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Gotas de emoción

Un día, en la pequeña aldea de La Esperanza, ubicada más allá del horizonte, un joven
había acabado de perder a su familia en un accidente desastroso del cual apenas salieron
reconocibles las cenizas de sus parientes. Aquel chico, mejor conocido como Fe, era un
completo nihilista, esto quiere decir, que le valía verga la vida. El pobre chico, semanas
después, tan nostálgico como es posible sobre esta tierra, se encontró en El Bosque del
Infinito con en El Hada de la Persistencia, la cual estaba buscando unas semillas fantásticas
que le servirían para hacer una poción que arrojaría sobre toda la aldea de La Esperanza
para provocar en todos y cada uno de sus habitantes una gran y larga sonrisa que derretiría
y relajara los odios que había entre ellos. Entonces, El Hada de la Persistencia notó a aquel
chico, sentado sobre una roca cubierta de musgo y llorando a cantaros. Muy
cuidadosamente, para no asustarlo, decidió acercarse entre los arbustos e intentar calmarlo.
Aunquel chico se asustó un poco al verla en un inicio, después sintió bastante curiosidad. El
hada, después de lograr calmar el llanto que brotaba de los ojos del chico, le pregunto el
motivo de aquellas. Entonces él le contó, y por un rato parecían tener la confianza de los
amigos que se conocen de toda la vida. El hada escucho atentamente y decidió
repentinamente hablarle sobre la poción que estaba preparando. Después que supo los
objetivos que el Hada tenia, el muchacho parecía muy confundido, él no entendía sus
motivaciones para hacer semejante acto. Muy confundido, al punto de aparentar que
comprendía, decidió preguntarle al Hada el porqué de aquel plan. El hada también parecía
confundida con esa pregunta, le pareció obvia la respuesta, y por ello rio a carcajadas por
un rato. Después de parar, y dejando el suelo lleno de charcos de esas benditas lágrimas de
alegría, se acercó al chico por el hombro y le dijo: “a veces los días malos pueden opacar tu
visión, nublar tu alegría, tumbar tu ánimo, e, incluso, hacerte ver que todas las cosas están
peor de lo que en realidad están. ¡Pero no es así! Siempre existirá aquella esperanza
inquebrantable que lograra quitarle el velo a todo eso a lo que temes, te dará ánimo, una
nueva perspectiva, un visión distinta del mundo; la mía es ver alegres por lo menos por una
hora en el día a aquellos aldeanos, pero , lamentablemente, yo no puedo decirte qué cosa
exactamente es para ti, porque lo desconozco, porque tú eres el que debe descubrirlo, tú
eres el capitán del barco llamado vida que navega en los mares más amplios, es cierto que
habrán tormentas y vientos feroces, pero depende de ti evitar las olas y permanecer de pie,
y, si te lo propones, vislumbraras en el horizonte esa isla que te prometo te estará
esperando, más bella y más abundante, seguro, de lo que podrías imaginarte. ¡Arriba esa
frente!, las cosas estarán mejor”. Solo entonces, el chico cambio su gesto de conmoción, y
sin pensarlo mucho, se arrojó a los brazos del Hada. Por un rato sólo se escuchó el sonido
de los repetidos “gracias” que el chico daba al Hada, hasta que por fin paro, y con una larga
sonrisa y agitando su mano, alejándose, se despidió del hada.

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