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Felipe Villanueva

Felipe de Jesús Villanueva Gutiérrez nació el 5 de febrero de 1862 en el municipio


de Tecamac, distrito de Otumba, Estado de México. Ahí adquirió sus primeros
conocimientos musicales de su hermano y su primo. Más adelante, Hermenegildo
Pineda, director de la banda de música de su pueblo lo adiestro en algunos
principios de composición y armonía. A la edad de 10 años realiza su primera
composición musical: una cantata épica, Al Cura Hidalgo y al año siguiente
compone una mazurca: La Despedida

En 1873, Felipe Villanueva, es enviado a la Ciudad de México a estudiar en el


Conservatorio Nacional de Música, de donde es rechazado al termino de su primer
curso. A pesar de la desilusión continúo con su adiestramiento, esta vez de forma
particular, alternando sus actividades en el piano, el violín e instrumentista de
orquesta en el teatro. Sin embargo, donde realmente destacó fue como arreglista y
compositor.

Su facilidad para la composición se puede apreciar en los ritmos que cultivó a lo


largo de su vida: mazurcas, valses, schottisch, popurríes de zarzuela, por
mencionar algunos de la época. Dentro de su obra se mencionar el Vals del amor,
Vals Causerie, Danzas Humorísticas, Ana, Un sueño después del baile, Sueño
Dorado, su opera inconclusa Keofar, arreglos de Zarzuela; como el Molinero de
Subiza, El rey que Rabió, entre otras obras. Hay que subrayar que en las piezas
de Salón, la elegancia y el refinamiento adquieren grandes alturas.

Villanueva logró representar de manera musical a México en el extranjero con el


inmortal Vals Poético. Por otro lado, en su trabajo como docente, renovó la
enseñanza tradicional italianizante, pero optó por la música francesa y alemana.
En sus composiciones intenta crear ritmos con raíces nacionalistas. Es
considerado como el creador de la “Danza Mexicana”, ritmo inspirado en la
habanera cuban. Murió el 28 de mayo de 1893, víctima de una pulmonía.
Ricardo Castro

Ricardo Castro nació en Durango el año de 1862. Inició su estudio en la música a


partir de los seis años. A los trece años, ya teniendo diversas composiciones de
salón, viajó a la capital del país, donde, posteriormente se inscribió al
Conservatorio Nacional de Música, ahí encontró profesores como Melesio
Morales y Julio Ituarte. Ofreció gran cantidad de conciertos en el país, siendo el
Vals Capricho la obra que lo consagró en el gusto de los mexicanos. Escribió su
primera Sinfonía en 1883.

Dos años más tarde, en 1885, tocó en Estados Unidos: Nueva Orleans,
Washington, Filadelfia y Nueva York. A su regreso a México fue bien recibido , se
dedicó a la docencia y a la composición . Entre sus obras se encuentran diversas
gavotas, valses, mazurkas, danzas, dos nocturnos, una balada, un minueto, una
polonesa y su Segunda Sinfonía, entre otras. Dio clases en el Conservatorio y, en
1895, formó la Sociedad Filarmónica Mexicana. Además, en 1900 se estrenó, en
el teatro Renacimiento, su ópera nacionalista Atzimba, con gran éxito. Un año
después, el director del periódico El Imparcial, le ofreció una pensión por el monto
de su sueldo como profesor en el Conservatorio, para que se dedicara por
completo al estudio y la composición.

Durante el porfiriato, el general Díaz, le ofreció a Castro la posibilidad de viajar a


Europa con el propósito de perfeccionar sus conocimientos. Ya en el viejo
continente tocó diversas obras de su autoría en París, Berlín y
Londres; varias fueron publicadas por casas editoras de Francia y Alemania.
Regresó a México en 1906, un año después fue nombrado director del
Conservatorio, poniendo en el poder al “Grupo de los Seis”. Algunas de sus
aportaciones en la enseñanza de la música fueron observaciones sobre la postura
del ejecutante, así como de la posición y uso de los dedos y manos para
aprovechar al máximo la fuerza del intérprete.

Otra de sus facetas fue la de crítico musical, colaborando en los periódicos El


País, El Imparcial, El Entreacto y El Arte Musical, para los que escribía reseñas de
presentaciones musicales, análisis de óperas y diversas obras de artistas
nacionales y extranjeros, además de comparaciones de intérpretes europeos.
Murió a causa de una neumonía.
Gustavo E. Campa

Gustavo Campa fue uno de los principales opositores a la corriente operística


italiana en México, convirtiéndolo en uno de los primeros críticos musicales de
nuestro país y uno de los compositores más destacados de su época. Nació en
1863 en la ciudad de México.

