Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Trabajo Iglesi Divorcio
Trabajo Iglesi Divorcio
Introducción
En la gran mayoría de los países se permite el divorcio civil, el cual es regulado mediante
leyes civiles aprobadas para estos fines. El divorcio bajo el sistema legal se define como la
ruptura del vínculo matrimonial, cuyos efectos se extienden hacia los hijos, bienes o patrimonio,
entre otros. Para muchas iglesias, aunque reconocen que el divorcio civil pone fin al matrimonio,
no lo aceptan como una ruptura completa de la unión que originalmente se hizo. La Iglesia
Católica, por ejemplo, no acepta que el divorcio civil nulifique el matrimonio. Para la Iglesia, el
divorcio civil no puede disolver los vínculos matrimoniales que proceden de Dios representado
por la máxima que todos conocemos de que: “lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre".
necesaria la separación, ya que alguno de los componentes de la pareja o los hijos de éstos
necesitan protección porque corren peligro de ser maltratados. Sin embargo, no por ello se
disuelven del todo los vínculos matrimoniales. La Iglesia puede conceder la nulidad matrimonial
cuando el matrimonio, desde el principio careció de un elemento esencial para su validez. Solo
cuando ocurre la anulación del matrimonio es que la Iglesia le permite a ambos ex-cónyuges a
casarse nuevamente. Sin embargo, en relación a las leyes civiles, el Tribunal puede establecer
para ello.
matrimonio, así como el divorcio. Luego veremos cuáles son los fundamentos en los cuales se
La Iglesia y el Divorcio
fundamenta la oposición de la Iglesia sobre ese tipo de ruptura matrimonial. Por último,
2
expondremos nuestra opinión personal sobre este tema.
La palabra matrimonio proviene del Derecho Romano para denominar una institución
que contrae matrimonio de poder ser madre dentro de un marco de legalidad. Esta concepción
romana se fundamenta en la exigencia de que para que la mujer quede embarazada necesita de un
marido que ejerza su tutela y la de sus hijos hasta que éstos lleguen a la mayoría de edad.
En los tiempos actuales el matrimonio es visto como la unión entre dos personas que
adquiere reconocimiento social, cultural y jurídico, que tiene como objetivo proporcionar un
ambos dependen de la religión u ordenamiento jurídico para determinar los derechos, deberes,
responsabilidades y requisitos.
estructura de la sociedad al crear un lazo de parentesco entre personas que no son consanguíneas.
Una de las funciones reconocidas es la reproducción y socialización de los hijos, así como regular
entre los individuos y sus descendientes que resultan en el parentesco, rol social y estatus. Entre
los derechos y deberes que se tienen entre sí los cónyuges en virtud de los ordenamientos
2) Socorrerse mutuamente
4) Ejercer conjuntamente las labores familiares y la patria potestad sobre los hijos menores
La Iglesia y el Divorcio
El matrimonio produce una serie de efectos jurídicos entre los cónyuges y ante terceros,
3
como resulta ser las obligaciones conyugales, el parentesco y el régimen económico de éste. En
general, el matrimonio civil es forma legal que el Estado ha permitido a los contrayentes formar
una familia, siempre y cuando cumplan con ciertos requisitos para que se considere existente y
válido.
El matrimonio religioso se considera como una institución cultural que se deriva de los
preceptos de una religión. Según el derecho canónico, el matrimonio es una especie de contrato
que se lleva a cabo para el bien de los cónyuges y la procreación y educación de los hijos (Canon
1055, Código de Derecho Canónico). En cambio, para la Iglesia Católica el matrimonio no tiene
su origen en una institución cultural, sino que éste procede de la misma naturaleza del nombre
donde desde un principio Dios lo creó junto con la mujer. Por tanto, esta religión le imparte las
características de unidad, indisolubilidad y apertura a la vida. Se deriva del amor entre el hombre
y la mujer que les exige estar justos hasta que la muerte los separe y que alcanza su mayor
“Creó Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, y los creó varón y
hembra. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y
vendrán a ser los dos una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola
carne”.
Como consecuencia de esa naturaleza sacramental que surge del pasaje anterior, el
son esenciales para reglamentar cualquier posible distanciamiento entre los cónyuges que
como la existencia de una polaridad entre el hombre y la mujer que lleva a la ayuda mutua,
asistencia y subsidiaridad.
La Iglesia y el Divorcio
en bien de los dos cónyuges y sus hijos. Es en este fundamento que básicamente descansa
matrimonio no es una creación del hombre y por tanto no está sujeto al arbitrio de éstos.
