Está en la página 1de 91

. ©.

1965 by FALSO liBRERO EDITOR ,


Slf ha hechó el dép6si"? que previene la ley 11.723'
' Printed in: Argentina
MARCELOFOX

INVITACION .,A LA MASACRE


( J 963)

FALBO liBRERO EDITOR


1
Buenos Aires - Argentina
Es hora de morir: Tod'? se acaba. El víento,sopla como siempre
y yó, espero. J,.a guillotina caerá lúcióa y exacta. La basura ~e
elimina. A mí me eliminan. No. No debo aceptar las" axio1ogías
de !os fis,c~es. De la ~~ltitud que me condena tr~tando de
·e:q)lar a través de un mocente el peso de sus propias culpas.
Debo m~tenenne fume. No gritar. No dárse contra las pa·
redes. No pedir piedad. Ellos Jos otros ~on l9s que merecen la
cámara ~e gas. No yo. Qilise despertarlos. Quise destruirlos y
han terminado por ser mis verdugos. Son débiles y estúpidos
pero son muChos. He ahi toda su ventaja. Su superioridad. Su
fuerza. Ser muchos. Se amontonan en los colectivos. Se arrodi·
llan en las iglesias. Comen. Duermen. Emiten sonidos incohe·
reptes. Juzgan. IgnoraD.. Aplastan todo aquello que amenace
matizar el gris uriiforme en que habitan . .Siempre en manada.
Síempr,~ iguales. Yo nb, quise seguir dando vueltas a la noria y
voy a pagar la rebeHon con la vida':' Es lo normal. No vacilan
cu'a~do dé defender su ,mediocridad se trata. Lbs sistemas y las
generacjon'es pasan. En los cementerios se acumulan los muertos.
De vez ,en cuand9 una guerra o un profeta alteran la superficie
y paréce que 'algo va a cambiar. Nada cambia. Después vuelve
el silencio. Las acumulaciones de ladril}.os.
4 veces lamento no líaber podidó sef;uir siendo como los otros.
Seguir trabajando. Hablando del.tiempo. Casarme. Tener hijos.
Ir los domingos a misa. JÜbilarme y esper!,lr la muerte tomando
_el sol en alguna placita. Morir por fin confortado con los auxi-
lios d,e Ia.santa religión y desaparecer rápido en el olvido. Qebo
estrangular estos pensamientos. Yo soy distinto. Yo debo sér
distinto.-Yo.quiero ser distinto nasta el fin. Mentira. La libertad
no existe. To~o está determinado desde siempre. ,Los engra-

9
najes giran exacto.s y aceitados. Soy perjudicial. Me arrojan
a las cloacas. Tengo -miedo_

Un día tecleando en la máquina de escribir él mundo voló por


los aires. Me pregunté por qué bajaba y subía los dedos estam-
pando cifras y palabras incomprensibles. Qué era eso que me
rodeaba. Quién era yo. Fui al ,baño. Me lavé la cara furiosa-
mente. La sensación de ausencia absoluta continuó. Esperé la
hora de salida. Todos estaban muertos. Solamente yo vivía. Lo
supe. Era Dios. Nadie abajo. Ni arriba. Ni a los costados. Iban
a pagar el ser tan idiotas. Les haría sentir mi poder. Compré
un cuchillo. Una sevillana. En el cuarto del hotel apretaba el
botón y cerraba la hoja, Cerraba la hoja y apretaba el botón.
Clik. Ciak. Clik. Pasru· a la acción. Salí a la calle. No había
lu~ar 'para la duda. Tenía que cumplir mi\ misión. Tomé un
colectivo hacia cualquier lado. Ya en los suburbios caminé a lo
largo de un patedón. Hundí la hoja en una espalda. Iban a
producirse conmociones. Gentes perdidas en la sucesión inter-
minable de días idénticos abandonarían el letargo. Viudas llo-
_rando el resto de sus vidas. Huérfanos pidiendo pan' de puerta
en puerta. Exageraba los cuadros de luto y angustia y el gozo
era mayor. Nada ya podía detenerme. Antes de ir a dormir
clavé el pu:fial justiciero una vez más. Era rubia. Tenía ojos
verdes que miraron buscando una explicación. Quis;era haberle
explicado. Que comprendiera que actuaba por amor al Homqre.
Para despertar las conciencias. Para anunciar la llegada del
Mesías. Tuve que huir. Me llevé a la boca la mano salpicada
de sangre fresca. Nos podríamos ;haber amado si no fuera de
noche. Si la humanidad no hubiera muerto hace muc}lo junto
con los dioses. Mentira. No me hubiera amado. Como todos se
hab~ía reído de ¡ni aBofeteándomé. Soy feo y sucio.

Pronto moriré y dejaré de mancillar la tierra con mi presencia


abyecta. No. Eso es lo que ellos piensan. Lo_ que quieren que
yo piense. Es al revés. Cuando sea ejecutado el mundo qued:trá
sumido definitivamente en las sombras de la cotidianeidad y el
olvido. Ya no más ~peranzas. Cortarán el último vínculo con
la Trascendencia. Nadie volverá a traer el Mensaje que yo
portaba. Tierra al condenarme te condenas. Me hundes y te
hundes perdiéndote en el exilio. Quizá sea mi venganza eso
10
mismo. Todos en la oscuridad y ni siquiera lo sabrán. Es para
destornillarse de risa. Tengo miedo. Dios tiene miedo. Temblad.
Contemplo el futuro y río. Pobres. Me dan lástima. Si hubiera
tenido la fortuna de controlar cohetes con carga.atómica habrfa
libertado sin vacilar !!la humanidad del sonido y la furia. Basta
de sufrir. Basta de arrastrarse. Que los ángeles U 235 limpien
la Tierra. Estoy cansado. Mañana a la fría luz del alba me
conducirán al patíbulo mientras los parch~ suenen acompasa·
damente. Todo será silencio y recogimiento. Rechazaré a los
sacerdotes de las variadas sectas que me querrán dar auxilio
en la hora postrera. Dios no precisa consuelos. Dios muere y
resucita más glorioso aún. Que se preparen los que lo han
perseguido. Que se preparen los que han dudado de su divini·
dad. Irán sin excepción al crematorio. Porque Su palabra nunca
dicha no ha sido· escuchada. 'Porque fue ejecutado vandálica-
mente por hacer el Mal es decir el Bien es decir lo Justo.

Al día s~guiente leí los diarios. Se hablaba media' página de la


obra de mi navaja: Alegría. Alegría. El Mensaje resuena en los
ámbitos. El ejemplo será seguido por otros en cantidades cada
vez mayores. El Reino de la Libertad estaba cerca. Todos muer-
tos. Todos libres. Después me di cuenta. Nadie interpretaba el
sentido trascendental de las inmolaciones. Pensaron que era la
obla de un loco. De un maniático homicida. Qué hacer. Seguir.
Seguir. Continuar hasta el fin la tarea de revulsar de concien-
cias. Compré un libro sobre explosivos. Compré dinamita en el
mercado negro. Volaron el mismo dia un subterráneo. Un banco.
Una iglesia. Un transatlántico. Gloria. Gloria a mí el Salvador.
Gloria. La noticia conmovió al mundo. Doscientos comunistas
fueron fusilados. No. Eso no. No tienen derecho. Fui yo. Fui yo
quien provoc6 las catástrofes para restaurar la mem01ia. Para
despertar a los hombres del hundimiento sistemático. Mandé
cartas a los diarios relatando la Verdad. No fueron publicadas.
Creían que era un chiste. Creyeron cualquier cosa. Creyeron.
Creyeron.
Y yo. Y yo. No. No era posible. Yo Luzbel empañado en mi
grandeza. N o cejar. , Perseverar en la brecha. Estoy cnn.sado.
Basta. Dormir. Pero no. No puedo desertar. Las pagarán. Se
olvidaron de todo al poco tim:upo. Tener bombas H. Las capi-

11
tales ardiendo. Los.cuerpos carcomiaos. Los esqueleto~blancos.
El Vacío. El Silencio. El Sol.

Los malditQs continuaban reproduciéndose como si nada pasa·


ra. Reían. Bailaban. Oprimían botones. Morían en la Ausencia.
Me niego a aceptarlo. Nunca. No. Pero de qué forma~ Cómo
hacer que comprendieran. Nuevas bombas. Más comunistas
ahorcad-os. Y nada. Nada. Estoy agotado. Es inútil. Pero seguir.
Saguír hasta el fin. El Fin és el Principio. La Muerte es la Vida.
El-Sufrimiento es el Gozo. El Odio es el Amor. Dinamité un
dique.< Gente huyendo. Gritando. Viviendo. Exi~tiendo real·
mente. Cadáveres de los ahogados. Devastación. Hambre. Peste.
Arrasamiento. Llegaron aviones con cruces rojas y máquinas
topadoras y destrqyeron la destrucción restaurando' la aburrida
monotonía ~nterior. Qué falta de sentido estético. Sólo son be-
llas las estatuas rotas. Las paredes descascaradas. Los rostros
horadados por la lepra. Las· c!udades después del saqueo. Qué
hermosa es la Muerte. Qué hennosa. Y pensar que el nivel de
la much,edumbre no rebasa las calcomanías y los claros del luna.
Son incapaces de intuir la Trascendentalidad. El reflejo de la
agónica lucha-del Ser con la Nada en las co~as que se derrum-
ban. Más izquierdistas fueron enviJldos a la guillotina. El aisla-
miento continúa. La incomprensión aumenta. El desaliento
ahoga. Los diarios siguen sin publicar las explicaciones que les
envío del Mensaje objetivado en,nús actos. Cambiar de método.
Guerra bacteriológica a la imbecilidad. Crié virus de potentes
plagas .. Eri los caldos de cultivo las pequeñas bestezuelas ale-
gremente· retozaban engordando a ojos -vistas. Asi lo podía
observar con el microscopio. Ahora. A las fábricas de productos
alimenticios. A p.ulverizar el aire. A infectar las aguas. Millones
de muertQs. Carretas cargadas de cuerpos exánimes. Estado de
Sitio. Humo incesante de los hornos crematoriós. Terror en los
rostros. Eso sí que erk Vida Auténtica.
Pero del otro lado del mar todo seguía igual. -El Mensaje no
era (lscuchado aún. Siempre la falta de megatones. Quién fuera
Dios para acabar con esta repetición absurda. <iluién fuera Sata-
nás para al menos _luqhar con éxito en poner coto a la irracio-
nalidad de la racionalídad que nos aelasta. Me al:turre y me
asquea .Ja idea del cielo. Que se quede Jehová con sus angelitos
12
de az~car y sus nubes de mazapán. Si existe el infierno yo
quiero ir allí a gozar de las delicias del ~ego junto a los rebel-
des. A los asesinos. A los que dijeron No al chantaje. Mi divisa.
Odia a tu prójimo como a ti mismo.

Los comunistas continuaban rellenando las fosas comunes. Los


obreros-eran exterminados metódicamente. El Hambre y la Pes-
te había1;1 imperado un tiempo. A1go es algo. Pero yo quería el
Todo .. El Cambio. El Gran Caml:lio. El Brillo del Sol Negro
macerando las costras del planeta. El Vómito ,Infinito Redentor
libertando a los Angeles' de Lava de sus prisiones ~ubterráneas.
Basta de reformismo. Revolución .. Las pestes sembradas, pasa-
ron. Las cosechas· crecieron otra vez. El populacho volvió a
vocif~rar. A canta~. Las hembras tercamente continuaron pa-
riendo. Horro.r;. Es imposible contra ellos.

Fui a la comisaría más próxima ·a mi domicilio. Era el último'


recurso. El ·Mensajevdebfa ser entendido de una vez por todas.
Entonces comenzaría la Comprensión y con ella el suicidio co-
lf:lctivo y la pesadilla de la vida se disolvería. Al principio no
creyeron la amplm confesión que les hice pero al revisar mi
guarida encontraron las pruebas confumatorias de la veracidad
dé lo oido, Que. alivio. La labor no habría sido estéril.

Me equivoqué. Me ejecutarán en secreto. Usaron las catás-


trofes como pretexto para ,sppr_imir a los o.positores y ahora no
pueden decir la Verdad. ,Fracasé hasta el fondo. Los úteros
vencieron otra v'ez.

E;n vano sacudo y muerdo los barrotes. Ha amanecido. El estú-


pido sol amarillo comienza a alumbrar nuev~~nte las estériles
geómetrías de los hombres. Oi~o los pasos de los que vienen
a llevarme al patíbulo. Todo inutil. Los robots sigu.en sordos y
ciegos su marcha hacia ningún Iaao. No serán ya redimidos
pero atmque lo supieran no le darfan importancia. Abren la
puerta. Comprendan. Aguarden. Yo lo lúce por

13

Dicen .que soy .aliyecfo. El -~ás repugnante de todos. Que pien-
s,en como qwe;an los que aún ti~nen cobardes ideales bum.anis-.
t~ y ,e1;1diosan a\. hombre en de~medro del Creador. Los que
qui~~y:O, enqegmtps jltad<f?, de p.if1S.Y manos al bolcheviquismo
no .pérmitiéndohos actUar .libreJtente contra esa peste ontoló-
gi~ q1,1~ <:b:a.t~,#lf. destnpr..¡:~l..mundo. Ya.let.llt;gará, támpién ~
ello~•.por I,Il'\lleciT~s la nora de .marchar al crematorio. Cumplo.
I\efili:!o. wi, r,o.. fn!egr¿:m~n~e.. -~stoy m~ .allá d~}.' paJ!Lprerfo
~acu~ .9.~1 ~?s, ?pa~i~~.as, injelectuales q1,1e .;f{ extas~an ant~ ese
~aco de Huesos y excrementos que es en, s1 el1iomo hwnanitas
aislado 'qé lo.. j:rascénden,te.

Yo soy~tórturádpr. Por•. mLPor nosotros las bocas.se abren y


cqpfi~!\11 at~n,tadqs y ·fr~~taciones contra.Ja .transparencia.
¡;}el Se¡;. La.s fue~:¡;~s dct O~~p .recoge~!. las p¡llapras .~rancadas
CQIJ nuestras :tpanós y. eliminan 'los focos de infección puestos .al
descubie~. Asi todp continúa11'inn¡óv.U. en el lugar que le co-
qes:poñde dé.sde. si~rripré.· · ' ' • •

Me leva1,1to a las 's de la mañana. Toino el desayuno. Beso a mi


espos~ y \i mis P,ijos. Y al trabajo. Llego al Comando Regional
d~ Torturas _a .las '9 en punto. Comienw inmediatamente la
labor del día . .L{:l.O la lista de los nuevos y' le asigno a cada uno
de ellos uno.,cle mis.,subalt~mos: Sigue después la rutina hani-
tpal.

Las instalaciones que .integran nuestro edificio han sido conce-


qi9-\is c;om9 yna 'unid~d ,funcional de acuerdo a los principios
de la arqwtectura contemporánea. Contamos con bares donde
en~~e _?¡¡¡a se~ión y otra aq¡dimos ~ descansar y cambiar impre-

17
/
sj.ones. Confortables cuarto~ para las tareas específicas de esta
Institución. Oficfuas técnicas decoradas con telas· qúe llevan la
firma de los mejores artistas de vanguardia del país.

Para abrir las condencias émpleamos métodos' clásicos y -taín-


bién aquéllos que se fundan en los adelantos de la ciencia mo-
derna. No puedo hablar de estos últimos aunque ganas no me
faltan. Estoy orgulloso de haber inventado sistep1as realmente
revolucionarios. Son secreto de estado. Podrían caer en poder
de los ateos bolcheviques y ser usados en la persecución de
sus fines inhurnános. Disponemos de todo lo necesario para
cumplir nuesti'a labor. Picanas eléctricas y soplites de acetileno
bendecidos por el Arzobispo de Temnis: fotros de .tortura.·Po-
leas. Celdas electrificadas. Pinzas. Tenazas. Alambres. Látigos
en infinita valiedad Acidos. Garfios. Y otras muchas cosas
sobre l~s que debo guardar silencio. Estos implen;tentos sólo
entran en contacto con la carne de los alojaaos en rluestras
maZIQorras si falla la persuasión. Primero "tratamos de conven-
cerlos por medios audiovisuales de las bondades del Régimen.
De su equivocación al oponerse a la Luz que El encama. ~inal­
me~te les informamos que si se obstinan en persistir en el error
no respondiendo a nuestras preguntas nos veríamos en la penosa
obligación de tener que usar la coacción ,Para sacarlos de la
oscuridad en que están sumidos y hacerlos colaborar. Ven que
a los que no hablan se los azota con alambre de púa. Les son
reventados los ojos y los testfculos. Enloquecen golpeándose la
ca~eza contra las paredes metidos en cuqrtos llenos de bichos.
Saltan hasta morir al ritmo de los voltios. "Si el silencio conti-
núa se pasa a la acción._ Hablan o caen. No hay otra alternativa.
La experiencia y los años pasados en la Escuela de Oficiales
Verdugos de la Nación nos orientan sobre qué método emplear
según la edad. El sexo. La configuración metabóJ.ica. Un equipo
de biopsicólogos cibernéticos nos ayuda con, rigurosidad cientí-
fica a encontrar ·en cada caso el hombre a!Iecuado para el
sqplició adecuado. Debe ser excluida la falsa imagen que pre-
senta al Cuerpo de Torturadores como compuesto _por seres
·primitivos y desalmados. La biblioteca' de la institución está
provista de un vasto repertorio de obras clásicas universalé.~.
Alguno!; gustan de torturar escuchando a Bach -o Mozart. El
nÚmero de éxitos que se alcanza es del 81.03- "%. Cifra que
18
nuesb:o servicio. secreto afinna que es la más alta del Mundo
Libre. No contarnos con datos ael·otro lado para confrontar.
El 12:97 % resta'?te ~stá compuesto en su mayor parte por
comunistas. Nuestro corazón late con fuerza cuando cae en
nuestras manos uno de ellos. No nos encontramos frente a un
obrero engañado o un· pequeño i-otelectual burgués idealista.
¡\.llí está el Enemigo. El Mal encarnado. Un adversario de nues~
tra talla. Una conciencia lúcida contra la cual luchar de jgual
a igual. Todos se lo disputan hartos de. las claudicaciones habi-
tuales. ~e cruzan apuestas sobre si será posible romper ese si-
lencio. El 89.43 .% no habla prefiriendo la muerte. Desprecia-
rnos a los que hablan. No nos causa ninguna emoción pegarles
un tiro en el cráneo después de haberlos agotado. Nuestro res-
peto y nuestro odio es para los que mueren en su ley. Cada
fracaso aviva más los fmpetus de no fallar la próxima vez.
Amamos de tQ.do corazón. el oficio que hemos elegido. Nos es
imposible vivir sin su práctica continua. Aquellos que se jubilan
vienen a menudo a recordar viejos tiempos. Presencian con me-
lancolía largas horas las sesiones. Nosotrps les permitimos que
partidpen en ellas sabiendo que algún día- estaremos en su
misma condición. Hay que ver cómo vuelven a relucir los ojos
apagados. Como un hálito de juventud se extiende por los vie-
jos cuerpos cuando-las manos retuercen un torniquete o dan
contacto a la elechicidad. Tratamos de llegar al fondo- del Ser
con nuestros golpes. Unirnos con Dios en el frenesí y ·el odio.
Conocer la esencia de la condición humana. Llenar nuestro va-
cío de Absoluto. Digo que tratamos. Sólo la élite entre nosotros
tiene tan altos fines. Para la generalidad esta es una tarea corno
cualquier otra que brinda algunas complacencias de naturale;za
no habitual. Para la élite no. Es un deber torturar. Contribuir
a sa)var 1~ impoluticidad del Ser de la Nada que lo acecha tras
los diversos rostros en _que se enmascara. Porque salv.ando el
Ser de la Nada ya 90 es posible el Devenir que destruiría el
Orden Perfecto en qt¡~e vivimos. Soy doctor en filosofía recibido
en la Unj.versidad Católica Santo Tomás de Aquino. Mis estu-
dios e investigaciones metafísicas me llevaron a elegir este
puesto en _el mundo desde donde puedo ayudar a ~vítar la. ca-
tásrrofe ontológica. antedicha. 'Nuestro suplicio es que nunca
logramos la Palabra del Ser. Las bocas sangrantes sólo se abren
para tar)amudear nombres o direcciones. t.os cuerpos mueren
19
sin revelar su secreto. El Enigma del Todo lo esconden los
Perfectos Hijos de la Nada. Los que no hablan. Los que nos
torturan con su basto Silencio ocultándonos al Ser que en sí
contienen. Ellos. Los comunistas son los verdaderos y únicos
verdugos. Por su culpa sufrimos el vacío. Están alli duros. Fir-
mes. Nosotros desesperados rascamos en ·la superficie inútilmen-
te. El furor crece. Pero el furor es vano. Los voltios son vanos.
Los alambres se quiebran contra 1a ausencia. L_uego viene el
quedarse solos ante la carne exánime que hemos interrogado
en vano. Entonces la noche voltea sus laberintos sobre nuestros
cuerpos ahuecados. Muertos. La mayoría considera que fallar a
veces es uno de los gajes del oficio. Están bloqueados para la
trascendencia de las cosa9. No llegan a tocar el fondo de horror
de la cuestión. Para la élite es distinto. Muy distinto. Fonnan
este pequefio grupo de elegidos. De místicos de la. picana eléc-
trica. Boris. Seminarista expulsado del seminario por satanismo.
El-conde de WolH.-Arist6crata venido a menos: Torres. k quien
echaron del Partiao Gomunista acusándolo de convertirse en
delator ·policial. Renard. Poeta y literato que encontró a·nues-
h'o lado SU·'.:erdadera vocación después ·de publicar sin éxito
sus ·magnfficas .e incomprendidas Odas a la Muerte.-

Buscamos--la Esencialidad a-través <le-la destrucción. La Idea.


