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Guia de Lectura 1
Guia de Lectura 1
Introducción
El teatro renacentista
Los corrales y sus representaciones
Dos contemporáneos de Lope de Vega
Lope de Vega y la comedia española del Barroco
El ciclo de Lope de Vega: Tirso de Molina, J. R. de Alarcón y otros
El entremés y Quiñones de Benavente
El auto sacramental
Calderón de la Barca
El ciclo de Calderón de la Barca
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Introducción
El teatro español del Siglo de Oro constituye una de las etapas más importantes del
teatro universal, comparable sólo con la escena clásica griega, con el movimiento
teatral bajo Luis XIV en Francia y con el teatro isabelino presidido por William
Shakespeare, con el que guarda muchas semejanzas, como veremos más adelante.
Bajo la denominación inexacta de Siglo de Oro se considera la producción literaria
española comprendida desde los comienzos del siglo XVI hasta las décadas finales
del siglo XVII, aunque ya hoy día prevalece la tendencia a llamar a este largo
período –cerca de dos centurias– la Época de Oro.
El teatro renacentista
El panorama del teatro español concebido bajo los ideales renacentistas muestra
diversas orientaciones, de distinto contenido y diferentes logros, pero en todas ellas
es común la influencia italiana, tanto en el texto dramático como en el desarrollo de
las compañías teatrales. La mayoría de los escritores o vivieron en Italia y allí
entraron en contacto con el arte de la época, o conocieron el teatro de los italianos
por los conjuntos que llegaban a España con sus nuevos modos escénicos.
Lope de Rueda como dramaturgo, además de sus comedias al estilo italiano, donde
usó por primera vez en el teatro español el personaje de la mujer vestida de
hombre (en Los engañados) de tan saludable descendencia en el teatro posterior,
fue maestro en el género del paso, antecedente del entremés. El paso es una
especie de boceto dramático, de intención divertida y de pocos personajes, siempre
de extracción popular, que se insertaba bien al principio, en medio o al final de
obras más largas, con una funcionalidad similar a la de los entremeses posteriores.
Entre sus pasos descuellan Las aceitunas y La tierra de jauja. En estas obritas,
Lope de Rueda usó un verdadero lenguaje popular que hasta ese momento no
había subido a los tablados castellanos y que constituye su principal aportación al
teatro posterior.
El escenario del corral, además de las puertas al interior, donde estaban los
camerinos de los actores, presentaba en el piso superior balcones y ventanas que
se usaban en las representaciones. No había arco de proscenio ni telón de boca.
El vestuario de los actores, era, como en el teatro inglés coetáneo, muy lujoso,
viniendo a paliar de algún modo la escasez de recursos escénicos. Siguiendo la
tendencia del anacronismo predominante en las artes plásticas de entonces,
siempre correspondía a la moda del momento. En las obras de asunto histórico este
anacronismo podría servir para subrayar en determinadas escenas la vigencia del
tema.
El público que asistía a los corrales era, como puede deducirse, heterogéneo,
compuesto de personas de muy diferentes clases sociales y distinta formación
cultural. Al entrar al recinto tenía que pagar un precio inicial muy económico y
después un suplemento según la sección en la que se situaba, aunque no había un
verdadero control sobre esto. Las representaciones tenían lugar por las tardes y
debían concluir una hora antes del anochecer. La temporada teatral se extendía
desde la Pascua de Resurrección hasta el comienzo de la Cuaresma y las funciones
se celebraban en los días festivos y dos o tres veces en la semana. Las obras, en
contraste con lo que ocurre hoy en las grandes capitales, donde se mantienen
temporadas enteras, duraban muy poco tiempo en cartel, a lo sumo, una semana.
Lo más frecuente era que se representasen por sólo dos o tres días. El deseo del
público por nuevas obras era enorme, y este dato quizás explique la copiosa
producción dramática de este período.
La actividad de los corrales, que como hemos visto, desde sus inicios corrió a cargo
de instituciones religiosas con fines benéficos, no contó con la aprobación de todas
las jerarquías civiles y eclesiásticas, por lo que menudearon los ataques al teatro en
nombre de la moral, la religión y hasta del arte. La Compañía de Jesús, que, en
aquellos mismos años había propiciado el teatro escolar, fue entre todas, la
corporación que de modo más intransigente y continuado denostó contra el teatro
público, especialmente a través de los escritos de su prestigioso humanista e
historiador Juan de Mariana. Esta actitud negativa logró en varias ocasiones la
prohibición de las representaciones escénicas, unas veces por justificados duelos
oficiales; otras, por razones de índole moral y religiosa, pero estas decisiones
siempre tuvieron que revocarse por el descontento popular que suscitaban.
