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EL ESTADO

ABSOLUTISTA
m
perry
siglo
veintiuno
editores anderson
3KI
INDICE

siglo ventiuno editores, s.a. de c.v.


CERRO DEL AGUA 248, DELEGACION COYOACAN. 04310 MÉXICO. D.F.

siglo veintiuno de españa editores, s.a.


PRINCIPE DE VERGARA, 78 2° DCHA., MADRID. ESPAÑA

Prólogo

PRIMERA PARTE

EUROPA OCCIDENTAL

1. El Estaco absolutista en Occidente


2. Clase y Estado: problemas de periodización
3. España
4. Francia
5. Inglaterra
6. Italia
7. Suecia

SEGUNDA PARTE

EUROPA ORIENTAL

1. El absolutismo en el Este
2. Nobleza y monarquía: la variante oriental
3. Prusia
portada de anhelo hernández 4. Polonia
5. Austria
primera edición en español, 1979 6. Rusia
decimoquinta edición en español, 1998
7. La Casa del Islam
© siglo xxi de españa editores
en coedición con
© siglo xxi editores, s.a. de c.v CONCLUSIONES
isbn 968-23-0946-8

primera edición en inglés, 1974 DOS NOTAS

© nlb
título original: lineages of the absolulisl state A. El feudalismo japonés
B. El «modo de producción asiático»
derechos reservados conforme a la ley
impreso y hecho en méxico/printed and made in mexico
Indice de nombres
PRIMERA PARTE

EUROPA OCCIDENTAL
1. EL ESTADO ABSOLUTISTA EN OCCIDENTE

La larga crisis de la economía y la sociedad europeas d u r a n t e


los siglos xiv y xv puso de manifiesto las dificultades y los lími-
tes del m o d o de producción feudal en el p o s t r e r p e r í o d o me-
d i e v a l ¿ C u á l f u e el resultado político final de las convulsiones
continentales de esta época? En el t r a n s c u r s o del siglo xvi
apareció en Occidente el E s t a d o absolutista. Las m o n a r q u í a s
centralizadas de Francia, Inglaterra y E s p a ñ a r e p r e s e n t a r o n u n a
r u p t u r a decisiva con la soberanía piramidal y f r a g m e n t a d a de
las formaciones sociales medievales, con sus sistemas de feudos
y estamentos. La controversia acerca de la naturaleza histórica
de estas m o n a r q u í a s persiste desde que Engels, en u n a f r a s e
célebre, d e t e r m i n ó que eran el p r o d u c t o de u n equilibrio de clase
entre la vieja nobleza feudal y la nueva burguesía u r b a n a :
«Sin embargo, p o r excepción, hay períodos en que las clases
en lucha están tan equilibradas (Gleichgewicht halten), que el
p o d e r del Estado, c o m o m e d i a d o r aparente, adquiere cierta
independencia m o m e n t á n e a respecto a u n a y otra. En este caso
se halla la m o n a r q u í a absoluta de los siglos x v n y XVIII, q u e
m a n t e n í a a nivel la balanza (gegeneinander balanciert) e n t r e
la nobleza y el e s t a d o llano» 2 . Las múltiples reservas de este
> p a s a j e indican cierta inseguridad conceptual p o r p a r t e de En-
gels. Pero u n detenido examen de las sucesivas formulaciones
t a n t o de Marx como de Engels revela que u n a concepción simi-
lar del absolutismo fue, de hecho, u n rasgo relativamente per-
m a n e n t e en sus obras. Engels repitió la m i s m a tesis básica de
f o r m a m á s categórica en o t r o lugar, s u b r a y a n d o que «la con-
dición f u n d a m e n t a l de la antigua m o n a r q u í a absoluta» era «el
equilibrio (Gleichgewicht) e n t r e la nobleza t e r r a t e n i e n t e y la

' Véase su análisis en Passages from Antiquity to feudalism, Londres,


1974, que precede a este estudio. [Transiciones de la Antigüedad al feuda-
lismo, Madrid, Siglo XXI, 1979.]
' The origin of the family, prívate property and the State, en K. Marx
y F. Engels, Selected Works, Londres, 1968, p. 588 [ E l origen de la fami-
lia, la propiedad privada y el Estado, en K. Marx y F. Engels, Obras
escogidas, Madrid, Akal, 1975, II, p. 339); K. Marx y F. Engels, Werke,
volumen 21, p. 167.
Europa occidental
10 El Estado absolutista en Occidente 11
3
burguesía» . Evidentemente, la clasificación del absolutismo h a n debatido el p r o b l e m a de la naturaleza social del absolutismo
como m e c a n i s m o de equilibrio político e n t r e la nobleza y la h a s t a n u e s t r o s días. Evidentemente, u n a solución correcta de
burguesía se desliza a m e n u d o hacia su designación implícita este p r o b l e m a es vital p a r a n u e s t r a comprensión de la transi-
o explícita en lo f u n d a m e n t a l como u n tipo de E s t a d o burgués ción del feudalismo al capitalismo, y de los sistemas políticos
en cuanto tal. Este deslizamiento es evidente, sobre todo, en el que la caracterizaron. Las m o n a r q u í a s absolutas i n t r o d u j e r o n
propio Manifiesto comunista, en el que la función política de unos ejércitos y u n a burocracia p e r m a n e n t e s , u n sistema nacio-
la burguesía « d u r a n t e el período de la m a n u f a c t u r a » se carac- nal de impuestos, u n derecho codificado y los comienzos de u n
teriza sin ninguna solución de continuidad c o m o «contrapeso m e r c a d o unificado. Todas estas características parecen ser emi-
(Gegengewicht) de la nobleza en las m o n a r q u í a s feudales o ab- n e n t e m e n t e capitalistas, y como coinciden con la desaparición
solutas y, en general, piedra angular (Hauptgrundlage) de las de la servidumbre, institución nuclear del primitivo m o d o d e
grandes m o n a r q u í a s » 4 . La equívoca transición desde «contra- producción feudal en Europa, las descripciones hechas p o r Marx
peso» a «piedra angular» aparece también en otros textos. Engels y Engels del a b s o l u t i s m o c o m o u n sistema estatal q u e repre-
p u d o referirse a la época del absolutismo como la era en que senta un equilibrio e n t r e la burguesía y la nobleza, o incluso
«la nobleza feudal f u e obligada a c o m p r e n d e r que el período u n dominio abierto del m i s m o capital, h a n p a r e c i d o con m u c h a
de su dominación social y política había llegado a su fin» 5 . frecuencia plausibles. Sin embargo, u n estudio m á s detenido
Marx, p o r su parte, a f i r m ó r e p e t i d a m e n t e que las e s t r u c t u r a s de las e s t r u c t u r a s del E s t a d o absolutista en Occidente niega
administrativas del nuevo E s t a d o absoluto eran un i n s t r u m e n t o inevitablemente la validez de tales juicios. El fin de la servi-
específicamente burgués. «Bajo la m o n a r q u í a absoluta», escri- d u m b r e n o significó p o r sí m i s m o la desaparición de las rela-
bió, «la burocracia n o era m á s que el medio p a r a p r e p a r a r la ciones feudales en el campo. La identificación de a m b o s fenó-
dominación de clase de la burguesía». Y en o t r o lugar a f i r m ó menos es u n e r r o r común, p e r o es evidente q u e la coerción pri-
q u e «el p o d e r estatal centralizado, con sus órganos omnipoten- vada extraeconómica, la dependencia personal y la combinación
tes: el ejército p e r m a n e n t e , la policía, la burocracia, el clero del p r o d u c t o r i n m e d i a t o con los i n s t r u m e n t o s de producción, n o
y la m a g i s t r a t u r a —órganos creados con arreglo a u n plan de desaparecieron necesariamente c u a n d o el excedente r u r a l d e j ó
división sistemática y j e r á r q u i c a del t r a b a j o — procede de los de ser extraído en f o r m a de t r a b a j o o de entregas en especie
tiempos de la m o n a r q u í a absoluta y sirvió a la naciente socie- p a r a convertirse en r e n t a en dinero: m i e n t r a s la p r o p i e d a d
dad burguesa como u n a r m a poderosa en sus luchas c o n t r a el agraria aristocrática c e r r ó el p a s o a u n m e r c a d o libre de tierras
feudalismo» 6 . y a la movilidad real de la m a n o de o b r a —en o t r a s palabras,
Todas estas reflexiones sobre el a b s o l u t i s m o eran m á s o m i e n t r a s el t r a b a j o n o se separó de las condiciones sociales
menos f o r t u i t a s y alusivas: ninguno de los f u n d a d o r e s del ma- de su existencia p a r a t r a n s f o r m a r s e en «fuerza de trabajo»—,
terialismo histórico hizo j a m á s u n a teorización directa de las las relaciones de producción rurales continuaron siendo feuda-
nuevas m o n a r q u í a s centralizadas que surgieron en la E u r o p a les. En El capital, el m i s m o Marx clarificó este p r o b l e m a en su
del Renacimiento. Su exacto significado se d e j ó al juicio de las correcto análisis teórico de la r e n t a del suelo: «La t r a n s f o r m a -
generaciones siguientes, y, de hecho, los historiadores marxistas ción de la r e n t a en t r a b a j o en la r e n t a en p r o d u c t o s n o altera
en absoluto, económicamente hablando, la esencia de la r e n t a
5
Zur Wohnungsfrage, en Werke, vol. 18, p. 258. [Contribución al pro-
de la tierra [ . . . ] E n t e n d e m o s aquí p o r r e n t a en d i n e r o [•••]
blema de la vivienda, en Obras escogidas, I, p. 636.] la r e n t a e m a n a d a de u n a m e r a t r a s m u t a c i ó n f o r m a l de la r e n t a
4
K. Marx y F. Engels, Selected Works, p. 37 [Obras escogidas, I, p. 24]; en productos, del m i s m o m o d o que esta m i s m a era sólo la r e n t a
Werke, vol. 4, p. 464. en t r a b a j o t r a n s f o r m a d a [ . . . ] La b a s e de esta clase de renta,
5
Vber den Verfall des Feudalismus und das Aufkommen der Bourgeoi- a p e s a r de acercarse a su disolución, sigue siendo la m i s m a q u e
sie, en Werke, vol. 21, p. 398. En la frase aqui citada, la dominación «polí-
tica» es expresamente staatliche. en la r e n t a en p r o d u c t o s que constituye el p u n t o de partida.
6
La primera formulación procede de The Eighteenth Brumaire of Louis El p r o d u c t o r directo sigue siendo, como antes, poseedor here-
Bonaparte, en Selected Works, p. 171 [El dieciocho Brumario de Luis ditario o, de alguna otra manera, tradicional del suelo, y quien
Bonaparte, en Obras escogidas, I, p. 340]; la segunda es de The civil war
in France, en Selected Works, p. 289 [La guerra civil en Francia, en Obras
debe tributarle al terrateniente, en c u a n t o p r o p i e t a r i o de la tie-
escogidas, vol. 1, p. 539], rra, de su condición de t r a b a j o más esencial, u n t r a b a j o for-
Europa occidental El Estado absolutista en Occidente
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zado excedentario, es decir, t r a b a j o impago, efectuado sin equi- de dominación de la b u r g u e s í a » L a nueva f o r m a del p o d e r
valente, en la f o r m a de p l u s p r o d u c t o t r a n s f o r m a d o en dine- nobiliario estuvo determinada, a su vez, p o r el desarrollo de la
ro» 7 . Los señores q u e continuaron siendo propietarios de los producción e i n t e r c a m b i o de mercancías en las formaciones so-
medios de producción f u n d a m e n t a l e s en cualquier sociedad ciales de transición de la p r i m e r a época m o d e r n a . Althusser h a
preindustrial f u e r o n , desde luego, los nobles terratenientes. Du- especificado c o r r e c t a m e n t e su c a r á c t e r en este sentido: «El ré-
r a n t e toda la t e m p r a n a edad m o d e r n a , la clase económica y gimen político de la m o n a r q u í a absoluta es tan sólo la nueva
políticamente d o m i n a n t e fue, pues, la misma que en la era me- f o r m a política necesaria p a r a el m a n t e n i m i e n t o del dominio y
dieval: la aristocracia feudal. E s t a nobleza s u f r i ó u n a p r o f u n d a explotación feudal en u n período de desarrollo de u n a econo-
m e t a m o r f o s i s d u r a n t e los siglos siguientes al fin de la E d a d mía de m e r c a d o » 9 . Pero las dimensiones de la t r a n s f o r m a c i ó n
Media, p e r o desde el comienzo h a s t a el final de la historia del histórica que e n t r a ñ a el advenimiento del a b s o l u t i s m o n o deben
absolutismo n u n c a f u e desalojada de su dominio del p o d e r ser minimizadas de ninguna m a n e r a . Por el contrario, es fun-
político. damental c o m p r e n d e r toda la lógica y la i m p o r t a n c i a del cam-
bio decisivo en la e s t r u c t u r a del E s t a d o aristocrático y de la
Los cambios en las formas de explotación feudal que acaecie-
propiedad feudal que p r o d u j o el nuevo f e n ó m e n o del abso-
ron al final de la época medieval n o f u e r o n en absoluto insig-
lutismo.
nificantes; p o r el contrario, son precisamente esos cambios los
q u e modifican las f o r m a s del Estado. El absolutismo f u e esen- El feudalismo c o m o m o d o de producción se definía origina-
cialmente eso: un aparato reorganizado y potenciado de domi- riamente p o r u n a unidad orgánica de economía y política, para-
dójicamente distribuida en u n a cadena de soberanías fragmen-
nación feudal, destinado a m a n t e n e r a las m a s a s campesinas en
tadas a lo largo de toda la f o r m a c i ó n social. La institución de
su posición social tradicional, a p e s a r y en c o n t r a de las m e j o r a s
la s e r v i d u m b r e c o m o m e c a n i s m o de extracción del excedente
que habían c o n q u i s t a d o p o r medio de la amplia conmutación
fundía, en el nivel molecular de la aldea, la explotación eco-
de las cargas. Dicho de otra f o r m a , el E s t a d o absolutista n u n c a
nómica y la coerción político-legal. El señor, a su vez, tenía q u e
f u e u n á r b i t r o e n t r e la aristocracia y la burguesía ni, m u c h o
p r e s t a r h o m e n a j e principal y servicios de caballería a u n señor
menos, u n i n s t r u m e n t o de la naciente burguesía c o n t r a la aris- s u p r e m o que reclamaba el dominio ú l t i m o de la tierra. Con la
tocracia: f u e el nuevo caparazón político de u n a nobleza ame- conmutación generalizada de las cargas p o r u n a r e n t a en dinero,
nazada. Hace veinte años, Hill r e s u m í a así el consenso de u n a
generación de historiadores marxistas, ingleses y rusos: «La ' Christopher Hill, «Coment», Science and Society, xvn, 4, otoño de
m o n a r q u í a absoluta f u e u n a f o r m a diferente de m o n a r q u í a feu- 1953, p. 351 [La transición del feudalismo al capitalismo, cit.]. Los tér-
dal, distinta de la m o n a r q u í a de e s t a m e n t o s feudales que la minos de esta afirmación deben tratarse con mucho cuidado. El carácter
precedió, p e r o la clase d o m i n a n t e continuó siendo la misma, general y caracterizador de una época del absolutismo hace inadecuada
cualquier comparación formal entre él y los regímenes locales y excep-
exactamente igual que u n a república, u n a m o n a r q u í a constitu- cionales del fascismo.
cional y u n a dictadura fascista p u e d e n ser todas ellas f o r m a s ' Louis Althusser, Montesquieu, la politique et l'histoire, París, 1969,
página 117 [Montesquieu, la política y la historia, Madrid, Ciencia Nueva,
1968, p. 97]. Aquí se selecciona esta formulación por ser reciente y repre-
' El capital, Madrid, Siglo XXI, 1975-1979, libro n i , vol. 8, pp. 110, 113, sentativa. La creencia en el carácter capitalista o cuasi capitalista del
114. La exposición que hace Dobb de este problema fundamental, en su absolutismo puede encontrarse todavía, sin embargo, de forma ocasional.
réplica a Sweezy, en el famoso debate de los años cincuenta sobre la Poulantzas comete la imprudencia de clasificarlo así en su, por otra
transición del feudalismo al capitalismo, es lúcida e incisiva: Science and parte, importante obra Pouvoir politique et classes sociales, París, 1968,
Society, xiv, 2, primavera de 1950, pp. 157-67, especialmente 163-4 [el con- páginas 169-80 [Poder político y clases sociales en el Estado capitalista,
junto del debate, con algunas aportaciones más actuales, se recoge en Madrid, Siglo XXI, 1972, pp. 202-211], aunque sus términos son vagos y
Rodney Aitton, comp., The transition from feudalism to capitalism, Lon- ambiguos. El reciente debate sobre el absolutismo ruso en las revistas
dres, NLB, 1976; trad. cast.: La transición del capitalismo al feudalismo, históricas soviéticas revela algunos ejemplos aislados similares, aunque
Barcelona, Critica, 1977]. La importancia teórica del problema es evidente. cronológicamente más matizados; véase, por ejemplo, A. Ya. Avrej, «Russ-
En el caso de un país como Suecia, por ejemplo, los habituales estudios kii absoliutizm i evo rol' v utverzhdenie kapitalizma v Rossii», Istoriya
históricos todavía afirman que «no hubo feudalismo», a causa de la ausen- SSSR, febrero de 1968, pp. 83-104, que considera al absolutismo como «el
cia de una servidumbre propiamente dicha. Por supuesto, las relaciones prototipo del Estado burgués» (p. 92). Los puntos de vista de Avrej fueron
feudales predominaron en el campo sueco, de hecho, durante toda la criticados con dureza en el debate posterior, y no expresan la tendencia
última era medieval. general de la discusión.
El Estado absolutista en Occidente 15
14 Europa occidental
tórico. El efecto final de esta redistribución del p o d e r social
la unidad celular de la opresión política y económica del cam- de la nobleza f u e r o n la m a q u i n a r i a de E s t a d o y el o r d e n jurídico
p e s i n a d o se vio gravemente debilitada y en peligro de disolu- absolutistas, cuya coordinación h a b r í a de a u m e n t a r la eficacia
ción (el final de este camino sería el « t r a b a j o libre» y el «con- del dominio aristocrático al reducir a u n c a m p e s i n a d o n o ser-
t r a t o salarial»). El p o d e r de clase de los señores feudales quedó, vil a nuevas f o r m a s de dependencia y explotación. Los estados
pues, d i r e c t a m e n t e amenazado p o r la desaparición gradual de monárquicos del Renacimiento f u e r o n , ante t o d o y sobre todo,
la servidumbre. El resultado f u e u n desplazamiento de la coer- i n s t r u m e n t o s modernizados p a r a el m a n t e n i m i e n t o del dominio
ción política en u n sentido ascendente hacia u n a cima centra- nobiliario sobre las m a s a s rurales.
lizada y militarizada: el E s t a d o absolutista. La coerción, diluida Al m i s m o tiempo, sin embargo, la aristocracia tenía que
en el plano de la aldea, se concentró en el plano «nacional». El a d a p t a r s e a u n nuevo antagonista: la burguesía mercantil que
resultado de este proceso f u e u n a p a r a t o r e f o r z a d o de p o d e r se había desarrollado en las ciudades medievales. Ya se ha visto
real, cuya función política p e r m a n e n t e era la represión de las que f u e precisamente la intromisión de esta tercera presencia
masas campesinas y plebeyas en la base de la j e r a r q u í a social. lo que impidió que la nobleza occidental a j u s t a r a cuentas con
Esta nueva m a q u i n a r i a de Estado, sin embargo, estaba inves- el campesinado al m o d o oriental, esto es, aniquilando su resis-
tida p o r su propia naturaleza de u n a fuerza coactiva capaz de tencia y encadenándolo al señorío. La ciudad medieval p u d o
d e s t r u i r o disciplinar a individuos y grupos dentro de la m i s m a desarrollarse gracias a la dispersión j e r á r q u i c a de la soberanía
nobleza. Como veremos, la llegada del absolutismo n u n c a fue, en el m o d o de producción feudal, que había liberado a las eco-
p a r a la propia clase dominante, u n suave proceso de evolución, nomías u r b a n a s de la dominación directa de u n a clase domi-
sino que estuvo m a r c a d a p o r r u p t u r a s y conflictos extremada- n a n t e rural 1 0 . E n este sentido, c o m o ya hemos visto, las ciu-
m e n t e duros en el seno de la aristocracia feudal, a cuyos inte- dades n u n c a f u e r o n exógenas al f e u d a l i s m o de Occidente. De
reses colectivos en ú l t i m o t é r m i n o servía. Al m i s m o tiempo, el
c o m p l e m e n t o objetivo de la concentración política del p o d e r en 10
El famoso debate entre Sweezy y Dobb, con las contribuciones de
la cúspide del o r d e n social, en u n a m o n a r q u í a centralizada, f u e Takahashi, Hilton y Hill, en Science and Society, 1950-53 [La transición
la consolidación, p o r d e b a j o de ésta, de las unidades de pro- del feudalismo al capitalismo, cit.], es hasta ahora el único tratamiento
piedad feudal. Con el desarrollo de las relaciones mercantiles, marxista sistemático de los problemas fundamentales de la transición del
la disolución de los lazos primarios e n t r e la explotación eco- feudalismo al capitalismo. En un importante aspecto, sin embargo, este
debate gira en torno a un problema falso. Sweezy argumentó (siguiendo
nómica y la coerción político-legal c o n d u j o n o sólo a u n a cre- a Pirenne) que el «primer motor» de la transición fue un agente «externo»
ciente proyección de esta última sobre la cúspide m o n á r q u i c a de disolución, esto es, los enclaves urbanos que destruyeron la economía
del sistema social, sino también a u n fortalecimiento compen- agraria feudal por la expansión del intercambio mercantil en las ciuda-
satorio de los títulos de propiedad que garantizaban aquella des. Dobb replicó que el impulso hacia la transición debe situarse dentro de
las contradicciones de la propia economía agraria, generadoras de una
explotación. E n o t r a s palabras: con la reorganización del sis- diferenciación social del campesinado y de la expansión del pequeño pro-
t e m a político feudal en su totalidad, y la disolución del sistema ductor. En un ensayo posterior sobre el mismo tema, Vilar formuló ex-
original de feudos, la propiedad de la tierra tendió a hacerse plícitamente el problema de la transición como un problema de determi-
progresivamente menos «condicional», al t i e m p o que la sobe- nación de la correcta combinación de cambios agrarios «endógenos» y
comerciales-urbanos «exógenos», a la vez que insistía por su parte en la
ranía se hacía correlativamente m á s «absoluta». El debilita- importancia de la economía mercantil atlántica del siglo xvi: «Problems
m i e n t o de las concepciones medievales de vasallaje se desarrolló in the formation of capitalism», Past and Present, 10, noviembre de 1956,
en a m b a s direcciones: m i e n t r a s confería a la m o n a r q u í a unos páginas 33-34. [«El problema de la formación del capitalismo», en Creci-
poderes nuevos y extraordinarios, emancipó las propiedades de miento y desarrollo, Barcelona, Ariel, 1974.] En un importante y reciente
estudio, «Town and country in the transition to capitalism» [New Left
la nobleza de sus tradicionales limitaciones. En la nueva época, Review, 93, septiembre-octubre de 1975; incluido también en La transición
la propiedad agraria a d o p t ó silenciosamente u n a f o r m a alodial del feudalismo al capitalismo, cit.], John Merrington ha resuelto esta anti-
(para u s a r u n t é r m i n o que habría de volverse anacrónico en nomia demostrando la verdad básica de que el feudalismo europeo —lejos
de constituir una economía exclusivamente agraria— es el primer modo
u n clima jurídico t r a n s f o r m a d o ) . Los m i e m b r o s individuales de de producción de la historia que concede un lugar estructural autónomo
la clase aristocrática, que perdieron progresivamente los dere- a la producción y al comercio urbanos. En este sentido, el crecimiento
chos políticos de representación en la nueva era, registraron de las ciudades en el feudalismo de Europa occidental es una evolución
avances en la propiedad, como reverso del m i s m o proceso his- tan «interna» como la disolución del señorío.
El Estado absolutista en Occidente
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16 Europa occidental

