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Antología Comentada
Historia de México
Presentado por:
Agosto-diciembre 2018.
Propósito de la secuencia:
Comprende la disciplina de la historia como una ciencia social, a partir del análisis de su
desarrollo teórico y metodológico, para interpretar los procesos de formación de la
identidad nacional en México y reconoce las causas internas y externas por las cuales los
virreinatos americanos iniciaron su proceso de independencia, así como las consecuencias
de dicho movimiento.
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
Comentario 11
1.4. Causas externas.
1.4.1 La Ilustración. 14
Comentario 50
1.5 Causas internas.
Comentario 56
2
Comentario 88
2.3 Las intervenciones extranjeras. 89
Comentario 127
Comentario 137
Comentario 155
Bibliografía 156
3
Competencias genéricas y atributos que se promueven:
Competencias disciplinares:
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INTRODUCCIÓN
El propósito fundamental de la asignatura de Historia de México es
proporcionar elementos a los estudiantes que les permitan asumirse como sujetos
formarlos como agentes activos en este proceso y no sólo como entes pasivos. El
estudiante estará consciente que el pasado, presente y futuro impacta en todos los
5
En el tercer bloque “Consolidación de los proyectos de nación: Porfiriato y
como la crisis del orden porfirista, para explicar la Revolución y la Formación del
estado mexicano.
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I. ANTECEDENTES E INDEPENDENCIA DE IBEROAMERICA.
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reflexiona sobre el significado de la historia humana. Esta disciplina analiza la
posible existencia de un diseño, propósito o finalidad en el proceso histórico.
Objeto de Estudio: Diferentes hechos que han alterado la vida del hombre desde
su aparición hasta nuestros días.
Campo de Estudio: Acontecimientos que, por su trascendencia, han alterado la
vida social ya sean en los aspectos sociales, económicos, políticos o religiosos.
Estos nos ayudan a entender el contexto social actual y las diferentes culturas en
el Mundo.
Fuentes:
Fuentes de Información Directas: Orales y escritas (crónica, novelas,
documentos).
Fuentes de Información Indirectas: Iconográficas (pintura y escultura).
Restos materiales (herramientas, monedas, armas).
Los hechos importantes en los que interviene el género humano y es articulado
socialmente, son materia de rigurosos estudios e investigaciones que son
comprobados, primero a partir de sus causas y luego por sus consecuencias.
Estas son las razones por la que, con pleno derecho, se otorga a la Historia el
carácter de ciencia.
La Historia se divide en tres momentos universalmente:
1° Prehistoria: Paleolítico, Mesolítico y Neolítico.
2° Protohistoria: Edad de Cobre, Bronce y Hierro.
3°Historia: Historia Antigua, Edad Media, Edad Moderna y Época
Contemporánea.
La ciencia de la Historia está vinculada con todas las ciencias sociales; por lo
tanto, debe servirse de ellas invariablemente, ya que son su punto de apoyo. Las
ciencias auxiliares de la Historia que proporcionan informes o datos valiosos para
el mejor desarrollo de la misma, son:
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Otras ciencias relacionadas son: Paleografía, Epigrafía, Numismática, Heráldica,
Genealogía, Lingüística, Ciencia Política, Demografía, Paleontología, Etnografía y
Etnología.
9
lecciones sobre los errores cometidos por nuestras sociedades.
Ahora, se dice que la historia nace, por medio de la escritura (enfoque clásico). Ya
que es a través de la escritura, que podemos dejar de manera fidedigna,
encapsulado un momento de vida. Los primeros historiadores, fueron aquellos que
iban relatando los devenires de su época. Sobre todo en las guerras, en las
cuales, muchas veces, actuaban como biógrafos de alguno de los contendores.
Por lo mismo, es que no son pocos, los pueblos, que han visto acortada su historia
o se sabe muy poco de su existencia, ya que no poseían el conocimiento de la
escritura. Por lo tanto, lo que se puede llegar a saber de ellos, es por medio de la
arqueología y otras disciplinan, que indagan en aquellas sociedades perdidas, en
la historia. Incluso, el uso de estas otras disciplinas, ha dado pie a nuevos
enfoques de mirar la historia. La cual puede ser analizada o buscada, por medio
de un enfoque multidisciplinario. Todo lo contrario del enfoque clásico.
La importancia de la historia, es que por medio de ella, podemos no sólo
comprender el presente, sino que mejorar nuestro futuro. El hombre es el único
animal que tropieza dos veces con la misma piedra. La historia muchas veces,
busca evitar aquello.
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COMENTARIO
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hacerlo el animal, sería imposible todo progreso. La historia es, así, un auxiliar
indispensable para todo el que quiera entender la situación actual de la humanidad
en general y de algún pueblo en particular. Su conocimiento no sólo permite ver
las actividades humanas, sino también nos hace posible examinar las causas de
éstas. La historia es una base indispensable para la sociología, que tiene por
misión investigar las formas de mejorar el funcionamiento de la sociedad humana.
Muchos elementos nos proporcionan datos sobre el pasado de la
humanidad. Llamamos fuente directa a todo lo hecho con el fin de darnos un
informe sobre la época en cuestión, como son las crónicas, los documentos, las
inscripciones, los códices. Las fuentes indirectas son aquellas que, sin tener esta
intención, nos proporcionan un conocimiento acerca de su tiempo. Entran en este
concepto los edificios o sus restos, los utensilios, los huesos, las armas. La
división de las fuentes en directas e indirectas no indica nada acerca de su mayor
o menor utilidad. Si bien las primeras suelen ser más claras, en ellas es también
mayor el peligro de ser víctima de un engaño. Todo dato histórico debe ser
rigurosamente examinado para su aceptación. Los conocimientos obtenidos nos
permiten, al interpretar correctamente su mensaje, darnos cuenta de la vida y de la
organización humana en determinada época.
El estudio de la historia exige simultáneamente, el concurso de otras
ciencias: la geografía, para localizar el hecho humano; la economía, que investiga
la producción y la distribución de la riqueza social: la lingüística, que se refiere a
los idiomas; la cronología, que trata de la sucesión de los hechos en el tiempo; la
sociología, cuyo objeto es la sociedad misma; la antropología, dirigida al estudio
del hombre: la arqueología, que se ocupa de los restos de edificios, de utensilios y
de otros objetos antiguos. De hecho, no hay ciencia social que no se relacione en
alguna forma con el estudio de la historia.
Generalmente, se divide la historia de la humanidad en dos grandes
épocas: prehistoria e historia. La prehistoria abarca desde la aparición de la
humanidad hasta el invento de la escritura, y la historia propiamente dicha se
refiere al periodo que cuenta con documentos escritos. La época de transición, en
la que se desarrolla la escritura y se usan los primeros metales, recibe el nombre
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de protohistoria. La historia a su vez se subdivide en cuatro edades: Antigua
(aproximadamente 4000 a. de c. hasta 476 d. de c.), Media (476 d. de c. hasta
1453 d. de c.), Moderna (1453 - 1789 d. de c.) y Contemporánea (1789 hasta
nuestros días).
Las fechas que limitan las edades entre sí, corresponden a hechos
históricos relevantes. Sin embargo, la división entre las épocas históricas no
puede establecerse en forma tajante; generalmente, en una etapa existen ya
elementos que habrán de caracterizar a la siguiente; y sobreviven también otros
procedentes de las anteriores. Además, los distintos grupos humanos no se
desarrollan de manera uniforme; hay simultáneamente pueblos de muy diferentes
grados de progreso. Por ejemplo, cuando Egipto y Mesopotamia ya tienen
escritura, trabajan metales y están organizados en sociedades estatales, los
pueblos europeos todavía utilizan instrumentos de piedra y viven en tribus. En la
actualidad también existen, junto a sociedades industriales con sistemas
gubernamentales y culturales altamente desarrollados, otras de una estructura
feudal o de tipo primitivo. En la ordenación señalada, se toma en cuenta sobre
todo el desarrollo del mundo europeo, y se subestiman los pueblos asiáticos y
africanos. Esto se debe al papel predominante jugado por Europa en el mundo en
los últimos siglos. En general, se señalan las divisiones entre los periodos de la
historia por el desarrollo de los pueblos más avanzados o mejor conocidos, pero
esto no debe hacer olvidar la existencia y el papel que desempeñan, al mismo
tiempo, los demás núcleos humanos.
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1.4 Causas externas.
1.4.1. La Ilustración.
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Juan Jacobo Rousseau no provenía, como los anteriores, de burgueses ricos o
ligados a la nobleza, sino que era hijo de artesanos, fue el más radical de los
enciclopedistas. Entre sus obras destaca el Contrato Social, allí establece que el
Estado se forma debido a un contrato libremente establecido por todos sus
miembros, de lo cual deriva la soberanía del pueblo que puede encomendar su
gobierno a alguien, pero que puede recuperarlo cuando así lo desee. Expresa la
idea de que el hombre es bueno por naturaleza y que la sociedad humana es
dañina. En esta misma idea basa sus conceptos pedagógicos de educación
natural.
A pesar de sus grandes diferencias, los enciclopedistas coinciden en apoyarse en
la razón y en la experiencia, basándose para ello en los avances de la ciencia,
sobre todo de la física. Quieren la participación de los ciudadanos en el gobierno,
pero no llegan a pedir la abolición de la monarquía. Proclaman que todo ser
humano tienen ciertos derechos naturales, como el de intervenir en el gobierno, el
de propiedad y el de gozar de libertad.
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individualista. La facilidad de ir al Oeste, que siguió existiendo hasta la segunda
mitad del siglo pasado, fue un factor importante en el desarrollo de un alto nivel de
vida, y del carácter del norteamericano en general.
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intentaba la transición de una monarquía absoluta a una monarquía constitucional
que asegurara mayor participación de los gobernados en la toma de decisiones.
El cambio político parecía posible en esos momentos, entre otras cosas,
porque la monarquía absoluta enfrentaba una fuerte crisis financiera y necesitaba
mayores impuestos. En busca de consenso para sus reformas, el monarca en
turno, Luis XVI, había convocado a los Estados Generales, una antigua institución
política que no se reunía desde hacía 175 años. La sociedad francesa había
cambiado mucho durante esos años, por lo que la representación tradicional
resulto inoperante. Frente al Primer Estado (la nobleza) y el Segundo Estado (el
clero), el Tercer Estado, que agrupaba a los burgueses en ascenso, pugnaba por
mayor representación. Fueron ellos los que obligaron a los Estados Generales a
constituirse en Asamblea Nacional y a emprender una reforma política profunda
que limitara el poder real por medio de una constitución.
El pensamiento político.
Los debates sobre la política y las formas de gobierno habían sido parte
importante del pensamiento europeo moderno. En el siglo XVII, los ingleses
Thomas Hobbes (1588-1679) y John Locke (1632-1704) habían formulado teorías
contrarias sobre el origen de la sociedad y sobre la legitimidad del gobierno.
Hobbes concebía la sociedad como el resultado de un contrato inicial entre sus
miembros con el propósito de poner fin a la violencia reinante entre ellos; al
hacerlo habían decidido, según Hobbes, ceder a un solo individuo el derecho
irrevocable para gobernar. Era una teoría política que justificaba el absolutismo
monárquico. En contraposición, Locke pensaba que los seres humanos eran
sociables por naturaleza, pero creía que no cualquier asociación era una sociedad
política, pues esta requería, por lo menos, tres elementos:
un Estado, concebido como la unión de todos en un solo
cuerpo, un derecho común y una autoridad superior o
gobierno. La diferencia entre sociedad y el gobierno resulta
fundamental para el desarrollo posterior del pensamiento
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político occidental. La sociedad, según Locke, es la colectividad en conjunto y
tiene fines propios, independientes de los del gobierno; el gobierno por su parte,
tiene la finalidad de servir a la sociedad, procurando conservar los derechos
naturales a la vida, la libertad y la propiedad; si el gobernante falta a esta
obligación, pierde su legitimidad y, en tal caso, la sociedad en cuestión puede
buscar un nuevo gobernante. Locke justificaba así las revoluciones políticas;
pensaba, en particular, en la revolución inglesa de a mediados del siglo XVII, cuyo
resultado había sido la promulgación de una monarquía parlamentaria.
Los cambios y las ideas políticas inglesas del siglo XVII influyeron en los
pensadores franceses de principios del siglo XVIII. En 1784, el barón de
Montesquieu (1689-1755) publicó su libro El espíritu de las leyes, en el que
elogiaba la forma de gobierno de los ingleses. Le preocupaba el abuso del poder
que solía darse por parte de los gobernantes y proponía, como única manera de
evitarlo, la división del gobierno en tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial.
Para Montesquieu, como para Locke, se trataba de limitar el poder absoluto de las
monarquías.
El otro gran pensador político de la época fue Jean-Jacques Rousseau (1712-
1778), el teórico de la democracia y defensor del gobierno republicano. En su
discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres, escrito en 1754 y
dedicado a la república de Ginebra, Rousseau decía:
1
J.J. Rousseau, Del Contrato Social. Discursos, Madrid, Alianza, 1980, p.181.
18
Las reformas de la Asamblea Nacional.
constitución.
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La definición precisa de muchos de estos conceptos llevaría a nuevos debates
durante los siglos XIX y XX. La primera Constitución francesa, proclamada el 14
de septiembre de 1791, dotaba a Francia de un régimen político similar al de
Inglaterra: la monarquía constitucional; además reconocía los derechos
individuales, abolía los restantes privilegios del Antiguo Régimen y limitaba los
privilegios del clero.
Hacia 1791 parecía que el proceso de reforma propuesto por el Tercer Estado
estaba llegando a su fin; sin embargo, otros grupos no estaban satisfechos. La
nobleza, el clero y la corte buscaron ayuda en las otras monarquías europeas, al
tiempo que los artesanos de París y los campesinos presionaban por reformas
más profundas, pues no se sentían satisfechos con una reforma política. Más allá
de los debates jurídicos, el movimiento popular se extendió muy pronto a otras
ciudades y al campo, con una demanda más simple y directa que las postuladas
por los legisladores del Tercer Estado: “queremos pan”.
La republica jacobina
Los sucesos posteriores a 1792 han sido considerados como una segunda
revolución: el rey fue detenido en su huida, depuesto y decapitado en enero de
1793. Se instauró una Convención Nacional, la cual proclamó un nuevo régimen
político: la República Francesa (1792-1795). Desde muy pronto la república fue
dominada por los jacobinos, el ala más radical de los revolucionarios franceses. El
nuevo gobierno recurrió a la guillotina para defender su programa político, por lo
que ha sido llamado “el régimen del Terror”. Sin embargo, es importante reconocer
que el legado de la primera república francesa fue tomado por la mayoría de los
estados nacionales posteriores.
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oficialmente que el bien común era la única finalidad del gobierno. El concepto de
sociedad o pueblo definido por Locke y, sobre todo, por Rousseau, era asumido
por primera vez por un gobierno, lo que implicaba el reconocimiento de ciertos
intereses públicos, a cuyo servicio debía someterse. Para el historiador E.
Hobsbawn “... aquella fue la primera genuina Constitución democrática
promulgada por un Estado moderno”.
La republica afrontó grandes presiones. La guerra entre Francia y los ejércitos
austro-prusianos había comenzado desde abril de 1792 y, pese a las derrotas
iniciales de los franceses, gobernados aún por la monarquía, la Convención logró
invertir la situación, al grado de que, en 1794, no solo habían derrotado a los
austriacos, sino que habían ocupado Bélgica. El triunfo fue posible por la
conformación de un nuevo ejército que incorporaba a la leva revolucionaria y a
una política orientada al sostenimiento de la guerra. En lo que respecta al gobierno
interior, la Convención emprendió una serie de reformas destinadas al
fortalecimiento del Estado: decretó obligatoria y gratuita la enseñanza primaria,
organizó los archivos y bibliotecas y fundó o reformó gran parte de las
instituciones que han sido características de los estados nacionales, como
tribunales, escuelas o universidades. Pero la conjunción de un régimen de
represión contra los opositores, junto con el fortalecimiento del ejército y la
promulgación de profundas reformas, no pudo mantenerse estable por mucho
tiempo. Los triunfos definitivos del ejército debilitaron a los jacobinos.
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El general Bonaparte en el puente de Arcola, Antoine – Jean Gros (1796)
22
La transformación de los estados.
Soberanía y representación.
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ello habían roto la vieja idea de una representación por grupos aislados, para
decretar que los asuntos de política recaían, a partir de entonces, en individuos.
Al interior de la Asamblea Nacional era claro que la voluntad popular debía ser la
suma de voluntades más allá de los nobles, quienes tradicionalmente habían
participado en la toma de decisiones políticas; sin embargo, no estaba claro a
quienes más se debía tomar en cuenta. Los representantes del Tercer Estado
eran comerciantes e industriales de las ciudades y luchaban por su inclusión en
los ámbitos de toma de decisiones, pero no veían con igual derecho a los
campesinos o a los artesanos.
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Con el tiempo, todos los involucrados en la polémica se percataron de una
evidencia: además de luchar por ampliar los criterios que definían a los votantes,
debían captar el voto de los nuevos poseedores de la soberanía popular. La
novedad fue evidente en Francia cuando una abrumadora mayoría de votantes
llevó al poder a Napoleón III en 1848, pese a que éste no tenía programa político,
ni estaba apoyado por los grupos tradicionales. Aunque la “política de masas” y el
populismo son fenómenos del siglo XX, ya hacia mediados del XIX resultaba
evidente que las mayorías contaban en política. Hoy en día no concebiríamos la
democracia sin las campañas previas a las votaciones, donde la publicidad tiene
un lugar importante.
Naciones y nacionalismos.
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nuevos límites de la nación; una historia común y los conflictos externos
contribuyeron al tránsito sin mayores dificultades. Desde entonces, el pueblo de
Francia serían los franceses y sus intereses serian idénticos a los de la nación
francesa. Los principios del nacionalismo habían surgido con la nueva nación. Sin
embargo, la discusión sobre los límites entre naciones ha sido uno de los
problemas clásicos de los siglos XIX y XX. A la solución inicial de asumir las
fronteras históricas, se presentaron desde muy pronto otras alternativas. En la
propia Francia de finales del siglo XVIII surgió la idea de recuperar fronteras
“naturales”, aduciendo criterios limítrofes, como los accidentes naturales, la lengua
o la cultura. En otros lugares, como en los principados alemanes, se reforzó la
idea de una identidad cultural, un espíritu que diferenciaba a los diversos pueblos.
A finales del siglo XIX y principios del XX, cobró fuerza la idea de que existían
principios inmutables que servían para definir a las naciones, como eran la “raza” y
la lengua.
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perdido: así, por ejemplo, cuando en 1830 Luis Felipe de Orleáns fue coronado
como monarca parlamentario, después de derrocar a los reinstaurados Borbones,
se llamó rey de los franceses, y no de Francia. Al igual que su antecesor Borbón,
que pretendía ser absoluto, tuvo que aceptar una “Carta”, que, pese al nombre,
era una constitución.