El desarrollo material del teatro castellano que hemos comentado más arriba se
enriquece con la aparición de Lope de Vega. Predecesores suyos y en alguna
medida continuadores de sus invenciones, son dos autores que debemos mencionar
antes de pasar a considerar la labor de este dramaturgo: Juan de la Cueva y Miguel
de Cervantes.
A fines del reinado de Felipe II surge Lope de Vega (1562-1635), que, como hemos
anticipado, asimila todas las contribuciones de los autores que le preceden, y crea
la comedia nacional española, el género más representativo del siglo XVII. Su teoría
dramática la expone en Arte nuevo de hacer comedias, publicada en 1609, ya
dentro del reinado de Felipe III y cuando disfruta de pleno reconocimiento como
dramaturgo.
Recibía el nombre genérico de comedia en aquellos tiempos toda obra teatral en
tres actos, sin tenerse en consideración su contenido, que podía ser cómico, serio o
mezcla de ambos elementos. Esta denominación atendía a lo puramente formal,
para contrastar este tipo de obra con las restantes del momento, siempre en un
acto, como el entremés, ya comentado, y el auto sacramental, que reseñaremos
más adelante.
La criada es como la versión femenina del gracioso, con el que a menudo tiene
amores, pero su participación en la trama es menor que la de los personajes
anteriores. Sus rasgos hacen pensar en la Colombina de las máscaras italianas.
El villano es una auténtica creación del teatro español, a diferencia de los tipos
anteriores. En muchas ocasiones es el protagonista de la comedia. El villano tiene
plena conciencia de sus cualidades y de su dignidad como persona, características
que fundamenta en su pureza de sangre. Estos méritos se ponen de relieve cuando
un poderoso (un rey o un noble) quiere burlarlo y menoscabarle su honor. El villano
se opone a la injusticia y a la soberbia de estos poderosos y triunfa finalmente,
como sucede en Fuenteovejuna y Peribáñez y el Comendador de Ocaña, de Lope de
Vega y en El alcalde de Zalamea, de Calderón de la Barca.
El tipo del rey puede tener dos proyecciones. La más frecuente es la que lo concibe
como la representación del poder humano supremo y del orden, por lo cual siempre
tiene a su cargo impartir la justicia final. En muchas obras viene a ser como el deus
ex machina de las tragedias griegas, pues soluciona con su intervención el conflicto
planteado como en El mejor alcalde, el rey, de Lope de Vega. Otras veces, las
menos, el rey puede aparecer bajo la condición de un tirano que desata el desorden
y rinde culto a la maldad como en La estrella de Sevilla, atribuida a Lope de Vega.
En este caso, casi siempre, se arrepiente, pues al terminar la comedia los tiempos
exigían que el orden se hubiera vuelto a instaurar en la obra. En ambas
caracterizaciones la autoridad del rey, según el pensamiento de la época, no
procedía del mundo de los hombres, sino que estaba dada por la Divinidad.
Esta situación, que escapaba al ámbito personal, e incidía en el terreno social, pues
eran a fin de cuenta los demás quienes otorgaban y quitaban la honra, llevaba a los
hombres y las mujeres a vivir en un alerta permanente, pendientes siempre de la
estimación ajena. Un hombre podía encontrarse deshonrado por muchas causas:
por haberle acusado alguien de mentir, por ser abofeteado, por tirárseles de las
barbas o por adulterio o violación de la esposa o de la hija. El único modo de
recuperar el honor perdido era por medio de la venganza, que consistía en dar
muerte al ofensor, a quien le había quitado la honra. Sólo ante el rey, cuando éste
era el agresor, la venganza tenía que detenerse, a causa de la concepción divina
que se tenia de la institución monárquica. Legalmente se condonaba el asesinato de
la esposa y amante, tanto cuando el adulterio se había probado como cuando
existían sólo fundadas sospechas. Los lazos familiares, desde el punto de vista
jurídico, conllevaban el deber de vengar la afrenta que se había hecho a cualquier
miembro de la familia. La deshonra pública debía vengarse públicamente para que
el honor de la familia quedara restaurado ante los ojos de la sociedad.
Lope de Vega fue una de las mayores inteligencias de su tiempo. Su variada obra
literaria revela una amplia cultura a la que hay que añadir la sutileza intelectual y la
profundidad, aunque muchas veces al compararlo con Calderón de la Barca, se le
juzgue de superficial e ingenuo. Fue verdadero intérprete del pensar y el sentir de
la sociedad española de su tiempo, y por ello logró la creación de un auténtico
teatro nacional, suceso que se produce en muy pocas ocasiones.
