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El Himno Nacional Mexicano se hizo oficial en 1943 por decreto del presidente Manuel

Ávila Camacho.[1] [2] Las letras del himno, que aluden las victorias mexicanas en el calor de
la batalla y cuenta sobre la defensa de la patria, fueron compuestas por el poeta Francisco
González Bocanegra en 1853. En 1854, Jaime Nunó compuso la música que desde entonces
acompaña al poema de González. El himno, compuesto por diez stanzas y un coro, entró en
uso el 16 de septiembre de 1854. Desde 1854 hasta su adopción oficial en 1943, la letra ha
sufrido severas modificaciones para estar acorde con los cambios políticos que se daban en
el país. Extraoficialmente, el himno se llamaba «Mexicanos, al grito de guerra», el cual es
también la primera línea del coro.

Antes de este himno, existieron varios intentos para que la nación mexicana tuviera uno. El
28 de julio de 1821, José Torrescano presentó una primera composición del Himno
Nacional; no obstante, quedó en intento por no ser del agrado de nadie. De igual forma,
personalidades históricas del pueblo de México como José María Garmendia, Francisco
Manuel Sánchez de Tagle, Mariano Elízaga, José María Heredia y otros intentaron definir
el Himno Nacional, sin éxito en la exaltación de virtudes sobre héroes políticos del
momento.[3] Posteriormente se intentó de nuevo crear un himno adecuado para el país, a
través de invitaciones, pero nunca se pudo.

Jaime Nuno Roca nacio el 8 de septiembre de 1824 en San Juan de las Abadesas una localidad de
la provincia de Gerona en Cataluña España, sus padres fueron Francisco Nuno y Magdalena Roca
los cuales murieron antes de que este cumpliera los nueve años.
Gano una beca para estudiar junto con el compositor Saverio Mercadante, a su regreso a
Barcelona se integro a la Banda del Regimento de la Reina con los cuales viajo a la Habana Cuba
donde conocio al ex presidente de Mexico Santa Anna ,este lo invito a Mexico.
Su llegada coincidio con la convocatoria para crear el himno nacional.
Sus ultimos pasos fue cuando emigro a los Estados Unidos donde trabajo como concertista y
director de operas murio en nueva york el 18 de julio de 1908

Fue hijo del español de nacimiento José María González Yánez y de Francisca Bocanegra
Villalpando, nativa de Pinos, Zacatecas. Nació en San Luis Potosí, debido a que su padre
era de origen español, fue desterrado con su familia en 1829. Regresó en 1839 a México,
tres años después de que el Reino de España reconociera la Independencia de México.

El joven Francisco se dedicó al comercio en San Luis Potosi. Tiempo después pasó a la
ciudad de México, se enamoró de su prima Guadalupe González del Pino y Villalpando
quien sería su musa y a la postre su esposa. En la Ciudad de México frecuentaba los más
renombrados centros de reunión literaria, como la Academia de Letrán, en donde conoció a
destacados poetas, literatos y periodistas. Dejó el comercio ingresando a la administración
pública donde desempeñó diferentes cargos. Fue administrador general de caminos, censor
de teatro y editor del Diario Oficial del Supremo Gobierno. Perteneció a diferentes
asociaciones, entre ellas el Liceo Hidalgo
La historia universal[a][1] [2] [3] es el conjunto de hechos y procesos que se han desarrollado
en el entorno del ser humano, desde la aparición del Homo Sapiens hasta la actualidad. Esta
historia está marcada tanto por una sucesión gradual de descubrimientos y de nuevos
inventos, como por desarrollos muy acelerados ligados a cambios de paradigma y a
periodos revolucionarios, que finalmente hacen posible la evolución material y espiritual de
la humanidad.

En la historia humana, y en oposición a la prehistoria, hay que destacar un hecho relevante


convertido de manera independiente en diferentes lugares de la Tierra: la invención de la
escritura. Este hecho ha hecho posible la existencia de un medio para difundir y preservar
de manera más duradera el conocimiento adquirido.[4] [5] [6] La escritura, a su vez, se ha
convertido en una necesidad fundamental desde la aparición de la agricultura,[7] [8] del
desarrollo de asentamientos estables y de la aparición del comercio.

Las civilizaciones se desarrollaron en los bordes de los grandes ríos. Una de las primeras en
aparecer, entre el 4000 y el 3000 a . C., fue la de Sumeria, en Mesopotamia, palabra que en
griego significa "entre ríos" (μέσος, "entre" y ποταμός, "riu"). [9] Otras civilizaciones
también se desarrollaron en las orillas de los ríos, como la de Egipto en el Nilo,[10] [11] [12] la
del valle del Indo,[13] [14] [15] la de Caral-Supe en los ríos cortos del desierto peruano,[16] y la
de la Antigua China a las orillas del Río Amarillo.[17] [18] [19]

De manera progresiva la mayoría de los seres humanos de Europa, de Asia y de África del
Norte pasaron a depender de estados organizados, proceso que también sucedió en México
y en la parte occidental de América del Sur. Poco a poco, todas las regiones y poblaciones
del globo cayeron bajo la tutela de uno u otro estado hasta que el tratado de Berlín de 1878
distribuyó los últimos territorios desocupados, a excepción de la Antártida.[20]

La historia se suele dividir en cuatro grandes períodos:

 La Antigüedad, hasta alrededor del siglo VI, con el Oriente Medio,[21] [22] [23] el
Mediterráneo cuna de la Antigüedad clásica, de China,[24] y la India.
 La Edad Media,[25] [26] desde el siglo VI hasta finales del siglo XV.
 La Edad Moderna,[27] desde finales del siglo XV hasta 1789, con la revolución
francesa, que incluye el Renacimiento europeo.
 La Edad Contemporánea, iniciada en 1789, con la Ilustración y la Revolución
industrial, y que llega hasta nuestros días.

El papa Silvestre I bendice a Constantino, del que recibe con la tiara (símbolo del
pontificado romano clásico, similar a otros tocados político-religiosos, como la doble
corona de los faraones) el poder temporal sobre Roma. Fresco del siglo XIII, capilla de San
Silvestre, monasterio de los Cuatro Santos Coronados.

En Europa, habitualmente se ha tomado la fecha de la caída del Imperio romano de


Occidente (476) como el momento en que finaliza la Antigüedad y empieza la edad Media.
Unos siglos después, a mitad del siglo XV, Johannes Gutenberg inventa la imprenta
moderna,[28] usando la tipografía, revolucionando la comunicación, e impulsando el
Renacimiento europeo[25] [29] [30] y la Revolución científica.[31]

En el siglo XVIII, el desarrollo del conocimiento y la tecnología, especialmente en Europa,


alcanzó una masa crítica que hizo posible la Revolución industrial.[32] Este incremento tan
espectacular, de una banda, del conocimiento, la tecnología y el comercio y, por otro, en
consonancia, del aumento del potencial destructor de la guerra, han generado una situación
que en la actualidad afecta al conjunto de comunidades que habitan la Tierra.[33] [34

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