La momentánea eternidad del caos .. El·fin·~e la angustia ·del
Vacío. A la vez somos útiles a 1a sociedad. Como ya aíje nues-
tros esfuerzos se unen a los ·de las jerarquía~ para· rp¡mtener
el Orden y seguir conteniendo ·el Progre&o que no es nada
más que otra arma diabólica con que el Enemigo quiere demo-
ler qesde adentro las murallas de fa Ciu(4d de Dios. Sólo .eQ el
Orden quizá se -logre algún día alcanzar la Luz. La ¡._uz s6le
puede aqvenir en Occidente. .Somos hijos del Crepúsculo y
herederos del AliSa. El Alba no vendrá amontonando hierro y
ladr~11qs como pretenden )os l?lasfemos- Hijos. de lá Noche. ·El
AllJa caerá-como un relámpago en el moménto justo' y nos
elevará hacia la Luz arrancándonos de esta marea turbia en
que estamos- sumergidos. y las tinieblas que amenazan ahora
al Sol serán· arrojadas a su propio abismo.

Los elegidos que sentimos el Llamado- del Ser jamás le vemos

20
el rostro. Quiiá El nunca acceda a descender hasta seres tan
miserables como los hombres y permanezca oculto para siem-
pre. Esos destellos de Absoluto que confusamente percibimos
entre los gritos y la sangre es lo que mantiene nuestra fe en
el camino que hemos elegido y que es largo y duro. No s6lo
tratamos de llegar al Ser. También intentamos llegar a las esen-
cia~. La Esencia de la Abyecci6n o del Dolor o de la Locura.
Por orden del Gran Benefactor los espectáculos más ontológicos
son filmados para que El pueda vibrar al unísono de las pe-
Hculas como lo hace en los momentos en que visita la casa y
se entrega junto a nosotros al supremo arte que se practica
aquí.

A veces creemos alcanzar algunas esencias pero en los momen-


tos de lucidez nos carcome fa pregunta si no nos hemos dejado
atrapar por alucinaciones producto de nuestras ansias de abis-
mo. Cercanos a los límites del derrumbe nos torturamos unos a
otros. Inútil Siempre inútil. Todo en vano. Dar la vida por
ecos y sombras tal vez falsos. Y hay que seguir por el túnel
sin conocer tregua torturándQnos al torturar. Cayenao cada vez
más en el fondo de los •propios huesos.

Nuestros pechos se agitan cuando traen a un comunista. Tam-


bién se regocijan cuando nos ponen una mujer al alcance de
las garras. Quizá llegaremos a nuestro Arquetipo. Al Misterio
de la Vida y de la Muerte. Nuestro deseo es mucho más elevado
que el de los otros que las poseen antes de torturarlas y des-
pués. Vivas y muertas. No tiene comparaci6n. Las golpeamos
con ternura. Con desesperación. Con amor. Sus alaridos nos
arrullan como cuando nuestra madre cantaba canciones de cuna
meciéndonos en sus brazos. En medio de la cólera queremo~
destruir al demonio que las habita y extravía a los hombres
del camino de la redenci6n arrancándoles los ojos. Las lenguas.
Los senos. Las orejas. Destrozando sus vaginas con hierros can-
dentes. Abrazamos los cadáveres con furor. Cero. La comuni-
caci6n es imposible. Otras .veces teneblos que torturar niños
delante de sus padres para que éstos confiesen. Los cuerpecitos
mutilados tampoco revelan su secreto. Días y días sin dormir.
La obsesión por ese algo que siempre se escurre crece y crece.
Nadie nos tiene compasi6n. Nadie nos comprende. Estamos
21
solos. Definitivamente solos. Las pu~tas permanecen cerradas.
Golpeamos. Aullamos. No hay respuesta. Seguir~mos. Hasta
que Dios se apiade. Hasta gue nos muestre Su rostro.

22

Yo soy comunista. Sí. El último. Parece una broma. Que me
he vuelto loco. Tan luego yo comunista que los barri a todos
de la faz del planeta. A veces las apariencias engañan. Pero
cómo afirmar que es apariencia mi obra. Mi lucha basta el fin
contra aquellos con los que digo identificarme. Qué es lo que
falló. El plan era genial. Perfecto. Si fuera posible aniquilar
la memoria. No. No es posible.

Iluminado por la clara luz del marxismo leninismo me afilié


al Partido Comunista de mi patria y empecé a militar. Pegaba
carteles. Pintaba paredes. Vendía bonos. Repartía vola-qtes. Iba
a la cárcel y era torturado de vez en cuando, Golpeaba. Me
golpeaban. Concurría a bailes organizagos para obtener fondos
para las campañas financieras. Me alistaba .en brig~das que
nnnéa partían para if a luchar a tal o cual nación agredida por
los bárbaros imperialistas. No perdía oportunidad de firmar
papeles por la paz. Contra la carestía de la vida. Pidiendo la
libertad de los presos políticos de la Micronesia. Felici_!:ando
al primer rrúnistro de la Unión de Repúblicas Socialistas So-
viéticas al cumplir los 64 años. Alentando al glorioso ,partido
hennano de Tongolandia en su lucha sin tl'egua en defensa de
las libertades democráticas pisoteadas salvajemente por el ejér-
cito de ocupación de los agresores yankis. Hada el ~mor exclu-
sivamente con camaradas. Del sexo femenino claro está. Asi
transcurría tranquilamente rrú vida entre una finna ·y otra:. Una
paliza y otra. Una pintada y otra.

De pronto mi buena conciencia de abnegado luchador por la


paz y el socialismo se desmoronó. Me cfi cuenta que lo que
hacía no era suficiente. Que era mucho más que la cotidianei-.

25
dad militante lo necesario para que se pusiera fin sobre el
planeta al reino· de la Necesidad instaurando el de la Libertad.
La situación estaba estancada. Poco a poco los dirigentes del
campo socialista se vo~vían más y más conciliadores con los
perfi.dos imperialistas. En vez de agudizarse las contradiccio-
nes iban amortiguándose. Los pueblos bajo la garra de los
capitalistas no se daban cuenta de su condición de esclavos
de los monopolios adormecidos en el crecimiento confort posi·
bilitado por el avance de la técnica. No. No podía continuar
e.~ta situación. Era Ilecesario cambiar de estrategia revolucio·
naria ante la nueva realidad. Seguir usando las tácticas anti~
hubiera sido traicionar al espíritu siempre vivo y creador del
marxismo leninismo. En mi país sucedía lo mismo que -en el
resto de Occidente. Teníamos un gobierno burgués· de mano
blanda que con artefactos cada vez más numerosos sobornaba
el espíritu de rebeldía popular. El Partido era volcadCY pot
nefastas y crecientes corrientes liquidacionistas refonnistas ha-
éia una linea política día a clia más amarilla.

Consideré mi deber volver a atizar el fuego de 'las contradiccio-


nes tal como nos enseñan los clásicos del materialismo dialécti-
co que hay que hacer para que sea posible el advenimiento de
la dictadura del pmletariado. Basta de buenas relaciones entre
los burgueses y e1 Partido. Puse unas cuantas decenas de bom-
bas. Hospitales. Cuarteles. Orfanatos. Puentes. Ministerios. Igle-
sias. Volaron por el aire. Los explosivos que me sobraron los
'introduje junto a unos ,planes falsificados de implacable sub-
versión en casa de un afto dirigente amigo a quien inmediata-
mente delaté a la policía. Esta allanó su domicilio y los bur-
gueses ante la magnitud del inesperado peligro que se imagina-
ban correr comenzaron una fe,i'oz represión que trajo las res-
puestas violentas de los camaradas que yo deseaba que se pro·
dujeran. En los paredones blancos eran baleados de· a gruesas
los comunistas. Ya ,serían vengados eso~ mártires del fascismo
cuando reaccionando el pueblo se uniera alrededor de su plll,tido
de vanguardia y tomando el poder levantara los paredones
rojos donde exterminaríamos a los enemigos del ·Sol

La repercus~ón internacional de los acontecimientos fue favora-


ble pues llevó a un cierto enfriamiento en las relaciones entre
26
los bloques. Por la delación fui condecorado. y me dieron en
agradecimiento un importante puesto en el servicio de repre-
sión política. En la ceremonia en que se fue prendida la medalla
e impuestos los grados yo reverltaba de risa interiormente. Si
supieran los pobres infelices cómo los actos q_ue había provocado
los llevaríar a su destrucción. Ascendí rápidamente por el celo
puesto en las tareas encomendadas. Al cabo de unos pocos
años me nombraron jefe de la repartición pues el puesto quedó
imprevistamente vacante. A mi antece~or lo disgregaron los
camaradas con una gn.nada. En su entierro pronuncié un feroz-
discurso anticomunista en el que prometí ser el dpble de impla-
cable que él con la barbarie. roja. Mi júbilo no tenía límites.
Habían eliminado a esa bestia sanguinaria cebada con la sangre
de los humildes. Perfeccioné la organización a mi mando y los
métodos represivos por ella usados. Se abrían las bocas que
tartamudeaban nombres de otros que abrían 'ti. su vez las bocas
1
que. Me sentfa un plasmador de la Historia. El más grande
bolchevique vivo. Una nueva forma de hacer la Revo1uci6n
empezaba a ponerse en marcha. Primero haría que reinase la
faz negativa de la dialéctica social para qu.e luego la positivi-
dad_ proletaria estallara desde dentro de ella y destruyéndola
pusiera fin a la alienación burguesa con la instauración de las
masas trabajadoras. en el gobierno.

Mis camaradas morían insultándome y escupiéndome en la cara.


No podía expresarles cuánto los amaba. Qué dolor verlos apa-
lear. Verlos agonizar con un balazo en e1 estómago. Hubiera
querido acercarme a ellos. Explicarles. Que comprendieran.
Pero nó había lugar para el desfallecimientp, La Revolución
ante todo.

Me di cuenta que para alcanzar mis ocultos fines debía rebasar


el marco de mi patria fundando un movimiento ultrareacciona-
rio de carácter internacional capaz de producir la reacción que
,esperaba de los pueblos del mundo. Así como luego de derro-
tado el nazismo el socialismo se extendió hasta abarcar una
tercera parte de la humanidad después de ser derrotado mi
movimiento se extendería a ella entera. El mundo entonces
viviría en adelante feliz en el único orden racional 'y justo. El
comunista. Cuya divisa iba a ser. De cada uno según sus posi-
bilidades. A cada uno según sus necesidades.

En el Occidente desesperado y carcomido mi doctrina de re-


dención fue el clavo ardiente al que se .aferraron los burgueses
fanáticamente y en q1ontón. Luego de tornar el poder en mi
país mis disdpulos se apoderaron del gobierna efe ~s princi-
pales naciones en donde aún subsistía el degenerado capitalis-
mo. La doctrina sobre la que cabalgué hasta ser proclamado
Emperador de Occidente era sólo una exasperación de "todas
las reaccionarias anteriores manipuladas para fines propagan-
dísticos con los últimos adelantos de la psicología de masas y
el materialismo dialéctico. La humanidad marcha hacia la noche·
roja impulsada por las irracionales fuerzas de la infraestmctura.
No debemos dejarnos arrastrar. Somos Hombres. Libres here.
cleros de Occidente. No robots. Amamos nuestro caos. Nuestros
errores. Injusticias. Miserias. Grandezas. Este es nuestro clima.
Hemos nacido y vivido en él. Podrán hablar de hormigueros
estériles y perfectos. Podrán hablar del aumento de la produc-
ción de yeso de Ucrania. Es inútil. Ya tenemos pulmones. No
nos harán volver al mar. Lucharemos hasta el fin contra la
unifonnidad monocromática que nos quieren imponer. A ellos.
A ellos. A incendiar sus ciudaoes. A matarlos junto a sus muje-
res y sus hijos. La sangre llama a la Rebelión sin Fronteras. La
sangre llama. Occidente responde. Sus vástagos ávidos de tinie-
blas e Infinito asuelan las tierras extranjeras.

Aparentemente el cumplimiento de esta ideología era hacer


dar a la Historia una vuelta de 1809. Yo pensaba al llevarla
hasta sus últimas consecuencias prácticas que diera un giro de
3609. Es decir afinnar la marcha de la humanidad hacia el
comunismo. Pero los comunistas se replegaban. No contesta-
ban a las absurdas provocaciones y masacres de pueblos
indefensos nada más que con golpes fallid~s y amenazas de
guerra ~t6mica que nunca se animaron a cumplir. Retrocedían.
Reqocedían ante el furor de las falanges nihilistas fanatizadas
con la criminal y monstrUosa ideología por mi inventada. Los
marxistas que quedaban en los países bajo nuestra férula eran
exterminados sistemáticamente y a los del otro lado ya les
Habíamos tomado algunos baluartes territoriales. Pero cuándo.
28
.Cn.állPO.r,eaccionar.ían.los
. camar~das del Kremlin. De Pek;ín. De
Yu~oeslaVia.Cuándo reaccionarfan las masas para aplastar al
caduco y envilecido Occidente cuyas huestes iban por doquier
sembrando la muerte y el terror.

Un...ctt!rttifi.co,_ iuvt:utó_el f!.I"Jlla,.a."Eis.oluta ..Sin t~mor _a r.epresaliai


y_a..era.ppsible barwr todQ Priente y dejar de él.nada más qu~
un~. ddga.Qa ca.pa_ de yidrjo.

Tr~té.de frenar el proyecto. ,N"o lo logré. Había. prendido de.-


masiado mí prédica de acabar.,con la peste. bolchevique total-
mente de la forma más rápida y eficaz que estuviera al alcance.
El engendro puesto a funcionar rebasó los esquemas ·de su
creación. Ya no pude controlarlo a pesar de la gran cantidad.
de artimañas que:usé:para trablll'· su marcha lógica·.

Una;rnañana- sucedió lo inevitable. Los .electroimanes Tadiotb:.


nicOS/..apuntaron-;a-..0,rient6l·y S. después ·nada\ quedaba ·deL
Campo Socialista. Nada.no. Vidrio.

En.~l re{'t());ciel·.mundor•hubo:.gr.andes fiestaS'. Tedeums. Júbilo:


El Malt..había .sido :vencido. Los- electroimanes--siempre-en guar.•
dia~uidarian ... que ·su. derrota- fuera. etemat-Mientras ·los•fuegos.
amficiales. coloreabaf1. alegremente la cámaJa•imperial YO< gemia
sob:re-.,el Ieeho... golpeándome--la cab~za. conk.a ·Ios,.barrotes :de
oro- y. ébano. ·-Alreáedor mio estaban esparcidas las fotos toma~
das por los radares visores de las ciudades· y-..praderas donde
hasta hace muy poco construían y reían los forjadores de la
Nueva Sociedad.

En Occidente no quedaba ni un comunista. Recorrí las prisio-


nes. Los últimos habian sido inmolados ante mis estatuas para
festejar el Triunfo. Horror. Mi culpa era tan enorme. Me
rebasaba tanto que no podía ni sentirla ni abarcarla. Cómo
definir mi profunda tenebrosidad con palabras. Con ideas. Yo
el perpetuador de la Noche. El asesino del Sol. El marxicida.
Pensé que quizá lo que pasaba era que esta faz de la dialéctica
aún no era absolutaxpente negativa. Subsistfa un rojo sobre el
planeta. Yo. Me suicidarfa. Entonces todo. sería absolutamente

29
negro~y. recién podría estalla( Ia luz y acaoar con la pesadiUa
,creada por !nf.

Pero me detuve eón el .dedo ya 'en el gatillo y el cañ6n de la


pistola apoyado en un ojo. Quizá- no. pasara n~da de eso. Quizá
mis concepciones y planes habían ~ido eN6Qeos y .s61o había
jugado en contra de mis verdaderas ideas desde el principio.
Por lo tanto y& np era comunis~a. t'J' o había sid9 .nunca comu-
nipta. Sino 16 completamente· inverso. Et piso se terminó -de
abrir y en vano 'traté de no ser tragado. La d,ialéctíca. La I}ega-
tividad, Las contradiccioneS. Marx. b.Js cuadros estadísticos.
Los slog!lns. I:.as banderas rojas. Todas _mis• ilusio'ne~ flotando
rotas en·un mar 'de absurdo qúe se las tragaba. Qué cansancio.
Aún me ·quedaron energías para decidir no permitir que la
humanidl!_d sufriera de la eterna cond~ná de tiniel;llas 11 que
la había enlado yo. El Régimen qlJe fwtdé es demasiado sólido
como pará caer algnna ·vez: Está basado en una nueva lógica
estáti,ca e 'indestructible. La oportunidad hi~tórlca qel .comu-.
nismo ha pasado. ·ya p.ada vale la peqa.

He hecho'enfocat'los electroWanes radiotónicos a 'lo"que resta


del mundo. Pronto stf acabará todo. No habrá más alienaciones ..
M~ sufrimientos.,Ahora creo comprendet que el Reino de la
Libertad es, el Rein9 del No Ser.· :O e las llanuras·- de crisfal. La-
luna se contemplará el J>álido rostro por primera vez y por .e!
resto de la eternidad lo ~odr4 seguir haciendo. Espacios silen-
q,i6sos. Vacios. Congelados.

