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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL SANTA

FACULTAD DE INGENIERÍA - ESCUELA PROFESIONAL DE INGENIERÍA

LA CIUDAD COMO LUGAR DE ENCUENTRO

Durante muchos años, el tráfico peatonal fue tratado como una forma de circulación
que pertenecía a la órbita de la planificación del transporte.
Bajo esta forma de operar, las sutilezas y oportunidades que brinda la vida urbana
fueron virtualmente ignoradas. Pero en las ciudades, caminar es mucho más que
solo circular; hay contacto entre las personas y la comunidad, se disfruta del aire
fresco, de la permanencia en el exterior, de los placeres gratuitos de la vida y de las
diversas experiencias sensoriales. En su esencia, caminar es una forma especial de
comunión entre personas que comparten el espacio público, como un lugar de
circulación semejante a una grilla dentro de la cual se mueven.
Si observamos detenidamente los estudios sobre vida urbana que mencionamos
antes, podemos ver que en todas las ciudades donde se mejoraron las condiciones
para circular caminando, la cantidad de actividades que se pueden desarrollar a pie
aumentan significativamente. También se observa un incremento en actividades
recreativas y sociales. Como señalamos antes, hacer más calles alienta a que haya
más tránsito.

LOS SENTIDOS Y LA ESCALA

El desarrollo de los sentidos está vinculado a la evolución de la especie, y estos


pueden ser clasificados en dos grupos: los sentidos de la distancia (la vista, el oído y
el olfato) y los de la cercanía (el tacto y el gusto), que están relacionados con la piel y
los músculos, con la habilidad para sentir el frío, el calor y el dolor, como así también
las texturas y las formas. En el contacto entre las personas, los sentidos encuentran su
campo de acción en distintos grados de distancia.
La vista es el más desarrollado de todos. Percibimos a las personas primero como una
difusa figura en la distancia. En función de la cantidad de luz y de cómo es el fondo,
podemos distinguir a las personas de los animales y de los arbustos a una distancia
aproximada de 300 a 500 metros.
Solo cuando esa distancia se ha reducido a 100 metros, el ojo puede distinguir
movimientos y gestos corporales. El género y la edad de alguien pueden ser
determinados a medida que la persona se acerca y, por lo general, solemos reconocer
a alguien recién cuando se ubica en un rango de entre 50 a 75 metros. El color del
pelo y el lenguaje corporal también pueden detectarse a esta distancia.

PLANEAMIENTO URBANO Y REGIONAL Zapata Huertas Christian Celestino


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