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Antecedentes
Objetivo del articulo El objetivo principal es educar a las
personas de lo que se debe ingerir
antes de realizar un ejercicio físico
intenso, las prevenciones y
consecuencias que pueden llegar a
ocurrir si no hacemos esto bien, es
informar a las personas sobre las
posibles enfermedades que pueden
llegar a acarrear por el deporte y
culturizarlas y mostrarles en que
consisten este tipo de enfermedades,
como se pueden evitar y tratar.
Metodología empleada Se consultaron las bases de datos
PubMed y SportDiscus, utilizando
como criterios de búsqueda
“gastrointestinal symptoms”,
“gastrointestinal disease” o
“gastrointestinal disturbances” and
“exercise”, “runner” o “physical
activity”. Además, se consultaron los
artículos relacionados que ambas
bases de datos vinculan a partir de
aquellos de interés localizados con
estos términos. En total, se incluyeron
en este estudio 28 artículos sobre esta
temática.
Resultados obtenidos Deporte y aparato digestivo
Reflujo gastroesofágico. El
ejercicio puede incrementar el
reflujo, en función del tipo de
ejercicio y la ingesta anterior de
alimentos (Simren, 2002). Es un
síntoma que presenta el 60% de
los deportistas y ocurre con
mayor frecuencia en ejercicio
que durante el reposo. Está
relacionado con el tipo de
deporte, siendo más frecuente
en ejercicios anaeróbicos (De
Oliveira & Burini, 2009). Las
actividades con “rebote” como la
carrera, producen más cantidad
de episodios de reflujo y de
mayor duración. Además, esto
se incrementa si se ha ingerido
comida previamente al ejercicio
(Bi & Triadafilopoulos, 2003).
Diarrea. La diarrea aguda
provocada por el ejercicio puede
considerarse fisiológica y no
suele conducir a estados de
deshidratación o pérdida del
balance de electrolitos y tiende
a revertir por si sola (De Oliveira
& Burini, 2009). Es uno de los
síntomas más comúnmente
relacionados con el ejercicio de
larga duración y especialmente
en la carrera y si bien no suele
acarrear problemas de
gravedad, puede limitar el
rendimiento deportivo (Gremion,
2011).
Sangrado gastrointestinal. Ha
sido bien documentado,
especialmente en corredores de
larga distancia. El sangrado
gastrointestinal en los
corredores es multifactorial
(Horn & Feller, 2003). Por una
parte viene provocado por la
redirección del flujo sanguíneo
hacia los músculos activos, por
lo que este sangrado se
produce fundamentalmente
debido a la isquemia en el tracto
gastrointestinal, habiéndose
observado tanto gastritis
hemorrágica como colitis
isquémica. Además de la
explicación isquémica para el
sangrado, el efecto mecánico
tiene que tener un efecto en
este síntoma, por su mayor
incidencia en corredores que
ciclistas (Bi & Triadafilopoulos,
2003; De Oliveira & Burini,
2009). El riesgo de sangrado
gastrointestinal se incrementa
en el caso del ejercicio en calor
y en caso de deshidratación
(Simren, 2002). Este síntoma
afortunadamente suele ser
transitorio, si bien debe ser
tenido en cuenta y valorar los
niveles de hierro sérico y
ferritina en deportistas de
modalidades de larga distancia
(De Oliveira & Burini, 2009;
Peters, et al., 2001). En
corredores de maratón, se
observó este signo en el 15%
de los participantes tras la
carrera, mientras que a las 48
horas había desaparecido en
todos ellos (Buchman, et al.,
1999).