La importancia de la Revolución radica pues en que permitió por primera vez que
los elementos que conformarían los Estados nacionales contemporáneos fueran
adoptados por el gobierno de una de las principales potencias mundiales. En un
nivel simbólico, el hecho resulta evidente: durante la Revolución surgieron los
nuevos emblemas del estado nacional francés: la bandera tricolor y el himno
nacional, la Marsellesa, que se cantó por primera vez en agosto de 1792, contra el
rey y las monarquías intervencionistas, en la actualidad, no concebiríamos un país
sin su bandera y su himno nacional. A partir de entonces los símbolos nacionales
y los conceptos de los revolucionarios franceses, como “pueblo” y “libertad”, han
estado presentes en movimientos sociales surgidos en muy diversos lugares del
mundo.
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definieron como conservadores; para ellos, cualquier cambio resultaba, en
principio, peligroso y desestabilizante. Frente a ellos, los liberales defendieron un
cambio pacífico y moderado; la Revolución había demostrado la viabilidad de un
proyecto de reformas que contara con el consenso de aquella nueva colectividad
que era la nación; pero también resultaba evidente el peligro que para los
burgueses traían consigo las demandas de los sectores más radicales de la nueva
sociedad. Los liberales se agruparon en torno a un plan de acción política que
pugnaba por el cambio controlado.
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encargado de la defensa de la nación. En la actualidad, el proceso de
profesionalización del ejército ha llevado, en muchos países, entre ellos México, a
la práctica desaparición del servicio militar para la población civil. También, se
creó una estructura burocrática, cuya función sería organizar y administrar las
actividades públicas de los individuos, muchas de ellas controladas anteriormente
por la Iglesia; así, por ejemplo, los registros civiles dieron inicio al asentamiento de
todos los nacimientos, los matrimonios y las defunciones de los ciudadanos. Esa
nueva burocracia sería también la encargada de delinear y cobrar nuevos
impuestos, que servirían de base para el financiamiento del gobierno, con el fin de
que éste pudiera cumplir sus obligaciones para con los ciudadanos.
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Comunidad Económica Europea (CEE) y El Tratado de Libre Comercio de
América del Norte entre Canadá, Estados Unidos y México (TLC).
Más allá de los acuerdos entre las naciones existen, hoy en día, organizaciones
ciudadanas que trascienden las fronteras con finalidades diversas. Por ejemplo,
Médicos de Mundo (Premio Nobel 1999), Green Peace y muchas otras más. A
este tipo de organizaciones se les conoce como ONG’s (Organizaciones No
Gubernamentales).
Es posible que los cambios a los que asistimos desde la caída del muro de Berlín
en 1989 sean expresión de transformaciones profundas, pero hasta el momento
podemos decir que la organización de las sociedades como estados nacionales
soberanos ha sido una de las características básicas del mundo contemporáneo.
Cronología de la Revolución Francesa y el Imperio.
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1793 Ejecución de Luis XVI
Creación del Tribunal
Revolucionario y del Comité de
Salud Pública, encargados de la
represión.
1795 Constitución de la República
1798 Campaña triunfante de Napoleón
en Egipto Época del Directorio
Alianza anglo rusa contra Francia (1795-1799)
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palabras en español conservaron para nosotros gran parte de esa cultura, además
nos permitieron conocer los antiguos documentos hechos antes de la conquista,
con lo cual nos hemos acercado más a esa raíz prehispánica.
Las tres raíces, hispánica, negra e indígena, se fundieron y originaron un
árbol robusto y frondoso. La cultura mexicana es una de las más ricas y
profundas; tan profunda, que pese a todo, ahí está y permanece viva.
Marcar el fin de una era y el principio de otra no es tan fácil. Esto es cierto
para el inicio de la época colonial. 1521 es la fecha que se identifica
tradicionalmente como el inicio de la época colonial, porque es el año en que se
tomó militarmente la ciudad de México-Tenochtitlán. Sin embargo, el proceso de
colonización y formación de la nueva cultura no se dio de un día para otro, fue un
proceso largo y lento.
El contexto histórico y geográfico al momento de producirse la conquista de
México era que España solo existía de facto, es decir, de hecho.
Ciertamente, el matrimonio de los príncipes Isabel y Fernando, en 1469,
marcó la unión de los principales reinos, Castilla y Aragón y los agregados a ellos.
Posteriormente al convertirse en reyes, cada monarca gobernaría sus propios
reinos y la unión resultaría estratégica pues uno de los principales objetivos era
unir fuerzas para expulsar a los árabes, lo cual se logró en 1492.
El que cada monarca gobernara su reino y la expulsión de los árabes de
España, explican en gran parte el proceso que se da en la conquista y
colonización de América. Después de lograr la conquista de Granada, último
reducto árabe en la península, se presentó una coyuntura, es decir, la interacción
de factores permitió que se pudiera apoyar la empresa que Colón proponía. Este
apoyo fue dado por la reina Isabel y por eso, inicialmente, solo los castellanos
eran los únicos que tenían derecho de venir a las Indias. También fue la razón de
que las leyes castellanas fueran las que se aplicaran en las colonias y el idioma
castellano el que prevaleciera.
El descubrimiento y posterior conquista de América resultó ser una de las
mayores empresas privadas en la historia del mundo. Después de los primeros
viajes financiados por la corona castellana se celebraron las capitulaciones,
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contratos entre particulares y la Corona, por los cuales el particular se
comprometía a financiar el viaje a las Indias a cambio de cierto porcentaje de
beneficios; este mismo particular, a su vez, podía compartir con otros la concesión
y de acuerdo con lo que aportaran era lo que recibirían. Éste fue el caso de Diego
de Velázquez con Hernán Cortés; la capitulación la tenía el primero y como socio
estaba el segundo.
La religión jugó un papel importante durante la época colonial y un papel
central en lo que sería la herencia colonial. Los Reyes Católicos y el Papa
Alejandro VI celebraron lo que para muchos historiadores es el último gran acto de
soberanía universal del papado. Éste concedió a los monarcas españoles el
principal título de legitimidad de su dominio sobre las tierras que incorporaban a su
señorío. En 1493, el Papa concedió a los monarcas españoles, a través de tres
documentos expedidos por él, conocidos como bulas, lo que sería la base jurídica
del señorío castellano sobre América.
El principio era sencillo, Dios es el creador del cielo y de la tierra, por lo
tanto, es único dueño de todo lo que hay por ende es dueño de las tierras
conocidas y desconocidas. Él es el único que puede permitir que se llegue y
conquisten, en su caso esos lugares. Como a Dios no se le puede hablar
directamente se tiene que dirigir con el representante de Dios en la tierra: el Papa.
La misión de evangelizar la dejó Cristo a la Iglesia, sin embargo, como ésta se
encuentra muy limitada por no tener elementos (barcos, dinero y suficiente
personal), el Papa cede dicha misión a los reyes y además de ser el objeto
fundamental de la conquista y colonización, es la justificación legal de la conquista
de América.
La misión de evangelizar concedió a la Corona española derechos y
obligaciones, entre ellos la de encargarse de la administración de los diezmos,
construcción de templos, nombramientos de autoridades eclesiásticas,
evangelización de los indígenas y formación de los obispados en las Indias, que
se conoció con el nombre del regio Patronato Indiano, ya que el patrono de la
Iglesia americana era el rey y, por supuesto, cuando apareció la figura del virrey
se convirtió en el vice patrono de la Iglesia. Ésta es la causa de que muchos de
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los edificios eclesiásticos del periodo colonial, antes de 1700, tengan el águila
bicéfala –escudo de armas de la Casa de Habsburgo— y significa que durante su
reinado fue erigida esa Iglesia.
El rey es la autoridad máxima, de él depende el Estado, pero también la
Iglesia y todas las instituciones, lo que representó un problema, especialmente en
el inicio de la época colonial, ya que estando en un nivel similar y dependiendo de
la misma cabeza, se daban constantes roces e intromisiones en los ámbitos de
cada esfera. Esta es la razón por lo que en algunos casos el rey haya optado por
nombrar como obispos a miembros del Estado –licenciados— que no tenían
órdenes eclesiásticas, pero que podían resolver problemas inmediatos; el caso de
Vasco de Quiroga en Michoacán y el de Gómez de Mendiola en Guadalajara, son
ejemplos de esta actitud.
La casa de los Habsburgo gobierna hasta fines del siglo XVII y la sustituye,
no sin mediar una guerra de sucesión, la dinastía de los Borbones, casa de origen
francés. Es la segunda casa imperial que gobierna España. La primera, la de los
Austria o Habsburgo, termina su dinastía con Carlos II “el hechizado” el cual no
dejó descendencia, lo que permite el arribo de Felipe V, primer rey borbón al
iniciar el siglo XVIII.
Nieto del rey francés Carlos IV, Felipe V llega con las ideas de la ilustración
francesa, rodeado por una serie de consejeros de origen francés. Las ideas
económico liberales van a llegar a una España que se debatía en una economía
más medieval que acorde a los momentos que se vivían en ese inicio del siglo
XVIII. Las viejas instituciones, tan queridas e importantes para los Austria, ya
presentaban signos de deterioro. La corrupción y la pésima administración las
habían deteriorado a tal grado que se convirtieron en un lastre para la defectuosa
economía española.
Esto obligaba a la nueva casa reinante a implantar nuevas medidas
tendientes a mejorar la situación general de España. Así, a mediados del siglo
XVIII se realizaron una serie de reformas políticas, administrativas, económicas y
comerciales, que, en las colonias españolas, como satélites de la metrópoli,
también tendrían sus repercusiones.
34
Repercusiones de las reformas borbónicas en la Nueva España.
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su misión: defender y expandir su vasto imperio de fe, aunque este le arrojara
costos imposibles de sostener. Podríamos decir que ésta es la dolorosa
paradoja anterior a los Borbones: la religión es el centro y la razón jurídica de
la conquista y permanencia de España en América, pero también un lastre
duro de cargar y sostener.
Comparándola con Francia e Inglaterra, España vivía un atraso sustancial.
Con el descubrimiento de América limitó su comercio de larga distancia sólo
con las Indias en condiciones de monopolio. Con esto se perdió en cierta
medida el cosmopolitismo, el flujo de las ideas. El espíritu de empresa se
transformó en espíritu de conquista. España perdió el contacto con otros
países y limitó totalmente su evolución y arribo a la modernidad que ya vivían
otros países europeos.
Este atraso debía ser superado, urgían reformas. Los Borbones y una élite
ilustrada que llega con ellos echan a cuestas la tarea de romper la inercia y
hacer de España una monarquía que sobreviva y alcance a los otros países.
La élite de reformadores partió de este reconocimiento, buscando fórmulas
para reactivar la relación industria-comercio, romper los monopolios así fueran
estatales o particulares, y quitar obstáculos al comercio marítimo como el cierre
de los puertos o el impedimento al comercio internacional. Las reformas
comenzarían a operar a partir de mediados del siglo XVIII.
Con los Borbones, la élite que pretendía los cambios estaba influida por la
ilustración francesa, que fue una corriente con principios económico-liberales,
mismos que impregnaron las reformas. Sin embargo, y en forma contradictoria,
los reyes y el gobierno central gobernaban con un despotismo y absolutismo
que se puede resumir en la siguiente frase: Un gobierno del pueblo, para el
pueblo, pero sin el pueblo o en el enunciado de que: En asuntos de
gobierno, al pueblo sólo le queda escuchar y obedecer.
En la Nueva España la situación social y económica era un reflejo de la
metrópoli, sin embargo, debido a la lejanía y las políticas flexibles, pero
monopólicas de los Habsburgo, se había venido creando un clima de tensión
entre los criollos y españoles peninsulares. Los impactos que tendrían las
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reformas serían tan fuertes que pueden considerarse una de las principales
causas de la Independencia de las colonias americanas.
Así, el impacto de las reformas surgió desde su concepción.
Supuestamente serían un eje del cual se partiría para recobrar la grandeza
española.
Aunque todas estas medidas fueron muy discutidas y su aplicación muy
deficiente; es innegable que afectaron la composición de los grupos de poder
tradicionales y al reacomodarse se produjo una división en la élite
novohispana.
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el país. Este ejército jugaría un papel importante en el posterior movimiento de
Independencia y sería la base del ejército del Siglo XIX.
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Cambios en las instituciones políticas de la Nueva España
En 1786, se crearon doce intendencias en la Nueva España: la de Durango,
Guadalajara, Guanajuato, México, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí, Sonora,
Michoacán, Veracruz, Yucatán, Zacatecas. Pese a la oposición que duró
diecinueve años, especialmente de los virreyes, se promulgaron las
ordenanzas de 1786. Los nuevos funcionarios reclutados entre el ejército o la
administración, eran jóvenes con nuevas ideas que venían impregnados en el
espíritu de renovación borbónica y dispuestos a obedecer y servir de manera
incondicional al rey.
El sistema de intendencias fue tomado de los franceses y se había
adoptado en España desde varios años atrás. No sólo era la división territorial lo
que cambiaba sino también restaba poder al virrey ya la Audiencia. La máxima
autoridad de la Intendencia era el intendente o gobernador general, quien ejercía
autoridad en justicia, guerra, hacienda, fomento de actividades económicas y
obras públicas.
Otro cambio fue en la Real Audiencia que era la institución civil más
poderosa después del virrey. Era un organismo colegiado que fungía como
tribunal de justicia. Durante años se integró con una mayoría de criollos, pese a no
estar permitido, sin embargo, en 1779 la composición de la Real Audiencia era la
siguiente: cinco oidores españoles y cuatro criollos. Cinco alcaldes del crimen
españoles y uno criollo. Más tarde se decretó que sólo un tercio de los puestos de
las audiencias y salas capitulares de las catedrales americanas fueran accesibles
a los criollos. La Real Audiencia perdió poder y fue objeto de una política de
marginación que afectó singularmente a los criollos.
Los alcaldes mayores y sus tenientes letrados, que tenían funciones de
protección a los indios y que constantemente los explotaban, desaparecieron por
la Real ordenanza de Intendentes de 1786 y en su lugar se creó la figura de los
subdelegados, que serían pagados del ingreso proveniente de la recolección del
tributo indígena.
39
En cuanto a la Hacienda, por medio de José de Gálvez, se intentó
centralizarla constituyéndola independiente del virrey, cosa que no se logró y sólo
se generaron conflictos de jurisdicción entre las autoridades coloniales.
Donde sí existió una gran restructuración fue en el llamado tribunal de
cuentas que era una especie de fiscalizador de las cuentas del gobierno y
tesorería colonial. Este tribunal de cuentas tenía un serio atraso en cuanto a los
envíos de las cuentas a la metrópoli. Funcionarios de alto nivel, y no pocos
mayores de edad, eran la causa de esto. A instancias del visitador Gálvez se tuvo
personal nuevo y más joven. Nuevos funcionarios se encargaron de la
recaudación de impuestos y paulatinamente se les fue quitando a los particulares
esta función. Se implementó un impuesto del 6 por ciento sobre las ventas y un
impuesto especial al pulque.
Por otro lado se extendió el impuesto de las alcabalas, gravamen que se
aplicaba a las mercancías, y sobre todo se controló el monopolio del tabaco por
parte del Estado.
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especialmente los mayores de edad, murieron como consecuencia del precipitado
viaje a través del territorio y por barco. Las penalidades que sufrió este grupo
fueron mayúsculas como lo relataron ellos mismos en su exilio. Esta medida causó
una serie de protestas en toda la Nueva España. Sin los jesuitas se dejaba un
gran hueco en la educación de los criollos. La expulsión de esta Orden no afectó a
los niveles de gobierno, pero significó la eliminación de un poder muy unido al
criollismo, su aliado y maestro y el opositor, posiblemente el mayor, del
absolutismo monárquico o regalismo.
Para la monarquía española la orden jesuita era la más conflictiva de las
asentadas en las colonias españolas por su posición de obediencia al Papa y no al
monarca, así como por su postura de que la Iglesia mantuviera su independencia
frente al Estado. Esta orden era especialmente importante por el papel educativo
que jugaba en la Nueva España; su influencia en los criollos fue notable, además
crearon una conciencia nacionalista en los jóvenes educados en sus escuelas.
Este pensamiento sería importante en la formación de la mentalidad criolla que
tanta influencia tendría posteriormente, en el siglo XIX en la etapa del nacimiento
mexicano.
Todos estos ataques contra la Iglesia eran parte de las ideas que los
monarcas y su corte tenían acerca de ella. No sólo representaba un problema sino
también un objetivo económico, A causa de esto el clero novohispano sufrió una
serie de ataques en su inmunidad y jurisdicción. El clero, pese a tener fueros
especiales, fue violentado constantemente por las autoridades civiles con lo que
se provocó una serie de conflictos entre la institución y el Estado. Sin embargo,
pese a esto, la Iglesia siguió siendo un soporte del Estado, a tal grado era este
apoyo que la Iglesia novohispana en tiempos de guerra y en necesidades
económicas era la que más aportaba a la corona. Es difícil entender esto, sin
embargo, la Iglesia pese a los ataques de la corona hacia ella, comprendía que
podría causarle más daño y perder su propio papel si dejaba de cooperar con el
Estado y se ponía en una actitud hostil; además, y es importante señalarlo, los
obispos y autoridades principales religiosas eran nombrados por el rey y por tanto
había fidelidad que se traducía a agradecimiento incondicional.
41
La medida que más trastocó a la Iglesia novohispana fue la Real Cédula
sobre enajenación de bienes raíces y cobro de capitales de capellanías y obras
pías para la consolidación de vales reales, expedida el 26 de diciembre de 1804.
Por esta cédula se ordenaba sacar como préstamo el capital que se obtuviera de
la venta de los bienes raíces de la Iglesia y el capital circulante que tenía y
administraba en las colonias. El problema de esta medida era que el capital líquido
que tenía la Iglesia en la Nueva España estaba prestado a miles de agricultores,
mineros y empresarios, bajo prenda hipotecaria y pago de réditos. Esta situación
creaba un problema de fondo ya que mucho del capital prestado no se disponía
para pago inmediato. Todos los mineros y comerciantes que tenían contratados
préstamos con la Iglesia, sólo contemplaban el pago de intereses a ésta y el
capital lo tenían invertido. Así, al exigirles el pago de esas deudas se provocó
problemas mayúsculos en muchos sectores sociales como la minería, agricultura,
obrajes y pequeño comercio.
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En cambio, durante el siglo XVIll la población novohispana se recuperó en
todas las regiones, por ejemplo, en Guadalajara tenían una población de 485 000
Y subió a 517 674 en 1810.Para este mismo año las
intendencias más pobladas eran las de México, Puebla, Yucatán, Guadalajara y
Michoacán que sumaban poco más de cinco millones.
La sociedad estaba dividida en estamentos o apartados sociales,
perfectamente delimitados. Cada grupo social tenía definida su función y su papel.
Los españoles peninsulares tenían el predominio en lo político y social. Así, los
virreyes y obispos eran españoles, aunque algunas veces, estos últimos, fueron
nombrados de entre los criollos.
Por debajo de los españoles estaban los criollos; hijos de españoles
nacidos en este territorio. Tenían importantes prerrogativas, por ejemplo, al frente
de los conventos se daba un periodo de prior cubierto por criollos y otro por
españoles. En cuanto a los puestos de gobierno, si bien no tenían los más
importantes, su presencia se hacía sentir en las audiencias y en lo cabildos y en
puestos eclesiásticos importantes, como los cabildos de las catedrales y
eventualmente, como se había ya señalado, obispos. Los criollos se educaban en
la Universidad de México y en los colegios jesuitas, antes de su expulsión, allí
comenzaron a formarse una conciencia nacionalista que podríamos llamar
mexicana.
