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Dos años más tarde, en 1885, tocó en Estados Unidos: Nueva Orleans,
Washington, Filadelfia y Nueva York. A su regreso a México fue bien recibido , se
dedicó a la docencia y a la composición . Entre sus obras se encuentran diversas
gavotas, valses, mazurkas, danzas, dos nocturnos, una balada, un minueto, una
polonesa y su Segunda Sinfonía, entre otras. Dio clases en el Conservatorio y, en
1895, formó la Sociedad Filarmónica Mexicana. Además, en 1900 se estrenó, en
el teatro Renacimiento, su ópera nacionalista Atzimba, con gran éxito. Un año
después, el director del periódico El Imparcial, le ofreció una pensión por el monto
de su sueldo como profesor en el Conservatorio, para que se dedicara por
completo al estudio y la composición.
Estudió en el Conservatorio Nacional con los maestros Julio Ituarte, Tomás León
y Felipe Larios. Más tarde estudió y se perfecciono con Melesio Morales.
Gustavo E. Campa mostró una preferencia por la escuela francesa que lo llevó a
acercarse a maestros como Felipe Villanueva, Ricardo Castro, Hernández
Acevedo y Carlos J. Meneses.
Junto con ellos inquietó la anquilosada vida musical de México con lo que se hizo
acreedor de la dirección del Conservatorio, donde reanimó la muy sana costumbre
de encargar “trozos lectura a primera vista” para los concursos que año tras año
se realizaban.
En 1887 fundó con los dos primeros el Instituto Musical de cuya dirección se
encargó desde 1907 hasta 1913.
Compuso una propuesta que resultó ser una pieza que iba más allá de su objetivo
inicial, la publicó con el título de Berceuse de I’enfant Jésus.
Melesio fue promotor de la cultura y la música en México, por ello, creo la Escuela
Italiana de Ópera en México. Su dedicación pedagógica en el campo de la música
lo llevó a participar en la fundación del Conservatorio de Música y Declamación de
México.
En 1867, escribió su himno Dios salve a la patria y, dos años después, su sinfonía
Vapor, la cual se estrenó el 16 de septiembre de 1869 durante la inauguración del
tramo ferrocarrilero México-Apizaco.
Melesio Morales tuvo dos hijos, Enriqueta Morales y Julio Morales. Su segundo
matrimonio fue con Guadalupe Olmedo, una de las primeras compositoras
mexicanas.
Melesio Morales, junto con su hijo Julio y otros compositores como Felipe
Villanueva, Ricardo Castro y Gustavo E. Campa, entre otros, formaron parte del
movimiento operístico mexicano, el cual, a su vez, integró el movimiento de
creación operístico latinoamericano.
Mírame mis ojos está dedicada a su hija Enriqueta, quien murió un mes después
de que Melesio zarpara de Veracruz. Mírame mis ojos fueron las últimas palabras
que pronunció Enriqueta.
Melesio Morales murió el 12 de mayo de 1908, dejando sin estrenar siete obras,
de las cuales, tan sólo se ha estrenado Anita.
Aniceto Ortega
Hijo del poeta Francisco Ortega. Nació en Tulancingo, estado de Hidalgo, y siendo
adolescente se trasladó con su familia a la capital de la República, donde ingresó
al Seminario Conciliar de la Ciudad de México hacia 1837 y, posteriormente, en
1841 a la Escuela de Medicina, institución en la que obtuvo su título de médico
cuatro años después.
En su niñez estudió piano con José María Oviedo y con Agustín Balderas, quien
fue maestro también de Ángela Peralta. Después estudió con Tomás León y
Melesio Morales, con quién estudió armonía y contrapunto. Tomás y Melesio
fueron dos de los músicos más reconocidos del siglo XIX en México.
Fue el primer pianista mexicano que ejecutaba sus conciertos de memoria, ya que
en 1877, el director de orquesta de la compañía Ángela Peralta, dirigió el estreno
mexicano de Aída de Verdi sin partitura, hecho que sorprendió e inspiro a Julio
para hacer lo mismo.
Entre 1880 y 1885, Ituarte tomó una serie de melodías populares mexicanas,
como el palomo, las mañanitas, el guajito, el perico, los enanos, el butaquito,
varios jarabes, entre otras, y las mezcló para obtener su obra Ecos de México, que
se convirtió en extremadamente popular.