hecho, la condición f u n d a m e n t a l de su existencia f u e la «desto- técnicos decisivos, q u e echaron los f u n d a m e n t o s del Renaci-
talización» única de la soberanía en el m a r c o del p o d e r político- m i e n t o europeo, se c o n c e n t r a r o n en la segunda m i t a d del si-
glo xv, y f u e entonces, hacia 1470, c u a n d o al fin cedió en Francia
económico del feudalismo. De ahí la resistencia de las ciudades e I n g l a t e r r a la secular depresión agrícola.
d e Occidente a lo largo de la p e o r crisis del siglo xiv, q u e
• r r u i n ó t e m p o r a l m e n t e a t a n t a s familias patricias de las u r b e s E s t a f u e p r e c i s a m e n t e la época en que acaeció, en u n país
mediterráneas. Los Bardi y Peruzzi se h u n d i e r o n en Florencia, t r a s otro, u n r e p e n t i n o y simultáneo resurgimiento de la auto-
m i e n t r a s Siena y Barcelona decaían; p e r o Augsburgo, Génová ridad y la u n i d a d políticas. Desde lo m á s h o n d o del t r e m e n d o
y Valencia iniciaban precisamente su ascenso. D u r a n t e la depre- caos feudal y de las convulsiones de las guerras de las Rosas,
sión feudal se desarrollaron i m p o r t a n t e s industrias u r b a n a s , ta- de la guerra de los Cien Años y de la segunda guerra civil de
les como del hierro, el papel y los textiles. Considerada a dis- Castilla, las p r i m e r a s m o n a r q u í a s «nuevas» se irguieron, prác-
tancia, esta vitalidad económica y social actuó como u n a inter- ticamente al m i s m o tiempo, d u r a n t e los reinados de Luis XI
ferencia objetiva y constante en la lucha de clases p o r la tierra, en Francia, F e r n a n d o e Isabel en España, E n r i q u e VII en In-
y bloqueó cualquier solución regresiva que p u d i e r a n darle los glaterra y Maximiliano en Austria. Así, c u a n d o los estados
nobles. Es significativo, en efecto, q u e los años t r a n s c u r r i d o s absolutistas q u e d a r o n constituidos en Occidente, su e s t r u c t u r a
e n t r e 1450 y 1500, que presenciaron los p r i m e r o s pasos de las estaba d e t e r m i n a d a f u n d a m e n t a l m e n t e p o r el r e a g r u p a m i e n t o
m o n a r q u í a s absolutas unificadas de Occidente, f u e r a n t a m b i é n feudal c o n t r a el campesinado, t r a s la disolución de la servidum-
los años en q u e se superó la crisis larga de la economía feudal bre; p e r o estaba sobredeterminada s e c u n d a r i a m e n t e p o r el auge
gracias a u n a nueva combinación de los factores de producción, de u n a burguesía u r b a n a que, t r a s u n a serie de avances técni-
e n t r e los que, p o r vez p r i m e r a , j u g a r o n u n papel principal los cos y comerciales, estaba d e s a r r o l l a n d o ya las m a n u f a c t u r a s
•vanees tecnológicos específicamente urbanos. El c o n j u n t o de preindustriales en un volumen considerable. Este i m p a c t o se-
inventos q u e coincide con el gozne situado e n t r e las épocas c u n d a r i o de la burguesía u r b a n a sobre las f o r m a s del E s t a d o
«medieval» y «moderna» es d e m a s i a d o bien conocido p a r a vol- absolutista f u e lo que Marx y Engels i n t e n t a r o n c a p t a r con los
ver a discutirlo aquí. El descubrimiento del proceso seiger p a r a erróneos conceptos de «contrapeso» y «piedra angular». De he-
• e p a r a r la plata del mineral de cobre r e a b r i ó las m i n a s de cho, Engels expresó la v e r d a d e r a relación de fuerzas con bas-
E u r o p a central y provocó u n nuevo f l u j o de metales en la eco- t a n t e exactitud en m á s de u n a ocasión: al h a b l a r de los nuevos
nomía internacional; la producción m o n e t a r i a de E u r o p a cen- descubrimientos m a r í t i m o s y de las industrias m a n u f a c t u r e r a s
tral se quintuplicó e n t r e 1460 y 1530. El desarrollo de los caño- del Renacimiento, Engels escribió que «a esta gran transfor-
nes de bronce convirtió a la pólvora, p o r vez p r i m e r a , en el mación de las condiciones económicas vitales de la sociedad n o
a r m a de guerra decisiva, y r e d u j o a p u r o a n a c r o n i s m o las de- siguió e m p e r o en el acto u n c a m b i o correspondiente de su
fensas de los castillos señoriales. El invento de los tipos móviles articulación política. El orden estatal siguió siendo feudal
p r o d u j o la llegada de la i m p r e n t a . La construcción de galeones m i e n t r a s la sociedad se hacía cada vez m á s burguesa» 1 2 . La
de tres mástiles y con timón a p o p a hizo los océanos navega-
bles p a r a las conquistas u l t r a m a r i n a s 1 1 . Todos estos inventos
que serán, en una época posterior, los grandes temas filosóficos de la
Ilustración. . . w _ .
12
" Sobre cañones y galeones, véase Cario Cipolla, Guns and sails in Anti-Dühring, Moscú, 1947, p. 126 [Anti-Duhring, en Max y Engels,
the early phase of European expansión, 1400-1700, Londres, 1965 [Cañones Obras, vol. 35, Barcelona, Crítica, 1977, p. 108]; véanse también las pá-
A " , \ ¿ V a / ? m e r , a fase de la exP™sión europea, 1400-1700, Barcelona ginas 186-7 [p. 169], donde se mezclan formulaciones correctas e incorrec-
Ariel, 1967]. Sobre la imprenta, las reflexiones recientes más audaces tas Hill cita estas páginas en su «Comentario» para exculpar a Engels
aunque dañadas por la monomanía habitual en los historiadores de la
tecnología son las de Elizabeth L. Eisenstein, «Some conjectures about de los errores del concepto de «equilibrio». En general, es posible encon-
the impact of pnnting of Western society and thought: a preliminary trar textos de Marx y Engels en los que se define el absolutismo de forma
report», Journal of Modern History, marzo-diciembre de 1968 pp 1-56 v más adecuada que en los textos citados anteriormente. (Por ejemplo, en
«The advent of printing and the problem of the Renaissancd», Past and el mismo Manifiesto comunista hay una referencia directa al «absolutismo
Present, 45, noviembre de 1969, pp. 19-89. Los descubrimientos técnicos
más importantes de esta época pueden considerarse, en cierto sentido feudal»: Selected Works, p. 56 [Obras escogidas, I, p. 33]; véase también
como variaciones dentro de un mismo campo, el de las comunicaciones' el artículo de Marx «Die moralisierende Kritik und die kntisierende Mo-
Afectan, respectivamente, al dinero, el lenguaje, los viajes y la guerra' ral» de 1847, en Werke, vol. 4, pp. 347, 352-3.) Difícilmente podría ser de
otra forma, dado que la consecuencia lógica de bautizar a los estados
absolutistas como burgueses o semiburgueses serla negar la naturaleza
16 Europa occidental El Estado absolutista en Occidente 19

amenaza del m a l e s t a r campesino, tácitamente constitutiva del mentaristas», m á s p r e o c u p a d o s p o r la aplicación c o n t e m p o r á n e a


E s t a d o absolutista, se vio así a c o m p a ñ a d a siempre p o r la pre- de las n o r m a s legales r o m a n a s que p o r el análisis académi-
sión del capital mercantil o m a n u f a c t u r e r o d e n t r o del c o n j u n t o co de sus principios teóricos, y que, en el proceso de a d a p t a r el
de las economías occidentales, p a r a m o l d e a r los contornos del derecho r o m a n o a las condiciones d r á s t i c a m e n t e t r a n s f o r m a d a s
p o d e r de la clase aristocrática en la nueva era. La f o r m a pecu- de su tiempo, c o r r o m p i e r o n su prístina f o r m a limpiándolo a la
liar del E s t a d o absolutista en Occidente se deriva de esta doble vez de sus contenidos particularistas B . P a r a d ó j i c a m e n t e , la mis-
determinación. m a infidelidad de sus trasposiciones de la j u r i s p r u d e n c i a latina
Las f u e r z a s duales q u e p r o d u j e r o n las nuevas m o n a r q u í a s «unlversalizó» a ésta al s u p r i m i r las n u m e r o s a s p a r t e s del dere-
de la E u r o p a renacentista e n c o n t r a r o n u n a sola condensación cho civil r o m a n o que e s t a b a n e s t r i c t a m e n t e relacionadas con
jurídica. El resurgimiento del derecho romano, u n o de los gran- las condiciones históricas de la Antigüedad (por ejemplo, su
des movimientos culturales del período, correspondía ambigua- exhaustivo t r a t a m i e n t o de la esclavitud) M. A p a r t i r de su pri-
m e n t e a las necesidades de las dos clases sociales cuyo p o d e r
m e r r e d e s c u b r i m i e n t o en el siglo x n , los conceptos legales ro-
y categoría desiguales dieron f o r m a a las e s t r u c t u r a s del E s t a d o
manos comenzaron a extenderse g r a d u a l m e n t e hacia el exterior
absolutista en Occidente. En sí mismo, el conocimiento renovado
de Italia. A finales de la E d a d Media, ningún país i m p o r t a n t e
de la j u r i s p r u d e n c i a r o m a n a d a t a b a ya de la B a j a E d a d Media.
de E u r o p a occidental e s t a b a al margen de este proceso. Pero
El e n o r m e desarrollo del derecho c o n s u e t u d i n a r i o n u n c a había
la «recepción» decisiva del derecho r o m a n o —su t r i u n f o jurí-
s u p r i m i d o el r e c u e r d o y la práctica del derecho civil r o m a n o
en la península q u e poseía su m á s larga tradición, Italia. Fue dico general— ocurrió en la era del Renacimiento, correlativa-
precisamente en Bolonia donde Irnevio, «antorcha del derecho», m e n t e con la del absolutismo. Las razones económicas de su
había comenzado de nuevo el estudio sistemático de las codi- p r o f u n d o i m p a c t o f u e r o n dobles y r e f l e j a b a n la contradictoria
ficaciones de Justiniano, a comienzos del siglo x n . La escuela de naturaleza del m i s m o legado original r o m a n o .
glosadores p o r él f u n d a d a r e c o n s t r u y ó y clasificó metódicamen- Económicamente, la recuperación e introducción del dere-
te el legado de los j u r i s t a s r o m a n o s p a r a los cien años siguien- cho civil clásico favoreció, f u n d a m e n t a l m e n t e , el desarrollo del
tes. Su o b r a f u e continuada, en los siglos xiv y xv, p o r los «co- capital libre en la ciudad y en el campo, p u e s t o que la gran
nota distintiva del derecho civil r o m a n o había sido su concep-
y la realidad de las propias revoluciones burguesas en Europa occidental ción de u n a propiedad privada absoluta e incondicional. La con-
Pero no hay duda de que, en medio de una confusión recurrente ei cepción clásica de la propiedad quiritaria se había h u n d i d o
sentido principal de sus comentarios iba en la línea del concepto del prácticamente en las oscuras p r o f u n d i d a d e s del p r i m e r feuda-
«contrapeso», con el deslizamiento concomitante hacia el de la «piedra an- lismo. Como se h a dicho antes, el m o d o de producción feudal
gular». No hay ninguna necesidad de ocultar este hecho. El inmenso res-
peto político e intelectual que debemos a Marx y a Engels es incompatible se definía precisamente p o r los principios jurídicos de u n a pro-
con ninguna piedad hacia ellos. Sus errores —a menudo más reveladores piedad «escalonada» o condicional, que servía de c o m p l e m e n t o
que las verdades de otros— no deben eludirse, sino que deben ser iden- a su soberanía f r a g m e n t a d a . Este e s t a t u t o de la p r o p i e d a d se
tificados y superados. Hay que hacer, además, otra advertencia. Durante a d a p t a b a bien a la economía a b r u m a d o r a m e n t e n a t u r a l q u e
largo tiempo ha estado de moda despreciar la contribución relativa de
Engels a la creación del materialismo histórico. Para aquellos que todavía
se inclinan a aceptar esta noción recibida, es necesario decir tranquila u
y escandalosamente: los juicios históricos de Engels son casi siempre Véase H. D. Hazeltine, «Román and canon law in the Middle Ages»,
superiores a los de Marx; poseía un conocimiento más profundo de la The Cambridge Mediaeval History, v, Cambridge, 1968, pp. 737-41. El cla-
historia europea y una percepción más precisa de sus sucesivas y más sicismo renacentista habría de ser muy crítico, consecuentemente con la
notables estructuras. En toda la obra de Engels no hay nada que pueda obra de los comentaristas.
compararse con las ilusiones y prejuicios de los que en ocasiones fue 14
«Pero debido a la aplicación de ese derecho a hechos jurídicos ente-
capaz Marx en el campo de la historia, como en la fantasmagórica Secret ramente diversos, desconocidos por la Antigüedad, se planteó la^tarea de
diplomatic history of the eighteenth century [La diplomacia secreta
Madrid, Taller de Sociología, 1979], (No es necesario insistir en la supre- "construir el hecho jurídicamente, sin contradicción ninguna", y esa
macía de la contribución global de Marx a la teoría general del materia- preocupación pasó casi de modo absoluto al primer plano y, con ella,
lismo histórico.) La estatura de Engels en sus escritos históricos es, pre- apareció la concepción del derecho ahora dominante, como un complejo
cisamente, lo Que hace oportuno llamar la atención sobre sus errores compacto de "normas", lógicamente exento de contradicción y de l a u -
específicos.
nas, que debe ser "aplicado"; y esa concepción resultó ser la única decisiva
para el pensamiento jurídico.» Weber, Economy and socicty, II, p. 855
[Economía y sociedad, México, FCE, 1974, I, p. 6¿5],
16 20
16 Europa occidental
El Estado absolutista en Occidente 13
emergió en la E d a d Oscura, a u n q u e n u n c a f u e c o m p l e t a m e n t e Pero n o había aquí t a m p o c o ningún m a r c o u n i f o r m e de teoría
idónea p a r a el sector u r b a n o q u e se desarrolló en la economía ni p r o c e d i m i e n t o legales. La superioridad del derecho r o m a n o
medieval. El resurgir del d e r e c h o r o m a n o d u r a n t e la E d a d p a r a la práctica mercantil en las ciudades radica, pues, n o sólo
Media condujo, pues, a u n esfuerzo de los j u r i s t a s p o r «solidi- en sus claras nociones de propiedad absoluta, sino t a m b i é n en
ficar» y delimitar los conceptos de propiedad, inspirados p o r sus tradiciones de equidad, sus cánones racionales de p r u e b a
los preceptos clásicos a h o r a disponibles. Uno de estos intentos y su hincapié en u n a j u d i c a t u r a profesional, v e n t a j a s q u e los
f u e el descubrimiento, a finales del siglo x n , de la distinción tribunales consuetudinarios n o r m a l m e n t e n o eran capaces de
e n t r e dominium directum y dominium utile p a r a explicar la p r o p o r c i o n a r 1 7 . La recepción del derecho r o m a n o en la E u r o p a
existencia de u n a j e r a r q u í a de vasallaje y, p o r tanto, de u n a renacentista fue, pues, u n signo de la expansión de las relacio-
multiplicidad de derechos sobre la m i s m a tierra 1 5 . O t r o f u e la nes capitalistas en las ciudades y en el c a m p o : económicamente,
característica noción medieval de «seisin», concepción interme- respondía a los intereses vitales de la burguesía comercial y
dia e n t r e la «propiedad» y la «posesión» latinas, que garantizaba m a n u f a c t u r e r a . En Alemania, país en el que el i m p a c t o del
la protección de la p r o p i e d a d c o n t r a las apropiaciones casuales derecho r o m a n o f u e m á s dramático, p o r q u e sustituyó a b r u p t a -
y las reclamaciones conflictivas, a la vez q u e m a n t e n í a el prin- m e n t e a los tribunales locales, en el p r o p i o h o g a r del derecho
cipio feudal de los múltiples títulos p a r a el m i s m o objeto; el consuetudinario teutónico, d u r a n t e los siglos xv y xvi, el í m p e t u
derecho de «seisin» n u n c a f u e exclusivo ni perpetuo 1 6 . La reapa- inicial p a r a su adopción tuvo lugar en las ciudades del s u r y el
rición plena de la idea de u n a p r o p i e d a d p r i v a d a absoluta de oeste, y provino desde a b a j o a través de la presión de litigantes
la tierra f u e u n p r o d u c t o de la p r i m e r a época m o d e r n a : hasta u r b a n o s p o r u n derecho j u r í d i c o claro y profesional 1 8 . Sin em-
q u e la producción y el i n t e r c a m b i o de mercancías n o alcan- bargo, este derecho f u e a d o p t a d o m u y p r o n t o p o r los príncipes
zaron u n o s niveles s e m e j a n t e s o superiores a los de la Anti- alemanes, y aplicado en sus territorios en u n a escala m u c h o
güedad — t a n t o en la agricultura c o m o en las m a n u f a c t u r a s — , m a y o r y al servicio de fines m u y diversos.
los conceptos jurídicos creados p a r a codificarlos no p u d i e r o n
e n c o n t r a r de nuevo su propia justificación. La m á x i m a de su- Porque, políticamente, el resurgir del derecho r o m a n o corres-
perficies solo cedit —propiedad de la tierra singular e incondi- pondía a las exigencias constitucionales de los E s t a d o s feuda-
cional— volvió a ser p o r segunda vez u n principio operativo les reorganizados de la época. De hecho, n o puede h a b e r ningu-
(aunque todavía n o dominante) en la propiedad agrícola, pre- na d u d a de que, a escala europea, el d e t e r m i n a n t e principal de
cisamente a causa de la expansión de las relaciones mercantiles la adopción de la j u r i s p r u d e n c i a r o m a n a radica en el giro de
en el campo, que h a b r í a n de caracterizar la larga transición del los gobiernos m o n á r q u i c o s hacia el i n c r e m e n t o de los p o d e r e s
feudalismo al capitalismo en Occidente. E n las m i s m a s ciuda-
des, había crecido e s p o n t á n e a m e n t e d u r a n t e la E d a d Media u n " La relación del anterior derecho medieval con el romano en las
ciudades todavía necesita considerable investigación. El relativo avance
derecho comercial relativamente desarrollado. En el seno de la de las normas legales que rigen las operaciones en commenda y el co-
economía u r b a n a , el i n t e r c a m b i o de mercancías había alcanzado mercio marítimo en la Edad Media, no es sorprendente: el mundo ro-
u n considerable d i n a m i s m o en la época medieval y, en algunos mano, como ya hemos visto, carecía de compañías empresariales y abar-
aspectos i m p o r t a n t e s , sus f o r m a s de expresión legal estaban caba a un Mediterráneo unificado. Por tanto, no había ninguna razón
para desarrollar ni las unas ni las otras. Por otra parte, el temprano
m á s avanzadas que sus mismos precedentes r o m a n o s : p o r ejem- estudio del derecho romano en las ciudades italianas sugiere que lo que
plo, en el derecho p r o t o m e r c a n t i l y en el derecho marítimo. en tiempos del Renacimiento aparecía como práctica contractual «me-
dieval» podría haberse inspirado originariamente en preceptos legales
derivados de la Antigüedad. Vinogradoff no tieme ninguna duda de que
15 el derecho contractual romano ejerció una influencia directa en los códi-
Sobre esta discusión, véase J.-P. Lévy, Histoire de la proprieté, gos de negocios de los burgueses urbanos durante la Edad Media: Román
París, 1972, pp. 44-6. Otra consecuencia irónica de los esfuerzos por encon- law in mediaeval Europe, pp. 79-80, 131. En la Edad Media, la propiedad
trar una nueva claridad jurídica, inspirada por las investigaciones me- inmueble urbana, con su «posesión libre», siempre estuvo más cerca de
dievales en los códigos romanos, fue, naturalmente, la aparición de la las normas romanas que la propiedad rural, como es obvio.
definición de los siervos como glebae adscripti.
16 " Wolfgang Kunkell, «The reception of román law in Germany: an
Sobre la recepción del concepto de seisin, véase P. Vinogradoff, interpretation», y Georg Dahm, «On the reception of Román and Italian
Román law in mediaeval Europe, Londres, 1909, pp. 74-7, 86, 95-6; Lévy, law in Germany», en G. Strauss, comp., Pre-Reformation Germany, Lon-
Histoire de la propriété, pp. 50-2. dres, 1972, pp. 271, 274-6, 278, 284-92.
16
16 Europa occidental
El Estado absolutista en Occidente 23
centrales. Hay que r e c o r d a r que el sistema legal r o m a n o com-
p r e n d í a dos sectores distintos y a p a r e n t e m e n t e contrarios: el p r i m e r sistema político de la E u r o p a feudal que utilizó en
derecho civil, q u e regulaba las transacciones económicas e n t r e s r a n escala la j u r i s p r u d e n c i a r o m a n a con la codificación del
los ciudadanos, y el derecho público, que regía las relaciones derecho canónico en los siglos x n y X I I I . La a f i r m a c i ó n de u n a
políticas entre el E s t a d o y sus súbditos. El p r i m e r o era el jus, plenitudo potestatis del p a p a d e n t r o de la Iglesia estableció el
el segundo la lex. El c a r á c t e r j u r í d i c a m e n t e incondicional de la precedente p a r a las pretensiones posteriores de los príncipes
propiedad privada, consagrado p o r el primero, e n c o n t r ó su seculares, realizadas a m e n u d o , precisamente, c o n t r a las des-
equivalente contradictorio en la naturaleza f o r m a l m e n t e abso- orbitadas aspiraciones religiosas. Por o t r a p a r t e , y del m i s m o
luta de la soberanía impe ial ejercida p o r el segundo, al menos m o d o que los abogados canonistas del p a p a d o f u e r o n los que
desde el Dominado en adelante. Los principios teóricos de este construyeron e hicieron f u n c i o n a r sus amplios controles admi-
imperium político f u e r o n los que ejercieron u n a influencia y nistrativos sobre la Iglesia, f u e r o n los b u r ó c r a t a s semiprofesio-
u n a atracción p r o f u n d a s sobre las nuevas m o n a r q u í a s del Rena- nales adiestrados en el derecho r o m a n o quienes p r o p o r c i o n a r o n
cimiento. Si la revitalización de la noción de propiedad quiri- los servidores ejecutivos f u n d a m e n t a l e s de los nuevos estados
taria traducía y, simultáneamente, promovía el crecimiento monárquicos. De f o r m a característica, las m o n a r q u í a s absolu-
general del i n t e r c a m b i o mercantil en las economías de transi- tas de Occidente se a s e n t a r o n en u n cualificado e s t r a t o de
ción de aquella época, el resurgimiento de las prerrogativas legistas que proveían de personal a sus m a q u i n a r i a s administra-
a u t o r i t a r i a s del Dominado expresaba y consolidaba la concen- tivas: los letrados en España, los maltres des requétes en
tración del p o d e r de la clase aristocrática en u n a p a r a t o de Es- Francia, los doctores en Alemania. I m b u i d o s en las doctrinas
t a d o centralizado que era la reacción noble f r e n t e a aquél. El r o m a n a s de la a u t o r i d a d del príncipe p a r a d e c r e t a r y en las con-
doble m o v i m i e n t o social inserto en las e s t r u c t u r a s del absolu- cepciones r o m a n a s de las n o r m a s legales unitarias, estos buró-
tismo occidental e n c o n t r ó así su concordancia jurídica en la cratas-juristas f u e r o n los celosos defensores del centralismo
reintroducción del derecho r o m a n o . La f a m o s a máxima de Ul-
real en el crítico p r i m e r siglo de la construcción del E s t a d o
piano quod principi placuit legis habet vicem, «la voluntad
absolutista.
del príncipe tiene fuerza de ley»— se convirtió en u n ideal cons-
La i m p r o n t a de este c u e r p o internacional de legistas, más q u e
titucional en las m o n a r q u í a s renacentistas de todo el Occiden-
cualquier o t r a fuerza, f u e la q u e romanizó los sistemas jurídicos
te La idea c o m p l e m e n t a r i a de que los reyes y príncipes
de E u r o p a occidental d u r a n t e el Renacimiento. Pues la trans-
e s t a b a n ab legibus solutus, o libres de las obligaciones legales
anteriores, p r o p o r c i o n ó las bases jurídicas p a r a a n u l a r los pri- formación del derecho r e f l e j a b a inevitablemente la distribución
vilegios medievales, ignorar los derechos tradicionales y some- del p o d e r e n t r e las clases poseedoras de la época: el absolutis-
t e r las libertades privadas. mo, en cuanto a p a r a t o de E s t a d o reorganizado de la dominación
nobiliaria, f u e el a r q u i t e c t o central de la recepción del derecho
En o t r a s palabras, el auge de la p r o p i e d a d privada desde r o m a n o en E u r o p a . Incluso allí donde las ciudades a u t ó n o m a s
abajo, se vio equilibrado p o r el a u m e n t o de la a u t o r i d a d pública iniciaron el movimiento, como en Alemania, f u e r o n los prínci-
desde arriba, e n c a r n a d a en el p o d e r discrecional del m o n a r c a . pes quienes se a p o d e r a r o n de él y lo domesticaron; y allí d o n d e
Los estados absolutistas de Occidente apoyaron sus nuevos fi- el p o d e r real f u e incapaz de i m p o n e r el derecho civil, como en
nes en precedentes clásicos: el derecho r o m a n o era el a r m a Inglaterra, éste n o p u d o e c h a r raíces en el m e d i o u r b a n o E n
intelectual más poderosa que tenían a su disposición p a r a sus
característicos p r o g r a m a s de integración territorial y centralis- 20
El derecho romano nunca fue adoptado en Inglaterra, a causa, espe-
m o administrativo. De hecho, n o f u e accidental que la única cialmente, de la temprana centralización del Estado anglonormando, cuya
m o n a r q u í a medieval que lograse u n a completa emancipación de unidad administrativa hizo a la monarquía inglesa relativamente indife-
las a t a d u r a s representativas o corporativas fuese el papado, rente a las ventajas del derecho civil durante su difusión medieval;
véanse los pertinentes comentarios de N. Cantor, Mediaeval history, Lon-
dres 1963, pp. 345-9. A comienzos de la época moderna, las dinastías
Tudór y Éstuardo introdujeron nuevas instituciones jurídicas de derecho
" Un ideal, pero en modo alguno el único: como veremos, la com- civil (Cámara estrellada, Almirantazgo, Cancillería), pero en último ter-
pleja práctica del absolutismo estuvo muy lejos de corresponder a la mino fueron incapaces de prevalecer sobre el derecho consuetudinario:
máxima de Ulpiano. tras los fuertes conflictos entre ambos a principios del siglo xvn, la
revolución inglesa de 1640 selló la victoria del último. Para algunas refle-
16 16 Europa occidental 25
El Estado absolutista en Occidente

