que la Cruz es santa. Humanamente hablando sabemos que la cruz es horrorosa, que todas las cruces son molestas, que tantas veces son injustas. Asegura El Kuempis que la cruz no es sana sino mala, indigna, cruel, inhumana. Algo habrá pasado para que la cruz se haya convertido en objeto de veneración y de gloria, incluso de adorno. “Lejos de mí gloriarme sino en la cruz de Nuestro Señor Jesucristo”. (S. Pablo a los Gl.) Esto es lo que ha sucedido que en la Cruz murió nuestro Señor Jesucristo. Y desde entonces, la cruz, todas las cruces han quedado impregnadas de la santidad del señor. Y decimos Santa Cruz porque se ha convertido en fuente de gracia. No es la cruz sola que es como muy descarnada, sino la cruz con su Xto. cosido. Ya sabemos que Cristo no vino a quitar la Cruz sino a echarse en ella, y desde entonces en todas las cruces hay algo de Cristo, algo de redención y de gracia.
MIRANDO A XTO. CRUCIFICADO
Quien mira a Xto. crucificado con veneración, con
fe le pasara lo que al apóstol S. Pablo que se volvió loco predicando la cruz. Quien medita a Cristo crucificado con amor le pasa lo que a Fº de Asís, que llegó a ser lo que no dejó de contemplar, o sea, un llagado doliente y una hoguera viviente y dolorosa.
Y así podríamos multiplicar ejemplos de tantos hijos e hijas
de la Cruz, de las Llagas, de los Dolores del Calvario, de la Pasión, es decir, de amor entregado y crucificado. No puede haber vivencia cristiana que no esté marcada por la Cruz. Porque la Cruz con su Cristo es el camino real, el camino más alto y más seguro que nos conduce a la verdadera vida.
LAS AUTOPISTAS DE LA VIDA
Y no sé si habrá otro camino para alcanzar a Xto
que el de la Santa Cruz, se podría pensar en el camino de la comunidad, en el de la familia, en el de los pobres, en el camino del amor. Pero si nos fijamos bien veremos que todos estos caminos son un solo camino. Sabemos que el único camino para llegar a Dios es Jesucristo: “El que quiera venirse conmigo…”. Si Cristo ha tomado sobre sí la cruz del mundo, es imposible seguirle, imitarle y alcanzarle si no cargamos con una parte de su Cruz.
EN POSITIVO
Pero todo esto lo podemos decir también en
positivo. Podemos decir qu la cruz es morir a sí mismo, pero para dar la vida a los demás. Perder la vida pero para encontrarla. “Quien quiera salvar su vida…”. Asi es todo el que ama tiene que morir: a sus comodidades, a sus egoísmos, o sea, a sí mismo. Pero no muere por gusto, ni por mortificación, muere para dar vida, que otro viva, para que todos vivan. Nadie tiene amor mas grande….. La cruz sin amor no sirve para nada, no salva, no redime. Igualmente el amor sin Cruz no es verdadero. Al menos no es el amor de Jesucristo: Limpio, entregado… Pero ese amor a Dios hay que llevarlo a la práctica. Y solo encontraremos a ese Dios, no en los montes, ni en los desiertos, ni en los templos de piedra, sino en los templos vivos: en el corazón de los hombres. Y entre los hombres, los preferidos siempre son los pobres, los marginados, los enfermos, los débiles, los olvidados… . Porque Dios hizo opción por ellos. Pero este camino humano, este optar por los pobres, etc.. para compartir, no es más que la manera de amar y una forma determinada de cargar con la cruz. Cargar con la cruz quiere decir cargar con el hermano, con el pobre, con todo el que te necesita.
ESPERANZA DE LA VIDA ETERNA
VIRTUD Y SANTIDAD.
Cristo crucificado es el resumen de todas las
virtudes y el colmo de toda santidad. Así lo explica Santo Tomás: Si buscas un ejemplo de amor: “Nadie tiene un amor...”. Si buscas un ejemplo de paciencia encontrarás el mejor de ellos en la cruz: “Sufrió grandes males y les soportó pacientemente. Si buscas ejemplo de humildad mira al crucificado: “El que era Dios quiso ser juzgado y morir”. Si buscas ejemplo de obediencia, imita a aquel que se hizo obediente hasta la muerte… , Si buscas un ejemplo de desprecio de las cosas terrenales imita a aquel que Rey de reyes… . Desnudo en una cruz. A todo este conjunto de virtudes es lo que llamamos santidad. Así es que todo aquel que carga con su cruz con amor se santifica. Así que no es extraño que después de la cruz venga la Pascua. La cruz sufrida en el amor nos lleva directamente a la resurrección. Ya Jesús nos lo había enseñado gráficamente con una comparación: El grano de trigo que muere lleva fruto, resucita en una hermosa espiga, esa es nuestra esperanza. Mirando la cruz, sabemos que todos nosotros que hemos vivido en el dolor y en el amor, somos grano de trigo sembrado y nuestros frutos llegarán hasta la vida eterna. Así sea. SEMANA SANTA
LA SANTA CRUZ
Cuando te neguemos, Señor, con nuestras
palabras a nuestra forma de vivir, Señor ven aprisa a socorrernos. Cuando seamos infieles a nuestra vocación de cristianos, a nuestra familia o a nuestros amigos, Señor, recuerda que somos débiles y no dudes en perdonarnos. Cuando nos lavemos las manos ante las penas y dificultades que padecen tantos hermanos nuestros, apiádate de nosotros, Señor.
