Está en la página 1de 13

http://lacienciaysusdemonios.

com/2014/03/06/calentamiento-global-y-viejas-pandemias/

Mucho se ha hablado ya sobre las importantes consecuencias (la mayoría de ellas negativas) del
efecto del calentamiento global y del cambio climático sobre los ecosistemas en general y su
influencia en la civilización humana, pero estos cambios climáticos además pueden tener
importantes implicaciones sobre la salud a nivel mundial.
Desde el punto de vista epidemiológico es fácilmente comprensible que las alteraciones
climáticas puedan afectar al área de distribución y al patrón de diseminación de muchos de los
patógenos actualmente existentes. (1) Un ejemplo evidente son los flavivirus,
microorganismos infecciosos transmitidos por garrapatas o mosquitos (animales muy
dependientes del clima para su distribución geográfica y temporal, así como para la
realización de sus ciclos vitales), y que dependiendo por tanto de la adaptación de sus
vectores de transmisión a nuevos climas (generalmente más cálidos y por tanto más
favorables) estos virus podrían diseminarse por nuevas regiones afectando
a poblaciones enteras actualmente libres de enfermedad.
Dentro de este contexto, una reciente publicación por parte de investigadores franceses y
rusos abre nuevas (y sombrías) perspectivas sobre la influencia del calentamiento global en la
salud mundial por la posible reaparición de peligrosos patógenos erradicados o controlados en la
actualidad. En este estudio los científicos han conseguido identificar, aislar y hacer volver a la
vida a un virus hasta ahora desconocido que había estado congelado la friolera de 30.000 años
bajo la capa de permafrost siberiano, es decir más o menos desde la época en la cual abundaban
en la Tierra mamuts y neandertales. Y aunque este virus es totalmente inócuo para los humanos
ya que únicamente infecta a las amebas, las implicaciones sanitarias son evidentes tal y como
indican los propios autores del estudio
Nuestros resultados corroboran aún más la posibilidad de que agentes virales infecciosos y
patogénicos puedan ser liberados de antiguas capas de permafrost que quedarían expuestas por
el deshielo, la minería o la perforación. El cambio climático en el Ártico ruso es más evidente que
en muchas otras regiones del mundo. Mientras que en promedio la temperatura mundial ha
aumentado 0,7°C durante los últimos 100 años, las temperaturas medias de la capa superficial
de permafrost ártico han aumentado en unos 3°C durante ese mismo período. En el siglo XX, el
permafrost del hemisferio norte ha disminuido en un 7%. Esto sin duda implica una gran
liberación de microorganismos de los suelos previamente congelados, una fracción desconocida
de los cuales puede haber revivido después de la descongelación. De hecho, las bacterias
patogénicas pueden sobrevivir a bajas temperaturas y causan enfermedades recurrentemente
en regiones circumpolares. Los ricos recursos minerales y las reservas de petróleo de las
regiones árticas están bajo una creciente presión para su explotación industrial, lo que implica
minería y perforación [de gran profundidad]. Por lo tanto es urgente examinar cuales son los
virus esperables de encontrar no sólo cerca de la superficie, sino en las cada vez más profundas
y más antiguas capas de permafrost, de hasta 3 millones de años.

Por tanto, la posible reemergencia de virus que se consideran erradicados empieza a dejar de
ser un argumento de novela de ciencia ficción y comienza a entrar de lleno en el terreno de lo
plausible, por lo que este tipo de situaciones (no tan hipotéticas) debería empezar a ser
estudiado de manera realista por investigadores y agencias de salud pública a nivel mundial,
sobre todo si tenemos en cuenta que en el pasado reciente se han exhumado cadáveres
congelados en el permafrost de Alaska y Siberia, de los que se han podido extraer muestras
pertenecientes a peligrosísimos virus culpables de tan terribles y letales pandemias como la
viruela o la famosa gripe española de 1918.
P.D.
La “Royal Society” británica y la Academia de Ciencias de los EEUU acaban de publicar una
guía en la que se resumen de manera bastante sencilla todas las evidencias disponibles sobre el
cambio climático. Esta guía no sólo es útil para el público en general, sino que debería ser leída
atentamente y sobre todo comprendida correctamente por los negacionistas del cambio
climático antes de llenar de comentarios sesgados y/o falsos la web con sus artimañas.