el proceso s o b r e d e t e r m i n a d o de r e n a c i m i e n t o de lo romano, la mente en regiones m o n t a ñ o s a s que se especializaban en pro-


presión política de los E s t a d o s dinásticos tuvo la primacía: las veerlos- los suizos f u e r o n los gurkas de los p r i m e r o s tiempos
exigencias de «claridad» m o n á r q u i c a d o m i n a r o n a las de «se- de la E u r o p a m o d e r n a . Los ejércitos franceses, holandeses, es-
guridad» mercantil 2 1 . Aunque todavía e x t r e m a d a m e n t e imper- t a ñ ó l e s austríacos o ingleses incluían a suabos, albaneses, sui-
fecto e incompleto, el crecimiento en racionalidad f o r m a l de zos irlandeses, galeses, turcos, h ú n g a r o s o italianos 2 3 . La razón
los sistemas legales de la p r i m e r a E u r o p a m o d e r n a f u e o b r a social más obvia del f e n ó m e n o m e r c e n a r i o fue, p o r supuesto,
p r e p o n d e r a n t e m e n t e , del a b s o l u t i s m o aristocrático. la n a t u r a l negativa de la clase noble a a r m a r en m a s a a sus
El principal efecto de la modernización jurídica fue, pues propios campesinos. «Es p r á c t i c a m e n t e imposible a d i e s t r a r a
el r e f o r z a m i e n t o del dominio de la clase feudal tradicional. La todos los súbditos de u n a república en las a r t e s de la guerra,
a p a r e n t e p a r a d o j a de este f e n ó m e n o q u e d ó r e f l e j a d a en toda V al m i s m o t i e m p o conservarlos obedientes a las leyes y a los
la e s t r u c t u r a de las m o n a r q u í a s absolutas, construcciones exó- magistrados», confesaba Jean Bodin. «Esta fue, quizá, la prin-
ticas e híbridas cuya f a c h a d a «moderna» traicionaba u n a y otra cipal razón p o r la que Francisco I disolvió los siete regimientos,
vez u n s u b t e r r á n e o arcaísmo. E s t o puede verse con toda cla- cada u n o de 6.000 infantes, que había creado en este reino» 2 4 .
ridad en el estudio de las innovaciones institucionales q u e anun- A la inversa, podía confiarse en las t r o p a s mercenarias, desco-
ciaron y tipificaron su llegada: ejército, burocracia, impuestos, nocedoras incluso de la lengua de la población local, p a r a extir-
comercio, diplomacia. Podemos p a s a r revista b r e v e m e n t e a cada p a r la rebelión social. Los Landsknechten alemanes se enfrenta-
u n a de ellas. Se h a señalado con frecuencia que el E s t a d o abso- ron con los levantamientos campesinos de 1549 en Inglaterra,
lutista echó los cimientos del e j é r c i t o profesional, que creció en la zona oriental del país, m i e n t r a s los a r c a b u c e r o s italianos
i n m e n s a m e n t e en t a m a ñ o con la revolución militar introducida aseguraban la liquidación de la rebelión r u r a l en la zona occi-
en
J ° n S ' g l O S X V I y X V n p o r M a u r i c i o de Orange, Gustavo Adolfo dental; la guardia suiza ayudó a r e p r i m i r las guerrillas de bolo-
y Wallenstein (instrucción y línea de i n f a n t e r í a p o r el holandés- ñeses y camisards de 1662 y 1702 en Francia. La i m p o r t a n c i a
carga de caballería y sistema de pelotones p o r el sueco; m a n d ó f u n d a m e n t a l de los mercenarios desde Gales a Polonia, cada
único vertical p o r el checo) * Los ejércitos de Felipe II conta- vez m á s visible desde finales de la E d a d Media, n o f u e sim-
ban con unos 60.000 h o m b r e s , m i e n t r a s que los de Luis XIV plemente u n expediente provisional del a b s o l u t i s m o en el des-
cien anos después, tenían hasta 300.000. Tanto la f o r m a c o m o la p u n t a r de su existencia, sino que lo m a r c ó hasta el m i s m o mo-
función de esas t r o p a s divergía e n o r m e m e n t e de la que más m e n t o de su desaparición en Occidente. A finales del siglo x v m ,
adelante sería característica del m o d e r n o E s t a d o burgués No incluso después de la introducción de la recluta obligatoria en
constituían n o r m a l m e n t e u n e j é r c i t o nacional obligatorio, sino los principales países europeos, h a s t a dos tercios de cualquier
u n a masa mixta en la que los mercenarios e x t r a n j e r o s desem- ejército «nacional» podían e s t a r f o r m a d o s p o r soldadesca ex-
p e ñ a b a n u n papel constante y central. Estos mercenarios se t r a n j e r a asalariada 2 5 . El e j e m p l o del a b s o l u t i s m o p r u s i a n o —que
reclutaban, significativamente, en zonas que q u e d a b a n f u e r a del c o m p r a b a y secuestraba su m a n o de obra f u e r a de sus f r o n t e r a s
p e r í m e t r o de las nuevas m o n a r q u í a s centralizadas, frecuente- utilizando la s u b a s t a y la leva p o r la fuerza— es u n r e c u e r d o
de que no había necesariamente u n a clara diferencia e n t r e
xiones sobre este proceso, véase W. Holdsworth, A history of English ambos.
law, iv, Londres, 1924, pp. 284-5. vngnsn Al m i s m o tiempo, sin embargo, la función de estas vastas y
21
Estos son los dos términos utilizados por Weber para señalar los nuevas masas de soldados era t a m b i é n c l a r a m e n t e diferente de
respectivos intereses de las dos fuerzas interesadas en la romanización la función de los posteriores ejércitos capitalistas. H a s t a a h o r a
«Por regla general, los funcionarios aspiran a la "claridad"; las capas
burguesas a la segundad" de la aplicación del derecho.» Véase su exce-
ÍocLad8TepnpaC62W0]n ECOn my
° and socie
'y- PP- M7-8 [Economía y " El ensayo de Victor Kiernan, «Foreing mercenaries and absolute
monarchy», Past and present, 11, abril de 1957, pp. 66-86 reimpreso en
" Michael Roberts «The military revolution, 1560-1660», en Essays in T. Aston (comp.), Crisis in Europe, 1560-1660, Londres, 1965, pp. 117-40,
aT¡\ Londr eS
, ' 1 9 6 7 ' PP- 195 " 225 - es un libró fundamental es un estudio incomparable del fenómeno mercenario, al que poco se
Gustavus Adolphus: a history of Sweden, 1611-1632, vol. n Londres 1958 ha añadido después.
24
páginas 169-89. Roberts quizá sobrevalora el crecimiento cuantitativo dé Jean Bodin, Les six livres de la République, París, 1578 p. 669.
los ejércitos en esta época. 25
Walter Dorn, Competition for empire, Nueva York, 1940, p. 83.
26
16 El Estado absolutista en Occidente 16
16 Europa occidental

n o existe ninguna teoría marxista de las cambiantes funciones , i a de u n confín a o t r o del continente sin s u f r i r p o r ello
sociales de Ja g u e r r a en los diferentes modos de producción. nineuna dislocación. Los linajes angevinos podían g o b e r n a r indi-
No es éste el lugar p a r a e s t u d i a r ese tema. Con todo, puede f e r e n t e m e n t e en Hungría.. Inglaterra o Nápoles; los n o r m a n d o s

a f i r m a r s e que la guerra era, posiblemente, el m o d o más racional en Antioquía, Sicilia o Inglaterra; los borgoñones en Portugal
y m á s rápido de que disponía cualquier clase d o m i n a n t e en el o Zelanda; los luxemburgueses en las tierras del Rin o en Bo-
feudalismo p a r a expandir la extracción de excedente. Es cierto hemia" los flamencos en Artois o Bizancio; los H a b s b u r g o en
que ni la productividad agrícola ni el volumen del comercio Austria, los Países B a j o s o España. En esas variadas t i e r r a s
q u e d a r o n estancados d u r a n t e la Edad Media. Para los señores, no era preciso q u e señores y campesinos c o m p a r t i e r a n u n a len-
sin embargo, crecían muy l e n t a m e n t e en comparación con las gua común. N o existía solución de continuidad e n t r e los terri-
repentinas y masivas «cosechas» que producían las conquistas torios públicos y los dominios privados, y el m e d i o clásico p a r a
territoriales, de las que las invasiones n o r m a n d a s de Inglaterra su adquisición era la guerra, encubierta de f o r m a invariable
o Sicilia, la toma angevina de Nápoles o la conquista castellana b a j o reclamaciones de legitimidad religiosa o genealógica. La
de Andalucía f u e r o n sólo los ejemplos más espectaculares. E r a guerra n o era el «deporte» de los príncipes, sino su destino. Más
lógico, pues, que la definición social de la clase d o m i n a n t e allá de la limitada diversidad de caracteres e inclinaciones
feudal fuese militar. La específica racionalidad económica de la individuales, la guerra les atraía inexorablemente como u n a ne-
guerra en esa formación social es la maximización de la rique- cesidad social de su estado. Para Maquiavelo, c u a n d o estudia
za, y su papel no puede c o m p a r a r s e al que desempeña en las la E u r o p a de comienzos del siglo xvi, la última n o r m a de su
f o r m a s desarrolladas del m o d o de producción que le sucede, ser era u n a verdad tan obvia e inevitable como ta existencia
d o m i n a d o p o r el ritmo básico de la acumulación del capital y del cielo p o r encima de sus cabezas: «Un príncipe, pues, n o
p o r el «cambio incesante y universal» (Marx) de los f u n d a m e n - debe tener o t r o o b j e t o ni o t r o pensamiento, ni cultivar o t r o
t e s económicos de toda formación social. La nobleza f u e u n a arte m á s q u e la guerra, el o r d e n y la disciplina de los ejércitos,
clase t e r r a t e n i e n t e cuya profesión era la guerra: su vocación p o r q u e éste es el único a r t e que se espera ver ejercido p o r el
social n o era u n m e r o añadido externo, sino u n a función intrín- que m a n d a »
seca a su posición económica. El medio normal de la competen-
Los estados absolutistas r e f l e j a b a n esa racionalidad arcaica
cia intercapitalista es económico, y su e s t r u c t u r a es típicamente
en su m á s íntima e s t r u c t u r a . E r a n m á q u i n a s construidas espe-
aditiva: las p a r t e s rivales pueden expandirse y p r o s p e r a r —aun-
cialmente p a r a el c a m p o de batalla. Es significativo que el pri-
que de f o r m a desigual— a lo largo de u n a misma confrontación,
m e r i m p u e s t o regular de á m b i t o nacional establecido en Fran-
p o r q u e la producción de mercancías m a n u f a c t u r a d a s es ilimita-
da p o r naturaleza. Por el contrario, el medio típico de la con- cia, la taille royale, se r e c a u d a r a p a r a financiar las p r i m e r a s
frontación interfeudal era militar y su e s t r u c t u r a siempre era, unidades militares regulares de E u r o p a , las compagnies d'or-
potencialmente, la de un conflicto de s u m a nula en el c a m p o donnance de mediados del siglo xv, cuya p r i m e r a u n i d a d estaba
de batalla, p o r el que se perdían o ganaban cantidades fijas compuesta p o r aventureros escoceses. A mediados del siglo XVI,
de tierras. E s t o es así p o r q u e la tierra es un monopolio n a t u r a l : el 80 p o r 100 de las r e n t a s del E s t a d o español se destinaban
sólo se puede redividir, pero no extender indefinidamente. El a gastos militares. Vicens Vives p u d o escribir que: «el impulso
o b j e t o categorial de la dominación nobiliaria era el territorio, hacia la m o n a r q u í a administrativa a la m o d e r n a se inicia en el
independientemente de la comunidad que lo habitase. Los perí- occidente de E u r o p a con las grandes operaciones navales em-
m e t r o s de su p o d e r estaban definidos p o r la tierra como tal, y prendidas p o r Carlos V c o n t r a los turcos en el Mediterráneo
no p o r el idioma. La clase d o m i n a n t e feudal era, pues, esencial- occidental en 1535»27. Hacia mediados del siglo x v n , los desem-
m e n t e móvil en u n sentido en que .a clase d o m i n a n t e capitalista bolsos anuales de los principados del continente, desde Suecia
n u n c a p u d o serlo después, p o r q u e el m i s m o capital es par exce-
24
llence internacionalmente móvil y p e r m i t e que sus propietarios Niccoló Machiavelli, II Principe e Discorsi, Milán, 1960, p. 62 [El
estén fijos nacionalmente; pero la tierra es nacionalmente in- Principe, Barcelona, Bruguera, 1978. p. 140],
" J. Vicens Vives, «Estructura administrativa estatal en los siglos xvi
móvil y los nobles tienen que v i a j a r p a r a t o m a r posesión de y xvn», XI Congrés International des Sciences Historiques. Rapports, iv,
ella. Cualquier b a r o n í a o dinastía podía, así, t r a n s f e r i r su resi- Gotemburgo, 1960; ahora reimpreso en Vicens Vives, Coyuntura económica
y reformismo burgués, Barcelona, Ariel, 1968, p. 116.
16 29
16 Europa occidental El Estado absolutista en Occidente

hasta el Piamonte, se dedicaban p r e d o m i n a n t e e invariablemente, fortunas a Carlos V en su h o r a de necesidad después de la