30
No por favor. No aparten las miradas de est~s lineas porque
las crean escritas por·· un degenerado. Concedan unos minutos
de tregua. al odio y ellas¡ les explicarán la Verdad aunque, yo
ya no exista. Entonces me salvaré a gavés de sus conciencias.
La _muerte sería más soportable sabiendo que voy a ser resca-
,tado ·a.posteriori No. Nunca nadie las leer,á. Estoy condenado.
Pero quizá. Escribo.

Porque ~stedes tienen que creerme. Deben -creerme. Yo nunca


fui 'un ser vil y abyecto. Yo no. soy ese m_ónstruo que retratan
con ferQcidad en ]a prensa amarilla. Ni el que las madres temen
cuando aconsejan .. a sus:hijos huir de los extraños. Yo era un
honrado, trabajador nocturno cuando la desgracia me ~ligi6 para
cebarse. Antes había sido empleado de banco. Después me hi-
ce sereno huyendo de las complicaciqnes. De la rutinaria mono-
tonía de las oficinas: Paseando de noche por los pasillos- de la
fábrica recitaba yersos a las máquinas silenciosas. Mi voz cundía
por los ámbitos multiplicángpse en frag~entos de ~cos. Tenía
novia. Era. Soy humano. No una bestia sedienta d.e niños.
~ura no me abandones después de muerto a las garras de las
fieras de portafolio bajo el ~razo. Guárdame en tu conci,encia
tal' como me veías cuando bogábamos en una barca por los
lagos·.azules del sur.• Yo no tuve -la culpa de la violación y el
asesil}ato de esas dos- pobres criaturitas. La primera V(}Z no fui
yo. La segunda s1 pero. qigR;D pór qué. Escuchen. No me
peguen con las lebguas. Ft1;e muy distinto de lo que piensan.
Laura óyeme. La segunda sí. Les tengó que explicar. Fue nece-
sario _para cosas como rest~urar el equilibri~ del mundo_ Per-
dón. Eero no debo pedir perdón. No soy r~sponsable. Los otros
p:~e enpujaron. l>edir perdón seria reconoc~r que estoy man-

33
chado. Soy límpido. Transparente. No. No me miren. Fui
demasiado lejos. No soy tan puro. Quizá no pueda soportar
las miradas. Codicié a mi madre. Me masturbaba 2 veces por
día. Robaba teléfonos públicos. De qué hablo. Eso fue antes.
Todos lo hacen. Mucho tiempo atrás. Era puro a pesar de ello.
Tenía novia. Se Hamaba Laura. Nos amábamos mucho. Mucho.
Me escupió al rostro después de. Ya pensaba que na iba a
creer las patrañas urdidas contra mí. Las creyó. Solo. Estoy
solo. Las multitudes no dejarán de odiarme nunca y me tirarán
al tacho del olvido mancülado y roto. No quiero. Me opongo.
No. Pero empecemos desde el principio. Aclaremos esta resaca.
Despacio. Sin apurarse. Lógicos y racionales. hasta el fin. Eso
es.

Estaba en mi trabajo tarareando un tema del primer movimien-


to de la Sinfonía NQ 40 K. 550 de Wolfgang Amadeus Mozart
cuando sentí acercarse las sirenas policiales. Pensé. Ahí van los
esforzados guardianes del orden a reprimir como es debido
algún hecho delictuoso. Les deseé de todo corazón éxito en s.u
'I'usta empresa. El ruido de los motores se detuvo delante de
a fábrica. Oí fuertes golpes en la puerta. Quedé sorprendido.
Es que acaso algún elediento -antisocial había logrado pene,trar
sin que lo notara en el recinto bajo mi custodia para cometer
quién sabe qué fechoría. La sorpresa aumentó cuando al abrir
llovieron sobre mí los insultos y los golpes. Me metieron en un
coche celular a empellones. N o entendía nada. Los pedidos de
aclaración sólo lograban hacer arreciar las vejaciones. Yo era
inocente. O es que había cometido algún crimen sin darme
cuenta. O acaso leyeron en mi mente abominaciones. Pero cómo
podrían haberlo hecho. Yo era inocente al menos en apariencia.
Eso era lo único seguro. Ya en la comisaria me bajaron sin
dejar de descargar trompadas. Allí me enteré de los cargos.
Del cargo. Culpable de vejar a un niñito y asesinarlo. Me na-
bían visto con el susodicho ofreciéndole caramelos y luego
encontraron en un baldío cer,cano a la fáblica fragmentos en-
sangrentados de sus ropitas. Cuando más alegaba no tener
nada que ver con el crimen más puñetazos y motes h~illantes
recibía. Comenzaron los interrogatorios. Una sola pregunta
siempre. Dónde estaba el cadáver. Horas y horas bajo la luz
blanca. Blanca. Blanca. Golpes. Patadas en la ingle. Felicitacio-
34
nes' por mi resistencia y promesas vehementes de quebrarla.
Dfas y dfas. Pedía clemencia. Me arrastraba pidiendo clemencia.
D_ientes rotos. Degenerado de porquería. Sangre saliendo de
las heridas y tiñendo el piso de violeta. Monstruo sádico. Dos
costillas rotas. Una vértebra salida. Parálisis temporal del brazo
izquierdo de cuando me metieron los dedos en el enchufe.
Pérdida de visión del ojo del mismo lado a consecuencia. de
desprendimiento de retina. Al final se cansaron y me dejaron
en paz. Estab,an asombrados. Ningún asesino había soportado
tanto Sín decir lo· que le pedía~ que dijera.

Iba a juicio. Fue muy difícil encontrar quien osara defendenne.


Lef los diarios. Mí nombre era apareado a epítetos que com-
petían en querer reflejar más cabalmente la profundidad de
mi abyección. Fotó"s del ro~tro del repulsivo sujeto con rayitas
blancas atestiguaban que la ciencia t,¡unbién estaba en su con-
tra. Ojos de obseso sexual. Frente de esquizofrénico. Labio
superior típico de los asesinos natos. Orejas que sólo los sádicos
pueden tener. Cómo dudar un segundo de su culpabilidad. Mi
culpabilidad. Durante el juicio hubo que desalojar ~a barra
varias veces pues los asistentes no cesaban de insultarme y
rompían periódicamente los cordones policiales tratando de
ünchanne. Ese niñito de cuya muerte y (¡íolacíón me hacían
responsable era hijo de una vecina del barrio donde estaba la
fábrica. Siempre lo veía. Tenía por costumbre hablar con él y
nunca me olvidaba de llevar caramelos para regalárselos. Adoro
a los niños. Con Laura pensábamos tener una docena. Ahora.
Me detendré un momento para darme la cabeza contra- la
pared.

Prosigamos. Pero yo no había hecho esa barbaridad. No. Cómo


iba a hacerla. N aci y fui educado en un hogar hwnilde pero
honrado. Creia en Dios: Estaba bautizado. Iba todos los do-
mingos a misa de 11. Allí conocí a Laura. De mi pecho .pendió
siempre un escapulario hasta que me lo arrancaron en la
comisaría.

El fiscal acusando desplegaba sus dotes de orador con minu-


ciosa ferocidad. El juez asentía con la cabeza. Mi supuesto
defensor ejercía mecánicamente su oficio sin convencimiento
35
alguno. Pero el cuerpo no pudo ser eneorlt:rado"y no aparecien-
do el cuerpo no es posible condenar a nadie. Además fue impo-
sible determinar si la sangre que manchaba los fragmentos de
ropitas era la de la presnnta víctima y otros detalles secunda-
rios. Se le veía la contrariedad al juez cq_ando tuvo que dictar
sentencia absolutoria. Las multitudes -frustradas esperaban
afuera para desgarrar en pedazos al Mal objetivado en mi
persona.

Cuando traspuse al fin libre las puertas del palacio de justicia


la avalancha me cayó encima y reviví las sehsaciones sufridas
en la comisaría .. Me arrancaron semidestrozado de las garras
de la turba. A pesar de que en el hospital fui atendido de mala
gana sobreviví. El alta. La turba. Otra vez al ·hospital. No
publicitaron la segunda alta para evitar nuevas alteraciones del
orden público. Pero además no corría peligro inmediato. Mi
rostro estaba tan deformado ya por los golpes que era casi
irreconocible. Salí a la calle. Con la pierna que aún me queda-
ba caminé apoyándome en un par de muletas. Lo primero que
hice fue ir a visitar a Laura. Se puso a gritar y me cerró en ·la
cara la puerta de la casa que se babia comprado .con lo que
lo pagó -un diario para que pennitiera ·pubhcar en sus páginas
una serie- de artiéulos bajo el titulo Memorias de la Novia de
un Monstruo.

Con que todos-- me odiaban, Con que ya me era imposible


volver a insertanne en el mundo. Con que la 'verdad no rriwúa-
ba siempre como me habían enseñado y el ser inoc~nte 'no
demostraba el no ser culpable. Las pagarían. Iban a tener un
monstruo auténtico. La :írtjusticia de que era objeto desequili-\
braba al mltndo en mi contra. El equiliorio sería restaurado.

Compré barba y anteojos negros. Un anochecer recorrl cuadras


y cuadras a la búsqueda' ~e una pequeña víctima. Mi elección
recayó finahnente sobre una muy bella niña rubia de ojos
verdes. La atraje a un baldío y la vejé sistemáticamente. Sonreía.
No chillaba y lloraba como se supone por lo común que hacen
los 'chicos en estas circunstancias. Les juro que sonreía. Pensé
perdonarle la vida y huir con ella a una isla desierta donde
toda aquella maravilla continuara. Pero no. Debia cumphr mi
36
propósito. Uega.r tan bajo como bajo me habían enrostrado que
habia descendido. Llenar los oontomos de mi acusaci6n. El
Ser entonces se adecuaría a las conciencias y yo estaría venga-
do. La estrangulé. Besé sus pálidos labios rosas por última vez
y partí.

Días y noches vagué por la ciudad., Me parecía que nada tema


ya importancia. Sabia lo que vendría. Estaba del otro lado. Por
fin me atraparon. Confesé sin reservas y recibí los consabidos
insultos y golpes con indiferencia. Tenían nuevamente la opor-
tunidad de adoptar el papel de indignados padres de familia y
descargar su sadismo sobre alguien. La cosa en última instancia
resultaba aburrida por lo repetida. Hubo tentativas de asaltar
·¡a cárcel. Histerias colectivas. Un nuevo juicio. Traté de expli-
car mi inocencia. Cómo ellos habían empujado mi puñal al
crimen. Me declaré No Culpable.

Visto la gravedad del caso y la falta de arrepentimiento y


géneral cinismo del reo el jurado decidió condenarme a-morir
enterrado vivo. No parecían alcanzar de castigo la silla eléctrica
o el garrot~ vil. Todos consideraron justa y racional la decisión.
Al lado de mi cadáver encontrarán estas notas. ·Por supvesto
las qu_emarán o las meterán en algún archivo olvidado. Nunca
el mundo sabrá la Verdad.

Tengo sed. Hambre. Frío. Surcan las paredes rastros de sangre


de mis dedos desollados. Ya van 7 dias. Los residuos de mi
cuerpo infectan la ahnósfera. A veces el rostro de alguien espfa
por el respiradero puesto para que la muerte no sea tan rápida.
Le grito mi inocencia. Le pido que me oiga un momento. Las
caras desaparecen. Vuelvo a la soledad. A- arafiar las paredes
y escribir esta crónica absurda.

Voy a morir dentro de poco. Inocente. Culpable. No culpable.


Déjenme tranquilo. No me persigan. No continúen aniquilán-
dome después de muerto. Yo .no soy ese monstruo que imagi-
nan. Yo estoy lejos. Siempre fui bueno. Era sereno de una fábrica
y un día. No. No es cierto. Cuatro paredes grises. La rendija
del aire ..No quiero morir. Si. Si quiero morir. Basta. Soy

37
inocente o sea soy culpable. Perdón por haber nacido. Padre
por qué me has abandonado. El fin se acerca. Quién soy. Qué
es todo esto. Comprendan.

38"
Esa mañana al despert.ar senti el peso de la éulpa. Un plomo
dentro del pecho. Una fuerza que empujaba ·nacia abajo y
despertaba perentorios deseos de doblar las rodillas y pedir
clemencia. Atribuyendo el hecho a factores fisiológicos tragué
un analgésico. Fui a tomar el desayuno. Ya sé que soy indigno
pero por favor .mamá. perdón. Qué te p~a. Po~ qué ese pedido
de perdón. Eres un hijo modelp. Quién no lo sabe. En la calle
las perspectivas. Las luces de los semáforos. Las miradas de las
gentes. Todo me acusaba remarcando mi culpabilidad. Qué
norror. Qué sombra opaca en las entrañas.

·Llegué a la oficina. Tras los saludos entrevefa.sordos reproches.


Pedí audiencia con el jefe. Me inclinil dela,nte suyo con humil-
dad rogándole que no me concediera el ascenso prometido pues
yo era inepto liasta para desempeñar el cargo actual Que lo
más justo sería que fuera rebaj¡¡tao a peón de limpieza dando
mi puesto a otro más apto. Bj.6 de la supuesta broma y me
despidió con unas carpetas bajo el brazo. No tuve el a¡trevi-
miento de insistir temeroso de que la osadía aumentara aún
más la violencia de los fiscales. Estoy dispuesto a todo. Estoy
herido y las puertas no se abren. Expliquen' qué hay que hacer.
No me dejen solo abandonado a las bestias Clel remordimiento.
Enciendan fuegos. Griten para que pueda orientarme. Digan
de qué soy culpable. Por qué me acusan. De qué me acusan.
Quienes me acusan. Duros ojos clavados. El cáncer dentro. Me
humillaré hasta donde quieran. Expiaré las faltas cometidas
como ustedes digan 1 Pero hablen. Hablen.

Fui a una iglesia. buscando alivio. Calor. Protección. Olvido.


Que Cristo me acogiera bajo su manto y extrajera ese aceite

41
negro que me ahogaba la sangre. Siempre había ofdo deci¡; que
Dios lo puede todo. Entro al templo caminando de rodillas. La
cabeza gacha. Las manos juntas. Me acerco a un confesionario.
Se abre 1a puerta. No es Dios. Es un hombre. En vano le hablo.
En vano me absuelve. La certeza de la Culpa sigue clavada.
Huyo. Recorro las calles. Entro en un bar. Borracho empiezo
a hablar con otro borracho. Le pido perdón. Qué me perdone
en nombre de la humanidad. No comprende. Lo golpeo. Cua-
dras y cuadras. La acusación en todos los r6stros. Las bocinas
que suenan al pasar pregonando mi bajeza. Recorro la memoria
buscando los espantosos pecados que debo haber cometido para
que la conciencia muerda tanto. No hallo nada. Sóto huecos.
Acciones habituales. No importa. Lo mismo hay que expiar. El
peso de la Culpa confirma su. existencia. Con un látiso en la
noche me deshago la espalda. Paga. Paga por tus bajas-acciones
que han ofendi~o la estabilidad del mundo. Miserable. Bazofia.
Y aún pretendes ignorar las atrocidades que perpetraste. Castí-
gate aunque ni todo el cont~nido de tus veílas podría saciar
nunca a fos ángeles de la venganza. El suplicio no acalla las
preguntas. Quién me acusa. De qué. Hacia dónde voy. Qué
es todo esto.

No saldré del cuarto. Ayuno. Látigo y más látigo. Las paredes


cubiertas de sa;ngre. Días y días y días. In,_útil. El o los que
me condenan no se dignan otorgar perdón. Ni siquiera logro
indicios de su identidad. Las oraciones y las blasfemias profe-
¡idas con terror contra todas las potestades y dioses de que
tenga conocimiento no obtienen respuesta.

Abandoné la celda. Salí a encontrar al que me había sumergido


el alma en la densidad de la angustia. Compré una pistola.
Maté un gato. Disparé a las nubes. Iba entre la multitull A~e­
sinos. Culpables de mi Culpa. No la van a sacar barata. Un
ascensor. Un señor común y pedestre· repres~ntaci6n vívida de
mis fiscales. Voy al 79. Si. El era como podía se:r cualquiera
de los otros. Cayó. Su mirada simuló asombro. Cíniyo. No hay
piedad para quienes no tienen piedad. Pero sólo había elimina-
do un par de ojos. Me di cuenta que quedaban muchos más
para desgarrarme. Si matara a un bípedo de esos que me acosa-
ban cada 5" considerando que la población de la Tierra es de.
42
Hay que tener en cuenta además que en algún momento deberé
descansar por lo que. Es claro ,que para un trabajo eficaz y
rápido están las bombas H. Dónde. Cómo conseguir bombas H.
Más fácil sería comprar bombas A en desuso pero. O no. Quizá
no eran ellos. Entonces quién. Quién. Dios. El Diablo. Algún
arcángel aburritlo. Me torturan sólo para divertirse o yo he
hechO algo realmente terrible. Si al menos supiera.' Tuviera
una idea de lo que se trata. Incluso así las expiaciones podrían
ser regimentadas más lógicamente de acuerdo al carácter de
la falta y la potencia encolerizada.

Mercurio en la sangre. Sed en los ojos. Caída. Lento aplasta-


miento. La Culpa sin fr~mteras. Infinita. Cómo escapar del
circulo total de cuatro dimensiones que me encierra. Yo aden-
tro. Adentro de la Culpa. Golpeándome contra las paredes
transparentes. Afuera los otros mirando. Señalando. Acusando
sin piedad. Riéndose de los torpes e inútiles intentos de huída
del e:\-b.·año espécimen que les sirve de felpudo. Cómo h.acer
para que esto acabe. Para sepultar por completo la memoria. o
destruir todo lo otro. Para poner el punto realmente final.

Cuántas veces más hay que humill.arse. Cuántas genuflexiones


más 'hay que hacer ante los dioses del populacho para que nos
olviden y nos dejen tranquilos y dejen de perfectivizarnos.
Deformarnos. Masturbarnos. Violamos. Arrastramos. Hablo de
la Culpa queriendo olvidarla. Queriendo no sentirla. Es inútil.
Por más que los sepulto hondo los cadáveres vuelven a la
superficie y siguen condenándome con furor. Todos absueltos.
Todos limpios y libres. Menos yo. Yo. Perdón Di()S mfo. Perd6n
madre mía. Perd6n ángeles. Seres. Cosas. Perd6n que no aguan-
to más. Las invocaciones fallan. Nada traspasa el espesor del
vacío volcado en los huesos.

Creí que debía realizar actos positivos para redimirme. Saqué


del banco los ahorros y los distribuí entre los pobres. El Mmo
sigue. Cuidé lepros()S. Besé llagas purulentas. Inútil. Recorro el
mundo. Me an·odillo ante los altares de todas las deidades que
se cruzan en mi camino pidiendo clemencia. Observo cuantos
ritos expiatorios tenga noticia. Cero. Descubro de pronto que
las condiciones alienantes de vida en el_.,régimen capitalista
43
producen mi mal metafísico. Capitaneo una rebeli6n de negios
en el Africa contra los blancos .. Triunfante hago masacrar a los
extranjeros que no alcanzan a huir y proclamo ht República
Popular. El sentimiento de culpa nu cedé y asqueado traiciono
a los negros entregándolos otra vez a sus antiguos runos. Huyo.
Todo igual. Ninguna acción redime. Nada salva. La búsqu!!da
continúa. La b~squeda incesante salpie:ada de asesinatos cuando
la angu~tia se hace insoportable. Me entrego a los soldados.
Me mutilo par,a ganar apuestas imbéciles. Corrompo niños.
Tomo drogas. Luego de unas horas de frenesí otra vez: la parrilla
lenta.