http://www.madrimasd.org/blogs/virusemergentes/

Ocho amenazas emergentes


La mayoría de los virus emergentes resultan menos vitales que el Ébola, pero
tienen una mayor incidencia. Muchos patógenos requieren un nivel 4 de
bioseguridad, que no está disponible en España ni en otros países.
María Sánchez-Monge. Sonia Moreno. Madrid. | 14/04/2014 00:00
El último brote del virus del Ébola, con epicentro en el sur de Guinea, puede colear
entre dos y cuatro meses más, según estima la Organización Mundial de la Salud
(OMS). Ahora, este virus trae en jaque a diferentes organizaciones sanitarias, una
alarma justificada por su alta mortalidad (más del 50 por ciento), pero no es la
única amenaza que hay que vigilar. María Paz Sánchez-Seco, del Laboratorio de
Arbovirus y Enfermedades Víricas Importadas en el Centro Nacional de
Microbiología (CNM), del Instituto Carlos III (Majadahonda, en Madrid), considera
necesario mantener el equilibrio entre el alarmismo y la cautela.
“A pesar de la baja prevalencia de este tipo de enfermedades en España, existe
un riesgo real; de cara a la salud pública, los programas de vigilancia son muy
necesarios”. La científica recuerda que la visión que se tiene de estas
enfermedades varía mucho desde un país afectado a uno desarrollado. En este
último incluso puede resultar algo cínica: “Un ejemplo claro es el virus West Nile o
del Nilo Occidental que se describió hacia 1935 en África, y que desde entonces
ha circulado y causado multitud de brotes. Sin embargo, las referencias
bibliográficas científicas posteriores a 1999 son llamativamente más abundantes
que las anteriores a esa fecha, cuando se produjo el brote en Nueva York”.
Esto podría explicar, en parte, la poca atención que se ha prestado desde un
punto de vista de la investigación a los virus emergentes. Otra razón es que
algunos de ellos exigen infraestructuras de alta bioseguridad, de nivel 4, algo que
no está al alcance de cualquier laboratorio. En el CNM -donde se encuentra el
grupo de Arbovirus puesto en marcha por Antonio Tenorio y que ahora dirige
Sánchez-Seco- se encuentra un laboratorio de nivel 3, al que se remiten muestras
de pacientes para su diagnóstico.
Miguel Ángel Jiménez-Clavero, científico del Centro de Investigación en Sanidad
Animal (CISA), lamenta que en España no haya ni un laboratorio con nivel 4 de
biocontención. En estos centros podría desarrollarse la investigación en
tratamientos y vacunas del Ébola, así como de otros virus causantes de fiebre
hemorrágica especialmente peligrosos, como el de Marburgo, los de Crimea-
Congo y ciertos arenavirus.
Vacunas
Estos patógenos se encuentran huérfanos de vacunas. Una revisión publicada en
Expert Review of Vaccines por Andrea Marzi, del Instituto Nacional de Alergia y
Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, ilustra lo que ocurre en el caso del
Ébola, que es extrapolable al resto de amenazas.
Se han realizado multitud de ensayos con vacunas de ADN, de subunidades y con
vectores víricos con resultados muy prometedores en primates no humanos, pero
en ningún caso se ha conseguido progresar más allá de la fase II de ensayos
clínicos. La autora considera que existe una barrera económica.
Mientras se consigue financiación, son muchas las lecciones sobre el Ébola que
se están aprendiendo. Por ejemplo, los anticuerpos se han revelado como un
mecanismo de protección cuando se usan vacunas basadas en vectores de
rabdovirus. En cambio, la eficacia de la estrategia basada en adenovirus depende
también de las células T CD8+.