en todas partes, a la p r e p a r a c i ó n o sostenimiento de la guerra, derrota de Ceresole, de a c u e r d o exactamente con el modelo de
i n m e n s a m e n t e más costosa entonces que en el Renacimiento. las tradiciones feudales 3 1 . Esos tenedores de cargos, que proli-
Un siglo después, en las pacíficas vísperas de 1789, y de a c u e r d o f e r a r o n en Francia, Italia, España, Gran B r e t a ñ a u Holanda,
con Necker, dos tercios del gasto del E s t a d o f r a n c é s se dedi- podían e s p e r a r o b t e n e r u n beneficio de h a s t a el 300 o el 400
caban todavía a las fuerzas militares. Es evidente que esta por 100 de su compra, y posiblemente m u c h o más. El sistema
morfología del E s t a d o no c o r r e s p o n d e a la racionalidad capita- nació en el siglo xvi y se convirtió en u n soporte financiero
lista; r e p r e s e n t a el r e c u e r d o a m p l i a d o de las funciones medie- f u n d a m e n t a l de los Estados absolutistas d u r a n t e el siglo x v n .
vales de la guerra. Por supuesto, los grandiosos a p a r a t o s mili- Su c a r á c t e r g r o s e r a m e n t e p a r a s i t a r i o es evidente: en situaciones
tares del ú l t i m o E s t a d o feudal n o se m a n t u v i e r o n ociosos. La extremas (de la que es u n e j e m p l o Francia en la década de 1630)
p e r m a n e n c i a virtual del conflicto internacional a r m a d o es u n a podía costar al p r e s u p u e s t o real en desembolsos (por arrenda-
de las notas características de todo el clima del absolutismo: miento de impuestos y exenciones) casi t a n t o como le propor-
la paz f u e u n a meteórica excepción en los siglos de su domina- cionaba en remuneraciones. El desarrollo de la venta de cargos
ción en Occidente. Se ha calculado que en todo el siglo xvi fue, desde luego, u n o de los m á s llamativos s u b p r o d u c t o s del
sólo h u b o veinticinco años sin operaciones militares de largo i n c r e m e n t o de monetarización de las p r i m e r a s economías mo-
alcance en E u r o p a 2 8 ; y que en el siglo x v n sólo t r a n s c u r r i e r o n dernas y del relativo ascenso, d e n t r o de éstas, de la burguesía
siete años sin grandes guerras entre estados 2 9 . Esta sucesión mercantil y m a n u f a c t u r e r a . Pero la integración de esta última
de guerras resulta a j e n a al capital, aunque, c o m o veremos, en en el a p a r a t o del Estado, p o r medio de la c o m p r a privada y de
último t é r m i n o contribuyera a ellas. la herencia de posiciones y honores públicos, t a m b i é n p o n e de
La burocracia civil y el sistema de impuestos característicos manifiesto su posición s u b o r d i n a d a d e n t r o de u n sistema polí-
del E s t a d o absolutista n o f u e r o n menos paradójicos. Parecen tico feudal en el que la nobleza constituyó siempre, necesaria-
r e p r e s e n t a r u n a transición hacia la administración legal racional mente, la cima de la j e r a r q u í a social. Los officiers de los parla-
de Weber, en contraste con la jungla de dependencias particu- m e n t o s franceses, que jugaron al republicanismo municipal y
laristas de la B a j a E d a d Media. Al m i s m o tiempo, sin embargo, a p a d r i n a r o n las m a z a r i n a d a s en la década de 1650, se convir-
la burocracia del Renacimiento era t r a t a d a como u n a propiedad tieron en los m á s acérrimos defensores de la reacción nobiliaria
vendible a individuos privados: i m p o r t a n t e confusión de dos en la de 1780. La burocracia absolutista reflejó, y al m i s m o
órdenes que el E s t a d o burgués siempre ha m a n t e n i d o diferen- tiempo frenó, el ascenso del capital mercantil.
ciados. Así, el m o d o de integración de la nobleza feudal en el Si la venta de cargos f u e u n m e d i o indirecto de o b t e n e r
E s t a d o absolutista que prevaleció en Occidente a d o p t ó la f o r m a rentas de la nobleza y de la burguesía mercantil en t é r m i n o s
de adquisición de «cargos» 3 0 . El que c o m p r a b a p r i v a d a m e n t e beneficiosos p a r a ellas, el E s t a d o absolutista gravó también, y
u n a posición en el a p a r a t o público del E s t a d o la a m o r t i z a b a p o r sobre todo, n a t u r a l m e n t e , a los pobres. La transición económica
medio de la corrupción y los privilegios autorizados (sistema de las prestaciones en t r a b a j o a las rentas en dinero vino acom-
de honorarios) en lo que era u n a especie de caricatura moneta- pañada, en Occidente, p o r la aparición de impuestos reales p a r a
rizada de la investidura de u n feudo. En efecto, el m a r q u é s del financiar la guerra que, en la larga crisis feudal de finales de
Vasto, g o b e r n a d o r español de Milán en 1544, p u d o solicitar a los la Edad Media, ya f u e r o n u n a de las principales causas de los
poseedores italianos de cargos en esa ciudad que ofrecieran sus desesperados levantamientos campesinos de la época. «Una ca-
dena de rebeliones campesinas dirigidas claramente c o n t r a los
" R. Ehrenberg, Das Zeitalter der Fugger, Jena, 1922, i, p. 13. impuestos estalló en toda E u r o p a [ . . . ] No había m u c h o que
29
G. N. Clark, The seventeenth century, Londres, 1947, p. 98. Ehrenberg, elegir e n t r e los saqueadores y los ejércitos amigos o enemigos:
con una definición ligeramente distinta, ofrece una estimación algo más unos se llevaban tanto como los otros. Pero entonces apare-
baja, veintiún años.
30
El mejor estudio de conjunto de este fenómeno internacional es el
de K. W. Swart, Sale of offices in the seventeenth century, La Haya, 1949; 51
Federico Chabod, Scritti sul Rinascimento, Turin, 1967, p. 617. Los
el estudio nacional más amplio es el de Roland Mousnier, La venalité des funcionarios milaneses rechazaron la demanda de su gobernador, pero
offices sous Henri IV at Louis XIII, Ruán, s. f.
sus homólogos de otros lugares quizá no fueran tan decididos.
16 30
16 Europa occidental El Estado absolutista en Occidente 18

cieron los r e c a u d a d o r e s de impuestos y a r r a m b l a r o n con todo metales preciosos y de moneda, en la creencia de que existía
lo q u e pudieron encontrar. Los señores r e c o b r a b a n en último u n a cantidad f i j a de comercio y de riqueza en el m u n d o . Por
t é r m i n o de sus h o m b r e s el i m p o r t e de la «ayuda» q u e ellos decirlo con la f a m o s a f r a s e de Hecksher: «el E s t a d o era a la
mismos e s t a b a n obligados a p r e s t a r a su soberano. Es indudable vez el s u j e t o y el o b j e t o de la política económica mercantilis-
q u e de todos los males que afligían a los campesinos, los q u e M
t a » . Sus creaciones m á s características f u e r o n , en Francia, las
s u f r í a n con más dolor y menos paciencia eran los que provenían m a n u f a c t u r a s reales y los gremios regulados p o r el Estado, y en
de las cargas de la guerra y de los r e m o t o s impuestos» 32. Prác- Inglaterra, las compañías privilegiadas. La genealogía medieval
ticamente en todas partes, el t r e m e n d o peso de los i m p u e s t o s y corporativista de los p r i m e r o s apenas necesita comentario;
—la taille y la gabelle en Francia, los servicios en E s p a ñ a - la reveladora fusión de los órdenes político y económico en las
cayó sobre los pobres. No existía ninguna concepción del «ciu- segundas escandalizó a Adam Smith. El m e r c a n t i l i s m o represen-
dadano» jurídico, s u j e t o al fisco p o r el m i s m o hecho de perte- taba exactamente las concepciones de u n a clase d o m i n a n t e feu-
necer a la nación. La clase señorial, en la práctica y en todas dal q u e se había a d a p t a d o a u n m e r c a d o integrado, p e r o pre-
partes, estaba r e a l m e n t e exenta del i m p u e s t o directo. Porshnev servando su visión esencial sobre la u n i d a d de lo que Francis
h a bautizado con razón a las nuevas contribuciones impuestas Bacon llamaba «consideraciones de abundancia» y «considera-
p o r el E s t a d o absolutista con el n o m b r e de «renta feudal cen- ciones de poder». La clásica doctrina b u r g u e s a del laissezfaire,
tralizada», p a r a oponerlas a los servicios señoriales q u e forma-
con su rigurosa separación f o r m a l de los sistemas políticos y
b a n la «renta feudal local» 3 3 : este doble sistema de exacción
económico, estaría en sus antípodas. El m e r c a n t i l i s m o era, pre-
c o n d u j o a u n a t o r m e n t o s a epidemia de rebeliones de los pobres
cisamente, u n a teoría de la intervención coherente del E s t a d o
en la Francia del siglo x v n , en las q u e los nobles provincianos
político en el f u n c i o n a m i e n t o de la economía, en interés a
c o n d u j e r o n m u c h a s veces a sus propios campesinos c o n t r a los
la vez de la p r o s p e r i d a d de ésta y del p o d e r de aquél. Lógica-
recaudadores de impuestos c o m o m e j o r m e d i o p a r a extraerles
después sus cargas locales. Los funcionarios del fisco tenían mente, m i e n t r a s la teoría del laissez faire sería siempre «paci-
q u e ser custodiados p o r unidades de fusileros p a r a c u m p l i r su fista», b u s c a n d o q u e los beneficios de la paz e n t r e las naciones
misión en el c a m p o : reencarnación en f o r m a modernizada de i n c r e m e n t a r a n u n comercio internacional m u t u a m e n t e venta-
la u n i d a d inmediata e n t r e coerción político-legal y explotación joso, la teoría mercantilista (Montchrétien, Bodin) e r a p r o f u n -
económica constitutiva del m o d o de producción feudal en cuan- d a m e n t e «belicista» al h a c e r hincapié en la necesidad y renta-
to tal. bilidad de la guerra 3 S . A la inversa, el objetivo de u n a economía

Las funciones económicas del a b s o l u t i s m o n o se r e d u j e r o n ,


* Hecksher afirma que el objeto del mercantilismo era aumentar el
sin embargo, a su sistema de impuestos y de cargos. El mercan- «poder del Estado» antes que «la riqueza de las naciones», y que eso
tilismo, doctrina d o m i n a n t e en esta época, p r e s e n t a la m i s m a significaba una subordinación, según las palabras de Bacon de las «con-
ambigüedad que la burocracia destinada a realizarlo, con la sideraciones de abundancia» a las «consideraciones de poder» (Bacon alabó
m i s m a regresión s u b t e r r á n e a hacia u n p r o t o t i p o anterior. Indu- a Enrique VII por haber limitado las importaciones de vino en bar-
cos ingleses basándose en esto). Viner, en una eficaz respuesta, no tiene
dablemente, el mercantilismo exigía la supresión de las b a r r e r a s ninguna dificultad en mostrar que la mayoría de los escritores mercan-
particularistas opuestas al comercio d e n t r o del á m b i t o nacional, tilistas dan a ambos igual importancia y los c o n s i d e r a n compatibles.
esforzándose p o r crear u n m e r c a d o interno unificado p a r a la «Power versus plenty as objectives of foreign policy in the 17th and lBth
centuries», World Politics, I, 1, 1948, reimpreso en D. Coleman, comp.,
producción de mercancías. Al p r e t e n d e r a u m e n t a r el p o d e r del Revisions in mercantilism, Londres, 1969, pp. 61-91. Al mismo tiempo Viner
Estado en relación con los otros estados, el m e r c a n t i l i s m o subestima claramente la diferencia entre la teoría y la práctica del mer-
alentaba la exportación de bienes a la vez que prohibía la de cantilismo y las del laissez-faire que le siguió. En realidad, tanto Hecksher
como Viner pierden de vista, por razones diferentes, el punto esencial,
que es la indistinción de economía y política en la época de transición
" D . o « ' Rural economy and
country lije in the mediaeval West, Lon- que produjo las teorías mercantilistas. La discusión en torno a si una
dres, 1968, p. 333 [Economía rural y vida campesina en el Occidente me- de ellas tenía «primacía» sobre la otra es un anacronismo porque en la
dieval, Barcelona, Península, 1973]. práctica no existió tal separación rígida de ambas hasta la llegada del
" B. F. Porshnev, Les soulévements populaires en France de 1623 á
1648, París, 1965, pp. 395-6 [ed. cast. abreviada: Los levantamientos popu- te'5» f s'^berner, ^ guerre ¿ans la pensée économique du XVI' au XVIII•
lares en Francia en el siglo XVII, Madrid, Siglo XXI, 1978]. silcle, París, 1939, pp. 7-122.
16 33
16 Europa occidental El Estado absolutista en Occidente

f u e r t e era la victoriosa prosecución de u n a política exterior de r o n i u n t o c l a r a m e n t e delimitado de u n i d a d e s políticas homoge-


conquista. Colbert d i j o a Luis XIV que las m a n u f a c t u r a s reales es decir, p o r u n sistema internacional de estados. Su
m a p a político era inextricablemente c o n f u s o y e n r e d a d o : en el
eran sus regimientos económicos y los gremios sus reservas El pstaban geográficamente entremezcladas y estratificadas dife-
m á s grande de los mercantilistas, que restableció las finanzas rentes instancias jurídicas, y a b u n d a b a n las alianzas plurales,
del Estado francés en diez milagrosos años de administración, las soberanías asimétricas y los enclaves anomalos 38- D e n t r o de
este intrincado laberinto n o había ninguna posibilidad de que
lanzó a su soberano a la desgraciada invasión de Holanda en sureiera u n sistema diplomático formal, p o r q u e no había uni-
1672 con este expresivo consejo: «Si el rey lograra p o n e r a formidad ni p a r i d a d de concurrentes. El concepto de cristiandad
todas las Provincias Unidas b a j o su autoridad, su comercio pasa- latina de la que eran m i e m b r o s todos los h o m b r e s , proporcio-
ría a ser el comercio de los súbditos de su m a j e s t a d , y entonces naba a los conflictos y las decisiones u n a matriz ideológica
universalista que constituía el reverso necesario de la e x t r e m a d a
n o habría nada más que pedir» * Cuatro décadas de conflicto heterogeneidad particularista de las unidades políticas. Asi, las
europeo iban a seguir a esta m u e s t r a de r a z o n a m i e n t o econó- «embajadas» eran simples viajes de salutación, esporádicos y n o
mico que capta p e r f e c t a m e n t e la lógica social de la agresión retribuidos, que podían ser enviadas t a n t o p o r u n vasallo o sub-
vasallo d e n t r o de d e t e r m i n a d o territorio, como e n t r e principes
absolutista y del mercantilismo d e p r e d a d o r : el comercio de los de diversos territorios, o e n t r e u n príncipe y su soberano. La
holandeses era t r a t a d o c o m o la tierra de los anglosajones o las contracción de la p i r á m i d e feudal en las nuevas m o n a r q u í a s
propiedades de los moros, como u n o b j e t o físico que podía centralizadas de la E u r o p a renacentista p r o d u j o , p o r vez pri-
mera, u n sistema f o r m a l i z a d o de presión e i n t e r c a m b i o ínter-
tomarse y gozarse p o r la f u e r z a militar como m o d o n a t u r a l de estatal, con el establecimiento de la nueva institución de las
apropiación, y poseerse después de f o r m a p e r m a n e n t e . El e r r o r e m b a i a d a s recíprocamente asentadas en el e x t r a n j e r o , cancille-
óptico de este juicio p a r t i c u l a r n o lo hace menos representativo- rías p e r m a n e n t e s p a r a las relaciones exteriores y comunicacio-
os estados absolutistas se m i r a b a n e n t r e sí con los m i s m o s ojos. nes e i n f o r m e s diplomáticos secretos, protegidos p o r el nuevo
concepto de «extraterritorialidad» 3 9 . El espíritu r e s u e l t a m e n t e
Las teorías mercantilistas de la riqueza y de la guerra estaban, secular del egoísmo político que inspiraría en adelante la prác-
p o r supuesto, c o n c e p t u á b a n t e interconectadas: el modelo de tica de la diplomacia f u e expresado con toda nitidez p o r b r -
suma nula de comercio mundial que inspiraba su proteccionis- molao B a r b a r o , el e m b a j a d o r veneciano que f u e su p r i m e r teó-
rico. «La p r i m e r a obligación de u n e m b a j a d o r es exactamente
m o económico se derivaba del m o d e l o de s u m a nula de política
internacional, inherente a su belicismo.
Naturalmente, el comercio y la guerra n o f u e r o n las únicas
actividades externas del E s t a d o absolutista en Occidente Su
o t r o gran esfuerzo se dirigió a la diplomacia, que f u e u n o de
os grandes inventos institucionales de la época, i n a u g u r a d o en
la reducida área de Italia en el siglo xv, institucionalizado en
el m i s m o país con la paz de Lodi, y a d o p t a d o en España, Fran-
cia, Inglaterra, Alemania y toda E u r o p a en el siglo Xvi. La diplo- lo que han dicho sus colegas occidentales, su fallo niás ™ t a n t e no
macia fue, de hecho, la indeleble m a r c a de nacimiento del es un rígido «dogmatismo», sino un «ingenio» superfertil no siempre
E s t a d o renacentista. Con sus comienzos nació en E u r o p a u n sis- limkado adecuadamente por la disciplina de las pruebas; claro está que
tema internacional de estados, en el que había u n a p e r p e t u a ese mismo rasgo es el que le convierte, en otro aspecto en un histo-
riador original e imaginativo. Las sugerencias al final de su ensayo sobre
«explorador, de los puntos débiles en el e n t o r n o de u n E s t a d o el concepto de «un sistema internacional de estados._son i n f a n t e s .
o de los peligros que podían e m a n a r contra él desde otros es- » A Engels le gustaba citar el ejemplo de Borgona: «Carlos el Calvo,
tados» . La E u r o p a medieval n u n c a estuvo c o m p u e s t a p o r u n por ejemplo era subdito feudal del emperador por una parte de sus tie-
rras v del rev de Francia por otra; pero, por otra parte, el rey de
Francia s u s e ñ o r feudal era al mismo tiempo subdito de Carlos el Calvo,
G ubert Louis XTV et s u p r o p i o vasallo, en algunas regiones.» Véase su importante manuscrito,
págtaa^T ° ' ™g' millions de frangais, París, 1966, « t u S postumamente Uber den Verfall des Feudalismus und das Auf-
" B . F. Porshnev, «Les rapports politiques de l'Europe occidentale et kommen der Bourgeoisie, en Werke, vol. 21 p. 396.
t t ^ Z Z ^ t - á r é p ° q u e d e I a S u e r r e d e s T r e n t e Ans», XI- Congrés » Sobre todo este desarrollo de la nueva diplomacia en los albores de
? Z T ° ? l d e S SCTCeS H i s t o r i
^ s , Upsala, 1960, p. 161: incursión ex' la E u r o p a moderna, véase la gran obra de Garrett Mattingly, ^atssance
w T ^ n . n H SP ? CU a t ¡ V a e n l a g u e r r a d e l o s Treinta Años, que es un diplomacy, Londres, 1955, passim. La frase de Barbaro se cita en la
buen ejemplo de la fuerza y la debilidad de Porshnev. Al contrario de página 109.
16 34
16 Europa occidental El Estado absolutista en Occidente 20
la m i s m a que la de cualquier o t r o servidor del gobierno, esto las había ocasionado. París p u d o ser d e r r o t a d a en Ja ruinosa
es, hacer, decir, a c o n s e j a r y p e n s a r todo lo que sirva m e j o r lucha militar p a r a la sucesión española; p e r o la casa de B o r b ó n
a la conservación y engrandecimiento de su p r o p i o Estado.» heredó Madrid. El índice del p r e d o m i n i o feudal en el E s t a d o
Con todo, estos i n s t r u m e n t o s de la diplomacia —embaja- absolutista es evidente t a m b i é n en la diplomacia.
dores o secretarios de Estado— no eran todavía a r m a s de un I n m e n s a m e n t e engrandecido y reorganizado, el E s t a d o feudal
m o d e r n o E s t a d o nacional. Las concepciones ideológicas del
del absolutismo estuvo, a pesar de todo, constante y p r o f u n -
«nacionalismo» f u e r o n a j e n a s , como tales, a la naturaleza íntima
d a m e n t e s o b r e d e t e r m i n a d o p o r el crecimiento del capitalismo
del absolutismo. Los estados m o n á r q u i c o s de la nueva época
en el seno de las formaciones sociales mixtas del p r i m e r p e r í o d o
n o desdeñaron la movilización de los sentimientos patrióticos
moderno. E s t a s formaciones eran, desde luego, u n a combina-
de sus súbditos en los conflictos militares y políticos que opo-
ción de diferentes modos de producción b a j o el dominio —deca-
nían m u t u a y c o n s t a n t e m e n t e a las diversas m o n a r q u í a s de
E u r o p a occidental. Pero la existencia difusa de u n protonacio- dente— de u n o de ellos: el feudalismo. Todas las e s t r u c t u r a s
nalismo p o p u l a r en la I n g l a t e r r a de los Tudor, la Francia bor- del E s t a d o absolutista revelan la acción a distancia de la nueva
bónica o la E s p a ñ a de los H a b s b u r g o fue, básicamente, u n signo economía que se a b r í a p a s o en el m a r c o de u n sistema m á s
de la presencia burguesa en la p o l í t i c a m á s q u e d e j a r s e go- antiguo: a b u n d a b a n las «capitalizaciones» híbridas de las for-
b e r n a r p o r ellos, los g r a n d e s y los soberanos siempre manipu- mas feudales, cuya m i s m a perversión de instituciones f u t u r a s
laron esos sentimientos. La aureola nacional del a b s o l u t i s m o (ejército, burocracia, diplomacia, comercio) era u n a reconver-
en Occidente —a m e n u d o m u y a p a r e n t e m e n t e p r o n u n c i a d a sión de o b j e t o s sociales anteriores p a r a repetirlos.
(Isabel I, Luis X I V ) - era, en realidad, contingente y p r e s t a d a . A p e s a r de eso, las premoniciones de u n nuevo o r d e n político
Las n o r m a s directrices de aquella época radicaban en o t r o lu- contenidas d e n t r o de ellas no f u e r o n u n a falsa p r o m e s a . La
gar: la última instancia cte legitimidad era la dinastía y n o el burguesía de Occidente poseía ya suficiente fuerza p a r a d e j a r
territorio. El E s t a d o se concebía como p a t r i m o n i o del monar- su b o r r o s a huella sobre el E s t a d o del absolutismo. La a p a r e n t e
ca y, p o r tanto, el título de su propiedad podía a d q u i r i r s e p o r p a r a d o j a del a b s o l u t i s m o en Occidente f u e que r e p r e s e n t a b a
u n a unión de personas: felix Austria. El m e c a n i s m o s u p r e m o f u n d a m e n t a l m e n t e u n a p a r a t o p a r a la protección de la propie-
de la diplomacia era, pues, el m a t r i m o n i o , e s p e j o pacífico de dad y los privilegios aristocráticos, p e r o que, al m i s m o tiempo,
la guerra, que t a n t a s veces provocó. Las m a n i o b r a s matrimo- los medios p o r los que se realizaba esta protección podían
niales, menos costosas como vía de expansión territorial q u e a s e g u r a r simultáneamente los intereses básicos de las nacientes
la agresión a r m a d a , p r o p o r c i o n a b a n resultados menos inmedia- clases mercantil y m a n u f a c t u r e r a . El E s t a d o absolutista centra-
tos (con frecuencia sólo a la distancia de u n a generación) y lizó cada vez m á s el p o d e r político y se movió hacia sistemas
estaban s u j e t a s p o r ello a impredecibles azares de m o r t a l i d a d legales m á s u n i f o r m e s : las c a m p a ñ a s de Richelieu c o n t r a los
en eí intervalo a n t e r i o r a la consumación de u n pacto nupcial reductos de los hugonotes en Francia f u e r o n características. El
y su goce político. De ahí que el largo r o d e o del m a t r i m o n i o E s t a d o absolutista s u p r i m i ó u n gran n ú m e r o de b a r r e r a s co-
c o n d u j e r a d i r e c t a m e n t e y tan a m e n u d o al corto c a m i n o de merciales internas y p a t r o c i n ó aranceles exteriores c o n t r a los
la guerra. La historia del absolutismo está plagada de esos con- competidores e x t r a n j e r o s : las medidas de Pombal en el Portu-
flictos, cuyos n o m b r e s dan fe de ello: guerras de sucesión de gal de la Ilustración f u e r o n u n drástico ejemplo. Proporcionó
España, Austria o Baviera. N a t u r a l m e n t e , su r e s u l t a d o final po- al capital u s u r a r i o inversiones lucrativas, a u n q u e arriesgadas,
día a c e n t u a r la «flotación» de la dinastía sobre el t e r r i t o r i o que en la hacienda pública: los b a n q u e r o s de Augsburgo en el si-
glo xvi y los oligarcas genoveses del siglo XVII hicieron f o r t u n a s
con sus p r é s t a m o s al E s t a d o español. Movilizó la propiedad
™ r ? l e s y urbanas mostraron, por supuesto, formas espon- r u r a l p o r medio de la incautación de las tierras eclesiásticas:
táneas de xenofobia; pero esta tradicional reacción negativa hacia las disolución de los monasterios en Inglaterra. Proporcionó sine-
n ? , r " ™ ? i e s a j e n a s e s m u y d i s t i n t a d e l a identificación nacional positiva curas rentables en la burocracia: la paulette en Francia regla-
A* 1. a aparecer en los medios literarios burgueses a principios
m e n t a r í a su posesión estable. Patrocinó e m p r e s a s coloniales y
Z , T , e r n a - L a / U S 1 Ó n d e a m b a s P ° d í a Producir1, en situaciones
de: crisis, estallidos patrióticos populares de un carácter incontrolado y compañías comerciales: al m a r Blanco, a las Antillas, a la bahía
sedicioso: los comuneros en España o la Liga en Francia. de Hudson, a Luisiana. E n o t r a s palabras, el E s t a d o absolutista
37
36 Europa occidental El Estado absolutista en Occidente

realizó algunas funciones parciales en la acumulación originaria


necesaria p a r a el t r i u n f o final del m o d o de producción capita-

s S t . S K a r s í » RSSÍ
lista. Las razones p o r las que p u d o llevar a cabo esa función aneció E r a uii E s t a d o b a s a d o en la supremacía s o c a de la
«dual» residen en la naturaleza específica de los capitales mer-
cantil y m a n u f a c t u r e r o : como ninguno de ellos se b a s a b a en
la producción en m a s a característica de la industria maquini-
zada p r o p i a m e n t e dicha, t a m p o c o exigían u n a r u p t u r a radical
con el orden agrario feudal que todavía e n c e r r a b a a la vasta
mayoría de la población (el f u t u r o t r a b a j o asalariado y mer-
cado de c o n s u m o del capitalismo industrial). Dicho de o t r a for-
ma, esos capitales podían desarrollarse d e n t r o de los límites
establecidos p o r el m a r c o feudal reorganizado. E s t o n o quiere
decir que siempre ocurriera así: los conflictos políticos, reli-