Esa conciencia no sólo se observó en los criollos, también en los propios
peninsulares que al llegar a esta tierra, casarse y tener hijos criollos tuvieron
también una forma de pensar diferente; ya su tierra era ésta, habían adquirido una
conciencia criolla y la veían más propia que la de la península de donde
procedían. Aunque inicialmente podría pensarse en una gran pugna entre criollos
y españoles, durante la etapa que estamos refiriéndonos debemos ser muy
cuidadosos. Ciertamente la llegada del visitador Gálvez, de gran influencia en el
Consejo de Indias, que tensó mucho el panorama para los criollos no sólo afecto a
éstos, sino también al grupo peninsular, que lo dividió y debilitó, prueba de esto es
la enérgica protesta que contra las medidas adoptadas por el gobierno
metropolitano hizo el Consulado de México en 1765. Podemos asegurar que la
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élite novohispana era de americanos y españoles. Teniendo presente lo anterior
nos podemos explicar el hecho de las alianzas entre peninsulares y criollos
ilustrados para defenderse de las medidas gubernamentales borbónicas, esto no
habría sido posible si la pugna entre dichos grupos fuera irreconciliable.
Los españoles y los criollos eran un estamento dominante en la sociedad de
la Nueva España. El siguiente estamento, el de los mestizos, era con mucho una
casta con privilegios mucho menores que los criollos. Fueron un factor de
inestabilidad desde el inicio de la conquista. Eran hijos de padre español y de
madre india y no tenían un lugar definido en la sociedad de su tiempo. Eran
rechazados por la sociedad indígena y la española. Pese a esto muchos de ellos
participaron en el proceso político y cultural novohispano y adquirieron también
una conciencia de clase muy fuerte que les permitió ser actores principales en el
drama del siglo XIX, dándoles a muchos de ellos papeles protagónicos. Los
indígenas estaban inmediatamente después realizando trabajos de construcción y
en los campos. Sin embargo, poseían una serie de privilegios, por ejemplo, no
eran sujetos de inquisición, es decir, no se les podía juzgar por parte del tribunal
del Santo Oficio, contaban con su propio juzgado, además tenían privilegios por
parte de la corona.
Había otros estamentos debajo de ellos, los negros, que eran generalmente
esclavos y hacían trabajos en las minas y en las plantaciones.
De esta casta hacia bajo encontramos a los mulatos y un sinnúmero de
castas que tenían nombres como chamizo, salta-atrás, cholo, etc. Su función
social estaba en la base de la pirámide, sosteniéndola.
Aunque no es exacto el cálculo hecho por Humboldt acerca de la población
novohispana, nos da una idea del número de habitantes por casta.
Indígenas o indios 2500000
Blancos o españoles criollos 1 025000
Europeos 70000
Negros africanos
6100
Castas de sangre mezclada
1 231 000
El
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El clero era uno de los factores más importantes en la sociedad novohispana.
Estaba dividido en clero secular, que eran los curas de las parroquias, no tenían
votos de pobreza y no vivían en comunidades, y el clero regular, que vivía con la
Regla, estaban organizados en comunidades, tenían voto de pobreza y estaban
dedicados a zonas de misión generalmente alejadas de los centros de población,
por ejemplo, en la lejana California.
El clero cumplía funciones diversas además de encargarse de la
evangelización y los aspectos religiosos, tenía funciones de banca, ya que
prestaba dinero a mineros, comerciantes y hacendados. Esta función fue muy
importante y posibilitó el crecimiento económico en la colonia. Sin embargo, el
clero también provocó el estancamiento en la economía, ya que muchas de las
tierras que se donaban o pasaban a ser parte de la Iglesia dejaban de ser
productivas y esto, poco a poco, retrasó parte de la economía; ante esta situación
la Corona tomó algunas medidas, sin embargo, a principios del siglo XIX, la
situación seguía siendo problemática en la Nueva España.
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La Nueva España era ante todo una colonia que tenía una especial
predilección por el comercio, tanto interno como externo, por ello, los comerciantes
tenían un papel significativo dentro de la sociedad colonial; por un lado, eran los
encargados de surtir de productos a una sociedad creciente y por otro su papel de
intermediarios los hacía buscar mejores precios, lo que se prestaba a situaciones
de corrupción, pero también de creación de redes que después formaron las
oligarquías regionales. Es importante pensar en los mercados de la Nueva España
como una red, tejida por los comerciantes que servían de instrumentos de
integración, tanto para el mercado interior como exterior, ya que sus redes
llegaban hasta la propia Sevilla.
Estas redes se formaban generalmente al casar a la hija, o las hijas, con
funcionarios reales, y alguno de sus hijos enviarlo al seminario donde hacía una
carrera eclesiástica, que culminaba en un puesto importante, con el apoyo del
padre. De esta manera se iban creando dichas redes que a veces llegaron a ser
tan complejas, pero tan efectivas que formaron oligarquías regionales poderosas.
Este sistema se fortaleció más a fines de la colonia, cuando se crearon los
Consulados, una especie de cámara de comercio, que favorecieron mucho al
comercio y a todo lo relacionado con éste.
Durante el curso del siglo XVIII se fueron creando en el mapa social, por
necesidades de crecimiento de las ciudades y centros mineros, polos productores
de carne y de granos. Muchas de las haciendas, especialmente en el norte,
llegaron a tener miles de hectáreas y ser centros productivos de alimentos
extraordinarios, y los hacendados llegaron a tener un poder que rivalizaba con el
de las autoridades. Algunos de estos hacendados eran comerciantes, que poco a
poco sintieron la necesidad de cerrar el ciclo productivo y en vez de comprar
productos, los producían. Generalmente el hacendado vivía en las ciudades y los
administradores de las haciendas los mantenían informados sobre sus
propiedades. Las haciendas eran fuentes de empleo, pero también de explotación,
donde la voz del administrador o el hacendado eran la ley.
Los mineros fueron muy favorecidos durante el periodo borbónico. Siendo
uno de los ramos más importantes de la economía colonial, se buscó hacerla más
46
eficiente. Uno de los mayores impactos de las reformas borbónicas fue
precisamente en este rubro. Se rebajó a la mitad el precio del mercurio, se dio una
exención de impuestos para la compra de maquinaria y materias primas y se les
permitió formar un consulado similar al de los comerciantes, un tribunal que
conociera de los asuntos en esta rama, un banco de avío para mineros que les
permitiera acceder a créditos para la explotación y un colegio de minería que
profesionalizó esta importante actividad.
Los funcionarios como representantes del poder real tuvieron un papel
fundamental en la sociedad colonial. La mayoría de ellos procedentes de la propia
España eran, en el caso del virrey, individuos con cierta influencia en la corte y
que se vieron favorecidos por un puesto en donde además de sueldo obtenían
dinero por el tráfico de influencias. Los funcionarios que llegaban solteros eran
pronto asediados por los comerciantes, mineros o hacendados, que les
presentaban a sus hijas con el fin de establecer nexos importantes para sus
negocios. Aunque prohibida esta práctica, fue muy común encontrar a funcionarios
casados con criollas novohispanas. Al fin del periodo algunos de ellos regresaban
a España cargados de honores y de dinero, otros optaban por quedarse y hacían
de la Nueva España su casa, llegando a tener un gran afecto por su nueva tierra y
sus habitantes; a este proceso se le conoce con el nombre de criollización.
47
propiciaron un ambiente social muy explosivo. Las contradicciones sociales que
produjeron, como fue un mayor ensanchamiento de la brecha españoles-criollos
(que más bien deberíamos llamarle el choque de las mentalidades criollas y
"gachupinas"); las afrentas de los criollos y de los españoles criollizados por la
expulsión de los jesuitas, sus maestros intelectuales; el desplazamiento en los
puestos públicos, pero también la afectación de los intereses comerciales de la
oligarquía, hacían de esta situación un polvorín social pronto a estallar.
Por otro lado crecieron las ciudades y la migración a las mismas, lo cual
provocó brotes de inseguridad; se empezaron a ver grupos de ladrones que
buscaban a toda costa la supervivencia. Muchos de ellos eran desplazados y
resentidos sociales a los que se les habían arrebatado sus tierras y que buscaban
la manera de vengarse socialmente.
Aunado a lo anterior, se fortalecía la creencia, entre los criollos y algunos
españoles, de que su dependencia a la metrópoli les impedía llegar a mejores
estadios económicos, ya que esta tierra rica, al liberarse de España, haría que sus
habitantes fueran más ricos e importantes. Es decir, se veía a España como la
gran saqueadora de la riqueza que justamente le pertenecía a ellos, los que ya
podríamos llamar americanos.
Lo anterior sólo necesitaba una chispa para arder; esta chispa la provocaría
la invasión a España por parte de Napoleón en 1808 y el apresamiento de la
familia real. El motivo fue la abdicación de Carlos IV a favor de su hijo Fernando
VII y de éste a favor de Napoleón, quien a su vez cedió el trono a su hermano
José Bonaparte, apodado "Pepe botellas ".
Con la familia real desterrada en Bayona, en las colonias se comenzaron a
discutir los aspectos de la soberanía; sin rey, ¿dónde residía ésta? La respuesta
que los criollos dieron, en su baluarte del Cabildo del Ayuntamiento de la ciudad
de México, es que el derecho de Fernando a la Corona era incuestionable y por
ello no se le negaba obediencia, pero la soberanía había sido otorgada al rey por
la nación de modo revocable.
Y fueron más allá; las abdicaciones de Carlos y Fernando eran nulas pues
el rey no podía disponer de sus reinos a su arbitrio, ya que eran contrarias a los
48
derechos de la nación a quien nadie podía darle rey, sino era ella misma, por el
consentimiento universal de sus pueblos y esto era sólo en el caso de que el rey
muriera sin dejar sucesor legítimo. Esto no era otra cosa que la doctrina del "Pacto
Social", postulada no por Rousseau sino por Vitoria y Suárez y en las doctrinas del
jusnaturalismo racionalista de: Grocio, Pufendorf y Heinecio. Por ello, y como
parte de esta postura, cuando el rey estaba imposibilitado para gobernar, la nación
volvía a asumir el ejercicio de la soberanía, pero al regresar el monarca a sus
funciones cesaba automáticamente el ejercicio directo de la autoridad por la
nación. Entre los criollos más destacados de este movimiento podemos citar a
Francisco Primo de Verdad y Ramos y Juan Francisco Azcárate.
E15 de agosto de 1808, este grupo propuso al virrey José de Iturrigaray
convocar a una junta de ciudadanos que gobernara en el interregno y guardara la
soberanía a Fernando VII. Aunque visto con simpatía este movimiento comenzó a
provocar temores y así el 15 de septiembre de 1808un rico español, Gabriel de
Yermo, secundado por dependientes de las grandes casas de comercio de la
ciudad de México, dio un golpe de Estado de facto, al detener al virrey Iturrigaray,
y convocar a la Real Audiencia para nombrar nuevo virrey a Pedro Garibay, viejo
soldado español. Posteriormente se nombraría nuevo virrey, por parte de la junta
central de España, al obispo de México Francisco Javier de Lizana. En una nueva
conspiración fue destituido por la Real Audiencia este obispo-virrey y finalmente
en agosto de ese año llegó a la Nueva España el nuevo virrey Francisco Javier
Venegas. Estos movimientos indican claramente que pese a existir un
quebrantamiento en la disposición de la oligarquía, no existían todavía factores
que atentaran contra los intereses de la oligarquía Novohispana.
Estos movimientos provocaron una gran agitación entre los grupos del
criollismo, gestándose varios movimientos, más o menos parecidos, casi todos
fallidos, salvo la conspiración de Querétaro en 1810.
49
COMENTARIO
50
1.5 Causas internas.
51
1.5.2 Las conspiraciones de Valladolid y Querétaro.
Conspiración de Valladolid
Las ideas y los anhelos de los miembros del ayuntamiento de México no fueron
privativos de ellos, sino que estaban difundidos por todo el virreinato y anidaban
tanto en grupos numerosos de letrados como de eclesiásticos criollos y mestizos.
Universidades, colegios y seminarios eran semilleros de renovación, de
transmisión de las tendencias jurídicas y políticas más en bogas, de los principios
de que todos los hombres tienen una serie de derechos que deben ser respetados
y también una participación en la definición y organización del Estado. Se había
cobrado conciencia de la discriminación de criollos y mestizos en los puestos
directivos, de la inmovilidad social de grandes núcleos y del aumento de poder de
la oligarquía metropolitana, buena parte de ella incapaz de realizar un buen
gobierno y amante de privilegios y prebendas. El pueblo sufría con la mala
distribución de la riqueza, la escasez y el hambre, el maltrato, las duras jornadas
de trabajo y el mísero jornal, el despotismo de mayordomos y capataces y la
indiferencia de las autoridades antes sus males.
Los miembros de la clase media, por su formación cultural, observación de la
realidad y los medios de información con que contaban, pudieron darse cuenta de
la crisis económica a la que no encontraban solución y también de muchos
acontecimientos más: las guerras europeas que originaban abundantes y fuertes
sangrías económicas a las colonias, sin que obtuvieran beneficio alguno; las
exigencias fiscales que gravaban su economía y principalmente la de los grupos
inferiores; la revuelta de las colonias inglesas contra su metrópoli, su constitución
en modernos Estados en los cuales se garantizaban libertades y derechos de
todos los hombres y se posibilitaba su acción en la política; la Revolución
Francesa, que arrasó con las formas políticas y gubernamentales del antiguo
régimen, con el poder absoluto de los reyes e instauró nuevas formas de gobierno
y difundió con claridad excepcional el catálogo de los derechos del hombre
llevados a sus consecuencias extremas; cómo un pueblo aherrojado y humillado
durante varios siglos, un pueblo de negros, descendientes de esclavos como era
52
el de Santo Domingo, se rebelaba y alzaba contra sus opresores provocando
sangrientas represalias, hecho que debería servir de ejemplo para que aquí no
ocurriera algo semejante; los desheredados día tras día sufrían injustas
desigualdades y miseria y esperaban con ansia el momento de cambiar esa
situación, de poner fin a su ancestral y angustiosa miseria, aun a costa de su
propia vida.
El ámbito novohispano en 1809 estaba preparado para una transformación radical.
Altos funcionarios civiles y eclesiásticos eran partidarios de un cambio en las
estructuras, el cual deseaban que se hiciera desde arriba; pero las clases media y
baja no creyeron en esa posibilidad; máxime cuando ante la primera oportunidad
de mostrar su voluntad y participación se les cerraba en forma violenta todo
camino. El cambio tenía que lograrse por la vía de las armas, mediante una
revolución que desalojara del poder a los españoles para darlo a los hijos del país
y así mejorar la situación social y económica del pueblo.
Para 1809 se conspiraba abiertamente en varias ciudades. Se sabe que militares
como Allende y otros realizaban viajes por diversas regiones y que se
concentraban fuerzas, se elaboraban planes y se esperaba el momento oportuno
para actuar. En Valladolid, cabecera de la provincia de Michoacán, y en Querétaro
residían los principales grupos de conjurados, ligados por muy diversos vínculos
con otros de Celaya, San Miguel, Dolores, Tlalpujahua, etc. En Valladolid, varios
militares que habían estado en Jalapa, y que por tanto se relacionaban con
muchos otros de diversas regiones –el capitán José Mariano Michelena, Mariano
Quevedo, Ruperto Mier y Manuel Muñiz; los licenciados José Soto Saldaña y José
Nicolás Michelena; el párroco de Huango, Manuel Ruiz de Chávez; el franciscano
fray Vicente de Santamaría y don Luis Correa-, constituyeron uno de los focos
conspiradores más importantes. Por sus declaraciones se sabe que, con el
pretexto de defender el reino frente a Napoleón, integrarían en Valladolid una junta
para que gobernase en nombre de Fernando VII, alejar a los españoles de sus
empleos y confiscar sus bienes. Un medio de atraerse partidarios fue su promesa
de eximir a los indios del tributo y aligerarles algunas obligaciones fiscales y
laborales.
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Que la conspiración era importante y extensa se deduce por las personas
implicadas, la falta de sigilo y la denuncia reiterada que se hizo de ella el 14 y 21
de diciembre de 1809; este último día se aprehendió a los conjurados. Inició el
proceso, los militares fueron enviados a corporaciones de San Luis y jalapa. De
Santamaría fue recluido en el convento del Carmen y a los demás se dio la ciudad
por cárcel debido a la benignidad del arzobispo-virrey, quien con su conducta
disgustó a los peninsulares, que pidieron su remoción; por ello quedó la audiencia
como gobernadora desde mayo hasta el 13 de septiembre de 1810.
La denuncia de esta conspiración motivó a los conjurados que se reunían en
Querétaro a apresurar sus preparativos y adelantar sus planes.
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Costilla, párroco del pueblo y uno de los que más animaba la conspiración. Sin
tiempo para convocar al resto de las milicias de la zona, decidieron iniciar allí
mismo la rebelión. Tras unas horas de espera, al amanecer del domingo 16 de
septiembre, Hidalgo convocó a la población con la campana de su iglesia –el
medio habitual- y explicó a la población que era indispensable rebelarse para
defender el gobierno de Fernando VII y la religión católica. Varios cientos de
campesinos respondieron a su llamado y se unieron a los cuerpos de milicias
dirigidos por Ignacio Allende y Mariano Abasolo. Este contingente, que no llegaba
ni a 1000 personas, tomó la guarnición del poblado, liberó a quienes estaban
detenidos en la cárcel, y encerró en ella al alcalde. Se apropió de los bienes de los
peninsulares ricos y luego salió rumbo a San Miguel: la revolución social de la
Nueva España comenzaba.
Muchos criollos creían en la conveniencia de convocar al pueblo a través de la
religión. Por eso, lo primero que hizo el grupo dirigido por Hidalgo, Allende y
Aldama al salir de Dolores la mañana del 16 de septiembre, fue tomar de la casa
de ejercicios de Atotonilco un estandarte de la Virgen de Guadalupe y convertirlo
en su insignia. A partir de ese momento, la marcha del ejército rebelde adquirió
también las características de una gran procesión religiosa.
55
COMENTARIO
56
Existe así una doble contradicción en las colonias: por una parte, los criollos,
quienes quieren la independencia política de sus países conservando sus
privilegios económicos, se oponen a los peninsulares. Por otra, las castas y los
indios, que desean no solamente la independencia, sino también una profunda
reforma social, que les entregue tierras y mejore su situación económica, tienen
intereses opuestos a los de ambos grupos privilegiados: españoles peninsulares y
criollos. Estos dos elementos de lucha se mezclan en las guerras de
independencia, de 1808 a 1825, y siguen manifestándose en estas naciones
cuando ya son independientes.
Los países latinoamericanos tenían, a principios del siglo XIX,
aproximadamente 14 millones de habitantes. Una minoría de éstos eran
peninsulares; los criollos sumaban algunos millones; la mayoría estaba formada
por indios y castas, y había una escasa población negra (sobre todo en el Caribe).
Las contradicciones existentes sólo necesitaban un pretexto para estallar en
una lucha violenta. Este pretexto resultó ser la situación en España. Bajo el rey
Carlos IV, la administración carecía ya totalmente de fuerza y de organización bien
definida. Con el fin de hacer efectivo el bloqueo continental, Napoleón atraviesa
España para atacar Portugal. Estalla una rebelión, que obliga a Carlos IV a
abdicar a favor de su hijo Fernando VII. Después, Napoleón impone a ambos la
renuncia a favor suyo y pasa la corona real de España a su hermano José
Bonaparte.
