¿Existía la antropofagia?
Indicios sobre la nutrición
de los antiguos pobladores
Esta temporada es propicia para los excesos
en el comer. Las celebraciones de fin de año
inducen a quebrantar dietas, y el acato a las
indicaciones del nutriólogo pasa a segundo
término.
En materia de nutrición existen
controversias por cuanto a la alimentación
indígena ancestral, en torno a la cual el
doctor Rafael Valdez Aguilar aporta
interesantes datos en el libro de su autoría
Medicina Prehispánica en Sinaloa y en el
Noroeste de México, editado por la
Universidad Autónoma de Sinaloa, y del cual
se extractan los siguientes párrafos:
L os antiguos pobladores indígenas de Sinaloa y del
Noroeste estaban bien alimentados o nutridos. Este
hecho causó asombro a los distintos cronistas que
escribieron sobre estas cosas. Les llamaba la atención su
constitución física, su estatura, su fortaleza, su resistencia,
su agilidad, su gracia, su alegría espontánea, su disposición
guerrera, su longevidad y, en definitiva, su salud.
En efecto, la nutrición adecuada es un factor fundamental
para mantener una buena salud, junto con la constitución
genética, la influencia del medio ambiente y la actividad
física. Esta aseveración sobre la buena nutrición de los
indígenas precolombinos del noroeste de México suele
causar escepticismo en algunos que ven a los actuales
indígenas, sobre todo del centro y sur del país, por lo general
desnutridos. Pero eran otros tiempos y otras condiciones.
La dieta indígena, a base de maíz, frijol, calabaza, tomate,
chile, mezquite, nopal, maguey y frutas diversas, así como los
productos de la caza, la pesca y la crianza de animales,
proporcionaban una alimentación rica en calorías y
proteínas, y adecuada en vitaminas y minerales. Si bien, era
baja en calcio, la forma rudimentaria en que se preparaba el
maíz ayudaba a compensar esa deficiencia.
Además, los indios de Sinaloa, y en general del Noroeste,
consumían otros alimentos como frutas y productos de la
pesca y la caza, entre ellos: armadillos, mapaches, serpientes
de cascabel, rata de campo, iguanas, ranas, jabalíes, venados,
conejos, liebres y ardillas, y también criaban perros
ixcuintles, patos y guajolotes que enriquecían y equilibraban
su dieta.
Uno de los temas más escabrosos y controvertidos acerca de
la alimentación y nutrición indígena es el de la antropofagia,
esto es, la alimentación con carne humana. Históricamente,
los antropólogos , historiadores y otros estudiosos se han
dividido en dos grandes grupos: aquellos que niegan de
manera rotunda la antropofagia o canibalismo indígena,
atribuyéndola a una invención de los conquistadores y frailes
españoles para desprestigiar a los indígenas y de esa manera
justificar la conquista y colonización.
Existe, por otra parte, una corriente que reconoce la
existencia de la antropofagia o canibalismo indígena, basado
no sólo en las crónicas de soldados, administradores y
sacerdotes, así mismo de cronistas indígenas, sino también
en evidencias arqueológicas. Esta corriente se divide, a su
vez, entre quienes sostienen que esta práctica de canibalismo
o antropofagia constituía una necesidad ante la carencia de
proteínas animales en la dieta indígena usual, y aquellos que
sostienen que, efectivamente, existía la antropofagia entre
los indígenas, pero que ésta adoptaba un carácter más bien
ritual o ceremonial.
En lo que a Sinaloa y el Noroeste se refiere, hay un consenso
entre los investigadores de que sí existió la antropofagia,
principalmente entre las etnias serranas, nómadas y
seminómadas, que vivían prácticamente de hacer la guerra a
las etnias vecinas, como es el caso de los xiximes y los
acaxées. Sobre las prácticas canibalescas de estos grupos
étnicos serranos existen algunas crónicas de soldados,
administradores y religiosos que coinciden en señalar que
acaxées y xiximes consumían carne humana.