SiiSSpSrSl
giosos o económicos podían f u n d i r s e en explosiones revolucio-
narias contra el absolutismo, en coyunturas específicas, t r a s u n
después de l a « de Pombal; los especuladores parisinos
d e t e r m i n a d o p e r í o d o de maduración. En este estadio, sin em-
bargo, había siempre u n potencial terreno de compatibilidad
e n t r e la naturaleza y el p r o g r a m a del E s t a d o absolutista y las
operaciones del capital mercantil y m a n u f a c t u r e r o . En la com-
petencia internacional e n t r e clases nobles que p r o d u j o el endé- del E s t a d o absolutista f u e la dominación de la nobleza f e u ü *
mico estado de guerra de esa época, la amplitud del sector en la éooca de la transición al capitalismo. Su final señalaría
mercantil d e n t r o de cada p a t r i m o n i o «nacional» tuvo siempre L crisis del p o d e r de esa clase: la llegada de las revoluciones
u n a i m p o r t a n c i a decisiva p a r a su relativa fuerza militar y po- burguesas y la aparición del E s t a d o capitalista.
lítica. E n la lucha c o n t r a sus rivales, todas las m o n a r q u í a s te-
nían, pues, u n gran interés en a c u m u l a r metales preciosos y
p r o m o v e r el comercio b a j o sus propias b a n d e r a s . De ahí el
c a r á c t e r «progresista» que los historiadores posteriores h a n
a t r i b u i d o tan f r e c u e n t e m e n t e a las políticas oficiales del abso-
lutismo. La centralización económica, el proteccionismo y la
expansión u l t r a m a r i n a engrandecieron al ú l t i m o E s t a d o feudal
a la vez que beneficiaban a la p r i m e r a burguesía. Incrementa-
ron los ingresos fiscales del p r i m e r o al p r o p o r c i o n a r oportuni-
dades de negocio a la segunda. Las máximas circulares del mer-
cantilismo, p r o c l a m a d a s p o r el E s t a d o absolutista, dieron elo-
cuente expresión a esa coincidencia provisional de intereses.
E r a m u y lógico q u e el d u q u e de Choiseul declarase, en las
últimas décadas del ancien régime aristocrático en Occidente:
«De la a r m a d a dependen las colonias; de las colonias el co-
mercio; del comercio la capacidad de u n E s t a d o p a r a m a n t e n e r
n u m e r o s o s ejércitos, p a r a a u m e n t a r su población y p a r a h a c e r
posibles las e m p r e s a s m á s gloriosas y m á s útiles» 4 1 .

" Citado por Gerald Graham, The politics of naval supremacy, Cam-
bridge, 1965, p. 17.
192 Europa occidental SEGUNDA PARTE

a la j u d i c a t u r a , el derecho a c o m p r a r tierras nobiliarias y o t r a s EUROPA ORIENTAL


d e m a n d a s socialmente igualitarias. Las últimas horas del abso-
lutismo sueco se vivieron así en u n a extraña a t m ó s f e r a de
«posibilidades abiertas a los talentos» y de limitaciones a los
privilegios de la nobleza. La racionalidad política de la monar-
quía absoluta perdió así sus a m a r r a s básicas, señal inequívoca
de su cercano final. En u n a última y curiosa p e r m u t a de papeles,
el a u t ó c r a t a «radical» se convirtió en el más ferviente campeón
europeo de la intervención contrarrevolucionaria f r e n t e a la re-
volución francesa, m i e n t r a s que ios nobles resentidos a d o p t a b a n
los ideales republicanos de la Declaración de Derechos del
H o m b r e . En 1792, Gustavo f u e asesinado p o r u n dignatario
aristocrático disidente. La «infradeterminación» histórica del
a b s o l u t i s m o sueco n u n c a f u e más visible que en este extraño
clima. Un E s t a d o optativo acabó en u n a contingencia aparen-
t e m e n t e total.
1. EL ABSOLUTISMO E N EL E S T E

Es necesario volver a h o r a a la m i t a d oriental de E u r o p a o, m á s


exactamente, a la p a r t e de E u r o p a oriental p e r d o n a d a p o r la
invasión o t o m a n a que inundó los Balcanes en oleadas sucesi-
vas, s u j e t á n d o l o s a u n a historia local diferente a la del r e s t o
del continente. La gran crisis que asoló las economías europeas
en los siglos xiv y xv p r o d u j o u n a violenta reacción feudal al
este del Elba. La represión señorial desencadenada c o n t r a los
campesinos a u m e n t ó en intensidad d u r a n t e todo el siglo xvi.
La consecuencia política, en Prusia y en Rusia, f u e u n absolu-
tismo oriental, coetáneo del occidental pero de origen básica-
m e n t e distinto. El E s t a d o absolutista del Oeste f u e el a p a r a t o
político reorganizado de u n a clase feudal que había a c e p t a d o
la conmutación de las cargas. Fue una compensación por la des-
aparición de la servidumbre, en el contexto de u n a economía
crecientemente u r b a n a , que n o controlaba p o r completo y a la
q u e se tuvo que a d a p t a r . Por el contrario, el E s t a d o absolutista
del Este f u e la m á q u i n a represiva de u n a clase feudal que aca-
b a b a de liquidar las tradicionales libertades comunales de los
pobres. Fue u n instrumento para la consolidación de la servi-
dumbre, en u n p a i s a j e limpio p o r completo de vida u r b a n a o
resistencia a u t ó n o m a s . La reacción feudal en el Este significaba
q u e era preciso i m p l a n t a r desde arriba, y p o r la fuerza, u n
m u n d o nuevo. La dosis de violencia que se i n t r o d u j o en las
relaciones sociales fue, p o r tanto, m u c h o mayor. El E s t a d o
absolutista del Este n u n c a p e r d e r í a las m a r c a s de esta expe-
riencia originaria.
Pero, al m i s m o tiempo, la lucha de clases interna d e n t r o de
las formaciones sociales del Este, y su resultado, la servidum-
b r e del campesinado, no ofrecen p o r sí m i s m a s u n a explica-
ción exhaustiva de la aparición de u n tipo diferente de absolu-
tismo en esta región. La distancia e n t r e a m b o s puede medirse
cronológicamente en Prusia, donde la reacción feudal de la
nobleza ya se había i m p u e s t o al c a m p e s i n a d o con la generali-
zación de la Gutsherrschaft en el siglo xvi, cien años antes del
establecimiento de u n E s t a d o absolutista en el siglo x v n . En
Polonia, tierra clásica de la «segunda servidumbre», n u n c a sur-
101
196 Europa oriental 218 El absolutismo en el Este

gio u n E s t a d o absolutista, a u n q u e esto constituyera u n f r a c a s o desarrollo de los atrasados. Las economías mixtas occidentales
p o r el que la nobleza tendría que pagar finalmente el precio de del período de transición —que c o m b i n a b a n u n a agricultura
su existencia nacional. Sin embargo, también aquí el siglo xvi feudal semimonetarizada y postservil 2 , con enclaves de capital
mercantil y m a n u f a c t u r e r o — carecían de tan f u e r t e e m p u j e . La
presencio un gobierno feudal descentralizado, dominado por un inversión exterior era mínima, excepto en los imperios colonia-
sistema representativo b a j o el control total de la aristocracia les y hasta cierto punto, en Escandinavia. El comercio exterior
y con una a u t o r i d a d m o n á r q u i c a m u y débil. En Hungría, el pro- representaba todavía un pequeño p o r c e n t a j e del p r o d u c t o na-
ceso de definitivo sometimiento a s e r v i d u m b r e del campesinado cional de todos los países, excepto Holanda y Venecia. Asi pues,
tuvo lugar tras la guerra austro-turca, en el paso del siglo xvi una integración completa de E u r o p a oriental en el circuito eco-
al xvii m i e n t r a s la nobleza magiar resistía con éxito la impo- nómico de E u r o p a occidental —implícita a m e n u d o en la uti-
sición del absolutismo de los H a b s b u r g o ' . En Rusia, la implan- lización por los historiadores de expresiones tales como «eco-
tación de la s e r v i d u m b r e y la construcción del absolutismo es- nomía colonial» o «empresas de plantación» p a r a referirse al
sistema de Gutsherrschaft vigente más allá del Elba— resulta
tuvieron m a s e s t r e c h a m e n t e vinculadas, p e r o incluso en este intrínsecamente inverosímil.
caso la aparición de la p r i m e r a precedió a la consolidación del
segundo, y n o siempre se desarrolló pari passu con él. Como
las relaciones serviles de producción e n t r a ñ a n u n a fusión inme- Esto no quiere decir, sin embargo, que el impacto de la
diata de la propiedad y de la soberanía, del señorío y del E u r o p a occidental en la oriental no f u e r a d e t e r m i n a n t e de las
dominio de la tierra, no había nada s o r p r e n d e n t e p o r sí m i s m o estructuras estatales que allí aparecieron. En efecto, la interac-
en unos estados nobiliarios policéntricos, tales como los que ción trasnacional d e n t r o del feudalismo se p r o d u j o siempre y
existían en Alemania al este del Elba, en Polonia o en Hungría en p r i m e r lugar en el plano político y no en el economico, pre-
tras la reacción feudal en el Este. Para explicar el posterior cisamente p o r q u e era u n m o d o de producción basado en la
ascenso del absolutismo es preciso, ante todo, r e i n s e r t a r la to- coacción extraeconómica: su f o r m a p r i m a r i a de expansión era
talidad del proceso de la segunda s e r v i d u m b r e d e n t r o del sis- la conquista y no el comercio. El desarrollo desigual del feuda-
t e m a j n t e r n a c i o n a l de estados del último período de la E u r o p a ' lismo d e n t r o de E u r o p a e n c o n t r a b a su expresión mas caracte-
rística y directa no en la balanza comercial, sino en la balanza
Ya hemos visto que la presión ejercida en esta época sobre de las a r m a s e n t r e las respectivas regiones del continente. E n
el Este p o r las economías occidentales m á s avanzadas se ha o t r a s palabras, la p r i m e r a mediación e n t r e Este y Oeste en
exagerado con frecuencia, al p r e s e n t a r l a como fuerza única o estos siglos f u e militar. Fue la presión internacional del abso-
principal responsable de la reacción señorial en esta región De lutismo occidental, a p a r a t o político de u n a aristocracia feudal
hecho, a u n q u e el comercio de cereales intensificó indudable-
2
m e n t e la explotación servil en la Alemania oriental o en Polonia El índice real de monetarización de las d i f e r e n t e s agriculturas de
n o la inauguró en ninguno de estos países, v no jugó ningún pa- Europa occidental en los siglos xvi y xvn era probablemente inucho
más baio de lo que generalmente se cree. Jean Meuvret afirma que en
pe en su paralelo desarrollo en Bohemia o en Rusia. En o t r a s la Francia del siglo Ivi «el campesinado vivía en un régimen de cuasi
palabras, si es incorrecto conceder u n a importancia central a autarquía doméstica prácticamente en todas partes», y que «la vida diana
los lazos económicos del comercio de exportación e importación de los artesanos, incluyendo a la pequeña burguesía, estaba regu ada de
entre el Este y el Oeste, la causa es que el m o d o de producción hecho por el mismo principio, a saber, vivir de los alimentos cultivados
en las tierras propias y, por lo demás, comprar y vender el mínimo
feudal como tal —que n o estaba s u p e r a d o en modo alguno en posible» porque «para satisfacer las necesidades ordinarias, no era nece-
E u r o p a occidental d u r a n t e los siglos xvi y x v n — no podía crear sario I n absoluto el uso de monedas de oro o de plata. Para el p e q u e ñ o
un sistema económico internacional unificado. Sólo el m e r c a d o número de transacciones mercantiles que resultaban indispensables era
mundial del capitalismo industrial realizaría esta tarea irra- posible prescindir frecuentemente del dinero». Jean Meuvret «C.rculation
monétaire et utilization economique de la monnaie dans la France du
diando desde los países avanzados p a r a moldear y d o m i n a r el ™ et du xvm- siécle», Eludes d'Histoire Moderne et Con tem pora,neI
1947 p 20 Porshnev caracteriza correctamente la situación general de
'Véase Zs. Pach Die ungarische Agrarentwicklung im 16-17 Jahrhun- esta época cuando la define por «la contradicción entre la formamone-
taria y la base natural de la economía feudal», y comenta que las difi-
dert, Budapest, 1964, pp. 38-41, 53-6, acerca de las etapas de este pro- cultades fiscales del absolutismo radicaban por doquier en esta contra-
c a m p e s i n á . l r n p a c t o d e l a ^ r r a de los Trece Años sobre la condición dicción: Les soulévements populaires en France, p. 558.
196
200 Europa oriental 198
El absolutismo en el Este 201
m á s poderosa, d o m i n a n t e en sociedades m á s avanzadas, lo que
obligó a la nobleza oriental a crear u n a m á q u i n a estatal igual- de E s t a d o s c o m p l e t a m e n t e formalizado en E u r o p a y la que
m e n t e centralizada p a r a sobrevivir. De otra f o r m a , la superior señaló el decisivo comienzo de la irrupción sueca en el Este.
fuerza militar de los ejércitos reorganizados y engrandecidos La espectacular m a r c h a de los ejércitos de Gustavo Adolfo
del a b s o l u t i s m o se h a b r í a h e c h o sentir en el medio n o r m a l de sobre Alemania, arrollando el p o d e r de los H a b s b u r g o p a r a
la competencia interfeudal: la guerra. La m i s m a modernización a s o m b r o de E u r o p a , f u e el p u n t o decisivo de la guerra, y los
de los ejércitos y las tácticas, r e s u l t a d o de «la revolución mi- éxitos posteriores de B a n e r y Torstensson hicieron imposible
litar» occidental t r a s 1560, hacía m á s factible que n u n c a la agre- toda recuperación a largo plazo de la causa imperial. Desde
sión a los vastos espacios del Este, e igualmente a u m e n t a b a 1641, los ejércitos suecos o c u p a r o n de f o r m a p e r m a n e n t e gran-
los peligros de invasión p a r a las aristocracias locales de estos des zonas de Moravia 3 , y cuando la guerra terminó, en 1648,
países. Así, al m i s m o t i e m p o que divergían las relaciones infra- estaban a c a m p a d o s en la orilla izquierda del Moldava, en Praga.
e s t r u c t u r a l e s de producción, tuvo lugar en a m b a s zonas u n a La intervención de Suecia había a r r u i n a d o definitivamente la
p a r a d ó j i c a convergencia de las s u p e r e s t r u c t u r a s (índice, p o r perspectiva de u n E s t a d o imperial de los H a b s b u r g o en Alema-
supuesto, de lo q u e en último t é r m i n o era un m o d o de produc- nia. De ahí que la trayectoria y el c a r á c t e r del absolutismo
ción común). La f o r m a concreta que a d o p t ó la amenaza militar austríaco h a b r í a n de e s t a r d e t e r m i n a d o s p o r esta derrota, que
del a b s o l u t i s m o occidental fue, a f o r t u n a d a m e n t e p a r a la noble- lo privo de la posibilidad de un centro territorial consolidado
za oriental, indirecta y transitoria. A pesar de todo, es sorpren- en las tierras tradicionales del Reich y desplazó, a su costa,
dente h a s t a qué p u n t o sus efectos a c t u a r o n como catalizador todo el centro de gravedad hacia el Este. Al m i s m o tiempo, el
del modelo político del Este. El f r e n t e e n t r e a m b a s zonas impacto del p o d e r sueco en la evolución de Prusia, internacio-
estaba ocupado, en el sur, p o r el largo duelo austro-turco, que n a l m e n t e menos visible, f u e en el interior m u c h o más p r o f u n d o .
d u r a n t e doscientos cincuenta años concentraría la atención de Los ejércitos suecos ocuparon B r a n d e m b u r g o desde 1631 y, a
los H a b s b u r g o sobre sus enemigos o t o m a n o s y sus vasallos hún- pesar de ser técnicamente un aliado en la causa p r o t e s t a n t e ,
garos. E n el centro, Alemania era u n l a b e r i n t o de estados le sometieron i n m e d i a t a m e n t e a requisiciones militares y exac-
p e q u e ñ o s y débiles, divididos y neutralizados p o r los conflictos ciones fiscales despiadadas, tales como n u n c a antes se habían
religiosos. Así, el a t a q u e llegó desde el norte, relativamente conocido: los privilegios tradicionales de los Estados de los
primitivo. Suecia —el m á s reciente y s o r p r e n d e n t e de todos los j u n k e r f u e r o n liquidados de u n plumazo p o r los c o m a n d a n t e s
absolutismos occidentales, país nuevo con u n a población m u y suecos 4 . Al t r a u m a de esta experiencia se añadió la adquisición
limitada y u n a economía r u d i m e n t a r i a — sería el martillo del sueca de la Pomerania occidental p o r el t r a t a d o de Westfalia
Este. Su impacto sobre Prusia, Polonia y Rusia en los noventa de 1648, que aseguró a Suecia u n a amplia y p e r m a n e n t e cabeza
años que van desde 1630 hasta 1720 puede c o m p a r a r s e con el de playa en las tierras del sur del Báltico. Las guarniciones
de E s p a ñ a sobre E u r o p a occidental en u n a época anterior, suecas controlaban ahora el Oder y a m e n a z a b a n directamente a
a u n q u e n u n c a haya recibido la m i s m a atención. A pesar de esto! la hasta entonces desmilitarizada y descentralizada clase domi-
f u e u n o de los grandes ciclos de expansión militar en la historia n a n t e de B r a n d e m b u r g o , país que p r á c t i c a m e n t e carecía de
del a b s o l u t i s m o europeo. En su p u n t o culminante, la caballería ejército. La construcción del absolutismo p r u s i a n o por el Gran
sueca se paseó victoriosa p o r las cinco capitales de Moscú, Elector, desde 1650 en adelante, f u e en b u e n a medida u n a res-
Varsovia, Berlín, Dresde y Praga, en un gran arco a través del puesta directa a la inminente amenaza sueca: el ejército perma-
t e r r i t o r i o de la E u r o p a oriental que llegó a s u p e r a r las cam- nente, que h a b r í a de ser la piedra angular de la autocracia de
p a ñ a s de los tercios españoles en la occidental. Los sistemas los Hohenzollern, y su sistema fiscal, f u e r o n aceptados p o r los
estatales de Austria, Prusia, Polonia y Rusia e x p e r i m e n t a r o n su j u n k e r s en 1653 p a r a e n f r e n t a r s e a la inminente situación de
i m p a c t o formativo.