La situación fue aprovechada por los criollos para lograr la independencia. El
municipio de la ciudad de México, el cabildo de Buenos Aires y otras instituciones
dominadas por los criollos, intentaron tomar el poder a nombre del cautivo rey
Fernando VII. En México, este intento fracasó debido a un golpe de Estado
organizado por los españoles peninsulares. En otros países, a raíz de los actos
realizados por los municipios o ayuntamientos, continúa la lucha hasta la
consumación de la independencia.
57
II. CONSOLIDACIÓN DE LA NACIÓN MEXICANA.
58
monarquía. De estos últimos, unos querían que reinara algún príncipe español, y
otros que fuera coronado Iturbide.
España no aceptó enviar un príncipe al trono de México y eso reforzó las
ambiciones de Iturbide, que quería ser emperador. Sus seguidores ejercieron
mucha presión para que éste fuera coronado. Así, el Congreso lo declaró
Emperador, con el nombre de Agustín I. La coronación fue muy elegante, pero el
imperio duró apenas once meses, hasta marzo de 1823.
Muchos mexicanos se oponían a Iturbide, y algunos diputados conspiraron en su
contra. El emperador disolvió el Congreso y realizó otros cambios políticos.
Antonio López de Santa Anna, que era comandante general de la provincia
de Veracruz, fue destituido y se rebeló contra Iturbide. Se puso de acuerdo con
Guadalupe Victoria, y en febrero de 1823 Santa Anna proclamó el Plan de Casa
Mata, que proponía establecer el sistema republicano.
En marzo de 1823 Iturbide renunció al trono y se fue a Europa. Las
provincias de Centroamérica (lo que actualmente son Guatemala, Honduras, El
Salvador, Nicaragua y Costa Rica), que se habían unido al imperio, se separaron
de México. Al año siguiente Iturbide regresó; como en su ausencia el Congreso
había decretado que no podía volver a México, bajo pena de muerte, fue fusilado.
Cuando Iturbide dejó el trono, el gobierno quedó en manos de un Supremo Poder
Ejecutivo formado por Nicolás Bravo, Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero, ente
otros, que convocó a un segundo Congreso.
Los diputados del nuevo Congreso decidieron que México sería una
república. Unos querían que la república fuera federal, formada por la unión de
varios estados, libres y soberanos para resolver sus problemas internos. Otros
querían que fuera centralista, con provincias o departamentos en lugar de estados,
y un poder central que resolviera todos los asuntos. La Constitución de 1824,
preparada por este Congreso, se promulgó el 4 de octubre. Se decidió que México
fuera una república federal, y que se llamara Estados Unidos Mexicanos.
Además, dicha Constitución declaraba que todos los mexicanos eran
iguales, que la única religión sería la católica, y concedía la libertad de imprenta.
El Congreso convocó a elecciones, las primeras que hubo en el México
59
independiente; resultaron electos, como presidente Guadalupe Victoria y como
vicepresidente Nicolás Bravo.
Los primeros países que reconocieron la independencia de México fueron:
Chile, Colombia, Perú, Estados Unidos de América e Inglaterra.
El gobierno de Guadalupe Victoria consiguió que los españoles que todavía
estaban en San Juan de Ulúa se rindieran, hizo efectiva la abolición de la
esclavitud que había decretado Hidalgo e impulsó la educación. Dos préstamos
ingleses le permitieron pagar.
A tiempo los sueldos del ejército y de los empleados de gobierno. Otros
préstamos extranjeros hicieron posible reparar los daños que habían sufrido las
minas y ponerlas a funcionar. Comerciantes europeos y estadounidenses se
instalaron en México.
Para defender sus intereses, los criollos ricos formaron agrupaciones
políticas que se llamaron logias masónicas de rito escocés. Estos grupos
formados por partidarios del centralismo se oponían a la república federal. El
embajador Poinsett intervino nuevamente en los asuntos internos de México y
organizó a la gente de clase media en otras logias, llamadas de rito yorkino, que
preferían el sistema federal.
Al terminar el gobierno de Guadalupe Victoria, después de un
levantamiento, asumió la presidencia Vicente Guerrero.
Mientras tanto, los españoles se preparaban en Cuba para reconquistar México.
Corrió el rumor de que recibirían ayuda de los españoles que estaban en el país, y
Guerrero expulsó a estos últimos. La medida tuvo efectos desastrosos, pues los
desterrados se llevaron sus riquezas.
Sin recursos suficientes, era difícil resistir las presiones del ejército y del
clero que querían conservar las ventajas que habían tenido en los últimos años del
virreinato. Era difícil hacer producir los campos, las minas y las fábricas; mejorar y
vigilar los caminos. Sin dinero suficiente no había manera de aumentar la riqueza
de la nación, de afrontar la amenaza de agresiones extranjeras, ni de mantener la
paz.
60
Con la intención de reconquistar México, el gobierno español envió una
expedición, comandada por Isidro Barradas. Los invasores se adueñaron de
Tampico en 1829, pero fueron derrotados de inmediato por Santa Anna. Guerrero
mandó a su vicepresidente, Anastasio Bustamante, al frente de otro ejército a
Jalapa, para contraatacar rápidamente en caso de otra invasión, pero Bustamante
aprovechó esas tropas para rebelarse contra Guerrero y apoderarse de la
presidencia.
Guerrero se refugió en las montañas del sur. Bustamante pagó, según se
dice, cincuenta mil pesos de oro a un marino genovés, Francisco Picaluga, para
que le entregara a Guerrero. Picaluga invitó al insurgente a comer a su barco, en
Acapulco, y cuando lo tuvo a bordo levó anclas. Guerrero fue acusado de traición
y fusilado en Cuilapan, Oaxaca, el 14 de febrero de 1831. Tras la muerte de
Guerrero hubo levantamientos que obligaron a Bustamante a dejar la presidencia.
61
Pensaban que el país había perdido la mitad de su territorio y vivía en
desorden porque no tenía un gobierno fuerte.
Durante su gobierno, Gómez Farías dictó leyes contra los privilegios del
clero y del ejército. Esto provocó una serie de revueltas militares de los
conservadores. Se ocasionó un caos tal, que en los siguientes veinticinco años, en
los que debió haber habido seis o siete periodos presidenciales (entonces de
cuatro años y no de seis como ahora) ocuparon veintiún personajes la presidencia
en cuarenta y tres ocasiones. En este tiempo, Santa Anna fue presidente 11
veces.
Los conservadores pensaron que hacía falta cambiar la Constitución, y en
1837 promulgaron otra, llamada de las Siete Leyes. Esa Constitución establecía el
gobierno republicano central. Los estados dejaban de tener su propio gobierno y
pasaban a ser departamentos, con un gobernador nombrado por el gobierno
nacional. Este cambio provocó malestar en algunas regiones del país.
62
independizó; en la guerra con Estados Unidos, en 1848, el norte fue conquistado y
se perdieron Nuevo México y Alta California, y en 1853 se vendió La Mesilla.
Cambiaron también los estados, pues Sinaloa se separó de Sonora en 1823,
Aguascalientes de Zacatecas en 1835 y Guerrero de México en 1848.
63
ese acto. y los federalistas, que
proponían un gobierno
El 19/marzo/1823 federal como el de
Iturbide abdica a su EE.UU.
cargo de emperador y se
exilia. Su caída es El 4 / octubre / 1824 se
provocada en gran parte promulga la Constitución
por el embajador que adopta un sistema
norteamericano Joel R. republicano y federal.
Poinsett, debido a que
Iturbide se opuso a En 1828, casi al término
entregar a EE.UU. las del gobierno de
provincias del norte. Guadalupe Victoria,
Vicente Guerrero es
El 19 /julio/1824 Iturbide impuesto por un golpe de
regresa a México. Es Estado contra el
aprehendido y fusilado. presidente electo,
Manuel Gómez Pedraza.
La situación política La situación económica Lucha entre liberales y
post-independencia post- independencia conservadores
La masonería se Bajaron los ingresos y En 1829, ante el caos y
convierte en el grupo aumentaron los gastos bancarrota del gobierno
político más activo. del gobierno. El déficit de Vicente Guerrero, lo
presupuestal lo cubrió el destituyen mediante el
Las logias escocesas, nuevo gobierno Plan de Jalapa. Ocupa la
provenientes de España, independiente con presidencia el
eran partidarias del empréstitos de Inglaterra. vicepresidente, general
Centralismo. Buscaban Anastasio Bustamante,
un gobierno parecido al 90% del presupuesto se conservador.
de la Colonia, de ideas destinó a pagar gastos
conservadoras. de la milicia. En 1833 Santa Anna, se
subleva y derrota a
Las logias Yorkinas, Los robos, saqueos e Bustamante, quien cede
fundadas por el inseguridad frenaron la la presidencia a Gómez
embajador inversión. Pedraza, el que, a su
norteamericano Joel R. vez, a los tres meses,
Poinsett, eran partidarias La burocracia aumentó. entrega el gobierno a
del federalismo. De ideas Los puestos públicos se Santa Anna como
liberales y convirtieron en botín de presidente y a Valentín
antihispanistas. los partidos. Gómez Farías como
vicepresidente (liberales)
El embajador La expulsión de muchos
norteamericano buscaba españoles implicó una Santa Anna se retira,
que no se estableciera la fuerte salida de capitales pretextando enfermedad.
misma línea fronteriza de y reducción en la Deja el mando a Gómez
la Colonia. Y que EU. se producción. Farías, liberal radical.
64
anexionara los estados Éste inicia una reforma
del norte. El fuerte de San Juan de educativa, anticlerical y
Ulúa en Veracruz/ contra los fueros
La lucha política se gobierno español en militares. Esos cambios
entabla entre México se rindió hasta provocan descontento y
liberales(federalistas) y 1824. levantamientos de los
conservadores conservadores.
(centralistas) Hasta 1830, bajo el
primer Gobierno En 1835, ante el
De 1821 a 1850, 29 centralista de creciente descontento y
años, hubo en México50 Bustamante, el ministro exceso en las reformas,
gobiernos, lo que refleja Lucas Alamán reorganizó el mismo Santa Anna
la inestabilidad política las finanzas públicas y destituye a Gómez
reinante. crea las condiciones para Farías, suspende la
una mejora económica e aplicación de las leyes y
intento de ejerce por cinco meses la
industrialización. presidencia. Se retira a
su hacienda y entrega el
poder a un grupo de
conservadores.
A finales de 1835 el
nuevo Congreso elabora
una nueva Constitución
conservadora, conocida
como Las Siete Leyes
que deroga el régimen
federal y establece una
república centralista.
Diversos acontecimientos
1836-1855
65
• En 1838 Francia le declara la guerra a México este conflicto es conocido
como la “Guerra de los Pasteles”.
• En 1838 Santa Anna se enfrentó a los franceses, que se habían apoderado
del castillo de San Juan de Ulúa (Veracruz) y perdió una pierna en
combate.
• En 1845 el Congreso norteamericano acepta la incorporación de Texas a la
Unión Americana.
• En 1843 entran en vigencia las llamadas Bases Orgánicas, nuevo sistema
jurídico de la segunda república centralista.
• En 1844 es depuesto y desterrado Santa Anna.
• En 1847 se restablece la Constitución Federal, termina el régimen
centralista. Santa Anna es nombrado presidente y vicepresidente Gómez
Farías. Esa misma pareja ya había gobernado en 1833.
• En 1846, con el pretexto de un ataque, EU: declara la guerra a México.
• El 14 de sep/ 1847, tras varias derrotas de los ejércitos mexicanos, la
bandera de EU: es izada en el Palacio Nacional.
• Santa Anna huye del país (Colombia) y en su lugar queda Manuel de la
Peña y Peña.
• El 2 de febrero de 1848, el gobierno mexicano derrotado, es obligado a
firmar un tratado de paz mediante el cual se compromete a ceder Nuevo
México, Alta California, la parte norte de Tamaulipas, Coahuila y Sonora.
Así, el río bravo fue reconocido como frontera entre los dos países.
• El tratado llamado de Paz, Amistad y Convivencia o de Guadalupe-Hidalgo,
dio fin a esa guerra.
• En 1853 los partidos políticos redactan el Plan del Hospicio, cuyo objetivo
es invitar a Santa Anna, quien se encontraba en Colombia, a gobernar. Y
también reformar la Constitución mediante un Congreso constituyente.
• Santa Anna suspende la vigencia de la Constitución y se da el título de
Alteza Serenísima y de Dictador Perpetuo y Vitalicio. Se rodea de lujos a
imitación de las cortes europeas. Agranda el ejército y cobra impuestos
hasta por las ventanas y a los dueños de perros.
66
• Los altos impuestos y la venta de La Mesilla territorio entre Nuevo México,
Arizona y Sonora, en 1853 a EU, crean un malestar general.
• En 1854 un grupo de militares lanza el Plan de Ayutla, cuya finalidad
principal es desconocer a Santa Anna y redactar una nueva constitución.
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68
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71
72
73
El 27 de septiembre de 1821 se realizó el milagro: los enemigos de 11 años
entraron unidos a la Ciudad de México engalanada y jubilosa. Los festejos
disimulaban las contradicciones de la unión, pues los anhelos de realistas e
insurgentes eran diferentes; a los primeros les bastaba la independencia para
recuperar el brillo novohispano, pero a los insurgentes lo importante era la
igualdad, que sería obstaculizada por la unión ofrecida por Agustín de Iturbide.
Todos confiaron en que la prosperidad se recuperaría a pesar del terrible legado
de la guerra: el país estaba destrozado, la administración y el cobro de impuestos
desarticulados; existía una deuda de 45 millones de pesos; las minas y las
haciendas estaban abandonadas y los caminos infestados de bandidos; además,
la guerra había dejado un saldo de 600 000 muertos. Es decir, la realidad
contrastaba con el optimismo general con que se fundaba un imperio.
74
La falta de recursos y los desacuerdos provocaron fricciones entre el Congreso e
Iturbide, quien llegó a amenazar con la renuncia. El rumor de que el Congreso
reduciría el ejército llevó al regimiento que comandaba el sargento Pío Marcha a
iniciar un motín el 18 de mayo de 1822 al grito de "¡Viva Agustín I, emperador de
México!". El populacho y los soldados exigieron al Congreso que se reuniera y, en
medio de una gritería, Valentín Gómez Farías, a nombre de un grupo de
diputados, leyó la propuesta de coronar a Iturbide como emperador, que fue
aprobada finalmente por una
votación de 67 contra 15.
La coronación se
llevó a cabo el 21 de
julio siguiente, pero la
pompa se vio limitada por la
escasez de recursos. Y
mientras tanto, loe
enfrentamientos entre
Iturbide y el Congreso se
agravaron con la llegada de
Servando Teresa de Mier,
republicano que, apoyado
por las logias masónicas,
empezó a conspirar contra
el emperador.
En realidad, Iturbide contó con mayores facultades como regente que como
emperador. La ineficiencia del Congreso para resolver los problemas hizo que
muchos diputados le aconsejaran disolverlo, lo que Iturbide hizo el 21 de octubre.
El Congreso fue sustituido por una Junta Nacional Instituyente, formada con
algunos de los diputados.
75
Pero el descontento estalló en las provincias, resentidas por los intentos
centralistas del emperador y por la imposición de préstamos forzosos a fin de
obtener recursos para pago de
salarios. Éste malestar lo
aprovecho Antonio López de
Santa Anna para pronunciarse
el 22 de diciembre de 1822 en
contra de Iturbide. El
emperador envió tropas para
someterlo, pero éstas,
instigadas por las logias
masónicas, se pronunciaron
con el Plan de Casa Mata y
exigieron la elección de un
nuevo Congreso, lo que llevó a
que todas las diputaciones
provinciales y ayuntamientos
aprobaran el plan y se
adhirieran. En consecuencia, a
principios de marzo de 1823
Iturbide reinstaló el Congreso que había disuelto, abdicó a la corona el 22, y se
exilió.
76
La República Federal duró casi de doce años, hasta el establecimiento de la
República Centralista el 23 de octubre de 1835.
El primer intento de federación en la Historia de México fue una experiencia
corta, caracterizada por inestabilidad política, social y violencia. La República fue
gobernada por dos triunviratos y nueve presidentes. José Miguel Ramón Adaucto
Fernández y Félix, mejor conocido como Guadalupe Victoria, fue el único
presidente que completó su mandato constitucional durante este periodo.
El período estuvo marcado también por varios intentos de reconquista
española y el intento de México de conquistar Cuba.
El problema principal para la consolidación de la federación fue la división y
constantes pugnas entre federalistas y centralistas.
El Congreso se negó a convocar a uno nuevo, y después de desconocer el
imperio que lo había aprobado, nombró un Supremo Poder Ejecutivo formado por
tres generales Guadalupe Victoria, Nicolás Bravo y Pedro Celestino Negrete, al
que las provincias le negaron obediencia. El territorio pareció fragmentarse al
declararse cuatro estados libres y soberanos. Por fortuna, el movimiento
federalista salvó la unidad, con excepción de Guatemala, que decidió separarse.
El Congreso se vio forzado a convocar la elección de uno nuevo, más
representativo, que se reunió en noviembre de 1823 y permitió la redacción del
Acta Constitutiva, en enero del siguiente año, y la Constitución de 1824, que
establecieron una república representativa, popular y federal formada por 19
estados, cuatro territorios y un Distrito Federal.
Jurada en octubre, la Constitución garantizaba la católica como religión de
Estado, un gobierno dividido en tres poderes, con el Legislativo como poder
dominante, y un presidente y un vicepresidente que se harían cargo del Ejecutivo,
elegidos por las legislaturas estatales, mientras que el Judicial lo desempeñarían
los tribunales y una Suprema Corte de Justicia. El sistema electoral durante todo
el siglo XIX sería indirecto, aunque en el primer nivel votaban casi todos los
hombres mayores de edad por electores. El federalismo mexicano fue más radical
que el de Estados Unidos, pues el gobierno federal no tuvo facultades fiscales
sobre la población, y quedó dependiente del pago de los estados más el producto
77
de las aduanas, condenando al país a una gran debilidad. Antes de inaugurarse el
primer gobierno, México se había enlutado con el fusilamiento de Iturbide, pues el
Congreso había decretado considerarlo fuera de la ley si tocaba territorio
mexicano. Sin conocer dicho decreto, Iturbide desembarcó en Soto La Marina y la
legislatura de Tamaulipas lo declaró traidor sin tomar en cuenta sus inapreciables
servicios a la Independencia. Fue fusilado el 19 de julio de 1824.
Así la nueva república se enfrentó a la falta total de recursos, la necesidad
de reconocimiento de las potencias y del Vaticano, y las ambiciones del ejército,
que se sintió con derecho a expresar la voluntad nacional mediante
pronunciamientos. Por lo pronto, resultaba indispensable conseguir el
reconocimiento de Gran Bretaña que, como principal potencia económica y
política, podía mediar con España y otorgar un muy requerido préstamo.
