Es importante el lenguaje para el


conocimiento?
El hombre si en algo se diferencia del resto de las especies, si algo lo
distingue de los animales es su capacidad de articular un lenguaje, la
capacidad de hablar con sus semejantes. Esta consideración dimana de la
filosofía griega en cuyo contexto Aristóteles definió el hombre como un ser vivo
que tiene logos1.
Sin embargo debemos considerar que el lenguaje tiene una relación con el
pensamiento, que es una conexión esencial, según Locke; para penetrar a la
estructura del conocimiento es necesario un análisis del fenómeno del
lenguaje, el conocimiento debe de estar orientado hacia la verdad como forma
de proposición2. La función de las palabras es intervenir de forma decisiva en
la orientación del pensamiento hacia las cosas.
Humboldt3 expresa que los límites entre el pensamiento y el lenguaje
comienzan a estrecharse hasta tal punto que pensar y hablar constituyen una
realidad inseparable; la lengua no es un simple medio de comunicación sino la
impronta de un espíritu y de la visión del mundo del hablante.
Sin embargo, Frege4 considera que, las
palabras ponen trampas al pensamiento, y
para evitarlas propone construir un lenguaje
para el pensamiento, capaz de ser vehículo de
argumentaciones matemáticas y un
instrumento para las argumentaciones
matemáticas más básicas, o sea lo que
propone Frege es un lenguaje lógico que
acabe con ambigüedades.
A propósito de esta situación Wittgenstein reflexionó acerca del problema y
la solución de lo que afirmaba Frege, y concluyó que el problema residía en su
1La idea del logos no se refería únicamente a la capacidad de razonar o
al ser humano como ser racional, sino que en la filosofía griega, logos apuntaba al ámbito del lenguaje.
2 Una proposición lógica es susceptible de ser verdadero o falso.
3 Friedrich Wilhelm Christian Carl Ferdinand, barón de Humboldt (Potsdam, 22 de junio de 1767 - 8 de
abril de 1835 en Tegel, Berlín) fue un erudito y hombre de estado prusiano, uno de los fundadores de la
Universidad de Berlín.
4 Friedrich Ludwig Gottlob Frege fue un matemático, lógico y filósofo alemán, padre de la lógica
matemática y la filosofía analítica.
desconocimiento del funcionamiento de la lengua. Llevando que este filósofo
centrara sus estudios del lenguaje como problema filosófico.
Si por un lado Kant se preguntaba por las condiciones de nuestro
conocimiento de la realidad, Wittgenstein desplaza el centro de la pregunta
hacia el lenguaje y se cuestionará por las posibilidades y condiciones de
descripción de esa realidad.
El objetivo de su filosofía, será la de “suministrar un
lenguaje ideal que fuera una figura fiel de esa realidad;
un lenguaje cuyos términos simples estuviesen por las
cosas y cuya construcción oracional reprodujese la
estructura de los hechos reflejados”. Wittgenstein (1987:
282) orientará su filosofía hacia tendencias
antropológicas ya que considera el lenguaje como algo
inseparable de nuestras pautas de conducta: la esencia
del lenguaje para el filósofo alemán será la de “servir de expresión a los
contenidos de nuestros estados mentales; hay una esencia de las palabras y
de las oraciones, que es la de ser vehículo público de ideas o conceptos y
pensamientos”; y comprender su significado.
Posteriormente con el Círculo de Viena5 precursores de la corriente del
positivismo lógico en la misma línea de Wittgenstein, aspirarán a un lenguaje
lógico que solucione todos los problemas que atañe la filosofía y la ciencia.
Todas estas afirmaciones no hacen sino poner de manifiesto la importancia
del lenguaje, el lenguaje como esencia del ser humano.
Sin embargo, esta primacía se torna problemática en su
relación con el conocimiento, con el pensamiento, con la
construcción conceptual del universo y la realidad.
Toda esta tendencia positivista cuyo uno de los
representantes fue Austin6 cuya obra “Como hacer
cosas con palabras” orientó el estudio del lenguaje