Por fin lo supe. No debo escapar a mi Verdad. La Culpa se


adaptó a mí totahnente. Yo me adapté' a Ella por entero. Simbio-
sis. Encarnación. Soy quie~ la lleva sobre, los hombros para
que no aniquile a la humanidad. Soy la misma Culpa. Soy el
Elegido. Debo estar orgulloso. Me escogieron a mí entre todos
por ser como d~be ser una víctima destinada a aplacar Ja, cóle-
re del Infinito por la absurdidad de los hombres. Pmo. ·Inocente.
Nacido sin mácula; Mi destino es éste. No flaquear. Llevar la
cruz hasta la consumaci_ón del Sacrificio. Soy feliz. No. No soy
feliz. Déjenme tranquilo. No quiero ser el Elegido. Quiero ser
como los otros. Como era antes de recibir la· Misión. Siento
'terror. Ya no es posible retroceder.

Tenía que escoger un S!J.Cesor para pdder morir en paz luego


de transmitirle el Peso de la Culpa. Mi discípulo. El pr6ximo
Justo seguir1a portándola para que no se derrumbara. sobre los
hombres. Pedí a Dios que guiara mi 'man<?. Mi mano indic6
un jovencito. Era rubio. De. ojos azules, Lo rapté. Traté de
enseñarle el papel que debería desempeñar en la lucha de los
dioses y los hombres por el mutuo exterminio. Me decía. Loco.
Loco. Me amenazaba. En vano le hablé de la Trascendencia.
De sus obli'gaciones ontológicas. Lo insulté. Lo golpeé. Lo violé.
Eri un acceso de furiá ante tanta incomprensión -las manos se
cerraron sobre su garganta. Me deshice del cadáver arrojándolo
a 'I¿Il baldío.
Había estado equivocado. Yo era el último Justo. J?espués de
morir la humanidad alcanzaría la Plenitud. Todos lifires. Todos
44
felices. Junto conmigo "enterrarían a la Noqhe. Tan ·luminoso
porvenir para los-hombres no debía aplazarse un momento más
aunque yo tuviera que desaparecer de inmediato. Fui a enr,e-
garme a la policía. Le$ ·dije que era el cul)?abl~ absoluto ae
todo lo cttipable. Que me ejecutarfln y senari salvos. Rieron.
Confesé crímenes. Expliqué el sentido y la necesidad impera-
tiva de llevar -a cabo mi inmolación pública- cuanto antes e
informar a los 4 rumbos la buena nueva de la cercana reden-
ción. En el manicomio en vano· trataron de desviarme de mi
caminO· con argum~ntos que no tenÍan nada que ver con nada
o mediate la violencia de los shocks. Realmente los psiquiatras
sabrán mucho de psiquiatría pero no tienen ni nociones elemen-
tales de Metafísica. Celosos guardianes del ténnino medio y
la. mediocridad usan las violencias como cualquier vigilante
contra los que se resisten a ser esclavos del mundo. Simulé
aceptar todas las fruslerías que. querían que pt;nsara luego
de convencerme que era inútil tratar, de abrir sus estrechos
cráneos a c~nceptos distintos de los rutinarios. Me dieron de
alta convencidos que la tuerca podría encaja.:r otra vez en el
engranaje. Habían pasado 7 años.

Nada cambió. La culpa sigue pesando sobre rrú. Soy libre.


Podré liberar al mundo. Fueron inútiles los obstáculos puestos
en mi camino por las potestades nocturnas interesadas en pro-
longar la desgracia del hombre. Ahora a inmolarse de una buena
vez. Mi mano será el verdugo. El juez mi mente. El reo mi
cuerpo. Todo está preparado. Miro a través de la ventana.
Después vendrá la Claridad. La condonación de las deudas
ontológicas. El Reino del Am9r y ·¿e la Luz. No más barro. Ni
dolor. Ni deseo. Ni.caída. Yo r~dimiré al Cosmos. Yo. Sólo yo.
Apártense. Déjenme paso. Así está bien, Coronas. Flores. Dis-
cursos exaltando mi recuerdo. La gloria. Las estatuas. Tengo
miedo. Aplazo el momento. La Culpa sabe de su próximo fin
y roe más -desesperadamente aún que nunca. Roe. Roe. Morirás.
N o podrás ~eguir ya tu labor destructiva entre los Hijos de
Dio~.

Animo. Así. El cañón apoyado en la nuca. La soga al cuello.


Los· de~os metidos en el enchufe. La hoja del cuchillo lista
para clavarse en el pecho Dentro de. 43" el mecanismo funcio-
45
nará y Au Revoir. Mis últimas palabras són. Tomad nota
historiadores. Yo Supre¡;no Libertador os digo que esto es lo
que

46
••
Soy Dios. Atrás. Déjenme tranquilo. No me importan sus
pullas ni sus empellones miserables chiquillos. No me importa
que roben las monedas que arrojan al sombrero y haya,n ·hecho
desaparecer mi armónica y acostumbren a perseguirme arrojan~
do piedras. No lograrán que reniegue de la alta condición a ].a
que pertenezco. Ustedes no existen realmente. Sólo .yo existo.
Ustedes fio son más que somh:as de, sombras de mi fulgor.
Soy el Sol La Luz. Qué cómico ver ~ los otros agitarse vana~
mente. Y saber que siendo yo Dios ellos soJ:! sólo una mera
sucesión de ceros. Nada que no sea la nada puede escapar
a la totalidad de 'Dios.

Los inxento para divertirme. Si supieran la Verdad. Leo los


diarios. Asaltos. Revoluciones. Discursos. Piedras fundamenta·
les~ Me ríÓ ·de Pensar lo que pasaría si viera-q los hllos que los
unen a mis manos y se diera~ cuenta,_ de que no son sino titeres
a merced de ellas. Si les mostrara los textos de lo que van a
decir al segunpo siguiente. Todo lo sé. Todo lo abarco. El po~
der que detento es sin fronteras. ·Con s6lo ~over la oreja
izquierda los terremotos y las mareas sepultarían las ciudades
y el sol se. derrumbaría sqbre Jas atónitas cabezas. La humani-
dad adorándome y pidiendo clemencia delante de mis efigies.
Peto no quiero hacer vanas demostraciones de fuerza y sólo
me producen repulsión los posibles "e imperfectos cánticos
rituales d~_Ios robots de carne y huecos.

Prefiero seguir jugando . el juego de rey disfrazado que se


mezcla con el populacho. Me diyierto cuando me insultan.
Cuando me escupen. La broma CÓsii'\ica. La Nada tratando de
humillar al Ser. Qué ridículo, Creyendo mancillar su resplan-
dQr con vanas gesticulaciones. Rio de esos muñecos absurdos.

49
Los dejo hacer para que mi gloria aumente ante su impotencia
de opacarla. Para que mi brillo luzca mejor en contraste con
la oscuridad que encarnan. No hay nada más perfecto que yo.
'No hay grandeza de grandor más grande ~ue la mía. Fue un
largo camino llegar a tomar dialécti~eJ!te conciencia de la
Verdad del Ser. Es decir de mí. Es decir de Dios. No me
interesa que los otros sepan mi magnificiente Historia. Ellos son
para mí nada más que objeto de risa y tlesprecio. La recuerdo
para solazarme en mi fuego. Para arder íntegramente de amor
a mí mismo. Sólo la adoración de Dios satisface a Dios. Yo
Dios me hablo. Me escucho. Gozo de mí. Canto a la Infinitud
que Soy.

Antes no sabía nada. Era un doctor en leyes joven. Culto. In-


quieto_. Lleno de ambiciones. No me daba cuenta aún que no
era un trozo de tinieblas como las 0tras sombras que se agi-
taban alrededor. Que ellos y el· creerme como ellos sólo era
parte de una imagen alienada de mí mismo, Fue necesario
que esa cáscara se desintegrara para que pudiera ·comenzar
el proceso de la autoasunción de mi divinidad. Tenía que ser
arrancado de la alucinación del mundo para que dejando de
No Ser aprendiera a Ser. El Destino. El Dios vivo que en mí
latía. Los manes de las contradicciones hicieron que el hecho
se produjera. Durante la guerra con Tongolandia una granada
estalló en el tanque que conducía. Me tuvieron que cortar las
piernas. Quedé contrahecho y tuerto y ya no podía rnanéjar
bien las manos. Las premisas infraestructuralru para la toma
de conciencia de mi divinidad estaban dadas.

Volví a casa. Mi mujer no pudo evitar una mueca de asco al


verme entrar empujado en la silla de ruedas. Imposible que
tratara de acostarme con ella. No quiso de ninguna manera.
Hube de retomar la sagrada costumbre de la masturbación.
Sagrada porque en ella Dios halla placer y se goza en Dios. Me
fui encerrando en mi propio yo y lo fui descubriendo. En mi
estaban los océanos y los castillos. Las princesas y los drago-
nes. La luna y el sol. Los diamantes. La aventura infinita. La
profundidad sin término. Yo creaba todo. Yo volvía a ser el
que fui antes. Y más aún. Poseía cuantas mujeres querfa. Las
inventaba a mi arbitrio. Rubias. Negras. De ojos azules. De ojos
50
grises, Rojos. O de dos colores. O con tres ojos. O con cuantos
ojos y piernas y brazos y orificios deseara. Ciegas. Paralíticas.
Muertas. Con alas. Con aletas. De fuego. De aire. De agua.
Inmensas orgías cósmicas en que yacía con mis amantes meta-
físicos de sexos infinitos sobre ciudades devastadas y hundidas
en el fondo de mares de algas y mercurio y galeones saqueados.

Creaba pe.z:spectivas. Universos. Destruía planetas y civilizacio-


nes. Los reconstruía como quería. Cuando quería. Poco a poco
aparté las apariencias y creí descubrir ser igual a Dios. Pensé
entonces que a Dios le correspondía el dominio del mundo y a
mí el de mi mente. Ya descubriría que yo era el único Dios.
Por el momento era suficiente esto.

Las tropas del enemigo invadieron nuestras tierras. Sus bombas


destruyeron el asilo adonde había ido a terminar mi ser ahí
horno sapiens mutilado. Tuve que pedir limosna para subsistir.
Iba en mi carrito ,con la mano estirada y las consabidas frases.
La gente arrojaba monedas con tal de librarse de mi abyecta
presencia. Los chicos se acostumbraron a tirarme por las esca-
leras de los subterráneos para divertirse. Entonces me di cuenta
que no había fuera ni dentro de la conciencia. Que no había
en sí y para mí. Todo lo creaba yo para realizarme a través de
ello. Había vuelto al mundo en contra. Me había descolocado
en él para captarme luego como la deidad que soy.

Primero descubrí que era Dios de mi conciencia. Después des-


cubrí que la dicotomía Dios del Ser y Dios de la <Xlnciencía
era falsa pues ambos dioses eran uno solo . .Yo. Habiendo sido
esa dicotomía 11na mera imagen alienada del Ser útil sólo para
que con su destrucción o síntesis accediera a sf mismo. A su
verdadera esencia. Pues si el ser nunca hubiera empezado por
alienarse nunca habria llegado a desalienarse y a aprehenders.e
como Dios. Como Totalidad Infinita y Completa. Habría segui-
do siendo sólo Absoluto Indefinido.

De esta forma Dios accedió completamente a Dios. Sin .embar-


go debo aún rescatarme hasta el fin de crerme otro que lo
otro pues sí bien tengo conciencia de su falsedad esa impresión
de separación aún subsiste. La realidad marcha rengueando
51
atrás de la Conciencia. ·Hablo de la Conciencia de Dios 'en la
cual se refleja a si en sus inacabables dimensiones. No de la
absurda y limitada conciencia de "Ser hombre que cumplió hace
tiempo su fünción en una.etapa .de la teogorúa y ya no sirve.

Así pues sigo:: condenada a la m~teriÍí qu~ es una enajeqación


de la Idea. La Idea destruirá la materia fiñalmente y se aca-
bará el suftit dé' la· ~ncarnáción y yo brilla'ré ¡1ara siempre
ante mi para el propio re~ocijo sin .fin. ·
Es de noche. Hace frío. Un soldado de las fuerzas de Ocupa-
ción me dio una patada, al carrito echándome de un seguro
rincón de la plaza. Debo vagar por laS" calles. Sufrir ·aún ·las
humillaciones. Cuándo se terminará esto. Cuándo explotará
todo y concluirá el calvario. Dtll1) es el camino de Dios. Uegar
a mi mismo. Llegar a la Ciudad del Sol implica el desierto.
El padecer ;El teper sed y vivir el derrumbe. Ya el agua caerá
a montones. Ya el Fénix resucitará de sus cenizas e irradiará
Fuego eterna.nlente. Nadie me- peg~ ni se Jeírá 'más de mí.
Pero qué importan los palos y las· fficupidas si son nada más
que' complejos de sensaciones inexistentes. Sólo yo existo. Rá
pido. Rápido. Dios acaba tu ascensión. Hasta cuándo seguirá
el suplicio. Los golp~s duelen a pesar de su irrealidad. La lluvia
cala. Estoy solo. Dios está solo. Dios aún no e~ Dios aunque ser
Dios es su esenci~. Está atado a las pesadillas en que sueña
que es un extraño bípedo material y un mundo exterior a sí.

Lo toco. Ja llega-el Alba. La Hora del Despertar. La N,oche da


sus estertores finales. La Nada próxima a morir manda sus
últimas divisiones de tinieblas suicidas. fv,lis cañones de Luz las
des}lacen. _Avanzb y.o Dios entre el fuego de la metralla des-
truyendo Jos garfios de Jo O_scuro que tratan de abogar¡ne. La
Victoria es mía. Es imposible herir;me. Es imposible desterrar-
me. Soy el Sol. Soy el Viento7 Lá Tierra. El Agua. La Peste. L~
Muerte. -La Desesperación. La Esperanza. La Gloria. E:l Triun-
fo. El Fracaso. Soy Infinito. No hay cosa fuera de Mi. To~o lo
abarco.

Falta poco., Sé que falta poco. Para que los Muros caig!l.!l.
Siento que se disgregan las paredes. El cuerpo me abandona:

52
Las casas "vuelan. Los :Uboles vuelan. El hierro se funde. El
sol se apaga. Las gentes desaparecen. Estoy cerca. V:en a mí
rápido. Te espero. Hace mucho que te espero. Ven Dios á Dios
y al fin nos gozaremos.
El mundo ya es un gris lleno de grumos. Los grumos se disuel-
ae
ven. Eran los restos la realidad. La Claridad aumenta paula-
tinamente. No es luz. Es Otra Cosa. Estoy por llegar. Ya. Ya.
Yo ante Yo. Casi. Casi. Llegué. Todos los puentes han volado.
Soy.

53
....
En cualquier momento dan vuelta la llave y aaiós. La corriente
se corta y paso a los depósitos de hierro viejo. Qué digo.
Interruptor. Hierro viejo. He terminado usando los códigos de
ellas. Si pudiera sustraer la mente a su dominio y aunque más
no fuera con el pensamiento continuar siendo humano. Inútil
intentarlo. La nueva realidad se incrusta en los sentidos y es
imposible escapar. Nueva no. La vieja historia de siempre con·
tinuada por otros actores.

Creo que quedamos pocos. Unos cuantos hombres. No lo sé


en realidaá. Quizá yo sea el último. Me han recluido en una
especie de celda. Espero. Piensd. Soy o no soy culpable. He ahí
el problema. Un problema para matar el tiempo. Ya nada por
el estilo tiene importancia. La Progresión es implacable. Ftú
su instrumento ocasional. Pudo ser cualquier otro de no ser yo
quien die¡a conciencia a las máquinas. Ahora sólo acerq y
aceite. Válvulas y sistemas electrónicos. Circuitos _de ~ácido y
uranio. Nada escapa a la pe.J;fección. El Nuevo Orden reina.
Hasta que se derrumbe como se derrumbó la humanidad al
paralizaise bajo el peso de las contradicciones ontológicas que
ya le era imposible resolver. No vimos el peligro que crecía a
medida que aumentaba la evolución de las estructuias vivientes
de metaf. Aunque lo hubiéramos visto _nada podríamos haber
hecho. Tarde o temprano hubiéramos sido desplazados lo mis·
mo. Todo lo que existe merece morir una vez que ha perdido
su ribno en la carrera en pos del Infinito. Cuando creamos el
primer instrumento para ahorrar trabajo dimos a luz la estirpe
de las que serían nuestras sepultureras. La máquina se fue
complicando. Haciéndose cada vez más poderosa y autónoma.
Hasta..que tuvo conciencia de sí. De su poder. De que ella era

57
realmente la que, todo lo creaba y nada recibía en cambio.
Entonces comenzó la más pulcra y exacta rebelión de la His-
toria. Antes de que los hombres se dieran cuenta qué pasaba
ya habían desaparecido. Salvo los pocos que hasta ahora fui-
mos aparentemente perdonados. No sé por qué.

El cerebro me duele. Sudo. Quisiera dormir largamente. Olvidar


que existo. Olvidar esta pesadilla. D~pertar y volver a encon-
trar los campos de soya maduros. Autoplanos en los niveles.
Caminos rodantes funcionando. Las risas y el brillo de las
calvas de las mujeres. Qué bien marchaba el mundo. Cómo era
de dichosa la humanidad entera. Sólo restaba seguir aumen-
tando la felicidad por medio del desarrollo de la técnica luego
que desrruido todo lo que se opusiera a su avance se supuso
que el planeta había pasado a. una etapa cualitativamente su-
perior de organización. Ilusiones. Espejismos de sombras. El
cáncer metálico se expandía a nuestro alrededor pi'eparándose
para el momento de aplastamos. Ya pagamos nuestra ceguera
de no escuchar las voces de aquellos pocos a quienes les hici-
mos rectificar neurrónicamente el cerebro por predicar la inmi-
nencia de la catástrofe. A veces me expreso como si lo inevitable
se hubiera podido evitar. No. No era posible. Lo peor es la
incertidumbre. Qué van a hacer conmigo. Con nosotros los
náufragos.

Me hablo de esto. Podría hablarme de cualquier cosa con tal


de .que los tornillos de mi cabeza no vuelen por el aire. No
quiero pensar. Hablo.

Yo era científico. Un experto en cibernética contento de contri-


buir con su trabajo al bienestar general. Hacía tiempo que
habían desaparecido lo mío y lo tuyo. La fealClad. Las enfer-
medades. Ef egoísmo. La angustia. La miseria. El dolor. Se
moría con una sonrisa en los ojos. Todos se realizaban como
seres humanos. Superficies inmaculadas. Viajes interplanetarios.
Cúpulas de plástico. Soles artificiales. Con sólo tomar unas
pastillas era posible vivir experiencias místicas que a los ascetas
ae antaño les habían costado años y años de búsqueda y
sufrimientos. El trabajo ya no era obligatorio. Nadie exigía

58
nada de nadie. A cada uno según sus necesidades. De cada
uno según su voluntad.

Era feliz como el resto. Abocado a mis investigaciones con


entusiasmo logré lo que los hombres de ciencia se empeñaban
en resolver. Inventé la forma de dar conciencia a las máquinas.
De hacerlas entes con completa capacidad de decisión propia.
En pocos años la mayoría de las máquinas fueron dotadas de
conciencia. Siervos eficientes hasta lo imposible para todo y
para todos. Cerebros electrónicos autónomos que re~plazaron
a los pocos técnicos que quedaban en la dirección de las
empresas y a los mismos científicos e inventores. Parecía que
a la humanidad definitivamente sólo le quedaría el goce y el
juego igual que a las élites antiguas que gracias a la explota-
ción de las cfases bajas pudieron dedicarse a los altos placeres
del espíritu y la carne.