Ébola
Uno de los patógenos más letales de la historia
Ha habido hasta 34 brotes de virus del Ébola -que causa fiebre hemorrágica-
antes del actual. En cada uno se produjeron entre decenas y pocos cientos de
casos, en algunos de los cuales la mortalidad llegó hasta el 90 por ciento.
Ana Negredo, del CNM, indica que no se conoce el hospedador natural del virus,
pero se sospecha de ciertas especies de murciélago. Es un ebolavirus, de la
familia Filoviridae, del que se han descrito cinco especies diferentes, denominadas
según su lugar de descubrimiento: Bundibugyo, Zaire, Reston, Sudán y Costa de
Marfil..
El estudio de sus principales factores de virulencia ha revelado la importancia de
su glicoproteína, que produce un efecto citopático, aumenta la permeabilidad del
endotelio y favorece la extravasación de líquidos. Otras dos proteínas, VP35 y
VP24, son antagonistas del interferón, un potente antiviral natural.
En uno de los últimos avances en el estudio de este patógeno han participado
investigadores del Hospital 12 de Octubre, de Madrid, que han conseguido
bloquear la entrada del Ébola y del VIH en las células dendríticas con una proteína
modificada.
Dengue
El mosquito tigre acerca la enfermedad a España
La OMS calcula cien millones de infecciones anuales de dengue, pero un reciente
estudio, publicado en Nature, reveló que en realidad ascienden a 400 millones.
Leticia Franco, del CNM, aclara que la diferencia se debe a que se incluyen los
casos subclínicos.
Hay cuatro serotipos, con diferente grado de virulencia. La enfermedad puede
variar desde el cuadro asintomático hasta síntomas más graves como
hemorragias y choque con riesgo mortal.
Entre las líneas de investigación está determinar los factores de virulencia del
virus; también, analizar la proteína de la envuelta vírica para perfeccionar los
métodos diagnósticos. La compañía Sanofi trabaja en una vacuna que incluye las
diferentes cepas del dengue.
El sur de Europa está infectado con el mosquito tigre (Aedes albopictus), que al
igual que Aedes aegypti, puede ser vector del virus. En 2012-13 se detectaron
más de 2.100 casos en la isla de Madeira, donde sí se encuentra A. aegypti. La
presencia del mosquito tigre en la cuenca mediterránea hace de España un país
vulnerable a potenciales brotes de esta enfermedad.
Chikungunya (1)
Mutaciones genéticas y crecimiento vectorial explican su expansión
Este alfavirus no comparte familia, pero sí similitudes con el dengue: en ambos, el
hombre actúa como huésped amplificador. El sonado brote de chikungunya en
Rávena (Italia), en 2007, se inició con un viajero procedente de India. En este
caso, los vectores -los mismos mosquitos que emplea el virus del dengue- se
aliaron con el efecto amplificador de las personas infectadas, y dieron como
resultado unos 200 enfermos. Fiebre y dolores articulares son los principales
síntomas. María Paz Sánchez-Seco, del CNM, destaca la buena actuación frente
al brote italiano. “Desde entonces no se han registrado nuevos casos en estas
regiones, gracias a los servicios de control vectorial, que junto con la vigilancia
epidemiológica son claves para frenar la expansión de potenciales brotes”. En
España, los primeros en describir la presencia de mosquitos tigre, en Sant Cugat
del Vallés, fueron los profesionales del Servicio de Control de Mosquitos del Bajo
Llobregat (Barcelona).
Cuestión de tiempo
Como recuerda Miguel Ángel Jiménez-Clavero (CISA), se ha identificado una
variante implicada en una mejor adaptación al mosquito Aedes. Es una mutación
genética reciente que mejora la eficacia del ciclo del virus, y que explica el mayor
éxito actual del chikungunya. “No estamos libres”, reconoce el científico.” Tenemos
el vector, el mosquito tigre, en nuestra costa. Es cuestión de tiempo.
Arenavirus (2)
Brotes periódicos del virus Lassa favorecidos por contacto con roedores
gunos de los arenavirus producen fiebre hemorrágica; es el caso de los arenavirus
del Viejo Mundo, entre los que se cuenta el virus Lassa, y que circulan en África.
De hecho, el virus Lassa, del que ahora hay un brote en Nigeria, produce brotes
casi con una periodicidad anual. Cada arenavirus utiliza como reservorio una
especie de roedor concreta.
La transmisión al hombre se produce mediante la inhalación de aerosoles
contaminados con excrementos de los roedeores contaminados, o a través de
mordeduras y heridas.
Nuevo Mundo
Los arenavirus del Nuevo Mundo circulan en zonas determinadas de América,
como el virus Junín, en Argentina, y el Machupo, en Bolivia, ambos causantes
también de fiebre hemorrágica. El arenavirus de la coriomeningitis linfocitaria, cuya
distribución se encuentra en todo el mundo, produce un síndrome neurológico que
puede ser grave.
No hay un tratamiento eficaz para la infección por estos virus. Se administra
ribavirina para tratar el virus Lassa y se ha observado eficacia, pero ha de ser
durante los primeros días en que aparecen los síntomas. Tampoco cuentan con
una vacuna, salvo el virus Junín, localizado en territorio argentino. Además, éste
es el único lugar donde la inmunización está aprobada y se puede administrar.
Son virus de nivel de bioseguridad 4, lo que limita su investigación.