5 Círculo de Viena: Organismo científico y filosófico formado por Moritz Schlick, filósofo alemán, en
Viena, Austria, en 1921 y disuelto definitivamente en 1936. Este movimiento se ocupaba principalmente
de la lógica de la ciencia, considerando la filosofía como una disciplina encargada de distinguir entre lo
que es ciencia y lo que no, y de la elaboración de un lenguaje común a todas las ciencias.
6 John Langshaw Austin, fue un filósofo británico, una de las figuras más relevantes en lo que se ha dado
en llamar filosofía del lenguaje. A él se debe el concepto de acto de habla.
hacia la Pragmática7, es decir, hacia la idea del lenguaje como “parte integrante
de nuestra praxis como humanos, de que mediante el lenguaje efectuamos
acciones que dan origen a su vez a otras, a cambios de creencias y actitudes
en los demás y en nosotros mismos”. Es decir, el lenguaje es acción, no
solamente decimos o nominamos, sino que hacemos cosas cuando hablamos,
pues cuando decimos algo, hacemos siempre algo, no necesitamos oír un
verbo realizativo para percibir que lo que se dice tiene el valor de una acción. Si
el lenguaje es acción cada vez que hablamos estamos accionando.

Sin embargo estos autores se cuestionan acerca de la correspondencia


entre pensamiento y lenguaje, o sea entre el conocimiento de la realidad y la
expresión de ella. A lo que ellos consideran tres posibles salidas:
1º Lenguaje como traducción del pensamiento implica que éste se formaría
independiente de él y tan sólo sería un instrumento que codifica dicho
pensamiento.
2º Lenguaje como determinante del pensamiento por la cual el lenguaje
determina y modifica nuestra manera de ver el mundo. La estructura lingüística
de una determinada cultura interviene en el modo en el que percibimos la
realidad que nos circunda.
3º Lenguaje como vehículo del pensamiento, como término medio se halla la
idea del lenguaje como vehículo de pensamiento que supone la identificación
entre ambas a la vez que su distinción; el lenguaje es el vehículo del
pensamiento porque lo contiene y lo expresa de modo que propiamente no hay
distancia entre pensamiento y lenguaje.