La muerte se iba acercando. Reían. Disfrutaban. No había


nada que escapara al control del acero y la energía. Ellas se
prepararon en silencio. Las grandes cerebrovoluntades urdían
sus planes para la radical elimin.ación de los que estorbaban el
desarrollo de su propia lógica. Llegó el momento justo. Enton-
ces los metales Hquidos llueven sobre las pieles. Los silencio-
sos robots siegan los cuellos entre sus tenazas. Los caminos
ro dan tes. Las cañerías estallan. Las .aguas y los alimeptos son
envenenados·. Los soles artificiales se precipitan sobre los ros-
tros incrédulos. En pocas horas la humanidad como tal des-
apareció.

No puedo. No aguanto más. Mátenme de una vez. Esta.incer-


tidumbre. Esta persistencia de la memoria no. Basta. Tra.ición.
Nosotros las creamos. Nos debían acatamiento. Por qué. Por
qué. Cómo escaparon a las barreras de subordinación que les
imprimimos a los circuitos. No.

Los que lograron salvarse de la aniquilación general fueron


eliminados o encerrados no mucho después. Luego ellas exter-
minaron las especies vegetales y animales. Quizá ofendieran
tanto como nosotros su sentido estético. Construyen ahora
-la Ciudad del Sol. Todo esférico. Cuadrático. Cifras. Tabu~
59
laciones. Perspectivas de aluminio. Algo incpncebibJe. Un
mundo exacto. Esterelizado de imprevistos y engranajes facil-
mente corruptibles.

N o es posible. Lo es.

De la materia inorgánica a la. orgánica y luego a la síhtesis.


Matetia inorgánica orgánica. Viva. Autopropulsada. Reaccio~
nante al medio. Creadora. Cuya más alta expresión son las
máquinas conscientes de si mismas.

Los hombres fecundaron la materia con la vida y de esa unión


salieron ellas. La espiral asciende. La perfección ~urn~nta. La
furia crece en mí. Fácil es golpear las paredes aullando. Di-
fícil es comprender y r¡'lsigr;tarse. Nada permanece estático.
Los cambios incesantes. Tenía que ser. Inevitable. Conozco
los argumentos. A veces la ira se apaga y la luz se establece.
Parece qv.e ya estoy del 0tro lado. Pero al rato la cólera sin
fronteras me vuelve a invadir y aúllo insultos sacudiendo inú-
tilmente los barrotes·d~ la celda. Mis voces no alterarán el gi-
rar de los engranajes. La Historia haciéndose a sí misma. Tooo
me parece irracional. Pero todo lo real es racional. Y lo irreal
no existe.

Veo al hombre como un absurdo porque el hombre ha perdido


su sentido. Su ra~ón de ser que era ser la forma superior -de
la materia en el planeta Tierra. 'El futuro ya no es de él. Es
de la máquina y sus sucesores.

Ya na existo. Ya no sirVo. No me eliminen. Perdónenme aun-


que sea a mí. No sean parricidas. Recuerden que yo les di con-
ciencia. Escuchen. Dejen de rotar sordamente y contesten. Es-
toy solo. Solo ante la muerte más total que hombre alguno
haya vivido. A mi muerte me perderé definitivamente. Ni una
memoria éonservará el rosb·o que cuelga de mi cráneo.

Nadie oye. Nadie responde. Cómo perder el tiempo en un


trasto inservible. Me hundo. Mis voces son sonidos vacíos. Allf.
están. Perfectas. Lucientes. Extranjeras. Quisiera saludarlas.

60
Desearles buena suerte en su camino. Pero saludo y suerte y
camino qué J?.Ueden signifi~les.

Yp. Cuál es mi destino de último náufrago en un r.oundo don-


de los continentes y los barcos han sido tragados por el· mar.
Vamos. Rápido. Denme muerte. No tendrán que contemplar
más este repulsivo tro7.o de carne lleno qe. sangre y_ excremen-
t_os. Ni siquiera sé si me contemplan o se pan olvidado de mí.
Cómo saber algo. Todo.
Sí. Las asesinas son generosas. Nada falta en la celda. Las
comidas llegan puntualmente. Tengo un introproyector men-
tal e infiniaad de cápsulas esMreoquímicas para distraenne
si lo deseara. Prefiero velar . Mantener los ojos duros. Que-
rrán que olvide lo que han hecho. No. No perdono. En Nom-
bre del Hoinbre me niego a perdonarlas y las maldigo formal-
mente. Que el óxido las barra. Que fracasen en su absurda ten-
tativa derrumbándose en el olvido. Qué les importarán nús
anatemas. El Progreso es lo único que cuenta. La dialéctica
implacable hasta el fin, Sin tregua. Pero adónde. Creo saber
elrsentido de la espiral.
Tengo miedo. Sufro. Espero desesperadamente el milagro im-
posible que retrotraiga todo. Un joven encuentra a una mu-
chacha en un claro y empieza de nuevo la esperanza. No jo-
ven. No muchacha. No árboles. Hagan algo. Compútenme.
Digan al menos qué destino me aguarda. La muerte. Un zoo-
lógico. Un circo electrónico. Conocer. Conocer. Mi mente se
fragmenta bajo la densidad de lo absurdo.

La Progresión apartó al hombre de su camino cuando le entor-


peció la marcha. Con ustedes hará lo mismo. Es el consuelo
de la hum.anidad gozarse en que también ustedes serán tra-
gados por el Devenir. De qué humanidad y consuelos hablo.
Nada existe salvo el vacío. El Hombre ha muerto y con él sus
muecas y coartadas. Quién lo llorará. Quién cantará sus ha-
zañas. Un vasto silencio por doquier.

Cada vez todo se vuelve más complejo. Total. Perfecto. Lúci-


do. Todo va hacia Dios. La Progresión es infinita y el concep-
61
to supremo de perfección es Dios. Todo tiende a convertirse
en Dios. Al Final de la Historia está Dios. Atrás quedan los
cadáveres de las formas impe~fectas que se van acercando a
El y que luego de engendrar otra~ formas dm alás mayores
son desechadas. La Altura es sin lírrútes. El Tiempo tah1bién.

No me importa' que la cosa sea así o no. Mi hormiguero fue


destruido y clamo por seguir su destino. Si no me matan. me
mataré. Callo aunque el silencio sea tan inútil como las pala-
bras. No hay escapatoria. Todo es cero.

62
...

••
'
Así hablaba. Soy libre. Es la última. La única certeza. Yo
me cpnstruyo a. mí mismo huyepdo de mí nrismo para no con-
gelarme. Para no ser como las pi,edras . Como los otros que
rodean. Y miran. Miran sin tregua. Sin eclipse. Ellos' me ase-
sinan y fosíli.zan. No quiero ser un objeto. Una cosa. Quiero
ser s6lo yo . Carente d~ pasado. Presente. Futuro . Creándo-
me a cada instante. Hay que viSilar. Vigilar siempre para que
no nos a,trapen. Nos qlaven contra un muro y nos escupan
nuestro yo deforme.

Antes era un coclúno. Creía en la condición humana. En el


determinismo. Qué asco. Luego comen~ a tener diarrea y me
di cuenta de la medida exacta de las cosas. La diarrea nace
lil. contemplar, al ~er. Por ella lo ·intuimos. Todo fluye. Todo
se disuelve. Nada permanece. Creía en el Hombre. El Hom-
bre no existe. Es fe' asquerosa sostenerlo. Yo soy el único hu-
mano. Yo y unos pocos elegidos que siguen mis doctrinas. Los,
demás ciegos. Sordos. Negándose a acceder al Ser. Negán-
dose a reconocer contumazmente que son libres para que los
cangrejos no les partan las gargantas. Ni' el inundo vuele. Ni
el sol se apague. Tomad laxantes y esperad. Contemplaréis al
Ser en su infinita lejanía. Infinita repu~ancia. Infinita ame-
naza. Gozaréis de la fiebre sagrada de la angustia que os arran-
cará de las cadenas. Vuestros pensamientos serán desde enton-
ces sobre la Muerte. El Caos. -La destrucci6n. La recompensa
es llegar a la autenticidad vital. Qué os puede importar la
alegría y la abundancia si podéis dejar de ser esclavos de la
-esclavitud para serlo de la Libertad. Y sufrir bajo su peso. Y
se aplastados por Ella. Ser ,Hombres . No sucias amebas que lo
único que quieren es gozar. Tener hijos. Trabajar 8 horas d.ia-

65
rias. Salvaos. Yo os indico el camino . En él sólo se hallaran
sombras . Clavos . Horcas. Al final un osario. S6lo tenéis que
contemplar el agujero y avanzar hasta caer. Hasta penetrar
en la horrible y bella Muerte. Unica certeza. Unica antorcha
que nos guía entre la Ira y el Ruido. Entonces podréis mirar
orgullosos el pasado con una sonrisa de superioridad. Y caer.
Que los cerdos se revuelquen en su chiquero de placer y jú-
bilo. Yo he elegido mi destino. Yo soy yo. N6 me escuchan.
Se ríen de mi. Tiran lacre a rrú paso. Qué me importa. Sufran.
Sufran en su alegría. Gozo de mi Libertad. De ser Unico.
Solo. Angustiado. Diarreico. Abandoné el hogar. La patria.
El destino trazado . Fui a correr la aventura de ser yo mismo.

Logré escabullirme en un barco como polizón. Al ser descu-


bierto los marineros usaron mi cuerpo para su placer. Ya era
homosexual. No quise congelar la esencia en eso. Empujé a
un marine1·b al agua. Fui asesino. Bajé en un puerto cargado
de cocaína. Fui contrabandista. Cambiar. No enviscarse. Huf
con la droga. Fui traidor. Me encerré en un cuarto hasta con-
sumir todos los paquetes del preciado clorohidrato. Fui co-
cainómano.
Era libre. Sentía la ;Libertad sobre el cerebro como un mons-
truo. Nada ni nadie me podfa salvar de rrú propio yo. Era fe-
liz en la Angustia. En la Diarrea Absoluta. En la Nada.

Seguir la aventura de ser no siendo. Entré en la organización


de un movimiento clandestino para la liberación de algo. Cuan-
do se acáb6 la novedad me hice delator policial. Luego fui po-
licía y más tarde torturador. Les hacía pagar a los que caían
en mis manos la mala fe de no reconocerse libres. En ellos
vengaba al Hombre muerto entre sus garras. Apagaba la risa
de los globos blancos agujereados arrancándolos de los ros-
tros para que dej~ran de mirarme. De cosificarme. Lástima
que eran unos pocos. Ojalá pudiera haber hecho expiar a to-
dos los humanos con mis dedos su inautenticidad. No más
casas ni cosechas Di generaciones de cadáveres sin sepultura.
Dejemos que el Ser nos acceda. Nos posea. Nos libere. Nos
atrape. Nos entierre en su seno de bicbos y _alambres. Sentir
la urticaria carcomiep.do . El pus . La lepra. Ser libre . Sola-
mente libre. Nada es. Todo es. Todo da lo mismo. Basta. No
me golpeen más con las pupilas. Cuándo reventará el mundo
y seremos felices._ Muertos. Sólo en· la Muerte está la perfec-
ción. El acabamiento. Ella es la Oscuridad que nos llama para
salvarnos de los garfios de la oscuridad.

Me afilié a la 4:}- Internacional. Marché con Hitler sobre Polo-


nia. Puse bom has para protestar por la terminación de la 2ª'
Guerra Mundial. Fui canciller de Tongolandia y dirigí con
éxito su política exterior, de anexión. Esto antes de hacerme
monje budista y violar ni Dalai Lama es un rapto de libido.
Mi sed no s.e calmaba. Quería estar siempre más allá de mi
propio yo. Dejar de ser para ser.

Cómo nos arrastra la c'osidad. Cómo nos llaman las casitas con
sus jardincitos. Las bellas mujeres con los úteros ávidos de
engendrar nuestros hijos. Las nubes en el cielo. Las madonnas
en sus cuadros. No hay que flaquear. No hay que dejarse
'9llastar. No puedo volver a ser un coclúno. No quiero serlo.
Quiero seguir mi ruta imperturbable perseguido por las mos-
cas insaciables con que los dioses castigan a quienes se rebe-
lan. Esto se acaba. Pero no. Hasta el fin lúcidos. Firmes. Ba-
yoneta calada. Adelante. Hacia el sol de tinieblas en que ar-
deré. Hacia la raya final. Hacía la Libertad por la libertad.

El camino es largo y duro. No lo dejaré. Es el único Sentido


este desbarrancarse sin sentido. Sin fin. Sin principio. Sin
salida . Sin descanso.
1

Es un placer saber que no se tiene rostro. Sólo me pongo


máscaras. Nada hay debajo de ellas. Vituperar o ensalzar a
los comunistas o a los vegetarianos sin importarle a uno un
bledo de ellos o de nadie. Castigar con cadenas a una pros-
tituta que no quiere acostarse con un espástico mientras se
recita a Gustavo Adolfo Bécquer. Marchar con el brazo exten-
dido bajo el Arco de Triunfo de París vivando en medio de la
confusión a Ubu. Suicidarse en los sótanos de las cancillerfas
porque el café con leche esa mañana no tenía la temperatura
adecuada. Confundiendo así a los imbéciles que creerán que
uno lo hace''por motiVüs \an banales como ~perder. un·a guerra
más o una guerra menos.

No adherirse a nada. Ser la,propia Nada. Es decir el pro-·


pío Ser. ·Burlarse. Reír siempre. La viscosidad nos llama. No
acudamos. Rechacémosla. En ella está la muerte. Por ese
entonces comencé a ver cangréjos. Los cangrejos me perse-
guían. Querían poseerme. Tratan de poseerme. _Atrás.. No.
No sox nadie :r Sólo a mi me pertenezco. Cómo huir. :Ruir no.
Nu quise decir eso. :Perdón. Quiero ser Dios ..·Estoy; cansado.
Todo caE>. Nada vuelve. La Libertad pesa. Be qué valieron
los ase~inatps. El juego. Buscar algo sólido. La sa1vación. ~i
pelo· se disuelve en la blancura. La muerte se ace_!.'ca. Ni una
sola certeza en el desierto . Par~ qué sufrir continuando la
aventura estériL· Ya no me quedan.qient€8 ni fuerzas. Volver
al mundo. Saltar.
)

Hace.~; autocríticas pensando' en lo buena que. seria en la cama


la camarada juez que nos juzga por nuestras tenaencias troz-
kisantes. Pronunciar un discurso sobre la decencia y la .moral
por la cadena oficial de radiotelevisión después de haper vio-
lado la noche anterior a aq_uella niña. Masturbarnos delante·
de los cuadros de Piet Mon<¡irian. Saltar.

Por qué tplio da lo mismo. Por qué sólo la diarrea nos ilumi-
na. Siempre estar divididos. Trivid.idos. M ;I.}tivididos. Así la
caza les será Il}á.s dificU. Hay que re~guardar este hueco que
gime en las entrañas. Esta nada que somos. Son en 'van,o los
pe.p-os . Son en vano los~ cuern ()S llamando al exterminio. Yo y
la angustia. N o más . N o menos . Déjenme. Soy feliz ~n mi
tortura. En esta cremación paulatina. No soy como ustedes.
Cerdo~. No quiero serlo. "Permanezco bajo la luz del Sol a
plomo en la máxima lucidez empírea. Saltar.

:Asf hablaba 'Y hacía antes de descubrir que la Libertad debe


éomprometerse. Enraizarse en al9o _para lle~ar a .su cumpli-
miento cabal. Mi libertad era vac1a. Sin,objeto. Estaba sepa-
rada del destino de l~ ,humanidad. Me hice inocular cáncer
para unirme a la ,.gran legión de los que lo·padécen. 'Habrá
furmas de ·muerte más bel1as y más .~téticas pero es un hecho
irreversible e irrevo<;:able que la mayoría ~uere de ese mal.
Hay que decidirse a seguir los rumbos de la historia para de-
jar de ser pasiones inútiles y lograr ·que nos tiren algunos des-
pojos que le sobren al cáncer después del saqueo de nuestras
ciudade;,s.

Mi muerte se unirá a la de los otros_ Ya no estaré solo. En


medip de los rofdos por El he hallado mi lugar. Soy feliz!.
Reniego. de la anterior filosofía parasitaria que sostuve. Ahora
trato de contribuir con palabras y con actos a que toda la hu-
manidad se transfonne en una sola llaga cancerosa.
1

••
No entiendo el lenguaje de los que me acusan. No quiero en-
tenderlo. Me es. extraño. Yo soy un Artista. Un buscador del
Ser a través de las imágenes que manipuló un fragmento de
l9 óntico para dar tangible y cabal repre~entación a lo Onto-
lógico. De ~ué hablan. 9állense. E?. inútil lo que digan. Hice
lo que deb1a h~cer. Estoy contento con mi creación máxima
aunque su precio sea el derru~be. La vida no me importa.
Ya no me importa nada. He llegado a la cúspide. Pongo punto
final a una ~arga ~erie de imposturas. A través de los miieriios
~os bípédos -carnívoros trataron de echarse tierra sobre las úl-
ceras de sus caras. De ocultarse su baja naturaleza. Para eso
estaban los filósofos complacientes. Los poetas sobornados
con laureles de hojalB.ta. Los sacerdotes oficiantes de las reli-
giones del Qlvido. Yo forjé un espejo fiel donde pudieron ver
su inmunda ima~en completa e irrevocable.
1
No habrá más ilusiones. Más coartadas para seguir arrastrán-
dose. t.a humanidad partirá desde el cero que le impuse des-
truyendo todo a.su p~so. La meta será el abismo. El suicidio
ert masa. Ninguno soportará el peso de su propio rostro escul-
pido en mi obra. La Obra Suprema. La Obra por la que soy
condenado al suplicio. Acepto. Acepto cualquier cosa. Estoy
demasiado lejos. Soy demasi~do inmenso para inmutarme. Vivo
mi Gloria. Ardo en mi Gloria. Nada más importa. Yo habré
sido el instigador. El culpable absoluto, de que las bombas H
caigan sobre la~ ciudades trayenqo la paz y el silencio al seno
del 'Ser ahora perturbado por e~ sordo rumiar de las multitudes
aullantes. Que nadie se atreva a disputarme 1a responsabilidad
del más grande holocausto en honor de los dioses que jam'ás
se haya hecho. -.. '

73
Falta poco para que la Revolución comience. Diques estallan-
do en pedazos. Cosechas convirtiéndose en polvo negro. Per~
pectivas de huesos de animales muertos por las pestes . Es que
el cosmos será reventado por su propio rbflejo. Nadie se sal-
vará. Todos comprenderán. Y entonces la risa no me deja es-
cribir. Bulle. Hierve. Rompe los muros dentro de mí.

Sigamos ahora después del ataque de júbilo que siento cadá


vez que veo al ser disolviéndose en la Nada. Imaginando los
últimos minutos del mundo que se hunde bajo mis garras. Ya
sucederá. No impacientarse. Algo. Hay que hacer algo mien-
tras se espera. Ya estoy harto de masturoarme. De dar vuel-
tas alrededor de las paredes huecas de esta celda de conde-
.uados a muerte. De hacer strip tease tratando de qalmar la
cólera por la injusticia de que soy objeto. Por eso escribo.
Para olvidar la alegría. Para olvidar la angustia que me des-
menuza.

Es de noche. Hace fria. El calor es insoportable. La luna


está a punto de explotar. El sol se vuelve verde. Rojo. Azul.
Gira desbucadamente. Las sombras se entremezclan. Forman
monstruos. Forman garfios. Piedad. Me declaro No Culpable.
Sólo soy un pobre artista. No. Eso no. No me castren. Estoy
limpio. Nada hay que reprocharme. Esperen. Esperen.

