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Desafíos de la

Educación en Contexto
de Encierro

Introducción

A lo largo del siglo XX, la educación en las prisiones –y otros contextos de


encierro se caracterizó, por funciones orientadas a la corrección de conductas.
Tradicionalmente, la educación se limitaba a un nivel básico, sin embargo, con
la evolución de las instituciones educativas públicas, la misma fue alcanzando
planos superiores. En el último tercio del siglo XX emergieron en diversos
contextos nacionales, experiencias que han encarnado otras formas de
comprender y practicar la educación en este tipo de espacios institucionales.

La sociedad dispone de instituciones que tienen la finalidad de producir y


reproducir las significaciones sociales que el estado determina que se deben
transmitir, por ello instala nociones que sirven a sus efectos.

Creemos firmemente que la vulnerabilidad no puede ser entendida si no se la


circunscribe en el marco de los hechos sociales. Hoy día los sistemas
económicos de esta sociedad generan diferencias a nivel material, y simbólico,
producen escenarios de pobreza y marginación. Se excluye a ciertos sectores
de la sociedad de acceder a la educación, salud, vivienda y demás derechos,
con lo cual se propicia a vivir situaciones de vulnerabilidad. La contínua privación
de los Derechos Humanos, atenta contra la calidad de vida de los sujetos, lo que
imposibilita la igualdad y reafirma el no acceso a mejores condiciones de
bienestar, las situaciones de vulnerabilidad son procesos de profundización la
desigualdad.

La educación en las cárceles produce siempre un campo de tensión porque


representa una institución dentro de un lugar de encierro. Así, educar en este
contexto no es fácil. Ya que en los institutos de encierro, el ojo se encuentra
puesto en la seguridad, el control, la disciplina y lamentablemente hasta en la
represión.

La escuela tiene entonces un papel fundamental para generar el nexo entre el


alumno y el mundo social que está detrás de los muros. Pero también juega un
papel fundamental para enriquecer el pensamiento crítico, posibilitando la
restitución de derechos y la dignidad desde otro lugar, ofreciéndole al interno un
espacio de libertad.

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La importancia del aprendizaje es que genera la oportunidad y esto se consigue
mediante el proceso enseñanza-aprendizaje, pensado como una educación re-
definida, acorde a las necesidades y a los condicionamientos del contexto en la
que la persona se encuentra y donde debe realizarse el acto educativo.

Y en este ámbito, la escuela habilitará un espacio de libertad para las internas,


no para rehabilitarlo para cuando salga en libertad, sino actuando o interviniendo
en esa realidad, para abrir un espacio de imaginación a otros mundos posibles.

Práctica territorial

La educación en ésta institución nos posiciona en un escenario complejo y poco


estudiado en el campo de la enseñanza en nuestro país. La particularidad de su
alumnado, sus problemáticas y el difícil contexto de funcionamiento definen una
situación surcada por múltiples variables que implican diversos niveles de
abordaje.

Los conflictos con los que nos encontramos en esta modalidad específica, son
las dificultades, tanto en el acceso, permanencia y finalización de la educación
formal, así como en la improvisación de las políticas públicas para encontrar
respuesta a las situaciones particulares que se presentan. Cabe tener encuentra
que la detención se caracteriza por condiciones de hacinamiento, violencia,
enfermedades, trato indigno y violaciones a los derechos humanos.

En este contexto, nos vimos en la necesidad de repensar nuestras prácticas


pedagógicas. El trabajo conjunto con el equipo de Extensión Universitaria así
como el aporte de su mirada y sus experiencias han sido fundamentales a la hora
de revisar y reflexionar desde nuestras propias experiencias para generar
transformaciones áulicas así como de perspectiva pedagógica y didáctica.