La p r i m e r a conquista exterior de Suecia f u e la toma de Es- 5


Véase J. Polisensky, The Thirty Year's War, Londres, 1971, pági-
tonia, en las largas guerras de Livonia con Rusia d u r a n t e las nas 224-31
últimas décadas del siglo xvi. Sin embargo, f u e la guerra de los 4
Carsten, The origins of Prussia, p. 179. Pocos años antes Gustavo
Treinta Años la que p r o d u j o el p r i m e r sistema internacional Adolfo había tomado las estratégicas fortalezas de Memel y Pillau, en
la Prusia oriental, que dominaban el acceso a Koenigsberg, imponiendo
en ellas peajes suecos: op. cit., pp. 205-6.
201
El absolutismo en el Este
200 Europa oriental
t r o de u n c a m p o histórico común. El impulso en el seno de la
guerra en el t e a t r o báltico y p a r a resistir a los peligros exte- aristocracia hacia u n a m o n a r q u í a militar fue evidente en Rusia
riores. De hecho, la guerra sueco-polaca de 1655-60 se reveló mucho antes que en ningún o t r o país del Este europeo. E s t o
como el p u n t o crucial de la evolución política de Berlín, que se debió, en parte, a la prehistoria del E s t a d o de Kiev y a la
evitó lo peor de la agresión sueca p a r t i c i p a n d o al lado de Esto- tradición imperial bizantina que éste t r a n s m i t i ó a través de a
colmo como joven y temeroso aliado. El gran paso siguiente caótica Rusia de la Edad Media, utilizando la ideología de la
en la construcción del absolutismo p r u s i a n o se dio, u n a vez más, «Tercera Roma»: Iván I I I se había casado con la sobrina de
en respuesta al conflicto militar con Suecia. Durante la década último Paleólogo, e m p e r a d o r de Constantinopla, y se arrogo el
de 1670, en medio de la angustia provocada por las c a m p a ñ a s título de «zar» o e m p e r a d o r en 1480. Sin embargo, la ideología
suecas c o n t r a B r a n d e m b u r g o , que abrieron un t e a t r o nórdico de la translatio imperii era menos i m p o r t a n t e , indudablemente,
en la guerra desencadenada por Francia en el oeste, f u e cuando que la continua presión material sobre Rusia de los pueblos
el célebre Generalkriegscommissariat pasó a o c u p a r las funcio- pastores t á r t a r o s y t u r c o m a n o s del Asia Central. La soberanía
nes del anterior consejo privado y a d a r f o r m a a toda la estruc- política de la H o r d a de Oro d u r ó hasta finales del siglo xv.
t u r a del a p a r a t o estatal de los Hohenzollern. El absolutismo Sus sucesores los janatos de Kazán y Astracán lanzaron desde
p r u s i a n o y su definitiva configuración t o m a r o n f o r m a d u r a n t e el Este constantes incursiones en busca de esclavos, hasta su
la época del expansionismo sueco y b a j o su presión. d e r r o t a y aborción a mediados del siglo xvi. D u r a n t e otros cien
Mientras tanto, en estas décadas que siguieron a Westfalia, años, los t á r t a r o s de Crimea - a h o r a b a j o s e ñ o r í o o t o m a n o -
cayó sobre el Este el más d u r o de todos los golpes nórdicos. asolaron el t e r r i t o r i o ruso desde el sur; sus expediciones en
La invasión sueca de Polonia en 1655 hizo saltar r á p i d a m e n t e busca de botín y de esclavos mantuvieron a la mayor p a r t e ae
la insegura confederación aristocrática de los szlachta. Cayeron Ucrania como un p á r a m o d e s h a b i t a d o 5 . E n los albores de la
Varsovia y Cracovia, y todo el valle del Vístula quedó d e s g a r r a d o época m o d e r n a , los jinetes t á r t a r o s carecían de capacidad p a r a
p o r las m a r c h a s y c o n t r a m a r c h a s de los ejércitos de Carlos X. la conquista o la ocupación p e r m a n e n t e . Pero Rusia «centme a
La principal consecuencia estratégica de la guerra f u e privar de Europa», tuvo que s o p o r t a r lo peor de sus ataques, y la
a Polonia de toda soberanía sobre el d u c a d o de Prusia. Pero consecuencia f u e u n mayor y m á s t e m p r a n o í m p e t u hacia u n
los resultados sociales del devastador a t a q u e sueco f u e r o n mu- E s t a d o centralizado en el ducado de Moscú que en el más
cho más serios: las p a u t a s demográfica y económica de Polonia protegido electorado de B r a n d e m b u r g o o en la m a n c o m u n i d a d
q u e d a r o n tan gravemente dañadas que la invasión sueca llegó polaca. Sin embargo, a p a r t i r del siglo xvi, la amenaza militar
a ser como u n diluvio que separaría para siempre la anterior del Oeste fue siempre m u c h o mayor que la del Este, p o r q u e
p r o s p e r i d a d de la Rzeczpospolita de la crisis y la decadencia la artillería de c a m p a ñ a y la infantería m o d e r n a eran a h o r a
irrecuperables en los que se hundió después. La última y breve n e t a m e n t e superiores a los a r q u e r o s m o n t a d o s como a r m a de
recuperación de las a r m a s polacas en la década de 1680, c u a n d o batalla. Así pues, también en Rusia las fases realmente decisi-
Sobieski dirigió la liberación de Viena del cerco turco, f u e se- vas de la transición hacia el absolutismo tuvieron lugar d u r a n t e
guida muy p r o n t o p o r la segunda ofensiva sueca contra la man- las fases sucesivas de la expansión sueca. El crucial reinado
comunidad, d u r a n t e la gran guerra del n o r t e de 1701-21, en la de Iván IV a finales del siglo xvi estuvo dominado p o r las
que el principal teatro de destrucción fue, u n a vez más, Polonia. largas guerras de Livonia, de las que Suecia resultó vencedor
Cuando los últimos soldados suecos a b a n d o n a r o n Varsovia, estratégico al anexionar Estonia p o r el t r a t a d o de Yam Za-
Polonia había d e j a d o de ser una gran potencia europea. La polsky de 1582: un t r a m p o l í n para su dominio del litoral n o r t e
nobleza polaca, p o r razones de las que se h a b l a r á más adelante, del Báltico. El «período de trastornos», a principios del si-
no tuvo éxito en su intento de generar u n absolutismo m i e n t r a s glo x v n , que t e r m i n ó con la crítica subida al t r o n o de la dinastía
d u r a r o n estas tragedias. Así d e m o s t r ó en la práctica cuáles eran
las consecuencias, p a r a una clase feudal del Este, de no seguir
» En vísperas del ataque de Iván IV contra el janato
este camino; Polonia, incapaz de recuperarse de los golpes se supone que había allí unos 100.000 esclavos rusos E l n u m e r o t o t a l de
mortales infligidos p o r Suecia, dejó finalmente de existir como esclavos capturados por los tártaros en sus g r e d a s desde Cnmea en
E s t a d o independiente. la primera mitad del siglo xvn fue supenor a l o s 200.000. G VernaüSKy.
The tsardom of Moscow, 1457-1682, I, Yale, 1969, pp. 51-4, 12.
Rusia, como siempre, constituye u n caso algo diferente den-
196
196 Europa oriental 218 El absolutismo en el Este 203

Románov, presenció el despliegue del p o d e r í o sueco en las pro- a h o r a las presiones endógenas que contribuyeron a su aparición.
f u n d i d a d e s de Rusia. En m e d i o del creciente caos, u n e j é r c i t o Llama la atención u n a coincidencia inicial. La decisiva conso-
m a n d a d o p o r De la Gardie se abrió p a s o hasta Moscú p a r a lidación jurídica y económica de la s e r v i d u m b r e en Prusia,
sostener al u s u r p a d o r Shuiski. Tres años después, u n candidato Rusia y Bohemia tuvo lugar, precisamente, d u r a n t e las m i s m a s
sueco —el h e r m a n o de Gustavo Adolfo— estuvo a p u n t o de décadas en que se echaron con firmeza las bases políticas del
ser elegido p a r a la m i s m a m o n a r q u í a rusa, a u n q u e se vio blo- E s t a d o absolutista. Este doble proceso —institucionalización de
q u e a d o en el ú l t i m o m o m e n t o p o r la elección de Miguel Romá- la servidumbre e inauguración del absolutismo— estuvo, en los
nov. El nuevo régimen se vio obligado a ceder i n m e d i a t a m e n t e tres casos, estrecha y c l a r a m e n t e ligado en la historia de las
Carelia e Ingria a los suecos, quienes en el t r a n s c u r s o de o t r a respectivas formaciones sociales. En B r a n d e m b u r g o , el Gran
década t o m a r o n toda Livonia a los polacos, lo que les dio u n Elector y los Estados sellaron el f a m o s o acuerdo de 1653, con-
control p r á c t i c a m e n t e absoluto del Báltico. En los p r i m e r o s signado en u n a Carta formal, p o r el q u e la nobleza votaba los
años de la dinastía Románov, el i n f l u j o sueco se extendió tam- impuestos p a r a u n ejército p e r m a n e n t e y el príncipe promul-
bién al sistema político r u s o 6 . Finalmente, el e n o r m e edificio gaba ordenanzas p o r las que ataba irremediablemente a la
estatal de Pedro I de principios del siglo x v m se erigió du- tierra a la fuerza de t r a b a j o rural. Los impuestos h a b r í a n de
rante, y contra, la s u p r e m a ofensiva militar sueca en Rusia, cargarse sobre las ciudades y los campesinos, pero no sobre
dirigida p o r Carlos XII, que había comenzado con la destrucción los propios j u n k e r s , m i e n t r a s el ejército h a b r í a de ser el núcleo
de los ejércitos rusos en Narva y continuaría con un p r o f u n d o de todo el E s t a d o prusiano. Fue u n p a c t o que a u m e n t ó t a n t o
avance en Ucrania. El p o d e r zarista d e n t r o de Rusia se f o r j ó el p o d e r político de la dinastía sobre la nobleza como el poder
y se p u s o a p r u e b a en la lucha internacional c o n t r a el imperio de la nobleza sobre el campesinado. La s e r v i d u m b r e de Alemania
sueco p o r la supremacía en el Báltico. El E s t a d o a u s t r í a c o había oriental quedó ahora normalizada y generalizada en todas las
sido expulsado de Alemania p o r la expansión sueca; el E s t a d o tierras de los Hohenzollern situadas más allá del Elba, m i e n t r a s
polaco q u e d ó f r a g m e n t a d o . Por el contrario, los estados r u s o y que el sistema de Estados f u e s u p r i m i d o inexorablemente p o r la
p r u s i a n o hicieron f r e n t e y d e r r o t a r o n a la expansión sueca, m o n a r q u í a en una provincia tras otra. E n 1683, los Landtage de
a d q u i r i e n d o su f o r m a desarrollada en el curso de esta contienda. B r a n d e m b u r g o y de la Prusia oriental habían perdido- p a r a
El a b s o l u t i s m o oriental estuvo d e t e r m i n a d o , f u n d a m e n t a l m e n - siempre todo su poder». Al m i s m o tiempo, se había p r o d u c i d o
te, p o r tanto, p o r las condiciones i m p u e s t a s p o r el sistema en Rusia u n a coyuntura muy similar. E n 1648, el Zemski Sobor
político internacional en cuyo seno e s t a b a n integradas objetiva- —Asamblea de la Tierra— se había r e u n i d o en Moscú p a r a
m e n t e las noblezas de toda la región 7 . E s t e f u e el precio de a p r o b a r el histórico Sobornoe Ulozhenie, que, p o r vez p r i m e r a ,
su supervivencia en u n a civilización de i n i n t e r r u m p i d a guerra codificaba y universalizaba la s e r v i d u m b r e p a r a la población
territorial; el desarrollo desigual del f e u d a l i s m o les obligó a r u r a l instituía u n estricto control estatal sobre las ciudades y
igualar las e s t r u c t u r a s estatales de Occidente antes de h a b e r sus h a b i t a n t e s y, a la vez, c o n f i r m a b a y r e m a c h a b a la respon-
alcanzado u n estadio c o m p a r a b l e de transición económica ha- sabilidad f o r m a l de todas las tierras nobles respecto al servicio
cia el capitalismo. militar. El Sobornoe Ulozhenie f u e el p r i m e r código legal global
Con todo, este a b s o l u t i s m o también estuvo sobredetermina- que se p r o m u l g ó en Rusia y su llegada constituyó u n hecho
do, inevitablemente, p o r el desarrollo de la lucha de clases den- transcendental. En efecto, el código p r o p o r c i o n ó al zarismo el
t r o de las formaciones sociales del Este. Es preciso considerar m a r c o jurídico regulador p a r a su solidificación c o m o sistema
estatal. La proclamación solemne de la s e r v i d u m b r e del campe-
sinado r u s o f u e seguida aquí también p o r la rápida caída en
• J. H. Billington, The icón and the axe, Londres, 1966, p. 110; este tema desuso del sistema de Estados. En el c u r s o de u n a década, el
invita a una mayor investigación.
' Un reconocimiento de esta cuestión por un historiador ruso puede
verse en A N. Chistozvonov, «Nekotorye aspekti problemi genezisa abso- • En esa fecha los nobles reunidos en Brandemburgo dejaron cons-
hutizma», Voprosi Istorii, 5, mayo de 1968, pp. 60-1. Aunque contiene tancia de su melancólica convicción de que los antiguos P™ilegios de
algunos juicios disparatados (sobre España, por ejemplo), este ensayo los Estados estaban prácticamente «anulados y descoloridos de tal forma
comparativo es probablemente el mejor estudio soviético reciente sobre que no parecía quedar ni una umbra libertatis*. Citado por Carsten, The
los orígenes del absolutismo en Europa oriental y occidental
origins oj Prussia, p. 200.
196 204
196 Europa oriental 218 El absolutismo en el Este 105
Zemski Sobor había desaparecido realmente, m i e n t r a s que la bían sido reducidas y reprimidas d u r a n t e la última depresión
m o n a r q u í a construía un amplio ejército s e m i p e r m a n e n t e que medieval. La notable m e j o r í a económica que experimentó el
f i n a l m e n t e sustituyó a todas las viejas levas de la nobleza. El continente en el siglo xvi favoreció u n nuevo, a u n q u e desigual,
último y simbólico Zemski Sobor pasó al olvido en 1683, cuando
crecimiento u r b a n o en algunas zonas del Este. A p a r t i r de 1550,
ya n o era más que una f a n t a s m a l claque cortesana. El pacto
las ciudades de Bohemia volvieron a c o n q u i s t a r buena p a r t e de
social e n t r e la m o n a r q u í a y la aristocracia rusa fue sellado
su prosperidad, a u n q u e b a j o la égida de unos patriciados urba-
con el establecimiento del absolutismo a cambio de la aproba-
nos e s t r e c h a m e n t e unidos a la nobleza p o r la propiedad terri-
ción definitiva de la servidumbre.
torial y municipal, y sin la vitalidad p o p u l a r que las había
D u r a n t e la mayor p a r t e de este m i s m o período, la evolu- caracterizado en la época husita. En el este de Prusia, Koenigs-
ción de Bohemia tuvo un sincronismo comparable, a u n q u e en
berg era todavía u n a f i r m e avanzadilla de la a u t o n o m í a de los
el diferente contexto de la guerra de los Treinta Años. El t r a t a d o
burgos. En Rusia, Moscú había r e t o ñ a d o de nuevo t r a s la im-
de Westfalia, que finalizó en 1648 con esta larga lucha militar,
plantación f o r m a l del zarismo con Iván III, beneficiándose no-
consagró la doble victoria de la m o n a r q u í a H a b s b u r g o sobre los
tablemente del comercio de largo recorrido e n t r e E u r o p a y
Estados de Bohemia y la de los grandes terratenientes sobre
Asia, que cruzaba Rusia y en el q u e también p a r t i c i p a b a n los
el campesinado checo. El grueso de la vieja aristocracia checa
había sido eliminado después de la batalla de la Montaña Blan- viejos centros mercantiles de Novgorod y Pskov. La madura-
ca, y con ella la constitución política que encarnaba su poder ción de los estados absolutistas en el siglo x v n propinó el defi-
local. El Verneuerte Landesordnung, que ahora adquirió un nitivo golpe m o r t a l a la posibilidad de u n renacimiento de la
vigor incontestado, concentró todo el p o d e r ejecutivo en Viena. independencia u r b a n a en el Este. Las nuevas m o n a r q u í a s
Los Estados, una vez disuelto su tradicional liderazgo social, —Hohenzollern, H a b s b u r g o y Románov— aseguraron la inque-
q u e d a r o n reducidos a u n a simple función ceremonial. La auto- b r a n t a b l e supremacía política de la nobleza sobre las ciudades.
nomía de las ciudades fue aplastada. En el campo se t o m a r o n El único organismo corporativo que resistió al Gleichschaltung
implacables medidas para extender la s e r v i d u m b r e en las gran- del Gran Elector tras la Suspensión de 1653 f u e la ciudad de
des propiedades. Las grandes prescripciones y confiscaciones Koenigsberg en la Prusia oriental: f u e aplastada en 1662-63 y
s u f r i d a s p o r los anteriores propietarios y nobles checos crearon en 1674, ante la pasividad de los j u n k e r s locales 1 0 . En Rusia,
u n a aristocracia nueva y cosmopolita de aventureros militares el m i s m o Moscú carecía de u n a clase b u r g u e s a fuerte, al e s t a r
y de funcionarios de la corte que controlaban, j u n t o con la el comercio a c a p a r a d o p o r los boyardos, los funcionarios y u n
Iglesia, cerca de las tres cuartas partes de todas las tierras de p e q u e ñ o grupo de m e r c a d e r e s gosti, cuyo e s t a t u t o y privilegios
Bohemia. Las e n o r m e s pérdidas demográficas tras la guerra dependían del gobierno. Había, sin embargo, n u m e r o s o s artesa-
de los Treinta Años provocaron u n a aguda escasez de m a n o de nos, una a n á r q u i c a fuerza de t r a b a j o semirrural, y los trucu-
obra. Las prestaciones de t r a b a j o del robot llegaron muy p r o n t o lentos y c o r r o m p i d o s fusileros de la milicia de los streltsi. La
a la m i t a d de la semana laboral, m i e n t r a s que los servicios, causa inmediata de la convocatoria del decisivo Zemski Sobor
diezmos y contribuciones feudales podían alcanzar hasta dos que p r o m u l g ó el Sobornoe Ulozhenie f u e u n a explosión repentina
tercios de toda la producción c a m p e s i n a 9 . El absolutismo aus- de estos grupos heterogéneos. Las multitudes a m o t i n a d a s se
tríaco, d e r r o t a d o en Alemania, t r i u n f ó en Bohemia, y con él se enfurecieron ante la subida de precios de los artículos básicos
extinguieron las últimas libertades del campesinado checo. Así que siguió al a u m e n t o de impuestos d e c r e t a d o p o r la adminis-
pues, la consolidación del control señorial sobre el campesinado tración de Morózov, t o m a r o n Moscú y obligaron al zar a aban-
y la discriminación contra las ciudades estuvieron ligadas, en d o n a r la ciudad, m i e n t r a s el descontento se extendía p o r las
las tres regiones, a un rápido a u m e n t o de las prerrogativas de provincias rurales hasta Siberia. Una vez r e c u p e r a d o el control
la m o n a r q u í a , y f u e r o n seguidas p o r la desaparición de los sis- de la capital, se convocó al Zemski Sobor y se decretó el Uloz-
temas estamentales. henie. Novgorod y Pskov se rebelaron contra las exacciones
fiscales, p o r lo que f u e r o n definitivamente reprimidas, d e j a n d o
Como ya hemos visto, las ciudades de E u r o p a del Este ha- de tener en adeiante toda importancia económica. Los últimos
' Polisensky, The Thirty Year's war, p. 245.
" Carsten, The origins of Prussia, pp. 212-14, 220-1.
201
El absolutismo en el Este
200 Europa oriental
era de tres o c u a t r o p e r s o n a s p o r kilómetro cuadrado, m i e n t r a s
t u m u l t o s u r b a n o s de Moscú tuvieron lugar en 1683, c u a n d o los
q u e la de Francia era de 40, es decir, diez veces mayor 1 4 . E n
a r t e s a n o s rebeldes f u e r o n sometidos con facilidad, y en 1683,
las fértiles tierras del sudeste de Polonia o de Ucrania occi-
c u a n d o Pedro I liquidó p o r fin a los streltsi. A p a r t i r de en-
dental, la zona agrícola m á s rica de la Rzeczpospolita, la den-
tonces, las ciudades rusas no crearon ningún problema a la mo-
sidad demográfica no era m u c h o mayor, e n t r e tres y siete per-
n a r q u í a ni a la aristocracia. En tierras checas, la guerra de los
sonas p o r kilómetro cuadrado 1 5 . La m a y o r p a r t e de la llanura
Treinta Años acabó con el orgullo y el desarrollo de las ciudades
de Hungría central —que entonces eran las tierras fronterizas
de Bohemia y Moravia: los incesantes sitios y devastaciones que
e n t r e los imperios a u s t r í a c o y turco— estaba igualmente des-
s u f r i e r o n d u r a n t e las c a m p a ñ a s de la guerra, j u n t o con la can-
poblada. El p r i m e r objetivo de la clase t e r r a t e n i e n t e n o era
celación de las a u t o n o m í a s municipales después de ella, las
tanto, como en Occidente, f i j a r el nivel de las cargas que debía
r e d u j e r o n p a r a siempre a adornos pasivos del imperio de los
pagar el campesino, c o m o detener la movilidad del aldeano y
Habsburgo.
atarle a la tierra. Del m i s m o modo, en grandes zonas de E u r o p a
La razón interna m á s f u n d a m e n t a l del absolutismo del Este
oriental, la f o r m a m á s típica y eficaz de la lucha de clases pro-
radica, sin embargo, en el campo. Su compleja maquinaria de
tagonizada por el c a m p e s i n a d o era simplemente huir, esto es,
represión estaba dirigida primordial y esencialmente c o n t r a el
d e s e r t a r colectivamente de la tierra y dirigirse a nuevos espa-
campesinado. El siglo x v n f u e u n a época de caída de los pre-
cios deshabitados e inexplorados.
cios y disminución de la población en la m a y o r p a r t e de E u r o p a .
Ya se han descrito las medidas t o m a d a s en el ú l t i m o período
En el Este, las guerras y los desastres civiles habían creado
medieval por la nobleza prusiana, austriaca y checa p a r a impe-
crisis de m a n o de obra p a r t i c u l a r m e n t e agudas. La guerra de
dir esta movilidad tradicional; n a t u r a l m e n t e , estas medidas se
los Treinta Años infligió un golpe b r u t a l al c o n j u n t o de la eco-
intensificaron en la fase inaugural del absolutismo. Más hacia
nomía alemana al este del Elba. En muchos distritos de Bran- el este, en Rusia y en Polonia, el p r o b l e m a era todavía más
d e m b u r g o h u b o pérdidas demográficas superiores al 50 p o r serio. En las amplias tierras pónticas situadas e n t r e a m b o s paí-
100". En Bohemia, la población total b a j ó de 1.700.000 habh ses n o existían límites ni f r o n t e r a s estables de asentamiento;
tantes a menos de 1.000.000 en el m o m e n t o de la f i r m a de la la p r o f u n d a zona forestal del n o r t e de Rusia era tradicional-
Paz de Westfalia 1 2 . En las tierras rusas, las intolerables ten- m e n t e un área de c a m p e s i n a d o de «tierra negra», al margen
siones de las guerras de Livonia y de la Oprichnina c o n d u j e r o n del control señorial, m i e n t r a s que Siberia occidental y la región
a la despoblación y evacuación calamitosas de Rusia central del Volga y el Don, en el sudeste, constituían r e m o t a s e impe-
en los últimos años del siglo xvi: e n t r e el 76 y el 96 p o r 100 netrables extensiones todavía en proceso de colonización gra-
de todos los núcleos rurales de la provincia de Moscú f u e r o n dual. La emigración rural en todas esas direcciones ofrecía la
a b a n d o n a d o s 13. El «período de trastornos», con sus guerras ci- posibilidad de liberarse de la explotación señorial y establecer,
viles, invasiones e x t r a n j e r a s y rebeliones rurales, p r o d u j o en- en las d u r a s condiciones de la f r o n t e r a , colonias campesinas in-
tonces inestabilidad y escasez de la fuerza de t r a b a j o a dispo- dependientes. El interminable proceso de reducción a la servi-
sición de la clase terrateniente. El descenso demográfico de d u m b r e del c a m p e s i n a d o ruso, a lo largo del siglo x v n , debe
esta época creó así, o agravó, una constante escasez de t r a b a j o considerarse en el m a r c o del contexto n a t u r a l a p u n t a d o : exis-
r u r a l p a r a el cultivo de la tierra. Había, además, un antecedente tían zonas marginales, grandes y divisibles, alrededor de las
regional p e r m a n e n t e de este fenómeno: el problema endémico propiedades territoriales de la nobleza. Así, es u n a p a r a d o j a
p a r a el feudalismo oriental de la proporción t i e r r a / t r a b a j o , la histórica que Siberia fuese colonizada p o r pequeños propieta-
existencia de demasiado pocos campesinos, dispersos en espa- rios campesinos, procedentes de las comunidades de «tierra
cios excesivamente grandes. La siguiente comparación puede negra» del norte, que buscaban mayor libertad personal y opor-
d a r u n a idea de la diferencia de condiciones con la E u r o p a tunidades económicas, d u r a n t e el m i s m o período en que la gran
occidental: la densidad de población en la Rusia del siglo x v n
11
Stoye, Europe unfolding, 1648-1688, p. 31. 14
11
Polisensky, The Thirty Year's war, p. 245. R. Mousnier, Peasant Uprisings, pp. 157, 159.
15
" R. H. Hellie, Enserfment and miíitary change in Muscovy, Chicago, P. Skwarczynski, «Poland and Lithuania», en The New Cambridge
1971, p. 95. Modern History of Europe, 111, Cambridge, 1968, p. 377.
196
196 Europa oriental 218 El absolutismo en el Este 209