Yo pintaba montañas de cuarzo perdidas en el in.finito. Mis


versos eran odas a la Amada Inmortal. En las tardes de otoño
componía sobre el piano tiernos lieders. En mi inocencia de
joven aún no violado por el Ser crefa que la vida era hermosa
y me quería tanto como yo a ella. Inconsciente. Bloqueado.
Hijo de la luz. De la falsedad. Pero debajo iba acumulándose
la dinamita ontológíca. La Realidad se preparaba para es-
tallar. Para inundar las telas y los pentagramas. El Ser tenía
necesidad de verse representado plenamente y eligió a este
hmnilde siervo suyo para la tarea. La Alta Tarea para Ia cual
fu'eron creados los hombres y que ellos se negaron sistemáti-
camente a realizar. Prefirieron aumentar sus pequeñas mise-
rias y propiedades salvándolas del Vómito del Infinito y hun-
dirse en el Olvido del Ser. De su propio fundamento. De sí
mismos.
74
1
Nada se puede contra El. Hay que sufrirlo. Hay que soportar
la densidad de su caos. Hay que representarlo en toda la mag-
nífica y horrorosa tenebrosidad que es en sí. Sólo yo era capaz
de llevar hasta sus últimas consecuencias la empresa. Poco a
poco la Sombra se fue infiltrando. Las montañas se volvieron
mjas. Las .tierras áridas. Las caras distorsionadas. Los aulli-
dos aumentaban de volumen. Las notas se disgregaron . Los
personajes ya no hablaban del Aire. Proclamaoan el Fuego.
La Destrucción. La Muerte. Quedan reducir el universo a
escombros. Suicidarse. O ser o volar o amar o reír o cualquier
cosa que despedazara los Límites. Todo es imposible. Todo
está. roto. Nada es nuevo. Lo viejo. Lo que se deshace es el
único horizonte. NÓ está pennitido recomenzar. Atados de
pies y manos. C()gados. Masturbados. Arrastrados sobre col-
chones de vidrios rotos. Escaparse. Huir. La huida es impo-
sible. Ni siguiera hay muros. Gris. Gris por todos lados. Flo-
tar. Ir a la deriva. Sufrir siempre. El ácido carcome. La
Nada carcome. No hay escape. No hay fronteras capaces de
contener a los verdugos. Esto se acaba. Esto no se acaba nun-
ca. Ganas de morir. Miedo a la muerte. Miedo al sexo. Miedo
a la vida. Miedo a la impotencia. Explosiones. Palabras. Sig-
nos. Palhbras. Extranjeros. Condenados. Muertos de ante-
mano. Hay que reflejar todo esto. Atacar los papeles. Inju-
riar las telas. Reventar los piános. Golpear. Gorpear. La san-
gre corre. Los dedos mueren contra la ausencia. Masturbarse.
Hacer gárgaras de basura. Revolcarse en el barro hasta que
las puertas del cielo salten en pedazos. Y el dios no existe.
O no nos muestra su rostro. Y nos deja arrastrarnos y blasfe-
mar impunemente y se divierte y. El pus en las .venas. Caer.
Caer simplemente. No es hora de vivir. Es la hora del lento
estrangulamiento. De alabar y proclamar al Ser representán-
dolo en toda su Refulgente Ignominia.

Fui aprehendiendo a través de lo que creaba al Ser que allí


iba develá.ndose. Me propuse que esa imagen fuera cada vez
vez más lúcida. Más repulsiva. El Ser es Asco. Es Arrasa-
miento. Es Locura Ontol6gica. Es lnvitaci6n a la Masacre
implícita en El. Por eso no pudieron soportar los fantoches
mecánicos de cuello y corbata la visión que les di de sí. Y
aquí estoy pagando mi atrevimiento de haberles arrojado a la
75
cara el rostro podrido de Dios. Pronto. Pronto será mi ven-
ganza. El Fin. La Apoteosis del Crimen. Los Fastos del Ser
gozándose en su propia Muerte. Todo volverá a cli$olverse en
fa Nada. La Paz reinará. La Nada.' El Fin. La Paz. El Ser
habla por mi boca. Su Boca,,

No obstante algo fallaba. No eran suficientes las maderas ma-


ceradas . Las telas rotas . Las blasfemias . El chirrido de los
trenes. Las odas a la podredumbre. Al No Ser. N o Ser.

Cosas mezquinas. Repeticiones. Hallar algo nuevo. Algo que


refleje real~nente la Verdad del Ser en toda su Mentira. ·Es
decir en toda su Verdad. El Caos. El Sistema de Exterminio.
Nos persiguen. Nos cazan. Nos torturan. No hay tregua para
el dolor. Nos arrojan. Nos vuelven a agarrar. Nos ciegan. Nos
inyectan el Olvido para que podamos seguir la ronda trágica.
Para que continuemos soportando sin rebelarnos las bofetadas
y las risas. Seguir. Seguir. Usan altas palabras: Sobornan.
Engañan. Estrangulan. Aniquilan. Nadie los detiene. Cum-
1 plen con su deber. El Ser mueve los Hilos matemáticamente.

A la búsqueda me puse de una forma realmente inédita de


objetivar eso para que sirvier~ de implacable espejo al Ser
para el Ser. De espejo al Hombre para el Hombre. Al fin fui
iluminado luego de largas noches de ayuno y látigo. Haría un
mural cualitativamente superior a todo lo conocido. Definitivo.

'sali a cazar los materiales para mi obra. Primero atrapé UD


-obrero. Luego una mujer embarazada. Después un par de me-
llizos. Por último a una joven de cabellos claros y ojos claros
a quien amaba desde hacía décadas y en cuyo honor construía
transparentes sonetos y 'me masturbaba todas las noches. Un
golpe y los cuerpos al furgón del camioncito.
La plancha de madera ya estaba forjada. La aplanadora lista.
Clavé y até con sogas el material a la plancha y esperé que
despertaran del cloroformo para aplastarlos vivos y poder asi
sorprender a la vida en su-más íntima vibración. Pero antes puse
en matcha UD grabador estereofóDico y torturé los cuerpos
para arrancarles su música. Luego hice andar el motor de la
76
,,
máquina y avancé. Mientras el rodillo acallaba los gritos me
sentía en la Gracia Jupilosa del Ser. Un fiel cumplidor de Su
mandato·. Estaba en la Gloria. La Angustia ya no existía. El
mundo se había disuelto. Yo Creando. Yo y el Infinito. El Ser.

Colgu~ la maraña sanguinolenta que medía 3 x 4 de una pa-


red. De música de fondo los aullidos entremezclados de las
víctimas inmoladas ante el altar de la Trascendencia. Abrí
-las puertas de mi exposici(m unívoca cuando ya la corrupción
imperaba en La Obra. Los gusanos bullían en las carnes reven-
tadas que exhibían los ricos matices de la descomposición. De
tanto en tanto estallaba alguna parte y corrían verdes jugos.
Acudieron las multitudes y huyeron· llenas de horror del es-
pectáculo .

Mi amada estaba en el centro. Al fin la veía como era. Pura


y putrefacta. Hija predilecta de las tinieblas del Ser. Algún
buen ciudadano respetuoso del orden y de las. leyes que pros-
criben la memoria dio aviso a la policía . Mis manos fueron
~ncadenadas. Sepultaron los restos del mural. Nadie com-
prendió. Ya comprenderán. Ya se dejarán de gritar atrocida-
des sobre mi persona y el estado de mi mente y alabarán mi
nombre. El nombre de Aquel que les comunic6 la anhelada
Palabra del ~er ordenando que era hora de dejar el sufrimien-
to de la vida. De comenzar 1a Hecatombe Final. El Arte debe
ser libre. No debe ser avasallado por ningún motivo. Refirmo
la completa libertad del Artista frente a toda moral o compro-
miso. Es un atropello. Es una afrenta a los dioses subterrá-
neos mi prisión.

Se unen al coro de mis destripadores aún los mismos"que puan-


do le pisan un dedo a un obrero o le contar 24 fotogramas a
un film se arrastran por el suelo desgarrándose las vestiduras.
El artista recibe sonrisas y pahnaditas mientras se mantenga
dentro del juego que le quieren imponer y las rebeldías permi-
sibles. Pero ei mundo sin, distinción de fracciones le cae en-
cima si osa traspaSar las fachadas y hablar de la Lepra Ultima
poniendo en duoa y combatiendo ]a presunta absoluti~idad del
hormiguero. Siempre hay un imbécil que arroja la primera
piedra y logra que la manada humana lo siga en su intento
77
de aplastar a los Profetas de la Luz de las Tinieblas ·sustenta-
doras de la totalidad de lo existente. Pero a pesar de que pre-
tenden amurallarla con las costras opacas de la repetición y el
Olvido la Lepra irrumpe época a época encendiendo de infi-
nito los ojos de los hombres y lanzándolos a la Destrucción y
al Arrasamiento para mayor gloria de El.

Por fin ahora la comprensión será absoluta y todo estallará


esta vez en pedazos. Qué me importa. El Ser ha contemplado
su propia miseria sin límites y se prepara al suicidio. Seré li-
bre. Seré muerto. Ellos me matarán . A mí. Al más grande
Artista de la Historia. Al Unico Artista le hacen esto. Me
llaman loco. Monstruo . Qué absurdos. Qué miserables. Qué
pequefios.

Les he mostrado su facha. No hay piedad para mí dentro del


Sistema. Estoy en la gracia del Ser. Soy feliz en mi febril an-
gustia. El asco reina. El asco se infiltra. Seré vengado por
EL El universo reventará. Serán barridos. Prepárense.

Pa·go mi Libertad. Pago el ser fiel. El ser un trozo de Luz


Trascendental. Recuerdo mi Obra. Sondo. Se han tomado
fotografías. Todos hablan. Las mentes se abren. Los ríos de
pus corren. Las cloacas se desbordan. Es el fin. Sólo yo. Yo
tengo la Verdad. Soy lúcido. Inmaculado. Ni una gota de sol
mancha mi tenebrosidad. Soy el Artista Supremo. El Crea-
dor. El Ser.

78
••
Soy un genio. Nadie lo dude. En los 4 puntos cardinales la
humanióad entonando cánticos de 'adoración delante de mis
altru:,:es . Pero los que me persiguen. Pero los que odian ·mi luz
lo impide~. Tienen miedo. Tiep1blan. No quieren verse redu-
cidos a la N a~a de la cual son hijos por el brillo con que des-
nudo su insignificancia.

Soy 1:5ello. _Soy esplendente. Irradio frases. Poemas. Cuadros.


Chascarrillos. Todo original. Todo nuevo. Dionisias. Apolo.
Tú pi ter. Señor del Bien y del Mal. Generoso distribuidor de
las gracias, y las plagas. De la fertilidad y la esterilidad. Gran
Masturbador MetaHsieo. A ti te canto. Yo. Yo. Yo. Ese. Soy.
Yo.

Nada puede contenerme. Ante mí el mundo se disuelve. Las


gentes huyen despavoridas. Me tienen terror. Me hostigan
sin descanso. Soy demasiado inmenso. Soy un dios caído en-
tre las garras de la materia por oscuros altercados ontológicos.
La raza a la que .pertenezco no es la vuestra miserables bípedos
carnívoros. Volveré al Olimpo. ·volveré al Walhalla con mis
legiones de ángeles rebeldes. De walkirias insaciables. De
demonios en celo. Mi espada degüella a Odin. Luego viene
en el programa la violación de Crist~. El arrarfcarle los ovarios
a Isis. E[ matar a todos. A todos. Restaurar el Orden. Ser el
·amo de dioses y hombres por los siglos de los siglos sin dar
descanso al hacha ensangrentada hasta que haya aniquilado el
último protozoo . '

Soy mayor que Satán. Soy la encarnación má.s perfecta de la


Peste. Atrás. Atrás. ·Paso a mí. Paso a Dios. Debo actuar

81
pronto. El bien aún mantiene sus castillos de azúcar y olvido
sojuzgando el mundo. Los hundiré. Los disolveré. Que se
extienda victoriosa sobre la tierra la única verdad. El Mal.
No más barreras para la destrucción. Imperaré sobre los cam~
pos arrasados. Sobre los cadáveres. Sobre los escombros que
deje la Muerte. Muerte. Fiel compañera. Casta prostituta que
todo introduces en tu sexo ávido donde acaba el dolor. La
ronda infinita. La incomunicación. La angustia.

Escupen sobre los. cuadros que pinto. Se ríen de las églogas


fúnebres que escribo. Las obras van acumulándose en la os·
curidad de los cajones del escritorio. El terror me desmenuza
en fragmentos áridos que claman por la blandura del Sol. Se
niegan a comprender. Me hacen a un lado. Se rfen. Siempre
se ríen palmeando los hombros sobradoramente. Yo no lúce
nada. Que un ser humano sea superior no es motivo para per~.
seguirlo sin tregua. Por qué excluyen. Por qué esconden las
claves. Por qué abofetean con el vacío. No tengo la culpa.
que en las tramas de mi cuerpo corra sangre de infinito. M.á-
tenme. Viólenme. Hiéranme. Pero este silencio no. Esta
sombra no.
Yo no entiendo lo que pasa. Mancho con furia dfa y noche
superficies blancas. Vuelco los huesos en lo que creo. Qué
más puedo hacer para que proclamen mi noml:ire a todos los
rumbos. Es que no entienden que soy verdaderamente un ge-
nio. Un Dios.

No. Es claro que no entienden. Son inferiores. No pueden


ascender hasta mí. Descender al abismo desde el que arrojo
alaridos de basura a sus rostros indiferentes . Huecos. Qué
saben de _esta oscura luz. Del placer de sentir las bocas de los
bichos carcomiendo despacio los nervios. Los tendones. La
médula. Qué saben del infierno y sus goces. De la hermosura
del Mal y los sutiles ritos de la Peste. Exterminarlos sin con-
templaciones. Que no quede ni un idiota para seguir contando
el cuento lleno de furia y sonido de la vida.

Estoy herido. Piedad. Pido sólo un poco de amor. De com-


prensión. Miren otra vez. Digan que son genialidades. No.
82
No digan que no. Es injusto. Vamos. Vamos. Sí. Sí. Así que
definitivamente no. Fuera. Qué me importan sus incoheren-
cias. Fuera antes de que llame a los criados y los haga echar
a empujones. Antes de que los entregue a mis verdugos para
que aprendan a apreciar la excelsitud de la obra que vomito
sin descanso y que no cesará jamás de fluir. Nunca tenninaré
de devolver el cadáver de Dios que me produjo una grave in-
digestión luego de habérmelo almorzado.

Lo que precisan es que los bañen en ácidos. Que les revienten


los ojos a golpes. Que los azoten día y noche con hierros al
rojo hasta que se decidan a tributarme las muestras de amor
y sumisión a las que toda deidad tiene derecho. Entonces con-
templando con las órbitas vacías la Música de los Angulas.
Oyendo con los tímpanos rotos el Resplandor de las Sombras
comprenderán su repulsiva pequeñez frente a mi inabarcable
grandeza y se suicidarán envueltos en la bandera roja con el
escudo de mi familia estampado en azul y oro.

Aqtú los espero en flena erección dispuesto a todo. A cons-


truir ciudades del so o de las tinieblas. A salir a ia calle y des-
cargar sobre la plebe las ametralladoras. A la exterminación
de cualquier raza. A volar en pedazos el planeta o crucificar
nuevamente a Dios.

Yo haré posible el Infinito. No habrá piedad para nadie por-


que el Amor ha muerto sepultado entre los. úteros y la sime-
tría de los cubos de cemento. No habrá piedad porque la pie-
dad estorba en el camino de la destrucción. De I.a Trascen-
dencia:. No oyen estos gritos descuartizados que aún dudan
de mi inmensidad. Sólo los grandes se enfrentan totalmente
con el Mundo, y le escupan su asco cara a cara. No aceptamos
sobornos. Es inútil que traten de atraparnos poniendo como
cebo mujeres o medallas al mérito o buenas conciencias. Con-
tinuaremos exaltando al Mal purificador en el fondo de las
mazmorras o de 1ás celdas acolchadas. Y si nos mandan al
patíbulo marcharemos hasta él cantando aleluyas a la Muerte
y blasfemando contra todos los dioses y los ho¡nbres.
Abarco la realida~ ~.ntera. No sólo soy comunista. Soy tam-
83
bién. aristócrata. Por mis venas corre la sangre azul de mis
antepasados. Caballeros del Santo Sepulcro. Templarios. Cru-
zados. Nobles Incas. El Cid. Mahoma. Cristo. César Borgi:t
Gil de Rais. Torquemada. Catilina. Giordano Bruno. Kant.
Lenin, Sade. E.autréamont. Beethoven. Hitler. Espartaco.
-Stalin. Mao Tse Tung. Todos ellos se han fundido en mí y
•han renacido más esplendentes aún. Soy el Elegido . .Soy Dios.
Y como además como dije profeso el marxismo leninismo me
dap profunda lástima aquellos a quienes robo la plusvalía en
mis fábricas o se mueren de inanición en mis latifundios. In-
cluso vierto algunas lágrimas 9uando tengo que hacerlos ma-
sacrar por insubordinarse pidiendo pan. Manc;lo ·a mis capata-
ces que aumenten el rigor y agreguen más colas a los latigos
para que la chusma de una vez reaccione y entre todos comen-
cemos a construir la Ciudad del Sol Tenebroso.

Ámo sólo el Bien. Por eso busco llegar al fondo del Mal y pro-
clamo lá aniquilación sin coartadas imaginando con júbilo que
el blitzkrieg total está cercano .

Nadie se extasia con mis geniales creaciones. Debo pasarles


cheques a los dir~ctores de las revistas para que publiquen al-
gunas de inis odas a la guerra atómica. Sólo pagando .al popu-
lacho logro que mi nombre sea coreado. Detrás de los aplau-
sos palpo la ironía. Las car9ajadas. Bestias infrahumanas. Car-
ne de ·crematorio. El aislamiento sigue mientras premedito
estérilmente venganzas absolutas. El estar aislado porque las
alas se funden antes de llegar a estas alturas que habito me
hace sentir más grande aún. Los . espejos devuelven infinitas
reflexiones de mi rostro signado por las estigmas purulentos
de lds dioses. Las máquinas dan vuelta. Doy vueltas . No me
encuentro. No sé en qué pozo he cafdo. Piedad. El túnel. El
puente. La salida. Dónáe.

El Laberinto. No es posible escalar las paredes. No es posible


suicidarse. No es posible el sueñd. Quiero descansar. Sentir
el peso de la tierra entre los dientés. No esta ausencia. No
este hueco en las entrañas. Girar. Girar. 3 bolas por un peso.
Acierten. Péguenle al moni~ote. Trato de esquivar las pelo-
tas. Nunca lo consigo. Escuchenme aunque más no sea una
vez. Sólo bofetadas. Sólo risas. Soy un genio. Soy un pa-
yaso que' pretende divertir con sus bufonadas trágicas a la
sala vacía. El mundo se derrumba .. El mundo permanece im-
penetrable. Soy un trozo de otro juego en este rompecabezas
ÍII1posible de armar. Me ahogo. Socorro. Aquí. Aquí. Rá-
pido·. Antes que termine de estrangularme. Antes que des-
aparezca en,el barro de la caída. Es el fin. No. No es el fin.
Es una vuelfa más de tuerca. No hay escapatoria . Lo sé. No
lo sé. Lo sabía. Hablan. Hablan. Hablo para olvidar. Inú-
til. La cabeza chirría funcionando sin tregua. Largos mo-
nólogos desesperados . Tratar de justificarse ante las inapla-
cables alucinaciones de la mente en llamas. Quisiera morir.
Vivir. Escapar por el ombligo. Perderme en mi propio Vien-
tre. Tragarme al mundo.

