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Romualdo Bermejo - La Disolucion de Yugoslavia PDF
Romualdo Bermejo - La Disolucion de Yugoslavia PDF
DE YUGOSLAVIA
R. B E R M E J O
&
C. G U T I É R R E Z
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La disolución de Yugoslavia
Serie: Ciencias Sociales
ROMUALDO BERMEJO GARCÍA
CESÁREO GUTIÉRREZ ESPADA
LA DISOLUCIÓN
DE YUGOSLAVIA
ISBN: 978-84-313-2439-1
Depósito legal: NA 309-2007
Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución,
comunicación pública y transformación, total o parcial, de esta obra sin contar con autorización es-
crita de los titulares del Copyright. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva
de delito contra la propiedad intelectual (Artículos 270 y ss. del Código Penal).
Tratamiento:
NOVATEXT. Plaza Idoi, 5 bajo. 31192 Mutilva Baja (Navarra)
Imprime:
GRÁFICAS ALZATE, S.L. Pol. Ipertegui II. Orcoyen (Navarra)
2. Durante el largo Gobierno del Mariscal Tito, la vida política del país pa-
recía ir en la misma dirección, al estar estructurada dentro de un sistema en el
que las diversas poblaciones estaban entrelazadas. Para más detalles sobre estos
aspectos, cfr. PESIC, V., Serbian Nationalism and the Origins of the Yugoslav Cri-
sis, U.S. Institute of Peace, Washington, D.C., 1996; SINGLETON, F.B., Short
History of the Yugoslav People, Cambridge University Press, Cambridge, 1985.
Introducción: Orígenes de la crisis en la antigua Yugoslavia 13
desde la desaparición del viejo líder fueron una aguda crisis eco-
nómica, la del sistema federal que había logrado mantener la in-
tegridad territorial del país y la democratización del régimen3. En
este contexto de crisis generalizada, empezaron a surgir diversos
movimientos nacionalistas desintegradores que comprometían la
estabilidad de la Federación4, respondiendo el poder central con
duras represiones, como la que tuvo lugar en Kosovo en 1981,
perdiendo esta provincia, junto con Voivodina, gran parte de su
autonomía en marzo de 1989, al mismo tiempo que se reforzaba
el poder central de Belgrado5. El movimiento desintegrador era
sin embargo más amplio tanto en Croacia, Eslovenia y Macedo-
nia, como en Bosnia y Herzegovina, república en donde se dio un
gran auge del islamismo. Cuando el entonces Presidente de la Re-
pública, Slovodan Milosevic (acusado después de graves crímenes
y entregado por su país al Tribunal Penal Internacional para la an-
tigua Yugoslavia y de los que evitó con su suicidio ser juzgado)
lanzó el ejército para aplastar los disturbios en Kosovo6, Yugosla-
via empezó a desangrarse y la hemorragia ya sería imparable.
No conviene, sin embargo, dejarse llevar sólo por el factor del
nacionalismo como la única causa de la crisis yugoslava. Como en
otros muchos conflictos, las causas son más complejas. En efecto,
3. Cfr. GOW, J., Legitimacy and the Military: The Yugoslav Crisis, Printer,
Londres, 1992, pp. 7-8. La crisis económica que se desató en la década de los
setenta afectó considerablemente al país, de ahí que al final de la década de los
ochenta, la calidad de vida pasó a estar por debajo de la que tenían en los se-
tenta. Respecto a la democratización, la principal reivindicación era el multi-
partidismo, y el principal problema para el sistema federal fue claramente el na-
cionalismo.
4. Cfr. RAMET, S.P., Nationalism and Federalism in Yugoslavia, 1962-1991,
Indiana University Press., Bloomington; ID., Balkan Babel: Politics, Culture and
Religion in Yugoslavia, Westview Press, Boulder, Colorado, 1992.
5. Precisamente fue el 23 de marzo de 1989 cuando el Gobierno de Bel-
grado revocó el estatuto de autonomía de Kosovo, reprimiendo brutalmente las
manifestaciones.
6. A este respecto, cfr. infra párrafos 80 ss. de este libro.
14 La disolución de Yugoslavia
16. Cfr. «Chronique des faits internationaux», Revue Générale de Droit In-
ternational Public, 96 (1992), n. 3, p. 651.
Hacia la desmembración de la antigua Yugoslavia y las reacciones en Europa 19
17. Este territorio había suscitado anteriormente alguna disputa entre Bul-
garia, país que mantenía alguna reivindicación territorial, y Yugoslavia.
18. Es conocido que estas tierras fueron reivindicadas por los búlgaros, que
querían llegar al mar Egeo; por los serbios para ocupar Tesalónica; y por los
griegos para situar su frontera más al Norte. Macedonia estuvo en el centro de
las disputas territoriales de las dos guerras balcánicas (1912-1913 y 1913), es-
tableciéndose el reparto territorial entre Bulgaria, Grecia y Serbia en el Tratado
de Bucarest de 1913.
20 La disolución de Yugoslavia
19. Sobre esta cuestión, cfr. ANDRÉS SÁENZ DE SANTAMARÍA, P., «Problemas
actuales de la sucesión de Estados», Cursos de Derecho Internacional de Vitoria-
Gasteiz, 1993, pp. 157-214 (pp. 197 ss.); ORTEGA TEROL, J.M., El desmembra-
miento de Estados en la Europa de fin de siglo, Tirant lo Blanch, Valencia, 1999.
Hacia la desmembración de la antigua Yugoslavia y las reacciones en Europa 21
20. Todo lo contrario ocurrió con la URSS, lo que no deja de ser una pa-
radoja. Como señala Bothe, la URSS fue formalmente disuelta; sin embargo,
la mayoría de la práctica estatal ha reconocido la identidad de la Federación de
Rusia con la URSS. En Yugoslavia, el proceso se plantea, al menos en teoría,
como una secesión de repúblicas que trae consigo una reducción territorial de
la antigua Yugoslavia, pero no su desaparición como persona jurídica; a pesar
de ello, la identidad de la nueva República Federativa de Yugoslavia no es re-
conocida ni por las nuevas Repúblicas surgidas de la división ni por la mayoría
de Estados de la comunidad internacional. Es obvio que esta diferencia se ex-
plica por razones políticas, aunque conviene preguntarse si se justifica desde un
punto de vista jurídico. Cfr. BOTHE y SCHMIDT, «Sur quelques questions de
succession...», op. cit. (nota 10), p. 825; la profesora Andrés Sáenz de Santa-
maría invoca al respecto una diferencia importante entre un caso y otro, y es
que en el de la URSS hubo consentimiento de las demás partes implicadas, lo
que no ocurrió en el de Yugoslavia, aunque en torno a la cuestión de la suce-
sión en las Naciones Unidas reconoce que ha habido una gran polémica y ha-
bla de «la esquizofrenia jurídica de una decisión política» («Problemas actuales
de la sucesión de Estados», op. cit. [nota 11], pp. 209-212; vid. asimismo
BLANC ALTEMIR, A., La herencia soviética. La Comunidad de Estados Indepen-
dientes y los problemas de sucesión, Tecnos, Madrid, 2004, pp. 173-181.
21. Sobre estos aspectos, cfr. BOTHE y SCHMIDT, «Sur quelques questions
de successions...», op. cit. (nota 10), p. 821.
22 La disolución de Yugoslavia
24. Para un estudio general sobre las medidas adoptadas por la Comunidad
en los inicios de la crisis yugoslava, LOPANCIC, D., «The European Commu-
nity and the Yugoslav Crisis (1989-1992). Some Issues of International Law»,
Yugoslavenska Revija za Medunarodno Pravo, 1994, n. 3, pp. 311-349.
25. Esto se veía venir a la luz de cómo se trataba el tema yugoslavo en el
ámbito interno de algunos Estados europeos, que partían del respeto a la sobe-
ranía e integridad territorial de Yugoslavia sobre la base del principio de no in-
tervención en los asuntos internos. Así, por ejemplo, aunque en un primer mo-
mento Francia pensó, en los inicios de la crisis, en la conveniencia de enviar
fuerzas militares de interposición o de otro tipo a la zona; pronto cambió de
opinión, tal y como lo expuso el Ministro de Asuntos Exteriores en el Senado,
señalando que Francia «(...) s’en tient cependant également au principe de non-
ingérence dans les affaires intérieures des Etats concernés. Le cas de la Yougos-
lavie, s’il justifie effectivement la préoccupation du Gouvernement, n’en reste
pas moins celui d’une fédération souveraine, dont le Gouvernement est notre
interlocuteur au plan international», Journal officiel, Débats parlementaires,
Sénat, Questions écrites, 30 mai 1991, p. 1095. Respecto a España, el por
aquel entonces Ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordoñez,
explicó la posición del Gobierno español en los términos siguientes: «Nosotros
hemos sido contrarios a que la Comunidad envíe fuerzas militares a un país
europeo, si no hay garantías de aceptación por todas las partes. Eso nos parece
muy peligroso, y lo hemos dicho, y en este momento no lo defiende ningún
24 La disolución de Yugoslavia
mission of the YPA [JNA], openly attacked not only the Serbian people which
it branded as a band of outlaws, but also... the Yugoslav People’s Army which it
termed an army of occupation. This is how war was thrust upon Yugoslavia. In
such a situation it was essential to protect the Serbian people from extermina-
tion...». Cfr. WELLER, «International Response...», op. cit. (nota 33), p. 574.
36. Entre las propuestas figuran la posibilidad de adoptar sanciones selecti-
vas, ampliar la misión de observadores de la CSCE, recurrir al Consejo de Se-
guridad de las Naciones Unidas y negociaciones entre las partes. Para más deta-
lles, REMACLE, E., «La CSCE et la Communauté...», op. cit. (nota 26), p. 227.
Hacia la desmembración de la antigua Yugoslavia y las reacciones en Europa 29
46. Cada vez era más claro que el ejército federal yugoslavo, dominado por
los serbios, no estaba interesado en resolver los problemas yugoslavos de forma
pacífica, exacerbando así el conflicto y dándole una dinámica que sería impa-
rable. Su confianza en el poder militar que detentaban, les llevaba a no hacer
reales concesiones y a no respetar los ceses del fuego firmados, llevando así al
país a un callejón sin salida. Y es que no se puede sustentar la paz sobre las
bayonetas. Por esas fechas se dijo que Yugoslavia era el décimo productor de
armas del mundo, producción que estaba concentrada en Serbia. Cfr. THORPE,
N.Ck., «Yugoslavia: Croatia Digs in for Long War», Observer, 13 de octubre de
1991, p. 13.
47. Para más detalles sobre la reunión de Haarzuilens, LUCRON, C.P.,
«L’Europe...», op. cit. (nota 32), pp. 8-9.
48. A este respecto, cfr. infra parágrafos 11 ss.
Hacia la desmembración de la antigua Yugoslavia y las reacciones en Europa 33
53. Sobre el carácter discrecional del reconocimiento, cfr. RICH, R., «Re-
cognition of States: The Collapse of Yugoslavia and the Soviet Union», Euro-
pean Journal of International Law, 4 (1993), n. 1, pp. 36-65.
54. Frase recogida por el Profesor VIRALLY, M., «Panorama du droit inter-
national contemporain», Recueil des Cours, 183 (1983-V), pp. 9-382 (p. 54);
en las pp. 52-57 del Curso, su autor lleva a cabo un análisis que nos parece de
sumo interés para comprender con rigor y sin pasiones el caso yugoslavo de la
pasada década.
55. Aunque no compartimos algunos de los puntos del dictamen de la Co-
misión, muy critidado por algunos por ser ambiguo y contradictorio. Por ejem-
plo, no se puede decir que «la República Socialista Federativa de Yugoslavia ha
conservado hasta hoy en día su personalidad internacional» (Punto 2.a) para
después señalar «que está inmersa en un proceso de disolución» (Punto 3, pri-
mera frase).
56. Cfr. el texto de este dictamen en Revue Générale de Droit International
Public, 97 (1993), n. 3, p. 595. Para un estudio de estos elementos desde una
perspectiva helvética, cfr. HELD, Ch.-E., «Quelques réflexions relatives à la
pratique récente de la Suisse concernant la reconnaissance de nouveaux États»,
Revus Suisse de Droit International et de Droit Européen, 1994, pp. 221-250.
36 La disolución de Yugoslavia
Para más detalles sobre esta cuestión, VERHOEVEN, J., «La reconnaissance in-
ternationale: déclin ou renouveau?», Annuaire Français de Droit International,
XXXIX (1993), pp. 7-40 (particularmente p. 21). La bibliografía sobre la cues-
tión de las minorías es muy considerable: Véase, entre otros, CASTELLA, S., La
protección internacional de las minorías, Silva Editorial, Tarragona, 2002; y más
específicamente, sobre las minorías linguísticas, cfr. FERNÁNDEZ LIESA, C., De-
rechos lingüísticos y Derecho internacional, Dykinson-Universidad Carlos III de
Madrid, Madrid, 1999. Para un comentario sobre esta cuestión en la actuali-
dad, cfr. RAMÓN CHORNET, C., «El Derecho internacional ante las reivindica-
ciones de las minorías lingüísticas», Anuario de Derecho Internacional, XIX
(2003), pp. 409-417 y bibliografía allí recogida. Sobre las minorías en Europa,
cfr. GONZÁLEZ ENRÍQUEZ, C. (dir.), Minorías nacionales y conflictos étnicos en
Europa del Este, UNED-Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado,
Madrid, 2004; GONZÁLEZ VEGA, J., «La protección internacional de las mino-
rías en Europa», Cursos de Derechos humanos de Donostia-San Sebastián, I, Uni-
versidad del País Vasco, 1999, pp. 49-104; y PIERRE-CAPS, S., «Peut-on parler
actuellement d’un Droit européen des minorités?», Annuaire Français de Droit
International, XL (1994), pp. 72-105.
57. Cfr. ECONOMIDES, C.P., «Actes et positions de la Grèce concernant des
questions de droit international (1992-1993)», Revue Hellénique de Droit in-
ternational, 1993, p. 292.
Hacia la desmembración de la antigua Yugoslavia y las reacciones en Europa 37
58. Esto lo deja bien claro Alexander Kiss, para quien no cabe duda de que
el abuso del derecho es un principio general del Derecho internacional. Cfr.
L’abus de droit en droit international, París, 1952, p. 190; por estos derroteros
parece dirigirse también E. Ruiz Fabri, quien se plantea si el reconocimiento
es absolutamente discrecional o no y si existen ciertos límites legales. A este res-
pecto, señala: «... De telles limites ne sont pas indubitablement pas identifiées.
Néanmoins, on admettra qu’en fonction de leur nature, les conditions posées
peuvent paraître plus ou moins légitimes ou plus ou moins dangereuses et que
“cette pratique... dangereuse surtout lorsqu’elle est unilatérale et ne vise qu’à
protéger des intérêts particuliers” le paraît beaucoup moins quand elle vise à
obtenir le respect de principes du droit international» («Genèse et disparition
de l’Etat à l’époque contemporaine», Annuaire Français de Droit International,
XXXVIII [1992], pp. 153-178, en p. 172). Un caso llamativo de reconoci-
miento «prematuro» es, inter alia, el llevado a cabo por la misma Asamblea Ge-
neral de las Naciones Unidas, utilizando el voto de la mayoría automática, al
aceptar en la Resolución 43/177, de 15 de diciembre de 1988, la proclama-
ción de un Estado palestino independiente, justo un mes más tarde de que, el
por aquel entonces Consejo Nacional Palestino lo proclamara (texto en Inter-
national Legal Materials, 1988, pp. 1660 ss.); ¿o es que casi veinte años des-
pués contamos con un auténtico Estado palestino (...)? (vid. BERMEJO GARCÍA,
R., El conflicto árabe-israelí en la encrucijada. ¿Es posible la paz?, EUNSA, Pam-
plona, 2002, pp. 56-58). Como señala el Profesor Virally, «el reconocimiento
depende de la efectividad. Esto implica por un lado la efectividad del aparato
del Estado y por lo tanto el control del territorio que reivindica, o por lo me-
nos una parte importante de él, y por otro la efectividad de su independencia.
A falta de esta doble efectividad, el Estado no está constituido a la luz del De-
recho internacional y el estatuto internacional del Estado no puede ser válida-
mente aplicado. Desde ese momento, el reconocimiento es prematuro. Se va a
situar así en el campo de la ficción política y está desprovisto de valor jurídi-
co... Ese reconocimiento es también un acto ilícito si se lleva a cabo en viola-
ción de una regla o de un principio de Derecho internacional» («Panorama du
Droit international...», op. cit. [nota 54], p. 56). Todo esto es lo que ha hecho
la Asamblea General... ¿Por qué en esa misma resolución, para ahorrar papel y
trabajo, no se reconoce al Estado Saharaoui?; algunos autores han pretendido
que el reconocimiento del Estado palestino no sería ilegal al no atentar contra
el principio de no intervención ni iría contra la soberanía del Estado de Israel,
38 La disolución de Yugoslavia
por ser éste el Estado ocupante (cfr. SALMON, J., «La proclamation de l’État pa-
lestinien», Annuaire Français de Droit International, 1988, pp. 37-62 [pp. 61-
64]; ver también BOYLE, F.A., «The Creation of the State of Palestine», Euro-
pean Journal of International Law, 1 (1990), n. 2, pp. 301-306. J. Verhoeven,
mucho más matizado al respecto, señala lo siguiente: «... d’aucuns la jugeront
hâtive. Il ne saurait toutefois, être interdit de proclamer l’Etat même s’il peut
être prématuré de le reconnaître, sachant que ni sa reconnaissance ni sa pro-
clamation se suffisent de toute manière pour qu’il soit» («La reconnaissance
internationale...», op. cit. [nota 56], p. 17); pero ¿no es ese el caso, todavía mu-
cho más claro, de la antigua colonia española? Quienes esperan con impacien-
cia la creación del futuro Estado palestino, por el momento deberán todavía
esperar, pura y simplemente porque actualmente Palestina no tiene los
elementos constitutivos de un Estado (a este respecto, cfr. LAPIDOTH, R. y
CALVO-GOLLER, N.K., «Les éléments constitutifs de l’État et la Déclaration du
Conseil National Palestinien du 15 novembre 1988», Revue Générale de Droit
International Public, 96 [1992], n. 4, pp. 811-842, en donde se rebaten les
tesis de Jean Salmon; también BERMEJO, R., El conflicto árabe-israelí..., op. cit.,
p. 52; CRAWFORD, J., «The Creation of the State of Palestine: Too Much too
Soon», European Journal of International Law, 1990, pp. 307-313). ¿O acaso
es el que se enfrenten con las armas (junio de 2006) Al-Fatah (Presidencia) y
Hammas (Gobierno) para resolver sus diferencias en el seno de la Autoridad
Nacional?