Para que exista un divorcio es necesario partir de la premisa de que hubo anteriormente un
4. Por el incestus superveniens que ocurría cuando el suegro adoptaba como hijo a su yerno y
5. Por llegar al cargo de Senador quien estuviese casado con una liberta
como el Nuevo Testamento reflejan la posición de los distintos sectores que conformaban esa
sociedad. Desde la ruptura de la primera pareja con Dios, el ser humano se vio en la necesidad de
dirigidas a las relaciones entre las personas. Para lograr esto se crearon leyes que regulaban la
unión del hombre con la mujer en el matrimonio, así como la separación de éstos. En el Antiguo
Testamento vemos distintas instancias donde se habla sobre la separación de los cónyuges. Por
La Iglesia y el Divorcio
ejemplo, en Deuteronomio 24:1-4 se habla de ciertas leyes adoptadas por Moisés para evitar el
5
divorcio, ya que la práctica se había proliferado de manera desenfrenada. En esas leyes se
establece que la mujer repudiada no podía contraer matrimonio, como tampoco podían
divorciarse del varón. La ley solamente le permitía a los hombres poder divorciarse de las
mujeres no importaba si fueran nacionales o extranjeras (Esdras 10). Otro ejemplo sobre esto lo
vemos en Malaquías 2_15-16 donde expresamente se dice que Dios “aborrece” la práctica del
divorcio.
cuanto a esta separación. Podemos encontrar pasajes que hablan sobre esto en: Mateo, Marcos
Lucas. En esa época también vemos que los judíos rechazaban todo tipo de divorcio y el contraer
nuevas nupcias. Aún con el pensamiento restrictivo de la época sobre distintos comportamientos,
más marcado hacia la mujer, entre ellos el divorcio, Jesús demostró estar consciente de las
desigualdades sociales entre el hombre y la mujer. Jesús nos dice que su Padre habría creado a
ambos géneros en condiciones iguales (Génesis 1:27–29). Defendió al género femenino y trató de
poder fina al pensamiento machista de su época, destruyendo el poder demoledor del sexo y del
eros, del esclavismo, del egoísmo, del deseo de posesión y del sentido de objeto de propiedad de
la mujer. La mujer vuelve al estado original por lo cual Dios había creado a la mujer.
Por su visión igualitaria, Jesús fue confrontado por dos de las escuelas rabínicas existentes
en esa época, la Hillel y la Sammai. La primera sostenía que el hombre podía divorciarse de su
mujer por cualquier motivo. En cambio, la segunda afirmaba que solo habría divorcio por
La respuesta de Jesús ante este cuestionamiento es aclarar que la intención original del
matrimonio era el mantenimiento de una relación indisoluble. Jesús les decía que Dios había
La Iglesia y el Divorcio
creado al hombre y a la mujer para ser una unidad en si misma, el uno para el otro, en el vínculo
6
del amor, no son dos si no uno (Marcos 10: 6 – 9). Por eso es que el divorcio no tiene lugar para
Jesús, ya que éste era una herramienta jurídica favorable al varón y no a la mujer. En esa época la
mujer no gozaba de estatus social y lo único que les permitía ser respetada por la sociedad era el
matrimonio. Es por ello, que Jesús ve que la prohibición del divorcio viene a ser un instrumento
Esta línea de pensamiento es seguida parcialmente por el Apóstol San Pablo y los primeros
San Pablo nos habla del divorcio en relación a los momentos en los que éste se ve prohibido:
rechazado y solo se permitía en los casos de adulterio. En Mateo 19:9 encontramos apoyo a esta
posición cuando nos dice: “no permitiendo abandonar a aquella cuya virginidad uno deshizo, ni
casarse de nuevo. El que se separa de su primer mujer, aunque hubiera muerto, es un adultero
encubierto, pues traspasa la indicación de Dios, ya que en el principio creó Dios un solo hombre
y una sola mujer”. Para la Edad Media la Iglesia se dividió en dos polos sobre este asunto. La
Iglesia Romana era mucho más rigurosa en la objeción contra el divorcio, mientas que la Iglesia
solamente en los casos de adulterio o el abandono irremediable. Martin Lutero, por ejemplo,
7
afirmaba que el divorcio debía ser aplicado en caso de adulterio, y sugería a las autoridades
civiles castigar con pena de muerte al adultero. Otro tipo de divorcio que era aceptado era cuando
uno de los cónyuges se niega al otro o no existía relación sexual entre ellos. La reforma
propuesta por Lutero permitió romper el velo de la indisolubilidad del matrimonio, ya que este
entendía que era necesario en los casos antes mencionados. Hoy en día muchas religiones siguen
Hoy día el divorcio está incorporado en la legislación de la mayor parte de los países que
caso de adulterio, ya que en los otros casos se recurre a la anulación. Waldo Beach nos dice la
posición tradicional de la Iglesia Católica es que el divorcio es moralmente malo. Esta posición
iglesia y por ello es indisoluble. Por otro lado, las personas divorciadas que quieran seguir
bendecido por un sacerdote. En cambio, un matrimonio católico puede ser anulado de forma
hay pruebas suficientes de que las condiciones esenciales del matrimonio no eran válidas en el
pastores y líderes religiosos solo aceptan el divorcio por cuestiones inmorales: adulterio, adicción
sobre la misma base de la prohibición bíblica atribuida a Jesús que establece que aquel que se
La Iglesia y el Divorcio
divorcia de su propio cónyuge comete adulterio (Marcos 10:11–12). En cambio, una facción más
8
liberal acepta el divorcio por cualquier causa inmorales o por deseo de los contrayentes.
