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ANTONIO Y LA NATURALEZA

Había una vez en un pueblo no muy lejano llamado Cuetzalan, lleno de árboles. Con ríos y
cascadas de aguas cristalinas, que brotaban de grandes manantiales, y muchas especies de flores y
animales.

Dentro de tanta belleza natural vivía un hombre llamado Antonio, quien cuidaba de la naturaleza
porque pensaba que era sagrada.

También informaba a la gente del pueblo sobre su derecho a tener un medio ambiente sano y
limpio, donde se respetaban los recursos naturales, como el agua, los minerales, así como la flora
y la fauna, para vivir en armonía con la naturaleza.

Y que cualquier decisión que se tomara fuera decidida entre todos.

En la tranquilidad del pueblo, un día llegaron dos poderosos monstruos tratándose de apropiar de
sus riquezas naturales, sus nombres eran cuamono y galla, estos eran ricos e influyentes y sobre
todo, no les preocupaba que el equilibrio ecológico que se alterara.

A estos monstruos solo les importaban aumentar sus ganancias, además tenían el respaldo de
mucha gente muy poderosa, decían que si les permitían extraer los minerales del suelo, la gente
tendría nuevos empleos y ganaría más dinero.

Pero se corría el riesgo de que los lagos y ríos se contaminaran, y se perdieran muchas especies de
plantas y animales.

Antonio preocupado por esta situación se convenció que tenía que hacer algo para salvar a su
pueblo y a sus recursos.

Entonces empezó a organizar a la gente para que juntos pudieran defender sus riquezas naturales,
porque si estos monstruos atacaban podían terminar con las riquezas del pueblo.

Una vez que Antonio organizo a la gente, juntos empezaron a luchar contra el monstruo. Después
de una larga batalla la gente salió victoriosa porque estaban bien organizados, entonces los
monstruos tuvieron que irse.

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