Hacia la desmembración de la antigua Yugoslavia y las reacciones en Europa 39
59. A este respecto, CHARPENTIER, J., «Les déclarations des Douze sur la
reconnaissance des nouveaux États», Revue Générale de Droit Internationale
Public, 96 (1992), n. 2, pp. 343-354 (pp. 343-344). Como señala este autor,
no hay que olvidar que la adopción de una política común de reconocimiento
era también muy importante para la cohesión de la propia Comunidad.
60. No cabe duda de que esto era muy importante en un momento en el
que se acababa de adoptar en el Consejo Europeo de Maastricht (9-10 de di-
ciembre de 1991) el Tratado de la Unión Europea, cuyo texto definitivo sería
firmado el 7 de febrero de 1992, y que había sido fruto, en todo lo relativo a
la Unión política, de una iniciativa franco-alemana, que pudo al final con las
trabas puestas por el Reino Unido. Sobre este Consejo Europeo de Maastricht,
cfr. Revista de Instituciones Europea, 1992, pp. 309-318.
40 La disolución de Yugoslavia
mites existentes establecidos por la fuerza podrá producir efectos jurídicos. Cfr.
Agence Europe, n. 5647, de 16 de enero de 1992, p. 5; igualmente Revue Géne-
rale de Droit International Public, 96 (1992), n. 1, pp. 267-269. Ver también
PELLET, A., «Note sur la Commission d’arbitrage...», op. cit. (nota 39), p. 341.
La Comisión transpone pues a los nuevos Estados europeos la doctrina del uti
possidetis. Para un estudio sobre el uti possidetis, cfr. entre los muchos existen-
tes, SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, L.I., «L’uti possidetis et les effectivités dans les con-
tentieux territoriaux et frontaliers», Recueil des cours, 263 (1997), pp. 149-382.
67. A este respecto, el profesor Fernando Mariño lo deja muy claro: «Co-
mo en general todos los instrumentos adoptados en el marco del proceso de
Helsinki, y en particular como la propia Acta Final, tampoco la Carta de París
tiene valor de acuerdo jurídico internacional» («La Carta de París para una nue-
va Europa», Revista de Instituciones Europeas, 18 [1991], n. 1, pp. 143-152).
68. Para el texto completo de esta Declaración, cfr. Revue Générale de Droit
International Public, 96 (1992), n. 1, p. 263.
44 La disolución de Yugoslavia
Con este objetivo no escatimó medios para hacer ver a sus socios
europeos (también se podría utilizar el término de «primos») que
o bien había una decisión colectiva, ésta siguiendo por supuesto el
paso alemán, o se exponían a una acción unilateral. En esta tesitu-
ra, y ante la imposibilidad por parte de Alemania de conseguir que
el resto de los socios europeos se avinieran a sus tesis, se apresuró a
reconocer a Croacia y a Eslovenia el 23 de diciembre de 1991, aun-
que, para respetar un poco las formas, no estableció relaciones di-
plomáticas hasta el 15 de enero de 199281. Y es que Alemania par-
tía de la tesis de que el conflicto yugoslavo era desde el principio
un conflicto internacional debido a la intervención federal, por lo
tanto de Serbia, en las nuevas Repúblicas, violando así el artículo
2.4 de la Carta de las Naciones Unidas. Francia sin embargo de-
fendió en esos momentos que el conflicto era interno, y por lo tan-
to había que respetar los principios de no intervención y de inte-
gridad territorial82. Entre estas dos tesis, no nos cabe ninguna duda
de que hasta julio de 1991 la francesa tenía más peso jurídico, aun-
83. «Note sur la Commission d’arbitrage...», op. cit. (nota 39), pp. 346-347.
84. La Santa Sede reconoció a estas dos Repúblicas el 13 de enero de 1992,
por lo tanto antes que los Doce, pero había apoyado en general, las tesis
alemanas, no por ser alemanas, sino porque favorecían más a los católicos,
liberándoles así del comunismo. Suiza también reconoció estos dos nuevos
Estados, mientras que los Estados Unidos prefirieron esperar hasta el 7 de abril,
haciendo gala de mayor prudencia.
85. Cfr. ROUSSEAU, Ch., «Chronique des faits internationaux», Revue
Générale de Droit International Public, 96 (1992), n. 2, p. 402.
Hacia la desmembración de la antigua Yugoslavia y las reacciones en Europa 51
tas vidas habían costado al país90. Sólo desde esta perspectiva his-
tórica, tan compleja y agitada desde muchos puntos de vista, se
puede entender la cuestión91, y no hay que remontarse a 1912-
1913, sino a la creación por Tito de la Yugoslavia nacida tras la Se-
gunda Guerra Mundial92.
97. Cfr. Affaire C-120/94, párrafo 57. El origen de este asunto es el si-
guiente. Con la llegada al poder en Grecia del Primer Ministro A. Papandreu
en 1994, se rompen todas las negociaciones que se estaban llevando a cabo con
la FYROM, y decreta el 16 de febrero de 1994 un embargo unilateral contra
la nueva República. El embargo es condenado por el resto de Estados miem-
bros comunitarios, y por el entonces Presidente de la Comisión, Jacques De-
lors, que envió una carta al Primer Ministro griego para que justificara la me-
dida desde el punto de vista jurídico-comunitario. El Gobierno griego adoptó
entonces un Memorándum justificando la legalidad de las medidas en el anti-
guo artículo 224 TCE. La Comisión no lo entendió así y presentó un recurso
el 22 de abril de 1994, basado en el antiguo artículo 225 pár. 2 del TCE
pretendiendo que Grecia había abusado de los poderes previstos en el precita-
do artículo 224. La Comisión pide, además, que se adopten las medidas pro-
visionales pertinentes. El 29 de junio, el Tribunal comunitario adopta una or-
denanza rechazando las medidas provisionales solicitadas por la Comisión.
Sobre este asunto, cfr. Revue Trimestrielle de Droit Européen, 1994, pp. 477-
488; y Revue Hellénique de Droit International, 1995, pp. 409-412.
98. Ya el 3 de enero de 1992, el Presidente del Gobierno griego, Constan-
tin Karamanlis, envió una carta a todos los Primeros Ministros de los Estados
miembros comunitarios, en la que, después de señalar que la presunta «Repú-
blica de Macedonia» no tiene ningún derecho histórico ni etnológico a usar ese
nombre, insta a que no se proceda a su reconocimiento hasta que no se respe-
ten completamente todas las condiciones que fueron adoptadas por unanimi-
dad en la reunión del Consejo de cooperación política del 16 de diciembre de
1991. Cfr. Revue Hellénique de Droit International, 1993, p. 320.
56 La disolución de Yugoslavia
1993, I have been authorised by the Council to request that the hoisting cere-
mony and the flying of the flag of the state concerned may deferred until a later
day». Cfr. ECONOMIDES, C.P., «Actes et positions de la Grèce...», op. cit. (nota
57), p. 331. Para más comentarios, cfr. PAZARTZIS, «La reconnaissance “d’une
République yougoslave”...», op. cit. (nota 87), p. 291 y nota 53.
106. «Conclusions», L’État souverain à l’aube du XXI siècle., op. cit. (nota
94), p. 312.
107. Para R. Kherad esto es no poco paradójico («La reconnaissance des
Etats...», op. cit. [nota 77], p. 675).
108. «Panorama du droit international contemporain...», op. cit. (nota 54),
p. 56. Ver también DUGARD, J., Recognition and the United Nations, Grotius,
Cambridge, 1987, pp. 44 ss.
Hacia la desmembración de la antigua Yugoslavia y las reacciones en Europa 59
25. Las tensiones entre las partes parece que se atenúan a par-
tir de 1995, al mismo tiempo que se redoblan los esfuerzos nego-
ciadores bajo los auspicios de las Naciones Unidas. Éstos, al final
dan sus frutos, propiciando la normalización de las relaciones en-
tre las Partes a partir de septiembre. En este nuevo marco de con-
fianza, patrocinado por Cyrus Vance, representante especial del
Secretario General, y con el apoyo, desde el 18 de marzo de 1994,
de Matthew Nimítz, enviado especial de los Estados Unidos, la
FYROM y Grecia concluyen el «Acuerdo interino» de 13 de sep-
tiembre de 1995, firmado en Nueva York por ambas Partes y por
Cyrus Vance como testigo123.
119. Sobre España, cfr. «Chronique des faits internationaux», Revue Géné-
rale de Droit International Public, 98 (1994), n. 4, p. 972.
120. A este respecto, PAZARTZIS, «La reconnaissance d’une “République
yougoslave”...», op. cit. (nota 87), p. 293 y nota 67.
121. Cfr. supra parágrafo 20 y nota 97.
122. La CSCE cambia de denominación en la Cumbre de Budapest (5-6
de diciembre de 1994) para denominarse Organización sobre Seguridad y
Cooperación en Europa (O.S.C.E.). Vid. «Chronique des faits internatio-
naux», Revue Générale Droit International Public, 99 (1995), n. 1, pp. 106-107.
123. La firma del Acuerdo por Cyrus Vance revela el compromiso de la
comunidad internacional, representada por las Naciones Unidas, con el fin de
que la FYROM y Grecia normalicen sus relaciones.
62 La disolución de Yugoslavia
años128, plazo a partir del cual las Partes pueden retirarse mediante
notificación escrita, que producirá sus efectos doce meses después de
la comunicación a la otra Parte. Por último, estamos en presencia de
un Acuerdo marco que necesita para su aplicación la apertura de ne-
gociaciones para poder resolver, salvo el tema del nombre que que-
da suspendido, muchas de las cuestiones que en él se suscitan129.
128. Plazo que para algunos autores griegos parece ser demasiado largo,
preguntándose si un plazo más corto no hubiera sido mejor para resolver la
controversia. En este sentido, ECONOMIDES, C.P., «Actes et positions de la
Grèce...(1995)», op. cit. (nota 124), p. 270.
129. Sin más tardar, el 13 de octubre de 1995 se firmó un memorándum
sobre determinadas medidas en relación con el Acuerdo; el 20 del mismo mes
se firmó también un memorándum concerniente a los transportes y comuni-
caciones, y otro para el establecimiento de una oficina diplomática de enlace
en las capitales respectivas de las Partes. Esto ha proseguido posteriormente.
130. Cfr. artículo primero. El profesor Economidès piensa, sin embargo,
que Grecia quizás haya dado el reconocimiento prematuramente («Actes et
positions de la Grèce... 1995», op. cit., p. 270).
131. «Panorama du droit international contemporain», op. cit. (nota 54),
p. 52.
64 La disolución de Yugoslavia
132. Ibíd. Ver también PAZARTZIS, Ph., «La reconnaissance d’une “Répu-
blique yougoslave”...», op. cit. (nota 87), p. 295.
133. SIOUSSOURAS, P., «Recognition of FYROM by Greece through the In-
terim Accord in 1995», Revue Hellénique de Droit International, 2002, pp. 609-
623 (particularmente p. 620: «Do spite the fact that FYROM’s recognition as
presented in Article 1, par. 1 seems to have the character of a de jure recognition,
a more careful reading of the IA text can lead us to different conclusions, which
are not evident from the very beginning. The way the document is drafted...
does not allow us to support the view of a de jure recognition without, however,
ruling it out. According to he dominant view, a de jure recognition is firstly based
on the premise of its irrevocable nature and second on the establishment of a
high-level diplomatic representation since the term de jure is not explicitly men-
tioned in the documents that have to do with recognition by the recognising
state. In the IA case, the second condition of the de jure recognition is not fulfi-
lled, since the establishment of diplomatic relations would not be of ambassa-
dorial level. Furthermore, because the first condition is not fulfilled as well, as it
becomes clear by the following analysis, it is safe not to talk of a de jure recogni-
tion but rather of a recognition under an avoidance clause. This interpretation
is also strengthened by the fact that FYROM’s recognition took place without
definite name, a condition that is consistent with the de jure recognition, in the
sense that it constitutes the most formal and comprehensive recognition»).
134. Para un estudio sobre el embargo desde un punto de vista jurídico y
político, cfr. TOXOPEUS, R., «The Greek Embargo and articles 224 and 225
EEC. A Political Question Looked at from a Juridical Point of view», Revue
Hellénique de Droit International, 1996, pp. 187-206.
Hacia la desmembración de la antigua Yugoslavia y las reacciones en Europa 65
rio hacerlo. Nos parece que esta cuestión no ha quedado bien regu-
lada en el Acuerdo, lo que puede acarrear conflictos en el futuro.
El Acuerdo contiene además otras disposiciones relativas a re-
forzar la confianza y las relaciones amistosas, el respeto de los de-
rechos humanos y culturales, y a instaurar una cooperación en los
ámbitos económico, comercial y medioambiental. Una cuestión
que nos parece importante es la relativa al arreglo de controver-
sias. El Acuerdo trata esta cuestión de forma sucinta, pero clara y
precisa, al recoger en su artículo 21 la obligación para las Partes de
resolver las controversias de forma pacífica, de conformidad con
la Carta de las Naciones Unidas; desde esta perspectiva, si surgie-
ra alguna disputa en torno a la interpretación o aplicación del
Acuerdo, las Partes se comprometen a someterla a la Corte Inter-
nacional de Justicia.
139. Uno de los primeros estudios que aparecieron entre nosotros para
analizar la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa, fue el del
Profesor MARIÑO MENÉNDEZ, F.Mª, «La Conferencia sobre la Seguridad y la
Cooperación en Europa», Revista de Instituciones Europeas, 1974.
140. Para el texto íntegro del Acta Final de Helsinki, en inglés, cfr.
International Legal Materials, 1975, pp. 1292 ss.; en francés, en ALETH, M.,
«La Conférence sur la sécurité et la coopération en Europe», Notes et Etudes
documentaires, nn. 4271-4279, Documentation Française, París, 1976, p.
50 y en español, Conferencia sobre la Seguridad y Cooperación en Europa. Acta
Final de Helsinki 1975, Ministerio de Asuntos Exteriores, OID, Madrid,
1976.
141. Y es que la solución pacífica de las controversias internacionales
lleva mucho tiempo constituyendo un reto para el Derecho internacional. A
este respecto, cfr. CAFLISCH, L., «Cent ans de règlement pacifique des diffé-
rends internationaux», Recueil des cours, 288 (2001), pp. 245-468; ID., «Le
règlement pacifique des différends internationaux à la lumière des boule-
versements intervenus en Europe centrale et en Europe de l’Est», Anuario de
Derecho Internacional, 1993, pp. 27-39. En relación con el arreglo de con-
troversias en el seno de la CSCE, cfr. RUIZ FABRI, H., «La CSCE et le rè-
glement pacifique des différends: l’élaboration d’une méthode», Annuaire
Français de Droit International, XXXVII (1991), pp. 297-314 y bibliografía
citada.
142. Para un estudio sobre esta evolución, cfr. Beyond Process. The CSCE’s
Institutional Development, 1990-1992, Commission on Security and Coopera-
tion in Europe, Washington, 1992. Para una completa recopilación de textos
68 La disolución de Yugoslavia
lugar en esta capital los días 2-3 de abril de 1991, por las delega-
ciones de los Parlamentos de los Estados participantes por cierto
sin objetivos muy claros, todo parecía indicar que la CSCE refor-
zaba sus mecanismos institucionales para desempeñar sus funcio-
nes con mayores dosis de eficacia y confianza. Si a esto añadimos
el hecho de que la República Socialista Federativa de Yugoslavia
participaba como un Estado más en la CSCE, el papel que debía
desempeñar estaba más que justificado y las esperanzas eran altas.
En los inicios de la crisis, la CSCE sigue los pasos y las mismas
tesis que defendía la Comunidad Europea y la mayoría de sus Es-
tados, haciendo excepción de Alemania. Esto implicó que, en la
primera fase del conflicto, la CSCE se dedicara a prevenir su des-
bordamiento interno. Desde esta perspectiva, no es extraño que en
la reunión del Consejo de la Conferencia que tuvo lugar en Berlín
los días 19-20 de junio de 1991, los Ministros de Asuntos Exte-
riores148 adoptaran una «Declaración» sobre la situación en Yugos-
lavia «en la que expresan su apoyo a la unidad e integridad terri-
torial del Estado149, pronunciándose además sobre la necesidad de
respetar los derechos humanos en todo su territorio, incluyendo
los derechos de las minorías, y preconizando una solución pacífi-
ca a la crisis»150. Pero lo que los Ministros dejan también claro es
que «corresponde a los pueblos de Yugoslavia decidir sobre el fu-
turo del país», con lo que plantean un primer dilema: por un lado
se quiere prevenir el desbordamiento interno del conflicto, pero
por otro se dice que los pueblos que componen Yugoslavia son los
que deben decidir sobre su futuro; ¿cómo?, ¿pueden decidir su fu-
turo aplicando(se) el derecho de autodeterminación?