Concebimos a la educación como un derecho humano fundamental, que debe


ser garantizada por las instituciones estatales responsables, y destinada a todas
las personas privadas de su libertad, sea cual fuere su condición judicial. Este
derecho debe ser respetado y protegido, no sólo por los cuerpos administrativos
encargados de la ejecución de las penas privativas de la libertad –en la
Argentina, servicios penitenciarios y policías provinciales y federales- sino
también por las instancias estatales ligadas a la planificación y ejecución de las
políticas y actividades educativas a nivel federal y provincial.

La Ley de Educación Nacional Nº 26.206, que jerarquiza, como una modalidad


educativa, a la educación en contextos de privación de libertad “La Educación en
Contextos de Privación de Libertad es la modalidad del sistema educativo
destinada a garantizar el derecho a la educación de todas las personas privadas

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de libertad, para promover su formación integral y desarrollo pleno. El ejercicio
de este derecho no admite limitación ni discriminación alguna vinculada a la
situación de encierro, y será puesto en conocimiento de todas las personas
privadas de libertad, en forma fehaciente, desde el momento de su ingreso a la
institución”. Y la propia reforma de la Ley de Ejecución de la Pena Privativa de la
Libertad Nº 24.660, cuando expresa: “Derecho a la educación. Todas las
personas privadas de su libertad tienen derecho a la educación pública. El
Estado nacional, las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tienen la
responsabilidad indelegable de proveer prioritariamente a una educación
integral, permanente y de calidad para todas las personas privadas de su libertad
en sus jurisdicciones, garantizando la igualdad y gratuidad en el ejercicio de este
derecho, con la participación de las organizaciones no gubernamentales y de las
familias”.

Como integrantes del Estado, debemos asumir el compromiso de ser garantes


del derecho más importante del hombre: su inserción socio – cultural. Y ello lo
podremos conseguir si apostamos a una educación liberadora.

Al respecto Paulo Freire sostiene que "lo importante, desde el punto de vista de
la educación liberadora y no "bancaria", es que, en cualquiera de los casos, los
hombres se sientan sujetos de su pensar, discutiendo su pensar, su propia visión
del mundo, manifestada, implícita o explícitamente, en sus sugerencias y en la
de sus compañeros. Porque esta visión de la educación parte de la convicción
de que no puede ni siquiera presentar su programa, sino que debe buscarlo
dialógicamente con el pueblo, y se inscribe, necesariamente, como una
introducción a la pedagogía del oprimido, de cuya elaboración él debe participar".

La escuela en la cárcel suponen la existencia de una institución disciplinadora


(escuela) dentro de otra de castigo (cárcel), que además es, en términos de
Goffman, una institución total, y la define como “… un lugar de residencia y
trabajo, donde un gran número de individuos, en igual situación, aislados de la
sociedad por un período de tiempo, comparten ese encierro en una rutina diaria,
administrada formalmente (…) toda institución absorbe parte del tiempo y del
interés de sus miembros y les proporciona, en cierto modo, un mundo propio,
tiene, en síntesis tendencias absorbentes…” 1 por lo tanto es necesario
reconocer las particularidades de tal contexto de enseñanza y de los efectos
que la cárcel produce en los sujetos de la acción educativa porque es en este
contexto donde la educación escolar penetra, actúa y desarrolla su función. La
lógica de la institución penitenciaria, influye y condiciona al funcionamiento de la
institución escuela, no solo en los aspectos pedagógico-didácticos sino en los
que se refieren a la distribución del poder. Desde esta mirada, se torna

1 GOFFMAN, E. 1998. Sobre las características de las Instituciones Totales. En: GOFFMAN, E.
Internados, ensayos sobre la situación social de los enfermos mentales. Amorrortu Editores.

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imprescindible el análisis y la reflexión sobre las prácticas pedagógicas en este
contexto.