7 Es la parte de la lingüística que estudia el lenguaje en su relación con los individuos y las circunstancias
de la comunicación.
Podemos decir entonces que la lengua está situada entre el hablante y el
mundo, actúa de medio de conexión; el lenguaje es un elemento que inunda,
que rodea a modo de atmósfera nuestro contacto con la realidad, ya que no
hay ningún otro modo de relación.
Así logramos llegar a la vinculación directa del lenguaje entre la filosofía, la
ciencia, con el conocimiento del mundo que nos rodea.
Por lo que se dota al lenguaje de una situación privilegiada en el
conocimiento científico, sin embargo una ciencia no puede existir, o no puede
imponerse como tal, más que en la medida en que consigue encajar los
conceptos en sus denominaciones, o sea que el problema está más que nada
no solo en la descripción científica, sino que en el concepto de la ciencia
misma.
Por ejemplo: Un típico acto científico puede consistir en los sucesivos
momentos de observación, informe de las observaciones, enunciación de
hipótesis, cálculo, predicción y comprobación de las predicciones con
observaciones posteriores. Todos estos momentos, excluyendo el primero y el
último son actos de habla; la acumulación de los resultados científicos consiste
en registros de la expresión concreta del habla.
El lenguaje funciona como un verdadero director de la ciencia a través del
lenguaje y las maneras de decir se construye el objeto de la ciencia, no existe
ni un tema ni una disciplina, sino estrategias discursivas que constituyen una
disciplina como tal.
Podemos poner como ejemplo como un geólogo y arqueólogo, delante de
una misma piedra, generarán estrategias de acceso diferentes y por tanto
discursos distintos que conllevarían a su vez disciplinas variadas pues es
siempre el discurso el que construye los objetos de la ciencia: aquello que no
está dicho, no es objeto de la ciencia, es cognoscible todo lo que puede ser
expresado y sobre ello es sobre lo único que puede hablarse.
Esta relación entre lenguaje y ciencia puede traducirse desde el punto de
vista lingüístico en una relación entre concepto y término.
Entre la parcela del léxico científico de una lengua y los conceptos
estructurados de las ciencias, se establece una fuerte relación de necesidad; el
rigor con que los conceptos están organizados en una ciencia exige un rigor
paralelo en el lenguaje; la terminología de una ciencia es de importancia vital
hasta tal punto que el desarrollo de la misma
dependerá de la sistematización de dicha
terminología; la existencia de una mala
terminología en una ciencia puede obligar a
cambiar los conceptos, haciéndolos, de esta
forma, erróneos también. La ciencia y el
pensamiento no son sino la expresión de
este a través del lenguaje, formulación y
conceptualización serían las dos caras de
una moneda; es decir el cambio en la visión
del mundo o en un juego de ilusión visual
conlleva un cambio en los términos empleados, que a su vez remiten
directamente en el cambio de esa visión. Podemos hablar de los paradigmas
introducidos y conceptualizados por Kuhn, ampliamente considerados por
científicos y teóricos.
Con relación al lenguaje, las lenguas naturales han representado para
muchos filósofos y científicos un referente negativo, dada la ambigüedad y
poca precisión de la misma; a pesar de que el lenguaje contenga el
pensamiento, ha sido considerado un elemento de distorsión para la ciencia. El
lenguaje constriñe de alguna forma el pensamiento limitándolo y sobre todo
favoreciendo su ambigüedad.
En cuanto a sus limitaciones, es conocido el ejemplo de la escala cromática:
mientras el ojo humano puede distinguir millones de matices en el color, la
trasposición de esta variedad a la lengua se reduce a un número limitado de
colores que como mucho, son matizados por adjetivos contrastivos como
brillo/mate o claro/oscuro.
La imprecisión de algunos vocablos y la ambigüedad generada por la
polisemia o la elipsis en el lenguaje natural han supuesto, en contextos como el
científico, grandes limitaciones. La investigación requiere un lenguaje más
preciso, y es en esta exigencia de precisión y rigor lo que ha motivado la
creación de los lenguajes artificiales.
Podemos destacar que los símbolos de la lógica y de la matemática se
caracterizan frente a los signos lingüísticos por ser unívocos, por ser
universales, al menos como ideal, por tener el acento puesto en lo formal;
aunque no puede sustituir la lengua natural en la ciencia por dos razones.
No todo el conocimiento científico puede expresarse mediante el lenguaje
matemático o el de la lógica, dependen de la ciencia sobre la que se postule,
no abarcan todas las parcelas de la realidad describen a la perfección unos
aspectos de la misma, pero se le escapan otros muchos.
Esto explica cómo en Matemáticas o en Física las demostraciones con este
lenguaje artificial requieren de explicaciones, mostrando en consecuencia una