Manuel M. Ponce
Alternando con los estudios musicales, entre 1911 y 1913 cursó los primeros años
de estudios preparatorios en la Escuela Nacional Preparatoria. Identificado con la
juventud revolucionaria, fundó en 1915 la revista Gladios, la más importante de
entonces en su género. En 1921 presentó un primer concierto público con sus
composiciones, entre ellas el Sexteto para piano y cuerdas (1919) y obras para
piano y voz. Su producción hasta entonces es francamente romántica, y sus
arreglos de música mexicana están inspirados en los de Ponce. A partir de
los Madrigales (1921) y los Nocturnos (1922) abrazó el impresionismo.
En 1922 contrajo matrimonio con Otilia Ortiz. En el invierno de ese mismo año hizo
un viaje de observación por Austria, Alemania y Francia. Fue entonces cuando
descubrió la música de Stravinski y Schönberg. En Berlín, la casa Bote und Bocke
publicó su Deuxieme sonate pour piano (1921). A su regreso organizó y dirigió la
serie Conciertos de Música Nueva, en la que por tres años consecutivos dio a
conocer las novedades europeas. Silvestre Revueltas y la cantante Lupe Medina
participaron en esos programas. A fines de 1923 y principios de 1924 hizo un
primer viaje a los Estados Unidos, y en 1926 residió por un tiempo en Nueva York,
donde conoció a Varèse y Copland, con quienes compartía la idea de crear una
estética americana. La International Composers’ Guild que Varèse animaba
presentó Tres hexágonos de Chávez (1923) y la “Danza de los hombres y las
máquinas”, contenida en el ballet H. P. En 1928, nuevamente en México, fue
invitado a reorganizar y dirigir la orquesta del Sindicato de Filarmónicos que,
organizada como cooperativa, cambió su nombre al año siguiente por el de
Orquesta Sinfónica de México. Su primer concierto lo dio en septiembre de 1928, y
desde entonces y hasta 1949 fue su director con un éxito sin precedentes. Estrenó
197 obras, de las cuales 83 eran de músicos mexicanos. En el mismo periodo,
Carlos Chávez dirigió 267 conciertos.
La música que compuso tiene el signo de una constante evolución. A partir de las
Sonatinas (1924), adoptó un estilo rigorista y esquemático que concentra la carga
emocional en una expresión repetitiva, descarnada y esencial. A esta época
pertenecen Energía (1925), el ballet H. P. (1926), la Sinfonía de
Antígona (1933), los Preludios para piano (1937), el Concierto para piano (1938)
y La hija de Cólquide(1943). Se observa luego un viraje hacia las formas clásicas
en el Concierto para violín (1948) y la III y VI Sinfonía (1961). En Invención (1958),
para piano, abandona el principio repetitivo e inaugura lo que llamó la “no
repetición”, que comprende la melodía, la armonía, el ritmo y el timbre. Esto le
permitió ejercer la libertad manifiesta
en Resonancias (1964), Elatio (1967), Discovery (1969) e Initium (1971).
Silvestre Revueltas fue el mayor de una gran familia dedicados a la vida cultural
mejicana. Su hermano Fermín fue un importante pintor, José fue escritor y
guionista, su hermana Consuelo fue pintora y Rosaura fue actriz.
Silvestre comenzó a tocar el violín con tan solo cinco años, y su primer recital lo
dio con 12 años en 1911. Su padre lo animó a seguir con el violín enviándolo a
estudiar dicho instrumento en la capital: Ciudad de Méjico. Allí estudió en el
Conservatorio Nacional de Música con profesores de la talla de José Rocabruna
(violín) o Rafael Tello (composición). Pero el joven Revueltas no se sentía
muy satisfecho con esta formación.
De Austin Silvestre salió con destino a la ciudad que en aquella época era
reconocida como el centro artístico y musical de Estados Unidos: Chicago. En esta
ciudad entra en el Chicago Musical College y en 1919 sacó los diplomas de violín,
armonía y composición. Un año después, en 1920, los dos hermanos Revueltas
regresaron a Méjico con un vicio que le acompañaría el resto de su corta vida: el
alcohol.
En 1922 regresó a Chicago, donde conoció al violinista checo Otakar Sevcik, que
le ayudó a renovar su técnica. La muerte de su padre, un años después, le hizo
regresar a Méjico y le provocó problemas económicos.
Conoció a Carlos Chávez, con el que entabló una estrecha relación. Se fue
abriendo paso en el ambiente cultural mejicano y esto le permitió regresar a
Estados Unidos. Allí residió en Chicago, San Antonio y Mobile.
En 1926 comenzó a dirigir la orquesta teatral en San Antonio. En ese momento es
cuando se da a conocer como compositor. La obra que marca el comienzo es
Batik para pequeña orquesta.