Dentro de todos estos grupos hay una gran diversidad de opiniones en cuanto a los
divorciados. Algunos consideran que el divorcio debe ser tratado como cualquier otro pecado
tomando como base lo establecido en 1 Timoteo 3:2, 12 y Tito 1:6. Estos grupos se preguntan si
los divorciados deben ejercer los ministerios las personas divorciadas o si pueden contraer nuevas
nupcias. Alan Walker nos indica que Jesús repudiaba las respuestas legalistas a todas esas
preguntas y lo que hizo fue utilizar los principios morales, espirituales y humanos para contestar
Con todos los problemas sociales a los que nos enfrentamos actualmente, la Iglesia se
encuentra frente a disyuntivas críticas en cuanto a la reconciliación entre la ley civil y la religiosa.
Jorge Bravo plantea si “la situación del pecado social e individual en que vive el ser humano nos
debe llevar a preguntarnos como miembros del cuerpo de Cristo: ¿es cristiano negar la realidad
del divorcio en nuestra sociedad y en la iglesia, imperfectas aún? ¿Es cristiano demandar que las
personas vivan en relaciones quebradas y adulteradas por un “amor” diluido, manteniendo una
Respondiendo a estas preguntas podemos decir que otros autores entienden que el divorcio
no necesariamente genera permisividad, sino que puede profundizar los lazos del amor cuando
este es real (Croatto y Pietrantonio, 1986). Mantener la indisolubilidad por ley es una coacción
externa, creadora de hipocresía, ya que el amor debe estar en la pareja y no debe necesitar una
presión externa para sostenerse (Croatto y Pietrantonio, 1986). Opinan además que con el
divorcio habría más coherencia entre el amor real y su expresión legal, ya que la posibilidad de la
disolución del vínculo no puede ser por cualquier motivo y puede suscitar en la pareja una
La Iglesia y el Divorcio
profundización de sus relaciones de amor (Croatto y Pietrantonio, 1986). Esto nos lleva a que
9
planteamos nuestra propia posición en cuanto a este tema.
En este trabajo hemos podido presentar los diversos fundamentos que a través de la historia
religiosa se han dado para oponerse al divorcio. Podemos comenzar por la posición del Antiguo
hombre. Esto para la sociedad moderna significaría un retroceso a la lucha que por siglos ha
llevado la mujer de conseguir su igualdad con el hombre. Por otro lado, estoy de acuerdo el hecho
pensar que el adulterio pueda ser consecuencia de la permisibilidad del divorcio. Puede haber
adulterio en una relación conyugal cuando la relación de pareja está rota. Sea la razón que lleve al
divorcio en todos los casos habrá pecado porque se ha faltado a la promesa realizada en la
antiguo que ha estado presente en toda la historia de la humanidad. Moisés tuvo que legislar
sobre este problema. Mas tarde, Jesús tuvo que enfrentarlo como una cuestión moral. Jesús
reconoció que el divorcio según concebido por Moisés tenía grandes limitaciones y el pecado
humano hace que el divorcio sea casi inevitable. No obstante, el divorcio no es un impedimento
para que la persona divorciada reciba el perdón y recibir la salvación de la vida eterna que Dios le
ofrece.
