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La cerveza
La cerveza, como sin duda sabrás, es una bebida alcohólica, carbónica, de baja
graduación, elaborada a partir de agua, malta de cebada, lúpulo y levadura, en
su versión más purista. Se le pueden agregar también adjuntos como maíz,
arroz, trigo, azúcares, miel… y en las comerciales de baja calidad, son
habituales los aditivos químicos como conservantes, estabilizantes,
antioxidantes, etc.
Si piensas que el vino, que únicamente tiene un ingrediente (la uva, por cierto),
presenta infinidad de tipos, dependiendo de la zona, la variedad de uvas, el tipo
de barrica, el tiempo de fermentación… podrás entender que de cervezas, con
¡¡cuatro!! ingredientes, la variedad de tipos será mucho mayor, como así es. No
voy a entrar en los innumerables tipos de cerveza que existen, pero sí te avanzo
que te puedes ir sacudiendo eso de cerveza rubia y cerveza negra.
De forma general, se suelen hacer dos grandes distinciones entre cervezas Ale y
Lager, o de alta y baja fermentación, que puede que hayas oído. La diferencia
estriba en el comportamiento de las levaduras, así, las levaduras Ale fermentan
a temperatura ambiente (entre 18 y 24º C) y concentran su actividad en la
superficie, mientras que las Lager trabajan a menor temperatura (alrededor de
10º C) y se sitúan en el fondo.
El color no tiene absolutamente nada que ver con si es Ale o Lager, ya que
depende de las maltas que se empleen, y no de las levaduras.
Si bien en casa se puede elaborar casi cualquier tipo de cerveza, resulta mucho
más sencillo el proceso de una Ale, ya que no requiere refrigeración, y se puede
pimplar mucho antes que una Lager; mi primera cerveza la caté a las dos
semanas de su fabricación, y creo que casi todos los que empezamos no
podemos aguantar mucho más; en el caso de la Lager estaríamos hablando de
meses.
Por tanto, en este manual vamos a plantear la confección de veinte litros de una
cerveza tipo Ale, tipo Pale Ale, simplificando los ingredientes y el proceso en la
medida de lo posible, pero eso sí, la idea es sacar una cerveza de calidad. El
objetivo es que cuando tú o tus amigos (te saldrán de debajo de las piedras
cuando sepan que haces cerveza) os la echéis al gaznate digáis: ¿Qué coño
hemos estado bebiendo hasta ahora? A lo mejor con la primera o la segunda no
pasa, pero date tiempo.
2. Equipo
Macerador
Fermentador
Olla de cocción grande (de al menos 30 l)
Una balanza
Termómetro (ojo, hasta 100ºC, no vale el del botiquín)
Probeta y densímetro (opcional en el primer lote)
Cacharrería varia (cazos, embudo, colador, etc.)
Botellas
Bien, el macerador es donde se va a meter la malta con el agua caliente y donde
va a estar una hora. Debería mantener la temperatura en la medida de lo posible
durante la maceración, con la mínima pérdida posible. Tiene que tener una
capacidad mínima del orden de los 18/20 litros. También necesitas una manera
de sacar el mosto y dejar el resto del bagazo, luego lo veremos en detalle. Una
alternativa puede ser una nevera de camping, o directamente en una olla u otro
recipiente, para ser la primera vez tampoco hay que complicarse demasiado la
vida. En la foto tienes un macerador con calentador eléctrico con termostato, un
lujo, también tiene un grifo para la extracción del mosto, a este se le acopla una
bolsa de macerado que hace de sacar el mosto un juego de niños.
El utillaje de cocina, pues bueno, ollas para calentar agua, colador, cacillo,
vasos, cazos… la primera vez te encontrarás que tienes pocos recipientes en tu
cocina, y usarás hasta el último utensilio que encuentres, y luego la cocina
parecerá Beirut, pero yo sólo te lo adelanto, porque es inevitable. Y tampoco te
olvides de bayetas y fregonas, que te vendrán de maravilla.