148. Esta reunión se celebra por tanto unos días antes de que Croacia y Es-
lovenia proclamaran el 25 de junio su independencia. Cfr. supra parágrafos 3 ss.
149. Conviene poner de relieve que en esta reunión de Berlín se trata la cri-
sis yugoslava a petición del Secretario Federal de Asuntos Exteriores de la
RSFY, Budimir Loncar.
150. Cfr. REMACLE, E., «La CSCE et la Communauté...», op. cit. (nota
26), p. 223.
Hacia la desmembración de la antigua Yugoslavia y las reacciones en Europa 71
151. Esto ha sido considerado como la primera prueba para la CSCE. Cfr.
WISE, H. y HELM, «New Look CSCE’s Frist Test», The Independent, 28 de ju-
nio de 1991, p. 13.
152. A este respecto, cfr. Diario n. 6 del Centro de Prevención de Conflic-
tos, p. 2.
153. A este respecto, cfr. DAVID, D., «L’Europe des Douze et la Yougoslavie:
leçons d’une impuissance», Le Trimestre du Monde, 1993, n. 24, pp. 129-138.
154. El Canciller alemán decide llevar a cabo esta misión arrogándose el
título de Presidente en ejercicio del Consejo de la CSCE, a pesar de que el
mecanismo de urgencia no evoca esta figura, sino sólo la presidencia en ejerci-
cio del Comité de Altos Funcionarios. A este respecto, cfr. REMACLE, E., «La
CSCE et la Communauté...», op. cit. (nota 26), p. 224.
72 La disolución de Yugoslavia
159. Esta iniciativa del embargo sobre las armas y material militar se debe
a Polonia. Vid. Keesing’s 37, 1991(9), p. 38420. GHEBALI, V.-Y., «La crise you-
goslave devant la CSCE», Perspectives du droit international et européen, op. cit.,
supra nota 135, pp. 211-227, p. 218. ZAAGMAN, R.W., «The CSCE and the
Yugoslav Crisis», Helsinki Monitor 3, 1991 (1), pp. 43-50 (p. 48). Ya sabemos
que el Consejo de Seguridad de la ONU, por medio de la Resolución 713, de
25 de septiembre de 1991, hizo lo propio. El calendario sobre el embargo de
armas sería pues el siguiente: 5 de julio de 1991, la comunidad; 9 de septiem-
bre, lo hace efectivo la CSCE; y el 25 de septiembre, el Consejo de Seguridad.
74 La disolución de Yugoslavia
160. Para más detalles sobre estas reuniones, con referencias a los diarios res-
pectivos de cada reunión, cfr. ALTERMAT, C., «La CSCE et le conflit yougoslave,
1991-1993», Le Trimestre du Monde, 1993, n. 24, pp. 139-151 (pp. 142-143).
Hacia la desmembración de la antigua Yugoslavia y las reacciones en Europa 75
161. Esta segunda visita se efectúa un día después de que un helicóptero que
transportaba observadores de la Comunidad fuera derribado, el 7 de enero, por
el ejército federal, causando cinco muertos. Los Doce condenan la agresión y
Portugal invoca en nombre de la Comunidad el documento de Viena sobre las
Medidas de Confianza y de Seguridad, ya mencionadas, sin ningún éxito, mien-
tras que las autoridades de Belgrado se limitan a deplorar el incidente. Éste era
el ambiente cuando la misión dirigida por el Profesor Fleiner se dispone a efec-
tuar la segunda visita a las tierras yugoslavas. Sobre estas Medidas de Confianza
y de Seguridad, cfr. GHEBALI, V.-Y., «Le Document de Vienne...», op. cit. (nota
146), pp. 113-123. Sobre el incidente del helicóptero, cfr. ZAAGMAN, R., «The
CSCE and the Yugoslav Crisis», op. cit. (nota 159), p. 49.
162. Cfr. Report of the CSCE Human Riths Rapporteur Misión to Yugoslavia,
22 pp.
163. Vid. RUCZ, C., «Les mesures unilaterales de protection des droits de
l’homme devant l’Institut de Droit International», Annuaire Français de Droit
International, XXXVIII (1992), pp. 583-584.
76 La disolución de Yugoslavia
167. Para más detalles sobre esta crisis en Bosnia y Herzegovina, cfr.
WELLER, M., «The International response...» op. cit. (nota 33), pp. 596-600.
168. Cfr. Meeting in a Plenary Session of the Helsinki Follow-up Meeting
(April 15, 1992) CSCE Press office.
78 La disolución de Yugoslavia
176. En realidad, desde el punto de vista jurídico, esto es algo que no podía
ser de otra manera, ya que la Resolución 757 se adoptó en el seno del Capítu-
lo VII de la Carta, y es por tanto vinculante para todos los Estados miembros
de la ONU. Estamos pues ante un lenguaje tautológico que no lleva a ningún
sitio.
177. Sobre esta Cumbre de Helsinki, cfr. BOUVARD, L. y GEORGE, B., Rap-
port spécial sur le Sommet d’Helsinki de 1992, Assemblée de l’Atlantique Nord,
Bruselas, 1992; y FERNÁNDEZ SOLA, La dimensión humana..., op. cit. (nota
144), pp. 154 ss.
178. Esto era algo esperado por los representantes yugoslavos, ya que anti-
ciparon el 8 de julio que no participarían en las reuniones de la CSCE hasta el
14 de octubre. Cfr. ALTERMAT, C., «La CSCE et le conflit yougoslave, 1991-
1993», op. cit. (nota 165), p. 147.
Hacia la desmembración de la antigua Yugoslavia y las reacciones en Europa 81
179. Estas misiones fueron puestas bajo la dirección del diplomático no-
ruego, Tore Boegh.
180. Sobre la «limpieza étnica», cfr. Keesing’s 38, 1992 (8), pp. 39 o 35. Ver
también BELL-FIALKOFF, A., «A Brief History of Ethnic Cleansing», Foreing
Affairs 1993 (3), pp. 110-121; y KRESACK, D.M., «“Ethnic Cleansing” in the
Balkans “The Legal Foundations of Foreign Intervention”», Cornell Internatio-
nal Law Journal, 1994, pp. 203-239 (pp. 221-225).
82 La disolución de Yugoslavia
187. Cfr. GHEBALI, V.-Y., «La crise yougoslave devant la CSCE», op. cit.
(nota 159), p. 215.
188. Cfr. Doc. S/23067.
88 La disolución de Yugoslavia
189. Para estos y otros detalles, cfr. WELLER, M., «The International res-
ponse...», op. cit. (nota 33), p. 578.
190. Sobre el embargo de armas, cfr. infra parágrafos 41 ss.
191. «L’ONU et la crise yougoslave», Annuaire Fançais de Droit Internatio-
nal, XXXVIII (1992), pp. 32-60 (pp. 33-34).
192. Párrafo tercero del Preámbulo.
193. Párrafo cuarto del Preámbulo.
Las Naciones Unidas y la crisis yugoslava: La crónica de un fracaso anunciado 89
este problema no sólo es exclusivo del asunto que nos ocupa, sino
también, por ejemplo, del actual conflicto israelo-palestino, y en
general israelo-árabe. En el caso de la crisis yugoslava es obvio que
había dos países miembros permanentes (Rusia y China) y algu-
nos otros no permanentes que, por cuestiones políticas, y también
por su forma de ver el Derecho internacional, impedían que el
Consejo de Seguridad fuera más allá para definir con precisión y
realismo la situación.
Por otro lado, no hay que olvidar que el grupo de países islá-
micos en la Asamblea General es muy numeroso e influyente en
los Estados del Tercer Mundo, y no cabe duda de que éstos,
asumiendo un papel protector de los musulmanes bosnios y por
ende de Bosnia-Herzegovina, influían donde podían, es decir en
la Asamblea General. Por lo tanto, lo que había detrás de esa
doble visión en torno al conflicto y a las medidas a adoptar, era un
tema político, algo no infrecuente como es sabido en los órganos
de Naciones Unidas. Y esto iba a ser así en realidad durante toda
la crisis, lo que acarrearía obviamente la intervención de la OTAN
en Kosovo sin contar con la Organización.
212. Para un estudio general sobre las sanciones y sus efectos, vid. inter alia
COMBACAU, J., Le pouvoir de sanction de l’ONU. Etude théorique de la coercion
non militaire, Préface de Paul Reuter, Pedone, París, 1974; CORTRICH, D. y
LÓPEZ, G.A. (eds.), Economic Sanctions: Panacea or Peacebuilding in a Post-Cold
War Wold?, Westriew Press, Boulder, 1995; GOWLLAND-DEBBAS, V., Collective
Responses to Illegal Acts in International Law. United Nations Action in the Ques-
tion of Southern Rhodesia. Nijhoff, Dordrecht, 1990; ID., «Security Council En-
forcement Action and Issues of State Responsibility», International and Compa-
rative Law Quarterly, 1994, pp. 55-98; y O’CONNELL, M.F., «Debating the Law
of Sanctions», European Journal of International Law, 13 (2002), n. 1, pp. 63-80.
Las Naciones Unidas y la crisis yugoslava: La crónica de un fracaso anunciado 97
214. Sobre esta cuestión, cfr. LÓPEZ MARTÍN, A.G., «Embargo y bloqueo
aéreo en la práctica reciente del Consejo de Seguridad: del Conflicto del Golfo
al caso de Libia», Revista Española de Derecho Internacional, LVI (1994), n. 1,
pp. 39-60 (especialmente pp. 47-51).
215. La cuestión de la participación en acontecimientos deportivos se plan-
teó por primera vez con los Juegos Olímpicos de Barcelona, durante el verano
de 1992. En esta ocasión, el Comité de sanciones consideró, el 21 de julio de
1992, que no prohibía la participación de atletas a título individual, siempre y
cuando se reunieran las siguientes condiciones: que los atletas participaran a
nivel individual y personal; que el Comité Olímpico se encargara de su selec-
ción; que fueran acompañados sólo por su entrenador; y d) que se abstuvieran
de cualquier declaración o gesto de índole política. Además, sólo participarían
en deportes individuales. Vid. ALABRUNE, F., «La pratique des comités des
sanctions du Conseil de sécurité depuis 1990», Annuaire Français de Droit
International, XLV (1999), pp. 226-279 (p. 265).
216. A este respecto, cfr. MARTIN-BIDOU, P., «Les mesures d’embargo...»,
op. cit. (nota 205), p. 263.
Las Naciones Unidas y la crisis yugoslava: La crónica de un fracaso anunciado 99
220. Por tanto adoptada 19 días después de la Resolución 757, lo que re-
vela que el Consejo de Seguridad en algunas ocasiones también acierta cuando
se corrige...
221. Sobre esta cuestión, cfr. PAGNI, F., «Le misure di interdizione navale in
relazione alle sanzioni adottate dall’ONU», Rivista di Diritto Internazionale,
LXXVI (1993), n. 4, pp. 720-762.
Las Naciones Unidas y la crisis yugoslava: La crónica de un fracaso anunciado 101
232. Prueba de que tiraba para atrás del Consejo es que sobre la primera
cuarentena de resoluciones que adoptó el Consejo, nueve fueron objeto de la
abstención China. Al final, el Consejo adoptaría unas 110 resoluciones duran-
te la crisis yugoslava.
233. A este respecto, cfr. ALABRUNE, F., «La pratique des Comités des sanc-
tions...», op. cit. (nota 215), p. 278.
Las Naciones Unidas y la crisis yugoslava: La crónica de un fracaso anunciado 107
251. Cfr. párrafos1-3. Sobre esta cuestión, cfr. COICAUD, J.M., «L’ONU et
l’ex Yougoslavie...», op. cit. (nota 231), p. 99.
Las Naciones Unidas y la crisis yugoslava: La crónica de un fracaso anunciado 113
258. A este respecto, cfr. «Chronique des faits internationaux», Revue Gé-
nérale de Droit International Public, 99 (1995), n. 4, p. 1008.
259. Sobre esta fuerza, cfr. infra parágrafos 62 ss.
260. Cfr. párrafo 2.
261. En un principio, el grupo de despliegue se componía de alrededor de
700 personas en total, organizados a nivel de batallón, provenientes de Finlan-
dia, Noruega y Suecia. Posteriormente, en julio de 1993 se incorporó un con-
tingente de 350 soldados de los Estados Unidos, llegando a contar por esas
fechas unos 1.200 efectivos.
262. El Consejo se basa en el Informe del Secretario General (doc.
S/24923), enviado el 9 de diciembre de 1992, en el que se recoge que el des-
tacamento de la UNPROFOR estaría encargado de una acción preventiva que
consistiría en vigilar la evolución de la situación y señalar cualquier aconteci-
miento que se produjera en las zonas fronterizas que pudiera socavar la con-
fianza y la estabilidad en Macedonia o amenazar el territorio macedonio.
116 La disolución de Yugoslavia
282. La idea de establecer una zona de exclusión aérea fue dada el 2 de oc-
tubre por el Presidente de los Estados Unidos, George Bush padre, quien fue
el que la solicitó al Consejo de Seguridad. Esta idea ya había sido tratada tam-
bién en una reunión de los Doce en Hatfield (Reino Unido) los días 12 y 13
de septiembre, sin que se propusiera a ningún organismo.
283. Cfr. Keesing’s 38, 1992 (12), p. 39251 y Keesing’s 39, 1993 (1), p.
39299.
284. En nuestra opinión, la solicitud de los países islámicos estaba más que
justificada, pero nos hubiera gustado ver también por parte de esos países la
utilización de la misma vara de medir siempre. Para estos países parece que no
es lo mismo que cristianos ortodoxos ataquen a musulmanes (Sarajevo) que
musulmanes ataquen a cristianos (Darfur) (vid. ad ex., CERVELL HORTAL, MªJ.,
«Darfur, otra crisis olvidada», Revista Española de Derecho Internacional, LVI
[2004], n. 2, pp. 1046-1051). ¡Ay, doble rasero, qué solicitado estás!; pues
ahora resulta que los cazadores que su uso y abuso por otros vigilan y conde-
nan han sido también cazados (...).
285. Cfr. Doc. S/25426, de 17 de marzo de 1993.
122 La disolución de Yugoslavia
dos y desplazados a los que había que dar lo que buscaban, una
zona segura. Las presiones que se venían haciendo por parte de las
Naciones Unidas no parecían dar resultado, mientras que la Co-
munidad Europea y la CSCE resultaban desbordaddas por el con-
flicto, y sobre el terreno la UNPROFOR hacía lo que podía, más
poco que mucho. Éste era el panorama en esos trágicos meses de
febrero-marzo de 1993, situación que, como ya hemos señalado,
llevó a la República de Bosnia-Herzegovina a presentar una de-
manda contra Yugoslavia (Serbia-Montenegro) ante la Corte In-
ternacional de Justicia por violación del Convenio para la preven-
ción y sanción del delito de genocidio290.
En el mes de marzo de 1993, unidades paramilitares serbo-
bosnias atacaron algunas ciudades de la zona, entre ellas Srebreni-
ca, ciudad en la que se habían refugiado miles de musulmanes que
huían de los combates y cuya situación humanitaria era dramáti-
ca. Estos ataques causaron estragos entre la población civil291. Éste
era el contexto que llevó al Consejo de Seguridad a adoptar la Re-
solución 819, de 16 de abril de 1993, en la que exige que todos
los interesados traten a Srebrenica y sus alrededores como una
zona segura al abrigo de cualquier ataque armado u otro tipo de
acto hostil292. Se exige, además293, el cese inmediato de los ataques
contra esa ciudad por las unidades paramilitares serbias y la reti-
rada inmediata de las mismas de los alrededores de Srebrenica, así
como que cese el apoyo de la República Federativa de Yugoslavia
a las unidades paramilitares serbias, tanto en armas, como en
equipo y otros servicios de carácter militar294. Pero esta resolución
también condena la limpieza étnica de los serbios en esa zona en
sus párrafos 7 y 8, y exige que se distribuya la ayuda humanitaria
295. Párrafo 5.
296. Párrafo 16 del preámbulo.
Las Naciones Unidas y la crisis yugoslava: La crónica de un fracaso anunciado 125
nas e hiriendo a otras 200308. Esta acción quedó sin respuesta al de-
cidir finalmente el Consejo de Seguridad, el 20 de febrero de 1994,
la no ejecución de bombardeos ya programados por la OTAN.