Estudió en el Conservatorio Nacional con los maestros Julio Ituarte, Tomás León
y Felipe Larios. Más tarde estudió y se perfecciono con Melesio Morales.

Gustavo E. Campa mostró una preferencia por la escuela francesa que lo llevó a
acercarse a maestros como Felipe Villanueva, Ricardo Castro, Hernández
Acevedo y Carlos J. Meneses.

Junto con ellos inquietó la anquilosada vida musical de México con lo que se hizo
acreedor de la dirección del Conservatorio, donde reanimó la muy sana costumbre
de encargar “trozos lectura a primera vista” para los concursos que año tras año
se realizaban.

En 1887 fundó con los dos primeros el Instituto Musical de cuya dirección se
encargó desde 1907 hasta 1913.

Su oposición a la corriente operística italiana en México ésta se manifestó


fuertemente en las diversas páginas de los diarios de la capital a través de una
perspectiva analítica y propositiva. Desde 1896 hasta 1924 dirigió La gaceta
musical, que divulgaba a través de sus páginas la corriente del Wagnerismo.
También publicó varios libros y escribió en otras revistas musicales de México y
París.

Compuso una propuesta que resultó ser una pieza que iba más allá de su objetivo
inicial, la publicó con el título de Berceuse de I’enfant Jésus.

Probablemente Berceusen no constituya una gran innovación en cuanto a la


técnica composicional, tan estimulada y convulsionada en aquellos años como
consecuencia del nuevo panorama Wagneriano. Sin embargo, presenta
sonoridades novedosas, dado el empleo de armonías más libres y sistemas de
escalas alteradas que las generaciones anteriores no habían empleado. El
resultado es una pieza de gran encanto y sensualidad mundana, sin los exaltados
momentos del dramatismo de la ópera italiana. Berceuse es una bien lograda
síntesis de lenguajes musicales en los que podemos detectar a Claude Debussy,
Gabriel Fauré y Ricardo Castro.
Una de sus principales obras fue la ópera “El Rey poeta”, que compuso en 1901
inspirada en la historia de Nezahualcoyotl. Otras de sus obras que destacan son
“Lamento” y “Marcha antigua”.

Representó a México en el Congreso Internacional de Música de París, en donde


tuvo gran amistad con Massenet y Saint-Saëns.
Melesio Morales

Melesio Morales fue, sin duda, el nombre más emblemático de la música


mexicana del siglo XIX. Su nombre fue sinónimo de ópera, armonía y docencia.

Nació el 4 de diciembre de 1839 en la Ciudad de México. Mostró una gran aptitud


para la música desde muy joven, pero su padre D. Trinidad Morales lo hizo entrar
en la Academia de San Carlos, para que estudiara ingeniería civil.

En 1850, Melesio ya escribía sus primeros valses y canciones. Su primera obra


fue Romeo y Julieta (1863), la cual fue puesta en escena en Gran Teatro Nacional
y era dedicada a su padre. Su segunda obra fue Ildegonda. Por esta última, le fue
otorgada una beca por Antonio Escandón para irse a estudiar a Europa y así
poder perfeccionar sus conocimientos de composición y de contrapunto. Durante
estas época, rehizo Ildegonda, la cuál se estrenó en Italia, siendo bien recibida por
este país, éxito que lo colocó como héroe a su regreso a México.

Sus maestros de música en México fueron Felipe Larios, Cenobio Paniagua y


Agustín Caballero, entre otros, y en Florencia estudió con Teódulo Mabelli. A su
maestro Felipe Larios lo sustituyó, cuando regresó de Italia, como maestro en el
Conservatorio.

Además de dedicarse a la docencia, al regresar a México, se dedicó a la dirección


de orquesta y escribió artículos periodísticos sobre temas relacionados a la
música, lo cual le ayudó para que posteriormente, en 1908, fundara la revista “La
armonía”, la cuál era órgano de difusión de la Sociedad Filarmónica Mexicana.

Melesio fue promotor de la cultura y la música en México, por ello, creo la Escuela
Italiana de Ópera en México. Su dedicación pedagógica en el campo de la música
lo llevó a participar en la fundación del Conservatorio de Música y Declamación de
México.

