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UNIVERSIDAD ANÁHUAC MAYAB

COORDINACIÓN GENERAL DE FORMACIÓN HUMANA Y ESTUDIOS


GENERALES

CURSO DE PERSONA Y TRASCENDENCIA

Lectura 1

1. El sentido religioso
1.1 La religiosidad como dimensión de la naturaleza humana.

“El ser humano es una síntesis de lo temporal y lo eterno, de lo finito y lo infinito”


(Soren Kierkegaard)

La persona humana es un ser material y espiritual, no solo material ni solo


espiritual, sino dos realidades unidas íntimamente: alma y cuerpo. De acuerdo con
la antropología tomista: la persona es unidad integral, compuesta por un organismo
material y un alma espiritual.
Ramón Lucas también aclara que es necesario que el cuerpo esté unido al alma para
hablar de cuerpo humano y que el alma esté unida al cuerpo para hablar de un alma
humana. De tal manera que cuando el cuerpo y el alma se separan en la muerte, ya
no se habla de persona humana sino de cuerpo (cadáver) y de alma; pero esto
último lo analizaremos con detenimiento en otro tema más adelante.
Por ahora centrémonos en fundamentar eso de que la persona humana es un ser
material y espiritual.
Continuando con lo que Lucas, R (2010) propone, empecemos por hacer una
distinción entre: cosas y personas.
Las cosas son objetos, instrumentos que se fabrican o se producen, para
identificarlos usas la pregunta ¿qué es?, no así con los hombres que son sujetos
personales, únicos e irrepetibles y para identificarlos usas la pregunta ¿quién es?
Los sujetos personales son quienes tienen derechos y deberes, los objetos no los
tienen.
Observemos algunos hechos que nos permitirán entender mejor quién es el hombre.

a) El hombre es un organismo vivo.