Lo único positivo ocurrido en la zona por esas fechas tiene que
ver con el progreso en las negociaciones celebradas entre el Go-
bierno de Bosnia-Herzegovina y los croatobosnios, de las que
emanó la firma de un acuerdo de alto el fuego el 23 de febrero de
1994, que culminaría el 13 de marzo en una federación croato-
bosnia y una confederación entre Croacia y esa federación309. No
obstante, la guerra rugía en Bosnia-Herzegovina y así lo demues-
tra el ataque, a finales de marzo de 1994, por las fuerzas serbo-
bosnias a la zona de seguridad de Gorazde, produciéndose un nú-
mero importante de víctimas civiles. Ante la imposibilidad de la
UNPROFOR de lograr un alto el fuego, se solicitó apoyo aéreo a
la OTAN310; ésta respondió bombardeando las posiciones serbo-
bosnias los días 10 y 11 de abril, mientras que sobre el terreno, los
serbios detenían en represalia a 15 miembros canadienses de la
UNPROFOR y un poco más tarde a 130 miembros del personal
de Naciones Unidas. La amenazas de la OTAN de llevar a cabo
nuevos bombardeos y la adopción por parte del Consejo de Se-
guridad de la Resolución 913, de 22 de abril de 1994311, trajeron
308. Este ataque tuvo lugar el 5 de febrero de 1994. Cfr. Keesing’s 40, 1994
(2), p. 39870.
309. Para más detalles, cfr. STARK, H., «Bosnie: la guerre sans fin», Politi-
que Étrangère, 1995, n. 1, pp. 205-216 (p. 207). De estos acuerdos se hace eco
la Resolución 908 del Consejo de Seguridad, de 31 de marzo de 1994, en cuyo
párrafo quinto del preámbulo el Consejo acoge con beneplácito el acuerdo de
alto el fuego y el acuerdo político, considerándolo como un paso positivo para
el logro de arreglo general.
310. Las zonas declaradas seguras por el Consejo de Seguridad de las Na-
ciones Unidas no fueron en realidad tan seguras. De estos ataques sobre Go-
razde, se ocuparía también el Relator Especial Tadeusz Mazowiecki, en su Sép-
timo Informe Periódico. Cfr. Doc. E/CN.4/1995/4, de 10 de junio de 1994.
311. En esta resolución se condenan enérgicamente los ataques serbobos-
nios en la zona segura de Gorazde, así como por no negociar de buena fe ni
Las Naciones Unidas y la crisis yugoslava: La crónica de un fracaso anunciado 131
sobre el que tanto se habló y respecto del que España luchó, sin
éxito, por pertenecer pese a contar con considerable presencia en
la UNPROFOR.
A las divergencias entre el Secretario General de Naciones
Unidas y los Generales de la UNPROFOR, que defendían una
línea más dura, se añadió la ambigua posición de Rusia, país que
en general se mostraba muy reticente a emplear contra Belgrado
severidades de ningún tipo y que se inquietaba sobremanera cada
vez que la OTAN recurría a los ataques aéreos. Es más, Rusia
siempre dio prioridad a la ONU sobre cualquier otra alternativa,
lo que para algunos intérpretes, en general, objetivos implicaba en
realidad apoyar indirectamente a los serbios. Y de esta posición no
estuvo muy lejos el propio Secretario General, quien utilizó a la
UNPROFOR y a la OTAN en momentos oportunos para su po-
lítica cuando los serbios se salían de sus casillas, pero al mismo
tiempo impedía su humillación militar. Un ejemplo de esta situa-
ción lo tenemos en los hechos siguientes: el 5 de agosto de 1994,
aviones de la OTAN tuvieron que intervenir para neutralizar el
fuego de determinadas piezas de artillería pesada que habían sido
sustraídas a la UNPROFOR en vergonzosas condiciones y esta-
cionadas en una zona de exclusión de veinte kilómetros; sin em-
bargo, después de los bombardeos se constata que la retirada de
esas armas es ficticia, es decir no se lleva a la práctica, y ¿por qué?:
porque el representante del Secretario General, Yasussi Akassi, ne-
gocia con los serbios el paso de sus carros de combate sin infor-
mar de ello al Gobierno de Bosnia y bajo la mirada atónita de las
mismas fuerzas de la UNPROFOR (...)314.
Ejemplos de este tipo no faltan, y demuestran que a pesar de
los crímenes que se estaban cometiendo en esa contienda, como
la «depuración étnica», la ONU no parecía demasiado preocupa-
da, en particular su Secretario General. En estas circunstancias, no
titucional único. A este plan se refiere la Resolución 820 del Consejo de Segu-
ridad, de 17 de abril de 1993, que fija un ultimátum a los serbios para su acep-
tación. Por lo tanto, todos estos planes chocaban con la realidad sobre el terre-
no. Ya ocurrió esto con el Plan Carrington, de 27 de agosto de 1991, que, en
un afán de salvar a la antigua Yugoslavia, recogía la independencia de las dis-
tintas Repúblicas yugoslavas en el seno de una Unión que dispusiera de perso-
nalidad jurídica internacional.
319. Cfr. párrafo 4 del preámbulo. Para el Informe del Secretario General,
cfr. Doc. S/1994/265.
320. Cfr. párrafo 2 del dispositivo.
321. Párrafo 4.
Las Naciones Unidas y la crisis yugoslava: La crónica de un fracaso anunciado 135
a todos los Estados, por ser una norma del Derecho internacional
general, incluso de naturaleza imperativa, sino también al Conse-
jo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas.
61. Desde esta perspectiva, cada vez estaba más claro que la
pléyade de resoluciones reiterativas, condenando siempre los mis-
mos hechos, desacreditaban al Consejo de Seguridad. Prueba de
ello es que el conflicto se centra a partir de octubre de 1994 en la
«zona segura» de Bihac, en el Noroeste de Bosnia, rayando con
Croacia. Y es que todo parece indicar que las denominadas «zonas
seguras» van una tras otra siendo objeto de grandes combates: si
antes eran Srebrenica, Zepa, Tuzla, Gorazde o el mismo Sarajevo,
ahora toca el turno a Bihac. Pero aquí los combates comienzan el
6 de octubre de 1994, no a iniciativa de los serbios sino de las
fuerzas musulmanas ayudadas por las unidades de defensa croatas,
conquistando unos 250 km2 de territorio poblado de unos
200.000 musulmanes322. Mientras esto ocurría en Bihac, las fuer-
zas musulmanas contraatacaban en el monte Giman, zona des-
militarizada cerca de Sarajevo y desde la que los serbios bombar-
deaban la ciudad; a su vez los serbobosnios, apoyados por los
serbocroatas de Krajina responden en noviembre bombardeando
el enclave de Bihac a pesar de ser zona de exclusión aérea. Algo si-
milar ocurrió con Sarajevo, con un incremento de las divergencias
entre Naciones Unidas y la OTAN como telón de fondo, a causa
de la incapacidad de la UNPROFOR para influir en la evolución
del conflicto, y apareciendo cada vez más como rehén de los ser-
bios323.
Esta situación planteó serios problemas en los diversos foros
de debate sobre la antigua Yugoslavia. El Estado que más se aleja
de las posiciones defendidas en algunos casos por el Secretario Ge-
322. Cfr. Keesing’s 40, 1994 (11), p. 40286, y «Chronique des faits interna-
tionaux», Revue Générale de Droit International Public, 99 (1995), n. 1, p. 100.
323. Este espíritu de pesimismo es palpable en la Resolución 958 del Con-
sejo de Seguridad, de 19 de noviembre de 1994.
136 La disolución de Yugoslavia
347. En esta ofensiva perecen a causa de los ataques dos oficiales franceses
de la UNPROFOR.
348. Para un análisis detallado de todos estos acontecimientos, cfr. Doc.
S/1995/755, en el que se encuentra el Informe del Secretario General adopta-
do en cumplimiento de la Resolución 1010 del Consejo de Seguridad.
349. En la que participan los países del Grupo de Contacto sobre Bosnia,
Alemania, los Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia, a los que se unen
el Secretario General de la ONU, el de la OTAN, los dos mediadores interna-
cionales, el sueco Karl Bildt por la Unión Europea y el noruego Thorvald Stol-
tenberg por la ONU, así como los representantes militares de la UNPROFOR,
los miembros de la OTAN, todos los países con fuerzas en la UNPROFOR y
un representante de la Comisión Europea.
350. Por ejemplo, John Major declara al abrir la Conferencia que no hay
que interpretar mal el papel de la UNPROFOR, ya que esta no ha ido a Bos-
nia a imponer la paz o a hacer la guerra, sino a ayudar en los esfuerzos huma-
nitarios y a mantener la paz allí donde se haga. La perspectiva francesa, en nues-
tra opinión la correcta, era otra, ya que defendía la posibilidad de dar respuestas
contundentes en el caso de ataques a estas zonas.
351. Para Gorazde se decidió además una zona de exclusión (Killzone), una
especie de línea roja a partir de la cual se podrían decidir ataques aéreos. No
obstante, también esto fue objeto de interpretaciones divergentes.
Las Naciones Unidas y la crisis yugoslava: La crónica de un fracaso anunciado 143
Naciones Unidas ni entiendo que sería razonable desde el punto de vista mili-
tar, como tampoco sería justo para algunos países que han aportado sus tropas
para una misión de paz y no para luchar en una guerra. La segunda conse-
cuencia es el que pudieran reducirse las posibilidades de un arreglo pacífico
(...). En tercer lugar, están los riesgos y las dificultades militares en sentido es-
tricto. Una escalada militar puede suponer rehenes y puede suponer, sin duda
alguna, pérdida de vidas humanas (...). Finalmente existe el riesgo de que la si-
tuación humanitaria de miles de bosnios empeore. UNPROFOR, ACNUR y
las organizaciones no gubernamentales verían aún más dificultada su labor, y
ello, lógicamente, también puede tener consecuencias» (B.O.C.G., Congreso,
Comisiones, V Leg., n. 584, p. 16721).
356. En realidad, el sistema de la «doble llave» ya fue en parte modificado
durante la primavera de 1994, a causa de los ataques serbios sobre Gorazde y
Sarajevo. A partir de entonces, el Representante especial del Secretario Gene-
Las Naciones Unidas y la crisis yugoslava: La crónica de un fracaso anunciado 145
359. Aquí la iniciativa política surgió de la OTAN con el fin de prestar apo-
yo a la ONU para que las fuerzas serbias levantaran el asedio de Sarajevo.
Las Naciones Unidas y la crisis yugoslava: La crónica de un fracaso anunciado 147
«condena en los términos más enérgicos posibles todas las violaciones del De-
recho internacional humanitario y de los derechos humanos». Exige además
en el párrafo 5 «que se cierren de inmediato todos los campamentos de de-
tención ubicados en todo el territorio de la República de Bosnia y Herzego-
vina».
375. Como ha señalado una especialista en temas políticos relacionados
con la crisis yugoslava, Laura Silber, los responsables americanos querían de-
mostrar con toda contundencia que tenían la iniciativa y el dominio de las ope-
raciones que había que llevar a cabo, eliminando así a los otros miembros del
Grupo de Contacto. Cfr. SILBER, L., «Dayton: histoire d’une négociation», Le
Trimestre du Monde, 1996, n. 34, pp. 101-118 (p. 103).
376. A esto contribuyó de una manera muy especial el Representante de la
ONU para la antigua Yugoslavia, Yasussi Akassi. Evidentemente, en estas
nuevas circunstancias, parecía obvio que fuera defenestrado, cosa que se hizo ya
el 9 de octubre de 1995, descargándole de sus funciones a partir del 1 de no-
viembre y siendo sustituido temporalmente por el actual Secretario General,
Kofi Annan, por aquel entonces responsable de las operaciones de manteni-
miento de la paz. El precitado Representante onusiano no escondía sus simpa-
tías proserbias, paralizando las acciones militares cuando éstas se hacían más
152 La disolución de Yugoslavia
nes que pueden ir variando con el tiempo, dándole así ese enfo-
que empírico típico de la cultura jurídica anglosajona. Dicho de
otro modo, el Acuerdo puede ir evolucionando con la práctica382.
En nuestra opinión, dado el contexto en el que debía de aplicar-
se, estas características son sumamente positivas. No hay que
olvidar que se trata de un Acuerdo de paz sin establecer las res-
ponsabilidades por la tragedia vivida; y como otros, parte de la
aceptación de los hechos consumados por las conquistas terri-
toriales y lo que es más, casi podría decirse que se han aceptado
también los hechos consumados por la práctica de la depuración
étnica. A este respecto, la partición de Bosnia-Herzegovina se ha
hecho precisamente sobre la base de criterios étnicos.
382. Cfr. SOREL, J.M., «L’ Accord de paix sur la Bosnie-Herzégovine...», op.
cit. (nota 381), p. 72.
383. Para el texto del Acuerdo, cfr. el documento de la Asamblea General y
del consejo de Seguridad A/50/790/S/1995/1999, de 30 de noviembre de 1995.
156 La disolución de Yugoslavia
384. Los temas que son objeto de los Anexos son los siguientes: militares y
de estabilidad regional, líneas de demarcación, elecciones, Constitución de
Bosnia y Herzegovina con capital en Sarajevo, arbitraje, derechos humanos, re-
fugiados y desplazados, preservación de los monumentos nacionales, constitu-
ción de empresas públicas en Bosnia y Herzegovina, aspectos civiles de la apli-
cación del Acuerdo y, por último, un acuerdo relativo a una fuerza de policía
internacional. A esto hay que añadir Cartas de acompañamiento, Cartas anexas
y 102 mapas, lo que hace un total de 150 páginas.
385. Acuerdo relativo a los aspectos militares.
Las Naciones Unidas y la crisis yugoslava: La crónica de un fracaso anunciado 157
402. El artículo I del Anexo 10 indica que se solicitará ayuda a las organi-
zaciones e instituciones internacionales.
403. Cfr. RANCHARAN, B., «The Bosnian Peace Accord», op. cit. (nota
381), p. 139.
404. Artículo 111.
405. Cfr. COICAUD, J.-M., «La communauté internationale et l’Accord de
Dayton», op. cit. (nota 378), p. 81; y RAMÓN CHORNET, «Balance provisio-
nal...», op. cit. (nota 381), p. 551.
162 La disolución de Yugoslavia
406. Cfr. artículo XII, párrafo 5. A este respecto, cfr. COX, M., «The
Dayton Agreement in Bosnia...», op. cit. (nota 386), pp. 231-239.
407. Los derechos están sacados del Convenio Europeo de Derechos Hu-
manos y están recogidos en el artículo I del Anexo.
408. Cfr. artículo II-VII del Anexo 6. La Cámara estará compuesta por 14
miembros, 7 por Bosnia y Herzegovina (4 por la Federación Bosniocroata y 3
por la República de Srpska), y los otros 7 nombrados por el Comité ministe-
rial del Consejo de Europa, siempre y cuando no sean ciudadanos de Bosnia y
Herzegovina ni de un Estado vecino.
Las Naciones Unidas y la crisis yugoslava: La crónica de un fracaso anunciado 163
na que cumpla una pena impuesta por el Tribunal, o haya sido in-
culpada y no ha comparecido ante él, no podrá ser candidato a las
elecciones ni ejercer ningún puesto o cargo público. Por otro lado,
el artículo VI del Anexo 7, relativo a los refugiados y desplazados
prevé una amnistía para los delitos comunes, pero no para los crí-
menes ni para las violaciones del Derecho internacional humani-
tario. Hasta la Fuerza Internacional de Policía debe transmitir
cualquier información que posea sobre estos aspectos al Tribunal.
Una sombra existe, sin embargo, a este respecto, y es que no te-
nemos una disposición que establezca claramente una estrecha co-
laboración entre la IFOR y el Tribunal. No obstante, el descubri-
miento de fosas comunes y la evolución de la situación traería
consigo una cooperación más estrecha, por no decir forzada. Y es
que la IFOR, a pesar de que no tuviera funciones de policía judi-
cial, difícilmente podría negarse a cooperar con el Tribunal, bien
ayudando a detener a los acusados o bien ayudando a todos aque-
llos que llevan a cabo las investigaciones pertinentes al respecto.
Todos hemos podido comprobar cómo en algunas ocasiones la
IFOR se ha movido para detener a algunos de los acusados, en al-
gunos casos con éxito y en otros no tanto.
412. De este autor, cfr. «Cinq ans après le Traité de Dayton-París...», op. cit.
(nota 381), p. 98.
Las Naciones Unidas y la crisis yugoslava: La crónica de un fracaso anunciado 165
418. Cfr. COX, M., «The Dayton Agreement in Bosnia and Herzegovi-
na...», op. cit. (nota 381), p. 242.
IV.
El papel de la UEO y de la OTAN
en la crisis yugoslava:
La «Guerra de Kosovo» (1999)
423. Cfr. MYERS, J.A., The Western European Union: Pilar of NATO or
Defence Arm of the EC?, Brusseys’s, Londres, 1992 (The Centre for Defence
Studies, n. 16).
424. Cfr. STARK, H., «Dissonances franco-allemandes...», op. cit. (nota
80), p. 344.
425. Son sabidas las reticencias del Reino Unido en esta materia, país que
ha dado siempre prioridad a sus relaciones trasatlánticas. Para más detalles
sobre esta posición británica, cfr. SALMON TREVOR, C., «Testing Times for Eu-
ropean Political Cooperation: the Gulf and Yugoslavia, 1990-1992», Interna-
tional Affairs, vol. 68, n. 2, pp. 245-262, Londres.
426. Cfr. REMACLE, E., «L’UEO et l’OTAN dans le conflit...», op. cit. (nota
422), pp. 156-157.
427. Cfr. supra parágrafos 41 ss.
428. Aproximadamente un 80% del contingente de la UNPROFOR en
Bosnia y Herzegovina y un 60% del contingente en Croacia pertenecían a los
Estados de la UEO.
170 La disolución de Yugoslavia
432. Para más detalles sobre esta operación, cfr. L’organisation opérationne-
lle de l’UEO et la crise yougoslave, Informe presentado por M. Marten, Asam-
blea de la UEO, doc. 1337, París, 5 de noviembre de 1992, pp. 10-11. La ope-
ración se llevó a cabo bajo el mando de un Almirante italiano, al desempeñar
este país por aquel entonces la Presidencia de la UEO.