En 1867, escribió su himno Dios salve a la patria y, dos años después, su sinfonía
Vapor, la cual se estrenó el 16 de septiembre de 1869 durante la inauguración del
tramo ferrocarrilero México-Apizaco.

En 1877, estrena su ópera Gino Corsini, justo en la misma temporada


que Aída y Misa de Requiem de Verdi. Estas tres obras fueron cantadas por
Ángela Peralta, haciéndolo crecer como compositor.
En 1891, se puso en escena su ópera Cleopatra en el Gran Teatro Nacional,
auspiciada por la Compañía de Ópera Italiana Sieni, con la soprano Salud Othón
como protagonista. El libreto de la obra fue escrito por Antonio Ghislanzni.

Otra de las obras es el Vals de Netzahualcóyotl, que toma su nombre de una


sociedad nacionalista del siglo XIX.

Melesio Morales tuvo dos hijos, Enriqueta Morales y Julio Morales. Su segundo
matrimonio fue con Guadalupe Olmedo, una de las primeras compositoras
mexicanas.

Melesio Morales, junto con su hijo Julio y otros compositores como Felipe
Villanueva, Ricardo Castro y Gustavo E. Campa, entre otros, formaron parte del
movimiento operístico mexicano, el cual, a su vez, integró el movimiento de
creación operístico latinoamericano.

A parte de sus óperas, Melesio Morales creó piezas para piano


como Manuelita y Mírame mis ojos. Manuelita fue dedicada a Alfredo Bablot,
crítico musical, amigo y director del Conservatorio.

Mírame mis ojos está dedicada a su hija Enriqueta, quien murió un mes después
de que Melesio zarpara de Veracruz. Mírame mis ojos fueron las últimas palabras
que pronunció Enriqueta.

Melesio Morales murió el 12 de mayo de 1908, dejando sin estrenar siete obras,
de las cuales, tan sólo se ha estrenado Anita.
Aniceto Ortega

Hijo del poeta Francisco Ortega. Nació en Tulancingo, estado de Hidalgo, y siendo
adolescente se trasladó con su familia a la capital de la República, donde ingresó
al Seminario Conciliar de la Ciudad de México hacia 1837 y, posteriormente, en
1841 a la Escuela de Medicina, institución en la que obtuvo su título de médico
cuatro años después.

En 1864 funda la Academia de Medicina y un bienio más tarde la Casa de


Maternidad. Fue nombrado por el emperador Maximiliano de Habsburgo miembro
del Consejo Superior de Salubridad en 1865, en tanto que el presidente Benito
Juárez lo designa en 1870 director del Hospital de Maternidad. El presidente
Miguel Lerdo de Tejada lo nombra en 1873 presidente del propio Consejo Superior
de salubridad de la Ciudad de México, cargo que desempeña hasta 1875 en que
tiene lugar su deceso.

A este personaje se le reconoce como uno de los primeros médicos en practicar y


enseñar gineco-obstetricia en México. De igual manera, fue relevante su
trayectoria en el arte musical, pues desde su niñez inició estudios musicales bajo
la conducción de su hermano Francisco; en 1849 parte al Viejo Continente, en
donde realiza una especialización en el campo de la medicina, dedicándose
también a presentar múltiples recitales pianísticos en las salas europeas, con lo
cual se reitera el reconocimiento a su talento artístico.

El joven médico y pianista regresa a México a mediados de los años cincuenta y


decide incursionar en el campo de la composición musical. Inicialmente, la
influencia que en él ejercen tanto el sinfonismo germánico beethoveniano como el
romanticismo chopiniano e italianista, es palpable en algunas de sus primeras
obras, entre las que destacan, para el primer caso, Invocación a Beethoven, que
dedicara al pianista Tomás León, así como diversos himnos y marchas, en tanto
que, como ejemplos de la segunda influencia, se pueden considerar a sus
mazurcas, romanzas, nocturnos y valses, como es el caso del vals Recuerdo de
Amistad.

No obstante, al poco tiempo en su obra comienza a germinar una nueva


inspiración, de carácter nacionalista, que plasma en las obras que compone
durante la década de los sesenta. Su Marcha Zacatecas, elaborada en honor del
general Ignacio Zaragoza y estrenada en el Gran Teatro Nacional, junto con
la Marcha Republicanaen 1867, se constituyó en el grito de guerra de los
defensores de nuestra nación ante el ejército invasor francés y, años más
adelante, en marcha de fondo para la entrada militar triunfante del ejército
prusiano a París. Por su parte, corresponderá a su ópera Guatimotzin -estrenada
en 1871 con los cantantes Ángela Peralta y Tamberlinck- en la que emplea temas
de inspiración prehispánica, ser considerada la primera ópera mexicana de corte
nacionalista.