Esto implica que el hombre nace, crece y se desarrolla, pasando por diversas
etapas que conllevan cambios físicos, sin que esto cambie su identidad, la
cual permanece a lo largo de toda su vida.
Este organismo vivo que es el hombre está formado por moléculas y átomos,
es un conjunto de materia, es visible, tangible, al estar sujeto a las leyes
de la materia orgánica no puede evitar la enfermedad ni la muerte. El
“cuerpo humano” es el organismo material por el cual el hombre está en el
mundo. Este cuerpo humano es la carta de presentación con la cual se
identifica y se distingue. Sabemos por ejemplo, que las huellas dactilares
son una característica única de cada persona, permanecen iguales a lo largo
de la vida, a pesar de los diversos cambios que se presentan.
b) Este organismo vivo que es el hombre y que desarrolla algunos actos
causados directamente por el cuerpo, como por ejemplo caminar,
alimentarse, palpar, etc., también es capaz de realizar otro tipo de actos
como pensar; analiza, construye “ideas” abstractas entendiendo conceptos,
es capaz de amar, es capaz de elegir, en fin, puede realizar una serie de
actos que no se limitan exclusivamente a las dimensiones espacio-
temporales, a estos actos los llamamos espirituales, manifestándose así la
capacidad llamada espíritu o alma espiritual por lo tanto podemos afirmar
que el hombre es un ser espiritual.
La persona humana está formada por un cuerpo material y un alma espiritual.
Recuerda que cuando hablamos de persona nos estamos refiriendo a alguien en
concreto, tú que en este momento estás leyendo, la compañera Laura, el maestro
Luis, personas concretas.
Ahora bien, ¿cómo definir la persona humana?, para ello continuaremos analizando
lo que Lucas R (2010) nos dice al respecto:
La persona humana es un sujeto individual racional.
La persona es sujeto, alguien que tiene valor propio, existe en sí y por sí y no con
dependencia de otro. Por ser sujeto la persona tiene determinadas capacidades,
realiza ciertas operaciones y se manifiesta al exterior a través de
comportamientos precisos. Es un “yo” que actúa, un “yo” que es capaz de controlar
las acciones y reacciones. A pesar del paso del tiempo y sufriendo diversos
cambios es ella misma siempre. Alguna vez has visto tus fotos de recién nacido,
¿qué piensas cuando las ves? “estoy igualito”, me imagino que no, creo que en
muchos casos hay quienes piensan: “afortunadamente ha pasado el tiempo”, porque
la verdad es que cuando nacemos no siempre estamos de lo más hermosos, aunque
para la mamá que tiene el bebé en brazos se le hace el bebé más bello. Pero sigues
siendo tú, a pesar de los cambios. Lo mismo pasa cuando ves por ejemplo a tus
abuelos, el tiempo ha debilitado alguna de sus capacidades, sin embargo siguen
siendo ellos y los amas. La persona es sujeto por lo que tiene valor propio.
La persona es individuo, es decir estamos hablando de alguien que es único,
irrepetible, insustituible, que es poseedor de una unidad interna, diferente de
otros, es un hombre en singular, es inconfundible. Precisamente por esto, por ser
única e irrepetible la persona, es merecedora de respeto. Piensa en alguna vez que
hayas visitado un museo, en donde exhiben una obra de arte famosa, ya sea de
pintura o escultura, ¿cómo tienen custodiada esa obra? cuidan la intensidad de la
luz que le llega, la temperatura, incluso no debes acercarte hasta cierta distancia,
ya que hay que evitar que la obra sea dañada, porque es única. Ahora piensa que tú
eres una persona única e irrepetible, que mereces ser trata con respeto de
acuerdo a la dignidad que tienes por ser persona; esto también es válido para toda
persona con la que convives, con las que te encuentras por la calle, con las que
sabes quienes son y con las que no.
Bien, hasta aquí tenemos dos conceptos que integran la definición de persona,
primero como sujeto dijimos que tiene valor propio, que se pertenece a sí mismo,
que existe en sí y por sí. Segundo como individuo dijimos que es única, irrepetible e
insustituible, por ello merece respeto.
Ahora analizaremos el siguiente concepto que forma parte de la definición.
La persona es racional, y no solamente nos referimos a que la persona realiza actos
racionales como pensar, hablar, etc., sino que estamos diciendo que el modo de ser
de la persona es racional, su ser es espiritual, tal y como lo argumentamos en
párrafos anteriores. De tal manera que la persona en un momento preciso puede no
estar ejerciendo la capacidad de pensar o hablar, por ejemplo si se ha desmayado o
está durmiendo, sin embargo el hecho que la persona que se ha desmayado no pueda
hablar, no elimina de ella su ser racional, ya que aun no poniendo en acto estas
capacidades las tiene en potencia. Recuerda que cuando se habla de potencia se
refiere a la posibilidad de ser algo, es decir se tiene la capacidad de serlo, y el
acto es serlo ya, es la realización de aquella potencia, ejemplo: tú eres un
profesionista en potencia, llegarás a realizarlo. Ciertamente la persona manifiesta
su racionalidad a través de actos concretos, pero el hecho de no poder
manifestarlos, no elimina su naturaleza humana. Precisamente porque tiene una
naturaleza humana es capaz de manifestarse con actos racionales. Hasta aquí nos
ha quedado claro lo que implica que la persona sea racional, es nuestro modo de ser,
no podemos renunciar a nuestra naturaleza racional.
Ahora bien, la persona por ser “racional” tiene capacidades superiores
(inteligencia, amor, sentimientos, moralidad, religiosidad), que por ser propios de
nuestra naturaleza todos los seres humanos compartimos.
Continuemos con este recorrido para comprender la religiosidad como dimensión de
la naturaleza humana. Como hemos visto la religiosidad parte de la naturaleza
racional del hombre, es parte de su modo de ser. Hegel (citado por Lucas R.)
llegará a decir “el hombre es religioso porque no es un animal, sino un ser
pensante”, precisamente por tener la capacidad de pensar, razonar, analizar, etc
constantemente nos enfrentamos a interrogantes fundamentales, tales como:
¿quién soy?, ¿de dónde vengo?, ¿a dónde me dirijo?, ¿cuál es el sentido de la propia
existencia?, y ante estos cuestionamientos, el hombre por su inteligencia (potencia
ilimitada de verdad) y por su voluntad (potencia ilimitada de bien), va
descubriendo que no cualquier respuesta satisface su búsqueda, experimenta ese
impulso constante de ir más allá de lo alcanzado, tal parece que al reconocer su
finitud reconoce la existencia de lo infinito. Nos damos cuenta que la persona es
trascendente ya que experimenta en sí misma ese impulso que le lleva a superar
cada vez más su propia limitación humana y ese movimiento tiene una dirección, el
absoluto. Lucas R, sintetiza diciendo “La trascendencia es el movimiento por el
cual el hombre se supera constantemente a sí mismo; este movimiento tiene una
dirección: el Absoluto”, (absoluto: es aquello que no está condicionado por otra
cosa)
La inteligencia que impulsa al hombre a buscar la verdad, solo podrá ser saciada en
la Verdad Absoluta y la voluntad que le impulsa a buscar cada vez un bien mayor,
solo quedará saciada con el Bien Absoluto, todo ello permite al hombre reconocer
la existencia de ese “Absoluto” en el cual quedará saciada su búsqueda de verdad y
bien. Con lo expuesto, Lucas, R (1996), nos ayuda a comprender que “la persona
está abierta al Absoluto” la persona tiene la capacidad de entrar en relación con
Aquel que no tiene principio ni final, y solo Dios es Verdad infinita y absoluta y
solo Dios es Bien ilimitado y absoluto. Dios es quien responde a las interrogantes
fundamentales del hombre. Blaise Pascal, matemático y filósofo francés expresa:
“Hay que conocer a los hombres y las cosas humanas para amarlos; hay que amar a
Dios y las cosas divinas para conocerlos” conocer a Dios permite al hombre
entenderse a sí mismo, a sus semejantes y el mundo que le rodea.
El hombre tiene inscrito en su naturaleza el deseo de Dios. Es por naturaleza y
vocación un ser esencialmente religioso, capaz de entrar en comunión con Dios.
Este deseo y búsqueda de Dios se manifiesta en la religión.