Por una costumbre romana, pero bárbara, estaba Jesús
recibiendo 39 latigazos o los que fueran. Pues todos los azotes que se dan a cualquier despreciado del mundo, terminan calleando sobre las espaldas de Jesús. ¿No le hemos dado nosotros alguno? Y por un capricho de los soldados le ponen una corona de espinas. Simplemente una burla, pero una burla sangrienta. Le llovían los salivazos y los golpes. Y así fue presentado al pueblo, a la gente, por si se calmaba viéndolo de esta manera. ECCE HOMO. He aquí al hombre. Un pobre hombre. Es el hijo del hombre, pero está tan desfigurado que su aspecto no tenía apariencia humana. ECCE HOMO: El que sufre torturas, el que es azotado, el que es objeto de burla y de menosprecio, el que no se defiende, el que es oprimido y explotado El hombre del sufrimiento, de la mansedumbre, del amor, es el hombre que redime al hombre y que ilumina todas las zonas oscuras de la existencia humana. Dice Isaias: “Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado de los hombre, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros, despreciado y desestimado. El soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca”.
CARGA CON LA CRUZ. Ya estaba todo decidido,
ahora es cuestión de ejecutar la sentencia. Un poco de rutina. Unas manos acostumbradas pudieron la cruz sobre sus hombros. Una cruz muy grande, hecha a su medida, muy grande porque era la cruz del mundo, pero los hombros de Xto. tenían la fuerza de Dios. Yo me imagino a Xto besando aquella cruz. Ciertamente que no era el leño de madera el que besaba, era el sufrimiento humano. Desde entonces besamos nosotros la cruz. Desde entonces todas las cruces son un poco más blandas y llevaderas. Y desde entonces todo sufrimiento es sagrado. ¿No os imagináis a esa cruz pidiendo perdón a Xto?. Porque no había sido echa para El. No era digna de ser llevada por El. Ahora todas las cruces iban a tener una dignidad con la que nunca habían contado. Desde que Xto. besó y cargó con la cruz, todas las cruces serán santas y gloriosas.
¿Quienes son los que construyen hoy las cruces?.
Debe ser un gran negocio porque es lo que más se vende. Y ¿quienes son hoy los encargados de poner la cruz sobre los hombros de Xto?. No hace falta ir a Jerusalén, a los tiempos de Pilatos. Porque, cuantas veces las ponemos sobre uno de los pobres y pequeños, cuantas veces hacemos sufrir a un hermano, estamos cargando a Xto. con la cruz.
Sin embargo, en medio de toda esta dura y dramática
escena, una buena noticia: Se llama Simón de Cirene. Y no fue por propia iniciativa suya, es verdad, le forzaron los violentos y las circunstancias. Pero después se encariñó con su trabajo. Y pasó a la historia como el hombre que ayuda y comparte, el hombre de la solidaridad, de la fraternidad. Desde entonces se sabe que hay hombres que piensan en los demás y que en las situaciones más desesperadas, pueden surgir, una mano, la mano amiga, el hombro solidario, la palabra animosa, el gesto comprensivo. Con Simón de Cirene hay lugar a la esperanza.
Y por la añadidura, la sorpresa evangélica: Resulta que
Simón de Cirene, sin saberlo, estuvo ayudando a Xto a redimir al mundo. El que había venido a quitar nuestras gargas, ahora quiere dejarse ayudar. Yo pienso que algo notaría el, que esa cuz no era tan pesada o que era más pesada. Algo le diría la cruz al oido.
El caso es que Simón de Cirene, cada vez se encariñó
más con esa cruz, cada vez sentía más alegría por lo que hacía, cada vez sentía más alegría por lo que hacía, cada vez sentía que sus fuerzas no le abandonaban,
Y esta es la lección en este día para nosotros, amigos
míos. Cuando veais a alguien con la cruz a cuestas, cualquiera que sea, ponte a ayudarle. Te pasará exactamente igual que a Simón de Cirene. Sin saberlo, estarás ayudando a Xto.
Por eso te pido, Señor:
“Que me dejes ayudarte, como sea y donde sea. Dejame que te ayude a llevar tu cruz, en el pobre y en el enfermo, en el huérfano y en la viuda, en el alcohólico, el deficiente y el minusvalido, en el anciano y en los niños de la calle, en el mendigo y en el inmigrante, en todos los que llevan la cruz sobre sus hombros. Y dame fuerzas, Señor para ayudarte.”