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ESCUELA DE ACOMPAÑAMIENTO

Toda propuesta educativa o terapéutica está inspirada explícita o implícitamente en una determinada
imagen de hombre.
El hombre es un complejo tridimensional. Estamos convencidos de que el hombre es libre. Ningún
condicionamiento puede quitar al hombre su última decisión. Pero no solamente una “libertad de”,
sino también una libertad “para”. En el hombre hay una voluntad de sentido, encontrarle el sentido
a lo que hace. Hay una intuición de que la vida tiene sentido. La comprobación lo tiene al final. Uno
intuye que la vida tiene sentido, necesita saber o creer que la vida tiene un sentido, pero que lo va a
comprobar al final.
En situaciones extremas, el hombre no se convierte en animal, sino que muestra la calidad de su
humanidad, manifiesta lo que hay en el fondo del corazón del hombre. El hombre tiene la potestad
de vivir cómo quiere lo que le toca vivir, esa libertad nadie le puede quitar. Por eso decimos que el
espíritu no enferma, aún en situaciones extremas, el hombre puede decidir cómo quiere vivir esa
situación.
Freud decía que lo primero que hay en el hombre es una voluntad de placer, la libido es lo que
mueve al hombre, el hombre quiere placer, y cuando no lo tiene se frustra.
Adler dice que antes de la búsqueda de placer, hay una búsqueda de poder, una voluntad de poder.
Lo que busca el hombre es demostrar su poder por sobre otro.
Habla del sentido en tres dimensiones. El primer sentido es el sentido de las cosas aquí y ahora. La
definición de sentido es elegir la mejor posibilidad de acuerdo a las circunstancias que me toca vivir.
El supra-sentido es cuando interviene la fe. La fe es una clave de interpretación de la realidad. Pero
no todos la tienen. O, mejor dicho, no todos tienen fe en Dios, pero todos tienen fe. Es un sentido
que viene como “agregado” y nos ayuda a vivir mejor.
Cuando no hay sentido, Frankl habla de aburrimiento, desesperación, tedio. La vida no tiene sabor.
La pérdida de sentido que se da por desorientación genera una patología neurosis noogena, que se
manifiesta en una actitud fatalista, fanatismo o un pensar colectivista (totalitarismo).
Ante el vacío existencial se genera la Tríada taxi: agresión/violencia, adicciones, depresión/suicidio.
Los caminos para encontrar el sentido: valores existenciales (amor, la capacidad de dejarme afectar
por otros), creativos (posibilidad de dejar mi huella en el mundo mediante el trabajo/arte),
actitudinales (la actitud de nobleza frente al dolor, cómo afronto lo que me toca vivir, la actitud mía
frente a lo que no puedo cambiar).
La tríada trágica la pone como un camino de sentido: la actitud frente al sufrimiento, a la culpa y a
la muerte. El sufrimiento es parte de la vida, es algo que nos visita permanentemente, es signo de la
limitación, también nos purifica, el problema del sufrimiento es cuando no tiene sentido, el
sufrimiento con sentido es un enriquecimiento. La crisis es el signo de que hay cosas que ya no
funcionan, lo que está llamado a reemplazarlo está pidiendo pistas, pero todavía no está. Sin culpa
uno se transforma en psicópata, la culpa es la otra cara de la responsabilidad. Una persona sin culpa
no es libre. Uno empieza a superar una crisis cuando deja la actitud de víctima. La reflexión sobre la
muerte es muy beneficiosa, se empieza uno a dar cuenta de que la vida es un bien escaso. No
permitas que nadie te la envenene. El hecho de que la vida sea corta, hace de que las oportunidades
que tenemos sea la última que tenemos. Frankl decía: “Vive como si vivieses por segunda vez y como
si la vez primera lo hubieses hecho todo de un modo tal falso como te dispones a hacerlo ahora”.
El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y,
mediante esto, salvar su ánima; y las otras cosas sobre la haz de la tierra son criadas para
el hombre, y para que le ayuden en la prosecución del fin para que es criado. De donde
se sigue, que el hombre tanto ha de usar dellas, quanto le ayudan para su fin, y tanto
debe quitarse dellas, quanto para ello le impiden. Por lo qual es menester hacernos
indiferentes a todas las cosas criadas, en todo lo que es concedido a la libertad de
nuestro libre albedrío, y no le está prohibido; en tal manera, que no queramos de nuestra
parte más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga
que corta, y por consiguiente en todo lo demás; solamente deseando y eligiendo lo que
más nos conduce para el fin que somos criados.
(Principio y Fundamentos EE 23)
El hombre es, tiene un para, un sentido.

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