Lectura 2

1.2 Diferentes tipos de manifestaciones religiosas.


“El hombre es religioso porque no es un animal, sino un ser pensante”
(Hegel)

Existen un gran número de posibilidades a través de las cuales el hombre


manifiesta su búsqueda de lo absoluto, de lo divino.
Piensa por un momento en las personas que conoces y seguro encontrarás una
diversidad de creencias entre ellas, algunas manifiestan ser muy religiosas y habrá
a quienes parece no preocuparles mucho esto de la “religión”. Sin embargo, como
señalan Calvo y Ruiz (1996), lo que sí es evidente es que existen lugares específicos
para el culto, ritos, doctrinas, símbolos que nos hablan de una realidad: la religión.
Por ello afirman que la religión es un fenómeno ya que es una realidad observable y
analizable, a esta evidencia que la religión existe se le conoce como “el hecho
religioso”.
Esto se hace evidente en las diversas culturas, la antropóloga Annemarie de Waal
(citada por Calvo y Ruiz, 1996) afirma que la religión es uno de los aspectos más
importantes de la cultura estudiados por diversos antropólogos y otros científicos
sociales. Pero ¿cómo definir religión? Para nuestro curso tendremos en cuenta la
siguiente definición, que incluye diversos elementos esenciales:

“Es un hecho humano específico que tiene su origen en el reconocimiento por parte
del hombre de una realidad suprema, la cual confiere sentido último a la propia
existencia, al conjunto de la realidad y al curso de la historia” (Calvo y Ruiz, 1996).

Bien, analicemos la definición.