Otra categoría fundamental está constituida por las obras que, recogiendo asuntos
de la historia española presentan la lucha de la clase social de los villanos con la de
los poderosos (noble o el propio rey), que abusan de su poder. Aquí se encuentran
las obras más conocidas, y entre las mejores, del autor: Peribáñez y el
Comendador de Ocaña (1610?), Fuenteovejuna (1612?-1614?) y El mejor alcalde,
el rey (1,620-1623). La descripción que Lope hace en estas obras de la vida rural
es idílica, dentro de la tradición de la poesía clásica pastoril.
Una tendencia muy popular en su tiempo fue la de las comedias religiosas, sobre
temas bíblicos y sobre vidas de santos, llamadas comedias a lo divino y comedias
de santos, respectivamente.
Estas creaciones respondían a claros motivos piadosos y didácticos, para instruir en
las prácticas del catolicismo y enseñar algunos rudimentos de teología al público
asistente a los corrales, entre los que abundaban los analfabetos. En este conjunto
sobresalen, entre las “comedias a lo divino”, La hermosa Ester (1610) y entre las
“comedias de santos”, Lo fingido verdadero (1608) y La buena guarda (1610).
Las relaciones entre Lope de Vega y sus continuadores fueron tan estrechas que
hoy nos resulta difícil precisar las influencias de uno sobre otros, pues
predominaron entre todos las influencias recíprocas.
La escuela de Lope de Vega se desarrolló en la primera mitad del siglo XVI, bajo el
reinado de Felipe III y las primeras décadas del gobierno de Felipe IV y su centro de
actividades fueron los corrales de Madrid y de Valencia y Sevilla, principalmente.
Entre todos los discípulos, el sitio más destacado lo ocupa el fraile mercedarlo
Gabriel Téllez (¿1581?-1648), que escribió para los escenarios madrileños con el
seudónimo de Tirso de Molina. Su obra se ha ensalzado hasta el punto de que
muchos críticos lo consideran el mejor dramaturgo en la Época de Oro.
Tirso de Molina fue un poeta lírico y dramático, con una gran facilidad de expresión.
Superaba a Lope de Vega en las sutilezas de la inteligencia y en la disciplina
intelectual. Su obra resulta como el enlace entre la comedia de Lope de Vega y el
teatro posterior de Calderón de la Barca y sus continuadores. En cuanto a la trama,
Tirso es más cuidadoso que Lope: a veces combina la intriga secundaria con la
principal y otras, construye una doble intriga que maneja sabiamente. En sus
comedias tendió a tomar como eje un solo personaje y no a varios, como
acostumbraba hacer Lope. En este procedimiento se acerca a la técnica empleada
por Calderón. En su teatro abunda la sátira y la crítica de personajes y costumbres,
pero hay también una amable comprensión de las debilidades humanas, a pesar, o
quizá, por su condición de religioso.
Su obra más famosa es Las mocedades del Cid (1618), en dos partes inspirada en
las leyendas del Romancero. La obra es una manifiesta exaltación del héroe,
representante de las virtudes castellanas. También sobresalió Castro en el género
de la comedia de capa y espada con obras como El Narciso en su opinión y Los mal
casados de Valencia.
Luis Vélez de Guevara (1579-1644) es el autor más interesante del grupo sevillano.
A diferencia de Guillén de Castro, que poseía una formación dramática anterior a
Lope de Vega, Guevara se inicia en el teatro dentro de los cánones establecidos por
Lope. En su producción abundan los temas espigados de la historia, la leyenda y el
folklore peninsulares, a los que imprime un gran sentido lírico y un vigoroso
dramatismo. Reinar después de morir, sobre la historia de Inés de Castro, se
considera su obra maestra y el mejor drama escrito sobre el tema. Le siguen muy
de cerca La luna de la sierra, donde contrapone la autenticidad del mundo
campesino a la falsedad del mundo de la corte, y La serrana de la Vera, inspirada
en la comedia homónima de Lope de Vega, con una protagonista que responde al
tipo de “mujer varonil” que venga por sí misma la burla de su honor.