Fiebre Amarilla (3)


Una protección efectiva que se administra a viajeros
La infección por fiebre amarilla no tiene tratamiento curativo, solo de soporte, pero
sí cuenta con una vacuna eficaz. La inmunización está integrada por virus
atenuados y se administra en una sola dosis subcutánea: induce en unos días la
producción de anticuerpos específicos protectores. Se recomienda y administra a
los viajeros a zonas endémicas, en África y América.
Este tipo de virus no se encuentra en Asia.
Esta enfermedad febril aguda se transmite a los seres humanos a través de
picadura de mosquito; el virus se multiplica principalmente en el hígado
produciendo cambios variables en su estructura y función. Según recoge un
informe elaborado por la Sociedad Española de Microbiología Clínica, bajo la
coordinación de Ana Negredo (CNM), la infección presenta un amplio espectro de
gravedad, desde la infección subclínica, que en África llega hasta el 80 por ciento
de los casos durante las epidemias, hasta la enfermedad mortal, que se produce
entre el 20 y el 50 por ciento de las infecciones aparentes en una epidemia. El
periodo de incubación varía de tres a seis días tras la picadura.
Hantavirus (4)
El riesgo de fiebre hemorrágica renal o un síndrome pulmonar
Este género de virus se transmite por roedores infectados. Se estiman entre
150.000 y 200.000 casos de infección por hantavirus cada año, la mayoría
localizados en Asia, aunque también se encuentran algunas de estas cepas
llamadas del Viejo Mundo en el centro y norte de Europa. Aquí se han detectado
infecciones que pueden causar nefropatía y fiebre hemorrágica con síndrome
renal. En América, los llamados hantavirus del Nuevo Mundo producen el
síndrome pulmonar por hantavirus, un cuadro que puede revestir gravedad, con
una mortalidad de entre el 60 y el 80 por ciento. Pese a ello, no hay vacunas ni
tratamientos eficaces para estos patógenos. Al igual que ocurre con los
arenavirus, la transmisión se produce mediante inhalación de aerosoles y al entrar
en contacto con heridas.
Virus ‘west nile’ (5)
Inmunización eficaz para el caballo, pero todavía sin vacunas humanas
Hay vacunas eficaces para proteger a los caballos, pero de momento no las hay
para humanos, en los que el virus del Nilo Occidental puede causar desde una
fiebre benigna a una encefalitis grave y letal; esto último en menos del 1 por ciento
de los casos.
Miguel Ángel Jiménez-Clavero (CISA), que investiga en este virus en su
laboratorio de nivel 3 con medidas adicionales de seguridad, apunta que “es un
virus muy parecido al de la hepatitis C. No hay tratamiento curativo. En Israel,
donde se conoce desde hace más tiempo (década de 1950), se han realizado
estudios con inmunoglobulinas obtenidas de personas que han pasado la
infección. Esta sueroterapia ha cosechado cierto éxito”.
Ana Vázquez, del CNM, ha descrito un nuevo linaje en Andalucía-se cuentan
hasta ocho, aunque los más patogénicos son el 1, y ahora, más recientemente, el
2- que transmite el mosquito Culex pipiens. Se piensa que en esta región el virus
es endémico. Alrededor de cien caballos sufrieron un brote en 2010 en Cádiz.
También se detectaron dos casos autóctonos de personas en el área gaditana;
previamente, se había descrito una infección en un viajero a Badajoz. En Estados
Unidos, desde 1999, año en que entró la enfermedad, se han registrado más de
30.000 casos de enfermedad y entre 1.300 y 1.400 muertes.
Marburgo (6)
Un candidato perfecto para el desarrollo de armas biológicas
Al igual que ocurre con el virus del Ébola, el de Marburgo plantea una
preocupación, además de por el inadecuado control de sus potenciales brotes, por
su posible uso como arma biológica. Eso se traduce en un interés por encontrar
medidas profilácticas eficaces. Sin embargo, estos dos filovirus requieren medidas
de seguridad de nivel 4, por lo que son pocos los laboratorios autorizados para
investigar con ellos.
Es un virus muy parecido al Ébola en cuanto al lugar donde se encuentra y la
sintomatología que produce. Sin embargo, hay algunas diferencias significativas.
Una de ellas es que los brotes de Ébola se producen sobre todo en zonas de
selva, mientras que el virus de Marburgo se localiza en la sabana. Por esta razón,
también son distintas las especies de murciélagos que actúan como reservorios.
Los dos grandes brotes que ocurrieron de forma simultánea en Marburgo y
Fráncfort (Alemania) y en Belgrado (Serbia) en 1967 llevaron a la identificación de
la patología por primera vez. Las tasas de mortalidad de este patógeno han
oscilado entre el 24 y el 88 por ciento.
http://www.agenciasinc.es/Noticias/El-calentamiento-global-puede-afectar-la-vida-microbiana-
en-los-suelos