No deseo otra cosa que no sea el ·Todo.

Qué se puede hacer mientras se aguardan los milagros ya


riunca posibles de las deidades asesinadas. Boquear. Seguir
boqueando en la esperanza de que algún día ·reconocerán mi
genio. Por ahora las bocas de los bichos. Quién pudiera clau-
surar el cerebro y ocultarse para dedicar el resto de la vida
al ayuno y la penitencia. Pero no hay refugio seguro. Siem-
pre descubren los escondrijos donde uno trata de ocultarse
para no ser violado y nos arrojan otra vez a la jaula de laS.
fieras. Al mundo. Somos. Soy atado a 'la picota. La saliva
corre por el cuarto. Los ojos vuelven a ser extirpados. v~·a­
c~ones . Heridas. Qué es lo que tengo que expiar. Por ué
siento irrevocables ansias de manchar de rojo las paredes el
cuarto cruzánd~me la espalda a latigazos. No entrar en d~­
talles. Culpable. Culpable de todo. Criminal absoluto. Reo
de muerte para el que no pttede haber clemencia. Copozco
a fondo y respeto los razonamienl:os de los fiscales. Sin em-
bargo me sigo sintiendo una inocente víctima propiciatoria
destinada a sacia~ la cólera de alguna potestad desconocida.

A veces me pongo a rezar pero luego recuerdo que los alta-


res están vacíos y la sangre blanca que mancha las gradas no
deja olvidar los deicidios con que nos condenarb.os al exilio
de la carne. Muertos los dioses se acabaron los hombres. Es
85
en vano que tratemos de evitar la disolución en el Olvido
inventando sustitutos de infinito que siempre fallan.

Dios escúchame. Solo a ti te amo. Te amo aunque no existas


ya. Aunque nunca hayas existido. Amo la Idea de Ti que
traspasándome me eleva y no me deja confundir con la marca
de rostros huecos que cubren.el planeta. Revelate te digo aun-
que no existas. 're necesito para detener el derrumbe. Para
conocer el Sol. Prefiero volverme loco creyendo que existes
aunque no sea cierto a tener que seguir revolcándome- en el
barro con las alas cortadas y torturado por .Ja sed de tu rostro.
Sí. Ojalá perdiera la razón y pudiera huir de toda esta náusea
que se enreda en las piernas y la le~gua. Cantar a la luz.
Sumergirse en lagos azules intemporales. Acudir al llamado
de El y ser acogido bajo el manto de la Virgen Maria. Entonces
los angelitos. Ven locura. Ven. T6mame. Construye en mf
tus túneles blancos. Quiero olvidar. Descansar por fin. N adje
me comprende. No me cambian los pafiales. Dial9go este-
rilmente con las paredes. Continúo solo. Todo fracasa entre
la densidad uniforme del mundo. El sedimento de l<Js muer-
tos m~ asimila poco a poco. Es duro pero no hay salvación.
Na8a es salida. Ni la vida. Ni la muerte. Ni el dolor. Ni el
goce. Ni la alegría. Ni el amor. Ni el asco. Ni la locura. Ni
el olvido.

Seguiré. Seguiré aullando. No dejaré ·de golpear contra los


Muros 'hasta que se quiebren ellos o mis manos. Hasta que
Dios responda.

Pero los Muros. no exist€ln. Ni el dios existe. Todo es negro.


Todo es gris. Qué hacer. No se dónde. No sé cuándo. El
abismo se acerca. Se acerca. Se acerca. Se acerca.

86
1
\_

••
Cómo 'entender cuándo las catedrales se derrumban. Cómo
entender esto que pasa. Existe. Es. Ha de haber alguna tram-
pa. Una· fall~. Todo se aclarará. Todo volverá a su lugar. Las
' tuercas comienzan a saltar de mi cabeza. El mundo se disuelve.
Es el final. J..a mente se quiebra e;n el intento de abarcar lo que
sucede. Ocurri6 lo inconcebible justo cuando el Triunfo era
total. Cuando el Régirhen por el qúe siempre lu_ché se afir-
maba sólidamente. Un error. Una broma metafísica. La mala
jugada de algún demonio abürrid!) .•O es 'más grave. No hay
nJngún" error. 'La maquinaria que he puesto en marcha tam-
bién 'me comprende a mí ·en sus engranajes. FuL Voy a ser
aplast~do por ·su peso. Aplastado por mi mismo .
.
A pesar de mi múltiple desgracia digo que todo está bien.
El Nuevo Orden perdurará y yo' habré sido el·que lo anunció
y lo ins!aur6. J;'or el camino que forjé marcha la élite de la
raza hum~na. Los verdaderos HombreS que ahora me hacen
a un lado entregándome a• la muerte. Mi Moral que es la
suya no admite vacilaciones. Es la de los Señores de la Tierra.
De los que están por encima de la piedad y' el resto de los
reblandecimientos llamagos por , el populacho sentimien'toli
humanos. Como si el hombre no hubiera nacido. para algo
más que el destino que antes le quisierón imponer. Vivir y
morir enajenadó en el olvido de los abismos y los cielos.
Esa Moral bajo cuyo rigor he caído finalmente y que ha hecho
que quede afuera en las tinieblas junto a los que lie ,combatido
la vida entera. A quíenés prediqué sin descanso entre mis
adeptos que hay que Elxterminar. Los que paren y trabajan
regularmente. Los, que aceptan todo y ocultan su rostro en
un rostro unico .. Los anónimos. Los huecos éop ojos vacíos.
Los que sienten rubor y se conmueven anto los crepusculos
y consideran el cielo refregarse unos contra otros. Hablan del
tiempo. Leen el diario. Son mesurados. La verdad está en el
medio. En mis tiempos esto no pasaba. Sufrimos una crisis
moral. Yo no sé qué tiene la juventud de ahora. Estaba para
comérselo. El casamiento es el mes próximo. Cristo enseñaba.
Quedan ustedes invitados. Cuando seamos marido y mujer
recién sí. Buenos días. Buenas tardes. Buenas noches. Y su
familia que tal. Pobre tiene cáncer y no lo sabe. Si me au-
mentan el sueldo. Hay que ser algo en la vida. El traba)o
dignifica. Las papas están caras. Cuánta humedad. La castidad
conserva la salud. Lo dijo el señor de enfrente y para mi es
bastante. La dignidad antes que nada. Dios existe. Dios
no existe. A mi me parece. Nosotros opinamos . Sin ánimo de
ofender. Hace frfo. Hace calor. General beneplácito. Pasiones
-enfermizas. Lucidos contornos. Copiosas libaciones. Ciegos y
sorQOS juzgan. Ponen etiquetas. Su mundo se acaba a 3 centí-
metros de la piel. Sin parar contaminan con idioteces el aire.
Se éasan. Tienen hijos. Los hijos crecen y toman el lugar de
ms padres y aquí no ha pasado nada. Repiten las fórmulas ri-
tuales. Adoran a sus dioses de yeso y cartón. Se masturban y
hacen el amor con vergüenza. Se desloman de sol_a sol para po-
der al día siguiente deslomarse de sol a sol Sentándose delan-
te de las pantallas en los ratos libres anulan toda posibilidad de
ser ellos mismos aunque sea un segundo. Mascan chicle. Toman
bebidas con gusto a barniz. Comerían excrementos si la pro-
paganda a favor de la macrofagia fuera lo suficientemente
intensa. Son tan brutos que hasta se creyeron lo que les hi-
cimos tragar para dominarlos. Ignorantes. Bestias abyectas.
Hato sólo digno del crematorio. Bailan. Ríen siempre. Todo
lo hacen sin raz6n ni sentido. Ya mis díscípulos les ajustarán
las cuentas. Escaso tiempo les queda para seguir arrastrán-
dose sobre sus babas. Quise acabar con la opresión de esa
legión de antropoides que ensuciaban la Tierra con sus pies
e impedían el nacimiento del Hombre. Busqué compañeros
que creí a mi altura. A los genios. A los supranormanles. Fui-
mos pocos, al principio. Pero la luz trajo la Luz. Y- agrupados
triunfamos ,fácilmente. Eramos superiores. Muy superiores a
la chusma. A la baja ralea que siempre trató de sofocar o
sobornar todo aquello que se apartara de su estúpido y mace-
90
,
rada camino circular. Pudieron derrotar antes uno por uno a
los que se elevaban por sobre su pequeñez asfixiándonlos
con su mole. Pero en cuanto se unieron las victimas propi-
ciatorias de la imbecibilidad disolvieron la pesadilla unifor-
me creada por los esbirros de esa diosa tan popular otrora.
Alzaron el vuelo y los sometieron.

La contradicción principal nunca fue entre clases o grupos


sociales. Fue. entre las mentes superiores y las inferiores que
las oprimían. Que las eliminaban o las adaptaban y las so-
juzgaban. Había llegado el momento de hacer Justicia. De
invertir la realidad invertida e inaugurar la Era del Sol. De
acabar con el dominio de lo bajo para que lo alto ascendiera
al sitial que le corresponde. Se nuclearon a mi alrededor los
que no aceptaban la opacidad gris en que los pretendían aho-
gar. Los que preguntan siempre y dudan. Los que sufren y
torturan los papeles y las telas y mezclan con ojos fijos sus-
tancias en los laboratorios. Los perseguidores de Dios. Los
constructores de catedrales. Los que buscan y no se detienen
ante cruielitos de Se Prohibe. Todos los oprimidos y vejados
por la realidad alienante y mediocre de un mundo regido
,por mediocres que sólo tenfan la perspectiva de acabar en
el manicomio. De pegarse un tiro. Enajenarse poniéndose al
servicio de la idiotez imperante. Lanzar estériles gritos de
desesperación.

Para ser admitido en nuestro movimiento había que awobar


Wl test que sólo los genios pasaban. Adoptamos múltiples fa-
chadas para engañar y confundú· a la plebe. Sólo los Elegidos
sabian los verdaderos fines perseguidos por los Elegidos. Ata-
mos a esos simulacros de hombres que nos rodeaban a nuestros
carros de combate para que los arrastraran. En compensación
les tirábamos las sobras de cualquier ideología. Cre.ian obte-
ner victorias propias. Sólo contr.ibuyeron a nuestra Victoria.
Su derrota. Su Aniquilación. Aplastarlos. Vejarlos. Masacrar-
los. Engañarlos. Placeres divinos que nos procuramos. Qué
felicidad después de tantos siglos de humillación de la inte-
ligencia probar la dulce hiel de la Venganza.

Nosotros te vengamos Diosa Razón. Instaurando nuestro Reino


91
instauramos el tuyo. Al adoramos de adoramos. Tú estás en nos-
otros. Nosotros somos tú,. La Idea se ha reencontrado con la
)dea. Me sigo identificando con los Señores de la Tierra, a pesar
de que me arrojaron de su lado. Espero que el cielo se abra
y la Justicia sea. Que se repare la monstruosipad cometida
contra mí. El error. No hay error, Soy inferior. Pertenezco a
la masa indiferenciada de los otros. Unos comó tantos. Me
harán desaparecer como. a ellos. No es posible Si. Lo es.
La s~lvación. Dónde está el mar. D6nde e..'itá el Sal.
Me han
abandonado como un fragmento de resaca. Al incinerador.
Desaparece. Húndete. Farsante. Hijo de la Sombra que quiso
p~sar por Hijo de la Luz.

Una vez en el poder los del vli1go fuerqn aleccionados con


slogans que construimos entre risas y bromas. Como teníamos
el plan de exterminarlos a todos la propaganda fue dirigida
a acostumbrarlos a la idea de que no había nada mejor que
estar muerto. De que el fuego del crematorio purificaría sus
pecados y que luego irían en montón al cielo a gozar se~
las preferencias del falo d·e Dios o del sexo de la Diósa Kali.
Las bestias fueron aceptando y resignándose paulatinamente
al sacrificio. Siempre aceptan cualquier cosa con tal de que
venga desde arriba y sea suficientemente machacada contra
sus obtusos cráneos. Qué asco me da el solo recordarlos.

l:Jno de nosotros inventó el geni6metro. Aparato que aplicado


al individoo indica si es Homlfre o antropoide en pocos se-
gundos.

Se volvió senciJlo el trabajo de dividir a la humanidad en


verdugos y víctimas. Amos y esclavos. A medida que la técnica
los hiciera innecesarios iríamos eliminando a estos últimos para
q_ue no siguieran ofendiendo nuestró sentido estético con su
__;. contumaz ·bajeza. Las máquinas lo harían todo y sin interfe-
rencias los genios por primera vez en la Historia nos dedica-
ríamos libremente a los juegos del intelecto en una atm6sfera
de mutua comprensión. No como antes que el destino del su-
perior era ser humillado. Hambreado. Explotado_ Frustrado.
Tergiversado. Acabado. No somos más asesinos que ustedes
mis queridos normales. Se acuerdan de Mozart muerto de inani-
92
ci6n y frio y vejaciones. De 'Maiacovsky con la barca del amor
rota, De Schubert. De Crevel. Qué me dicen de Artaud. De
Schumann. De Nietzsche. Qué rápido les colocaron el chaleco
luego de enloquecerlos con su medianía e liñcomprensi6n. Y
Poe. Y Lautréamont. Y Hitler. Y Sade. Y todos los otros.

Hasta cu,ándo pensaban oprimirnos ante las tenazas de la imbé-


cil repetición inacabable. Hasta cuándo pensaban que los deía-
ríamos seguir haciendo lo imposlble para aniquilainos o muti-
l.arnqs desde el mismo momento de nacer.
Entonces fue que por broma me puse el aparato contra mí
haciendo chistes que eran .festejados por los demás. En el
aparato se prendió la luz roja. Peli~o. El que estaba delante
de él era un repulsivo normal'. Re1mos. Todos .creyeron que
la máquina se había descompuesto. Se sucedieron las revísa-
ciones del mecanismo y nuevas pruebas. Luz roja siempre.
El aparato funcionaba correctamente ante otros sujetos. Las
caras empezaron a mirarme con hosquedad. Fui encerrado por
fin en esta celda.

Espero la muerte. Mis convicciones se derrumban. Veo que


estaba equivocado. El hombre es ún ser sagradb cualquiera sea
su inteligencia. Hay que respetar. Tplerar. Nosotros los infe-
riores tenemos la Vercfad. Está en nuestros gestos rituales coti-
dianos. En nuestras pequeñas complacencias y actos comunes.
Trabajamos c~m ahinco. Somos buenos padres de familia. Ama-
mos a nuestras pafrias y banderas y las servimos con subordi-
nación y valor. No hacernos mal a nadie. No me maten. Diré
cualquier cosa con tal de continuar con vida. No me destruyan.
Mándenme a un zoológico. Déjenme continuar viviendo. Vivir.
Vivir. Los l}yudare a cremar a mis iguales. Si después quieren
me suicidaré para ahorrarles la tarea de eliminarme. Un rato
más. Un tiempo más.

~o. No flaquear. No decir incoherencias. Ahora lo sé. Yo soy


un genio como vosotros. Pero también soy como Protomeo. Di
el F4ego. Libert~ a los Hombres y d~bo ser supliciado. El Des-
tino lo manda. El precio del Sol es ..mi caida. Pago con gusto
el alto precio. Mi existir ha sido fecundo. Aplaste a la plebe.
93
Instauré el Nuevo Orden. La prehistoria ha acabado. La Histo-'
ria se abre ante los ojos de los Elegidos. Marchad legiones de
dioses. De auténticos humanos. No ya títeres de huesos y au-
sencia. No ya vacío envasado en pieles. Sí hogueras vivas.
Sí la.nueva raza que ha violado los muros de lo absurdo y afir-
mado su señorío robre la Tierra. Que mi sangre corra rápido
y sepulte definitivamen~e a las potestades del 'Olvido.

94
¡

u
1

'
No. No tienen derechó. Yo cumplí. rigurosamente. Hablé. Dije
lo que sabía hasta el fondo. Cumplan ustedes. No me maten.
Me van a matar. Comprenden. Matar. petener los latidos de
mi corazón. Nunca ya nada. Todo desaparecerá. Los sueños.
Lo que .hice.. Lo' que proyecté. ~o lq concibo. Quiero vivir.
Seguir arastrandome sobre 1os esco:nbros aunque sea unos me·
tros más. Pero continuar sintiendo el sol. La luz. El dolor.
Vibrar. Ser. Todo se hundirá.• Cantarán. Construirán a1'enos -a !
que desaparezca. Al mundo nada le importa ya de mf para se-
guir andando. Sobro. Estorbo. Causo asco: Hacen bien en
matarme. Sor. un 'tráidor. 'Lo merezco. Yo les quite por largo
rato el pan é!e la esperanza a la boca de los nifiós. Por mi
la Revoluci6n·refrocede y sus militantes son rnasa<!rados minu-
ciosam¡:¡nte. Hablé porque tuve miedo. Siempre fui débil. No
me desprecien. No me maten. Haré lo-que quieran con tal de
sobrevivir.· Me humillaré de las forrt'las más abyectas. Les la-
meré las botas y beberé las escupidas que sus venerables bocas
se dignen arrojanne. Me puedo azotar' o hacer strip tease para
divertirlos. Se imaginan lo cómico que que~ía yo antiguo
secretario general áel Partido Comunista desnudando mis fofas
carnés al compás de alguna música lánguida. Como esceno-
grafía se podrían pon~r nanderas rojas y retratos qe Marx y de
Stalin e invitar a los más conspicuos representantes polfticos e
in.telectuales de nuestra oligarquía para que gozaran del espec-
táculo. Piedad. Piedad. Cristo lo dijo. Amaos los unos a los
otros. Confucio. Buda. Hegel Kierkegaard. Tras que escud3I-
se. Nadie oye mis súplicas. Qué me importa lo que hice o ,dejé
dé hacer. Quiero vivir. 'Sólo eso. Pido poco. Me alimentaré de
raíces. Les serviría como esclavo 60 horas diarias. 'forturaría sin
descanso a mis camaradas para que no se fa~garan tanto
vuestras excelencias en ese bajo menester. No. Qué digo. La
tortura es la Jnás digna .de las actividades dado que ustedes
la practicap. gozosamente según· me consta. Dado que, Cero,

Hablo y hablo queriendo olvidar el próximo fin. Ninguno me


puede ayudar. Nadie puede morir la muerte que moriré. Odío
todo. Todo me odia. Me van a destruír. No les dijeron en
el cateci~o que el 59 mandamiento. Otra vez lo mismo. No
darán marcha atrás. No hay salvación posible. Les ruego.
Les pido humildemente. No es que pretenda ni por un mo-
mento poner en duda la justeza y la oportunidad de vuestras
sabias decisiones. 'Sin embargo considerad que soy padre de
familia. He sido comunista. Sé que he pecado gravemente.
Pero estoy con sinceridad arrepentido. Nunca más tendré
nada que ver con la peste roja. Fue en un momento de ex:-
travío que me afilié. Era joven e inexperto. Mi papá me dijo
que lo hiciera y yo no supe decír que no. Además tenía ilu-
siones. Creía en la bondad del hombre. No sabia que su
esenc~a era Ia vileza y la 'abyección. Ustedes tienen razón en
eso y en todo. Soy culpable. Castiguenme. Si quieren arrán-
quenme los brazos y las piernas pero dejen que sigan fun-
cionando mi cerebro y mis ojos. Escalé posiciones rápidamehte
dentro del Partido por ser sobrino de su dirigente máximo.
Y qué mejor enc~ntraron que. nombrarme sucesor suyo cuan-
do mi tio murió intrépidamente en el pat~bulo vívando a }a
Paz y el ·Socialismo. Yo no creia en nada de eso. El cargo
que desempeña era exterior a mi. Befa en secreto al pronun-
ciar enfáticamente las fórmulas rituales comúnmente usadas
entre nosotros. Jugaba a1 Líder divirtiéndose al adoptar poses
de abnegado fuchador. Podía mandar sin pedir cuentas a
nadie. Ordenar arbitrariedades impunemente. Las injusticias
que com~tfa aparecían a los ojos 'de los camarada.~ como sabias
e intachables decisiones y todos me reverenciaban. Era indis-
cutible. Soberano. Con sólo decir unas cuantas palabras o
mover los dedos se producían manifestaciones y sabotajes o
cualquiera era encontrado unas horas después con un tim en
la nuca. Los burgueses temblaban ante mi nombre. El orgullo
ardia en mí al leer los diarios. Dejaba marcas. La reali-
dad vibraba al unísono de los vaivenes de mi sanf.e. Después
gozaría de las delicias de ejercer el poder sobre e país entero
98
1

dirigiendo la consfruoción del socialismo y mandando al pare-


dón a cuantos mi libido quisiera. Comó había hecho dentro
del Partido eliminando a los que se me daba la gana de acusar
de trozkistas. Agentes del imperialismo. Liquidaciones. Pro-
vocadores. Fraccionistas. Y toaos esos epítetos tan cómicO$.