Aniceto Ortega del Villar ocupa indubitablemente un lugar sobresaliente en las


páginas tanto de la historia musical como de la ciencia médica mexicanas. Mas
aún, su nombre está íntimamente ligado con el de otros grandes promotores de la
cultura cuyas actividades permitieron el establecimiento de la Sociedad
Filarmónica Mexicana cuyo conservatorio de música habría de constituirse, con el
transcurrir de los años, en el actual Conservatorio Nacional de Música. En esta
institución, Aniceto Ortega del Villar fue maestro fundador de la clase de
composición.
Julio Ituarte

Julio Ituarte, compositor, pianista, y director de orquesta y coros mexicano, nació


en la Ciudad de México en 1845.

En su niñez estudió piano con José María Oviedo y con Agustín Balderas, quien
fue maestro también de Ángela Peralta. Después estudió con Tomás León y
Melesio Morales, con quién estudió armonía y contrapunto. Tomás y Melesio
fueron dos de los músicos más reconocidos del siglo XIX en México.

A los 14 años hizo su debut en un concierto importante, que se llevó a cabo en el


Gran Teatro Nacional. A los 20 años consiguió su primer empleo como maestro de
música en la academia que al año siguiente se convirtió en el Conservatorio de
Música, ingresando a este en 1866 como profesor auxiliar.

Llevó a cabo giras gira de conciertos, presentándose en Veracruz y la Habana,


entre otras ciudades.

Interesado en ampliar su técnica pianística le pidió consejos a un pianista español,


de apellido Lapuente quien negó su ayuda. Después otro pianista español,
llamado Gonzalo Núñez estuvo dispuesto a enseñarle a Julio todo cuanto éste
quisiera aprender.

Fue el primer pianista mexicano que ejecutaba sus conciertos de memoria, ya que
en 1877, el director de orquesta de la compañía Ángela Peralta, dirigió el estreno
mexicano de Aída de Verdi sin partitura, hecho que sorprendió e inspiro a Julio
para hacer lo mismo.

Entre 1880 y 1885, Ituarte tomó una serie de melodías populares mexicanas,
como el palomo, las mañanitas, el guajito, el perico, los enanos, el butaquito,
varios jarabes, entre otras, y las mezcló para obtener su obra Ecos de México, que
se convirtió en extremadamente popular.
Manuel M. Ponce

El 8 de diciembre de 1882, la ciudad de Fresnillo, en el estado minero de


Zacatecas, recibió a un hombre que desde niño mostraría su amor por el piano y
que se volvería un romántico compositor: Manuel María Ponce.

M. Ponce fue el menor de 12 hijos, y fue su hermana Josefina quien lo adentró en


el maravilloso mundo de la música, al enseñarle solfeo; así como el maestro
Cipriano Ávila, organista de una iglesia, quien le dio clases de piano.

A los 6 años, M. Ponce interpretaba ya «La zacatecana» y «Amor secreto».


Y, como creció en una época en la que la música de Frédéric Chopin era tocada y
apreciada por la gente de la ciudad, desde niño fue conquistado por esas
melodías, así como por las clásicas del folclor mexicano.

Algunos biógrafos aseguran que su primera composición la realizó a los 6 o 7


años: «La marcha del sarampión».

En el año de 1900, M. Ponce llegó a la Ciudad de México, donde siguió


estudiando piano, además de armonía. Un año después, ingresó al Conservatorio
Nacional, donde estudió teoría musical, gráfica musical y solfeo. Con sus
calificaciones, Ponce sólo siguió demostrando una cosa: su pasión por la música.

En 1912, en un tren rumbo a Aguascalientes, el maestro M. Ponce escribió


«Estrellita».

Escuchar al maestro Ponce es perderse en un mundo de romanticismo y


nostalgia. Y es que no sólo fue el piano su gran pasión: compuso también para
guitarra, violín, voz y chelo, y música de cámara y orquestal.

Es él, el Padre del Nacionalismo Mexicano, el creador de melodías como


«Estrellita», «La cucaracha», «Lejos de ti» y «Cielito lindo», entre otras. Y es
«Intermezzo», dicen autores, su gran obra maestra.

