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CANTAD A DIOS

CANTAD A DIOS QUE NOS HA REUNIDO


EL NOS DA SU AMOR
CANTAD A DIOS
nos llevarás de tu mano
nada nos ha de faltar
seremos tu pueblo nuevo
que camina unido a ti, nuestro Dios
caminarás con nosotros
nunca nos vas a faltar
tú llenarás nuestra vida
de alegría y de paz, de tu paz

TÚ ERES MI PROTECTOR
Tú eres mi protector,
llenas mi corazón
con cánticos de liberación.
De angustias me librarás.
Confiare en ti.
Confiaré en ti.
El débil dirá: “Fuerte soy”
con poder del Señor.

ALELÚYA (Expresarte)
Tu palabra me da confianza
si conmigo estás nada temeré
Has devuelto la luz a mi vida
tu bondad por siempre cantaré
ALELUYA, ALELUYA,
ALELUYA, ALELUYA
QÚE OFRECERTE
Hoy te ofrezco, Señor
el quehacer de cada día
Hoy te ofrezco, Señor
confiar en que me guías
Ante Ti, Señor,
entregaré mi vida entera
y abriré nuevas fronteras
anunciando tu Palabra
a los hombres que aún esperan.
HOY TE QUIERO OFRECER
EL VINO Y EL PAN
QUE FABRIQUÉ CON MI S MANOS.
HAZ QUE SEAN, SEÑOR,
EL CUERPO Y LA SANGRE,
ALIMENTO DE VIDA Y TRABAJO.
HOY TE QUIERO OFRECER
EL VINO Y EL PAN,
QUE FABRIQUÉ CON MIS MANOS
HAZ QUEE SEAN, SEÑOR
EL CUERPO Y LA SANGRE
LA FUERZA QUE ALUMBRE UN NUEVO SER

SANTO (jm)
SANTO, SANTO, SANTO
SANTO ES EL SEÑOR
DIOS DE TODO EL UNIVERSO
DIOS DE LA CREACIÓN
Cielo y tierra te reflejan
tu presencia manifiestan
bendito el que viene
en nombre del Señor (2)

SANTO, SANTO, SANTO…

Proclama el mundo tu gloria


Hosanna al hijo del hombre
Bendito el que viene
en nombre del Señor (2)

SIN MEDIDA
(C2)
Con tus gestos,
con palabras
En tu vida
Sin medida
Con tus gestos (da la paz)
Con palabras (da la paz)
En tu vida (da la paz)
Sin medida

Frente al odio da la paz


Desde dentro da la paz
Sana heridas da la paz
Sin medida

ELIJO LA VIDA

Cuando no hay más que cansancio,


y todo invita al abandono;
cuando muerde el amor
y se quiebran los intentos;
cuando la voz se la lleva el viento,
Cuando se cierra una puerta,
y no se abre una ventana;
cuando grita tu ausencia
y ni en la música te encuentro;
cuando en la noche pregunto,
Señor, si me has abandonado...
...en este punto del camino,
elijo la vida, elijo la vida,
elijo la vida, elijo la vida...
ELIJO ENFRENTAR CADA DÍA
LA DIFICULTAD
SABIENDO QUE ESA PROMESA
ESTÁ EN TUS MANOS.
ELIJO GASTARME
DANDO A LOS DEMÁS
LAS GANAS
DE CONSTRUIR Y GRITAR
QUE TÚ ERES LA FUERZA
EN NUESTROS DÍAS
DE LUZ, DE SOMBRA,
DE LLANTO, Y DE SUPERACION
Cuando siento que no hay nada
y el vacío me acompaña,
cuando pasan los días
y las horas son tan largas;
cuando la luz sólo alumbra desvelos.

Cuando faltan los motivos


y no hay rumbo en el camino,
cuando surgen los miedos
y se esconden los deseos;
cuando no estás, todo es gris,
todo es nada, todo indiferente...

En este punto del camino...

ELIJO ENFRENTAR CADA DÍA...