Juan Ruiz de Alarcón (¿1581?-1639) merece una mención aparte dentro del
conjunto de los discípulos de Lope de Vega. Su teatro es consecuencia de una
reflexión y de unos propósitos éticos que no abundan en los anteriores. Las
comedias de Alarcón no sobresalen ni por el lirismo ni por la mención, sino por su
actitud crítica de combatir vicios sociales, y por su cuidadosa composición. Sus
obras, pocas si se le compara con otros ingenios, presentan un verso pulido,
elegantes y una acción más sencilla que la de sus contemporáneos. En él hay una
intención de síntesis y condensación de la trama en beneficio de la psicología de los
personajes. Puede afirmarse que con Alarcón nace en el teatro español la comedia
de caracteres. La verdad sospechosa, contra el mentiroso, y Las paredes oyen,
contra el maldiciente, quedan como ejemplos de esta aportación. Alarcón censura
los vicios, pero describe con vigor y hasta con simpatía a los tipos humanos que
critica. Además de esta peculiar vertiente, el teatro alarconiano muestra un grupo
de obras pertenecientes a la comedia heroica, donde manifiesta una opinión
diferente del concepto tradicional del honor. En ellas el honor está visto como un
problema individual y no como una cuestión social: el honor es consecuencia de la
virtud personal, de la conducta humana, ajena a la opinión externa de la sociedad.
Las obras representativas de este aspecto son Ganar amigos y Los pechos
privilegiados.
El género del entremés, cultivado ya con maestría por Cervantes, conoce un gran
desarrollo en la primera mitad del siglo XVII. Durante el reinado de Felipe III esta
modalidad menor se modifica con dos innovaciones importantes: se prefiere el
verso a la prosa y el interés de la obra se concentra en los personajes y no en la
acción. Surgen entonces los entremeses de “figuras” que describen tipos de la
sociedad coetánea con una óptica caricaturesca y que en cierta manera son un
antecedente de las comedias de “figurón”. El asunto queda reducido a un simple
motivo para presentar una variada galería de seres ridículos.
El auto sacramental
Otra manifestación que se enriquece en los tiempos de Lope de Vega para alcanzar
su apogeo en la época de Calderón de la Barca es el auto sacramental, obra
también en un acto, pero de espíritu religioso y expresión alegórica, que siempre
ensalza el misterio de la Comunión. El auto sacramental tiene sus orígenes en el
teatro religioso medieval. Sus personajes con frecuencia son figuras alegóricas,
representaciones de las virtudes, los pecados o abstracciones, como las usadas en
las moralidades de la Edad Media.
El auto sacramental se representaba como parte de los festejos que tenían lugar
para celebrar la fiesta católica del Corpus Christi. En un principio se representaron
en el interior de las iglesias o ante sus pórticos, pero en el siglo XVII su
escenificación tenía lugar en las plazas, al aire libre, en un tablado al que se les
añadían carros que además de utilizarse para trasladar a los actores y a la utilería,
servían como escenarios adicionales. La celebración de estas representaciones
corrían por cuenta de los ayuntamientos y el espectáculo tenía un gran lucimiento:
los trajes eran muy lujosos y los efectos, a medida que transcurrieron los años, se
hicieron más Complicados. Es muy probable que los primeros actores de estas
obras fueran sacerdotes, pero ya en la época que nos ocupa, las representaciones
estaban a cargo de compañías de Cómicos profesionales, contratadas por el
municipio.
La mayoría de los poetas del ciclo de Lope de Vega, comenzando por el maestro,
escribieron autos sacramentales, pero el autor más importante de este período no
es ninguno de ellos, sino José Valdivieso (?-¿1638?), poeta de temas religiosos,
autor de un grupo notable de obras publicadas en Toledo en 1622, entre las que
debemos señalar El hospital de los locos, El peregrino y El hijo pródigo.
Calderón de la Barca
Calderón comenzó a escribir muy joven para los corrales, hacia 1620, pero después
su producción se dedicó a los teatros cortesanos y a partir de 1640, con la
inauguración del coliseo del Buen Retiro, toda su obra fue estrenándose allí,
excepto los autos sacramentales.
El teatro del Buen Retiro fue construido por el arquitecto florentino Cosimo Lotti,
con todos los adelantos que imperaban en los teatros italianos y austriacos.
Contaba con proscenio y telón de boca y una complicada tramoya que permitía
efectos nunca imaginables en los corrales públicos. La pared posterior podía
abrirse, quedando a la vista los hermosos jardines que circundaban el palacio. Las
posibilidades que le ofrecía este teatro le permitieron a Calderón concebir obras de
complicada escenografía y sorprendentes efectos teatrales. Con su labor, Calderón
se convirtió en el dramaturgo más famoso del reinado de Felipe IV.