Es un hecho humano, esto nos ha quedado claro en el tema anterior, ya que se ha
argumentado acerca del hombre como único ser dotado de inteligencia y voluntad,
que aspira al absoluto. Por su propia naturaleza racional el hombre se cuestiona
sobre el origen y fin de su existencia, buscando encontrar el sentido de su vida. El
hombre al percatarse que su vida es una constante lucha y esfuerzo por alcanzar
una meta y cuando ha llegado a la cima, cae y debe volver a empezar, una y otra
vez, como lo señala Camus en El mito de Sísifo (citado por Sayés, J., 1996), percibe
la urgencia, la necesidad de encontrar el sentido de su existir.
Para los animales el fin de su existencia no implica problema alguno.
Lucas (2010) explica: la inteligencia (intus-legere, leer dentro) como potencia
ilimitada de verdad, es capaz de “entender la esencia de las cosas materiales y las
realidades de las inmateriales” y la voluntad tiende al bien dado a conocer por la
inteligencia, ambas facultades permiten al hombre reconocer esa realidad
suprema (esta realidad suprema es concebida de formas distintas y su
denominación más habitual es “dios”) que le da sentido a su existencia y a cuanto le
rodea.
El hombre intenta relacionarse, desea re-ligarse con Dios, esto es lo que
manifiesta la religión (religare =religar).
Veamos algunos elementos esenciales para la existencia de la religión, expresados
por Calvo y Ruiz (1996).
 Reconocimiento de una realidad independiente y superior al hombre, de la que se
habla con lenguaje religioso, produciéndose así libros sagrados, doctrinas y
teologías.
 Una actitud de acatamiento hacia esa realidad suprema, que se manifiesta en una
vivencia interior (experiencia mística) y en un comportamiento exterior, plasmado
en un culto y una ética especial.
 Una comunidad de aquellos que profesan la misma religión, que se concreta en una
organización que los distinguen de los demás, formándose así una sociedad, una
institución (secta o iglesia)
Además es necesario tener en cuenta que la religión tiene su propio lenguaje, como
cualquier otra área de la actividad humana, es necesario conocerlo para entender e
interpretar aquello que trasmite. El lenguaje de la religión incluye formas
altamente simbólicas, antropomorfismos y analogías ya que intenta explicar
experiencias. Veamos más despacio esto, simbólicas porque, en este caso, expresan
una interpretación común de una verdad filosófica o teológica, que no es fácil
comprender de manera sencilla, ejemplo en el cristianismo el relato de la creación
(en el libro del Génesis) es la expresión de una verdad “Dios es el creador de todo
cuanto existe”, por lo que maneja muchos simbolismos que permitan ir
comprendiendo esta verdad; antropomorfismos es describir a Dios dándole forma
de hombre, por ejemplo: en el mismo relato de la creación, se dice que Dios planta
un jardín, que forma al hombre de barro, que se alegra o siente enojo; por último
analogías, que contribuyen a comprender la realidad de Dios o de las verdades
reveladas al establecer relación o semejanza con lo conocido por nuestro intelecto,
ejemplo cuando en el Nuevo Testamento (una de las dos partes de la biblia
católica) se habla del matrimonio como analogía del amor nupcial de Cristo por su
Iglesia.
El desconocimiento de estas características del lenguaje religioso así como
pretender tomar sus expresiones de manera literal, genera problemas para
comprender aquello que el mensaje trasmite. Pongamos un ejemplo: en el
cristianismo hay un relato del Antiguo Testamento en el que se habla de un hombre
que es tragado por una ballena y permaneció tres días en el estómago de la ballena
para posteriormente ser arrojado a la playa, ya que debía cumplir su misión; este
relato si lo escuchaste cuando eras niño, quizá te sonó emocionante, pero si ahora
lo escuchas y desconoces lo que significa, pensarás que son cosas de niños, y si a
esto le aumentas que al final del relato dicen “palabra de Dios”, la interrogante
será mayor.
Pero el problema lo genera no la falta de veracidad de lo que escuchaste, sino la
carencia de elementos necesarios para su interpretación adecuada, que te lleve
descubrir la verdad del mensaje trasmitido a través del relato. Por ello es
necesario conocer el lenguaje religioso para comprender la riqueza de lo que
trasmite.
Podemos sintetizar lo anterior en: que el hombre busca responder a través de la
religión, las interrogantes más profundas, alcanzar la felicidad y su trascendencia.
Ante lo que hemos dicho sobre la religión como parte natural de la existencia del
hombre, es posible que estés pensando en algunas personas quienes dicen no
profesar ninguna religión o no tienen alguna creencia en particular y que, tal
parece, intentan vivir como si Dios no existiera, sin embargo estas personas
también buscan ser felices y también quieren trascender, simplemente lo que
sucede es que, encauzan su búsqueda en una diversidad de temas como pueden ser:
el cientificismo (es en la ciencia donde intentan encontrar respuestas),
antropocentrismo (en el hombre mismo centran su búsqueda de felicidad y
trascendencia), naturalismo, ocultismo, etc. pero que al fin de cuentas
corresponden a una manifestación de su religiosidad natural.
Es posible que con lo expuesto sobre el deseo de trascendencia y búsqueda de la
felicidad por parte del hombre, pudiera quedar la idea de que Dios es producto
entonces de tan solo el deseo y esta búsqueda, por ello Sayés, J (1996) considera
que es necesario dar argumentos para entender la existencia de Dios como una
exigencia de la realidad misma que somos y nos rodea.
Hablemos de estos argumentos, las pruebas de la existencia de Dios.
Iniciando por las pruebas externas dadas por Tomás de Aquino. Son externas ya
que surgen de la observación de la realidad que nos rodea.
La primera es la vía del movimiento: la realidad del cambio o del movimiento (en
sentido aristotélico) que implica que todas los cosas móviles para cambiar de
estado necesitan ser movidas por otra cosa, exige necesariamente la existencia de
un primer motor inmóvil (que no es movido por otro ser), porque no es posible
fundarse en una serie infinita de iniciadores del movimiento.
La segunda es la vía de las causas eficientes: puesto que las causas eficientes
forman una sucesión y nada es causa eficiente de sí mismo, hay que afirmar la
existencia de una primera causa.
La tercera es la vía de los seres contingentes y del ser necesario: los seres
contingentes son aquellos que existen pero que podrían no existir: tú naciste pero
podrías no haber nacido al igual que tus padres, abuelos y todos tus antepasados.
Todos los seres naturales son contingentes pues pudieron no haber existido. Pero
es lógicamente forzoso que haya un ser necesario: uno que no pudiera no existir y
que explique la existencia de todos los seres contingentes que vemos existir.
La cuarta es la vía de los grados de perfección: puesto que todas las cosas existen
según grados (de bondad, verdad, etc.), debe también existir el ser que posee toda
perfección en grado sumo, respecto del cual las demás se comparan y del cual
participan.
La quinta es la vía teleológica o del orden y la finalidad: existe un diseño o un fin en
el mundo, por lo que ha de existir un ser inteligente que haya pretendido la
finalidad que se observa en todo el universo.
Santo Tomás, termina sus cinco vías uniéndolas con la afirmación: “y esto es a lo
que todos llaman Dios”.
Veamos ahora las pruebas internas que proporciona Agustín de Hipona. Son
internas ya que se derivan de la realidad misma que somos.
Verdades eternas: todo hombre aspira al grado más alto del conocimiento, el
conocimiento de lo universal y de lo necesario; busca conocer la verdad y si Dios es
la verdad absoluta entonces solo Dios es el que fundamenta y hace posible ese
conocimiento.
La ley natural o el deber moral: Lucas, R (2010) comenta el hombre es capaz de
distinguir entre el bien y el mal, entre la justicia y la injusticia, entre hacer algo
bueno y hacer algo malo, esto es algo inscrito en él. “El hombre es el único animal
que puede ser interpelado por Dios, porque Dios mismo ha colocado en él una
capacidad de ser interpelado” Sayés, J (1996)
Deseo y búsqueda de la felicidad: todo hombre desea ser feliz, desea alcanzar el
bien absoluto, aquel que fuera de él no hay más.

