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Casanova - Jose Religiones-Publicas PDF
Casanova - Jose Religiones-Publicas PDF
RELIGIONES PÚBLICAS
EN EL MUNDO
MODERNO
JOSÉ
CASANOVA
RIZIK,
J.
y
UGARTE,
E.
Miércoles
09
de
Julio
de
2008
Resumen
y
crítica
del
texto,
preparados
para
se
expuestos
en
la
cátedra
de
Relaciones
Internacionales
I
del
Magíster
en
Estudios
Internacionales.
INTRODUCCIÓN
Durante la década del 80’, las tradiciones religiosas de todo el mundo, desde el
fundamentalismo islámico a la teología de la liberación católica, comenzaron a hacer su
camino, a menudo con fuerza, fuera de la esfera privada e inserta en la vida pública,
causando la "desprivatización" de la religión en la vida contemporánea.
CRÍTICA
En primer lugar consideramos que el texto tiene una carencia de forma, ya que el autor no
hace algún tipo de definición de cada uno de los movimientos religioso que aborda, lo que
permitiría una mejor comprensión, no sólo de las diferencias entre cada iglesia y el rol que
cada una desempeñó en la construcción de la nación, la religiosidad publica y el desarrollo
del fundamentalismo en el siglo XX.
Otro elemento a considerar, son los cambios culturales experimentados por la sociedad
norteamericana durante el período de guerra fría y las influencias que tuvieron estos en los
cambios vividos por los fundamentalismos en esta época. Podríamos decir que el autor
atribuye a causas internas las transformaciones vividas por el protestantismo, dejando de
lado los procesos externos.
Casanova no establece con claridad la relación que existe entre los procesos de
transformación interna del fundamentalismo protestante, por un lado, y su relación con los
cambios sociales experimentados por la sociedad norteamericana tras la Segunda Guerra
Mundial.
Uno podría deducir que la intención del autor, al explicar el fenómeno de La Mayoría
Moral dentro de un determinado contexto, es desarrollar una reafirmación defensiva de la
identidad cultural Norteamericana frente a la amenaza laica.
Para algunos autores la identidad se presenta como un constructo referido a la sensación de
un yo permanente “que perdura a través de los tiempos, a pesar de cambios accidentales, la
adscripción a una categoría o al sentimiento de pertenencia a uno u otro grupo”2; es decir,
independiente de si pierdo mis piernas, comienzo a militar en un partido político o pierdo la
nacionalidad, mi identidad no se verá alterada. La identidad trasciende las
caracterizaciones.
Sin embargo, esa entidad también se concreta en lo real por medio de las acciones que lleva
a cabo el individuo biológico que es el sujeto de aquella entidad. Parece contradictorio si lo
unimos a lo anterior, pero es bastante lógico.
Identidad proviene de la combinación en latín de idem y entitas, lo que significaría la
misma entidad a través del tiempo. Pero también se le puede atribuir su origen castellano a
la palabra identidem que significa una y otra vez igual. Es desde el origen de la palabra
identidad que encontramos el sentido de inalterabilidad de la condición de identidad.
Para Tomás Moulián el sentido de la identidad recae en la construcción que se hace a partir
de la dialéctica (a partir del razonamiento de los sujetos) un proceso desde el cual los
sujetos, ya sea desde un ámbito particular o colectivo, van definiendo sus metas, sus
valores, sus normas, reglas, etcétera. En fin, de cómo los sujetos definen su proyecto de
vida. La identidad no tiene una sola dimensión, sino que varios ejes como, por ejemplo, el
género, la clase social, la historia, y la música, entre otros. "Por lo tanto, la identidad es el
acto de afirmación cultural de un sujeto social o individual”3.
Según Alain Touraine, los movimientos sociales contemporáneos no son sino un conjunto
cambiante de debates, tensiones y desgarramientos internos entre la expresión de la base y
los proyectos políticos de los dirigentes. De hecho, las contradicciones internas de la acción
colectiva, que observaba Touraine, son el resultado de una fuerza que se desplaza al interior
2
Rosa, Alberto; Bellelli Guglielmo; Bakhurst David; “Representaciones del Pasado, cultura personal e
identidad nacional”; En Rosa, Alberto y otros. Memoria Colectiva e Identidad Nacional; Madrid, España;
Biblioteca Nueva, 2000. Pág. 42
3
Moulián, Tomás Chile Actual. Anatomía de un mito. LOM Ediciones. Santiago de Chile, 1997. Pág. 62.
de una arena de cuatro vértices: la identificación de sus reivindicaciones, los principios de
identidad, de oposición (germen inherente de conflictualidad) y de totalidad.
Estos vértices se pueden definir de la siguiente forma: (a) Identificación de sus
reivindicaciones: vale decir las demandas específicas de los miembros del movimiento -no
hay movimiento social si no hay demandas que ese movimiento expresa
(independientemente de cómo las exprese); (b) El principio de identidad: constituye la base
sobre la cual se sustentan las reivindicaciones del movimiento; sin este principio es
imposible que esas reivindicaciones traspasen la frontera de las aspiraciones individuales y
se constituyan en la demanda colectiva del movimiento como sujeto social; (c) El principio
de la oposición: constituye la base sobre la cual se define al adversario; identifica así el
destinatario de la reivindación o demanda colectiva del movimiento, siendo éste el germen
inherente de conflictualidad que marca el desarrollo de todo movimiento social; y (d) El
principio de totalidad: constituye la referencia del movimiento al sujeto histórico (la
sociedad como totalidad en acto, según se ha visto más arriba), referencia que permite
perfilar la forma de solución "justa" o "humana" que constituye la "propuesta" del
movimiento social; esa propuesta es siempre societal (independientemente del grado de
conciencia de ello que tengan los miembros del movimiento).4
4
ATRIA, Raúl. El accionalismo de Touraine: El actor social como sujeto histórico. Apuntes de Clase
curso teoría sociológica. p. 18.
ANEXO