172 La disolución de Yugoslavia
435. No se entiende, pues, que una misión de este tipo sea confiada a un or-
ganismo como la CSCE... Éste es un ejemplo de los numerosos errores que se
cometieron y de la utopía con la que se abordó al principio la crisis yugoslava.
436. Cfr. MARQUES, J.L., «La Unión Europea Occidental (UEO) y la pre-
vención y resolución de conflictos», en GONZÁLEZ ENRÍQUEZ, C., Minorías na-
cionales y conflictos étnicos en Europa del Este, UNED, Instituto Universitario
General Gutiérrez Mellado, Madrid, 2004, pp. 223-234 (p. 231).
174 La disolución de Yugoslavia
458. Vid. BERMEJO GARCÍA, R., «La Guerra de Kosovo y el Derecho Inter-
nacional Humanitario», en BLANC ALTEMIR, A. (coord.), La protección interna-
cional de los derechos humanos, Tecnos, Madrid, 2000, pp. 169-189.
459. A este respecto, BAGGETT, T., «Human Rights Abuses in Yugosla-
via...», op. cit. (nota 443), pp. 464-465.
La UEO y la OTAN en la crisis yugoslava: La «Guerra de Kosovo» (1999) 183
466. Una prueba de cómo las autoridades de Belgrado cumplían las pro-
mesas, se encuentra clara y meridianamente en el texto siguiente: «A dramatic
example of the ineffectiveness of the attempted talks occurred in late June
1998, when the U.S. negotiator, Richard Holbrooke, traveled through the
town of Decane. Holbrooke had been in Belgrade for a meeting with Serbian
authorities that had lasted for several hours, during which they assured him
that hostilities had ceased. As Holbrooke passed through Decane, he saw Ser-
bian soldiers standing in the shadows with rifles while ethnic Albanians sat on
the curb playing checkers. Holbrooke sent a telegram back to the U.S. State
Department, stating “we have just seen the Truman Show in Decane”» (BAG-
GETT, T., «Human Rights Abuses in Yugoslavia...», op. cit. [nota 443], p. 468).
467. Un interesante análisis a este respecto es el que lleva a cabo NOVOSSE-
LOFF, A., Le Conseil de sécurité des Nations Unies et la maîtrise de la force armée.
Dialectique du politique et du militaire en matière de paix et de sécurité interna-
tionales, Bruylant, Bruselas, 2003, pp. 403 ss.
186 La disolución de Yugoslavia
468. Algunos autores, sin embargo, haciendo un análisis semántico del texto
de esta resolución han señalado que si habla de que es la deterioración de la si-
tuación la que constituye una amenaza a la paz, ¿significa esto que antes de esa de-
terioración la situación no constituía una amenaza? A este respecto, cfr. DESPRETZ,
P., «Le droit international et les menaces d’intervention de l’OTAN au Kosovo»,
Actualité et droit international, novembre 1998, nota 3 (http://www.ridi.org/adi).
La UEO y la OTAN en la crisis yugoslava: La «Guerra de Kosovo» (1999) 187
469. Sobre estos aspectos, cfr. «Chronique des faits internationaux», Révue
Générale de Droit International Public., 103 (1999), n. 1, p. 222.
470. Este plan preveía una autonomía sustancial provisional para Kosovo,
mientras se elaborara el estatuto definitivo a negociar en tres años. El plan re-
cogía la creación de instituciones legislativas y ejecutivas Kosovares durante el
período provisional, estableciendo una serie de medidas para garantizar el plan,
como el cese del fuego, la retirada de las fuerzas serbias y el regreso de los refu-
giados. Cfr. ibíd. Hay que resaltar que desde la Resolución 1199 del Consejo
de Seguridad, la retirada de las fuerzas serbias de Kosovo va a ser una constan-
te, así como la verificación de la situación en Kosovo.
188 La disolución de Yugoslavia
autor, cfr. «Trompetas de victoria para una guerra sin sentido», Le Monde di-
plomatique, junio de 1999, p. 17. Ver también DE LA GORCE, P.M., «Historia
de unas negociaciones engañosas», ibíd., p. 16.
479. Fue el Secretario General de la Alianza, el español Javier Solana, el que
dio la orden de iniciar los bombardeos (Operación «Fuerza Decidida») al Co-
mandante supremo de las fuerzas aliadas en Europa («cosas veredes Mio Cid...»).
480. Algunos intentos se llevaron a cabo sin embargo para tratar de encon-
trar una base jurídica implícita en las resoluciones anteriores al inicio de los
bombardeos, pero ronto se abandonó por la contundente oposición de Rusia y
China. Como señala Ronzitti, las precedentes resoluciones que hemos comen-
tado anteriormente sólo ponen las «premisas» para autorizar posteriormente el
uso de la fuerza, autorización que nunca se consiguió. Vid. RONZITTI, N.,
«Raids aerei contro la Republica federale di Iugoslavia e Carta delle Nationi
Unite», Rivista di Diritto Internazionale, LXXXII (1999), n. 2, pp. 479-480.
192 La disolución de Yugoslavia
487. Baste citar como botón de muestra el caso, inter alia, de Serge Sur: «La
question des conditions du recours à la force en droit international demeure
posée, et l’affaire du Kosovo l’a davantage obscurcie que clarifiée. On peut ici
en rappeler plusieurs aspects. D’abord, un recours à la force, même au nom du
droit international et dans un contexte apparemment institutionnel, celui de
l’OTAN, sans autorisation préalable du Conseil de sécurité et en dehors de la
légitime défense, ne peut qu’inquiéter. Inquiétante également est l’absence de
justification convaincante donnée par les intervenants, qui se sont situés sur
plusieurs terrains, c’est-à-dire sur acucun, laissant la question ouverte. On aurait
pu saisir cette occasion d’affirmer et de développer la doctrine de l’intervention
d’humanité, don’t on peut soutenir, avec de bons arguments à notre sens, qu’elle
n’est contraire ni à la Charte des Nations Unies ni au droit international. Sa re-
connaissance ne suppose pas une modification du droit existant, et pas davan-
tage la consécration d’une coutume nouvelle. Elle peut se dégager en creux de
la lecture de la Charte, qui n’interdit pas de façon complète le recours à la force
par les Etats, mais suivant ses propres termes, “(...) soit contre l’intégrité terri-
toriale ou l’indépendance politique de tout Etat, soit de toute autre manière in-
compatible avec les buts des Nations Unies”. Au nombre de ces incompatibili-
tés on ne saurait ranger la volonté de faire cesser les atteintes concertées et
massives au droit humanitaire». Cfr. «L’affaire du Kosovo et le droit internatio-
nal: points et contrepoints», Annuaire Français de Droit International, XLV
(1999), pp. 280-291 (p. 286). De este autor, ver además «Aspects juridiques de
l’intervention de pays membres de l’OTAN au Kosovo», Défense nationale, n.
12, décembre 1999, pp. 44-62, así como «Aspects de l’intervention au Koso-
vo», Annuaire Français de Relations Internationales, 2000, pp. 163-226.
488. Vid. infra en este mismo párrafo.
La UEO y la OTAN en la crisis yugoslava: La «Guerra de Kosovo» (1999) 195
dente: «Entendons par là (les finalités justificatrices) des finalités qui ne sont pas
simplement licites –c’est le cas de toutes celles qui ne sont pas interdites– mais
seraient susceptibles de faire disparaître l’illicéité d’une intervention qui, en leur
absence, serait contraire au droit international. A cette catégorie appartiennent
les interventions dites d’humanité, c’est-à-dire justifiées par des raisons huma-
nitaires: empêcher un génocide ou des violations massives et flagrantes des droits
de l’homme. La place prise par les droits de l’homme dans le droit international
contemporain confère une force accrue à cet argument justificatif, sans cepen-
dant faire disparaître les risques qu’il comporte pour la souveraineté étrangère»
(«Panorama du droit international...», op. cit. [nota 54], p. 113).
505. Hace ya algunos años que nos pronunciamos en esta materia soste-
niendo que «una intervención armada en Yugoslavia sería legal y justa» (BER-
MEJO GARCÍA, R., «El derecho/deber de injerencia humanitaria en el Derecho
internacional actual», III Jornadas de Derecho internacional humanitario, Uni-
versidad de Sevilla, Sevilla, 1995, pp. 49-71 [pp. 70-71]). Para los «Padres» del
Derecho international, Vitoria, Suárez, Grocio, etc., la guerra justa es aquélla
que ha sido desencadenada a causa de una injuria recibida, para castigar a aquél
que ha violado un derecho o para la protección de inocentes. Para más detalles
sobre este concepto, ver el desarrollo que realizan HERRERO RUBIO, A., Derecho
de Gentes (Introducción histórica), Valladolid, 1987, 7ª ed., pp. 60 ss.; CALOGE-
ROPOULOS-STRATIS, S., Le recours à la force dans la societé internationale, LGDJ,
París-Lausana, 1986, pp. 31-34; FERNÁNDEZ FLORES, J.L., «El uso de la fuerza
y el orden internacional», Revista Española de Derecho Militar, n. 28, 1974, pp.
67-73; WEHBERG, H., «L’interdiction du recours à la force. Le principe et les
problèmes qui se posent», R.C.A.D.I., 1951-I, pp. 11 ss. Como señala el Infor-
me de la Comisión Internacional sobre intervención y Soberanía (ICISS), La
Responsabilidad de Proteger..., op. cit. (nota 499), «A partir de la interpretación
de la práctica de los Estados, de los precedentes sentados por el Consejo de Se-
guridad, de las normas establecidas, de los nuevos principios rectores y de la
evolución del derecho consuetudinario internacional, la Comisión estima que
la actitud claramente contraria a la intervención militar de la Carta de las Na-
ciones Unidas no puede considerarse en términos absolutos cuando haya que
emprender una acción decisiva por motivos de protección humana. Por lo ge-
neral, el grado de legitimidad de la intervención dependerá de la respuesta que
se dé a cuestiones como el propósito, los medios, el agotamiento de otras vías
de reparación de agravios, la proporción entre la reacción y la provocación ini-
202 La disolución de Yugoslavia
93. Algo evidente, que sigue siendo negado en todo caso por
algunos autores, es que el Consejo de Seguridad encuentra serias
dificultades para reafirmarse como un órgano capaz de gestionar
ciertas crisis internacionales. Las causas son varias y diversas, pero
en la de Kosovo ha quedado de manifiesto por un lado, la margi-
nación del Consejo a la hora de intervenir y por otro, la voluntad
de que fuera él precisamente el encargado de avalar (¿legitimar?) ex-
post la acción coercitiva de la OTAN, lo que no deja de plantear no
sólo problemas de calendario, sino una cierta contradicción stricto
sensu. Y es que con un Consejo de Seguridad dividido, resulta muy
difícil que pueda cumplir con las funciones encomendadas.
Pero si criticamos al Consejo, tampoco la Asamblea o el Se-
cretario General merecen librarse del todo, pues su impotencia
ha sido manifiesta. Conviene notar a este respecto que mientras
se desarrollaba la intervención, el Sr. Annan no levantó la voz pú-
blicamente por la marginación de la Organización ni criticó la
intervención de la OTAN, sino que sólo a posteriori lo hizo, al se-
ñalar la ilegalidad de la intervención a la luz de la Carta de las
Naciones Unidas en su Informe anual509. Parece, sin embargo,
nocide –et cela, où que ces faits se produisent– ne peut manquer de ruiner l’au-
torité du droit international humanitaire et celle du système international de pro-
tection des doits de l’homme. De façon plus générale, l’histoire a montré que la
passivité face à de telles atrocités ne peut que saper l’autorité du droit internatio-
nal, la stabilité des relations internationales et la paix. L’inaction est porteuse de
nouveaux drames, de nouveaux conflits et de nouvelles victimes» (pp. 493-495).
509. Para su informe, cfr. Doc. A/54/1, en cuyo párrafo 64 se recoge lo si-
guiente: «On put débattre à perte de vue des aspects moraux de cette question
complexe et controversée, mais une chose est certaine: des mesures de coercition
qui sont prises, sans l’autorisation du Conseil de sécurité portent atteinte à
l’existence même du système de sécurité internationales fondésur la Charte des
Nations Unies. Seule la Charte offre une base juridique universellement acceptée
pour le recours à la force».
La UEO y la OTAN en la crisis yugoslava: La «Guerra de Kosovo» (1999) 205
510. A este respecto, cfr. NOVOSSELOFF, A., Le Conseil de Sécurité..., op. cit.
(nota 467), p. 412, quien cita en la nota 640 al autor que relata este episodio,
Abolhassan Sobhani, en un artículo publicado en Teherán el 6 de abril de 1999.
511. Cfr. Comunicado de prensa, SG/SM/6938, de 24 de marzo de 1999.
Estas manifestaciones contradictorias del Secretario General continuarían pos-
teriormente. Así, el 7 de abril, decía que «... La campaña sistemática y viciosa
de limpieza étnica llevada a cabo por las autoridades serbias en Kosovo parece
tener un objetivo: expulsar o matar al mayor número posible de albaneses...
Emerge lentamente, pero creo que de forma imparable, una norma jurídica
contra la represión violenta de las minorías que debe preceder a los principios
de la soberanía estatal». Cfr. Comunicado de prensa, SG/SM/6949, de 7 de
abril de 1999. Pero un mes más tarde volvía a manifestar que «... a menos que
se devuelva al Consejo de Seguridad una posición preeminente como única
fuente de legitimidad en el uso de la fuerza, nos embarcaremos en el peligroso
camino de la anarquía».
206 La disolución de Yugoslavia
517. «Kosovo: todo por el Derecho internacional...», op. cit. (nota 485), p. 6.
518. Cfr. SUR, S., «Aspects juridiques de l’intervention...», op. cit. (nota
485), p. 61. De la misma opinión, BUZZI, A., L’intervention armée de
l’OTAN..., op. cit. (nota 444), p. 76; y NOVOSSELOFF, A., Le Conseil de Sécuri-
té..., op. cit. (nota 467), p. 414.
La UEO y la OTAN en la crisis yugoslava: La «Guerra de Kosovo» (1999) 209
1.1.4. Recapitulación
535. Vid. ANDRÉS SÁENZ DE SANTAMARÍA, P., «El estatuto...», op. cit. (nota
533), pp. 75-76.
536. Annuaire de l’Institut de Droit International, 9 (1887-1888), p. 252.
222 La disolución de Yugoslavia
537. The Institutes of the Law of the Nations. A treatise of the iural relations
of separate political communities, Londres, 1883-1884.
538. Y, en la descarnada expresión del profesor Remiro, «esnifadas acucio-
samente por los colonialistas» (REMIRO BROTONS, A., Civilizados..., op. cit.
[nota 520], p. 135).
539. Vid. supra nota 530.
Los últimos coletazos generan sin duda una reflexión 223
544. Sobre las tesis de Lenin y Wilson, vid. CASSESE, C., Self-determination
of peoples. A legal reappraisal, Grotius Publications, Cambridge University
Press, Cambridge, 1996, 2ª reimp., pp. 14-23.
Los últimos coletazos generan sin duda una reflexión 227
546. Sobre el régimen de mandatos vid. ad ex., DIENA, G., «Les mandats
internationaux», Recueil des Cours, 5 (1924-IV), pp. 215-265; WRIGHT, Q.,
«Sovereignty of the mandates», American Journal of International Law, 17
(1923), n. 4, pp. 691-703.
547. Vid. MODEEN, M.T., «Aaland islands», en BERNHARDT, R. (ed.),
Encyclopedia of Public International Law, vol. 1 (1992), pp. 1-3; CASSESE, A.,
Self-determination..., op. cit. (nota 549), pp. 27-31.
548. Dictamen consultivo de 5 de septiembre de 1920, Journal Officiel de
la Sociedad de Naciones, suplemento especial n. 3, octubre 1920, pp. 3-19 (p.
5); también en COUSSIRAT-COUSTÈRE, V. y EISEMANN, P.M. (eds.), Répertoire
de la jurisprudence arbitrale internationale. Repertory..., Dordrecht, tomo II, vo-
lumen II (1919-1945), pp. 95 ss. (parágrafo n. 2096).
Los últimos coletazos generan sin duda una reflexión 229
549. La Carta preveía incorporar también a este régimen a las colonias que
las Potencias metropolitanas designaran al efecto (...). Ninguna lo hizo.
230 La disolución de Yugoslavia
119. Más aún, nadie duda hoy de que esta norma forma
parte del Derecho internacional imperativo, esto es, es de impor-
tancia fundamental para la comunidad internacional en su con-
junto. La Corte Internacional de Justicia y la Comisión de Dere-
cho Internacional lo han afirmado resueltamente558.
Lo cual implica, entre otras consecuencias, que su violación
grave supondrá para su autor el régimen de responsabilidad par-
ticular que, según el Proyecto de la Comisión sobre responsabili-
dad de los Estados, corresponde a quienes cometan ese tipo, par-
ticularmente grave, de hecho ilícitos559.