En 1822 sólo Perú, Colombia, Chile y Estados Unidos reconocieron la
independencia del país. El primer ministro plenipotenciario, Joel R. Poinsett, llegó
a México en 1825. La especulación de los banqueros ingleses hizo que los
préstamos se adelantaran al reconocimiento inglés y se concedieron en 1824. Al
año siguiente, el ministro George Canning extendió el reconocimiento y en 1827
se firmó el Tratado de Amistad y Comercio con Gran Bretaña, país que dominó el
comercio exterior y fue considerado como principal aliado.
Los préstamos ingleses permitieron que el gobierno de Guadalupe Victoria
funcionara durante dos años en paz, pues la economía del país y el cobro de
impuestos continuaban sin regularizarse y el contrabando se había generalizado.
Esto impidió al gobierno pagar los intereses de los préstamos, de manera
que volvieron a escasear los recursos; además, la libertad de comercio terminó
con la incipiente industria mexicana, pues los textiles ingleses eran más baratos.
La falta de comunicaciones, la inseguridad, el costo de la arriería y la falta de un
banco y de moneda flexible obstaculizaron el comercio. Iturbide había introducido
el papel moneda, pero, tras su caída, el Congreso lo suprimió.
En 1825 se fundó una nueva logia masónica, la yorkina, que no tardó en
chocar con la escocesa, que había sido introducida por las tropas españolas en
1814. Los problemas comenzaron en 1827 con la conspiración del padre Arenas,
78
que pretendía restablecer el dominio español en México. Denunciado, se le juzgó
y fusiló junto con los otros implicados. Este hecho forzó el movimiento, impulsado
por los yorkinos, que pedía la expulsión de españoles y que generó
enfrentamientos con los escoceses, que paralizaron el funcionamiento del
Congreso. Al agravarse la situación, el vicepresidente Nicolás Bravo se pronunció
con un plan que pedía la abolición de las logias, la expulsión del ministro Poinsett
por su intervención en la política mexicana y la aplicación de las leyes. Derrotado
por Guerrero, Bravo fue exiliado, pero la crisis de la república afectó la sucesión
presidencial.
Para 1828, al realizarse las elecciones para el Ejecutivo, no se respetaron
los votos de las legislaturas. Manuel Gómez Pedraza obtuvo el mayor número de
votos de las legislaturas, más los yorkinos radicales se pronunciaron contra ese
resultado y exigieron el reconocimiento del perdedor, Vicente Guerrero. Tras una
serie de disturbios y del saqueo del Parián, edificio que amparaba las tiendas de
lujo, Pedraza renunció y el Congreso, sin autoridad, reconoció a Guerrero y a
Anastasio Bustamante como presidente y vicepresidente, respectivamente. La jura
del cargo se hizo en abril de 1829.
El gobierno enfrentaba una situación delicada, pues el país, carente por
completo de recursos, se encontraba bajo la amenaza de ser reconquistado,
situación agravada por la expulsión de españoles ricos que se llevaban sus fondos
y de españoles pobres que tenían familias mexicanas. Se intentó solucionar el
problema financiero decretando impuestos sobre las propiedades y préstamos
forzosos a los estados, cuyos gobiernos opusieron resistencia. Las fiebres
tropicales y las fuerzas de los generales Mier y Terán y Santa Anna lograron
derrotar a las tropas encabezadas por Isidro Barradas, erróneamente convencido
de que los mexicanos ansiaban volver a la dependencia de España. De todas
maneras se había extendido un gran descontento, que el ejército aprovechó para
desconocer a Guerrero y apoyar al vicepresidente Bustamante para ocupar el
Ejecutivo.
El nuevo gobierno deseaba establecer el orden para favorecer la economía.
El ministro Lucas Alamán logró poner en orden la hacienda pública, normalizar el
79
pago de la deuda con Gran Bretaña y tomar medidas para favorecer la
industrialización, la agricultura y la ganadería.
Para terminar con los movimientos rebeldes se gobernó con mano dura, y
aquellos que se levantaron en armas fueron fusilados sin consideración. El propio
Vicente Guerrero, apresado mediante traición, fue juzgado y condenado por un
tribunal de guerra. Fue fusilado en Cuilapa (en el estado que hoy lleva su nombre)
el 14 de febrero de 1831. Temerosos de un posible centralismo, el malestar en los
estados volvió a manifestarse. Confiaban en que las elecciones de 1832
recuperarían la legalidad, y favorecieron la candidatura de Mier y Terán frente a
los otros candidatos, Nicolás Bravo y Lucas Alamán.
Santa Anna, que no había sido mencionado como candidato, aprovechó en
su favor el descontento y se pronunció en enero de 1832. La lucha se extendió por
todo el país, arruinando tanto la hacienda pública que el gobierno, para poder
funcionar, quedó definitivamente a merced de los préstamos de los usureros.
Desilusionado y temeroso de la pérdida de Texas, Mier y Terán se suicidó en julio.
Los estados que desconfiaban de Santa Anna exigieron que Gómez
Pedraza regresara y terminara el periodo para el cual había sido electo, lo que
hizo de diciembre de 1832 a abril de 1833. En las elecciones de 1833 resultaron
electos Santa Anna como presidente y Valentín Gómez Farías como
vicepresidente. Santa Anna dejó el Ejecutivo en manos de Gómez Farías durante
casi todo un año, pues fue a combatir el movimiento de religión y fueros que
estalló a raíz de la violación de los votos y la venta de bienes del clero en algunos
estados. Esto generó temor en los diputados radicales del Congreso que habían
aprobado un decreto mediante el cual se desterraba a ciudadanos que se temía
pudieran oponerse a las reformas y, según decía, "a todo aquel que estuviera en
el mismo caso", sin especificar a qué caso se refería.
Santa Anna tardó en vencer a los rebeldes, pues en todo el país se había
generalizado una epidemia de cólera que causó grandes estragos en la población.
En noviembre el Congreso empezó a promulgar las reformas: supresión de
coacción civil para el pago del diezmo y el cumplimiento de los votos monásticos,
marginación del clero en la educación superior, clausura de la universidad y
80
provisión de curatos vacantes; es decir, ejercicio del Real Patronato. La provisión
de los curatos provocó la resistencia de los obispos y su destierro, lo que a su vez
generó la alarma popular.
El Congreso sólo discutió la desamortización. Santa Anna había aprobado
las reformas con la esperanza de que resolvieran los problemas de la hacienda
pública, pero como el Congreso intentó discutir reformas al ejército, Santa Anna
aprovechó el malestar para reasumir el poder y, en julio de 1834, suspender las
reformas -con excepción de la supresión del diezmo, que tanto favorecía a los
hacendados-. Dadas estas circunstancias, era evidente para todos que el sistema
federal no funcionaba y la mayoría pedía su reforma. El Congreso nacional elegido
en 1834 se dispuso a hacerlo, pero publicó un decreto que reducía las milicias
cívicas, tropas que los estados consideraban la garantía de su soberanía, por lo
que Zacatecas, Coahuila y Texas se negaron a obedecer. El gobierno tuvo que
someter a Zacatecas con un ejército, sin que éste tuviera que enfrentar a las
milicias, pues huyeron. Otro ejército fue movilizado para someter a Coahuila y
Texas. El desafío zacatecano y las amenazas texanas de independencia de la
provincia alarmaron a muchos federalistas moderados que, temiendo que el
federalismo estuviera favoreciendo la desintegración del territorio, se resignaron a
establecer un sistema centralista.
81
vicepresidente; el legislativo, integrado por la cámara de diputados; y el judicial,
representado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Esta forma de gobierno se sustentaría sobre un sistema de Estados libres y
Soberanos que, a su vez, tendrían sus propias leyes y las harían regir sobre sus
territorios geográficos, pero conviniendo en ser, globalmente conformadores de los
Estados Unidos Mexicanos y sostener el gobierno federal.
Este acuerdo provocó la desincorporación de los territorios sureños
anexados al Imperio, conservándose solo Chiapas fiel al nuevo orden.
Esta Constitución, además, mantenía a la religión católica como oficial,
conservaba los fueros eclesiásticos y militares y no definía claramente las
garantías individuales de los mexicanos.
Ante esta forma de gobierno se oponía una concepción que convertía a los
estados en Departamentos, con juntas electivas responsables ante el supremo
poder ejecutivo. El gobierno central se constituyó por loes tres poderes
tradicionales más uno nuevo, el supremo poder conservador, el cual debía evitar
los abusos ejercidos en la práctica de los poderes Ejecutivo y Legislativo. Su
propuesta de periodo presidencial era de ocho años.
Sin embargo, ambos criterios coincidían en cerrar cualquier posibilidad de
acceso hacia las esferas de decisión política de las masas populares; éstas,
dominadas por cualquiera de las fuerzas en pugna, revestían el sustento real que
producía la riqueza que aquellos querían administrar.
Las dos tendencias políticas que se interesaban dirigir a la Nación comenzaron
organizarse como sociedades secretas en torno a logias masónicas: los criollos
pudientes bajo el rito escoces (núcleo de un partido político de tendencias
federalistas), bajo el rito yorkino se unieron algunos federalistas radicales –
Lorenzo Zavala, Guerrero, Ramos arizpe y un grupo importante de los
desplazados de toda clase de puestos civiles o militares; está vertiente fue
fuertemente impulsada por el primer ministro plenipotenciario de los Estados
Unidos de América, Joel R. Poinsett, quien permearía sus principios liberales en la
organización.
82
La pugna entre escoceses y yorkinos se vivió durante los cuatro años que
duró el periodo gubernamental del primer presidente de México, Guadalupe
victoria, pero no se verifico ninguna asonada que interrumpiera tal administración.
El 1°. de septiembre 1828 se realizaron elecciones para la presidencia de la
Republica y Vicente Guerrero fue derrotado en la contienda por Manuel Gómez
Pedraza. Sin embargo, con el Plan de Perote, Antonio López de Santa Anna
desconoció el triunfo de Gómez Pedraza y fue apoyado por la guarnición de La
Acodada de la ciudad de México. Pedraza huyó de la capital del país; el 12 de
enero de 1829 el Congreso le confirió a Guerrero la Presidencia de México,
nombrando vicepresidente a Anastacio Bustamente. El régimen de guerrero duró
poco menos de un año debido a que él, como representante de los yorkinos, fue
derrocado por órdenes de Bustamante, escocés.
Bustamante incorporó a su régimen a un joven aristócrata-Lucas Alamán-,
quien propuso como metas inmediatas disciplinar al Ejército, reajustar la Hacienda
Pública y reconciliarse con España y con el Vaticano para obtener el
reconocimiento de la Independencia nacional. El expresidente Guerrero buscó
retornar a la silla presidencial, mas es traicionado y muere fusilado. Este suceso
permitió el levantamiento del general Santa Anna en Veracruz, quién después de
derribar a Bustamante, asumió por primera vez la presidencia, teniendo como
vicepresidente a Valentín Gómez Farías, y este a José María Luis Mora como
consejero, quienes intentaron una triple reforma dirigida hacia la Iglesia, el Ejército
y la educación. Gómez Farías y Santa Anna se alternaron la presidencia del 1° de
abril de1833 hasta el 28 de enero de1835 en que Santa Anna renunció.
Estos primeros intentos de atacar los puntos más fuertes de la vida
económica, política y cultural provocaron una intensa reacción por parte de Santa
Anna, quien si bien al haberse pronunciado en Veracruz a favor de los
federalistas, regresaba a asumir la Presidencia en 1839, avalando a los
centralistas; estos en 1836 cambiaron la Constitución de 1824 por las siete Leyes
que, en términos genéricos, suprimían a los estados, reforzaban el poder
presidencial y restringían las libertades ciudadanas.
83
La situación política de México durante los años comprendidos entre 1821 y
1850 fue tan variable que en ese lapso hubo cincuenta gobiernos, casi todos
productos de cuartelazos; once de ellos presididos por Santa Anna.
Esa guerra civil tan prolongada tuvo consecuencias desastrosas para la economía
y las demarcaciones territoriales del país.
84
leyes de expulsión de 1827 y1829,o por haberse retirado ellos mismos y, lo más
importante, la constitución progresiva de un grupo de comerciantes –prestamistas
que a partir de 1850,multiplicaron sus inversiones productivas.
Como causas significativas en ese periodo de relativo estancamiento incidió la
limitadísima expansión demográfica (pues al no aumentar la población
considerablemente no se estimulaba el crecimiento de un mercado interno, lo que
a su vez propiciaría la oportunidad de empleo); igualmente, las formas de hacer
producir la tierra no se habían innovado, por lo que los rendimientos eran muy
bajos; además, existía un sistema financiero caracterizado por la usura y el
agiotismo, lo cual limitada las posibilidades a la inversión.
De hecho, la nación mexicana, el mercado interno y el poder nacional
estaban en un proceso de formación. La realidad básica dela economía y de la
política – por más que se estuvieran generando fuerzas interesadas en la ruptura
del patrón vigente-residía en las regiones, en los estados, en donde si había
posibilidades de acumulación.
Esta situación explicaba los constantes conflictos de la época, pues como ni
los federalistas ni los centralistas podían imponer un proyecto viable de nación, las
diferencias se resolvían momentáneamente vía las armas, y mantener un ejército
leal a cualquier causa implicaba la erogación de importantísimas sumas de dinero.
7Finalmente, la debilidad económica de México lo orillo a buscar capitales a
través de préstamos solicitados a diversos países que estuvieran en posibilidad de
otorgarlos, aun cuando las condiciones fueran muy desfavorables; quienes
ofrecieron estos empréstitos se permitieron, posteriormente, invadir el territorio
mexicano exigiendo los pagos correspondientes, así como reclamar supuestas –o
reales- agresiones en contra de sus ciudadanos.
85
General de Yucatán y la Capitanía General de Guatemala con el fin de unirse
políticamente, como una estrategia para contrarrestar a la corona española,
logrando así la mayor extensión territorial de México como nación independiente.
86
COMENTARIO
87
2.3 Las intervenciones extranjeras.
La ocupación de la capital por el gobierno constitucional no significó el fin
de la guerra civil. Ésta continuaría, como veremos, complicada con los intereses
de acreedores y gobiernos extranjeros, y en la lucha se enfrentarían dos proyectos
políticos de nación: el republicano y el monárquico, que harían del país un campo
de batalla.
88
insolvencia. Proclamaron que no había intención de adquirir parte alguna del
territorio ni de influir en el régimen político del país.
89
suficiente para la afirmación de la monarquía en México, sin peligro de obstáculos
para la intervención de las potencias europeas.
90
El conflicto que ahora dividía a México era la continuación de la guerra civil
que había dividido a la sociedad desde 1858, complicada con la intervención de
una potencia extranjera; como aquélla, esta guerra calaba en las entrañas de la
sociedad, pues tan mexicanos eran los republicanos como los monarquitas
partidarios de un imperio con príncipe extranjero, entre los cuales había, como en
el bando republicano, diferencias importantes. Hubo entre los imperialistas
personajes de diversa posición, desde conservadores-reaccionarios, derrotados
en la guerra civil, hasta liberales más o menos moderados, partidarios de las
reformas que se habían venido imponiendo y que veían en la monarquía la
posibilidad de un gobierno estable, a salvo de las disputas político-electorales,
capaz de conducir el país conforme a los dictados de la época.
91
Esto ocurría en 1865, año en que Maximiliano dictó disposiciones
conciliadoras para equilibrar intereses en aquella desigual e injusta sociedad,
como era la mexicana de entonces (y no sabemos hasta qué grado ha dejado de
serlo). Se creó así la Junta Protectora de las Clases Menesterosas, encargada de
oír a los necesitados y proponer soluciones a las correspondientes instancias del
gobierno. A través de la junta se conocieron, entre otras, pero mayoritariamente,
las quejas de pueblos afectados por las leyes de desamortización, y si bien en
éstas no se dio marcha atrás, se procuró que se llevaran a cabo de manera que
los pueblos aseguraran la posesión de su fundo legal y el reparto de las tierras
entre las familias que los componían. Estas y otras disposiciones relativas a los
pueblos de indígenas se publicaron en náhuatl y en español.
92
suerte, al desaparecer el sustento militar francés, el Segundo Imperio mexicano
estaba condenado a desaparecer para dar lugar a la República, cuyo gobierno se
había refugiado en la frontera norte del país.
93
Ciudad de México combatiendo por el Imperio, en 1867-, separando Coahuila de
Nuevo León y ordenando que los derechos aduanales, que el gobernador
controlaba, ingresaran a la tesorería de la República, Juárez pasó a Chihuahua,
donde fue bien recibido por el gobernador Luis Terrazas, y tuvo después que
refugiarse en Villa del Paso del Norte (hoy Ciudad Juárez), pues las tropas
republicanas, al mando de Jesús González Ortega, presidente de la Suprema
Corte de Justicia y general en jefe del ejército, habían sido derrotadas en una
desastrosa batalla. Esto creó un ambiente de desconfianza. El periodo para el que
Juárez había sido elegido terminaba en diciembre de 1864 y González Ortega
señaló que, como vicepresidente, estaba en posibilidades de asumir el Poder
Ejecutivo; se le hizo saber que, dadas las circunstancias, el mandato del
presidente se prolongaría un año más. González Ortega salió del país y Juárez,
consciente de que el general volvería a reclamar el cargo, decretó el 8 de
noviembre de 1865 que continuaría en la presidencia hasta que cesaran las
causas que habían llevado a la prórroga de su mandato. Además, González
Ortega fue puesto fuera de la ley, acusado de haber abandonado el país sin
licencia estando al mando del ejército. Este acto de Juárez dividió al Partido
Liberal; hombres que lo habían seguido en los difíciles momentos de la guerra civil
y en las peores circunstancias de la Intervención lo abandonaron, considerando el
acto corno un golpe de Estado; mientras que otros -corno los militares Porfirio
Díaz y Mariano Escobedo, y los juristas Sebastián Lerdo de Tejada e Ignacio
Vallarta-, advirtiendo la gravedad de la situación que enfrentaban en la lucha, le
dieron su apoyo. Con esas cargas y desavenencias, además de las impuestas por
la destrucción del país durante la guerra, entraba Juárez a la capital.
94
Ahora, después de la entrada triunfal en la capital de la República, tocaba el
tumo a la legalidad, algo sumamente difícil para el gobierno dados los rígidos
principios de la Constitución de 1857 y de la legislación penal dictada en tiempos
de guerra para sancionar a los enemigos de la República, enemigos en muy
diverso grado de intención y culpabilidad, surgidos en una prolongada y cruel
guerra civil.
95
No nos hemos entrometido en las guerras de las potencias europeas sobre
cuestiones concernientes a ellas, ni se aviene a nuestra política hacerlo.
Sin embargo, fue hasta el mensaje de diciembre de 1845, del presidente
James Knox Polk, en la cual alude la anexión de Texas y a la posibilidad de la
guerra contra México y sus posibles aliados europeos, cuando se apelaría la
Doctrina Monroe, a fin de fijarla en la conciencia nacional:
96
por Moses Austin se asentaran en Texas. Más tarde, el Acta de Colonización
expedida por el Imperio Mexicano (julio 1822 – Marzo 1823) cedió terrenos y
otorgó exención de impuestos a los colonos norteamericanos bajo condición de
que no poseyeran esclavos, fueran católicos y no se asentaran en costas y
fronteras, condiciones que nunca fueran respetadas debido a la inexistencia de
una autoridad mexicana permanente.
97
Bustamante. Tiempo después en una convención en la que se prohibió la
asistencia de mexicanos, s solicito la separación de Texas del estado de Coahuila
y la derogación de las leyes antiesclavistas.