Por lo anterior nos damos cuenta que sí es posible conocer a Dios por la razón.

“La más noble fuerza del hombre es la razón. El fin más elevado de la razón es el
conocimiento de Dios”
(San Alberto Magno)

Lectura 3 (esta lectura es solo para autoestudio)

1.3 El conocimiento de Dios en las religiones no cristianas.


“La religión está en el corazón, no en las rodillas”
(Jerrold)

Analicemos ahora algunas manifestaciones concretas de esta búsqueda de Dios por


parte del hombre.
Hinduismo.
Sayés, J (1996) nos explica que esta religión tiene sus orígenes cuando los arios
llegaron a la India en el segundo milenio antes de Cristo. Carece de una ortodoxia
que permita definirlo perfectamente. A lo largo del tiempo ha ido acumulado
experiencias e influjos de otras religiones, por lo que se puede definir como un
conjunto de religiones más que una religión propiamente. Dentro de él existen
diversas corrientes filosófico-religiosas tales como la samkya, mimansa vedanta y
así como corrientes teístas populares como el visnuismo, sivaísmo y el saktismo. En
este primer periodo se elabora una serie de textos en sánscrito conocidos con el
nombre de Vedas (saberes), lo que constituye propiamente el vedismo. Esta
corriente experimenta fundamentalmente que la realidad terrena, la vida y el
movimiento, son apariencia engañosa y fuente de dolor, de los que solo es posible
escapar por la renuncia y recogimiento. Existe un principio espiritual que es el
Brahma y otro individual que es el Atman (el yo, el alma), y la salvación consiste en
que el Atman se fusiona con el Brahma consiguiendo la perfecta unidad con el todo
y negando así las vicisitudes de la existencia.
Quien no consiga la purificación, tendrá que reencarnarse hasta conseguir la total
identificación con el Brahma, mientras tanto deberá estar sometido a la ley del
karma (de las consecuencias de las decisiones tomadas en vida) y la reencarnación
será más o menos digna de acuerdo a la propia vida anterior.
Más tarde se da una reacción popular en la que se busca a un Dios más personal:
Visnú y Siva. Visnú es la dignidad suprema del que provienen, por emanación,
divinidades inferiores femeninas. Actúa con su sakti (energía). Siva es también el
ser supremo y señor del mundo.
El saktismo es una tercera corriente que hace del sakti un principio absoluto, una
energía creativa.
El politeísmo está presente en el hinduismo y en el visnuismo como en el sivaísmo la
salvación del yo se realiza mediante la identificación con la divinidad. El dharma es
el orden global y obligatorio de la cosas, poniendo supremacía del todo sobre la
parte.
Por lo tanto la eternidad no es un encuentro con el amor, expansión de la persona,
sino una disolución de la personalidad, que desaparece en el todo. En estas
religiones la vida es experimentada como dolor y se busca la salvación mediante la
contemplación y el ascetismo que permite al hombre huir de la experiencia de la
vida.