m a s a del c a m p e s i n a d o central se estaba h u n d i e n d o en u n a to: las v e r d a d e r a s p a u t a s de la m a n o de obra n o correspon-


abyecta esclavitud l é . Esta ausencia de una fijación territorial dían siempre, en m o d o alguno, a las disposiciones de los codigos
n o r m a l en Rusia es lo que explica la s o r p r e n d e n t e supervivencia legales. La misión del absolutismo fue, en todas partes, con-
de la esclavitud en u n a escala muy considerable: a finales del vertir la teoría jurídica en práctica económica. Un a p a r a t o
siglo xvi, los esclavos todavía cultivaban e n t r e el 9 y el 15 represivo inexorablemente centralizado y u n i t a r i o constituía
p o r 100 de las propiedades rusas 1 7 . En efecto, como h e m o s u n a necesidad objetiva p a r a la vigilancia y la supresión de la
dicho repetidas veces, la presencia de esclavitud r u r a l en u n a extendida movilidad r u r a l en épocas de depresión económica.
f o r m a c i ó n social feudal siempre significa que el sistema de ser- Ninguna red de jurisdicciones de señores individuales, p o r muy
v i d u m b r e n o se ha c e r r a d o aún, y que u n considerable n ú m e r o despóticos q u e f u e r a n , podía e n f r e n t a r s e con este p r o b l e m a de
de p r o d u c t o r e s directos p e r m a n e c e libre en el campo. La pose- f o r m a adecuada. Las funciones de policía interior necesarias
sión de esclavos era u n o de los grandes capitales de la clase p a r a la segunda s e r v i d u m b r e del Este f u e r o n , en este sentido,
boyarda, que daba a sus propiedades u n a v e n t a j a económica m u c h o más exigentes que las necesarias p a r a la p r i m e r a servi-
f u n d a m e n t a l sobre la más p e q u e ñ a nobleza de servicio 1 8 : d e j ó d u m b r e en el Oeste: el resultado f u e hacer posible u n E s t a d o
de ser necesaria sólo c u a n d o la red de la s e r v i d u m b r e h u b o absolutista más avanzado que las relaciones de producción so-
a t r a p a d o con fuerza a casi todo el campesinado ruso en el si- b r e las que se asentaba, y c o n t e m p o r á n e o del q u e en el Oeste
glo XVIÍI. Mientras tanto, existió u n a incesante rivalidad inter- evolucionaba m á s allá de la servidumbre.
feudal p o r el control de «almas» p a r a el cultivo de las tierras Polonia, u n a vez más, f u e la a p a r e n t e excepción en la lógica
de la nobleza y el clero: los boyardos y los monasterios con de este proceso. Pero así como en lo exterior tuvo que pagar
feudos más rentables y racionalizados a d m i t í a n siervos fugiti- el castigo del diluvio sueco p o r n o h a b e r generado u n absolu-
vos, procedentes de fincas más pequeñas, y ponían obstáculos tismo, en el interior el precio de su f r a c a s o f u e la mayor insu-
a su recuperación p o r sus antiguos señores, lo que e n f u r e c í a rrección campesina de esta época, la catástrofe de la revolución
a la clase de pequeños propietarios. Estos conflictos no termi- u c r a n i a n a de 1648, que le costó u n tercio de su t e r r i t o r i o y que
n a r o n h a s t a q u e se estableció u n a autocracia central, estable descargó sobre la moral y el valor de la szlachta u n golpe del
y poderosa, con u n a p a r a t o coercitivo de Estado, capaz de que n u n c a se h a b r í a de r e c o b r a r plenamente, pues sirvió de
i m p o n e r la adscripción a la tierra en t o d o el t e r r i t o r i o ruso. preludio i n m e d i a t o a la guerra con Suecia, a la que h a b r í a de
Así pues, la constante preocupación señorial p o r el p r o b l e m a ligarse. El carácter peculiar de la revolución u c r a n i a n a f u e con-
de la movilidad laboral en el Este es lo que explica, sin d u d a secuencia directa del p r o b l e m a básico de la movilidad y la
alguna, gran p a r t e de la m a r c h a interior hacia el absolutismo w . huida de los campesinos en el Este 2 0 . Fue u n a rebelión iniciada
Las leyes señoriales q u e ataban al c a m p e s i n a d o a la tierra ya p o r los relativamente privilegiados «cosacos» de la región del
se habían a p r o b a d o en la época precedente. Pero, como ya Dnieper, que eran en su origen campesinos fugitivos o rutenios,
hemos visto, su cumplimiento era n o r m a l m e n t e m u y imperfec- o h a b i t a n t e s de las tierras atlas circasianas, que se habían asen-
tado en las vastas tierras fronterizas e n t r e Polonia, Rusia y el
j a n a t o t á r t a r o de Crimea. En estas tierras de nadie habían lle-
" A. N. Sajarov, «O dialektike istoricheskovo razvitiya russkovo
krest'yanstva», Voprosi lstorii, 1, enero de 1970, pp. 26-7, subraya este con- gado a a d o p t a r un m o d o de vida seminómada, ecuestre, muy
traste. similar al de los t á r t a r o s contra los que n o r m a l m e n t e luchaban.
11
Mousnier, Peasant uprisings, pp. 174-5. Mucho t i e m p o después se había desarrollado u n a compleja es-
" Véase la notable ponencia de Vernadsky, «Serfdom in Russia», en t r u c t u r a social en las comunidades de cosacos. Su centro político
X Congresso Internationale di Scienze Storiche, Relazioni, III, Florencia,
1955, pp. 247-72, que señala correctamente la importancia de la esclavitud y militar era la isla fortificada o sech, situada más a b a j o de los
rural en Rusia como una característica del sistema agrario. rápidos del Dnieper, creada en 1557, y que constituía un campa-
" Una idea de la magnitud de este problema para la clase dominante m e n t o guerrero, organizado en regimientos que elegían delega-
rusa puede deducirse del hecho de que en fecha tan tardía como 1718-9,
mucho después de la consolidación legal de la servidumbre, el censo
ordenado por Pedro I descubrió no menos de 200.000 siervos fugitivos
20
—alrededor del 3 ó 4 por 100 del total de la población sierva— que fueron Una completa descripción de la estructura social de Ucrania y de
devueltos a sus antiguos amos. Véase M. Ya. Volkov, «O stanovlenii la revolución de 1648-54 puede verse en Vernadsky, The tsardom of Mos-
absoliutizma v Rossii», Istoriya SSSR, enero de 1970, p. 104. cow, i, pp. 439-81.
196 Europa oriental 218 El absolutismo en el Este 211

dos p a r a u n consejo de oficiales o starshina, q u e a su vez elegía Los campesinos ucranianos —cosacos y n o cosacos— f u e r o n las
u n c o m a n d a n t e s u p r e m o o hetmán. Fuera del sech de Zapo- víctimas de esta operación: la «pacificación» de Ucrania con la
rozhe, las b a n d a s e r r a n t e s de bandidos y m o n t a ñ e r o s se mez- integración del c u e r p o de oficiales en el E s t a d o r u s o restable-
claban con a s e n t a m i e n t o s aldeanos de agricultores, gobernados ció sus a t a d u r a s . Finalmente, t r a s u n a larga evolución, los escua-
p o r sus propios ancianos. La nobleza polaca, c u a n d o e n c o n t r ó drones cosacos llegaron a f o r m a r u n c u e r p o de élite de la auto-
estas comunidades en su expansión hacia Ucrania, pensó que cracia zarista. El t r a t a d o de Pereyaslavl simbolizó, en efecto, la
era necesario tolerar la f u e r z a a r m a d a de los cosacos zaporoz- respectiva trayectoria de los dos grandes rivales de aquella zona
hianos, englobándola en u n n ú m e r o limitado de regimientos téc- d u r a n t e el siglo XVII. El f r a g m e n t a d o E s t a d o polaco se m o s t r ó
nicamente «registrados» b a j o m a n d o polaco. Las t r o p a s cosacas incapaz de d e r r o t a r y s o m e t e r a los cosacos, y t a m p o c o p u d o
f u e r o n utilizadas como caballería auxiliar en las c a m p a ñ a s resistir a los suecos. La autocracia zarista centralizada f u e capaz
polacas de Moldavia, Livonia y Rusia, y los oficiales t r i u n f a n t e s de a m b a s cosas: repelió la amenaza sueca y n o sólo sometió,
llegaron a constituir u n a élite de propietarios, q u e d o m i n a r o n sino que al final utilizó a los cosacos c o m o dragones encargados
al pueblo cosaco y en ocasiones se convirtieron f i n a l m e n t e en de la represión de sus p r o p i a s masas.
nobles polacos. El levantamiento u c r a n i a n o f u e la guerra campesina m á s im-
E s t a convergencia social con la szlachta local, q u e había p o r t a n t e de la época en el Este, p e r o n o f u e la única. Todas las
extendido i n i n t e r r u m p i d a m e n t e sus tierras en dirección al Este, grandes noblezas de E u r o p a oriental tuvieron q u e e n f r e n t a r s e ,
n o cambió la anomalía militar de la independencia de los regi- en u n m o m e n t o u o t r o del siglo xvxi, con rebeliones de siervos.
mientos del sech, con su base en u n filibusterismo semipopular, En B r a n d e m b u r g o se p r o d u j e r o n repetidos estallidos de violen-
ni afectó a los grupos de cosacos rurales que vivían e n t r e la cia r u r a l en el distrito central de Prignitz, d u r a n t e la fase final
población sierva cultivando los latifundios de la aristocracia de la guerra de los Treinta Años y en la década siguiente: 1645,
polaca en esta región. Así, la movilidad campesina había dado 1646, 1648, 1650 y, de nuevo, en 1656 22. La concentración del po-
origen en las p r a d e r a s pónticas a u n f e n ó m e n o sociológico der nobiliario p o r el Gran Elector debe considerarse en el m a r c o
p r á c t i c a m e n t e desconocido p o r entonces en Occidente: el de del m a l e s t a r y la desesperación de las aldeas. El campesinado
u n a s m a s a s rurales capaces de p r e s e n t a r ejércitos organizados de Bohemia, s u j e t o a u n a creciente degradación de su posición
c o n t r a u n a aristocracia feudal. El r e p e n t i n o m o t í n de las com- económica y legal después del t r a t a d o de Westfalia, se levantó
pañías registradas b a j o su Hetmán Jmelnitski en 1648 f u e pro- c o n t r a sus señores a lo largo de todo el país en 1680, c u a n d o
fesionalmente capaz de hacer f r e n t e a los ejércitos polacos en- los ejércitos austríacos tuvieron que ser enviados p a r a s u p r i m i r
viados c o n t r a ellas, y su rebelión desencadenó, a su vez, u n su alzamiento. Pero, sobre todo, en la m i s m a Rusia h u b o u n
levantamiento general de los siervos de Ucrania, que lucharon n ú m e r o inigualado de insurrecciones rurales que se extendieron
codo a codo con los campesinos cosacos pobres p o r a r r o j a r a desde el «período de trastornos» a comienzos del siglo X V I I
los señores polacos. Tres años después, los campesinos polacos hasta la era de la Ilustración en el siglo x v m . E n 1606-07, los
sp rebelaron en la región de Podhale, en Cracovia, en u n movi- campesinos, plebeyos y cosacos de la región del Dnieper toma-
m i e n t o inspirado p o r el de los cosacos y los siervos ucranianos. ron el p o d e r provincial b a j o el m a n d o del ex esclavo Bolót-
Una salvaje guerra social se libró en Galitzia y en Ucrania, en nikov, y sus ejércitos estuvieron a p u n t o de instalar al Falso
la q u e los ejércitos szlachta f u e r o n d e r r o t a d o s repetidas veces
Dimitri como zar de Moscú. En 1633-34, los siervos y desertores
p o r las fuerzas zaporozhianas. E s t a guerra t e r m i n ó con la deci-
de la zona de guerra de Smolensko se rebelaron b a j o el m a n d o
siva transferencia de fidelidad de Polonia a Rusia realizada p o r
del campesino Balash. En 1670-71, p r á c t i c a m e n t e todo el sud-
Jmelnitski con el t r a t a d o de Pereyaslavl de 1654, que p u s o a
este, desde Astracán hasta Simbirsk, se sacudió el control
toda la Ucrania situada más allá del Dnieper b a j o el dominio
señorial a medida que numerosísimos ejércitos de campesinos
de los zares, garantizando los intereses del starshina cosaco 2 1 .
y cosacos subían por el valle del Volga dirigidos p o r el b a n d i d o
Razin. En 1707-08, las m a s a s rurales del B a j o Don siguieron
" Un relato sucinto de las negociaciones y disposiciones del tratado
al cosaco Bulavin en u n a violenta rebelión contra el a u m e n t o
de Pereyaslavl puede verse en C. B. O'Brien, Muscovy and the Ukraine,
Berkeley y Los Angeles, 1963, pp. 21-7. 22
Stoye, Europe unfolding, 1648-1688, p. 30.
196 212
196 Europa oriental 218 El absolutismo en el Este 109

de contribuciones y el t r a b a j o obligatorio en los astilleros, im- del exterior y sus campesinos del interior. La organización y la
puestos p o r Pedro I. Finalmente, en 1773-74, tuvo lugar la última disciplina de los p r i m e r o s y la fluidez y contumacia de los segun-
y más formidable de todas las insurrecciones: la t r e m e n d a dos dictaron la urgencia de la unidad política. El E s t a d o abso-
rebelión de n u m e r o s a s poblaciones explotadas, desde las estri- lutista se reduplicó, pues, al o t r o lado del Elba, hasta llegar a
baciones de los Urales y los desiertos de Bashkiria hasta las ser u n f e n ó m e n o europeo de carácter general.
orillas del Caspio, al m a n d o de Pugachev, que combinó a cosa- ¿Cuáles f u e r o n los rasgos específicos de la variante oriental
cos del m o n t e y la estepa, obreros industriales forzados, cam- de esta m á q u i n a feudal fortificada? Pueden señalarse dos carac-
pesinos de las llanuras y tribus de pastores en u n a serie de terísticas básicas e interrelacionadas. En p r i m e r lugar, la in-
sublevaciones que, p a r a ser d e r r o t a d a s , necesitaron el despliegue fluencia de la guerra en su e s t r u c t u r a f u e m á s p r e p o n d e r a n t e
a gran escala de los ejércitos imperiales rusos. incluso que en el Oeste, y t o m ó f o r m a s sin precedentes. Prusia
Todas estas rebeliones populares se originaron en las inde- representa quizá el límite extremo alcanzado p o r la militariza-
t e r m i n a d a s zonas fronterizas del t e r r i t o r i o ruso: Galitzia, Bie- ción en la génesis de este Estado. El hincapié funcional en la
lorrusia, Ucrania, Astracán, Siberia, p o r q u e allí se diluía el guerra r e d u j o en este caso al naciente a p a r a t o de E s t a d o a u n
p o d e r del E s t a d o central y las escurrizidas m a s a s de bandidos, s u b p r o d u c t o de la m á q u i n a militar de la clase dominante. El
aventureros y fugitivos se mezclaban con los siervos asentados absolutismo del Gran Elector de B r a n d e m b u r g o había nacido,
y las propiedades nobiliarias. Las c u a t r o mayores rebeliones como ya hemos visto, en m e d i o de la confusión provocada p o r
f u e r o n dirigidas p o r elementos cosacos a r m a d o s , que a p o r t a b a n las expediciones suecas a través del Báltico en la década de
la experiencia militar y la organización que les hacían tan peli- 1650. Su evolución y articulación internas r e p r e s e n t a r o n u n a
grosos p a r a la clase feudal. Con el cierre final de las f r o n t e r a s expresiva realización de la f r a s e de Treitschke: «La guerra es
u c r a n i a n a y siberiana a finales del siglo x v m , después de q u e el p a d r e de la cultura y la m a d r e de la creación», p o r q u e toda
se completaran los p r o g r a m a s colonizadores de Potemkin, f u e la e s t r u c t u r a fiscal, la burocracia central y la administración
c u a n d o el c a m p e s i n a d o ruso, de f o r m a significativa, q u e d ó so- local del Gran Elector comenzaron su existencia como subde-
m e t i d o a u n a t a c i t u r n a quietud. Así pues, en toda la E u r o p a p a r t a m e n t o s técnicos del Generalkriegskommissariat. A p a r t i r
oriental, la intensidad de la lucha de clases en el campo —siem- de 1679, d u r a n t e la guerra con Suecia, esta institución única se
p r e latente en f o r m a de huidas rurales— f u e también el deto- convirtió b a j o el m a n d o de Von G r u m b k o w en el órgano su-
n a d o r de explosiones campesinas c o n t r a la servidumbre, en las p r e m o del a b s o l u t i s m o de los Hohenzollern. La burocracia pru-
q u e resultaba f r o n t a l m e n t e amenazado el p o d e r colectivo y la siana, en o t r a s palabras, nació como u n a r a m a del ejército.
propiedad de la nobleza. La geografía social plana de la m a y o r El Generalkriegskommissariat constituía u n ministerio de la
p a r t e de la región —que la distinguía del espacio m á s segmen- guerra y de hacienda omnicompetente, que no sólo m a n t e n í a
tado de la E u r o p a occidental— 2 3 podía d a r f o r m a s particular- un ejército p e r m a n e n t e , sino que r e c a u d a b a impuestos, regula-
m e n t e serias a esta amenaza. El extendido peligro procedente de b a la industria y s u m i n i s t r a b a el funcionariado provincial del
sus propios siervos actuó, p o r tanto, como u n a fuerza centrí- E s t a d o de B r a n d e m b u r g o . El gran historiador p r u s i a n o Otto
peta sobre las aristocracias del Este. La ascensión del E s t a d o Hintze describió así el desarrollo de esta e s t r u c t u r a en el siglo
absolutista en el siglo X V I I respondía, en último término, al siguiente: «Toda la organización del funcionariado estaba li-
miedo social: su a p a r a t o coactivo político-militar era la garantía gada a los objetivos militares y destinada a servirlos. Incluso los
de la estabilidad de la servidumbre. Había así u n orden i n t e r n o policías provinciales procedían de los comisariados de la gue-
del absolutismo del Este que c o m p l e m e n t a b a su determinación rra. Todo ministro de E s t a d o se titulaba s i m u l t á n e a m e n t e mi-
exterior: la función del Estado centralizado consistía en defen- nistro de la guerra; todo consejero de las c á m a r a s administra-
der la posición de clase de la nobleza feudal contra sus rivales tivas y fiscales se titulaba s i m u l t á n e a m e n t e c o n s e j e r o de la
guerra. Los antiguos oficiales se convertían en consejeros pro-
vinciales o, incluso, en presidentes y ministros; los funcionarios
25
El contraste entre la topografía llana e interminable del Este, que de la administración se reclutaban en su mayor p a r t e entre los
facilitaba las huidas, y el relieve más accidentado y limitado del Oeste, antiguos interventores y comisarios de los regimientos; las po-
que ayudaba al control de la fuerza de trabajo, es subrayado por Latti-
more, «Feudalism in history», pp. 55, 56, y Mousnier, Peasant uprisings, siciones más b a j a s se llenaban hasta ddnde era posible con
páginas 157, 159.
196 214
196 Europa oriental
218 El absolutismo en el Este 110
suboficiales retirados o con inválidos de guerra. Todo el Es- ginariamente— aceptaron su control s u p r e m o sobre los asuntos
t a d o adquiría así u n corte militar, y todo el sistema social se militares» 27. El ejército profesional que apareció t r a s la guerra
ponía al servicio del militarismo. Los nobles, burgueses y cam- de los Treinta Años rubricó la victoria de la dinastía sobre los
pesinos se limitaban a estar allí, cada u n o en su esfera, p a r a
Estados bohemios; sostenido por los impuestos sobre las tierras
servir al Estado y travailler pour le roi de Prusse»24. A finales
de Bohemia y de Austria, se convirtió en el p r i m e r a p a r a t o per-
del siglo X V I I I , el p o r c e n t a j e de la población enrolada en el
m a n e n t e de gobierno en a m b o s reinos, y careció d u r a n t e m á s
ejército era quizá c u a t r o veces superior al de la Francia con-
de un siglo de u n verdadero equivalente civil. También en las
temporánea y se utilizaban implacables métodos coactivos
tierras magiares, la extensión del ejército de los H a b s b u r g o en
p a r a reaprovisionarlo con desertores y campesinos e x t r a n j e r o s .
El control del m a n d o p o r los j u n k e r s era p r á c t i c a m e n t e abso- Hungría a principios del siglo X V I I I provocó finalmente u n a
luto. Esta t r e m e n d a m á q u i n a militar absorbía n o r m a l m e n t e en- unión política más estrecha con las otras posesiones dinásticas.
t r e el 70 y el 80 p o r 100 de los ingresos fiscales del E s t a d o en El p o d e r absolutista, en este caso, residía exclusivamente en la
tiempos de Federico II 2 6 . r a m a militar del Estado: a p a r t i r de entonces, Hungría sumi-
nistró a c a n t o n a m i e n t o s y tropas a los ejércitos de los Habs-
El absolutismo austríaco, como se verá más adelante, siem- burgo, que o c u p a b a n un t e r r e n o geográfico situado, p a r a el
p r e tuvo u n a e s t r u c t u r a m u c h o más heteróclita, mezcla imper- resto de la administración imperial, más allá de sus f r o n t e r a s .
fecta de rasgos orientales y occidentales que correspondía a su Al m i s m o tiempo, los territorios recién conquistados y situados
base territorial mixta en E u r o p a central. Ninguna concentra- más hacia el Este, que se habían t o m a d o a los turcos, se pu-
ción comparable a la de Berlín prevaleció n u n c a en Viena. Con sieron b a j o control del ejército. El Consejo S u p r e m o de la
todo, hay que tener en cuenta que, desde la mitad del siglo xvi Guerra gobernaba directamente Transilvania y el Banato, orga-
hasta finales del X V I I I , la tendencia centralizadora y el í m p e t u nizando y supervisando la colonización sistemática de estas
innovador d e n t r o del ecléctico sistema administrativo del Es- tierras por inmigrantes germanos. La m a q u i n a r i a de guerra
tado de los H a b s b u r g o provinieron del complejo militar impe- f u e siempre el a c o m p a ñ a m i e n t o más constante del desarrollo
rial. D u r a n t e m u c h o tiempo, en efecto, sólo este complejo mili- del absolutismo austríaco. Pero no por eso los ejércitos austría-
t a r dio realidad práctica a la u n i d a d dinástica de las dispersas cos alcanzaron nunca la posición de sus equivalentes prusianos:
tierras gobernadas p o r los Habsburgo. Así, el Consejo S u p r e m o la militarización del E s t a d o se vio bloqueada p o r los límites
de la Guerra, o Hofkriegsrat, era el único organismo de go- impuestos a su centralización. La carencia final de u n a unidad
b i e r n o con jurisdicción en todos los territorios de los Habsbur- política rigurosa en los dominios de los H a b s b u r g o impidió un
go en el siglo xvi, y el único organismo ejecutivo que los unía auge comparable del a p a r a t o militar d e n t r o del absolutismo
b a j o la familia dominante. Aparte de sus deberes de defensa austríaco.
c o n t r a los turcos, el Hofkriegsrat era responsable de la directa Por otra parte, el papel del a p a r a t o militar en Rusia apenas
administración civil de toda la b a n d a de territorio situada a lo f u e menos i m p o r t a n t e que en Prusia. En su estudio sobre la
largo de la f r o n t e r a sudoriental de Austria y Hungría, que estaba especificidad histórica del imperio moscovita, Kliuchevsky co-
guarnecida con milicias de Grenzers s u j e t a s a su m a n d o . Su m e n t a que «la p r i m e r a de estas peculiaridades era la organiza-
posterior papel en el crecimiento gradual de la centralización ción guerrera del Estado. El imperio moscovita era la Gran
de los H a b s b u r g o y en la construcción de un absolutismo des- Rus en armas» 2 8 . Los arquitectos más célebres de este edificio,
arrollado f u e siempre determinante. «De todos los órganos cen- Iván IV y Pedro I, diseñaron su sistema administrativo básico
trales de gobierno, éste f u e p r o b a b l e m e n t e el que tuvo u n a p a r a a u m e n t a r la capacidad bélica de Rusia. Iván IV intentó
influencia mayor p a r a p r o m o v e r la unificación de los diversos r e c o n s t r u i r todo el modelo de tenencia de la tierra en Moscovia
territorios hereditarios, y todos —incluyendo Bohemia y espe- p a r a convertirlo en tenencias de servicio, implicando cada vez
cialmente Hungría, p a r a cuya protección se había planeado ori- más a la nobleza en obligaciones militares p e r m a n e n t e s p a r a
24
Hintze, Gesammelte Abhandlungen, I, p. 61. 21
" Dorn, Competition for empire, p. 94. H. F. Schwarz, The imperial Privy Council in the seventeenth cen-
" A. J. P. Taylor, The course of Germán history, Londres, 1961, p. 19. tury, Harvard, 1943, p. 26.
21
V. O. Kliuchevsky, A history of Russia, II, Londres, 1912, p. 319.
196 216
196 Europa oriental 218 El absolutismo en el Este 111