El misionero jesuita Hernando de Santarén es quien hace un
relato más pormenorizado y desapasionado de este
fenómeno entre los acaxées que habitaban en la sierra de
Topia, entre Durango y Sinaloa, y lo relata en los siguientes
términos:
-“...Júntanse cuatro o seis rancherías, las más vecinas, y en
unas grandes ollas que ellos hacen echan el muerto hecho
cuartos, y déjanle cocer tanto tiempo que, tirando de los
huesos, los sacan blancos, limpios y sin ninguna carne, y
estos guardan en una casa, que es como la de sus trofeos,
para perpetua memoria y ejemplo a sus hijos, de los hechos
de sus padres y antepasados. Y mientras la carne que quedó
en las ollas cuece tanto que se convierte en caldo y bebida,
están bailando todos, hombres, mujeres y muchachos, y
cantando las hazañas y buenas suertes que han tenido en
sus enemigos. Y suelen continuar este baile dos días y sus
noches. Siéntanse un rato y comen de aquellas ollas, y luego
a continuar su baile...”
De todo este relato se desprende claramente el carácter ritual
que tenía la antropofagia o canibalismo en esta etnia
primitiva sinaloense, pero también se echa de ver que existía
un cierto gusto por la carne humana y que sabían prepararla
y aderezarla muy bien.
Isabel de Tobar: musa y monja de la elite sinaloense
En los tres siglos de la Colonia las mujeres siempre fueron
dependientes de una figura masculina, el padre, el hermano
o, inclusive, el cuñado, puesto que “en el derecho castellano
de familia las mujeres eran consideradas como menores de
edad que necesitaban protección”. Aquella mujer que optaba
por el matrimonio quedaba bajo la autoridad y tutela del
marido, pero en las clases privilegiadas, cuando éste moría,
en el momento de heredar, la viuda recuperaba su dote y
además podía dirigir los negocios del esposo, obteniendo de
esta manera un status especial en el derecho y en la
sociedad. También la Iglesia Católica le confirió a la viuda un
valor espiritual más importante que a su condición
matrimonial.
Isabel de Tobar, bella criolla de la remota Villa de San Miguel
de Culiacán y mujer de su siglo, se hizo célebre a través de
Pasó la época de los
archivos muertos;
hoy los archivos vivos
salen de la gaveta para
restaurar nuestra identidad. INVESTIGACIONES HISTÓRICAS Y ARCHIVÍSTICAS
Aguilar Barraza No. 62 Pte. Col. Almada Tel. 7126102
Adrián García Cortéz Miguel Ángel González Córdova
Director - Cronista Oficial Editor Responsable
Así debería lucir
MERCADO GARMENDIA,
SÍMBOLO DE TRANSICIÓN
Amalgama las características arquitectónicas de dos épocas
En esta temporada de transición anual, con el espacial, el cual fue diseñado íntegramente a
consumismo a su nivel más alto, la población se partir de la aplicación del sistema de
vuelca en las áreas comerciales, de las cuales la proporcionamiento clásico, como lo es la sección
más popular en esta ciudad es aquella que se áurea o sección de oro, esto es, como un recurso
extiende en torno al mercado Gustavo Garmendia,
de composición inherente a la formación
uno de los vestigios actualmente operantes del
legado arquitectónico de Luís F. Molina.
académica del autor, egresado éste de la
Muchos miles de personas transitan diariamente Academia de San Carlos, en México, D. F.
en el recinto que alberga al principal centro de
mercadeo de Culiacán. Todos saben a donde van y El Mercado Municipal Gustavo Garmendia se
en donde se encuentran, sin embargo, muy pocos encuentra emplazado en la manzana delimitada
son los que advierten que atrás del adefesio de por las calles Angel Flores, Domingo Rubí,
concreto que, creado con fines de explotación Miguel Hidalgo y Juan Carrasco, ocupando el
arrendataria, bloquea la fachada principal del 65% de la superficie de la manzana, edificación
edificio, por la calle Ángel Flores, existe una obra de planta rectangular con dos accesos
arquitectónica digna de lucir en toda su presencia, principales sobre las calles Ángel Flores y Miguel
como en años pretéritos.
Hidalgo y dos secundarios sobre la avenida
Es ese edificio sobre el cual rezan los siguientes
párrafos, transcritos del libro Luis F. Molina, el
Domingo Rubí y andador del costado poniente.
arquitecto de CuliacÁN, coeditado por el Instituto Sobre el acceso de la calle Ángel Flores se
La Crónica de Culiacán y el Colegio de Bachilleres ubicaba una plaza de acceso (que en la
del Estado de Sinaloa (COBAES), en el que René A. actualidad ha desaparecido por la presencia de
Llanes Gutiérrez enfoca y analiza locales comerciales); el mercado se desarrolla
profesionalmente la obra de Molina en la historia con base en una gran nave, con cubierta en dos
de esta ciudad. aguas a base de estructura metálica y lámina
galvanizada.
