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La reproducción tiene una naturaleza periódica que permite a los animales conservar sus recursos y que se reproduzcan cuando disponen de energía adicional a la requerida para su propio mantenimiento, y, sobretodo, cuando las condiciones ambientales favorecen la supervivencia de la progenie. Los ciclos reproductores se encuentran bajo el control, por tanto, de una combinación de factores hormonales y ambientales. Gracias a la reproducción sexual se genera una variabilidad genética muy próspera para la supervivencia de la especie ya que por medio de la selección natural la especie irá evolucionando a una mejor adaptación al medio de sus individuos. Pero a pesar de ello existen especies que tienen un modo de reproducción asexual. Un tipo especial de este modo de reproducción es la Partenogénesis (Siles, 2012).
La reproducción tiene una naturaleza periódica que permite a los animales conservar sus recursos y que se reproduzcan cuando disponen de energía adicional a la requerida para su propio mantenimiento, y, sobretodo, cuando las condiciones ambientales favorecen la supervivencia de la progenie. Los ciclos reproductores se encuentran bajo el control, por tanto, de una combinación de factores hormonales y ambientales. Gracias a la reproducción sexual se genera una variabilidad genética muy próspera para la supervivencia de la especie ya que por medio de la selección natural la especie irá evolucionando a una mejor adaptación al medio de sus individuos. Pero a pesar de ello existen especies que tienen un modo de reproducción asexual. Un tipo especial de este modo de reproducción es la Partenogénesis (Siles, 2012).
La reproducción tiene una naturaleza periódica que permite a los animales conservar sus recursos y que se reproduzcan cuando disponen de energía adicional a la requerida para su propio mantenimiento, y, sobretodo, cuando las condiciones ambientales favorecen la supervivencia de la progenie. Los ciclos reproductores se encuentran bajo el control, por tanto, de una combinación de factores hormonales y ambientales. Gracias a la reproducción sexual se genera una variabilidad genética muy próspera para la supervivencia de la especie ya que por medio de la selección natural la especie irá evolucionando a una mejor adaptación al medio de sus individuos. Pero a pesar de ello existen especies que tienen un modo de reproducción asexual. Un tipo especial de este modo de reproducción es la Partenogénesis (Siles, 2012).
La reproducción tiene una naturaleza periódica que permite a los animales
conservar sus recursos y que se reproduzcan cuando disponen de energía adicional a la requerida para su propio mantenimiento, y, sobretodo, cuando las condiciones ambientales favorecen la supervivencia de la progenie. Los ciclos reproductores se encuentran bajo el control, por tanto, de una combinación de factores hormonales y ambientales. Gracias a la reproducción sexual se genera una variabilidad genética muy próspera para la supervivencia de la especie ya que por medio de la selección natural la especie irá evolucionando a una mejor adaptación al medio de sus individuos. Pero a pesar de ello existen especies que tienen un modo de reproducción asexual. Un tipo especial de este modo de reproducción es la Partenogénesis (Siles, 2012).
La partenogénesis consiste en el natural desarrollo de un nuevo ser a partir de
un ovulo sin ser fecundado por un espermatozoide. Esta especial forma de reproducción se da de modo natural en algunos reptiles y animales inferiores, fue inducida artificialmente por primera vez en erizos de mar y reportados en 1899 por el científico germano-estadounidense Jacques Loeb (1859-1924),quien produjo embriones de erizos de mar en desarrollo, sin ser fertilizados, sumergiéndolos en soluciones salinas adecuadas. El desarrollo posterior de esta técnica ha permitido conseguir células troncales pluripotentes a partir de ovocitos en los que se ha promovido su división sin que hayan sido fecundados por un espermatozoide. (Romero, 2001).
La partenogénesis constituye un proceso normal en algunos grupos de animales,
sobre todo en aquellos que por su tamaño y forma de vida sólo pueden competir por el hábitat mediante una rápida reproducción. En estos grupos de animales en muchos casos la partenogénesis se alterna con una reproducción sexual normal y de esta manera se produce de vez en cuando una recombinación del material genético (Tudela, 2015).
Las especies partenogenéticas de muchos insectos poseen una mayor
capacidad de dispersión y adaptación a ambientes de climas rigurosos (más fríos, áridos o ventosos) que sus semejantes sexuales. Los hábitats extremos son favorables para estas especies, cuyo modo particular de reproducción les permite incrementar sus niveles poblacionales y transformarse en plagas agrícolas (Jiménez, 2016).
La Técnica de Impregnación Argéntica de Golgi. Conmemoración Del Centenario Del Premio Nobel de Medicina (1906) Compartido Por Camillo Golgi y Santiago Ramón y Cajal