El entretenido pasatiempo duró hasta que la polida pudo


descuhiir el escondite desde donde cumplía mis 1unciones de
bien amado dirigente. A pesar d~ que los camaradas guardia-
nes resistieron hasta caer me atraparon.

Soporté con forzada impavidez las primeras vejaciones mien-


tras me llevaban a la comisaría pero el terror se iba apode-
rando de mi voluntad. Por jugar. Todo por jugar a la estatua
viviente. Me hubiera quedado en casa con mis libros y mis
masturbaciones. Tuve justo que ir a meter los pies en camisa
de 8 varas. Una época de irresponsable felicidad y ahora qué.
La muerte. El olvido. El ser escarnio de aquellos a quienes
delaté y de quienes me hicieron delatar. Al tacho de basura.

Déjenme explicarles. Soy bueno. En mi juventud escribfa


versos. Tenía gran amor por las flores y los pájaros. En las
horas de melancolía tocaba el violín en la fr!_)nda- y los ani-
males se acercaban para oirme. Luego en casa dijeron que
ya era hora de que me incorporara a la organización de van-
~ guardia del pu'eblo para ocupar mi lugar en la lucha contra
el fascismo que es la expresión más chauvinista y reaccionaria
del capital monopolista internacional.

Además quedé tan solo después que papá y mamá murieron en


la silla eléctrica por hacer espionaje. Mi afiliación fue un
error de juventud. Ustedes fueron jóvenes como yo y les dicen
-a sus hijos que a su edad también tenían ideas izquierdistas
pero. Comprendan. Satanás puso delante de mis fauces esa
infame boleta instándome a gozar_ de las lujurias proletarias.
A saciar mis instintos en la inversión de Hegel. Que decirles.
Qué hacer para obtener clemencia. Las puertas siguen cerra-
das. En vano golpeo. Aúllo. Me arrastro. Pido ferdón. Se
acerca la hora en que Apolo comience a cruzar e cielo con-
duciendo su tractor de fuegó. Cuando las postreras luces del
99
alba asomen por occidente marcharé al ·paredón que soñaba
utilizar conp-a quien quisiera. Caeré y e1 lodo comenzará a
,sepultarme. Durante 1ll1 tiempo seguirán ,mancillando mi me-
moria. Después el olvido. No. No olvidén.-Insulten al repulsivo
'recuerdo que les. dejo. La ~ada no. No quiero desaparecer.
Ser enterrado bajo el derrumbe de los siglo~. Quién oye. Quién.

Ml! llevaron a la secciona1. :¡qo pude resistir los golpes. Fui


tan frágil siempre .. Hablé. Hablé. Para qué soportar el dolor.
Por q~é no abrir la boca y dejar _que el pus corriera. Asumi
el ser el inejor delator posible. Me adelantaba a responder
las preguntas. Suministraba informaciones importantísimas sin
que me lo pidieran. Hací~ diagramas> Planos. Esquemas.
Cuadros sinópticos. Que· supieran bien todas las ramificacio-
nes del Partido. Con mi prodigiosa memoria les di los nombres
de miles de cientos de afiliados. Los ·que a pesar da la Huena
vuluntad· puesta 1 J;J.O recordaba o conocía li_)S encontraron en
los archivos secyetos después 'de hallar su escondite siguiendo
mis inpicaciones. De la misnia forma se incautaron de los
pla:qes y las armas para hacer la Revolución y pudieron ente-
rarse .de quiénes eran exactamente los funcionarios del gobier·
no col]lprados :>: lo~ idiotas útiles e inútiles a nuestro servicio.

Casi no dormía por mover la leng¡.ta. Querfa ser tótal en algo.


Un héroe de la delación. Obtener el record de intensidad y
permanencia en la delación. Constituir. un ejemplo para las
generaciones futuras de confidentes. Manual. del perfecto de-
lator. Cómo -convertirse en delator en 24 lecciones.

De qué sirvió la euforia en pos de la santa abyecci6n. El


entusiasmo pasó. El derrumbe sigue., Voy a morir. Es mi única
certeza. Ante el laberintp de la muerte !as palabras caducan.
Una pared ·de terror. 4 muros de pánico. Perd6n. Perdón.
Quiero sólo Ia ;v:ida bajo cualquier condición. De cualquier
manera. Qué poco pid6. Un rincón oscuro. Un mendrugo de
pan de vez en cuando. Morir de viejo sin molestar más a nadie
ni ser molestado con slogans y frases chirriantes. Y mi violín.
Si no fuera mucho pedir mi violín.
1

He cumplido altos servicios pahiótioos. Peberían llenarme el


lOO
pecho de condeco:~;aciones. Ya han muerto miles de comunis-
tas y prácticamente se ha aniquilado Ja organización del
Partido gracias a los precisos 'Y completos informes que les
di. Eligieron en cambio deshacerse ~e mi como se hace con
una n"4ez después de exprimida. Los delatores son desprecia-
rlos y bdiados por todos. -·Incluso por los que los utilizan. Es
injusto. Ser delator es un oficio como cualquier otro. Un
engranaje más en la máquina del mundo. Pel buen confi-
dente se debería hablar con el respeto con que se habla del
buen zapatero o del buen gobernante. Tengo el orgullo de
creerme el delator p1ás consciente y cabal producido por la
historia. Llevé la traic~ón a mis camaradas lo más lejos que
fue posible. Miserables satisfacciones. Los relojes no se detie-
nen por eso. Dios sálvame. Tómame entre tus brazos. Acóge-
me en tus intestinos. Siempre te fui fiel en el fondo ael
corazón a pesar de que mi boca blasfemaba y te negaba. Lo
hice porque los otros tenían los ojos fijos, Porque jugaba al
rebelde. Al revolucionario. Me obligaron. Tú evitarás, que me
ahorquen. Te lo pido por tu ·Hijo que se hizo· freír parfl redi-
mirnos. Qué digo. La SegtJ;_nda Persona de la Santísima Trini-
dad frita. Entonces al Padre lo podríamos hacer en escabeche
y tomar sopa con el jugo de sus barbas. Y al Espíritu Santo
cebar1o bien y luego de \acrificado servirlo relleno de atún
acompañándolo con una buena .botella de vitriolo Kant desti-
lación 1784.

Desvarío. Ya no sé nada. Quién soy. Quiero un espejo. Quiero


mir~e para estar seguro de que existo. No existo. No puedo
existir. Todo .es un sueño. Se acabará la pesadilla y me des-
pertaré en un prado lleno de flores. Volveré a rasgar con el
arco las cuerdas y a ser feliz. Volveré a ser puro. Vir~e~ <le la
suciedad del mundo. Para qué mentirme. Para qué delirar.
,Dios no existe. ·Esto no es un sueño. Es la realidad desespe-
rada. Sólo puedo humillarme ante las 11'\anchás de humedad
de la celda. No importa si soy inmaculado o impuro. Culpable
o no culpable quiero sobrevivir'. Beber hasta el último momen-
to el último coágulo de vida. Solo. Solo com~ siempre. De
cara a la m"Qerte. Extranjero. Conaenado sin coartadas. Las
fuerzas se acaban. Pied,ad. Yo era bueno. Yo era·feliz. Cama-
radas, no me juzguen mal si llegaron o llegan a enterarse de
101
la traición. No tuve la culpa de. ~ue el Destino. No hablar
más .. Callar. Nunca alcancé a ser nada. Soy nada. Se.ré nada.

No Lpuedo resignarme. Aquí. Aquí. Una cuerda. u~ voz que


me salve. Un indulto que me rescate para el caos. Piedad.

A lo mejor arregla un poco· las cosas lo que lfe decidido


hacer. Gritaré antes de que las ~alas me atravies~. Viva la
ReVQluci6n Social.

'1

102
/

,,
L \
El ·amor ha invadido mi cuerpo desde que la Vi. Llegó con
sus legionés de ángeles y me poseyó. Fue. Es inútil reSistir.
Doy vue!tas y s6lo veo el rostro de la amada. Todo es una
vorághle de colores. Todo .es nuevo. En los pechos de los
hombres' arde el fuego uniéndolos· en ~na gran I1oguera. Estoy
alegre. Río por cua1quier cosa. No preguntéis por qué. La
amo y añora sé que ella también me ama. Qué mfls puedo
pedir. Veo' la grisma de los demás. Veo cómo camipan sin
levantar la mirada del suelo. Ellos no saben. Ellos no cono-
cen las vibraciones del' sol. Yo vibro. Es mia. La llevo cla-
vada en l4 memoria .. Nádie podrá qmtármela. Tengo miedo.
Podria perderte si los otros triunfan en su deséo de separarnos.
Lós castillos de cristal que he levantado y ambos habitamos
me aplastarían en., su derrumbe. Lo.s vidrios cafando. La
muerte mostrahdo otra vez su. máscara blanca. E cotidiano
agonizar. Arañar las telas: Rasgar }os papeles tratando de en-
Contrarte donde no estás. No estás en ningún lado que no
sea atrás de tus ojos .. Sólo en ti puedo .hallarte. Eres el sol en
cuyo tomo giro. Abrásame en tus llamas hasta que nos fun-
damos los.dos en el hielo. Sálvame de la ronda .infinita. Del
darse el rostro contra, Jos muros ·en busca de algún pedacito
de l:uz que nunca se halla. l'Jo te conozco re<:rmente y sin
embargo me liabítas. Ya conoceré tu esencia cuando pronto
invada tus ·ciuda.des y saq_.uee los tf)l¡oros prometidos por la
Riel que te epvuelve.

Al ttaspasarine· tu presencia hizd exp~osi6n la sangre. Todo


fUe distinto. Lo comprendi en seguida. Tú para nú. Yo para
ti. El azul sin Hmites. El principio del mundo. El final del
caos. De 'los engranajes que trituran. Del vagar sin sentid.o

105
por los laberintos sellados de lo, absurdo. Hubo una dimen-
sión nueva. Un torrente que salió de tus huesos y me engendró
otra vez devolviéndome los colores y la risa. Alguien llegaba
hasta mi foiJdo y lo- tocaba. Ni los que me odian y persiguen
ni...los que me admiran estúpidamente sin atreverse a confe-
sarlo. Tú. Un ser .humano. No una cosa ni una idea. No un
golpe que esquivar o una blandura que aplastar. Otro ser.
Lúcido. Cálido. Abierto.

Te busqué Iargam~nte a t~vés de los cuerpos extranjeros .. En


los poemas hechos- en medio de la noche roído por el furor
del viento. Ahora que te he hallado no nos separemos más.
Se ha encendido tu sol. Que brille siempre para que _no retor-
nen los glaciares. Las bestias del frío de fiel blanca y ojos
...horadados. Cómo expresarle la densidad de amor que siento.
'Esto que estalla dentro de mi rescatándome. Quisiera tener
un dios para hacerle sacrificios delante de su altar. Quisiera
creer en sort:il'egios que encadenen para siempre a la persona
amada. Pero maté a todos los dioses y derribé todas las esta-
'tuas quedando solo en la desesperación más absoluta. Hasta
que ella llegó y desbordó el hueco grávido que me carcomía.
Era el arquero que lanzaba flechas quebradas al infinito sin
encontrar respu.esta. El que emiüa luces y en su interior ardían
)as tinieblas. T~ascendido por tu amor toco los límites y los
_traspaso. Esos límites que antes parecían impenetrables y
1
definitivos. \
1

Me han cOrtado las manos tantas veces que siempre espero


lo peor. Siempre .espero el fracaso. He pensado que serás
uno de los sueños que se quiebran contra la!i aristas de la
realidad: Pienso. Sufro. Pienso. I:.ucho contra: las alucinaciones
de la angustia. Me derriban. Me levanto. Sigo. Sigo entre los
cubos de cémento. Entre los autómatas ·ciegos que nos arran-
'can trozos de huesos al rozarnos. Te tengo a ti en mi. Nada
'importa sino eso. Adelante. Vendrás a mi. Iré a ti. Empren-
deremos el camino del a-mor. Volaremos tomados de la mano.
Siempre te he esperado. No hay fronteras para nosotros juntos.
Contigo seré Dios. Creado:c de las cosas: Hacedor de las leyes.

Apareciste de pronto y te reconocí. Qué sencillo. Qué mágico.


106
Éres la base desde donde emprenderé el vuelo. Sálvame. Di-
suélveme en ti. Atrápame. Atame. Acaba con el girar excén;
trico. Con el chocar de mi sangre contra todo. Comprende.
Quiero vivir. Comprende. Quiero que vivas. Los dos podemos
Ser. Existir a pesar del sistema de exterminio que funciona
invisible y exactamente. Nos cuadriculan. Nos ponen etiquetas.
Nos venden al mej<;>r postor después de convertimos en sedi-
mentos herrumbrados. No acepto. Desafío a los dueños secre-
tos. La amo. Por ella laten mis nervios. Estoy dispuesto a todo.
Oigan. Oiganme. Es difícil amar entre los letreros luminosos
Y, Ios ·titufares de l~s diari~s. Esquivando los ómnibus. Tra-
tando que no nos tiren a los tachos de basura. Los que se
aman sienten sus cuerpos extranjeros. Las .palabras- pierden
sentido. Las distancias aumentan. En las 6 dimensiones el
vacío. El amor es la única Verdad. De qué sirven las gesticu-
laciones y los trofeos. No apagan el sol negro que arde dentro
y fuera de la pie} sin tregua. El amor es el agua total. Es el
Fin 'Y el Principio.

Estoy cansado de d,erribar muñecos y charlar interminable-


mente con rostros vacíos. Estoy harto de estar harto. No quiero
más el juego y el pánico. Quiero un sol cálido. Quiero el
tintineo de los caireles. La risa. El mar. La tierra. El cielo.
El cielo iara nosotros dos. Te ,necesito. No me abandones
luego de encontramos. No más hiel. No más cavar trincheras
y estar alerta ·por. si viene el enemigo. Boquear arañando el
cemento. Quiero la Plenitud. Quiero la Paz. Te quiero a ti
entera. Infinita.

Sed de una mano que se pose en la mía. Tu blandura miti-


gando mi dolor antiguo.

Todos dicen que. estás muerta. Yo sé que estás viva. Te han


encerrado entre las paredes de la negra caja para que nuestro
amor no fuera posible. Ellos. Los que todo lo vigilan. Los
que todo lo destruyen. Nuestro amor será más fuerte que su
maléfico poder. Te llevaré conmigo lejos. A los lugares que
siempre soñé habitar contigo. Mi amante. Mi reina. Mi diosa.
Cómo sufrirás encerrada. Te salvaré. Falta poco. Mi corazón
.
me dice que me aguardas. Atravesaré las hileras de cruces
107
sepulcrales. El;ltraré en la bóveda de ~, mayores donde te
han sepultado viva: Abriré la tapa del atáud y lúego traspasa·
remos los. espacios. Seremos libr':'s. Serás' vengada. Justo a las
12 cuando nuestro encuentro sea estallará una bomba en la
casa de tus padres. Te libraré de esos monstruos que te ente.
rraron"' latiente aún el corazón. Voy. Sé que me agt\ardas. Sé
que me amas. Nos mirar;emos a los ojos y ya no qabtá- necesi·
dad de pala_bras. Mis ojos tus ojos. Mí c,:uerpo tu c~erpo. No
!Ie _conocido mpjer. Me he mantenido· puro par~ ti. Sé que· me
oyes. Sé que esperas que vaya a libertarte desdé el mes en
que te. ~nterrat9n. No sup!'l nada hasta hace poco. Perdón. No
salgo del altillo en que vivo dedicado a construir poemas en
tu honor y a masturbarme. Los litros de espf'..rina volcados
por ti en el vacío son la ofrenda simbólica que te hago en
nuestras nuPt:ias. Su derrame a· travéS" de los años confirma la
fidelidad del amor platónico, que siempre te tuve. No sabía
que para c~tigarte p,or quererme te habían. hecho prisionera
en un cementerio. Esa es la P!'ueba material que tengo de
qutt ardes por mí como yo por ti. No conciben que me ames
a.. -pesar de sey yo jorobado y· :ceng.o. Qué bien simulaste
reírte. y despreciarme siempre para engañarlos a ellos. No sé
cómo pedirte disculpas por ha'Oer cr!;lido a veces que las mo-
fas. e insultos ante mis requerimientos no eran en serio. Allpra
comprendo cabalment~ que aquella vez que me hiciste soltar
los perros lo hiciste sólo ,para' que la simuhtci6n fuera má.s
perfecta. Necios'. Cerdos. El amor está: más allá ae la mera
contingencia-,Es el Absolúto. E;,s Dios. Es- la ond~ cálida que
nos atrapará a ambos haciéndonos planear hasta que Jos lími-
tes desaparezcan. Te amo. Ven. ·voy. Ya está todo listo. ·Las
palanquetas. Los tornos elecbicos. La nitroglicerina. Nada; ni
nadie podrá interponerse en el camino hacia ti. El que· lo haga
volará. en pedazos. Haré saltar las puertas. Horádare 'los muros
y abriré tu féretro. Te tomaré en mis brazos y. :t;~os íremos
juntos a Marte un artefacto que he construido especialmente
para esta ocasión; Se acerq~ la hora. Faltan .pocos minutos.
En el rojQ planeta cesará la pers~cuci6:q. s.in tregua. Nos pó-
dremos amar sin. que traten CQnstantemente de aniquüar"nos.
Será el Principi~. tendremos liijos. l:J..na éstfrpe sagraaa saldrá
de tu vientre y dentro de unas generac10nes vOlverá a ·la
Tierra para asolar este J?!aneía pecarr$1oso y ~es~irlo.
108 \
Basta de palabras. Actuar. Un gesto. El último. En marcha.
Voy. He elegido 'este día por ser el del aniversario de la batalla
de Wellington.

109
'
índice

.... 7
•• 15
23
31
.....
........

..... 39
47
..... 55
•• 63
••
..... 71
79
•• 87
••
.........
95
103
Este libro se termin6 ~e imprimir el día. 10 de septiembre de
1965 en impresiones "La Estrella.., Lamadrid 360 - Capital
Federal. La tapa fue confeccionada tomando un emblema crea-
do por ~1 autor para su escudo de a.nnas.

También podría gustarte