Los cambios de temperatura pueden afectar el equilibrio entre dos especies de


microorganismos que sustentan las costras biológicas de suelos —capas finísimas
de vida microbiana cruciales para la salud ecológica de las tierras áridas—. Una
investigación, en la que participan dos biólogas de la Universidad Autónoma de
Madrid, afirma que en 50 años el efecto del calentamiento global sobre este
equilibrio podría tener consecuencias importantes para la fertilidad de los suelos.
Más información sobre:
calentamiento glogal
ecología
cambio climático
ciencias ambientales
microbiología
Science
UAM
UAM | 28 junio 2013 12:39
1/1
Costra biológica del suelo. / Cortesía F. García Pichel
Un equipo internacional que estudió costras biológicas de suelo en una amplia
zona del suroeste norteamericano demostró que el mantenimiento ecológico de
estas se fundamenta en dos especies de cianobacterias. En su trabajo, que
publica el último número de la revista Science, los investigadores argumentan que
el calentamiento global está provocando una redistribución geográfica de las dos
especies, lo que podría desencadenar efectos impredecibles relacionados con la
fertilidad de los suelos y la erosión.
"Las costras biológicas de suelos son comunidades microbianas especialmente
importantes para las tierras áridas. Protegen el suelo de la erosión y contribuyen a
la fertilidad de la tierra mediante la fijación de carbono y nitrógeno y la absorción
de nutrientes", apuntan los expertos.
El equipo de investigación, coordinado por la Arizona State University, analizó
mediante secuenciación de ADN una gran cantidad de muestras de estas costras,
recogidas en zonas desérticas de los estados de Oregón, Nuevo México, Utah y
California (EE UU).
La alimentación y energía de la mayoría de los microorganismos que forman las
costras biológicas depende de las dos cianobacterias
De este modo los científicos, entre los que se encuentran Pilar Mateo y Virginia
Loza, investigadoras del departamento de biología de la Universidad Autónoma de
Madrid (UAM), lograron revelar que los organismos más abundantes en las
costras biológicas de suelo son dos especies de cianobacterias —
microorganismos capaces de realizar fotosíntesis—. "De estas dos especies
depende la alimentación y la energía de las otras miles de especies de
microorganismos que pueden llegar a coexistir en una sola pizca de las capas
microbianas", argumentan.
El efecto de la temperatura
Los investigadores encontraron que una de las dos especies, Microcoleus
vaginatus, domina las costras en los desiertos más fríos de la zona estudiada,
mientras que la otra, Microcoleus steenstrupii, prevalece en los desiertos más
cálidos.
"Queríamos saber si habían patrones de distribución geográfica a escala
continental”, afirma Ferran Garcia-Pichel, profesor de la Facultad de Ciencias de la
Vida de la ASU y director de la investigación.
“Para nuestra sorpresa, encontramos que dos especies distintas de estos
organismos se habían dividido el territorio ordenadamente. Solíamos pensar que
una, Microcoleus vaginatus, era la más importante y dominante, pero ahora
sabemos que Microcoleus steenstrupii, la otra, es igual de importante, sobre todo
en los climas más cálidos", agrega el microbiólogo.
Un modelo matemático delata a los cambios de temperatura
Tomando en cuenta datos sobre tipos de suelo, química, lluvia, clima y
temperatura, los investigadores utilizaron un modelo matemático que mostró cómo
la temperatura es la variable que mejor explica esta división geográfica de las dos
cianobacterias.
"No solo nos basamos en una correlación de datos. Además, estudiamos en el