ELIJO CANTAR DE ALEGRÍA,


MIRAR MÁS ALLÁ
Y VERTE BROTAR
EN TODOS MIS PROYECTOS
ELIJO GASTARME
DANDO A LOS DEMAS
LAS GANAS
DE CONSTRUIR Y GRITAR
QUE TU ERES
LA FUERZA EN NUESTROS DÍAS
LA LUZ, LA PAZ,
EL CANTO EL GOZO Y LA VOZ
LA LUZ, LA PAZ,
EL CANTO EL GOZO Y LA VOZ.

ÚNA VEZ MAS


Cuando las fuerzas aflojan
tú me das con qué seguir
Cuando me ciego y me agobio
tú serenas mi vivir
confío en Ti
en Ti, confié
una vez más, en Ti esperaré
una vez más, en Ti esperaré
una vez más en Ti esperaré
una vez más en Ti, yo esperaré…
yo esperaré…

Cuando las fuerzas aflojan…

JESÚS, ¿QÚIEN ERES TÚ?

Jesús, quién eres Tú, tan pobre al nacer,


que mueres en cruz.
Tú das paz al ladrón, inquietas al fiel,
prodigas perdón.

Tú, siendo creador, me quieres a mí,


que soy pecador.
Tú, dueño y Señor,
me pides a mí, salvar la creación.

Jesús, ya sé de Ti, algo de tu Ser,


¿qué quieres de mí?
Mas yo quiero saber qué rumbo seguir,
qué debo hacer.

Di, qué he de esperar, qué senda elegir,


por qué he de luchar
Tú, ayúdame, pues no quiero más
dudar ni temer.
Cristo es Sal de la vida,
luz en tinieblas,
es todo Amor.
Cristo es trigo molido,
uva pisada, ése es Jesús.

Es fe al dudar, espera al crecer,


Amor al vivir.
Es paz al luchar, bondad al vencer
y gozo al servir.
LECTURA DEL PROFETA ISAÍAS (Is 50, 5-9a)
El Señor me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me
aplastaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni
salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como
pedernal,/ sabiendo que no quedaría defraudado. Tengo cerca a mi defensor, ¿quién pleiteará
contra mí? Comparezcamos juntos. ¿Quién tiene algo contra mí? Que se me acerque. Mirad, el
Señor me ayuda, ¿quién me condenará?

LECTURA DE LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SANTIAGO (St, 2, 14-18)


¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Es que esa fe lo
podrá salvar? Supongamos que un hermano o una hermana andan sin ropa y faltos de alimento
diario, y que uno de vosotros les dice: “Dios os ampare; abrigaos y llenaos el estómago”, y no le
dais lo necesario para el cuerpo; ¿de que sirve? Esto pasa con la fe: si no tiene obras, por sí sola
está muerta. Alguno dirá: “Tú tienes fe, y yo tengo obras. Enséñame tu fe sin obras, y yo, por las
obras, te probaré mi fe.”

LECTURA DEL EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS (Mc 8, 27-35)


En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Felipe; por el
camino, preguntó a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que soy yo?” Ellos le contestaron: “Unos,
Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas.” Él les preguntó: “Y vosotros, ¿quién
decís que soy?” Pedro le contestó: “Tú eres el Mesías.” Él les prohibió terminantemente decírselo
a nadie. Y empezó a instruirlos: “El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser
condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres
días.” Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo.
Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro: “¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú
piensas como los hombres, no como Dios!” Después llamó a la gente y a sus discípulos, y les
dijo: “El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me
siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el
Evangelio la salvará.”

Tambores de guerra
En silencio, en lo escondido,
se pelean las batallas más encarnizadas.
Contra el espejo interior, que me reprocha
sueños imposibles, afectos de piedra,
proyectos sin fecha.

Contra el mundo, que tantas veces


me descoloca, exige de más
o de menos, me provoca o seduce,
me envuelve y aturde.
Contra ti, Señor de lo escondido,
palabra callada, promesa sin hora,
presencia velada, distante cercanía
que tan pronto brillas como te me ocultas.

En el silencio, en lo escondido,
peleamos tú y yo.
A brazo partido, a puro misterio,
a corazón abierto.
Toda la vida es este combate.

José María Rodríguez Olaizola, sj

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