En enero de 1833 se organizó en el poblado de San Felipe la segunda
convención. Esta vez Austin y sus allegados redactaron la Constitución del Estado
de Texas, en abierto desafío a las leyes mexicanas. EL objetivo de elevar la
provincia al rango d estado libre y soberano era que la Federación concediera
mayor autonomía a los colonos estadounidenses.
En tal acción, el gobierno de Valentín Gómez Farías ordenó el arresto de
Austin a su postura claramente separatista y envió al hijo de José María Morelos y
Pavón, Juan Nepomuceno Almonte a tranquilizar a los colonos. Una vez en Texas,
Almonte permitió que los colonos estadounidenses aumentaran su representación
política en el congreso de Coahuila y nombró a un inmigrante norteamericano
como juez principal en la provincia y concedió que el inglés se utilizará para
trámites legales.
A pesar de las medidas conciliatorias y pacificadoras, los colonos
organizados por William Travis y el ex gobernador de Tennessee, Samuel
Houston, formaron clubes que lucharon abiertamente por la independencia, Por
otro lado, el gobierno norteamericano o de Andrew Jackson apoyó los planes
independentistas al igual que los mexicanos exiliados en New Orleans.
Con el fin de defender la integridad territorial, el gobierno mexicano
promulgó un decreto mediante el cual consideró piratas a los extranjeros que
promovieran y apoyaran la independencia Texana. Los enemigos del sistema
Federal acusaron a este de la causa de la inminente separación, por esta razón, el
Congreso mexicano abolió el federalismo y proclamó la República centralista.
Con ese pretexto, los colonos texanos se rebelaron abiertamente y
declararon la guerra a México, confiando el mando de la guerra a Samuel
Houston. Bajo la protección estadounidense declararon la independencia en
Washington el 2 de marzo de 1836. Pocos meses antes, el ejército mexicano, mal
armado y peor alimentado, al mando de Antonio López de Santa Anna, había
ocupado San Antonio Béjar. EN el fuerte de El Álamo, haciendo uso de decreto
98
antes mencionado, Santa Anna ordenó la ejecución de los rebeldes que allí se
habían atrincherado.
Después de la promulgación de la independencia, David Burnet y Lorenzo
de Zavala fueron elegidos presidente y Vicepresidente de la República de Texas,
respectivamente. El 22 de abril de 1836, los rebeldes texanos sorprendieron al
ejército de Santa Anna en las riberas del Río San Jacinto, cerca de la actual
ciudad de Houston. En poder de los rebeldes, Santa Ann firmó los Tratados de
Velasco, con los que acepto retirar las tropas mexicanas de las posiciones
texanas. En otro texto secreto, se comprometió a gestionar el reconocimiento del
gobierno mexicano a la independencia de Texas.
La separación de Texas demostró el expansionismo norteamericano,
materializado con el apoyo del presidente Andrew Jackson brindó a los
insurrectos, al proveerles de armas y efectivos, y el reconocer a la independencia
en marzo de 1837 a pesar de la protesta mexicana. Esta acción dio pie a la
ruptura de relaciones Diplomáticas entre México y Estados Unidos.
Las intenciones mexicanas de reconquistar Texas se plegaron a la realidad:
gobiernos débiles, carencia de un ejército profesional, inexistencia del
nacionalismo, crisis hacendaria, amenaza de intervenciones de los gobiernos de
España, Francia, Inglaterra y Estados Unidos a causa de falta de pago de las
indemnizaciones reclamadas y por último, los frecuentes motines y rebeliones que
marcaron el caótico México decimonónico.
Antecedentes
La guerra de los pasteles surgió de la inestabilidad política y económica
generalizada que asolo los primeros años de la república mexicana. En 1828, el
electo presidente mexicano Manuel Gómez Pedraza fue exiliado por Lorenzo de
Zavala con el apoyo del general. El golpe dio como consecuencia cuatro días de
combates en la ciudad de México y la instalación de un nuevo presidente, Vicente
Guerrero. Los combates en las calles destruidas dieron como saldo una gran
cantidad de daños a la propiedad personal. El ciudadano medio tenía pocos
99
recursos por los daños sufridos. Los extranjeros cuya propiedad fue dañada o
destruida por los manifestantes o los bandidos no tenían cónsules o
representantes que hablasen en su nombre y por lo general no pudieron obtener
una compensación del gobierno, y comenzaron a apelar a sus propios gobiernos
en busca de ayuda. A pesar de las reiteradas reclamaciones francesas, el
Gobierno francés deja la cuestión enfriarse. Económicamente, la deuda externa
era grande, debido principalmente a un mayor endeudamiento ante varios países
europeos, después de haber llegado al punto de que México ya no podía cumplir
sus compromisos.
Por lo tanto, esta guerra fue el primer conflicto bélico entre México y
Francia, y formalmente tuvo lugar entre el 16 de abril de 1838 y el 9 de marzo de
1839.
100
La colonia francesa era próspera y bien vista cuando Francia reconoció en 1830 la
Independencia y en el momento en que se firmaron los acuerdos comerciales de
1831 y 1832, que otorgaron a la nación francesa y sus ciudadanos el tratamiento
de nación más favorecida.
Las rebeliones y asonadas ocurridas en las primeras décadas afectaron tanto a los
mexicanos y extranjeros, al igual que los préstamos forzosos que el gobierno
impuso a la población para salir de sus apuros económicos.
101
también millones de dólares en préstamos de Francia. Por lo tanto, exigía también,
que fueran retirados varios oficiales del ejército y se exceptuara a los franceses de
los préstamos forzosos expidiendo una ley especial.
Al ver que México no cedía ante la presión, Francia envió en octubre veinte
barcos más bajo el mando del contraalmirante Charles Baudin y se reunió en
Jalapa con el ministro de relaciones interiores y exteriores de México don Luis G.
Cuevas, quien se negó a exceptuar a los franceses de préstamos forzosos y de
ventajas comerciales. Aceptó pagar la indemnización de seiscientos mil pesos en
un plazo de seis meses. Inconforme, Baudin amenazó con iniciar las hostilidades
el 27 de noviembre, lo cual realizaron 26 navíos con cuatro mil hombres, que
atacaron San Juan de Ulúa causando graves daños y gran número de muertos.
102
Las tropas francesas atacaron varios puntos fuertes y cuando se retiraban,
Santa Anna, que había recibido refuerzos, intentó atacar en muelle al contra-
almirante Baudin, las cuales contraatacaron utilizando un cañón que mató al
caballo de Santa Anna destrozándole a éste la pierna izquierda, forzado el ejército
nacional a abandonar Veracruz, este hecho provocó en la capital descontento,
culpándose al presidente Bustamante de esos hechos.
Por otra parte, el ministro inglés Richard Pakenham intervino con el fin de
evitar daños al comercio británico, quien consiguió reunir a los representantes
mexicanos con el contraalmirante Baudin.
103
La batalla que aconteció el Cinco de Mayo, en ocasiones se confunde con
la que tuvo lugar en una posterior invasión (1862) de México orquestada por
Napoleón III.
No debemos olvidar que la fundación de las trece colonias que dieron vida a
los Estados Unidos formó parte de un proceso histórico más amplio: la expansión
europea de los siglos XVI y XVII. Durante ese periodo las principales naciones de
Europa occidental se lanzaron a explorar y conquistar dando forma a vastos
imperios en Asia y América. Una de esas naciones fue Inglaterra, metrópoli de las
trece colonias norteamericanas. Es por ello que el expansionismo norteamericano
puede ser considerado, hasta cierta forma, una extensión del imperialismo inglés.
104
Los Estados Unidos experimentaron dos tipos de expansión en su historia:
la continental y la extra-continental. La primera es la expansión territorial contigua,
es decir, en territorios adyacentes a los Estados Unidos. Ésta fue vista como algo
natural y justificado pues se ocupaba terreno que se consideraba “vacío” o
habitado por pueblos “inferiores”. La llamada expansión extra-continental se dio a
finales del siglo XIX y llevó a los norteamericanos a trascender los límites del
continente americano para adquirir territorios alejados de los Estados Unidos
(Hawai, Guam y Filipinas). Ésta provocó una fuerte oposición y un intenso debate
en torno a la naturaleza misma de la nación norteamericana, pues muchos le
consideraron contraria a la tradición y las instituciones políticas de los Estados
Unidos.
La Doctrina Monroe
105
fundamental de la política exterior norteamericana. Mucho de su significado
descansa en el hecho de que su esencia fue por más de cien años una parte
integral del pensamiento norteamericano. El mensaje articuló ideas ya bien
establecidas en la política exterior de los Estados Unidos. La idea de la separación
geográfica, política, económica y social del Nuevo Mundo con respecto al Viejo,
destacando los diferentes intereses americanos, datan de antes de la
independencia norteamericana; los principios de Monroe complementaron el
arraigado aislacionismo.
Sin embargo, la declaración de Monroe fue ignorada en gran medida como una
guía política durante gran parte del siglo XIX, período de debilidad militar y
preocupaciones internas en los Estados Unidos. No sería hasta finales de dicho
siglo, con el posicionamiento de Norteamérica con el status de gran potencia,
cuando la Doctrina Monroe se convierte en la piedra angular de la política exterior
norteamericana.
El día 2 de diciembre de 1823, James Monroe, presidente de los Estados
Unidos, presenta en su discurso anual algunos pasajes sobre relaciones exteriores
que dejarán clara la posición de los Estados Unidos en política exterior.
Resumiendo, la Doctrina en las palabras del presidente:
“Los continentes americanos… no podrán considerarse ya como campo de futura
colonización por ninguna potencia europea.”
“El sistema político de las potencias aliadas es esencialmente distinto… del de los
Estados Unidos de América. Considerando todo intento de su parte por extender
su sistema a cualquier porción de este hemisferio como peligroso para nuestra paz
y seguridad.”
“No nos hemos entrometido ni hemos de entrometernos con las actuales colonias
o dependencias de ninguna potencia europea.”
106
Primeras usurpaciones externas
107
Alaska. El hegemonismo económico y militar de los ambiciosos anglosajones se
perfilaba de un modo evidente. Sólo faltaba el último embate de audacia para
consolidarlo, apropiándose del Caribe y Centroamérica. Muy pronto lo iban a dar.
108
COMENTARIO
109
2.4 La guerra de reforma.
Es uno de los episodios más prolongados de lucha entre los liberales y las
fuerzas conservadoras que dominaban la historia de México en el siglo XIX. Los
liberales querían un gobierno federal, que limitara el poder tradicional de la Iglesia
católica y su influencia militar en el país. Los conservadores querían un gobierno
centralista, incluso una monarquía que junto a la Iglesia y a los militares
mantuvieran los roles y poderes tradicionales como en el Virreinato de Nueva
España.
Antecedentes
Después del fin de la Guerra de Independencia de México, el país estaba
fuertemente dividido mientras intentaba recuperarse de más de una década de
enfrentamientos. Desde 1821 hasta 1857, cincuenta gobiernos diferentes
gobernaron el país. Estos gobiernos incluían las dictaduras, gobiernos
republicanos constitucionales y una monarquía. La política mexicana estaba
dividida en dos grupos, los liberales y los conservadores. Tanto los liberales y los
conservadores eran movimientos políticos que tenían sus orígenes en las
reuniones secretas de la masonería. La naturaleza secreta de la sociedad permitió
la discusión política discreta. Los conservadores alineados con la facción del rito
escocés y liberales alineados con los del rito York (estos eran los ritos más
importantes de la masonería). Los conservadores estaban a favor de un gobierno
central fuerte, con muchas ganas de tener un monarca al estilo europeo. Los
conservadores favorecieron la protección de muchas de las instituciones
heredadas del período colonial, incluyendo exenciones fiscales y legales para la
Iglesia Católica y los militares. Los liberales estaban a favor del establecimiento de
la república federal basada en las ideas de la Ilustración europea, y la limitación de
los poderes y privilegios de la Iglesia y de los militares. Hasta el final del período
de reforma, la historia de México fue dominada por estas dos facciones que
luchaban por el control y también contra incursiones extranjeras al mismo tiempo.
110
La Era de la reforma de la historia mexicana se define generalmente desde 1855
en 1876.
111
la gota que derramó el vaso la disposición que ordenaba el juramento obligatorio
de la Constitución a los empleados públicos de cualquier jerarquía.
112
pues el gobierno juarista contaría con el principal puerto del país, lo que en
momentos de guerra era tanto o más importante que la posesión de la capital.
Esa guerra de tres años fue de carácter civil, pues dividió a la sociedad en
el seno mismo de las familias, en las cuales el arraigo religioso y el respeto a las
autoridades eclesiásticas pesaba frente a quienes, como muchos sinceros
creyentes, advertían que la Iglesia en cuanto organización social debía someterse
al "orden temporal" de la autoridad política, dejando fuera los principios de fe
propios del "gobierno espiritual". El problema se venía discutiendo desde tiempos
de la dominación española, durante la cual "católicos monarcas" tomaron
enérgicas medidas contra la jerarquía eclesiástica cuando consideraron que ésta
interfería en asuntos del gobierno político del reino. Pero el deslinde de los
órdenes "espiritual y temporal", propio de una discusión conceptual, tendría que
esclarecerse en los campos de batalla. Así, la guerra movilizó a amplios sectores
de la población, de grado o por la fuerza de la leva, dando pie a la destrucción de
la propiedad y a la inseguridad en los caminos y en los lugares más apartados del
territorio.
113
ansiosos de sacar ventajas mayores que las que podían ganar con menor riesgo
en tiempos de paz.
114
partes del país e indemnizar a las víctimas sobrevivientes y a los perjudicados. Por
su parte, el gobierno de Juárez en Veracruz suscribió, en diciembre de ese año, el
tratado MacLean-Ocampo por el que concedía derecho de paso a las tropas
norteamericanas por los estados fronterizos del norte y por el Istmo de
Tehuantepec. Este tratado no fue ratificado por el Senado de Estados Unidos y no
se llevó a efecto, pero dejó el talante entreguista que tanto se ha reprochado al
gobierno constitucionalista.
Por otra parte, durante la guerra civil unos y otros contendientes cometieron
arbitrariedades afectando intereses particulares de mexicanos y extranjeros.
Préstamos forzosos y confiscaciones que dieron lugar a reclamaciones e incluso
desconocimientos; además, se contrajeron deudas a todas luces
desproporcionadas, que comprometieron el erario nacional. La más sonada fue la
de Miramón, quien firmó con el banquero suizo Juan Bautista Jecker un préstamo
por 15 millones de pesos, de los cuales sólo recibió 750,000. El trato sería objeto
de reclamaciones mucho después, como parte de la deuda contraída con
Inglaterra. Pues bien, todo ello estaba en la agenda de los gobiernos extranjeros
cuando el presidente Juárez se trasladó de Veracruz a la Ciudad de México, en
enero de 1861.
115
para establecer un imperio (1862-1867), al final triunfó la República liberal
encabezada por Benito Juárez.
Aunque la Constitución de 1857 se convirtió en la bandera de los liberales y
luego de la República, dadas las circunstancias del país, el presidente Juárez se
vio obligado a gobernar sin la Constitución; el Congreso lo dotó con facultades
extraordinarias para enfrentar la situación del país. Juárez convirtió la carta magna
en bandera política, en la razón moral para encabezar la resistencia, lo cual le
permitió justificar actos como su permanencia en el poder en 1865 –año en que
concluía su periodo presidencial-, lo cual fue considerado una flagrante violación a
la ley suprema, en la forma de un golpe de estado.
Paradójicamente, con la Constitución de nuevo en vigor luego del triunfo de
la República, el presidente Juárez fue el primero que intentó violarla al tratar de
reformarla por medio de un plebiscito que no estaba contemplado en la ley
suprema. Fue el escándalo político del año 1869 y quedó demostrado que la
suerte de la Constitución dependía de la voluntad del gobernante. En los albores
del porfiriato (1877), Justo Sierra señaló “la Constitución es un bello poema…
tiene veinte años de vida y nadie la ha puesto en práctica”.
El presidente Díaz gobernó por encima de la ley suprema del país, no
obstante que en todo momento se argumentó que se actuaba dentro de la
Constitución. La necesitaba para otorgarle legitimidad a su régimen, aunque
encontró la forma de darle la vuelta. El intelectual Andrés Molina Enríquez
escribió: “El señor general Díaz comprendió demasiado bien que no era posible
gobernar bajo el imperio riguroso de esas leyes, porque él llevaba a la anarquía,
pero también comprendió que su carácter sagrado las hacia punto menos que
inviolables, y supo apurar la facultad”.
Las garantías individuales y los derechos políticos contenidos fueron
ignorados o subordinados al progreso material y las contradicciones sociales no
tardaron en aparecer hasta que tomaron forma a través de la revolución mexicana.
Luego de 30 años de dictadura, hacia 1910, la Constitución era letra muerta.
116
2.4.2 Intervención francesa.
117
en el sur. Después del triunfo de Mariano Escobedo en Coahuila sobre los
franceses, Juárez ordenó a Auza recuperar Zacatecas, establecer un gobierno
provisional, reorganizar el ejército y fabricar armamento. Funcionarios y ejército
imperiales huyeron a Aguascalientes.
El triunfo del ejército liberal sobre los franceses significó la derrota del
proyecto de nación enarbolado por los conservadores, quienes aliados con
Maximiliano realizaron el último intento por alcanzar el poder. El significado de
esta derrota fue aún más profundo: representó el auto reconocimiento de los
mexicanos frente al enemigo y como integrantes de una nación única y distinta a
otras; parecía que por fin México había nacido luego de un alumbramiento difícil,
lleno de obstáculos.
118
elegir podría o no ocuparse de esos puntos sin pasar por las formalidades que
exigía la Constitución, pues ello entorpecería la posibilidad de tan necesarias
reformas. Además, iba acompañada de una circular en la que se explicaba la
pertinencia de las reformas y del procedimiento, y se ponía de manifiesto el ánimo
conciliador del gobierno, a fin de incorporar a la vida política de la República a
quienes se habían visto obligados a permanecer y a ocupar cargos ordinarios en
el Imperio, a diferencia de quienes habían ejercido puestos de mayor
responsabilidad, y de otorgar el derecho de voto a los miembros del clero secular.
119
Algunos beneficios eran directos y visibles en las ciudades, en las clases
altas y medias, pero no en el campo ni en los lugares más o menos apartados
(algunos en los suburbios de las ciudades), donde los pueblos y barrios de
indígenas luchaban legalmente y también por las vías de hecho para recuperar
sus tierras y mantener costumbres y devociones propias de la organización
corporativa que el liberalismo, hijo legítimo del racionalismo individualista, se había
empeñado en destruir desde tiempo atrás.
120
es la obra de Ignacio Manuel Altamirano, particularmente la revista El
Renacimiento, que animó y recogió la obra de autores viejos, maduros y jóvenes.
121
extraordinarias y de la suspensión de garantías para poder mantener el orden y la
seguridad en distintas partes del país.
Para los legalistas fue difícil superar la derrota, pero con el tiempo se
hicieron a la idea de que urgía establecer el orden que diera al país la tranquilidad
necesaria para aprovechar el crecimiento económico y la estabilidad del momento,
y poder atraer capitales e industrias que prosperaban en Europa y en Estados
Unidos. El campo empezó a modernizarse; con la expansión del ferrocarril era
posible atender la demanda de granos y de otros productos en lugares lejanos.