laboratorio cultivos de estas dos especies de cianobacterias, confirmando
experimentalmente que la temperatura es lo que las mantiene separadas”, explica
Pilar Mateo, del departamento de biología de la UAM.
“Esto es realmente importante si tenemos en cuenta que actualmente la
temperatura en el planeta no es estable debido al calentamiento global. En el
suroeste de EE UU, donde realizamos el estudio, los modelos climáticos predicen
cerca de un grado de calentamiento por década”, agrega la investigadora.
Modelos climáticos predicen cerca de un grado de calentamiento por década en la
zona estudiada
Efectos ecológicos
"Utilizando nuestros datos en modelos climáticos actuales podemos predecir que,
en 50 años, la cianobacteria que va mejor en temperaturas más cálidas se moverá
hacia las regiones más frías de la zona estudiada. Para entonces, M.
steenstrupii podría dominar por completo las cortezas en toda nuestra área de
estudio”, declara García-Pichel.
“Desafortunadamente, no sabemos mucho acerca de este microorganismo, ni
sobre lo que puede pasar en el ecosistema con la ausencia de M. vaginatus",
agrega el experto.
En el trabajo los investigadores advierten que este patrón de segregación por
temperatura detectado en EE UU puede ser similar en todo el mundo. Además,
consideran que para la especie M. vaginatus no será fácil evolucionar con la
suficiente rapidez para tolerar temperaturas más altas.
El equipo hace por tanto un llamado a otros investigadores del clima para que
consideren la variable de estos microorganismos en sus análisis sobre el
calentamiento global.
"Nuestro estudio es relevante más allá de la ecología del desierto. Es un ejemplo
de que las distribuciones microbianas y la distribución de sus hábitats pueden
verse afectados por el cambio climático, algo que hemos sabido por mucho tiempo
para las plantas y los animales. Ahora no podemos dejar de lado tampoco los
microorganismos en nuestras consideraciones”, enfatiza García-Pichel.
El patrón de segregación por temperatura detectado en EEUU puede ser similar
en todo el mundo
Especies distintas
Aunque son parecidas, M. steenstrupii y M. vaginatus no están estrechamente
relacionadas. Los científicos creen que estas dos especies de cianobacterias han
evolucionado de forma parecida debido a que sus formas y comportamientos
ayudan a estabilizar el suelo, así como a la creación de las costras biológicas.
Ambas especies tienen cientos de millones de años de antigüedad y se pueden
encontrar en muchos lugares alrededor del mundo. El estudio aclara que todas las
cianobacterias M. vaginatus distribuidas a lo largo y ancho del planeta están
íntimamente relacionadas y son prácticamente indistinguibles genéticamente. Por
el contrario, la variación individual dentro de M. steenstrupii es mucho mayor: se
trata de una especie más diversa genéticamente y se piensa que es mucho más
antigua en términos evolutivos.
Referencia bibliográfica:
Ferran Garcia-Pichel1,Virginia Loza1, Yevgeniy Marusenko, Pilar Mateo, Ruth M.
Potrafka. Temperature Drives the Continental-Scale Distribution of Key Microbes in
Topsoil Communities. Science, 28 June 2013: Vol. 340 no. 6140 pp. 1574-1577.
DOI: 10.1126/science.1236404
http://www.scielo.org.ar/scielo.php?pid=S0325-75412007000300001&script=sci_arttext

Calentamiento global: el riesgo oculto para la salud

Claudia Irene Menghi

Área Parasitología, Departamento de Bioquímica Clínica, Hospital de Clínicas


"José de San Martín", Facultad de Farmacia y Bioquímica, Universidad de Buenos
Aires, Avda. Córdoba 2351 (1120) Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.