La fachada principal, de estilo neoclásico tardío,
E
l mercado Gustavo Garmendia fue la cual está compuesta simétricamente por ejes
diseñado por Luís F. Molina a principios de composición verticales, integrada por un
del siglo XX, y sus características cuerpo principal central que jerarquiza el acceso,
arquitectónicas corresponden a los valores así como la verticalidad del edificio, y custodiado
dominantes de la cultura de finales del siglo XIX y por dos cuerpos laterales de menores
principios del siguiente, concretamente ubicados proporciones, logrando un equilibrio formal,
en el periodo porfirista. Esta característica armonizando la envolvente general de la
formal, aunada a su función como centro de fachada; el cuerpo principal integrado por un
abasto popular localizado en el centro histórico gran arco de medio punto, enmarcado por dos
de la ciudad, le confieren una cualidad simbólica pares de columnas en sus costados, rematados
producto de los innumerables acontecimientos por un eje horizontal logrado a base de cornisas
cotidianos que durante cerca de un siglo han en su parte superior a manera de frontis; el vano
sucedido en el lugar, por lo que su forma central de acceso el cual se divide en dos
arquitectónica, su función social, su cuerpos, en el inferior se ubican cuatro columnas
permanencia física lo han fijado en la memoria cuyos capiteles no corresponden a ningún orden
colectiva de los habitantes de Culiacán, y clásico, estrictamente hablando, éstas rematan
representa un símbolo histórico, es decir,
en un entablamento con friso de ornamentación
constituye parte de la cultura material de la clásica que divide ambos cuerpos; en el cuerpo
ciudad.
superior se continúan, sobre los ejes de las
Es un edificio en el que se manifiesta un refinado columnas, elementos estructurales de concreto
lenguaje académico de estilo neoclásico, de armado que, a su vez, sirven de enmarcamiento
excelente calidad en su composición formal y a la herrería reticular en donde se aloja un
uno de los grandes talentos del siglo XVI y principios del siglo en Tordecillas. La madre de Isabel fue doña Francisca de
XVII: Bernardo de Balbuena, “el patriarca de la poesía Guzmán, hija de don Gonzalo de Guzmán, gobernador de
americana”, como lo llamó Menéndez y Pelayo. A través del Cuba, y, por tanto, emparentada con Nuño de Guzmán,
poeta nos acercamos a la ilustre viuda convertida en monja gobernador de Nueva Galicia, y con Diego de
de la orden de las jerónimas lorenzanas, madre del primer Guzmán.
mártir jesuita sinaloense: Doña Isabel de Tobar y Guzmán, a Muy joven, aproximadamente a la edad de 18 años, Isabel se
quien le dedicara su obra Grandeza Mexicana, en donde casó con Luís de los Ríos Proaño, joven heredero de Diego
testimonia la eminencia de la ciudad de México. Hernández de Proaño, quien fuera alcalde mayor de
Doña Isabel de Tobar y Guzmán nació en Culiacán, Sinaloa, Culiacán (1531) y que posteriormente emigró a Zacatecas en
alrededor de 1560, y fue “Criada en los desiertos arenales, / donde fue diputado, en el actual Fresnillo, se dedicó a la
Sobre el mar del Sur, resaca y quiebra/ Nácar lustroso y explotación de minas en Zacatecas.
perlas orientales”. Su padre fue el conquistador, hacendado Tanto Isabel de Tobar como Luís de los Ríos habían
y minero don Pedro de Tobar, uno de los fundadores de la heredado haciendas y minas de sus padres, vivieron gran
Villa de San Miguel de Culiacán y pionero del desarrollo parte de sus vidas en Culiacán, sin embargo, tenían
agropecuario. También se distinguió como soldado al mando haciendas en la Nueva Galicia y la Nueva Vizcaya.