Dentro del tema tradicional del honor, Calderón escribió algunas obras que
sorprendieron a sus contemporáneos y a la crítica posterior por la rigidez ideológica
de la que hacen gala. Modernamente estas verdaderas tragedias se han
interpretado como una crítica velada a los conceptos bárbaros sobre el tema,
vigentes en la España de Calderón. El médico de su honra (1635) y A secreto
agravio secreta venganza (1636) representan muy bien este grupo.
Dentro del tema de la lucha de los villanos contra el abuso dé poder, se encuentra
una de las obras maestras del autor, El alcalde de Zalamea (1636?), parece que
inspirada en una del mismo nombre atribuida a Lope.
Entre los rasgos comunes más destacados, hay que mencionar la utilización en la
expresión de los procedimientos de la escuela culterana, sobre todo en los pasajes
descriptivos y en los de mayor carga emocional. En la composición de la intriga, los
calderonianos fueron mucho más cuidadosos que los seguidores de Lope de Vega.
Como consecuencia del predominio del teatro del Buen Retiro sobre los corrales
públicos, el arte dramático de estos autores se hizo más refinado, pues las aficiones
del público de este teatro eran más elevadas que las de la concurrencia de los
corrales.
El teatro de los epígonos de Calderón, planteado así por las jerarquías que le
permitían existir, es un teatro que busca hacer pensar al espectador, no hacerle
sentir. Tiende a que use la cabeza y a que no se abandone a los sentimientos.
Como dramaturgo, las obras más valoradas de Bances son Por su rey y por su
dama (1685), La Piedra filosofal y El esclavo en grillos de oro (1692-1693),
perteneciente a una trilogía de tema político que se representó ante el rey.
El teatro español de la Época de Oro no fue sólo uno de los grandes momentos del
teatro universal, sino que a semejanza del teatro clásico grecolatino, se ha
conservado como modelo e inspiración fecunda a través de los tiempos y más allá
de las fronteras nacionales. Claras evidencias de su vitalidad son el mito de Don
Juan reelaborado sin descanso desde Moliere a nuestros días, pasando por Byron y
Pushkin; El Cid y El embustero de Corneille, inspiradas, respectivamente, en
comedias de Guillén de Castro y Ruiz de Alarcón, que muestran el prestigio de la
comedia española en tiempos del Rey Sol en Francia y ya en nuestros días, autores
como Henri de Montherlant, con tragedias como La reina muerta, basada en Reinar
después de morir de Vélez de Guevara.
José A. Escarpanter
__________________
NOTAS
2. Lope de Vega: Arte nuevo de hacer comedias. Madrid, Espasa-Calpe, 1967, pp.
14-15.
3. Ibíd., p. 18.
4. Ibíd., p. 17.
2. PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA: LA VIDA ES SUEÑO
JORNADA PRIMERA
ESCENA 4. Clotaldo ordena a sus guardias que desarmen y aten a Rosaura y Clarín
por haber entrado en la torre. Al desarmar a Rosaura, Clotaldo reconoce la espada
que, según Rosaura, se la dieron para que ella fuera a Polonia en busca de alguien
que la amparase. El dilema de Clotaldo: ¿será la espada señal de que Rosaura es su
“hijo” (más bien, hija), siendo Rosaura un “delincuente” en los ojos del Rey (y que,
por eso, Clotaldo se verá obligado a entregarle que el Rey la sentencie)?
Término importante: “agravio”. Explica su importancia en esta situación.
¿Podríamos hablar (ya) de una preponderancia de soliloquios en esta obra?
¿Qué puede significar esto?
Eustorgio III
(Rey de Polonia, muerto)
Recisunda
Clorilene Basilio (actual
(hermana
(hermana Rey de Polonia) –
menor; vive
mayor, Clorilene (muere
casada en
fallecida) en el parto)
Moscovia)
Mientras Estrella afirma que ella debe ser la reina (quedando Astolfo como
consorte) por ser hija de la hermana mayor, Astolfo defiende que él debe ser el rey
(y ella la consorte) por ser varón aunque hijo de hermana menor.
En realidad, en este asunto político se contraponen dos leyes sucesorias
típicas de la Europa medieval: la ley natural que regía en Polonia frente a la
ley sálica, propia del Ducado de Moscovia. Busca información sobre ellas y
explica el punto de vista diferente de Estrella y Astolfo.