Correspondencia. E-mail: cmenghi@fibertel.com.ar

"Habrá que volver a dibujar los mapas del mundo"


Sir David King
Asesor Científico del Reino Unido Conferencia de Berlín, 2004

Con el transcurso de los años, el calentamiento global no implicará simplemente


un día más de playa; de hecho no quedarán muchas playas si el nivel del mar
sigue subiendo. Excepto una guerra nuclear o la colisión con un asteroide, ningún
otro suceso es potencialmente capaz de dañar tanto la vida en nuestro planeta
como el calentamiento global. Desde el comienzo de la Revolución Industrial, las
fábricas y plantas generadoras de energía han contaminado la atmósfera con
gases como dióxido de carbono y metano. Actualmente, la tendencia hacia un
mundo más caliente ya no se discute: la pesadilla ha comenzado.
Las temperaturas promedio mundiales treparon en más de 0,5 °C en el último
siglo, y la década del 90 resultó ser una de las más tórridas registradas hasta el
momento. Los glaciares, incluyendo las nieves legendarias del Kilimandjaro, están
desapareciendo de la faz de la tierra, y los corales marinos se atrofian conforme
los mares aumentan su temperatura. Las sequías son la norma en algunas partes
de Asia y África, y las devastaciones derivadas de la corriente de El Niño son cada
vez más frecuentes al este del Pacífico. Los polos han comenzado a
descongelarse y los lagos y ríos en los países fríos tienden a descongelarse más
temprano cada año. Los signos del cambio están a la vista, y los científicos opinan
que un mundo más ardiente y, por lo tanto, mortal para la mayoría de la flora y
fauna existente, es inevitable (1, 2, 4, 5, 8).
Ahora, ¿cuáles serían los efectos de estos cambios climáticos drásticos sobre la
vida en la Tierra? Los patrones de migración de los animales, la supervivencia de
las plantas y la salud humana se verían gravemente afectados. La elevación del
nivel de los mares contaminaría las reservas alimenticias con sal. Las
inundaciones favorecerían la diseminación de distintos parásitos de transmisión
hídrica -tal comoCryptosporidium spp.- que podría de esa forma contaminar los
suministros de agua potable. Cabe recordar que en la década del
90, Cryptosporidium spp. fue responsable de varios focos epidémicos en la
población, especialmente del brote ocurrido en Milwaukee, EE.UU., en 1993. Este
episodio dejó la trágica secuela de 403.000 infectados con diarreas y alrededor de
100 fallecidos, en su mayoría individuos afectados con el síndrome de
inmunodeficiencia adquirida (6). Otra consecuencia del calentamiento global sería
la aparición de un mayor número de casos de meningoencefalitis amebiana
primaria producidos por Naegleria fowleri,microorganismo termofílico de vida libre
que prolifera a temperaturas ambientales de 30 °C o más. A medida que la
temperatura mundial aumente debido al calentamiento global, comenzarán a
observarse casos en países donde hasta el momento no se tiene registro de la
presencia de esta ameba (7).
La radiación solar más potente y las temperaturas más elevadas podrían aumentar
la cantidad de casos de enfermedades de la piel. Los golpes de calor con sus
correspondientes consecuencias serían mucho más frecuentes. Estos cambios
climáticos podrían también disminuir los rendimientos de los cultivos y la
producción de alimentos en algunas regiones del planeta, con la consiguiente
predisposición de las poblaciones a la malnutrición y, en consecuencia, a un
deterioro en el desarrollo de la niñez, especialmente en los grupos humanos de
bajos ingresos.
Las elevadas temperaturas podrían ampliar el rango de acción de los distintos
vectores de enfermedades transmisibles, entre ellos roedores, mosquitos y
garrapatas. De esta forma, se incrementaría la incidencia de dengue, malaria,
enfermedad de Lyme y otras afecciones transmitidas por vectores. Los mosquitos,
en particular, son profundamente afectados por el calentamiento global. En la
actualidad, el aumento de la temperatura ha posibilitado que algunos géneros de
mosquitos y las enfermedades que transmiten aparezcan en altitudes mayores. El
aumento global de temperatura de la Tierra favorecería la expansión de estos
vectores hacia áreas que les eran anteriormente vedadas por razones climáticas.
Así, un análisis de proyecciones climáticas hacia el 2020 incluye la zona fría de la
ex Unión Soviética dentro del área con riesgo de transmisión de la malaria. Este
estudio prospectivo cobra vital importancia si se tiene en cuenta que hasta el día
de hoy no hay una vacuna disponible y, además, que los parásitos responsables
se vuelven cada vez más resistentes a las drogas utilizadas. Un ejemplo de que
estos cambios ya se encuentran en camino es la aparición -a partir de 1990- de
casos de malaria durante períodos tórridos en ciertos estados de Norteamérica
(Texas, Florida, Georgia, Michigan, Nueva Jersey y Nueva York). Los parásitos
claramente hallaron en estos lugares humedad, calor y gran cantidad de
mosquitos capaces de transmitirlos. La malaria también ya regresó a países donde
había sido anteriormente controlada: la península de Corea, partes del sur de
Europa y la costa de Sudáfrica que bordea el Océano Índico. Esto sería en parte
debido a que elPlasmodium falciparum, uno de los parásitos responsables de la
malaria, se desarrollaría dentro del mosquito Anopheles en sólo 13 días debido al
gran aumento de la temperatura ambiente, en contraste con los aproximadamente
26 días que le llevaba hasta ahora desarrollarse por completo dentro del vector (2,
5).
La Argentina, con su inmensa variedad de suelos y climas, no quedaría excluida
de estas proyecciones climáticas. Así, gran parte de nuestro territorio tendría
inviernos más templados, veranos más sofocantes, y la Ciudad de Buenos Aires,
con un clima casi tropical, sufriría continuas lluvias estivales breves e intensas. A
esto se suma el estrés laboral que también se agudizaría debido a las altas
temperaturas.
El viernes 2 de febrero de 2007, un numeroso grupo de científicos de todo el
mundo divulgó en París un informe que volvió a poner el alerta sobre los cambios
que se producen como consecuencia del calentamiento global. En relación con la
emisión de gases, la Argentina ocupa el puesto número 30 en el mundo: los
primeros lugares están representados por Estados Unidos de América, China,
Japón, la ex Unión Soviética y Alemania.
Según la Secretaría de Desarrollo Sustentable de la Nación, "nuestro país debe
planear dos estrategias: la ofensiva, basada en acciones de mitigación de los
gases del efecto invernadero, y la defensiva, con acciones de adaptación y
contención de las consecuencias". Es de esperar que estas estrategias sean
seriamente planificadas y no surjan, como siempre, de urgencias y apuros (3).
Si logramos reducir las emisiones de dióxido de carbono y otros gases
contaminantes del medio ambiente y favorecer la introducción comercial de las
energías renovables -como primeras medidas-, este proceso puede revertirse. Aún
estamos a tiempo. El futuro del planeta está en nuestras manos.