Las compañías mineras y de ferrocarriles retomaron y aumentaron sus
actividades.
122
En 1868 había poco más de 500 kilómetros de vía; en 1888 llegaron a los 5
500, que unieron a las ciudades y lugares del interior y a la capital de la República
con Estados Unidos a través de Paso del Norte; se tendieron ramales que
comunicaban puntos lejanos, que abrieron otras vías de comercio con aquel país y
facilitaron la comunicación interoceánica a través del Istmo de Tehuantepec, en la
que sólo hubo avances parciales en el tendido de vías (la vía completa tendría que
esperar al siglo xx). Los avances materiales exigían una política estable, y ésta los
requería y fomentaba.
Notable fue la polémica entre José María Vigil, distinguido hombre de letras
y editorialista de El Monitor Republicano, nacido en Guadalajara en 1829, y Justo
Sierra Méndez, nacido en Campeche en 1848, editorialista responsable de La
Libertad. Ferviente republicano como Vigil, sólo que, como hombre de generación
posterior, atento a las condiciones que marcaban la modernidad científica y
cultural, Sierra propuso desde las páginas de su periódico un programa de
reformas a la Constitución para lograr que el Partido Liberal dejara de ser una
organización de combate y se asumiera como partido de gobierno, y para hacer
que los derechos consagrados como garantías individuales se ejercieran con
responsabilidad, cumpliendo con los deberes que implicaban_ También propuso
que el Ejecutivo, responsable del orden público, tuviera los instrumentos
adecuados al sistema presidencial, y que, llegado el caso, para fines determinados
y específicos, fuera autorizado por el Congreso a legislar en materias concretas
mediante comisiones, sometiendo el proyecto al Congreso para su aprobación; la
123
autorización cesaría una vez cumplido el objetivo. Se trataba, decía Sierra, de
"trasmutar la libertad en orden", a fin de hacer efectivos los principios
constitucionales. Cuestiones como éstas, según hemos visto, se habían planteado
a lo largo de la vida del México independiente durante los diversos regímenes
constitucionales, en los que se advirtió la rivalidad del Legislativo y el Ejecutivo y la
imposibilidad de lograr el acuerdo entre ambos poderes.
124
Paralelamente a la instrumentación institucional y a la actividad política, se fue
elaborando una justificación ideológica sustentada en los avances de la ciencia y
en la explicación de la historia patria. En efecto, en los años ochenta del siglo XIX
México contaba con historias monumentales en las que se daba cuenta de cómo
se había formado la nación republicana. Una de tipo conservador y conciliador,
debida a Niceto de Zamacois, Historia de Méjico desde sus tiempos más remotos
hasta nuestros días, publicada en 20 volúmenes entre 1876 y 1882, y otra de corte
liberal y republicano, México a través de los siglos, en cinco grandes tomos que
fueron apareciendo en fascículos entre 1882 y 1889. El último tomo,
correspondiente a la Reforma y al triunfo de la República, fue escrito por José
María Vigil en un tono beligerante.
125
COMENTARIO
En esa época se aprobaron varias leyes en contra del poder del clero; se
suprimieron los privilegios a sacerdotes y militares y se decretó la desamortización
de los bienes de la Iglesia. La aplicación de estas medidas provocó el
levantamiento de grupos conservadores en varias regiones de la República. En la
ciudad de México Félix Zuloaga proclamó el Plan de Tacubaya, en el cual se
desconocía la nueva Constitución, y convenció al entonces presidente Ignacio
Comonfort de apoyarlo en sus demandas. Los liberales, encabezados por Juárez y
Santos Degollado, se opusieron defendiendo la Constitución. Como resultado,
estalló una sangrienta guerra de tres años durante la cual se redactaron las Leyes
de Reforma. Derrotados al principio, los liberales lograron cambiar el curso de la
contienda en la batalla de Silao. Los conservadores se dispersaron en guerrillas
mientras abogaban por la intervención de una potencia europea.
126
Después de los excesos de la dictadura santannista y las batallas de la guerra de
Reforma, México se encontraba en bancarrota sin poder saldar sus deudas con
los países acreedores. En 1862 las armadas de España, Inglaterra y Francia
desembarcaron en Veracruz dispuestas a cobrar sus préstamos. Después de
negociar con el representante de México, España e Inglaterra se retiraron. Las
fuerzas francesas al mando del general Lorencez avanzaron hacia la capital.
Derrotadas en la batalla de Puebla, se refugiaron en Orizaba mientras esperaban
refuerzos para proseguir la ofensiva. Mientras tanto, Luis Bonaparte, el ambicioso
sobrino de Napoleón I, se alió con grupos conservadores mexicanos para imponer
un rey europeo en el país. La llegada de más tropas expedicionarias francesas y
del archiduque Fernando Maximiliano de Habsburgo inclinó la balanza a favor de
los franceses y sus aliados conservadores.
127
CONSOLIDACIÓN DE LOS PROYECTOS DE NACIÓN: PORFIRIATO Y REVOLUCIÓN
(1876-1917)
Aspectos políticos.
Liberalismo conservador.
Las ideas y la experiencia de Emilio Castelar ejercieron su influencia más profunda en la
vida política de México en los años 1878-1880, con la aparición del periódico La Libertad
por una denominada "nueva generación" de liberales mexicanos. A los diez días de su
fundación, se publicó en el diario un comentario editorial clave titulado "El Sr. Castelar y el
programa de La Libertad". El periódico reunió a un conjunto de intelectuales de 25 a
treinta años que distinguió en el régimen inexperto de Díaz la oportunidad de que México
trascendiera los conflictos sectarios recientes al interior del partido liberal con objeto de
buscar una nueva estabilidad política y nuevas bases para el progreso nacional. Los
128
postreros líderes del grupo de La Libertad, Justo Sierra, Francisco Cosmes y Telésforo
García, habían prestado su apoyo a las aspiraciones presidenciales del presidente de la
Suprema Corte José María Iglesias frente a la reelección "ilegal" de Sebastián Lerdo en
1876. La disputa entre los inconformes condujo a un conflicto armado que muy pronto fue
oscurecido por la rebelión de un tercer aspirante, Porfirio Díaz, cuyas fuerzas "populares",
arrasaron el terreno.
La violencia revolucionaria era cosa del pasado. Si bien el término "política científica"
provenía (aunque indirectamente) del positivismo francés clásico, su corolario, "el
liberalismo conservador", provenía directamente de las experiencias de Emilio Castelar y
por ende de la Tercera República francesa "conservadora". Castelar no fue un positivista,
de hecho, el positivismo apenas había penetrado España en la década de 1870; sin
embargo, Justo Sierra y sus colegas de La Libertad advirtieron en las ideas eclécticas de
Castelar cierta compatibilidad con la política científica de inspiración positivista. "Castelar",
escribió Sierra, "ha condensado en unas cuantas palabras la nueva faz de la evolución
democrática. Entramos en el periodo científico y experimental; pasó la época de los
sueños primaverales."
Durante los primeros dos años La Libertad estuvo saturado de escritos de Castelar. Sus
"correspondencias" se publicaban con regularidad (al igual que en El Monitor), se
reproducían sus discursos y se seguían de cerca sus idas y venidas dentro y fuera de
España. En un extenso artículo, La Libertad proclamaba que "Castelar es para el
129
liberalismo de la América Latina algo más que un amigo y un hermano: es un apóstol".
Sus opiniones sobre la "evolución constante, enérgica pero pacífica hacia el triunfo de la
democracia" no son "en manera alguna extraña a nuestro programa". Como él, buscaban
la formación de "un gran partido conservador" más cercano a "la libertad práctica" que a
"la libertad declamada", y estamos "convencidos profundamente de que el progreso
positivo estriba en el desarrollo normal de una sociedad, es decir, el orden". Los métodos
de Castelar, en sus propias palabras, consistían en "obtener fines radicales con
procedimientos conservadores... un gobierno fuerte, dentro de las leyes, puesto al servicio
del espíritu moderno". A partir de la retórica de Castelar de 1873, La Libertad insistió en
repetidas ocasiones en que el partido liberal debía transformarse de un partido
revolucionario a un partido de gobierno. Al optar por "la conciliación", La Libertad se refirió
en julio de 1879 al nuevo (y efímero) Partido Posibilista de Castelar, comparable al Partido
Oportunista de Francia, esfuerzos ambos para aplicar la doctrina del liberalismo
conservador.
Si bien el término liberalismo conservador puede parecer un mero ejercicio retórico, una
manipulación confusa de la terminología tradicional, implicaba en México una
reconciliación, al igual que en España y Francia, de los puntos de vista políticos
tradicionales, lo cual se encontraba en el centro del discurso, no sólo en 1878 sino
durante todo el Porfiriato. La denominación "conservador" se relacionaba en México con
clericalismo, intervención extranjera y traición, y puesto que Justo Sierra y sus colegas se
consideraban a sí mismos herederos de la heroica Reforma liberal, todos eran en primer
lugar "liberales".
De hecho, cualquiera que tuviera ambiciones políticas después de 1867 tenía que ser
"liberal", a pesar de las diferentes interpretaciones que le convinieran al término. En suma,
la fundación de La Libertad y de su programa liberal-conservador (o político-científico)
transformó el liberalismo en México, no lo abandonó. Se podía ser "liberal-conservador",
pero no "conservador". Al examinar la experiencia y las ideas de Emilio Castelar y por
ende las de la Tercera República francesa, el grupo de La Libertad se percató de la
singularidad de la situación mexicana. Como Justo Sierra advirtiera, los liberales
conservadores en México son más afortunados que los republicanos españoles, pues
podían perseguir objetivos semejantes sin necesidad de cambiar su forma de gobierno.
Después de 1867 la república liberal en México estaba a salvo.
130
Centralismo Político.
Cuando Porfirio Díaz ocupó por primera vez la Presidencia de la República, el país estaba
sumergido en una gran crisis económica y la gente anhelaba, ante todo, paz social. Con la
finalidad de pacificar al país. Porfirio Díaz lo mismo aplicó mano dura que promovió una
política conciliatoria entre los grupos enfrentados. Con Bandoleros y aquellos que
alteraran la paz social fue inflexible: cárcel o pena de muerte. Fue tan firme su política en
contra de la delincuencia o los disidentes que, ante la noticia de un complot revolucionario
en Veracruz, se le atribuye la orden de ―Mátalos en caliente‖. De esta mano dura surgió
lo que después se conocería como la ―leyenda negra del Porfiriato. Pero Porfirio Díaz
también fue un gran conciliador, pues lo mismo integró en su gobierno a liberales que a
conservadores, y fue capaz de convertirse en punto de equilibrio entre posturas y grupos
anteriormente confrontados.
131
Como resultado de lo anterior, diversos rubros económicos registraron une extraordinario
crecimiento: en veinte años se triplicó la producción de plata; el valor de la producción de
cobre pasó de 260 mil a 32 millones de pesos, en tanto que la producción de henequén se
disparó de 3 mil pacas anuales al iniciar el Porfiriato, a un millón de pacas al finalizar
dicho régimen. Pero mientras que los productos destinados a satisfacer el mercado
mundial se elevaron de manera acelerada, los productos de consumo básico entre la
población nacional, particularmente campesina, registró estancamiento e, incluso,
retroceso: mientras que en 1877 se producían en México 2.73 millones de toneladas de
maíz, para 1907 su producción había bajado a 2.13 millones de toneladas. Debido al
incremento poblacional, la producción per cápita de maíz bajó de 282 kilos por persona a
144. La población creció, en promedio, 1.4%. El crecimiento económico fue en promedio
de 2.7% anual, llegando al 3.3% entre 1900-1910. Hubo sectores particularmente
dinámicos como el minero, que creció, de 1877 a 1901, 7.3%; las exportaciones agrícolas
crecieron 6.1%, en tanto que la agricultura en general tuvo un incremento global de 0.5%.
Por ello, se ha señalado que básicamente los sectores orientados a la exportación fueron
los que experimentaron un crecimiento sumamente dinámico.
132
3.1.3 Aspecto Social.
Servidumbre agraria.
Al finalizar el régimen, hacia 1910, México tenía aproximadamente 15 millones de
habitantes, de los cuales alrededor de 11 millones eran campesinos que sobrevivían con
salarios que iban entre los 25 y 30 centavos diarios. El pago a los trabajadores del campo
se hacía, por lo general, en dinero y en especie esto último mediante las llamadas tiendas
de raya propiedad del hacendado. El endeudamiento al que con frecuencia recurrían los
campesinos los obligaba a permanecer en las haciendas.
Educación y cultura.
La población del periodo era, en su gran mayoría, analfabeta. Más de diez millones de
habitantes no sabían leer ni escribir, aunque también hay que señalar que, a nivel de los
estados de la República, había grandes disparidades.
Positivismo.
La filosofía positivista tuvo un fuerte impacto en México durante el Porfiriato,
particularmente en el ámbito educativo, y dio sustento a las aspiraciones de la incipiente
burguesía nacional. Inspirados en el lema ―Libertad, orden y progreso‖, los llamados
―científicos‖ mexicanos se inspiraron en las obras de Comte, Spencer, Stuart Mill y
Darwin, con el fin de impulsar todo un proyecto modernizador. El lema del gobierno
porfirista fue ―Orden y progreso‖; una de las célebres frases atribuidas a Porfirio Díaz fue
la de ―Menos política y más administración‖; ambas reflejan con toda claridad el
profundo impacto del positivismo, cuyos seguidores optaron por sacrificar la libertad en
aras del progreso.
133
Crisis política y económica: clubes liberales y Partido Liberal Mexicano.
Ante el auge de los clubes liberales, el régimen respondió con represión. Cárcel,
persecución, destrucción de imprentas, clausura de periódicos y espionaje fue parte de la
política aplicada hacia los opositores. Debido a la persecución de que eran objeto, los
principales promotores y organizadores de los clubes liberales, entre ellos los hermanos
Ricardo y Enrique Flores Magón, en 1906, formaron el Partido Liberal Mexicano con el
lema ―Reforma, Libertad y Justicia‖ y ejercieron una fuerte influencia en las huelgas de
Río Blanco y Cananea. El programa de este partido plasmó demandas fundamentalmente
obreras, constituyéndose en el antecedente más importante del artículo 123 de la
Constitución de 1917.
Huelgas obreras.
Los abusos que con frecuencia se cometían en contra de los obreros, los bajos salarios y
la discriminación fueron algunas de las causas que originaron protestas y movilizaciones
obreras. Las más importantes de ellas tuvieron lugar en el ocaso del régimen, entre 1906
y 1907, son conocidas como las huelgas de Cananea y de Río Blanco, aunque más que
huelgas fueron una especie de tumultos comunitarios. Ambos momentos son
considerados fundamentales del sindicalismo mexicano y uno de los antecedentes más
importantes de la Revolución de 1910. En ellos se reflejó la influencia del pensamiento
liberal magonista, de tendencia anarcosindicalista.
Entrevista Díaz-Creelman.
En 1908 Porfirio Díaz concedió una entrevista al periodista estadounidense James
Creelman, misma que fue publicada en la prensa de Estados Unidos y luego, traducida al
134
español, se dio a conocer en la prensa mexicana. Las declaraciones de Porfirio Díaz,
causaron grandes revuelos en los círculos políticos más allegados al presidente y en los
sectores que, por diversas vías, buscaban una transformación del sistema político. En esa
entrevista el presidente dijo, entre otras cosas, que en 1910 abandonaría la Presidencia
de la República, es decir, que no pensaba reelegirse, pues veía que el pueblo mexicano
ya estaba preparado para la democracia y, en ese sentido, anunció que vería con agrado
la formación de partidos políticos opositores: ―Me retiraré al concluir este periodo
constitucional y no aceptaré otro‖, declaró tajante.
135
COMENTARIO
136
Además, el gobierno mexicano otorgó a los ingleses grandes concesiones de
tierras propiedad del gobierno en los estados de Veracruz, San Luis Potosí, Chiapas,
Tamaulipas y Tabasco.
Díaz esperaba liberarse de las ataduras del capital norteamericano, pero sólo
consiguió que Estados Unidos le retirara su apoyo y buscará proteger sus interese
mediante un cambio de gobierno en México.
137
3.2 Proyectos Revolucionarios de la Nación.
Las causas generales del movimiento revolucionario de 1910 fueron diversas, pues
prácticamente todos los sectores sociales tenían un reclamo hacia el régimen.
138
Francisco I. Madero, después por Venustiano Carranza y, a partir de 1920, por Álvaro
Obregón y Plutarco Elías Calles. Ellos buscaron crear un Estado nacional moderno, capaz
de fijarse metas de beneficio colectivo mientras se promovía la prosperidad privada; este
movimiento se apoyó básicamente en las clases medias urbanas y en la burguesía
nacionalista.
Proyecto anarco-sindicalista. Por último, debemos señalar la revolución obrera, que fue
muy importante en el resquebrajamiento del Porfiriato, cuyos momentos más
representativos son las huelgas de Cananea y de Río Blanco, está vertiente fue
radicalizada por dirigentes y teorías anarco-sindicalistas, siendo alguno de sus
exponentes más importantes Ricardo Flores Magón como movimiento participaron
activamente en la Casa del Obrero Mundial y en los Batallones Rojos.
Etapas.
Tres grandes momentos caracterizaron la crisis política provocada ante las sucesivas
reelecciones presidenciales y la movilización de las masas ante el llamado de Francisco I.
Madero: El gran momento de la Revolución que va de 1914 a 1917 y se caracterizó por la
confrontación abierta entre las diversas clases, la guerra de todos contra todos, la
intervención estadounidense, así como la alianza entre un sector del movimiento obrero
con el de la burguesía; se analizará que el periodo de 1917 a 1924 se caracterizó por el
reacomodo de los grupos políticos, la conformación de nuevas alianzas y la
reorganización social y política de México (la pacificación nacional y la construcción de
nuevas instituciones).
Maderismo.
Francisco I. Madero se le presenta como apóstol de la democracia en un cambio de un
sector crítico de la historia, también es ubicado como un político débil, incapaz de estar a
la altura del momento histórico que vivió el Porfiriato en su caída en México. Como político
local, Madero participó de manera indirecta en los procesos electorales, apoyando
candidaturas independientes, contrarias a los intereses del régimen; en ese mismo
sentido participo en las elecciones estatales de 1905.
139
Decena trágica.
La Decena trágica, tuvo desde sus inicios un protagonista central: el embajador
estadounidense Henry Lane Wilson, quien presionó para obligar a Madero a presentar su
renuncia y fue el enlace entre felicistas y Victoriano Huerta, este último designando por
Madero para reprimir a los sublevados. Después de varios días de combates, el general
Victoriano Huerta traicionó a Madero y ordeno la toma de Palacio Nacional.
El Constitucionalismo.
Huerta prometió acabar con la anarquía e imponer la paz en el país, pero sólo consiguió
el estallido de una nueva fase de la revolución, más violenta, costosa y radical que la
anterior. El desconocimiento del nuevo régimen pronto se dio. Fue el gobernador de
Coahuila, Venustiano Carranza, quien inició la rebelión en contra del gobierno emanado
del cuartelazo e invitó al país entero a secundarlo. La defensa de la democracia y el
restablecimiento del orden constitucional fueron sus banderas centrales; el plan
proclamado fue el de Guadalupe y en él se repudió a Huerta, sin hacer mención alguna a
asuntos sociales, económicos o políticos. El movimiento encabezado por Carranza
también es conocido como constitucionalista, pues uno de sus objetivos fue luchar por el
cumplimiento y la observancia de la Constitución de 1857. Carranza fue nombrado primer
jefe del Ejército Constitucionalista.