ESCENA 6. En un monólogo largo e importante, el rey Basilio, explica a sus
sobrinos, Estrella y Astolfo, las circunstancias que le llevaron a encarcelar a su hijo
Segismundo y los motivos por los que piensa ponerlo en libertad. El rey se declara
amante de las ciencias un gran “lector” de las estrellas, de los vaticinios que en
ellas pueden leerse (vv. 612-655). A continuación revela los portentos (prodigios)
que se dieron en el nacimiento de su hijo: el parto difícil que produjo la muerte de
su mujer, Clorilene (vv. 660-675), y los fenómenos apocalípticos que acompañaron
el nacimiento de nuevo príncipe (doble eclipse, terremotos: vv. 675-707).
Acongojado, naturalmente (por ser padre), por las conclusiones a las que estos
fenómenos le llevaron (vv. 710-725), decidió encerrar al hijo en un sitio apartado
donde nadie le viera, dando noticia de que el príncipe había nacido muerto. Todo
esto es el trasfondo de su dilema actual: ¿cómo puedo yo (dice Basilio) como rey
librar a mis sujetos de tiranía si, haciéndolo, me comporto como un tirano? (vv.
760-791). Su razonamiento se basa en el tema del libre albedrío, esencial para el
dogma católico especialmente en este período histórico cuando el Catolicismo se
empeña en desmarcarse de un Protestantismo orientado (especialmente en su
vertiente Calvinista) hacia nociones de la predestinación. (Recuérdese que
Calderón escribe desde la cultura de la Contrarreforma). Por estas cuestiones
éticas, el Rey anuncia que se considera obligado a poner a Segismundo en libertad,
a ponerle a prueba, y les detalla a sus sobrinos las consecuencias que aplicará
según se porta su hijo desencadenado (si es prudente o soberbio; vv. 796-835).
ESCENA 8. Curioso diálogo entre padre e hija no aun no se han conocido: Rosaura
desconoce que Clotaldo es su padre y Clotaldo piensa que Rosaura es varón
(Recuerda que Rosaura sigue disfrazada de varón). Rosaura le agradece a su
“captor” el hecho de que la ha puesto en libertad –le ha “dado vida”—insistiendo en
que por ello será su “esclavo” para siempre.
Explica la ironía implícita en esta situación.
¿Qué nos enseña esta escena en cuanto a la honra? (vv. 900-910)
“acero” = espada. Se trata de una especie de metonimia (consulta figuras
retóricas) popularizada, ya que el término es más o menos coloquial.
¿Crees que el acero tiene algún simbolismo en esta escena/obra?
Analiza el uso del aparte (palabras del personaje que solo escuchan los
espectadores) en esta escena.
¿Qué agravio ha motivado el viaje de Rosaura?
¿Hasta qué punto o en qué términos revela Rosaura su secreto a Clotaldo?
¿Cómo termina el Acto Primero? ¿Con qué tipo de parlamento?
¿Sentimientos? ¿Tema?
La palabra “prodigio” aparece varias veces en este texto y en otras obras
barrocas, especialmente de Calderón. Trata de analizarla en relación a los
acontecimientos que se representan en la obra.
JORNADA SEGUNDA
ESCENA 1. En palacio. Clotaldo le informa a Basilio que, tal y como éste había
mandado, han traído al Príncipe en un carro, dormido. El ayo detalla la “apacible
bebida” o “pócima” que confeccionó para adormecer a su aprendiz sin comprender
el porqué ha tenido que hacerlo. Para justificar su “prueba”, Basilio repasa primero
los dos posibles resultados: el príncipe se portará, bien, con magnanimidad, bien,
como una fiera (“cruel y tirano”, v. 1119). En el caso de que el resultado sea el
segundo, Segismundo será devuelto a su agreste reclusión donde, para su propio
bien (para que no desespere), la realidad conocida en palacio tendrá que parecerle
un sueño.
Explica el comienzo in medias res: “Todo como lo mandaste, / queda
efectuado” (v. 986)
Obviamente los parlamentos son largos en esta escena, como en tantas en
esta obra. ¿Cómo podría servir este elemento para describir las diferencias
generales entre el teatro de Calderón y el de Lope de Vega, por ejemplo?
Por encima de todo llama la atención el propósito argumentativo de estos
parlamentos. Obedecen diferentes principios retóricos que gobiernan la
argumentación clásica. Su organización es rigurosamente racional. Nota,
por ejemplo el pequeño detalle de la repetición tripartita de la misma clase
de palabras:
-“priva, roba y enajena” (v. 997)
-“no hay / animal, planta ni piedra” (vv. 1008-09)
-“que el opio, la adormidera y el beleño compusieron” (vv. 1022-23)
-“le incita, mueve y alienta” (v. 1053)
¿Por qué crees que es tan abundante el uso de este recurso retórico?
