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Capítulo VII: La ilusión arcaica.

Estructuras mentales universales.

- La Regla como la Regla


- Reciprocidad
- Carácter sintético de la donación

El pensamiento infantil es un dominio que permite pensar la universalidad en un fondo común.

Susan Isaacs

- Deseo compulsivo en todos los niños de posesión exclusiva.


- La noción de arbitraje se impone en la mente infantil. La igualdad es el menor común
denominador.
- El deseo de poseer no es un instinto. Lo que proporciona el valor de un objeto es la
relación con otro
o El deseo de poseer es una respuesta social. La aptitud para compartir es función
de un sentimiento progresivo de reciprocidad que resulta de la experiencia social.
- Para un niño, dar un regalo es amor.
- El deseo de regalar es deseo de potencia. Dar es no estar en la necesidad.
- Pero la hostilidad es siempre la actitud primordial, todo otro niño es potencialmente
enemigo.
- Entonces ¿qué es esta analogía entre sociedades primitivas y la sociedad infantil?

Piaget

- Las sociedades primitivas como una imagen de una infancia metafórica de la sociedad. La
sociedad primitiva estaría más próxima que la nuestra a la mentalidad infantil.

Responde S. Isaacs.

- Las actitudes cognitivas de los niños no son irreductibles a las adultas. Es la insuficiencia de
experiencias lo que diferencia al niño del adulto, no la estructura de su pensamiento.

Los esquemas mentales de los adultos son elaborados dentro de una cultura singular a partir de un
trasfondo universal innato. Cada tipo de organización social implica una selección de elementos.
(como los fonemas en el lenguaje). En la socialización, de la multiplicidad de estructuras que
constituyen el fondo común, algunas son seleccionadas para alcanzar un sistema. De la misma
forma en que el niño es un “perverso polimorfo”, en tanto lleva en sí todas las formas de placer
de las cuales el adulto luego se quedará con pocas, en términos de conocimiento, el niño es
también un “social polimorfo”, ya que contiene todas las estructuras de pensamiento posibles.

La ilusión subjetiva de ver a los sujetos de otras culturas parecidos a los niños de las nuestras
queda, entonces, explicada. Nuestros niños no solo portan con la síntesis de nuestro pensamiento,
sino que llevan la totalidad de ellos. Puede hallarse en el sustrato del niño las estructuras ajenas,
lo que produciría la ilusión. El niño resulta fuente de investigación de interés para el etnógrafo
porque provee el capital común de estructuras mentales del que dispone el hombre. Ahora, en la
medida en que el pensamiento adulto patológico es una especialización individual el pensamiento
del loco se asemeja al niño, siempre trasfondo común. Es, todavía, una síntesis. Es cierto,
esbozada en el orden de lo individual, pero no por eso puede dejar de ser un giro caleidoscópico
de síntesis. El pensamiento patológico y el primitivo se oponen al infantil en la medida en que son
pensamientos ya sintetizados, de adulto, pero el pensamiento patológico y el infantil se oponen al
primitivo en el que éste esté tan completa y sistemáticamente organizado como el nuestro.

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