140
3.2.2 El triunfo del Constitucionalismo y la Constitución de 1917.
El triunfo de los carrancistas, o del movimiento constitucionalista encabezado por
Venustiano Carranza, se debió a varios factores. Por un lado, habría que señalar la mejor
dirección militar, por otro la división del movimiento campesino ante las dificultades de
pactar una sólida alianza entre sus principales dirigentes, influyo también como una razón
principal, el que los constitucionalistas lograron representar al mayor número de grupos
sociales, ubicados a casi todo lo largo del territorio nacional. Finalmente, lo que corono su
triunfo fue la proclamación de una nueva Constitución Política, el 5 de febrero de 1917, en
la ciudad de Querétaro. Dicho documento, si bien fue elaborado exclusivamente por los
dirigentes del movimiento Constitucionalista, recogió las propuestas sociales surgidas del
movimiento revolucionario en su conjunto. La nueva constitución consignó, por primera
vez en el mundo, un conjunto de garantías sociales, como fueron los artículos 3, 5, 27 y
123, mismos que reflejaron la participación de los diversos sectores de la sociedad en la
lucha armada y sus principales demandas, el Partido Liberal Mexicano, el Plan de Ayala y
las propuestas de la Convención de Aguascalientes.
No obstante, los grandes males provocados por la guerra, también dotó al país de nuevas
instituciones. La Revolución dio a México una de las constituciones más avanzadas del
mundo, propició, durante los años que le siguieron, un reparto más equitativo de la
riqueza pública, abrió nuevos canales de participación política, combatió de manera
intensa los elevados índices de analfabetismo, distribuyó tierra a los campesinos y
promovió la organización de los trabajadores.
141
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1917
La elaboración de los estatutos que regirían jurídicamente la vida política, económica y
social de los mexicanos reunió varias tendencias en el Congreso Constituyente a lo largo
de noviembre de 1916 y enero 1917.
Este artículo, además, señalaba: la nación se reservaba el dominio de todos los minerales
o sustancias del subsuelo incluyendo el petróleo; sólo los mexicanos por nacimiento o por
naturalización de minas, aguas o combustibles minerales en la República Mexicana.
Otro artículo de suma importancia fue el 123, dado que el punto referente al trabajo
asalariado volvió a enfrentar dos puntos de vista diferentes, mas otra vez predominó la
posición revolucionaria, pues quedó firme la impresión de que los obreros no habían
hecho otra cosa que ganarse lo que buenamente les correspondía, y si no se les daba,
seguirían siendo, o llegarían a ser, un factor explosivo en el interior mismo de la sociedad
que se estaba reorganizando. El artículo 123 consagraba la jornada máxima de trabajo
diurno, nocturno y de las mujeres y los menores; el descanso semanal; el salario mínimo
para los trabajadores. Tal consagración no era solamente jurídica, sino sobre todo
142
política, constitucional: la cuestión obrera, de hecho, aunque en teoría fuera muy
ambigua, se convirtió en un aspecto que pasaba de lleno al campo del interés público,
dejando de ser espacio exclusivo de relaciones entre particulares.
Así, a finales de la década de los diez del siglo XX, se empezó a consolidar el nuevo
Estado mexicano.
EL CAUDILLISMO
Durante los años 1920 a 1928, al estar al frente del gobierno federal Álvaro Obregón y
Plutarco Elías Calles –una vez eliminado su enemigo Francisco Villa, así como su paisano
y antiguo compañero de armas y grupo Adolfo de la Huerta (exiliado)- los sonorenses
dirigieron la vida política, cultura y económica de México y fincaron las bases del nuevo
Estado. Ya Plutarco Elías Calles había enunciado pocos días después de haber tomado
posesión de la Presidencia:
A mi juicio, y lo digo de buena fe, el movimiento revolucionario ha entrado en su etapa
constructiva.
No obstante, su “buena fe” de fortalecer al país en todos los órdenes, existía uno que era
muy complejo, pues los generales revolucionarios seguían manteniendo expectativas de
143
llegar a la Presidencia de la República. Pocos pudieron imaginar que Álvaro Obregón
manifestara pretensiones para reelegirse en 1928, pero cuando se percataron de su
regreso a la vida política y cómo los legisladores y militares se le subordinaban, no
dudaron que su iniciativa de enmendar la Constitución, a través del Congreso, iba a
triunfar. Así se modificaron los artículos 82 y 83 –que prohibían la reelección- para
especificar que se aludía a la posibilidad de volver a ocupar el poder Ejecutivo
inmediatamente después de haber cubierto su período establecido en cuatro años, pero
que era viable volver al cargo mediando la gestión de otra persona.
Una vez electo Obregón, el grupo revolucionario volvía a tener un guía, pero al ser
asesinado antes de tomar posesión del gobierno federal se presentó una crisis, pues las
pretensiones de los generales que se sentían “presidenciables” volvían a aflorar. La figura
del nuevo gran caudillo no tardó en hacerse presente. Plutarco Elías Calles, quien
además todavía era presidente en funciones, asumió la responsabilidad que reclamaba
ese momento político: nombró a Emilio Portes Gil –un abogado que apoyaba a
importantes grupos obreros de Tamaulipas cuando fue gobernador y fiel obregonista-
como presidente interino y, al mismo tiempo, encargado de esclarecer las causas políticas
de la muerte de Obregón.
Pero Calles no perdió su poder político una vez que dejó la presidencia, pues si bien para
1929 no era el primer mandatario de la nación, sí tenía la suficiente fuerza para llamar a la
“gran familia revolucionaria” a constituir un partido político en el cual se resolverían sus
diferencias –vía pacífica-, tanto para la postulación de candidatos a la presidencia, como a
las gubernaturas y demás puestos de representación pública.
Después del asesinato del gran caudillo, Calles, su sucesor, señaló “la necesidad de
transitar de una forma de gobierno basada en la figura del caudillo a otra de tipo
institucional”, pero él mismo era, y pretendía no dejar de ser, el único caudillo del país.
144
Los partidos Políticos
La vida política de México, durante los años del ejercicio de poder de los sonorenses, no
pasaba por los partidos políticos. Desde el ascenso al poder de Madero habían sido las
armas el medio por el cual se llegaba a la presidencia, así pasó con Victoriano Huerta,
luego Carranza –tras la dirección del ejército Constitucionalista- posteriormente Obregón y
él nombró a Calles como su sucesor. Después del asesinato de Obregón, Calles eligió a
Emilio Portes Gil. La realidad era dura, pero así era.
Aunado a esto, Calles sabía muy bien de la imposibilidad de reelegirse, por lo que adentró
en las pudientes capas sociales la idea –que fue bien recibida- de crear un partido político
para dirimir pacíficamente las sucesiones de los diferentes poderes. La necesidad de no
desgastarse en más enfrentamientos llevó a la “gran familia revolucionaría” a intentar una
modificación en sus prácticas. En marzo de 1929 fue creado el Partido Nacional
Revolucionario y, casi de manera automática, los partidos regionales empezaron a
desaparecer. El acuerdo se sellaba, aunque la forma en que iba a desarrollarse no está
bien definida, u el verdadero artífice ocupaba sus contactos para que “el partido” quedara
bajo su control.
Dentro del programa del PNR se contemplaban las demandas de los sectores sociales
más necesitados: educación de empleos, apoyo a los campesinos para que recibieran
tierras ejidales, pero también señalaba la necesidad de mantener una balanza de pagos
equilibrada y de industrializar al país. Sin embargo, ésos no eran los principales objetivos
de la política callista, sino centralizar el poder y sujetarlo a su persona, aun sobre la figura
del presidente de la República.
Desde la fundación del PNR quedó claro que dentro de esa organización se podía llegar a
negociar algún puesto público, pero fuera de él no se lograba nada. La primera muestra
de esa nueva modalidad la sufrió un antiguo obregonista –Aron Sáenz- cuando la mayoría
de los delegados que podían elegir candidato para la presidencia del país, por
indicaciones de Calles, presentaron a Pascual Ortiz Rubio como el favorito y le retiraron el
apoyo. Ortiz Rubio fue el primer presidente surgido de las filas del PNR.
145
Las relaciones Iglesia-Estado
Tal vez la complicación más fuerte que se le presentó al presidente Calles la resolvió en
1929 y fue la lucha contra el único poder que tenía capacidad para enfrentarlo: la Iglesia
católica.
Este conflicto se conoce como “la cristiana” en la historia de México, pues los ejércitos
católicos luchaban bajo la consigna de “¡Viva Cristo Rey!”, y conmocionó a una buena
parte de la población pero, aun con toda su fuerza, no logró eliminar la presencia del
verdadero responsable del ejercicio del poder en México: Plutarco Elías Calles.
EL Maximato
Los años de la vida política mexicana que transcurrieron de 1929 a 1936 se les conoce en
nuestra historia nacional como “Maximato”, por la trascendental importancia que tuvo la
figura de Plutarco Elías Calles –el jefe máximo- para la vida de este país.
Si México había sido un país en donde el representante del Ejecutivo siempre actuaba
como el gran detentador del poder, para los años de 1929 y 1930, la presencia del
presidente del PNR, Plutarco Elías Calles, evidenció que tal regla no escrita tenía una
variación, dado que el poder real estaba en sus manos a través de ese partido para ser
presidente de México, nombramiento que se ofreció al entonces representante de México
en Brasil, Pascual Ortiz Rubio, y que había estado retirado de la efervescente vida política
mexicana registrada en los años veinte.
146
Una vez que Pascual Ortiz Rubio rindió protesta como presidente de México para ocupar
el cargo de 1930 a 1934, pocos fueron los que creyeron en la posibilidad de un gobierno
que estuviera lejos de la influencia callista, sobre todo al comprobar que –ante al atentado
que sufrió Ortiz Rubio el mismo día que inició su mandato- mayor fue el número de
políticos que fueron a consultar con Calles (para preguntarle qué era lo se iba a hacer)
que los que se preocuparon por la salud del presidente. No obstante, el nuevo presidente
de México intentó crearse un equipo de trabajo que respondiera a sus propios proyectos,
situación que encontró fuertes obstáculos entre la administración de filiación callista.
Además, esos primeros años de los treinta – a nivel mundial- fueron de grandes
problemas económicos, lo que impedía la obtención de buenos resultados en tal área, y
sobro todo, sin la ayuda callista.
No obstante, el control que el jefe máximo detentaba (por esos años el general Calles
vivía frente al Castillo de Chapultepec, sede de la residencia presidencia por lo que un
dicho popular rezaba: “Allí vive el presidente, -señalando el castillo- y el que manda vive
en frente”), el país comenzó a institucionalizarse (muy a pesar de la paradoja de hacerlo
por la presencia de un caudillo), mediante un muy complejo proceso de reorganización
estatal que, paulatinamente, le confería mayor autonomía política frente a las clases
sociales permitiéndole reordenar las relaciones de poder en el interior de la burocracia
política.
En 1932, Ortiz Rubio renunció a la presidencia de la República, por lo que el jefe máximo
nombró como su sucesor al general Abelardo L. Rodríguez, quien quedó como presidente
interino por dos años, con el apoyo de Calles.
147
En una compaña presidencial no vista con anterioridad –que se distinguió por un
acercamiento real con las comunidades rurales principalmente, sin descuidar las
ciudades- el general Lázaro Cárdenas fue sentando las bases de una relación estrecha
con los campesinos, obreros y burócratas del país. Además, ya desde sus años de
gobierno en Michoacán, se había distinguido por haber dicho efectivo en este estado la
reforma agraria, haber impulsado la creación de escuelas y conocer directamente las
demandas obreras.
Recurrieron a buscar apoyo del jefe máximo, quien hacía públicas algunas sugerencias al
presidente para que rectificara el camino que estaba tomando. La respuesta de Cárdenas
fue solicitar la renuncia de los adeptos al callismo y sustituirlos por personas que tenían
compromisos con él y sus colaboradores. La situación se volvió muy difícil dentro de la
política mexicana dado el enfrentamiento de dos fuerzas (esto mostró el rompimiento al
interior de la familia revolucionaria) y que tuvo solución final cuando el presidente
Cárdenas dio la orden de expulsión del general Calles del país y éste no encontró la
forma de evadir tal sentencia y salió desterrado de México. La crisis política se resolvió a
favor del presidente y terminó la era del “Maximato” en 1936.
148
La política económica
La conciliación con los grupos populares dio seguridad a Cárdenas para implementar una
política económica cuyas bases fueran nacionalistas, donde la participación del Estado
fuera decisiva –en el sentido de impulsar la producción interna desde los diferentes
sectores, comenzando por el campo y la industria- y también garantizar su óptima
incorporación al mercado nacional con la finalidad de no depender tanto del exterior.
La sociedad mexicana transitaba lentamente hacia una urbanización que requería de
satisfactores para poder ser, por lo que la visión gubernamental auspició el desarrollo de
una importante clase media, condujo a una política de beneficio social que redundó en la
transformación de las ciudades mediante la pavimentación, la introducción de drenajes, la
electrificación, la construcción de hospitales, escuelas, parques, centros deportivos,
etcétera.
La reforma agraria.
El campo mexicano, durante el sexenio cardenista, se mantenía como el sector
económico más importante en la producción nacional. Desde el inicio de su mandato, el
presidente Cárdenas consideró que la modalidad de propiedad ejidal de la tierra sería la
mejor forma en que el campesinado podría trabajar la tierra para generar una fuerte
producción agrícola que abasteciera el crecimiento de las ciudades que empezaban a
demandar suficientes satisfactores –Distrito Federal, Puebla, Guadalajara, Monterrey,
Torreón, etc.-, al mismo tiempo que se fuera dejando la práctica de la siembra exclusiva
para el autoconsumo.
Durante el sexenio cardenista varios factores influyeron para que los conflictos con
Estados Unidos volvieran a presentarse y evidenciaron el carácter antiimperialista de la
149
política presidencial, entre otros, el ascenso del movimiento sindicalista de los petroleros
mexicanos (que contaban con el apoyo del gobierno); otro respondía a que las compañías
petroleras estadounidenses estaban trasladándose a explotar el petróleo venezolano, en
cuyo país no existía una legislación que protegiera tanto, como la mexicana, este tipo de
recurso ni tenía un sindicalismo combativo; otro más radicó en que el principal campo
petrolero de la época pertenecía a la compañía. El Águila (de propiedad angloholandesa)
y no podía ser tan cuidado por sus propietarios, pues tenían el estadillo de otra gran
guerra, ante lo cual debían cuidar sus posesiones en el Medio Oriente.
A partir del 18 de marzo de 1938, México se hizo el dominio de la industria petrolera y sus
trabajadores mantuvieron la producción gracias a su experiencia en el trabajo. Este acto
de soberanía impacto poderosamente a otros países dependientes que observaron con
beneplácito la decisión tomada. No debemos olvidar que las expropiaciones y
nacionalizaciones de habían hecho efectivas en el campo mexicano y que respondían a la
reordenación de las relaciones que el Estado decidió establecer con los grupos populares
y dominantes, sobre todo en esos años tan especiales del inicio de la Segunda Guerra
Mundial.
EDUCACION
Cárdenas confiaba en la educación como un instrumento para superar muchos de los
problemas que agobiaban al pueblo de México, especialmente a los trabajadores del
campo y de la ciudad. Pensaba que vía la educación estos podían elevar a su nivel
intelectual y moral, incrementar su capacidad técnica para la producción y alcanzar
avances profesionales que los dirigiera a su redención económica, misma que a su vez
conduciría al país a una verdadera reestructuración económica y social
150
Según Espadas y Vallado, para Cárdenas la educación serviría para hacerles entender a
las nuevas generaciones dos cosas: la prioridad de las necesidades de la colectividad
frente a los intereses egoístas de las clases privilegiadas y la posibilidad de construir un
capitalismo reformado, es decir, un sistema que pusiera fin a la explotación de los
hombres a través de una serie de limitaciones a la economía de mercado y a la propiedad
privada. Por tanto, la educación sería el instrumento que permitiría el mejor disfrute de los
derechos sociales y políticos ciudadanos, la tarea cardenista se enfocaba a extender la
educación a la mayor cantidad de poblaciones para que dejara de ser patrimonio de unos
cuantos.
La educación socialista
Cuando Cárdenas recibió la presidencia, el magisterio nacional todavía se debatía en
torno a la educación socialista y su contenido pedagógico. Cárdenas retomó los aspectos
que consideró positivo de ella y fue eliminando la lucha anticlerical (una herencia que
recibió de Calles), pues ello conducía a la división nacional. Es decir, recalcó la
importancia de dedicar la educación a fomentar el espíritu de justicia social que debía
conducir a la gran causa de la reforma social y no a la propaganda antirreligiosa.
Por ello, la propuesta promovió una educación obligatoria, gratuita, coeducativo (donde ya
no se separará a los niños de las niñas en las aulas), progresiva (en una tendencia
gradual y ascendente), vitalista (porque relacionaba la teoría con la aplicación de
conocimientos prácticos surgidos de la vida cotidiana) y des fanatizadora e integral.
Ciertamente hubo diferentes interpretaciones de esa orientación presentada por la
Secretaria de Educación, por lo que en algunos casos los profesores rurales se
mantuvieron distantes respecto a los problemas agrarios de las comunidades donde
enseñaban. En otros casos, los maestros fueron activos impulsores del reparto agrario. La
población también presento diferentes respuestas, pues algunas comunidades aceptaron
prontamente a los maestros y otras los hostilizaron ferozmente, esto principalmente en las
zonas donde la guerra cristera había tenido sus principales bases.
151
También, en consecuencia, con su política antiimperialista en 1937 creo el Instituto
Politécnico Nacional, un lugar en el que se prepararían las nuevas generaciones de
técnicos mexicanos, mismos que, se pretendían, debían de reemplazar a los técnicos
industriales extranjeros que ocupaban los puestos clave de las grandes empresas.
152
COMENTARIO
153
de las tres tendencias populares mencionadas se planteó con claridad la cuestión
básica del Estado, la destrucción de éste y su sustitución por uno que
representará los intereses populares, menos se propusieron una vía diferente y
realizable para el desarrollo del País.
Haciendo a un lado el hecho de que las condiciones históricas hacían muy
difícil en México la formación de una vanguardia proletaria consciente, capaz de
unirse al enorme brazo campesino y plantear verdaderas alternativas socialistas;
las tendencias populares tuvieron las siguientes limitaciones fundamentales:
Magonismo. - Aparte de las carencias derivadas del anarquismo, su
desvinculación real con las masas en los años posteriores a 1910.
Zapatismo. - Localismo y falta de un proyecto nacional.
Villismo. – Falta de claridad política.
154
BIBLIOGRAFÍA
BASICA:
COMPLEMENTARIA
LÓPEZ, A y Lozano J. (2001) Historia General de México. D.F., México: Ed. McGraw -Hill.
SITIOS WEB:
http://www.simon-bolivar.org/Principal/bolivar/sb_y_nb.html
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