Jainismo
Stanford,P (2014) afirma que los fieles del jainismo se rigen por un patrón
establecido por un príncipe eremita indio llamado Mahavira en el siglo VI a. C. No
creen en Dios o en dioses, aunque sí sostienen que existen jinas, o almas puras, y
tirthankaras, maestros inspirados. Son vegetarianos, rechazan los bienes
mundanos, el sexo y la violencia. Pareciera que son ateos, sin embargo creen en la
inmortalidad del alma. Comparten con hindúes y budistas la creencia del ciclo del
samsara (ciclo de nacimiento, muerte y reencarnación), pero ya que para ellos no
hay dioses que puedan ayudar al hombre, el destino solo depende de él mismo.

Budismo.
Nace como una antropología más que como una teología, hacia el año 500 antes de
Cristo, en la India y surge como una respuesta en contra del ritualismo y
misticismo de los brahmanes (sacerdotes hinduistas). Intenta encontrar el
equilibrio entre el arte de vivir y la renuncia a sí mismo. Para su fundador Sidharta
Gautama (Buda: “iluminado”) el hombre debe escapar del dolor, esta salvación o
liberación se da en medida en que el hombre por sus propias fuerzas logre apagar
el deseo o búsqueda de experiencias sensoriales, que es de donde proviene el dolor,
según esta doctrina. Coincide con el hinduismo en la trasmigración de las almas y en
concebir la salvación como el paso a una forma de no existencia (nirvana). En el
budismo no existe un término para designar a Dios, aunque no se niega
explícitamente su existencia. Dios no aparece como un ser distinto al hombre con
el que se pueda tener una relación personal. Utiliza un término genérico, deva, para
designar ciertas divinidades, pero que también ellas están sometidas a un proceso
de reencarnación.
Es considerada una doctrina agnóstica en cuanto que margina a Dios, Buda
prescindió de lo divino. Carece de oración de petición, de oración que le relacione
con un ser divino diferente. Al no considerar a Dios desde una noción personal,
carece entonces del concepto de pecado, como violación del amor.
Según López G. (1992, citado por Sayés) en la historia del budismo posterior se da
una evolución en la que Buda es considerado un ser cósmico, más o menos
divinizado, esto se le conoce como el Mahayama, o gran vehículo, aquí se consigue la
salvación con la ayuda de otros Budas o seres iluminados, entre estos adquiere un
relieve especial Amida, Se trata de un Buda a quien se implora con verdadera
devoción.

¿Qué te parece lo que hasta aquí hemos analizado de las diferentes religiones?
Según lo expuesto te habrás dado cuenta que tanto en el hinduismo como en el
budismo, unido a un fuerte sentido de espiritualidad, se da una concepción
insuficientemente personal de Dios, hasta llegar al grado que en el budismo se
desvanece también el concepto de persona.
Continuemos conociendo otras religiones, el siguiente conjunto de religiones tienen
una característica en común, la Revelación, Dios se da a conocer al hombre. Es Dios
quien sale al encuentro del hombre.

El orden en el que analizaremos las siguientes religiones, es un orden práctico que


permita desarrollar mejor el curso, por lo tanto no es un orden cronológico.