560. Sobre la situación actual en esta antigua colonia española vid. SOROETA
LICERAS, J., «El conflicto del Sahara occidental en el contexto del nuevo orden
mundial», Revista Española de Derecho Internacional, LIV (2002), n. 1, pp. 491-
497; y FERRER LLORET, J., «El conflicto del Sahara occidental durante 2003: La
Resolución 1495 (2003) del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas», Re-
vista Española de Derecho Internacional, LV (2003), n. 2, pp. 1083-1089. Y, con
mayor amplitud y profundidad, RUIZ MIGUEL, C., El Sahara occidental y Espa-
ña: Historia, Política y Derecho (Análisis crítico de la política exterior española),
Dykinson, Madrid, 1995, pp. 109 ss., sobre todo; SOROETA, J., El conflicto del
Sahara occidental, reflejo de las contradicciones y carencias del Derecho internacio-
nal, Servicio Editorial de la Universidad del País Vasco, Bilbao, 2001; FERRER
LLORET, J., La aplicación del principio de autodeterminación de los pueblos. Saha-
ra occidental y Timor oriental, Publicaciones de la Universidad de Alicante,
Alicante, 2002; FUENTE COBO, I. y MARIÑO MENÉNDEZ, F.M., El conflicto del
Sahara occidental, Instituto de Estudios Internacionales y Europeos «Francisco
de Vitoria» (Universidad Carlos III de Madrid)-Escuela de Guerra del Ejército
(Ministerior de Defensa), Madrid, 2003 (sobre todo pp. 97-115).
561. Vid. al respecto REMIRO BROTONS, A., «Desvertebración...», op. cit.
(nota 556), pp. 97-101; ANDRÉS SÁENZ DE SANTAMARÍA, P., «La libre determi-
nación de los pueblos en la nueva sociedad internacional», Cursos Euromedite-
rráneos Bancaja de Derecho Internacional, I (1997), pp. 113-203 (pp. 160-165).
Los últimos coletazos generan sin duda una reflexión 237
562. En relación con la actual situación de los pueblos indígenas vid. TO-
RRECUADRADA GARCÍA-LOZANO, S., Los pueblos indígenas en el orden internacio-
nal, Dykinson, Madrid, 2001; MARIÑO MENÉNDEZ, F.D. y OLIVA MARTÍNEZ,
J.D. (eds.), Avance en la protección de los derechos de los pueblos indígenas, Ma-
drid, 2004; OLIVA MARTÍNEZ, J.D., El Fondo para el Desarrollo de los Pueblos
Indígenas de América Latina y el Caribe, Foro Indígena, La Paz (Bolivia), 2003.
238 La disolución de Yugoslavia
564. «In order to try to control [escribe CHADWICK, E.] this new area of po-
litical instability» (Self-determination, terrorism and international humanitarian
law of armed conflict, M. Nijhoff, La Haya-Boston-Londres, 1996, p. 61); An-
tonio Cassese entiende que el reconocmiento de las ex-repúblicas yugoslavas es
alentado por la Comunidad Europea sólo «cuando queda claro que el proceso
de secesión es imparable», pudiendo por ello «esta calificarse de proceso revolu-
cionario que tuvo lugar más allá de las reglas de Derecho positivo vigentes» (Self-
determination of peoples. A..., op. cit. [nota 544], pp. 360, 270); y con términos
en esencia análogos MARIÑO MENÉNDEZ, F.M., «Naciones Unidas y el derecho
de autodeterminación», en MARIÑO MENÉNDEZ, F.M. (ed.), Balance y perspecti-
vas de Naciones Unidas en el cincuentenario de su creación, Universidad Carlos III
de Madrid-BOE, Madrid, 1996, pp. 77-110 (pp. 100-2101); y a «respuestas co-
yunturales» se ha referido también entre nosotros ANDRÉS SÁENZ DE SANTAMA-
RÍA, P., «La libre determinación...», op. cit. (nota 561), pp. 179-182.
240 La disolución de Yugoslavia
565. Para todas las consecuencias que implicaría en el estado del Derecho in-
ternacional tal cual hoy es la introducción del Principio de Legitimidad Democrá-
tica, vid. SALMON, J., «Le Droit international...», op. cit. (nota 550), pp. 289-298.
566. REMIRO BROTONS, A., «Desvertebración...», op. cit. (nota 556), p. 131.
567. Para una valoración crítica de lo que él denomina, con referencia a las
exigencias del llamado Principio Democrático, «discours irénique» vid. SAL-
MON, J., «Le Droit international...», op. cit. (nota 550), pp. 298-303.
568. Así el Tratado que instituye una Constitución para Europa adoptado
por el Consejo Europeo de Dublín (17 y 18 de junio de 2004), y que sustituirá
Los últimos coletazos generan sin duda una reflexión 241
una vez en vigor a los actuales Tratados constitutivos de la Unión, determina que
los Estados miembros deben cumplir determinados requisitos de «pertenencia» y
para la «adhesión» a la Unión Europea (artículo 57.1): Respetar los valores men-
cionados en el artículo 2, a saber, «(...) respeto a la dignidad humana, libertad,
democracia, igualdad, Estado de Derecho y respeto a los derechos humanos (...)».
569. Que pueden desembocar, para un Estado miembro que viole grave y
persistentemente los valores en los que la Unión se basa, en la «suspensión» de
«determinados derechos (...) incluido los derechos de voto del Estado miembro
en el Consejo de Ministros» (artículo 58 en relación con el 2 del citado Trata-
do Constitucional).
570. Según J. Salmon, la única excepción a la situación actual (en la que el
juego conjunto de los principios de igualdad soberana y no intervención nos
lleva al «principio de equivalencia de los regímenes políticos») ha sido la con-
dena por la Asamblea General de Naciones Unidas de los regímenes «nazi y fas-
cista» (Resolución 36/162, de 16 de diciembre de 1981); ni el gobierno de
África del Sur en los tiempos más duros ni el régimen de los jhemeres rojos en
una llamada Kampuchea Democrática merecieron rigores tales (...) («Le Droit
international...», op. cit. [nota 550], pp. 273-274).
571. GUTIÉRREZ ESPADA, C., «La “contaminación” de Naciones Unidas o
las Resoluciones 1483 y 1511 (2003) del Consejo de Seguridad», Anuario de
Derecho Internacional, XIX (2003), pp. 71-88 (pp. 77-78, parágrafo 6). Vid.
más ampliamente, REMIRO BROTONS, A., «Desvertebración...», op. cit. (nota
556), pp. 126-135 y la bibliografía que en ellas se cita.
242 La disolución de Yugoslavia
572. GHEBALI, V.-Y., «Le Kosovo entre la guerre...», op. cit. (nota 443), p.
63. Y por si hubiera duda alguna posible al respecto, me remito a la afirma-
ción escrita de un autor serbio que conectó (y justificó parece) la supresión de
la autonomía del territorio con el objetivo del Gobierno yugoslavo de «refor-
zar sus derechos soberanos sobre la totalidad de su territorio» (PETKOVIC, R.,
«Yugoslavia versus Yugoslavia», European Affairs, vol. I, 1991, febrero-marzo,
en p. 75).
Los últimos coletazos generan sin duda una reflexión 243
576. Sobre la misma vid. ad ex., «Chronique des faits internationaux», bajo
la dirección de BALMOND, L. y WECKEL, Ph., Revue Générale de Droit Interna-
tional Public, 103 (1999), n. 3, pp. 739 ss.
577. «Ninguna de las disposiciones de los párrafos precedentes se entenderá
en el sentido de que autoriza o fomenta acción alguna encaminada a quebrantar
246 La disolución de Yugoslavia
tiene respecto de esta tercera excepción (vid. sobre todo los párrafos 135 y 138
de su declaración, ILM cit, p. 1373). Sobre esta decisión vid. ad ex., RODRÍ-
GUEZ-ZAPATA PÉREZ, J., «Autodeterminación y Constitución», Revista General
de Legislación y Jurisprudencia, III época, n. 1, enero-febrero 1999, pp. 35-56,
en pp. 37-38, 43 ss.; y CASANOVAS Y LA ROSA, O., «Unidad y pluralismo en
Derecho internacional público», Cursos Euromediterráneos Bancaja de Derecho
Internacional, II (1998), pp. 35-267, en pp. 163-167; HALJAN, David P., «Ne-
gotiating Québec secession», Révue Belge de Droit International, XXXI (1998),
n. 1, pp. 190-216 (en especial 198-199); BAYEFSKY, A.F., Self-determination in
International Law. Québec and lessons learned, Kluwer, La Haya, 2000. Sabido
es que la «doctrina» sentada por el TS de Canadá ha sido incorporada por el
Gobierno en la llamada «ley de la claridad».
Las dudas sobre el derecho a la secesión de «los pueblos (que están) en Es-
tados independientes» se manifiestan incluso en autores que han destacado
cómo el derecho de «todos» los pueblos a su libre determinación es de algún
modo tributario del uso de la fuerza armada emprendido por ciertos movi-
mientos de liberación nacional (como CHADWICK, E., Self-determination..., op.
cit. [nota 564, p. 61) o que son nacionales de Estados soberanos muy jóvenes,
como Croacia, que formaba parte de Yugoslavia: Así para Budislav Vukas el
principio de integridad territorial de los Estados soberanos e independientes
debe ser en principio respetado, admitiendo que dicho principio podrá ser ig-
norado en determinados supuestos solamente: «(...)si se violan los derechos hu-
manos y libertades fundamentales, o la posición de un pueblo podría calificar-
se de estar bajo “dominación extranjera”, esto es bajo el dominio de otro
pueblo» («States, peoples and minorities», Recueil des Cours, 231, 1991-VI,
Nijhoff, Dordrecht, 1999, pp. 263-524, en pp. 422-423).
581. Self-determination..., op. cit. (nota 544), pp. 119-120.
248 La disolución de Yugoslavia
582. Declaración, op. cit., párrafo 135 (ILA, op. cit., p. 1373).
583. C. Hillgruber sí considera que la minoría albanesa es objeto de discri-
minación sistemática y de persecución en tanto que pueblo o grupo étnico por
el Gobierno del Estado; y es coherente con su conclusión, pues es de los pocos
que defiende, con base en esas consideraciones, el derecho de secesión de Ko-
sovo («The admission of new States to the international community», Euro-
pean Journal of International Law, 9 [1998], en p. 509).
584. Vid. ad ex., GUTIÉRREZ ESPADA, C., Derecho internacional público,
Trotta, Madrid, 1995, pp. 212-213; VUKAS, op. cit. (nota 580), loc. cit.; CHRIS-
TAKIS, Th., Le droit de l’autodétermination en dehors des situations de décolonisa-
tion, La Documentation Française, París, 1999, pp. 296 ss.; ABI-SAAB, G.,
Los últimos coletazos generan sin duda una reflexión 249
«Cours Général de Droit International Public», Recueil des Cours, 207 (1987-
VII), pp. 9-464, en pp. 402-406; JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA, E., «International
Law in the past third of century», Recueil des Cours, 159 (1978-I), pp. 1-344,
en p. 110.
585. CORTEN, O., «A propos d’un désormais “classique”: Le droit à l’auto-
determination en dehors des situations de décolonisation, de Théodore Christa-
kis», Revue Belge de Droit International, XXXII (1999), n. 1, pp. 329-349 (pp.
340-344); de la misma opinión, KOHEN, M.G., «L’emploi de la force...», op.
cit. (nota 519), pp. 127-129.
586. Supra nota 577.
587. «A propos...», op. cit. (nota 585), p. 344.
250 La disolución de Yugoslavia
tes del antiguo grupo «occidental», acepta que en virtud del derecho de libre de-
terminación, un pueblo colonial puede luchar contra el Estado colonialista que
reprime su derecho por la fuerza e incluso pedir y recibir ayuda de terceros Es-
tados, pero este apoyo «extranjero» no puede ser de naturaleza militar, ni di-
recta ni indirecta. El que fue juez, de nacionalidad estadounidense, de la Cor-
te Internacional de Justicia, Egon Schwebel, encarna a la perfección tal postura:
(«Es decir, es lícito para un Estado o movimiento extranjero prestar asistencia
moral, política y humanitaria a un pueblo que lucha por su libre determina-
ción; pero no es lícito para un movimiento o Estado extranjero intervenir en
esa lucha por la fuerza o aportar armas, suministros u otro apoyo logísitico du-
rante la prosecución de la rebelión armada. Esto es cierto tanto si la lucha se
proclama en prosecución del proceso de descolonización o contra la domina-
ción colonial como si no tiene ese fin», opinión disidente, párrafo 180, asunto
sobre las actividades militares y paramilitares en Nicaragua y contra ésta [fon-
do], CIJ Recueil 1986, pp. 259 ss., en p. 351). 2) La mayoría de la sociedad in-
ternacional, incluido un cierto sector de la doctrinal «occidental», sostiene que
tanto el apoyo político, financiero o humanitario como la ayuda militar indi-
recta (suministro de armas, facilidades en su territorio, apoyo logístico...) son
conformes al Derecho internacional contemporáneo. No se admite, pues, la
que era tesis más radical del Tercer Mundo, que la lucha del pueblo colonial era
de legítima defensa y, por tanto en aplicación de la figura de la legítima defen-
sa colectiva, Estados amigos podían emplear contra el Estado colonialista la
fuerza armada tanto directa como indirectamente (CASSESE, A., «Article 51»,
en COT, J.P. y PELLET, A. [dirs.], La Charte des Nations Unies. Commentaire
article par article, París-Bruselas, 1985, pp. 769-794 [pp. 786-787]). Prestigio-
sos internacionalistas provenientes de países del Tercer Mundo han reconoci-
do, al menos, que la tesis de la legítima defensa colectiva en esta cuestión no
está, ni mucho menos, claramente admitida: Por ejemplo, ABI-SAAB, G., «War
of national liberation and the laws of war», en SNYDER, F.A. y SATHARITHAI, A.
(eds.), Third Wolrd attitude toward International Law. An Introduction, Dor-
drecht, 1987, pp. 125-140 (pp. 131, 139 [y nota 19 de ésta]).
252 La disolución de Yugoslavia
602. Los términos entrecomillados son de J.F. Blanco Viñas, militar espa-
ñol que en Kosovo ha desempeñado función algún tiempo (Kosovo, un status
jurídico por resolver, trabajo de investigación inédito, Instituto Universitario
Gutiérrez Mellado, Madrid, s.f., p. 109).
603. Entre otras (vid. BLANCO VIÑAS, J.F., Kosovo..., op. cit. [nota 602], pp.
119-124).
260 La disolución de Yugoslavia
607. Tras haberse conocido las cifras alcanzadas en el referéndum del do-
mingo 18 de junio de 2006 en Cataluña, sobre el texto del nuevo Estatuto de
Autonomía (por debajo del 50% del censo y con un porcentaje de más del 20%
de «noes» así como casi un 6% de votos en blanco), un espeso manto de silen-
cio sobre esta particular cuestión envuelve a ese nacionalismo militante (...).
264 La disolución de Yugoslavia
nal y jurídico del Estado del que formaba parte. Lo que los na-
cionalistas catalanes y vascos deberían, en consecuencia, reclamar,
y nadie puede privarles de su derecho a hacerlo, es solicitar que el
sistema constitucional español reconozca para ellos lo mismo.
Aunque desde luego aplicando y cumpliendo rigurosamente la
Ley, y por tanto proponiendo la reforma de la Constitución vi-
gente de acuerdo con su artículo 168.
Por lo demás, la extrapolación del caso de Montenegro a nues-
tro país no resiste un análisis serio (salvo que, como el Alto Re-
presentante de la PESC, don Javier Solana, declaró a ciertos
Medios que se hicieron, claro, eco de ello con fruición de inme-
diato, el que lo pretenda sufra un ataque agudo de delirium
tremens): Ni Cataluña ni el País Vasco han sido nunca Estados in-
dependientes, ni fueron «absorbidos» por otros Estados después
de una guerra mundial, ni la Constitucion del Estado en el que
«viven» reconoce a las nacionalidades y regiones que lo integran el
derecho de secesión, ni integran una Federación multicultural
creada por los Estados Unidos y sus aliados (1918) que ha ido, por
lo demás desde principios de los noventa perdiendo, como una
granada, uno a uno sus granos (...). No, pese lo que pese a los na-
cionalistas y aún, por lo que se ve en ocasiones, a ciertos dirigen-
tes políticos que formalmente no lo son, España no es eso. No lo
es, al menos, aún.
Tampoco, entonces, la secesión de Montenegro ha añadido
dato nuevo alguno al Derecho internacional vigente acerca del de-
recho de libre determinación de los pueblos que forman parte de los
Estados soberanos e independientes que existen en la actualidad.
143. Con estos datos, parece más claro que nunca que la
comunidad internacional es hostil a la ruptura de la integridad
territorial de los Estados que la forman, aunque contengan más de
una «realidad nacional».
