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Melu de Alba

Andan cerca

Nuestros pueblos mágicos cuentan historias que pueden poner la piel de


gallina ¡hasta el más valiente de los hombres!

-¡Juan! Eso no es cierto- dijo María- los chaneques no existen; son solo
cuentos que la gente inventa para asustarnos.

Pero Juan estaba seguro de lo que le paso.

-Mira María, yo iba a cortar leña y mientras caminaba por el bosque vi un


pequeño manantial, no muy lejos de ahí, ¡un hermoso lugar! Apacible con
exuberante vegetación, cálido y húmedo ambiente, lleno de hermosas
mariposas… me senté a admirarlo y un suspiro salió de mí mientras me
embelesaba con tal belleza.

Al cabo de un instante recordé que tenía que cortar leña y me dispuse a


golpear el árbol con mi hacha, pero al momento de tomar vuelo para cortarle
¡un aullido, queja…como un lamento! Que erizó todo mi cuerpo, me detuvo.

Contemple alrededor pero no vi nada.

Nuevamente tome el hacha y con determinación fui hacia el árbol pero al


golpearle nuevamente el lamento ¡hayyyy! ¡Au! me hiso estremecer y sin
tardanza me eche a correr por el sendero, muerto de miedo.

De repente unas risas me siguieron, parecían niños, jugando, burlándose y en


el fondo lo supe, eran risas de chaneques. Me detuve y entre los arboles vi una
sonrisa enorme y unos ojos… unos ojos… unos ojos ¡que dan miedo!

¡Mira maría, cuida bien a los niños! Los chaneques andan cerca.

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