Entendemos que la educación es un derecho humano fundamental que el Estado


debe garantizar. El único derecho vedado a las personas encarceladas es el
derecho a la libertad ambulatoria, por tanto al pensar la educación como DDHH
se concibe al sujeto de la acción educativa ya no como un detenido-delincuente,
sino como sujeto de derecho. El Estado es el que debe garantizar el Derecho a
la educación a todas las personas que están privadas de su libertad ambulatoria,
desde su ingreso, permanencia y egreso de las instituciones. La garantía del
acceso a la educación en las cárceles actúa como garantía de la condición de
ser humano para aquellas personas que alguna vez han delinquido y posibilidad
de “reducción de su situación de vulnerabilidad social” que en el encierro se
profundiza mucho más.

Muchas veces la condición de estar privado de la libertad arrastra la idea de


habilitar a la violación y privación de los Derechos Humanos, incluyendo el
Derecho a la Educación y simultáneamente los pocos intentos formales de
políticas públicas para que se cumpla este Derecho, por ejemplo, la presencia
de la escuela pública dentro de la cárcel, no son abastecidas debida y
apropiadamente. Ocurre muchas veces que la educación formal - escolar no
cubre y/o articula con otros saberes vinculados a otros derechos, como por
ejemplo; salud, trabajo, medio ambiente, alimentación, entre otros.

Creemos que la enseñanza es un espacio de militancia y promoción del derecho.


Por tanto, el derecho a la educación opera como un derecho “llave”, porque
“abre” el conocimiento de otros derechos2.

En este sentido, la propuesta curricular requiere del trabajo mancomunado entre


docentes y directivos donde se reconoce a las estudiantes como sujetos
sociales. Un modo para llevarlo adelante, es mediante la realización de proyectos
institucionales que aborden la enseñanza y el aprendizaje de Núcleos
Interdisciplinarios de Contenidos (NIC). Se trata de seleccionar y organizar los
contenidos escolares desde una visión que supere la fragmentación de las
disciplinas.

Trabajar con NIC permite partir de problemáticas concretas que generen


actitudes de invención por parte de las estudiantes; promueve la alfabetización
científica y tecnológica en el ámbito educativo; fomenta actitudes colaborativas
en todos los actores institucionales; mejora la enseñanza de las ciencias; genera
encuentros, debates y construcción de sentidos; despierta el espíritu crítico y la

2SCARFO, F.J. 2008. Los fines de la educación básica en cárceles en la provincia de Buenos
Aires. La Plata, Argentina. Editorial Universitaria de La Plata.

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curiosidad; permite la apropiación social de las ciencias, las artes y la tecnología
favoreciendo la formación integral de las estudiantes, fortalece sus habilidades
de comunicación a través del intercambio de experiencias educativas y acerca
la escuela a la comunidad. Trabajar desde esta perspectiva implica entender que
“la interdisciplinariedad es fundamentalmente un proceso y una filosofía de
trabajo que se pone en acción a la hora de enfrentarse a los problemas y
cuestiones que preocupan en cada sociedad”3.

Se trata de llevar a cabo un cambio de paradigma en los formatos de enseñanza


que favorezca la apropiación significativa de saberes socialmente relevantes.
Para ello, es necesario romper ciertas estructuras de pensamiento como así
también la disposición de los espacios y el ambiente de aprendizaje. Poder
pensar y habitar la escuela más allá del aula y de sus muros es tarea fundamental
para el desarrollo de los NIC.

La educación es la llave de salida a la libertad, no solo para poder salir de entre


las rejas de la prisión sino para ser capaz de elegir, lo que una mayoría de las
personas que habitan las cárceles tuvieron dificultad para hacer en algún
momento de sus vidas. Es lo que nos da una mirada crítica y una autocritica, y
sobre todo lo que nos permite cambiar de rumbo y asumir el protagonismo de
nuestra vida. Por eso, la educación es algo a lo que no debemos renunciar.

Estudiar en la cárcel les permite recuperar al menos un derecho negado, el de la


educación, y de ésta manera, cambiará el rol del protagonista: de recluso al de
alumno.

3Torres Santomé, J. (1994). Globalización e interdisciplinariedad: el currículum integrado.


Madrid: Morata.

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