Y por último las botellas, porque en algún sitio habrá que echar la cerveza. Lo
ideal es que sean botellas de cristal ámbar que hayan contenido cerveza, pero
también valen las verdes y transparentes… que hayan contenido cerveza, esto
es porque están fabricadas para soportar la presión. Ahora bien, si no te quieres
gastar los cuartos en un tapador (todavía) deberás acopiar dos tipos de botellas:
litronas con tapa a rosca y botellas con tapón cerámico tipo casera (grolsch,
altenmunster y demás, que de vez en cuando están en los super). Una
recomendación, conforme vacíes las botellas de su contenido original, te
conviene enjuagarlas generosamente con agua del grifo, de modo que no salgan
luego cosas con pelos en el fondo que son muy difíciles de quitar.
3. Ingredientes
Agua
En su mayor parte, la cerveza está formada por agua, de modo que tiene su
importancia, si bien es relativa en el primer lote. En principio basta indicar que
si el agua tiene mal sabor la cerveza puede heredarlo. Si el agua del grifo está
clorada, o es muy dura, puede ser aconsejable hervirla el día antes y dejarla
reposar, o en el peor de los casos, utilizar agua embotellada.
Donde yo vivo el agua del grifo es muy dura y tiene un sabor desagradable, así
que gasto agua de un aljibe, y a única vez que usé agua del grifo obtuve un
rendimiento peor, y un regusto de lo más desagradable en la birra.
Lúpulo
El lúpulo son las flores femeninas de una planta, que se utilizan en la cerveza
para aportar el amargor, el sabor y el aroma, añadiéndose durante la cocción. En
un principio se utilizaba el lúpulo como conservante, ya que tiene propiedades
bacteriostáticas.
Los compuestos del lúpulo que proporcionan estas características son distintos,
y su liberación en el mosto depende de varios factores. El amargor depende del
tiempo de hervido, cuanto más tiempo esté hirviendo el lúpulo más amargor
liberará. Sin embargo, los compuestos que proporcionan el sabor son volátiles, y
después de un tiempo de hervido desaparecen, de modo que hay que llegar a un
compromiso entre el amargor y el sabor, normalmente adicionando el lúpulo en
distintos momentos. El lúpulo que se añade al principio del hervor se
denomina de amargor, y el que se introduce cerca del final se conoce como de
sabor. Los compuestos que aportan el aroma son aún más volátiles, y se suelen
añadir una vez ha concluido el hervor o, mejor, introduciendo lúpulo en el
fermentador, técnica conocida como “dry hopping”.
Existen multitud de tipos de lúpulo, algunos con mayor amargor, y otros con un
sabor y aroma más agradable, así como lúpulos que sirven perfectamente para
ambos cometidos. Conforme avances en la afición irás descubriendo y
experimentando con las diversas variedades, hasta conseguir el perfil de
cerveza que tú quieras.
Malta
La malta (de cebada u otro cereal) es el
grano que se ha sometido a un proceso de malteado, consistente en su
humectación, para que comience la germinación, seguido de un secado que la
interrumpe. Con esto se consigue que los almidones acumulados por el grano
sean accesibles para su solubilización y posterior lavado. Durante el malteado
también se producen las enzimas necesarias para la conversión en azúcares del
almidón.
Levadura
Para la primera vez, la malta es mejor adquirirla molida, a pesar de que pierda
frescura, porque te ahorras un trabajo de narices y el riesgo de que el molido lo
hagas demasiado fino (con lo que se hará un amasijo impermeable en el
macerador) o demasiado grueso (reduciendo el rendimiento). Más delante
podrás hacerte con un molino y comprar la malta entera, pero no te compliques
de más.
4. Preparación
Higiene
Antes de seguir hablando de fabricación, quiero hacer un inciso muy importante
acerca de la higiene en la elaboración de la cerveza.
En primer lugar, estamos trabajando con algo que luego nos vamos a beber, de
modo que hay que tener unas elementales pautas de limpieza en todo, un
consejo es ir fregando y recogiendo inmediatamente después del uso, en los
tiempos muertos, sin dar tiempo a que la mugre se encostre, con el tiempo
deberías conseguir un automatismo en la limpieza, con lo que también
conseguirás que al final del lote la cocina no parezca un campo de batalla. Así,
al lote siguiente lo tendrás todo razonablemente limpio.
Pero además, hay que tener en cuenta que el producto que se obtiene al final de
la jornada es un mosto azucarado, es decir, un ideal caldo de cultivo para la
mayor parte de los microorganismos. Nosotros lo que hacemos no es sino añadir
nuestro microbio favorito (levadura) para que haga su trabajo, pero hay que
llevar un cuidado extremo para que no aparezca ningún invitado sorpresa en
algún momento del proceso.