La consagración del zacatecano llegó en 1914, cuando compuso «Intermezzo».

El 24 de abril de 1948, a los 65 años, murió el maestro Ponce, a causa de una


enfermedad progresiva. Sus restos están en la Rotonda de los Hombres Ilustres
del Panteón de Dolores, en la Ciudad de México. Manuel María Ponce dejó una de
las escuelas más ricas en música mexicana del amor apasionado, tierno, elegante.

Dos o tres años antes de su muerte, M. Ponce compuso el Segundo Concierto


para Piano y Orquesta, el cual estuvo archivado más medio siglo. Fue estrenado
en diciembre de 2012.
Carlos Chávez

Carlos Antonio de Padua Chávez y Ramírez, compositor y director de orquesta


mexicano, nació el 13 de junio de 1899 en la ciudad de México. Las primeras
lecciones de piano las recibió desde los nueve años de edad, en su propia casa,
de su hermano Manuel, y más tarde bajo la dirección de Asunción Parra, Manuel
María Ponce (1909-1913), y Pedro Luis Ogazón (1915-1920); estudió armonía con
Juan B. Fuentes, y de manera autodidacta fuga, contrapunto y composición,
analizando las obras de los grandes maestros y la música india y mestiza.

Alternando con los estudios musicales, entre 1911 y 1913 cursó los primeros años
de estudios preparatorios en la Escuela Nacional Preparatoria. Identificado con la
juventud revolucionaria, fundó en 1915 la revista Gladios, la más importante de
entonces en su género. En 1921 presentó un primer concierto público con sus
composiciones, entre ellas el Sexteto para piano y cuerdas (1919) y obras para
piano y voz. Su producción hasta entonces es francamente romántica, y sus
arreglos de música mexicana están inspirados en los de Ponce. A partir de
los Madrigales (1921) y los Nocturnos (1922) abrazó el impresionismo.

En 1922 contrajo matrimonio con Otilia Ortiz. En el invierno de ese mismo año hizo
un viaje de observación por Austria, Alemania y Francia. Fue entonces cuando
descubrió la música de Stravinski y Schönberg. En Berlín, la casa Bote und Bocke
publicó su Deuxieme sonate pour piano (1921). A su regreso organizó y dirigió la
serie Conciertos de Música Nueva, en la que por tres años consecutivos dio a
conocer las novedades europeas. Silvestre Revueltas y la cantante Lupe Medina
participaron en esos programas. A fines de 1923 y principios de 1924 hizo un
primer viaje a los Estados Unidos, y en 1926 residió por un tiempo en Nueva York,
donde conoció a Varèse y Copland, con quienes compartía la idea de crear una
estética americana. La International Composers’ Guild que Varèse animaba
presentó Tres hexágonos de Chávez (1923) y la “Danza de los hombres y las
máquinas”, contenida en el ballet H. P. En 1928, nuevamente en México, fue
invitado a reorganizar y dirigir la orquesta del Sindicato de Filarmónicos que,
organizada como cooperativa, cambió su nombre al año siguiente por el de
Orquesta Sinfónica de México. Su primer concierto lo dio en septiembre de 1928, y
desde entonces y hasta 1949 fue su director con un éxito sin precedentes. Estrenó
197 obras, de las cuales 83 eran de músicos mexicanos. En el mismo periodo,
Carlos Chávez dirigió 267 conciertos.

De 1928 a 1934 estuvo también al frente del Conservatorio Nacional de Música, y


entre 1933 y 1934 fue jefe del Departamento de Bellas Artes en la Secretaría de
Educación Pública. En 1946 fundó Nuestra Música, sociedad promotora de
conciertos, de la cual surgieron una revista y la casa Ediciones Mexicanas de
Música. Redactó el proyecto para crear el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA)
y fue su primer director (1947-1952).

En 1958 desempeñó la cátedra de poética en la Universidad de Harvard, impartida


anteriormente por Stravinski, Hindemith y Copland. Las lecciones de Chávez se
recogieron en Musical Thought (1961). En 1973 fue nombrado jefe del
Departamento de Música del INBA, pero renunció un mes después.