¿Sirven estas citas como ejemplos microcósmicos de algo que está
ocurriendo a nivel “macro” (en grande escala)?
La “educación de príncipes” fue un tema clásico en la literatura medieval y
renacentista. Se asociaba a la formación de la nobleza y a la adquisición de
la “virtus” (suma de principios morales y experiencia) para aplicarla al
gobierno de la corte y del estado. Tengamos en cuenta que La vida es sueño
fue concebida por Calderón como una obra para la corte, como teatro para
palacio. En esta obra, y en esta escena el argumento gira alrededor del
“aprendizaje” del joven príncipe y futuro rey: ¿Qué tiene que aprender en la
corte Segismundo? Razona tu respuesta.
Explica la idea de una “república de aves” (vv. 1055-56) en el contexto
filosófico de esta obra.
Estudia los versos 1102-1109, en los que Basilio explica lo que “quiere
examinar” (comprobar). ¿Qué piensas de su declaración?
ESCENA 3. Arropado por unos músicos, Segismundo llega a palacio, confuso: ¿es
sueño o realidad lo que vive? De Clotaldo escucha cuál es su origen y por qué ha
vivido encerrado. Al enterarse de que es el heredero de la corona su confusión se
acrecienta y se pone furioso al deducir que ha sido injustamente encarcelado y
llega incluso a amenazar a Clotaldo. Finalmente acaba hablando con Clarín.
¿Qué otras expresiones de “confusión” previamente representadas pueden
compararse con la de Segismundo en esta escena?
¿Cuál es el estado de ánimo de Segismundo y por qué?
Nota cómo Segismundo organiza su primer razonamiento (vv. 1224-1247)
como una especie de debate interno que termina con una conclusión lógica
(o que obedece, por lo menos, a la lógica interna de su pensamiento).
Si su conclusión racional es lógica, ¿podemos considerar que es igualmente
lógica la ira de Segismundo, siempre dentro de la lógica interna de esta
situación? (Vv. 1295-1304)
Otros elementos retóricos:
o Antítesis: “poco espanto / mucha duda” (vv. 1226-27)
o Antítesis: “traidor / lisonjero” (vv. 1306-06). ¿Queda así convertida
en oposición la dualidad “ley-Rey”?
o Acumulación tripartita:
“vil, infame y traidor” (v. 1295)
“el Rey, la ley y yo” (v. 1308)
¿Qué papel ejerce el gracioso en esta escena?
ESCENA 6. Incrédulo, asustado y, como padre, adolorido, el rey Basilio cree ver en
lo ocurrido señales de la fuerza del destino, del cumplimiento de una profecía
(“cumplió su palabra el cielo”, v. 1521). Segismundo rechaza las peticiones del
padre para que corrija su conducta, alegando su falta de responsabilidades dentro
de un sistema en el que a él, Segismundo, le han denegado sus derechos (“tirano
de mi albedrío”). Al marcharse su padre, el príncipe declara sus intenciones de
luchar contra todo, “compuesto de hombre y fiera,” por lo que es legítimamente
suyo.
La escena se construye como un debate entre padre e hijo. Segismundo
reclama su independencia de gestión, su falta de responsabilidad moral ante
un padre que “contra mí / tanto rigor sabe usar”. ¿Qué opinas? ¿Te parece
coherente el razonamiento de Segismundo?
¿Existe en La vida es sueño, como existe en Antígona, una batalla entre dos
códigos legales, uno humano y otro divino?
Hay cierto eco aquí del encuentro entre otro padre e hija, Clotaldo y
Rosaura. El eco se acentúa con el motivo (tema) de “dar vida”. Trata de
explicar este paralelo.
¿Qué importancia tiene el concepto de la “soberbia” en esta obra?
¿Por qué podríamos identificar en el verso 1317 el comienzo de la “escuela
del príncipe” (la lección de Segismundo)?
ESCENA 10. Basilio concluye que habrá que devolverle a Segismundo al monte,
donde todo esto le parecerá un sueño.
[Cambio de tema]
ESCENA 11. Se quedan Estrella y Astolfo solos y se cambia radicalmente de tema:
el supuesto amor de Astolfo por Estrella y la sospecha de ella instigada por el
retrato de otra mujer que él antes llevaba colgado del cuello.
ESCENA 12. Entra Rosaura (conocida aún por el nombre falso de ‘Astrea’) mientras
se marcha Astolfo en busca del retrato. Conocemos ahora que ‘Astrea’ es la dama
de llaves de Estrella. Estrella le pide a ‘Astrea’ que intervenga por ella, que reciba
ella (‘Astrea’) el retrato.