Cuando en 1970 se aprobó la Declaración de Principios ane-
ja a la Resolución 2625 (XXV), de 24 de octubre de 1970, y se
hizo por consenso, incluyendo en el párrafo séptimo del que se
dedica al principio de libre determinación su famosa cláusula de
salvaguardia, muchos creyeron, con apoyo incluso en sus trabajos
preparatorios, que dicha cláusula no protegía la integridad terri-
torial de los Estados que no cumplían respecto de sus pueblos el
derecho de libre determimanción esto es, los discriminaban y
apartaban del gobierno del Estado. El internacionalista italiano
Antonio Cassese escribió sobre ella, en 1995, que la misma no
formaba parte cuando se aprobó la Resolución 2625 (XXV) del
Derecho internacional consuetudinario sino que se trataba de una
propuesta que habría que ver cómo se desarrollaba609 (...). En
1998 el Tribunal Supremo de Canadá sigue sin ver en ella Dere-
cho internacional general. En 1999 la práctica internacional con-
K N
KENNY, K.E., 118 NOUVEL, Y., 211
KHERAD, R., 47, 58, 60 NOVOSSELOF, A., 185, 199, 206,
KISS, A.-Ch., 37 208, 211
KOHEN, M., 211, 249
KRESACK, D.M., 81 O
KRITSIOTIS, D., 211 OBRADOVIC, K., 211
O’CONNELL, M.E., 96, 211
L OLIVA MARTÍNEZ, J.D., 237
LAPIDOTH, R., 38 ORTEGA TEROL, J.M., 20
LATTY, F., 211
LINDLEY, M.F., 219 P
LOPANCIC, D., 23 PAGNI, F., 100, 101
LÓPEZ-JACOISTE DÍAZ, E., 203 PAZARTZIS, Ph., 51, 53, 58, 61,
LÓPEZ MARTÍN, A.G., 98 64, 65
LUCRON, C.P., 26, 32, 33 PELLET, A., 29, 43, 44, 47, 50,
LUKIC, R., 22 128, 251
PERRY, D., 53
M PESIC, V., 12
MALANCZUK, P., 120 PETIFFLER, J., 53
MAREK, K., 53 PETKOVIC, R., 242
MARIÑO MENÉNDEZ, F.Mª, 67, PETROVIC, D., 88, 89, 101, 116
217, 224, 236, 237, 239, 246 PICONE, P., 253
MARQUES, J.L., 172, 173, 174 PIERRE-CAPS, S., 36
MARTEM, M., 171 PIGNATELLI Y MECA, F., 201
270 La disolución de Yugoslavia
Q SCHLOTTER, P., 14
QUEL LÓPEZ, J., 40, 44 SCHMIDT, Ch., 14, 21
QUENEUDEC, J.-P., 53, 58 SHAW, M.N., 220
SILBER, L., 151, 154
SIMMA, B., 211
R SIMON, D., 93
RAMET, S.P., 13 SINGLETON, F.B., 12
RAMÓN CHORNET, C., 36, 154, SIOUSSOURAS, P., 64
160, 161, 165, 192, 211 SOLANA, J., 198
RANCHARAN, B., 154, 160 SOREL, J.M., 154, 155, 159, 160
REINISCH, A., 99 SOROETA LICERAS, J., 236
REISMAN, W.M., 211 STARK, H., 48, 49, 130, 169
REMACLE, E., 25, 28, 70, 71, STRAZZARI, F., 178, 179, 193
168, 169, 172, 174 SUR, S., 54, 194, 207, 208, 211
REMIRO BROTONS, A., 192, 215,
221, 233, 238, 240, 241 T
RICH, R., 35, 60 TANCA, A., 49
RIPOL CARULLA, S., 193 TAVERNIER, P., 57
RODLEY, S., 25, 51 TECCO, S., 91
RODRÍGUEZ-PONGA, Y., 29 TORRECUADRADA GARCÍA-LO-
RODRÍGUEZ-ZAPATA PÉREZ, J., ZANO, S., 237
247 TORRELLI, M., 139, 140, 142,
RONZITTI, N., 191, 211 154, 159
ROUSSEAU, Ch., 50, 51 TORRES CAZORLA, MªI., 237
ROWE, P., 211 TOXOPEUS, R., 64
RUCZ, C., 75
RUIZ FABRI, H., 67 V
RUIZ MIGUEL, C., 236
VALTICOS, N., 211
VEIGA, F., 179
S VERHOEVEN, J., 34, 36
SALAMANCA, J., 29 VIRALLY, M., 35, 58, 59, 63, 201
SALMON, J., 34, 38, 230, 233, VON LISZT, F., 216
240 VUKAS, B., 247, 248
SALMON TREVOR, C., 169
SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, L.I., 43, W
230 WARBRICK, C., 48
SANTOS VARA, J., 68 WECKEL, Ph., 211, 245
SAPIRO, M., 68 WEHBERG, H., 202
Índice de autores 271
Organización de la Conferencia S
Islámica, 121, 161 Sanciones, 80, 98 y ss.
OTAN, 122, 130, 132, 138, 141 Salvajes, 222, 223
Sarajevo (asedio de), 109
P Soberanía limitada, 12
Srebrenica (matanza de), 86, 153
País Vasco, 262, 264
asedio, 11, 141
Países islámicos, 93
bombardeo, 121
Partido Nacionalista Vasco, 262
caída, 141, 143
Pasividad (de la UE), 23 y ss.
Smith (Almirante), 159
Pedro I Karagjorjevic, 11
Sublime Puerta, 214
Pedro II, 11
Sucesión, 20 y ss.
Plan
Carrington, 134
de La Haya, 32 T
Vance-Owen, 133 Tadeus Mazowiecki (Relator Es-
Principios democráticos, 240 pecial), 118, 130, 143
Plan de paz Vance-Owen, 171 Terra nullius 220 Tito (Josip
Broz), 11, 12, 53, 85
R TPIY, 128, 129, 163, 184
Tratado de París, 154, 158
Racak (matanza de), 189 Trika (de mediación comunita-
Radovan Karadcic, 142 ria), 25
Reconciliación étnica, 166 Tribunal Supremo de Canadá,
Reconocimiento, 34 y ss. 246, 264
de Alemania (llanero solita- Tribus salvajes, 219
rio), 48
de Bosnia y Herzegovina, 50 y
ss. U
de Croacia y Eslovenia, 39 y UÇK (Ejército de liberación de
ss. Kosovo), 179 y ss., 184
de Macedonia, 51 y ss. UEO, 167 y ss..
Refugiados, 122-123, 127, 161 fuerza de interposición en
Responsabilidad de proteger, Croacia, 164
199 y ss. control marítimo en el Adriá-
Res publica, 245 tico, 171
Richard Hodbrooke, 147, 149, control sobre el Danubio, 172
187 misión de apoyo en Mostar,
Rilindja (diario albanés), 178 173
Índice analítico de materias 277
ANTROPOLOGÍA Y ÉTICA
El viaje hacia la propia identidad / Eduardo Terrasa
La persona humana y su formación en Max Scheler / Sergio Sánchez-Migallón
ARQUITECTURA Y ARTE
El arte, expresión vital / Luis Borobio
CIENCIAS
Hablando de la relatividad / J. L. Synge
Plantas y animales de España y Europa (3.ª edición) / Harry Garms
Creación y misterio / Pascual Jordán
Introducción a la estadística (2 tomos) / M. J. Moroney
Plantas medicinales / Margarita Fernández y Ana Nieto
Tras la evolución. Panorama Histórico de las Teorías Evolucionistas / Carlos Javier Alonso
La agonía del cientificismo. Una aproximación a la filosofía de la ciencia / Carlos Javier Alonso
Historia básica de la ciencia / Carlos Javier Alonso
Homo Cybersapiens. La inteligencia artificial y la humana / Tirso de Andrés
La tierra prometida. Una respuesta a la cuestión ecológica / Pablo Martínez de Anguita
El evolucionismo y otros mitos. La crisis del paradigma darwinista / Carlos Javier Alonso
COMUNICACIÓN
La revolución empieza en Harvard y otras crónicas americanas de nuestro tiempo / Juan Antonio
Giner
Crónicas internacionales de nuestro tiempo / Pedro Lozano Bartolozzi
Persona y sociedad en el cine de los noventa (1990-1993). Tomo I / J. M. Caparrós Lera
Cómo entender las finanzas en la prensa / María Jesús Díaz González
Comunicación y mundos posibles (2.ª edición) / Juan José García-Noblejas
Elogio de la intolerancia / Carlos Soria
Medios de conspiración social (3.ª edición) / Juan José García-Noblejas
Pulitzer. Luces y sombras en la vida de un periodista genial (3.ª edición) / José Javier Sánchez Aran-
da
Comunicación borrosa. Sentido práctico del periodismo y de la ficción cinematográfica / Juan Jo-
sé García-Noblejas
Desmemorias / Francisco Gómez Antón
Los nuevo areópagos: 25 textos de Juan Pablo II en las Jornadas Mundiales de las Comunicacio-
nes Sociales (1979-2003) / Francisco J. Pérez-Latre
La Iglesia católica en la prensa. Periodismo, retórica y pragmática / Diego Contreras
El tsunami informativo / Pedro Lozano Bartolozzi
DERECHO
Divorcio (3.ª edición) / Autores varios
El Estado social y democrático de derecho / Francisco González Navarro
Cuestiones de Derecho canónico / Dominique Le Tourneau
España, nación de naciones. El moderno federalismo / Francisco González Navarro
Guía electoral. Nociones básicas sobre partidos políticos y elecciones (2.ª edición) / Asunción de la
Iglesia Chamarro y Carlos Vidal Prado
Lo fáctico y lo sígnico. Una introducción a la semiótica jurídica / Francisco González Navarro
La V República francesa / Javier Tajadura Tejada
El derecho a la vida / C.I. Massini y P. Serna (eds.)
¿Qué es el derecho? La moderna respuesta del realismo jurídico. Una introducción al derecho / Ja-
vier Hervada
Biotecnología, dignidad y derecho: bases para un diálogo / Jesús Ballesteros Llompart, Ángela Apa-
risi Miralles (eds.)
Ética y deontología para juristas / Ángela Aparisi Miralles
ECONOMÍA Y EMPRESA
Empresa y economía al servicio del hombre. Mensajes de Juan Pablo II a los empresarios y di-
rectivos económicos / Domènec Melé Carné
Hombre, Economía y Ética / Antoni Carol i Hostench
La mujer y su éxito (2.ª edición) / Juan Antonio Pérez y María Nuria Chinchilla
Por una empresa más humana / Luis Riesgo Ménguez
EDUCACIÓN
La educación como rebeldía (4.ª edición) / Oliveros F. Otero
Los adolescentes y sus problemas (7.ª edición) / Gerardo Castillo
Las posibilidades del amor conyugal (3.ª edición) / Rodrigo Sancho
La educación de las virtudes humanas (14.ª edición) / David Isaacs
El tiempo libre de los hijos (5.ª edición) / José Luis Varea y Javier de Alba
Autonomía y autoridad en la familia (5.ª edición) / Oliveros F. Otero
Preparación para el amor (3.ª edición) / Rodrigo Sancho
Educación y manipulación (4.ª edición) / Oliveros F. Otero
Los niños leen / José Luis Varea y Rosa María Sáez
La libertad en la familia (3.ª edición) / Oliveros F. Otero
El derecho de los padres a la educación de sus hijos / María Elton
Los padres y los estudios de sus hijos (3.ª edición) / Gerardo Castillo
La mujer frente a sí misma (5.ª edición) / Carmen Balmaseda
Qué es la orientación familiar (4.ª edición) / Oliveros F. Otero
Los padres y la orientación profesional de sus hijos (3.ª edición) / Gerardo Castillo
La educación para el trabajo (2.ª edición) / Oliveros F. Otero
Feliz Tercera Edad (2.ª edición) / David Isaacs, Luis María Gonzalo y cols.
Diálogos sobre el amor y el matrimonio (3.ª edición) / Javier Hervada
La educación de la amistad en la familia (3.ª edición) / Gerardo Castillo
Cuestión(es) de método. Cómo estudiar en la Universidad (2.ª edición) / R. de Ketele y cols.
Cartas a un joven estudiante / Alvaro d’Ors
Posibilidades y problemas de la edad juvenil. Un dilema: ¿intimidad o frivolidad? / Gerardo Cas-
tillo
Coeducación. Ventajas, problemas e inconvenientes de los colegios mixtos / Ingber von Martial y
María Victoria Gordillo
Desarrollo moral y educación / María Victoria Gordillo
Josemaría Escrivá de Balaguer y la Universidad / Autores varios
La rebeldía de estudiar. Una protesta inteligente (2.ª edición) / Gerardo Castillo
Política y educación / Antonio-Carlos Pereira Menaut
Guía de lecturas infantiles y juveniles / Yolanda Castañeda, María del Carmen Lomas y Elena Martí-
nez
Educación de la sexualidad / José Antonio López Ortega
Un veneno que cura. Diálogo sobre el dolor y la felicidad (2.ª edición) / José Benigno Freire
Cómo mejorar la educación de tus hijos / José Manuel Mañú Noáin
La hora de la familia (3.ª edición) / Tomás Melendo
Cómo entender a los adolescentes / Enrique Miralbell
Aprendiendo a ser humanos. Una Antropología de la Educación (2.ª edición) / María García Amil-
buru
La fiebre de la prisa por vivir. Jóvenes que no saben esperar / Gerardo Castillo
Humor y serenidad. En la vida corriente (5.ª edición) / José Benigno Freire
La creatividad en la orientación familiar / Oliveros F. Otero
Discursos sobre el fin y la naturaleza de la educación universitaria / John H. Newman
Ser profesor hoy (5.ª edición) / José Manuel Mañú Noáin
La pasión por la verdad. Hacia una educación liberadora / Tomás Melendo y Lourdes Millán-Pue-
lles
Educar con biografías / Oliveros F. Otero
¡Vivir a tope! En reconocimiento a Viktor Frankl (3.ª edición) / José Benigno Freire
Profesores del siglo XXI / José Manuel Mañú Noáin
Escuela del siglo XXI / José Manuel Mañú Noáin
Trilogía de la «Residencia de Estudiantes» / Eugenio d’Ors
Vivir y convivir en una sociedad multicultural / Jutta Burggraf
Flos Sophorum. Ejemplario de la vida de los grandes sabios / Versión de Pedro Llenera
La educación familiar en los humanistas españoles / Francisco Galvache Valero
El arte de invitar. El diálogo como estilo educativo / Patricia Bonagura
Anatomía de una historia de amor. Amor soñado y amor vivido / Gerardo Castillo
La vida escolar de tus hijos / José Manuel Mañú Noáin
Crecer, sentir, amar. Afectividad y corporalidad / Juan Ramón García-Morato
Retos educativos de la globalización. Hacia una sociedad solidaria (2.ª edición) / Francisco Altarejos,
Alfredo Rodríguez Sedano, Joan Fontrodona
¿Quieres enseñar en Secundaria? ¡Atrévete! / José Luis Mota Garay, Antonio Crespillo Enguix
Ocho cuestiones esenciales en la dirección de centros educativos / David Isaacs
Educación diferenciada, una opción razonable / José María Barrio Maestre (ed.)
Padre no hay más que uno / Diego Ibáñez-Langlois
Ayudar a crecer. Cuestiones de filosofía de la educación / Leonardo Polo
Aprendizaje Permanente / José Luis García Garrido e Inmaculada Egido Gálvez (Coords.)
ESPIRITUALIDAD
Mujeres valientes. Meditaciones sobre las mujeres en el Evangelio (4.ª edición) / Enrique Cases
Una cita con Dios. Pablo Cardona
I. Adviento y Navidad (2.ª edición)
II. Pascua
III. Tiempo Ordinario. Semanas 1.ª a 12.ª
IV. Cuaresma
V. Tiempo Ordinario. Semanas 13.ª a 23.ª
VI. Tiempo Ordinario. Semanas 24.ª a 34.ª
Hombres ante Dios. Meditaciones sobre los hombres en el Evangelio / Enrique Cases
Meditaciones para el Camino de Santiago / Tomás Trigo
A la luz de su mirada / Juan Ramón García-Morato
Dios sin idea del mal / Juan Miguel Garrigues
Vivir el domingo / José Antonio Íñiguez Herrero
Tres misterios de misericordia. Inmaculada Concepción - Presentación - Anunciación / Marie-Do-
minique Philippe, o.p.