con el E s t a d o moscovita. «La tierra se convirtió en u n m e d i o final u n a demostración simétrica, a p a r t i r del e j e m p l o de su


económico p a r a asegurar al E s t a d o u n servicio militar suficien- ausencia. La reacción feudal de los nobles prusianos y rusos
te, y la propiedad de la tierra p o r la clase de los oficiales p a s ó llegó a su plenitud con u n absolutismo perfeccionado. Sus
a ser la base de u n sistema de defensa nacional» 2 9 . D u r a n t e homólogos polacos, t r a s s o m e t e r a los campesinos de u n a for-
la m a y o r p a r t e del siglo xvi h u b o u n estado de guerra perma- m a n o menos feroz, no f u e r o n capaces de generar un absolu-
nente c o n t r a suecos, polacos, lituanos, t á r t a r o s y otros antago- tismo. Al p r e s e r v a r celosamente los derechos individuales de
nistas. Finalmente, Iván IV se h u n d i ó en las largas guerras de cada propietario contra todos los demás, y los de todos contra
Livonia, que t e r m i n a r o n en la catástrofe generalizada de la dé- cualquier dinastía, la nobleza polaca cometió u n suicidio colec-
cada de 1580. El «período de trastornos» y la posterior conso- tivo. Su miedo patológico a un p o d e r estatal central institucio-
lidación de la dinastía Románov desarrollaron, sin embargo, nalizó la a n a r q u í a nobiliaria. La consecuencia era previsible:
la tendencia básica a ligar la propiedad de la tierra con la Polonia f u e b o r r a d a del m a p a por sus vecinos, que d e m o s t r a r o n
construcción del ejército. Pedro I dio entonces su f o r m a m á s en el c a m p o de batalla la más alta necesidad del E s t a d o abso-
implacable y universal a este sistema. Toda la tierra quedó su- lutista.
j e t a a obligaciones militares y todos los nobles tenían que co- Tanto en Prusia como en Rusia la militarización extrema
m e n z a r u n servicio indefinido al E s t a d o a la edad de quince del E s t a d o estaba ligada e s t r u c t u r a l m e n t e a la segunda carac-
años. Dos tercios de los m i e m b r o s de todas las familias nobles terística principal del absolutismo, que radicaba en la natu-
tenían que ingresar en el ejército, y sólo se permitía al tercer raleza de la relación funcional e n t r e los propietarios feudales
h i j o de cada familia c u m p l i r este servicio en la burocracia ci- y las m o n a r q u í a s absolutas. La diferencia f u n d a m e n t a l e n t r e
vil 30 . Los gastos militares y navales de P e d r o en 1724 — u n o las variantes oriental y occidental puede verse en los respec-
de los pocos años de paz de su reinado— ascendieron al 75 tivos modos de integración de la nobleza en la nueva b u r o c r a c i a
p o r 100 de los ingresos del Estado 3 1 . creada p o r ellas. La venta de cargos n o existió en Prusia ni en
La atención p r e f e r e n t e del E s t a d o absolutista a la guerra n o Rusia en volumen considerable. Los j u n k e r s del este del Elba
era gratuita; correspondía a movimientos de conquista y expan- se habían caracterizado p o r su rapacidad pública en el siglo xvi,
sión m u c h o mayores que los que tuvieron lugar en Occidente. en el que h u b o u n a corrupción generalizada, malversación de
La cartografía del absolutismo del E s t e corresponde estrecha- fondos estatales, a r r e n d a m i e n t o s de sinec iras y manipulaciones
m e n t e a su e s t r u c t u r a dinámica. Moscovia multiplicó unas doce del crédito real 3 2 . Esta f u e la época de dominio incontestado
veces su t a m a ñ o d u r a n t e los siglos xv y xvi, absorbiendo Nov- del Herrenstand y el Ritterschaft y de debilitamiento de toda
gorod, Kazán y Astracán. En el siglo XVII, el Estado ruso se ex- a u t o r i d a d pública central. La llegada del absolutismo de los
pandió i n i n t e r r u m p i d a m e n t e con la anexión de Ucrania occi- Hohenzollern en el siglo X V I I cambió radicalmente esta situa-
dental y una p a r t e de Bielorrusia, m i e n t r a s que en el siglo X V I I I ción. A p a r t i r de entonces, el nuevo E s t a d o prusiano impuso
ocupó las tierras del Báltico, el r e s t o de Ucrania y Crimea. una creciente probidad financiera sobre su administración. No
B r a n d e m b u r g o adquirió Pomerania en el siglo Xvn, y el Es- se permitió la compra p o r los nobles de posiciones rentables en
tado p r u s i a n o dobló después su t a m a ñ o con la conquista de la burocracia. Significativamente, sólo en los enclaves de Cle-
Silesia en el siglo X V I I I . El Estado de los Habsburgo, b a s a d o ves y Mark, en Renania, que eran socialmente m u c h o más avan-
en Austria, reconquistó Bohemia en el siglo XVII, y en el X V I I I zados y en los que había u n a floreciente burguesía u r b a n a , f u e
había sometido a Hungría y anexionado Croacia, Transilvania f o r m a l m e n t e sancionada la c o m p r a de cargos p o r Federico Gui-
y Oltenia, en los Balcanes. En fin, Rusia, Prusia y Austria se llermo I y sus sucesores 3 3 . En Prusia, el c o n j u n t o de la buro-
dividieron Polonia, que había sido el E s t a d o más grande de cracia oficial se caracterizaba p o r su concienzudo profesiona-
E u r o p a . La racionalidad y la necesidad de u n «superabsolutis- lismo. En Rusia, p o r o t r a parte, los f r a u d e s y las malversa-
mo» para la clase feudal del Este recibió en este desenlace ciones eran males endémicos en las m á q u i n a s del E s t a d o mos-

" Kliuchevsky, op. cit., p. 120. »! Hans Rosenberg, «The rise of the junkers in Brandenburg-Prussia
30
M. Beloff, «Russia», en Goodwin, comp., The European nobility in 1410-1563», American Historical Review, octubre de 1943, p. 20.
13
the 18th century, pp. 174-5. Hans Rosenberg, Bureaucracy, aristocracy and autocracy: the Prus-
31
V. O. Kliuchesvsky, A history of Russia, iv, pp. 144-5. sian experience, 1680-1815, Cambridge, 1958, p. 78.
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covita y de los Románov, que p e r d í a n de esta l o r m a u n a gran
naria estatal. El m e c a n i s m o de u n a nobleza de servicio f u e en
p r o p o r c i ó n de sus ingresos. Pero este f e n ó m e n o n o era m á s que
m u c h o s aspectos el correlato oriental de la venta de cargos oc-
u n a variedad directa y p r i m a r i a del peculado y el robo, a u n q u e
cidental. La clase de los j u n k e r s prusianos f u e i n c o r p o r a d a
en u n a escala e n o r m e y caótica. La venta de cargos p r o p i a m e n t e
d i r e c t a m e n t e al Comisariado de la Guerra y a sus servicios finan-
dicha —en cuanto sistema regulado y legal de r e c l u t a m i e n t o de
ciero y fiscal p o r medio de su r e c l u t a m i e n t o p a r a el Estado.
u n a burocracia— n u n c a llegó a establecerse seriamente en Ru-
sia. T a m p o c o f u e u n a práctica significativa en el E s t a d o aus- En la burocracia civil siempre h u b o u n a i m p o r t a n t e dosis de
tríaco, relativamente m á s avanzado, y que n u n c a poseyó —al elementos n o aristocráticos que n o r m a l m e n t e eran ennoblecidos
c o n t r a r i o de algunos de los principales vecinos de la Alemania u n a vez que habían alcanzado las posiciones superiores 3 5 . En
del sur— u n a clase «funcionarial» q u e h u b i e r a c o m p r a d o sus el campo, los j u n k e r s m a n t e n í a n u n control riguroso del Guts-
posiciones en la administración. Las razones p a r a esta diferencia bezirke local y, p o r tanto, estaban investidos con u n a completa
general e n t r e el Este y el Oeste son evidentes. El completo estu- panoplia de poderes fiscales, jurídicos, de policía y de recluta-
dio de S w a r t sobre la distribución del f e n ó m e n o de la venta m i e n t o p a r a el servicio militar sobre los campesinos. Los órga-
de cargos hace hincapié c o r r e c t a m e n t e en su conexión con la nos burocráticos provinciales de la administración central del
existencia de u n a clase comercial local 3 4 . En o t r a s palabras, la siglo xviii, sugerentemente llamados Kriegs - und - Domanen -
venta de cargos en Occidente correspondió a la sobredetermi- Kammern (Cámaras de la Guerra y los Dominios), también
nación del ú l t i m o E s t a d o feudal p o r el r á p i d o crecimiento del estaban cada vez más dominados p o r ellos. En el m i s m o ejér-
capital mercantil y m a n u f a c t u r e r o . El vínculo contradictorio cito, el m a n d o de oficiales constituía la reserva profesional de
que el capital establecía e n t r e el cargo público y las personas la clase terrateniente. «Sólo los jóvenes nobles eran admitidos
privadas r e f l e j a b a las concepciones medievales de soberanía y en las compañías o escuelas de cadetes que había f u n d a d o [Fe-
contrato, en las que todavía no existía u n orden público imper- derico Guillermo I], y los nobles sin n o m b r a m i e n t o de oficial
sonal; p e r o s i m u l t á n e a m e n t e era un vínculo monetario, que eran incluidos p o r su n o m b r e en los i n f o r m e s trimestrales rea-
r e f l e j a b a la presencia y la interferencia de u n a economía mone- lizados p a r a su hijo, con lo que se indicaba que los nobles se
taria y de sus f u t u r o s dueños, la burguesía u r b a n a . Mercaderes, consideraban, eo ipso, aspirantes a oficiales. Aunque m u c h o s
abogados y b a n q u e r o s tenían acceso a la m á q u i n a del E s t a d o plebeyos ascendieron a oficiales b a j o la presión de la guerra
si podían pagar las s u m a s necesarias p a r a c o m p r a r su posición de sucesión española, f u e r o n purgados i n m e d i a t a m e n t e después
en él. La naturaleza mercantil de la transacción era también, de su final. La nobleza se convirtió de esta f o r m a en u n a no-
p o r supuesto, u n indicio de la relación interclasista establecida bleza militar, identificaba sus intereses con los del E s t a d o que
e n t r e la aristocracia d o m i n a n t e y su E s t a d o : la unificación p o r le concedía posiciones de h o n o r y de beneficio» 36.
m e d i o de la corrupción y no de la coacción p r o d u j o un absolu- En Austria n o había u n a j u s t e tan e s t r e c h o e n t r e el a p a r a t o
t i s m o más suave y m á s avanzado. del E s t a d o absolutista y la nobleza; la heterogeneidad insupe-
rable de las clases terratenientes de los reinos de los Habsbur-
En el Este, p o r el contrario, n o había ninguna burguesía
go lo imposibilitaba. Con todo, t a m b i é n aquí tuvo lugar u n
u r b a n a que p u d i e r a m o d i f i c a r el c a r á c t e r del E s t a d o absolu-
tista, el cual, p o r tanto, n o f u e a t e m p e r a d o p o r u n sector mer- movimiento p r o f u n d o a u n q u e incompleto hacia la creación de
cantil. Ya h e m o s h a b l a d o de la sofocante política a n t i u r b a n a u n a nobleza de servicio. A la reconquista de Bohemia p o r los
de las noblezas p r u s i a n a y polaca. En Rusia, los zares contro- H a b s b u r g o d u r a n t e la guerra de los Treinta Años siguió la sis-
laban el comercio — f r e c u e n t e m e n t e a través de sus propias temática destrucción de la vieja aristocracia checa y g e r m a n a
e m p r e s a s monopolistas— y a d m i n i s t r a b a n las ciudades. A me- de las tierras de Bohemia, en las que se asentó u n a nobleza
nudo, los residentes en las ciudades eran siervos, lo que cons- nueva y e x t r a n j e r a , de fe católica y orígenes cosmopolitas, que
tituía u n caso único. La consecuencia f u e que el h í b r i d o fenó- debía p o r completo sus propiedades y f o r t u n a s a la voluntad
m e n o de la venta de cargos resultó impracticable. Los principios de la dinastía que la había creado. La nueva aristocracia «bohe-
feudales p u r o s h a b r í a n de dirigir la construcción de la maqui- mia» suministró a p a r t i r de entonces el contingente d o m i n a n t e

35
14
K. W. Swart, Sale of offices in the seventeenth century, p. 96. Rosenberg, Bureaucracy, aristocracy and autocracy, pp. 139-43.
" Carsten, The origins of Prussia, p. 272.
196 220
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de c u a d r o s del E s t a d o de los Habsburgo, convirtiéndose así en pesinos e s t a b a n atados a los señores p a r a proporcionarles los
la m á s i m p o r t a n t e base social del absolutismo austríaco. Pero medios con los que cumplir su servicio al Estado. Todas las
el radicalismo a b r u p t o de su construcción desde a r r i b a n o se libertades y privilegios de los que u n súbdito podía gozar le
r e p r o d u j o en las f o r m a s subsiguientes de su integración en la correspondían tan sólo en la medida en que el E s t a d o se las
m á q u i n a del E s t a d o : el complejo sistema político dinástico diri- p e r m i t í a como p r e r r e q u i s i t o de la función que cumplía a su
gido p o r los H a b s b u r g o hacía imposible u n a cooptación buro- servicio» 3 8 . Pero esto es u n a evocación retórica de las preten-
crática u n i f o r m e y «regulada» de la nobleza p a r a el servicio del siones de la autocracia zarista o samoderzhavie, y n o u n a des-
absolutismo 3 7 . Las posiciones militares p o r encima de ciertos cripción de la verdadera e s t r u c t u r a del Estado: las realidades
rangos y tras d e t e r m i n a d o s períodos de servicio conferían títu- prácticas de la formación social rusa estaban muy lejos de co-
los nobiliarios de f o r m a automática, p e r o n o surgió ningún r r e s p o n d e r al omnipotente sistema político sugerido en este
vínculo general o institucionalizado e n t r e el servicio al E s t a d o p á r r a f o . La teoría ideológica del absolutismo r u s o nunca coin-
y el o r d e n aristocrático, lo q u e significó la decadencia final de cidió con sus poderes materiales, que siempre f u e r o n m u c h o
la fuerza internacional del a b s o l u t i s m o austríaco. m á s limitados de lo que los observadores occidentales —pres-
E n el m á s primitivo m e d i o social de Rusia, los principios tos a m e n u d o a las exageraciones propias de los viajeros— ten-
de u n a nobleza de servicio h a b r í a n de llegar m u c h o m á s lejos dían a creer. Con todo, si se a d o p t a u n a perspectiva europea
incluso q u e en Prusia. Iván IV p r o m u l g ó en 1556 u n decreto comparativa, la peculiaridad del complejo servicio moscovita es
q u e hacía obligatorio p a r a todos los señores el servico militar, innegable. A finales del siglo X V I I y principios del XVIII, P e d r o I
y d e t e r m i n a b a el c u p o exacto de soldados que debía suminis- radicalizó todavía m á s sus principios normativos. Al mezclar
t r a r cada u n i d a d de tierra, con lo q u e se consolidaba la clase las tierras condicionadas y hereditarias, Pedro I asimiló las
pomeshchik de nobleza media que había comenzado a a p a r e c e r clases pomeshchik y boyar. A p a r t i r de entonces, todos los
b a j o su predecesor. A la inversa, sólo las p e r s o n a s al servicio nobles debieron convertirse en servidores p e r m a n e n t e s del zar.
del E s t a d o podían poseer legalmente la tierra en Rusia a p a r t i r La burocracia del E s t a d o se dividió en catorce rangos; los ocho
de este decreto, con excepción de las instituciones religiosas. superiores implicaban u n a condición noble hereditaria, y los
Este sistema n u n c a alcanzó en la práctica la universalidad ni la seis inferiores u n a condición aristocrática n o hereditaria. De
eficacia que se le confería en la ley, y n o acabó en absoluto esta f o r m a , los rangos feudales y la j e r a r q u í a b u r o c r á t i c a se fun-
con el p o d e r a u t ó n o m o de la a n t e r i o r clase p o t e n t a d a de los dieron orgánicamente: el m e c a n i s m o de la nobleza de servicio
boyardos, que mantuvieron sus tierras como posesión alodial. convirtió en principio al E s t a d o en un simulacro de la estruc-
Pero, a p e s a r de los m u c h o s vaivenes y retrocesos, los sucesores t u r a de la clase terrateniente, b a j o el p o d e r centralizado de su
de Iván h e r e d a r o n y desarrollaron la o b r a de éste. Blum hace delegado «absoluto».
el siguiente c o m e n t a r i o sobre el p r i m e r soberano Románov: «El
E s t a d o que Miguel f u e llamado a gobernar constituía u n tipo
único de organización política. E r a u n E s t a d o de servicios, y el
zar era su soberano absoluto. Las actividades y obligaciones de
todos los súbditos, desde el m á s grande de los señores hasta
el m á s í n f i m o de los campesinos, e s t a b a n d e t e r m i n a d a s p o r el
E s t a d o de a c u e r d o con sus propios intereses y políticas. Todos
los súbditos e s t a b a n obligados a d e t e r m i n a d a s funciones espe-
cíficas que se p r o g r a m a b a n p a r a p r e s e r v a r y engrandecer el
p o d e r y la a u t o r i d a d del Estado. Los señores e s t a b a n obligados
a p r e s t a r servicio en el e j é r c i t o y en la burocracia, y los cam-
37
Schwarz afirma, sin embargo, que la vieja y alta nobleza del Es-
tado de los Habsburgo debía fundamentalmente su poder al servicio en
el Consejo Privado imperial durante el siglo xvii: The imperial Privy
Council in the seventeenth century, p. 410. " Jerome Blum, Lord and peasant in Russia, p. 150.

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