posición actual de la Iglesia con respecto de cómo debemos abordar este problema. Jesús, sin
debilitar el valor divino del matrimonio, ofrecía los ministerios de su gracia en el servicio del
La Iglesia y el Divorcio
matrimonio y comunión los que “por la dureza de sus corazones hubieran fallado y pecado”
10
(Walker, 1969). Por más pecadores que seamos en Jesús siempre encontraremos apoyo y amor
incondicional. Tan es así que debemos siempre recordar que vino a esta tierra a morir por
nosotros. No podemos a los divorciados que deciden rehacer sus vidas marginarlos ni excluirlos,
sino que debemos apoyarlos para que le continúen sirviendo a Dios. El amor de Jesús transciende
preventiva contra el divorcio. La prohibición del divorcio se ha comprobado que no lo es. Esta
guerra ofensiva contra el divorcio lo que ha provocado es reforzar un mal social que es
destructivo para la unidad familiar. Las soluciones deben por tanto enfocarse en el desarrollo de
programas y terapias que fortalezcan los lazos familiares y el amor que deben tener los miembros
de la familia, de manera que cada vez menos personas lleguen a divorciarse. Por otro lado, no
podemos acoger la idea de que el divorcio sea motivo de regocijo, ya que es un asunto serio que
podemos decir que el matrimonio como acto de amor celebrado entre una mujer y un hombre que
invoca la presencia de Dios. Por tanto, el matrimonio ha sido instituido por Dios mismo para
beneficio de los seres humanos para lograr una mejor organización de la sociedad, la estabilidad
En toda relación que emprendemos con alguien siempre nos debe unir el amor, Cuando el
amor se muere todo se acaba, la razón de estar juntos también sufre el mismo destino y no hay
vuelta atrás. La Iglesia en este sentido debe ser un poco más flexible y tener en cuenta esto
porque sino estaríamos aceptando relaciones vacías donde a los cónyuges no los une lo que debe
ser el propósito principal de esa unión, el amor. Lo que Dios unió en amor ningún género
La Iglesia y el Divorcio
humano debe separarlo, pero en estos caso ya ese amor no existe y no se estaría cumpliendo con
11
esa cometido. Por tanto, podemos sostener que lo que Dios no une en amor significa que ese
Conclusión
Para poder hablar del divorcio primero debemos hablar del matrimonio. El matrimonio es
una institución que ha sido concebida desde la perspectiva del derecho, como por la religión. En
ambas concepciones se le ve como un contrato o convenio que se hace entre el hombre y la mujer
para darse mutua compañía y ayuda y para la procreación y educación de los hijos. En cambio, el
divorcio es una creación más bien de tipo legal donde se decreta la ruptura del vínculo
matrimonial.
que esta actuación iba en contra de la ley de Dios y que no debía ser permitido, sino en solo casos
de adulterio o situaciones de esta índole. En las escrituras del Nuevo Testamento, ya Jesús nos
presenta sus razones morales por las cuales no debe permitirse el divorcio, además de que con el
tiempo se le dio carácter sacramental que hace que la unión sea una ante Dios. Por eso se nos dice
que lo que Dios une, el hombre no lo puede separar. Hoy día la Iglesia ha mantenido su posición
fuerte en contra del divorcio. Incluso se lo ha considerado un pecado. Las segundas nupcias son
repudiadas en su totalidad por algunas de las iglesias y se le considera como una forma de
adulterio.
condena hacia la solidaridad. No podemos negar que el divorcio ha traído consigo problemas
familiares y sociales sin precedentes, pero los componentes de esa familia deben recibir nuestro
apoyo y no condena. Debemos pensar en los adultos que se ven involucrados en esta situación y
en los hijos que son producto de esa relación. La Iglesia debe desarrollar programas preventivos
La Iglesia y el Divorcio
de intervención con las familias y dedicarse a fortalecer más los lazos entre ellos. El oponerse a
12
una solución a un matrimonio infeliz, no traerá consigo de nuevo la felicidad dentro del mismo.
Referencias
13
1. Beach, W. (1993), La ética cristiana en la tradición protestante, Torino: Claudia, 1993, p.
91-93.
9. Ocasio, J.L. (2010). Una perspectiva bíblica del divorcio. Recuperado el 20 de marzo de
2014 de iglesiapentecostal.org/…/Una_perspectiva_bíblica_del_divorcio.pdf.
10. Vives, J. (1982). Los padres de la iglesia, Textos doctrinales del cristianismo. Desde los
orígenes hasta San Atanasio, Barcelona: Herder, p. 91.
11. Walker, A. (1969), Jesús y los conflictos humanos, Ed. La Aurora, Buenos Aires, p. 17 –
26.