[El mismo lugar del comienzo de la Jornada Primera. Segismundo con pieles y
cadena, durmiendo en el suelo.]
ESCENA 17. Mientras esperan que el príncipe “se despierte”, encierran también a
Clarín para que “no suene”.
Identifica los elementos/momentos cómicos en esta escena.
ESCENA 18. El Rey Basilio, por “necia curiosidad”, se esconde para ver cómo
despierta su hijo.
Simbólicamente, la escena representa la situación en la que alguien se mira
en el espejo –el espejo, en este caso, del “sueño”—y se reconoce, toma nota
de cómo es, se descubre. ¿Una especie de anagnórisis?
¿Cómo reacciona el padre de Segismundo?
Un tópico literario fundamental en la época de Calderón es el teatrum mundi
(también en Shakespeare, por ejemplo, “El mundo todo es un escenario y
todos los hombres y mujeres, nada más que actores”). Calderón se refiere
brevemente a este tópico en la cita –“Salga a la anchurosa plaza / del gran
teatro del mundo” (v. 2073)—en la que recoge, además, el título de otra
obra suya. Me refiero a El gran teatro del mundo, uno de los autos
sacramentales de Calderón escritos para las celebraciones de la fiesta
religiosa de Corpus Christi.
o ¿Qué escenas en esta obra se enmarcan como una especie de “teatro
dentro del teatro”? ¿Cómo se relacionan con este tema?
o Trata de ver cómo se relacionan una imagen, un sueño y una obra
teatral, como representaciones paralelas, en la lógica de esta obra.
ESCENA 19. La escena anterior termina con unas palabras importantes del ayo de
Segismundo, Clotaldo, sobre el valor moral del “sueño” (modelo, imagen), sobre la
“lección” que nos puede ofrecer. El discípulo recoge esta idea y la elabora en este
soliloquio, uno de los más famosos en todo el teatro europeo.
¿Qué revela esta escena en cuanto a la evolución del príncipe?
Nota la estrategia retórica: “rey… rico … pobre… todos… yo sueño… y soñé…”
> conclusión: “¿Qué es la vida? Un frenesí… / Una ilusión, / una sombra,
una ficción…”
JORNADA TERCERA
ESCENA 2. Salen unos soldados que han venido a rescatar a su auténtico príncipe.
¿A qué se debe el efecto enormemente cómico de esta escena?
ESCENA 3. Segismundo se identifica ante los soldados. Uno de ellos le aclara al
príncipe la razón por la que su padre le tiene desterrado. Explica también porqué
han venido a rescatarle.
¿Qué quiere decir Segismundo cuando anuncia que:
“…soñemos
otra vez; pero ha de ser
con atención y consejo
de que hemos de despertar
deste gusto al mejor tiempo”
¿Qué significan “atención” y “consejo” en este contexto?
ESCENA 4. Ante su ayo (Clotaldo) Segismundo promete “obrar bien” ya que “estoy
soñando” aunque, al mismo tiempo, le pide su apoyo a Clotaldo para derrocar al
Rey. Clotaldo lo deniega, alegando su lealtad a la corona.
¿Qué significa “obrar bien”?
¿Qué problema se señala en los versos 2410-2413?
ESCENA 5. Vanse todos. Salen el Rey Basilio y Astolfo. Basilio reflexiona con Astolfo
sobre el caos –la guerra civil—en el que su reino se ha sumido. Astolfo declara sus
intenciones de conseguir lo que cree merecer (la corona).
Nota la metáfora del “caballo desbocado”, vínculo con la primera escena de
la obra (I,1): el “hipogrifo violento” que conduce, “desbocado” (v. 8) al reino
de Polonia, al núcleo de la acción dramática.
Nota el motivo del “’teatro [funesto]’ dentro del teatro” (v. 2442). El
sentido de estos versos es: “La lealtad pactada con el juramento al Rey
termina siendo un “teatro funesto” donde la fortuna (que es importuna)
representa tragedias”; el teatro del Estado, el teatro de la vida, en fin.
¿Cómo describirías el estado de ánimo del Rey Basilio en esta escena?
ESCENA 6. Estrella se declara ante su Rey contraria a la guerra. Reza por la paz.
ESCENA 11. Clarín le advierte a Rosaura del caos (“el palacio sitiado”).
ESCENA 13. Mientras huyen el Rey Basilio, Astolfo y Clotaldo, Clarín muere a
resultas de un disparo. El Rey se resigna ante una situación que los otros dos
quieren resistir.