Islam
Tiene sus inicios en el siglo VII d. C. cuando Mahoma, quien había nacido en un
ambiente politeísta, siente la llamada a predicar el monoteísmo a los suyos.
En el Islam se anuncia el concepto de un Dios único, trascendente y personal, esto
sin duda se debe a que Mahoma conoció el concepto de creación, por el cual Dios se
distingue de la criatura. Esta concepción del Dios único, personal, creador, que
anuncia el Islam, llegan a Mahoma por influencia judías y cristianas que había
recibido. Para Rubio, L (citado por Sayés) Mahoma se sirvió como fuente del
Antiguo Testamento de la Haggadá introducida en Arabia por tribus judías, y el
cristianismo lo conoció por medio de sectas arrianas y docetas, refugiadas en
Arabia. Ambas sectas (arrianas y docetas) son herejías, es decir: doctrinas que se
oponen a la verdad revelada por Dios y propuesta por la Iglesia. Los arrianos niegan
la divinidad de Jesucristo, para ellos Dios (Padre) solo creó a Jesucristo para que
sirviera de apoyo a sus planes divinos y los docetas niegan la humanidad de
Jesucristo diciendo que solo tuvo un cuerpo aparente.
La información que recibe Mahoma acerca de Jesucristo, es información que no
está conforme a la verdad revelada por Dios.
El gran tema de la predicación de Mahoma en la Meca es la conversión a Alá, Dios
único, creador y remunerador. Admiten la fe en la resurrección, el juicio final, el
paraíso y el infierno. Niega que Jesús sea Dios, lo consideran un profeta
extraordinario, nacido de la Virgen María y niegan que haya muerto en la cruz. La
predicación de Mahoma se encuentra registrada en el Corán. Los musulmanes
tienen una reunión religiosa los viernes en la mezquita. La música y las imágenes
quedan prohibidas en el culto. La poligamia es permitida.
Para el Islam, el Dios único y absoluto tiene en sí todo el poder, por lo que la
persona no puede ejercer plenamente su autonomía. Quedando limitados el
concepto de gracia y pecado.

Sijismo
“El sijismo surgió a finales del siglo XV y lo fundó el gurú Nanak, un hindú que había
estudiado el Islam. Es una religión monoteísta y compartiendo con el hinduismo el
ciclo del samsara. El sijismo posee su propia singularidad, basada en el primordial
deber del servicio, a Dios y a la comunidad. Por lo que el sijismo difiere del
hinduismo en el peso que otorga al sometimiento del individuo a la saciedad”.
Stanford, P (2014)

Judaísmo
Dios ve el camino difícil que atraviesa el hombre en la búsqueda de la verdad y
decide hablarle, extendiendo su mano providente.
Aproximadamente unos dos mil años antes de Cristo, Dios se manifiesta (Teofanía)
hace un llamado a Abrán un pastor de Ur de Caldea, seguramente era un hombre
religioso, lo propio de esa época era creer en muchos dioses (politeísta). Toda su
vida se centraba en el ir y venir con su rebaño, un día Dios le sale al encuentro y le
dice: “Sal de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre, y vete al país que yo
te indicaré. Yo haré de ti un gran pueblo; te bendeciré y engrandeceré tu nombre.
Tú serás una bendición. Y yo bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que
te maldigan. Por ti serán bendecidas todas las naciones de la tierra” (Gén 12, 1-3).
Abrán confía en Dios y sale de su tierra. Dios le promete a Abrán que será el padre
de una gran nación y por ello le cambia el nombre por el de Abrahán. Dios ha
establecido una alianza con Abrahán. Este Dios que se Revela, es un Dios distinto a
los dioses que Abrahán había conocido, es un Dios fiel, que cumple sus promesas y
sobre todo es un Dios único, no hay más Dios fuera de él, el concepto de
monoteísmo es un concepto revelado. Dios hace una alianza con Abrahán.
Abrahán conforme a lo prometido por Dios, tiene un hijo, Isaac, del que vendrá su
descendencia, pero se enfrenta a la prueba en la que Dios le pide en sacrificio a su
propio hijo; es muy probable que pienses que esto es una locura, cómo Dios le pide
en sacrificio a su hijo.
Para comprender mejor lo anterior te explico algo importante que debe tenerse en
cuenta cuando se estudia Teología (ciencia que estudia a Dios, lo relacionado con la
fe, ritos, creencias y aquello que pertenece al ámbito religioso desde la
Revelación), Ratzinger, J (2007), nos dice que la Teología utiliza un método (entre
otros) que intenta conocer y entender con la mayor exactitud posible el pasado –
tal como era en sí mismo- para descubrir así lo que el autor quiso y pudo decir en
ese momento, considerando el contexto de su pensamiento y los acontecimientos
de entonces, a este método se le conoce como: histórico crítico. De lo contrario
sería injusto juzgar algo acontecido o relatado desde hace miles de años con los
criterios de hoy siglo XXI.

