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Algunos ingredientes de un país en crisis.

Los medios tradicionales de información noticiosa (no son medios de

comunicación), son comparsas del gobierno, repiten una y otra vez el discurso

oficial. Su actitud servil es fácilmente detectable porque son descarados. En esos

medios se recibe casi con placer “la línea”, aquella que el Ejecutivo o cualquier

“poderoso” solicita y hasta exige. Y el medio “informativo” (así entrecomillado),

intenta apagar los ánimos de la ciudadanía encendida que a diario detesta el

quehacer del gobierno.

Los dueños de los medios son “amigos” del dinero y del poder. Se sabe que el

dinero seduce, pero nunca les es suficiente. La función social de los medios ha

quedado en el olvido, su labor ahora tiene que ver con la acumulación del poder y

de la fortuna.

Es el pueblo, el que nunca gana nada, es pobre en todo, y desgraciadamente

también es pobre en voluntad, le es escasa, prefiere pagar impuestos sin pedir

nada a cambio.

Los políticos… son como roedores; sorprenden con su agilidad para buscar la

carnada. La crisis está por doquier; está en la economía, en los improductivos

diputados y funcionarios, en los medios, y en la mayor parte de la población, que

desafortunadamente subordina sus pensamientos.


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En México, el petróleo hace millonarias a las mismas familias de políticos. De las

ganancias se ha despachado la cúpula por varias generaciones. Los

gobernadores son los seguros ganadores (hasta rima la frase). Políticos; les

agrada el poder, el mandar los enorgullece, se casan con el báculo, se sienten

reyes, amos y señores, pero de un país de pobres.

La crisis abunda, la descomposición en los sectores que conforman esta sociedad

está transformando el quehacer nacional y forjando un futuro que nadie

deseamos. Todo se dirige a un país de cada vez más ricos y cada vez más

pobres, pero iguales en ideología; porque los de arriba apuestan por acumular

riqueza y ser represores, y los de abajo apuestan por la mediocridad ideológica y

aceptar ser reprimidos.

Los políticos se saben con la ley de su parte, se desenvuelven y actúan a placer.

Su mejor acción es fuera de la ley. Es la omisión de la norma y dejarla de lado

para mejores ganancias.

Estos son algunos ingredientes de un país que se empobrece poco a poco en

ideología y moral.

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