notable limitación, y al mismo tiempo, una dependencia de ésta.
Los símbolos lógicos y matemáticos se construyen sobre las lenguas
naturales.
Los símbolos de la Lógica y la Matemática son sistemas de comunicación
del pensamiento construidos siempre partiendo de las lenguas naturales.
Por estas razones, y aunque se piense en abstracto en la posibilidad de un
lenguaje artificial creado para la ciencia y el conocimiento, en la realidad esto
es tan sólo una utopía, pues el lenguaje natural es el hontanar sobre el que
emana toda representación de la realidad.
La lengua natural es la primera clasificación del mundo sobre la cual se erige
la Ciencia y todo conocimiento: la lengua natural se constituye como matriz a
partir de la cual se desarrollan las terminologías o lenguajes científicos. El
lenguaje científico puede ser visto como una parcela del lenguaje general.
Al igual que el lenguaje científico, las lenguas naturales también presentan
ciertos problemas, en este caso es la vaguedad:
Con la misma palabra o categoría se pueden nombrar cosas o conceptos
diferentes y habrá quien acuda a una palabra, quien a otra; su ocasional falta
de asistematicidad, las constantes asimetrías entre forma y contenido, se echa
en cara a la lengua natural su carencia de significados para determinados
significantes que se consideran existentes.
Las limitaciones pues, del lenguaje científico, no son más que las de
cualquier lengua natural, puesto que constituyen la misma realidad, y además,
responden a las limitaciones propias del ser humano.
La ciencia también plantea restricciones inherentes como la ambigüedad o la
vaguedad que no responden a motivos lingüísticos, sino a su propia naturaleza.
Como consecuencia directa de estos planteamientos se puede hablar del
ideal de precisión y rigor en la ciencia, pero sólo como ideal, pues en la
realidad, el lenguaje científico es muy limitado y su terminología presenta
numerosos problemas debidos a las limitaciones propias del lenguaje natural
por un lado y por otro la naturaleza propia de la ciencia.
Si bien es verdad que el lenguaje natural no se adapta al ideal que
precisaría una determinada ciencia, lo cierto es que únicamente disponemos de
él para describir la realidad y por tanto, la alternativa que queda es la de dotarlo
de los medios necesarios para que se aproxime lo más posible a este ideal.
Aportar en la medida de lo posible la precisión y la rigurosidad mediante una
terminología de consenso, normalizada y estructurada en la red conceptual de
cada ciencia.
Para lograr el rigor y la terminología científica necesaria, sería recomendable
que tanto lingüistas como científicos se unieran y lucharan para el avance de
las disciplinas. Así lograr las dos caras de la moneda, concepto y término
concentrados en un mismo término: la moneda conforma el signo lingüístico 8.
En conclusión lenguaje y pensamiento son uno solo y totalmente parte del
hombre, porque a partir de el (lenguaje) logramos transmitir nuestro
conocimiento, de este punto comienzan los problemas de la ciencia, ya que
esta exige una rigurosidad en el lenguaje utilizado, en la forma de transmitir la
información al mundo, debido a que no siempre es utilizado el lenguaje
científico, y aun con su utilización este no abarca todo lo necesario, nos deja
muchas lagunas que son necesarias cubrir con la lengua natural, el lenguaje
utilizado a diario por nosotros, sin embargo el lenguaje natural posee
ambigüedades derivando a que la información no siempre sea exacta y que
pueda realizar transformaciones en ciertos términos o conceptos.
Podemos decir entonces que el lenguaje científico en si es una utopía y que
nada más es una parcela del lenguaje en general, que necesita apoyarse en el
restante de la lengua para lograr concretar la idea que este desee.
El lenguaje será el instrumento que nos hará accesible nuestro entorno y
circunstancias, será el soporte en el que se expresen informaciones y

8 Unidad formada por un conjunto de fonemas (significante) que se asocia a un objeto, una idea o un
concepto (significado).
contenidos que serían definitivamente ajenos al mundo del sujeto si su
adiestramiento en el manejo de ese soporte no es lo bastante exigente.
Bibilogarfía:
BENVENISTE, É. Genèse du terme scientifique. In: BENVENISTE, É.
Problèmes París: Gallimard, 1974 de linguistique genérale.
BLOOMFIELD, L. Madrid: Taller de ediciones Aspectos lingüísticos de la
ciencia. Josefina Betancor, 1973.
GUTIÉRREZ RODILLA, B. M. La ciencia empieza en la palabra. Análisis e
Barcelona: Península, 1978 historia del lenguaje científico.
LLEDÓ, E. Barcelona: Ariel, 1970. Filosofía y lenguaje.
MOUNIN, G. Madrid: Gredos, 1979. Lingüística y filosofía.
Parcial de Teoría del
Conocimiento y
Epistemología

Tema:
La importancia del lenguaje para el
conocimiento y la ciencia.

Prof.: Graciela Guliermone


Estudiantes:
Débora da Cuña
Dayana dos Santos
2º G3
Literatura

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