de Francisco Vázquez de Coronado cuando el virrey Antonio Seguramente en las épocas de verano, cuando el calor era
de Mendoza organizó la expedición a Cibola y Quivira, mayúsculo en la villa de Culiacán, visitaban algunas de ellas
descubriendo el pueblo Hopi, y posteriormente acompañó a y con seguridad pasaban el resto del verano en sus
Francisco de Ibarra. A don Pedro de Tobar se le ha conocido residencias de Guadalajara, para disfrutar de las fiestas del
más como un conquistador que como personaje de ilustre Pendón.
linaje, que también lo fue: sobrino del primer virrey, de don En 1602, Bernardo de Balbuena llegó a San Miguel de
Antonio de Mendoza e hijo de don Fernando de Tobar, señor Culiacán; visitó a la entonces ya viuda Isabel de Tobar, a
de Villamartín, caballero de la Orden de Santiago y guarda de quien prometió describirle la ciudad de México, ya que la
la reina Juana la Loca, cuando ésta se encontraba recluida dama había decidido entrar al convento de San Lorenzo. Los
I N S T I T U T O
Carlos Armando García López No. 144
Informática y Diseño 02 Ene ‘08
ventanal de variados colores, a manera de vitral;
también hacia el centro se localiza un reloj,
característico de los edificios públicos de la
época, que, a su vez, establece y define el eje de
simetría de la fachada.
Las fachadas laterales presentan en ambos
lados características similares; están
simétricamente organizadas con base en un eje
central de composición en el cual se ubican los
accesos laterales, éste está diseñado con un
arco de medio punto y rematado en su parte
superior por un cornisamiento, coronado
perimetralmente en su parte superior por un pretil
compuesto de balaustradas neoclásicas que
definen la horizontalidad del edificio; a ambos
lados del eje de simetría se localizan tres grupos
de ventanas compuestas, a su vez, por tres
ventanas de proporción 1:4, las cuales están
delimitadas por pilastras adosadas al muro.
El mercado Gustavo Garmendia, como producto
de la cultura material, representa el parteaguas
en la historia de la ciudad actual, ya que es una
edificación construida en la transición de dos
épocas representativas para el país: el fin de la
cultura porfirista y el inicia de la cultura moderna
actual. Su diseño corresponde a la cultura de
finales del siglo XIX, y su construcción se inicia el
15 de septiembre de 1910, terminándose de
construir poco tiempo después.
Esta particularidad le confiere una relevancia
histórica y artística ya que su calidad
arquitectónica es producto de la maduración de
las expresiones de corte académico propias del
periodo porfirista, pero construido físicamente en
el primer cuarto del presente siglo. Es decir, su
construcción tardía como cultura de finales del
siglo anterior no demerita su carácter histórico,
sino que le suma un valor artístico por su
temporalidad de edificación construida en la
transición de dos épocas, económicas, políticas
y sociales, cualitativamente diferentes. En este
sentido el mercado Gustavo Garmendia
representa para la ciudad de Culiacán lo que el
Palacio de Bellas Artes y el Monumento a al
Revolución representan para la ciudad de
México.
cronistas dicen que era una mujer de sin igual hermosura,
muchos de ellos han interpretado una joven pasión del poeta
por la dama. En realidad quienes han descrito a Culiacán
coinciden en que las mujeres eran (son todavía)
“comúnmente hermosas y dotadas de una honesta sencillez
como lugar no pasajero ni cursado de gente extranjera”.
Isabel no podía ser diferente y el poeta describe de esta
manera a quien desde entonces sería su musa, en la
introducción de Grandeza Mexicana: Dama “de tan raras
partes, singular entendimiento, grados de honestidad y
aventajada hermosura que por cualquiera de ellas puede
muy bien entrar en número de las mujeres más famosas del
mundo y ser, a justo título, celebrada de los buenos
ingenios”.
No conocemos la fecha de la muerte de Isabel; calculamos
que no debió haber sobrevivido mucho a la pérdida de su
hijo, Hernando, sacrificado en 1616 por los indios
tepehuanes en aras de su labor evangelizadora como
jesuita. (Posiblemente la muerte de la dama se registró entre
1622 y 1625). Seguramente, Balbuena se enteró de su
fallecimiento, pero de esto no tenemos noticia. El 31 de
agosto se nombra a Balbuena obispo de Puerto Rico, en
donde muere el 11 de octubre de 1627 en el desempeño de
su cargo.