http://www.icarito.cl/enciclopedia/articulo/segundo-ciclo-basico/ciencias-naturales/organismos-
ambientes-y-sus-interacciones/2009/12/63-6627-9-cambio-global.shtml

Durante millones de años, el planeta ha sufrido modificaciones y esto ha ocurrido desde


mucho antes de la aparición del hombre. Aunque en el pasado no fue tan así, ya que el ser
humano fue un simple receptor de las alteraciones, debiéndose adecuar a ellas.
En la actualidad, el panorama es distinto, ya que el cambio que, es causado por el impacto de
las diferentes actividades humanas, ocurre más rápidamente.
La obtención de algunos recursos necesarios para la subsistencia de la población humana se
logra gracias a una serie de actividades como la agricultura, la ganadería y la pesca. Estas,
que, generalmente, interaccionan entre sí, son componentes primarios del cambio global que
provoca modificaciones ambientales como elcambio climático.
Al respecto, debemos señalar que cambio global no es lo mismo que cambio climático. Este
último es una de las consecuencias del primer fenómeno.
Otro aspecto de la influencia de las actividades humanas en la vida del planeta está referido a
las tensiones que afectan a un gran número de especies vivientes y que tienen que ver con las
graves alteraciones en la composición de los ecosistemas terrestres y acuáticos, llegando, en
algunos casos, a provocar su extinción. Entre las causas relacionadas con el hombre y que
llevan a la extinción de especies están la alteración de hábitat, la caza y pesca indiscriminadas
y la introducción de especies invasoras.

Además, el cambio global -debido a la velocidad con que ocurre la fragmentación de los
ecosistemas- provoca que las posibles adaptaciones de las especies a las transformaciones
ambientales, como por ejemplo la climática, sean mucho más difíciles en el futuro.

Sistematica: cuando una enfermedad afecta infecciosa ataca todo el organismo.

Local: Infección de carácter bacteriano, en un punto del organismo, en la que los gérmenes
permanecen y se multiplican hasta que son eliminados.

http://www.abc.es/agencias/noticia.asp?noticia=914462
(klebsiella)

También podría gustarte