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TOLERACIA ALA FUSTRACION

La frustración se define como la sensación de impotencia sufrida ante cualquier


obstáculo que dificulta alcanzar una meta. La forma en que se percibe esta
frustración es lo que va a determinar la manera de reaccionar ante ella.

A medida que crece debe aprender estrategias para manejar las dificultades y
obstáculos que se le presentan; por ejemplo, ser capaz de esperar cuando se le
requiera, de respetar los turnos en una fila o de sobreponerse cuando algo no sale
como esperaba. Resulta fundamental ayudarle a comprender, además, que ciertas
cosas están fuera de su alcance. En el proceso intervienen factores biológicos, de
la personalidad y del entorno familiar, que influyen en la capacidad propia de cada
uno. Por ejemplo, los niños impulsivos suelen requerir un esfuerzo mayor.

La habilidad para tolerar la frustración tiene implicaciones importantes en el


aprendizaje. Por su naturaleza, este proceso enfrenta al niño con situaciones
desafiantes que le generan ansiedad.

La tolerancia a la frustración se trata de poder manejar la impotencia que se siente


frente a un obstáculo que impide alcanzar lo que se desea en un momento
determinado; es una habilidad adquirida que consiste en enfrentar adecuadamente
una situación que no resulta como se quiere. Cuando un proyecto o una ilusión no
se cumplen como desearíamos, los adultos y también los niños, pueden
experimentar una baja tolerancia a la frustración, que en mayor o menor medida se
presenta con conductas de rabia, tristeza, angustia o ansiedad.

Tolerar la frustración significa ser capaz de afrontar los problemas y limitaciones


que nos encontramos a lo largo de la vida, a pesar de las molestias o incomodidades
que puedan causarnos. Por lo tanto, se trata de una actitud y, como tal, puede
trabajarse y desarrollarse. Intentar complacer siempre a los niños y evitar que se
sientan frustrados ante cualquier situación no favorece su desarrollo integral como
persona, ya que cuando sean adultos deberán enfrentarse a circunstancias tanto de
éxito como de fracaso.

¿Qué efecto tiene en un futuro no haber desarrollado la tolerancia a la frustración?


Puede tener varias consecuencias, entre ellas dificultad para tomar decisiones
adecuadas y falta de seguridad en sí mismo, que pueden llevar a las personas a
actuar desde la impulsividad o la ira. Además, pueden tener un menor desarrollo en
sus habilidades sociales, ya que les es difícil posponer sus necesidades y por eso
son personas menos empáticas. En casos extremos, si perciben que
constantemente no obtienen lo que desean, pueden tener una sensación de fracaso
permanente que puede conducirlos a la depresión y baja autoestima entre algunos
problemas.

Una persona que tiene un nivel alto de tolerancia a la frustración necesita una
frustración muy alta para que se enfade, se asuste o se ponga triste. Una persona
con un bajo nivel de tolerancia a la frustración quiere decir que para ella es bastante
una situación mínima o pequeña para que se asuste, se enfade o se ponga triste.
Para manejar la frustración una persona necesita tener, y si no lo tiene incorporar,
mensajes parentales en el Padre que permitan el proceso de aceptación,
elaboración y acción en una situación frustrante.

Hay dos maneras con las cuales una persona se vuelve poco tolerante a la
frustración.

1. La primera es que los padres se presentaron muy frecuentemente situaciones


frustrantes. O sea que el Padre que tiene la tarea de ser el contenedor de la
frustración, en realidad es la fuente de la frustración.

2. La segunda es cuando los padres dan siempre tantas caricias incondicionales y


evitan toda experiencia de insatisfacción, de manera que el Niño nunca puede
experimentar la frustración.
TEST DE FRUSTRACIÓN DE ROSENZWEIG
Ficha Técnica:
Categoría: Pruebas proyectivas semi-estructuradas
Objetivo: Evaluar tolerancia o intolerancia frente a una situación frustrante
Aplicación: Individual. Colectiva
Tiempo: Sin tiempo límite, aproximadamente 45 minutos
Edad: adolescentes y adultos
Ámbitos: Clínico – Investigación – Laboral
Materiales de aplicación:

 Manual técnico
 Protocolos
 Laminas

Una prueba diseñada para evaluar el nivel de frustración de un sujeto, y en base a


ello determinar algunos rasgos de su personalidad y su manera de relacionarse con
la agresión, ya sea a través de bloqueos, conductas unitivas, defensivas, y/o de
dominación.

El Test está considerado dentro de las pruebas no verbales, y en este sentido es


una prueba proyectiva de carácter semi-estructurada cuyas respuestas se orientan
a evaluar los tipos de reacción a las presiones de la vida corriente, y en ese sentido
a la frustración y la dirección de la agresión. En líneas generales la prueba consiste
en mostrar al sujeto una serie de 24 figuras en el acto de frustrar a otras, y se le
solicita al examinado que conteste lo que él diría en esa situación específica.

El Test de Tolerancia a la Frustración constituye una herramienta conductual


alternativa al clásico auto informe para la evaluación de la tolerancia a la frustración
como estilo de comportamiento. Un sujeto es tolerante a la frustración si mantiene
la tendencia de respuesta en una situación pese a los sucesivos fracasos que en la
obtención de la solución se hayan podido dar.
El Test de Tolerancia a la Frustración consiste en una compleja tarea perceptiva,
administrada por ordenador, en la que el número de refuerzos es muy bajo y las
posibilidades de conseguirlo están delimitadas sólo a tres momentos durante la
prueba. La tarea del sujeto consiste en ordenar las figuras que aparecen en pantalla
en función de su superficie. El sistema presenta dos fases: línea base y test, que se
presentan alternativamente. En el siguiente trabajo se describe el diseño de la
prueba y se muestran los resultados de dos estudios, cuyos objetivos finales son el
ajuste de las variables y los parámetros que configuran el Test de Tolerancia a la
frustración como herramienta conductual para la evaluación de un estilo interactivo.

En la terapia racional emotiva conductual de Albert Ellis se utiliza a menudo el


concepto de baja tolerancia a la frustración o hedonismo a corto plazo que explican
conductas paradójicas de autodestrucción.

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