La música que compuso tiene el signo de una constante evolución. A partir de las
Sonatinas (1924), adoptó un estilo rigorista y esquemático que concentra la carga
emocional en una expresión repetitiva, descarnada y esencial. A esta época
pertenecen Energía (1925), el ballet H. P. (1926), la Sinfonía de
Antígona (1933), los Preludios para piano (1937), el Concierto para piano (1938)
y La hija de Cólquide(1943). Se observa luego un viraje hacia las formas clásicas
en el Concierto para violín (1948) y la III y VI Sinfonía (1961). En Invención (1958),
para piano, abandona el principio repetitivo e inaugura lo que llamó la “no
repetición”, que comprende la melodía, la armonía, el ritmo y el timbre. Esto le
permitió ejercer la libertad manifiesta
en Resonancias (1964), Elatio (1967), Discovery (1969) e Initium (1971).

Carlos Chávez fue nombrado Caballero de la Orden Nacional de la Legión de


Honor, de Francia, en 1932, y el 15 de mayo de 1943 tomó posesión como
Miembro Fundador de El Colegio Nacional, cuyos propósitos declarados son
“difundir y divulgar la cultura filosófica, literaria y científica de la República”. Carlos
Chávez murió en la ciudad de México el 2 de agosto de 1978. Sus restos reposan
en la Rotonda de los Hombres Ilustres.
Silvestre Revueltas

Silvestre Revueltas Sánchez nació en Santiago Papasquiaro, Durango el 31 de


diciembre de 1899 y murió en la Ciudad de México el 5 de octubre de 1940. Es
un compositor y director de orquesta mejicano que vivió en la primera mitad del
siglo XX y está considerado el compositor más importante de Méjico.

Silvestre Revueltas fue el mayor de una gran familia dedicados a la vida cultural
mejicana. Su hermano Fermín fue un importante pintor, José fue escritor y
guionista, su hermana Consuelo fue pintora y Rosaura fue actriz.

Silvestre comenzó a tocar el violín con tan solo cinco años, y su primer recital lo
dio con 12 años en 1911. Su padre lo animó a seguir con el violín enviándolo a
estudiar dicho instrumento en la capital: Ciudad de Méjico. Allí estudió en el
Conservatorio Nacional de Música con profesores de la talla de José Rocabruna
(violín) o Rafael Tello (composición). Pero el joven Revueltas no se sentía
muy satisfecho con esta formación.

A los 17 años, el padre de Silvestre decide enviarlo a estudiar a Estados Unidos


con su hermano Fermín. Allí estuvieron en el colegio de los jesuitas de la ciudad
de Austin, en el Estado de Tejas. En este colegio se dio a conocer como un joven
muy dotado para la música. Durante este tiempo descubrió al que sería una gran
influencia en su producción: Charles Debussy. En una de sus primeras
composiciones: Margarita, ya se le nota cierto acercamiento al estilo impresionista
debussiano con un especial sentido melódico.

De Austin Silvestre salió con destino a la ciudad que en aquella época era
reconocida como el centro artístico y musical de Estados Unidos: Chicago. En esta
ciudad entra en el Chicago Musical College y en 1919 sacó los diplomas de violín,
armonía y composición. Un año después, en 1920, los dos hermanos Revueltas
regresaron a Méjico con un vicio que le acompañaría el resto de su corta vida: el
alcohol.

En 1922 regresó a Chicago, donde conoció al violinista checo Otakar Sevcik, que
le ayudó a renovar su técnica. La muerte de su padre, un años después, le hizo
regresar a Méjico y le provocó problemas económicos.

Conoció a Carlos Chávez, con el que entabló una estrecha relación. Se fue
abriendo paso en el ambiente cultural mejicano y esto le permitió regresar a
Estados Unidos. Allí residió en Chicago, San Antonio y Mobile.
En 1926 comenzó a dirigir la orquesta teatral en San Antonio. En ese momento es
cuando se da a conocer como compositor. La obra que marca el comienzo es
Batik para pequeña orquesta.

Durante la Guerra Civil Española, Silvestre Revueltas trabajó en España al lado


del bando republicano. Cuando el General Franco venció y los republicanos fueron
vencidos, Silvestre tuvo que regresar a México y se dedicó a la enseñanza. Su
alcoholismo y la miseria lo llevaron a sufrir una neumonía en 1940, que se le
complicó y lo llevó a la muerte. Ese mismo día se estrenaba su ballet “El
Renacuajo Paseador”, que había compuesto siete años antes.

Sus restos están en la famosa Rotonda de los Hombres Ilustres, en la Ciudad de


México.

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