Contemplación de los Misterios del Rosario / Jesús Martínez
Conversaciones con la Virgen / Pedro Estaún
El hombre frente a su muerte. ¿El absurdo o la salvación? / Marie-Dominique Goutierre
Cómo acertar con mi vida. La mirada del hombre ante su destino (2.ª edición) / Juan Manuel Ro-
ca
Meditaciones ante el retablo de Torreciudad / Antonio María Ramírez
Creados por amor, elegidos para amar / Juan Ramón García-Morato
FAMILIA
La más bella aventura. El amor conyugal y la educación de los hijos / Luis Riesgo Ménguez y Car-
men Pablo de Riesgo
CONVERSACIONES SOBRE EDUCACIÓN FAMILIAR
Luis Riesgo Ménguez y Carmen Pablo de Riesgo
I. Lo que los padres no deberíamos olvidar
II. Infancia
III. Adolescencia
IV. Juventud
V.Abuelos y nietos
El lugar al que se vuelve. Reflexiones sobre la familia (3.ª edición) / Rafael Alvira
Mujer y hombre frente a los nuevos desafíos de la vida en común / Jutta Burggraf
Casarse: un compromiso para toda la vida (3.ª edición) / Amadeo Aparicio Rivero
El matrimonio a examen / Amadeo Aparicio Rivero
Ocio y tiempo libre: un reto para la familia / Ignasi de Bofarull
FILOSOFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Manual sobre el aborto (2.ª edición) / Dr. J. C. Willke y esposa
Libertad en la sociedad democrática / Jean-Claude Lamberti
La última edad (2.ª edición) / Diego Díaz Domínguez
De Aristóteles a Darwin (y vuelta) (3.ª edición) / Etienne Gilson
Los herejes de Marx / Manfred Spieker
Analítica de la sexualidad / Autores varios
El enigma del hombre (2.ª edición) / Manuel Guerra
Introducción a la antropología filosófica (5.ª edición) / José Miguel Ibáñez Langlois
Agonía de la sociedad opulenta / Augusto del Noce
Crítica de las utopías políticas / Robert Spaemann
La supresión del pudor, signo de nuestro tiempo y otros ensayos (2.ª edición) / Jacinto Choza
Sobre el estructuralismo / José Miguel Ibáñez Langlois
Las raíces de la violencia / Sergio Cotta
Ética: cuestiones fundamentales (7.ª edición) / Robert Spaemann
Dimensiones de la realidad / Juan José R. Rosado
La barbarie de la reflexión. Idea de la historia en Vico / Juan Cruz Cruz
Al otro lado de la muerte. Las elegías de Rilke / Jacinto Choza
Alimentación y cultura. Antropología de la conducta alimentaria / Juan Cruz Cruz
Sentido del curso histórico / Juan Cruz Cruz
Elementos de Filosofía y Cristianismo / Jesús García López
Sobre la razón poética / María Antonia Labrada
El mundialismo económico frente a la Europa cultural / Jacqueline Ysquierdo Hombrecher
Libertad como pasión / Daniel Innerarity
La intimidad (2.ª edición) / Miguel-Angel Martí García
Razones del corazón. Jacobi entre el romanticismo y el clasicismo / Juan Cruz Cruz
Las virtudes / Peter T. Geach
El poder de la sinrazón / José Luis del Barco
La ilusión (2.ª edición) / Miguel-Angel Martí García
Libertad en el tiempo. Ideas para una teoría de la historia / Juan Cruz Cruz
Ciencia, ateísmo y fe en Dios (2.ª edición) / José Antonio Sayés
Tomás de Aquino. Vida, obras y doctrina / James A. Weisheipl
Los otros humanismos / Jacinto Choza
La renovación pragmatista de la filosofía analítica. Una introducción a la filosofía contemporánea
del lenguaje (2.ª edición) / Jaime Nubiola
La convivencia / Miguel-Angel Martí García
La irrealidad literaria / Daniel Innerarity
Sexo y naturaleza / Autores varios
La tolerancia / Miguel-Angel Martí García
Dignidad: ¿una palabra vacía? / Tomás Melendo y Lourdes Millán-Puelles
Tras las ideas. Compendio de Historia de la Filosofía (2.ª edición) / Carlos Goñi Zubieta
De dominio público. Ensayos de teoría social y del hombre / Higinio Marín
El pensamiento de Edith Stein / Michel Esparza
El taller de la filosofía. Una introducción a la escritura filosófica (4.ª edición) / Jaime Nubiola
Expertos en sobrevivir. Ensayos ético-políticos / Ana Marta González
Orden natural y persona humana. La singularidad y jerarquía del universo según Mariano Arti-
gas / Miroslaw Karol
El viviente humano. Estudios Biofilosóficos y Antropológicos / Alejandro Serani Merlo
El trabajo. Comunión y excomunicación / Nicolas Grimaldi
En busca de la naturaleza perdida. Estudios de bioética fundamental / Ana Marta González
El diablo es conservador / Alejandro Llano
Sueño y vigilia de la razón / Alejandro Llano
La verdadera imagen de Romano Guardini. Ética y desarrollo personal / Alfonso López Quintás
De Foucault a Derrida. Pasando fugazmente por Deleuze y Guattari, Lyotard, Baudrillard / Ama-
lia Quevedo
El misterio de los orígenes / Joaquín Ferrer Arellano
Breve teoría de la España moderna / Fernando Inciarte
La justicia política en Tomás de Aquino. Una interpretación del bien común político / Gabriel Chal-
meta
¿Sentido o sinsentido del hombre? / Edmond Barbotin
Nuevas cuestiones de bioética / José Miguel Serrano Ruiz-Calderón
Por un feminismo de la complementariedad. Nuevas perspectivas para la familia y el trabajo /
Ángel Aparisi y Jesús Ballesteros (eds.)
Filosofía y vida de Eugenio d’Ors. Etapa catalana: 1881-1921 / Marta Torregrosa
Una visión global de la globalización / Antxón Sarasqueta
La implantación de los derechos del paciente. Comentarios a la Ley 41/2002 /Pilar León Sanz (ed.).
El caos del conocimiento. Del árbol de las ciencias a la maraña del saber / Juan Arana
Deseo, violencia, sacrificio / Alejandro Llano
Siniestra. En torno a la izquierda política en España / Héctor Ghiretti
La filosofía analítica y la espiritualidad del hombre. Lecciones en la Universidad de Navarra /
G.E.M. Anscombe (Edición de J.M. Torralba y J. Nubiola)
Una filosofía de la esperanza: Josef Pieper / Bernard N. Schumacher
Derecho a la verdad. Valores para una sociedad pluralista / Andrés Ollero
La experiencia social del tiempo / Rafael Alvira, Héctor Ghiretti, Montserrat Herrero (Eds.)
Claves para una antropología del trabajo / Maria Pia Chirinos
Humanidades para el siglo XXI / Rafael Alvira y Kurt Spang (Eds.)
Peirce y el mundo hispánico. Lo que C. S. Peirce dijo sobre España y lo que el mundo hispánico ha
dicho sobre Peirce / Jaime Nubiola y Fernando Zalamea
Cultura y pasión / Alejandro Llano
La disolución de Yugoslavia / Romualdo Bermejo García y Cesáreo Gutiérrez Espada
HISTORIA
Grandes interpretaciones de la historia (5.ª edición) / Luis Suárez
Historia de las religiones / Manuel Guerra
I. Constantes religiosas (2.ª edición)
II. Los grandes interrogantes (2.ª edición)
III. Antología de textos religiosos (2.ª edición)
Civilizaciones del Este asiático / Wm. Theodore de Bary
Sacerdotes en el Opus Dei. Secularidad, vocación y ministerio / Lucas F. Mateo Seco y Rafael Ro-
dríguez-Ocaña
Rusia entre dos revoluciones (1917-1992) / Autores varios
La Gamazada. Ocho estudios para un centenario / Autores varios
Historia del feminismo (siglos XIX y XX) / Gloria Solé Romeo
Corrientes del pensamiento histórico / Luis Suárez Fernández
Cuba y España, 1868-1898. El final de un sueño / Juan B. Amores Carredano
Pablo Sarasate (1844-1908) / Custodia Plantón
Mi encuentro con el Fundador del Opus Dei. Madrid, 1939-1944) (3.ª edición) / Francisco Ponz
El matrimonio civil en España. Desde la República hasta Franco / Francisco Martí Gilabert
La vida de Sir Tomás Moro (2.ª edición) / William Roper (Introducción, traducción y notas de Alva-
ro de Silva)
¿Por qué asesinaron a Prim? La verdad encontrada en los archivos / José Andrés Rueda Vicente
Carlos IV en el exilio / Luis Smerdou Altolaguirre
Carlos V. Emperador de Imperios / Emilia Salvador Esteban
Filipinas. La gran desconocida (1565-1898) / Lourdes Díaz-Trechuelo
El conflicto árabe-israelí en la encrucijada ¿es posible la paz? / Romualdo Bermejo García
Josemaría Escrivá de Balaguer y los inicios de la Universidad de Navarra (1952-1960) / Onésimo
Díaz Hernández y Federico M. Requena (Eds.)
La Iglesia y la esclavitud de los negros / José Andrés-Gallego y Jesús María García Añoveros
La moda en la pintura: Velázquez. Usos y costumbres del siglo XVII / Maribel Bandrés Oto
Felipe V: La renovación de España. Sociedad y economía en el reinado del primer Borbón / Agus-
tín González Enciso
Cristianismo y europeidad. Una reflexión histórica ante el tercer milenio (1.ª edición; 1.ª reimpre-
sión) / Luis Suárez Fernández
Profetas del miedo. Aproximación al terrorismo islamista / Javier Jordán
El legado social de Juan Pablo II / José Ramón Garitagoitia Eguía
Joseph Ratzinger. Una biografía / Pablo Blanco Sarto
Los creadores de Europa. Benito, Gregorio, Isidoro y Bonifacio (1.ª reimpr.) / Luis Suárez Fernán-
dez
El nuevo rostro de la guerra / Javier Jordán y José Luis Calvo Albero
Los musulmanes en Europa / José Morales
España y sus tratados internacionales: 1516-1700 / Jesús M.ª Usunáriz
Intuición y asombro en la obra literaria de Karol Wojtyla / M.ª Pilar Ferrer Rodríguez
LENGUA Y LITERATURA
J. R. R. Tolkien. Cuentos de hadas / José Miguel Odero
El castellano actual: usos y normas (8.ª edición) / Manuel Casado
Octavio Paz: poética del hombre / Rafael Jiménez Cataño
La luz y la mirada. Aproximación a la autobiografía de Julien Green / Alvaro de la Rica
C. S. Lewis y la imagen del hombre / María Dolores Odero y José Miguel Odero
El centro del laberinto. Los motivos filosóficos en la obra de Borges / Juan Arana
Actitud modernista de Juan Ramón Jiménez / Pedro Antonio Urbina
Miguel d’Ors y los bachilleres del siglo XXI / Angel Cadelo y Angel Esteban
Antonio Machado, periodista / Alfonso Méndiz Noguero
Castellanopatías (Enfermedades del castellano de fin de siglo). Con un Diccionario de lo que no
hay que decir (2.ª edición) / Sergio Lechuga Quijada
La teoría poética de Miguel de Unamuno / Teresa Imízcoz Beunza
Femenino plural. La mujer en la literatura / María Caballero Wangüemert
La obra literaria de Josemaría Escrivá / Miguel Ángel Garrido Gallardo
El jardín de los clásicos / Ignacio Arellano
Persuasión. Fundamentos de retórica (1.ª reimpr.) / Kurt Spang
MÚSICA
La realidad musical / Juan Cruz Cruz (ed.)
RELIGIÓN
En memoria de Mons. Josemaría Escrivá de Balaguer (2.ª edición) / Alvaro del Portillo, Francisco
Ponz y Gonzalo Herranz
Homenaje a Mons. Josemaría Escrivá de Balaguer / Autores varios
Fe y vida de fe (3.ª edición) / Pedro Rodríguez
A los católicos de Holanda, a todos / Cornelia J. de Vogel
La aventura de la teología progresista / Cornelio Fabro
¿Por qué creer? (3.ª edición) / San Agustín
¿Qué es ser católico? (2.ª edición) / José Orlandis
Razón de la esperanza (2.ª edición) / Gonzalo Redondo
La fe de la Iglesia (3.ª edición) / Karol Wojtyla
Juan Pablo I. Los textos de su Pontificado
La fe y la formación intelectual / Tomás Alvira y Tomás Melendo
Juan Pablo II a los universitarios (5.ª edición)
Juan Pablo II a las familias (5.ª edición)
Juan Pablo II a los enfermos (3.ª edición)
Juan Pablo II y el orden social. Con la Carta Encíclica Laborem Exercens (2.ª edición)
Juan Pablo II habla de la Virgen (3.ª edición)
Juan Pablo II y los derechos humanos (1978-1981) (2.ª edición)
Juan Pablo II a los jóvenes
Juan Pablo II, la cultura y la educación
Juan Pablo II y la catequesis. Con la Exhortación Apostólica Catechesi Tradendae
Me felicitarán todas las generaciones / Pedro María Zabalza Urniza
Juan Pablo II y los medios de comunicación social
Creación y pecado (2.ª edición) / Cardenal Joseph Ratzinger
Sindicalismo, Iglesia y Modernidad / José Gay Bochaca
Ética sexual / R. Lawler, J. Boyle y W. May
Ciencia y fe: nuevas perspectivas / Mariano Artigas
Juan Pablo II y los derechos humanos (1981-1992)
Ocho bienaventuranzas (2.ª edición) / José Orlandis
Los nombres de Cristo en la Biblia / Ferran Blasi Birbe
Vivir como hijos de Dios. Estudios sobre el Beato Josemaría Escrivá (5.ª edición) / Fernando Ocá-
riz e Ignacio de Celaya
Los nuevos movimientos religiosos. (Las sectas). Rasgos comunes y diferenciales (2.ª edición) / Ma-
nuel Guerra Gómez
Introducción a la lectura del “Catecismo de la Iglesia Católica” / Autores varios
La personalidad del Beato Josemaría Escrivá de Balaguer (2.ª edición) / Autores varios
Señor y Cristo / José Antonio Sayés (agotado)
Homenaje a Mons. Álvaro del Portillo / Autores varios
Confirmando la Fe con Juan Pablo II / José Luis García Labrado
Santidad y mundo / Autores varios
Sexo: Razón y Pasión. La racionalidad social de la sexualidad en Juan Pablo II / José Pérez Adán
y Vicente Villar Amigó
Los doce Apóstoles (2.ª edición) / Enrique Cases Martín
Ideas éticas para una vida feliz. Guía de lectura de la Veritatis splendor / Josemaría Monforte Re-
vuelta
Jesucristo, Evangelizador y Redentor / Pedro Jesús Lasanta
Teología y espiritualidad en la formación de los futuros sacerdotes / Pedro Rodríguez (Dir.)
Esposa del Espíritu Santo / Josemaría Monforte
De la mano de Cristo. Homilías sobre la Virgen y algunos santos (2.ª edición) / Cardenal Joseph Rat-
zinger
Servir en la Iglesia según Juan Pablo II / Jesús Ortiz López
Iglesia y Estado en el Vaticano II / Carlos Soler
Un misterio de amor. Solteros ¿por qué? / Manuel Guerra Gómez
Pero, ¿Quién creó a Dios? / Alejandro Sanvisens Herreros
Las sectas y su invasión del mundo hispano: una guía / Manuel Guerra Gómez
Cristología breve / Enrique Cases
Qué dice la Biblia. Guía para entender los libros sagrados (2.ª edición) / Antonio Fuentes Mendiola
Comprender los Evangelios / Vicente Balaguer (Coord.)
Cristianos y democracia / César Izquierdo y Carlos Soler (Editores) (1.ª reimpr.)
El impacto de la Biblia. Textos que hablan y hacen cultura / Juan Luis Caballero (Editor)
El celibato sacerdotal. Espiritualidad, disciplina y formación de las vocaciones al sacerdocio / Juan
Luis Lorda (Editor)
Belleza y misterio. La liturgia, vida de la Iglesia / José Luis Gutiérrez-Martín
SALUD Y MEDICINA
Deporte para todos / Jörg Stäuble
Conozca su diabetes (3.ª edición) / Emilio Moncada Lorenzo
La enfermedad epiléptica / Francisco Abad Alegría
Dormir mejor. Causas y tratamiento del insomnio / Luis María Gonzalo
El buen hacer médico / David Mendel
Comentarios al Código de Ética y Deontología Médica (2.ª edición) / Gonzalo Herranz
Psicoterapia básica / Richard Parry
Muerte cerebral. Biología y ética / Jesús Colomo Gómez
SIDA: Aspectos ético-médicos / Juan Moya y Fernando Mora
Reflexoterapia: Bases neurológicas / Luis María Gonzalo
Homosexualidad y esperanza. Terapia y curación en la experiencia de un psicólogo (4.ª edición) /
Gerard van den Aardweg
Antropología del dolor. Sombras que son luz / Johannes Vilar i Planas de Farnés
La verdad sobre los tranquilizantes / Rafael Montoya Sáenz
El sueño, los sueños, un mundo misterioso. Los ritmos naturales de la vigilia y del descanso, los
más frecuentes trastornos de la noche, las conquistas de la medicina del sueño / Elio Lugares y
Luciana Omicini
La hipertensión. ¿Qué se puede hacer, qué debe evitarse? / Michele Lombardo
Deontología farmacéutica. Concepto y fundamento / José López Guzmán y Ángela Aparisi Miralles
Cerebro y afectividad / María Gudín
Romper el círculo vicioso. Salud intestinal mediante la dieta. Dietas para la enfermedad de Crohn,
la colitis ulcerosa, la diverticulitis, la enfermedad celíaca, la fibrosis quística y la diarrea crónica
(2.ª edición) / Elaine Gottschall
Teoría elemental de la gastronomía / Juan Cruz Cruz
Intervención dietética en la obesidad / Giuseppe Russolillo, Icíar Astiasarán, J. Alfredo Martínez
Consejos médicos para la tercera edad / Eduardo Alegría, Luis María Gonzalo, Juan Luis Guijarro, Je-
sús Ibáñez, Emilio Quintanilla, Jesús Repáraz, Ricardo Zapata
Cefaleas / Pablo Irimia Sieira, Eduardo Martínez Vila
La ansiedad. Un enemigo sin rostro / Javier Schlatter Navarro
Comer bien a cualquier edad / J. Alfredo Martínez, Susana Santiago, M. Iosune Zubieta
Depresión y enfermedad bipolar en niños y adolescentes / César Soutullo Esperón
Ejercicio y calidad de vida. Claves para mantener la salud mental y física / Luis María Gonzalo
(Coord.).
¿Sabemos realmente qué comemos? Alimentos transgénicos, ecológicos y funcionales / Amelia A.
Marti del Moral y J. Alfredo Martínez Hernández (Eds.)
Cómo prevenir y curar lesiones deportivas / Alfonso del Corral, Francisco Forriol Campos, Javier Va-
quero Martín
Comprendiendo la homosexualidad (1.ª reimpr.) / Jokin de Irala
Sin miedo. Cómo afrontar la enfermedad y el final de la vida / Miguel Ángel Monge
SOCIOLOGÍA
Introducción a la sociología (5.ª edición) / Antonio Lucas Marín
El laberinto social. Cuestiones básicas de sociología (3.ª edición) / Pablo García Ruiz
Lo femenino (2.ª edición) / Carlos Goñi Zubieta
Positivismo y violencia. El desafío actual de una cultura de la paz / José María Barrio Maestre
Sociología: una invitación al estudio de la realidad social (2.ª edición) / Antonio Lucas Marín