Considerando lo anterior nos es más fácil comprender la actitud de Abrahán, del


cual dijimos que era un hombre profundamente religioso y que además este Dios
con el que se estaba relacionando era un Dios con características distintas a las
por él conocidas de un dios; veamos que sucede con Abrahán, cuando ya está todo
listo para el sacrificio, Dios impide que Abrahán mate a su hijo Isaac y le da un
cordero para el sacrificio. Vemos una vez más que Abrahán confirma que este Dios
con el que está tratando es un Dios distinto a los dioses que conocía, ya que este
Dios es quien provee, quien da, es un Dios en el que se puede confiar porque cumple
sus promesas, es un Dios que merece ser adorado.
Continuando con la historia del pueble elegido por Dios, Isaac tiene dos hijos: Esaú
y Jacob. También a Jacob Dios le cambia el nombre por el de Israel (el que lucha
con Dios) quien tiene 12 hijos, de los cuales uno era su favorito, se llamaba José, a
quien por envidia sus hermanos lo venden y es llevado a Egipto.
José se establece en Egipto y llega a ser parte importante de la corte del faraón.
Más tarde la región es azotada por una gran hambruna lo que ocasiona que los
hermanos que habían vendido a José, busquen ayuda en el país de Egipto y se
encuentran a José, quien les perdona e instala en Egipto con toda su familia;
pasado el tiempo los israelitas son hechos esclavo por los egipcios, ante esto los
israelitas claman a Dios pidiendo su ayuda. Dios escucha las plegarias de su pueblo
y envía a Moisés para rescatarlos. Seguramente ya conoces la historia, de cómo
Dios manifiesta su poder para liberar a los israelitas, Dios se mantiene fiel a su
promesa, y los rescata, les hace pasar por el mar rojo, separando las aguas y
permitiendo al pueblo ser liberado de la esclavitud.
El pueblo de Israel, celebra el paso de la muerte a la vida, de la esclavitud a la
libertad; celebran la Pascua.
Hasta nuestros días los judíos celebran la Pascua, el padre de familia va narrando
los acontecimientos que hicieron posible la liberación del pueblo. El zikkaron es el
memorial, la actualización en el rito de la salvación realizada por Dios, que se había
comprometido a seguir salvando a su pueblo.
Después de haber sido liberado, el pueblo inicia un peregrinar en busca de la tierra
prometida, Moisés los conduce por el desierto, y Dios sigue presente en la historia
de este pueblo, estableciendo nuevamente una alianza con ellos que se resume en
esta declaración de Dios “Yo seré tu Dios y tú serás mi pueblo” (Ex 19,5). En este
mismo contexto de alianza se da la promulgación del decálogo (los diez
mandamientos), como carta magna de la alianza que Dios va a sellar con su pueblo.
El pueblo de Israel comprende que el decálogo es una respuesta al Dios que lo ha
liberado por iniciativa propia y lo ha salvado, esto confiere una vocación que da
sentido a su existencia.
Con el cumplimiento del decálogo el pueblo agradece a Dios el amor que le ha
tenido, la fidelidad que ha mostrado para con ellos. Es el amor que nace de la
alianza el que ha de inspirar la observancia de la ley. Un pueblo que ha sido llamado
a la santidad debe aceptar un estilo de vida conforme al de Dios. La ley explica
cómo debe vivir un pueblo consagrado a Dios.
Esta relación de Dios con su pueblo, tendrá un elemento central el Mesianismo, que
da inicio con el profeta Natán quien le dice a David, en nombre de Yavé, (nombre
que Dios da a Moisés de Sí mismo), “Te edificaré una casa y cuando tus días se
hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la
descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré el trono de tu realeza”
(2Sam 7, 11-12) El pueblo se queda en espera de que se cumpla esta promesa.

Todo esto lo conserva en su memoria el pueblo y es trasmitido de generación en


generación, posteriormente es puesto por escrito dando origen a la Biblia Hebrea,
compuesta por:
1) Torá – Ley
2) Nebi´im- Profetas
3) Ketubim- Escritos

El pueblo judío espera aún la llegada del mesías rey que venga a restablecer el
poder del pueblo elegido por Dios.
El tema del mesianismo lo desarrollaremos ampliamente en lecturas posteriores.
Hasta aquí tienes ya una visión amplia de las diversas religiones no cristianas.

Fin del tema 1

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