En principio todo debe estar bien limpio, si bien hasta que se concluye el
hervido el tema de la higiene o la desinfección es relativo, en tanto que se va a
hervir el mosto durante una hora, lo que supone que acaba con cualquier bicho
indeseable.
Pero una vez que se saca de la olla de hervido, todo lo que entre el contacto con
el mosto tiene que tener una extremada limpieza y desinfección, asumiendo que
la esterilización no se puede alcanzar con medios razonables para un cervecero
artesanal. Esto sería fundamentalmente el fermentador y los medios para pasar
de la olla al fermentador: cazos, mangueras, coladores, etc., así como el
enfriador, en una segunda fase.
Ingredientes
Los ingredientes de partida para nuestra cerveza son: unos treinta litros de
agua, cuatro kg de malta pale, 20 ó 30 g de lúpulo y un sobre de levadura seca
tipo ale.
Antes de empezar a liarte has tenido que hacer acopio de agua. Si es agua del
grifo la tienes que dejar el día antes en cubos o barreños para que se les vaya el
cloro. Si es muy dura la deberías haber hervido también el día antes. Si usas
mineral blanda no hace falta que te compliques la vida. Ve poniendo de 10 a 12
litros a calentar que empezamos de un momento a otro.
La malta se debe moler, pero la debías haber molido el día antes y, mejor, en otro
sitio, ya que el polvillo de la malta es un feroz contaminante de la birra. Lo de la
molienda es complicado, si lo haces muy fino se lía un engrudo de narices y no
hay manera de separar el mosto del grano, y si es muy grueso el agua circula
por entre los granos y no saca azúcar. Pues ya estamos jodiendo, me dirás, pero
como se ha comentado antes, se puede comprar molida. Asumo que tienes tus 4
kg pesados y molidos en su punto.
5. El macerado
Voy a suponer que usas un cubo de polipropileno como macerador, con un grifo.
No sé si habrás leído por ahí acerca de la “cama de grano”, esto consiste en
suponer que durante la hora de macerado se forma una estructura con las
cáscaras de la malta y los fragmentos de grano, a través de la cual luego
discurre el mosto y se va lavando. La idea es que no se altere en lo más mínimo
esta “cama de grano”, para evitar taponados del grifo, para lo cual una vez
hecha la mezcla todo el recirculado, lavado, etc. se hace con extremo cuidado
para no romperla.
Bien, en mi experiencia eso es una matraca (iba a poner otra cosa que empieza
por m). Las dos primeras veces que hice cerveza y probé así, se me lió un
taponado de grifo de tres pares de narices, tomara las precauciones que tomara,
y me tiré varias horas para hacer el lavado. En las siguientes usé una bolsa de
macerado, algo parecido a una bolsa de té gigante, en cuyo interior se sitúa el
grano y hace de filtro para que no se tape el grifo. En la actualidad uso un
método de doble fondo, con un fondo microperforado que deja pasar el mosto
pero no el bagazo. Otra alternativa muy usada es un sistema de drenaje
conectado al grifo, esto es, un tubo ranurado (normalmente de cobre) que
recorre el fondo del macerador y actúa como “colector” del mosto. Te aconsejo
que adoptes algún sistema para evitar taponaduras, aunque te pongas como te
pongas, la primera vez se va a tapar, y no digas que no te avisé, jia jia.
Empezamos por calentar unos 10 ó 12 litros de agua, hasta unos 75º C, y los
echamos en el macerador, a continuación se añade el grano, removiéndolo bien
con una cuchara metálica o de plástico de modo que se empape bien todo. Es
muy importante que no queden grumos y se humecte bien toda la malta. Mide la
temperatura que debe estar alrededor de los 66/67º C, si no es así corrige
añadiendo agua fría o caliente. Tapa y espera durante una hora por lo menos, y
mientras deberías ir calentando más agua. Un descenso de algún grado durante
este tiempo es normal y tampoco pasa nada, si es mucho corrige añadiendo
agua caliente.
