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La estocada a los trabajadores de la ciencia e investigación

El último paquete de reformas: laboral, educativa, energética, a la salud y demás han traído consigo
graves afectaciones a las condiciones laborales de la mayoría de trabajadores. Esto se ve reflejado en el
recorte de plazas, la pérdida de prestaciones y de seguridad en el empleo, así como en la creación de
nuevos mecanismos para condicionar la permanencia de los trabajadores dejando de lado viejas
conquistas sindicales y pasando por encima de los contratos colectivos de trabajo encaminando a su
desaparición. Ahora le ha tocado a los trabajadores de la ciencia e investigación recibir el golpe, con el
intento de imposición de un Estatuto del Personal Académico para todos los centros CONACYT, violando
con esto los derechos laborales de los trabajadores de los Centros Públicos de Investigación (CPI), así lo
han declarado los sindicatos de dichos centros en un comunicado emitido el mes de febrero. Esto
sumado a los recortes presupuestales durante el 2017 y al tope de aumento salarial del 3.4% para este
año lo que equivale a la mitad de inflación anunciada para el 2018.

Dentro de los más grave de este estatuto tenemos la intervención de una comisión externa para la
evaluación y permanencia de los trabajadores, de tal manera que queda en manos de personas que
desconocen el desempeño del trabajador y los requerimientos del centro, dejando fuera de las
decisiones a los jefes y equipo de trabajo inmediatos. Además faculta de manera exclusiva al director del
centro de investigación la toma de algunas decisiones, como la de reclamar resultados de evaluación o
sancionar al trabajador, de tal manera que estas puedan ser tomadas de manera unipersonal.

Se incorporan nuevos elementos no académicos y de carácter subjetivo (valores morales: prestigio,


honradez, etc.) a ser tomados en cuenta para el ingreso, promoción y evaluación de la permanencia de
los trabajadores, así como para la aplicación de sanciones. No conformes con esto, el carácter de
permanencia ahora se le ha denominado: permanencia no inamovible, lo que en pocas palabras significa
que aun después de obtenida la permanencia, los trabajadores podrán ser evaluados periódicamente
para verificar el grado de calidad de desarrollo de sus actividades bajo sus criterios y por tanto ser
susceptibles de movilidad.

Estas así como otras medidas contenidas en el estatuto que busca imponer CONACYT no solo se
contradicen con lo estipulado en los estatutos internos de algunos de los Centro Públicos de
Investigación y que han sido producto de la negociación sindical, si no que además son violatorias al
Contrato Colectivo de Trabajo. Por lo que en varios de los CPI, los trabajadores a través de sus sindicatos
han manifestado su inconformidad, lo que a su vez ha permitido detener de manera momentánea su
aplicación. No obstante los trabajadores de los CPI que actualmente no cuentan con sindicato son los
que han quedado más desprotegidos ya que el freno a la aplicación del estatuto no es oficial.

Esta imposición, además de ser una forma de ir precarizando el trabajo, es también una forma más de
represión, pues brinda los elementos para deshacerse de “los incomodos” y con eso atemorizar y limitar
la organización. La reacción de los sindicatos y la pausa por lo menos hasta el momento del estatuto nos
muestra la importancia de la organización sindical. Pero también la importancia de generar una mayor
participación de los trabajadores que impulsen acciones más decididas en la defensa de sus derechos.
Así como la burguesía y su estado se han venido ensañando con los trabajadores de la industria
imponiéndoles medidas de trabajo cada vez más precarias, ahora repite el procedimiento en otros
sectores. Quienes estudian la precariedad laboral, están siendo alcanzados por ella. La ciencia,
investigación y el desarrollo tecnológico son necesarios para la construcción de una nueva sociedad,
pero para ello primero se requiere la ruptura con el sistema actual.

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