6. Lavado
Una vez transcurrida la hora, se supone que todos los almidones de la malta se
han solubilizado, y llega la hora de extraerlos del macerador a través del grifo (o
del sifón o de lo que tengas). Asumiendo que has adoptado alguna medida para
evitar el taponamiento, por una jarra debajo del grifo y lo abres. Al principio
saldrá un líquido turbio, con restos de grano, que debes echar de nuevo en el
macerador, con cuidado de que no se remueva mucho el grano, de modo que los
propios granos actúen como filtro de esos restos. Al cabo de varias jarritas de
recirculado, que es como se llama este proceso, debería salir menos porquería y
el mosto más claro, de modo que ya se puede ir echando el mosto (o “wort"
como lo llaman los guiris) a la olla. Al principio saldrá un líquido amarillo denso,
de sabor dulzón. (las fotos son de una “Brown Ale”, de ahí el color oscuro del
mosto).
7. Cocción
Bien, ahora lo dejas hervir y vas rehidratando las levaduras ¿cómo? Pues coges
un vaso de agua y lo hierves, para esterilizar, echas el agua en el vaso y lo tapas
con un plato o papel de aluminio y lo dejas enfriar, y cuando ande por debajo de
los 30º C le vacías la levadura, lo remueves un poco y lo vuelves a tapar.
Cuando lleve una hora hirviendo podemos considerar que está listo, por lo que
se apaga el fuego y se hace el remolino, es decir, se agita rotatoriamente el
mosto hirviente con una cuchara larga para formar un remolino, con lo que
consigues que todo lo que hay flotando se deposite en el fondo de la olla, en un
montoncito en el centro. En realidad, esto del remolino es válido cuando se va a
sifonar el mosto, pero como lo vamos a sacar con cazos o similares da lo mismo
y al final se mezclará todo, aunque forma parte de la mística de los cerveceros
caseros y como tampoco cuesta mucho hacerlo… pues palante.
Pues una vez hecho el remolino tapas la olla y esperar un cuarto de hora más o
menos, lo que te da tiempo a terminar de montar el siguiente tinglado.
8. Enfriado
Los motivos de un enfriamiento rápido son muy variados y los irás descubriendo
conforme avances en este mundillo. Te adelanto que cuanto más rápido enfríes
mejor de aspecto y sabor te va a quedar la cerveza. Además, ten presente que
las levaduras son organismos vivientes, y si las echas en un líquido a cien
grados les va a hacer la misma gracia que a ti.
Bueno, me he ido por las ramas, el caso es que hay que enfriar el mosto, lo
mejor que puedes hacer es meter la olla en la bañera e ir cambiado el agua
cuando se caliente, y esperar a que llegue a esos 25/30 ºC como máximo,
momento en el que la sacamos del agua y la pones en un sitio cómodo para ir
haciendo el trasvase al fermentador.
9. Fermentación
En este momento has finalizado la faena por hoy, sólo te queda recoger el
desastre que has montado en la cocina, en el caso de que puedas despegar los
pies del suelo. Ahora colocas el fermentador en un lugar apartado, a una
temperatura más o menos estable entre 18 y 22º C y lo dejas hacer durante una
semana. Los primeros días se debería producir la mayor parte de la
fermentación, formándose una capa de espuma, burbujeo del airlock, etc.,
aunque también es muy posible que te pille durmiendo o fuera, no te preocupes
si no lo ves. En la foto se ve la capa de espuma que se ha originado tras doce
horas de la inoculación de la levadura, no es en absoluto recomendable abrir el
fermentador en este momento, pero era por causa mayor… ¡¡ y la birra salió de
puta madre!! la afamada MBA.
10. Embotellado
Date cuenta que las levaduras han estado currando duramente para convertir el
azúcar en alcohol (que está en el fermentador, je je) y CO 2, que ¡¡se ha ido por el
airlock!! La cerveza no tiene gas, pero no es ningún problema sin solución.
Vale, tenemos las botellas a un nivel más bajo que el del fermentador con la
cerveza almibarada, hacemos el sifón y llenamos las botellas, con todo el
cuidado del mundo y procurando no oxigenar ni agitar la cerveza. Se debe
colocar el tubo de salida del sifón en el fondo de la botella, para que no
chapotee ni haga espuma. Existen unos tubos llenadores muy prácticos y
económicos, o le puedes colocar un grifo con tubo al fermentador, tú mismo,
tampoco te compliques la vida.
Las botellas se deben llenar hasta unos tres o cuatro centímetros del borde,
porque si no se genera demasiada presión y no carbonatan bien. Una vez llena
se tapa y se guarda a temperatura ambiente, para que carbonate.
11. Más