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no debemos dejar pasar por alto la idea de un organismo (organización) abierto y en relación con su
“medio ambiente”.
una organización emite sus mensajes(a travez de la comunicación) al interior y exterior para
relacionarse con diversos interlocutores(empleados, clientes, proveedores), Todos poseen algún
tipo de relación con la institución que los convierten en protagonistas ya que es impensable la
existencia de una organización sin esos interlocutores
, como sostiene Capriotti (1992, Pag. 15): “la organización es un servivo, tiene un ‘cuerpo’, tiene un historia,
evoluciona ycambia, vive en un entorno determinado con el cual se relaciona”.
Si aceptamos el precepto de que “todo comunica” y que “es imposible no comunicar” nuestra tarea
resultará más sencilla, aceptando que no existe organización que no comunique.
No lo olvides: los actos comunican, pero también las omisiones
esta corriente puede relacionarse sin temor a errores con el enfoque sistémico, vale decir con
organizaciones abiertas a la comunidad con la que opera, poniendo el acento en el recurso
humano interno, privilegiando la adaptación constante.
Avilia Lammertyn (1999; 117) sostiene: “Esta simultaneidad e integridad es crucial en las empresas
modernas
”. Se concibe a laorganización desde la idea de estructura flexible, otorgando suma importancia a
la elaboración de una estrategia en función del medio. “La teoría Z busca la organización flexible,
aquella que se adapta a sus integrantes, a la pequeña comunidad de la que forma parte y al mercado
en genera
La actualidad de las organizaciones (en función de las permanentes investigaciones que se llevan a
cabo), nos indica que resultará seguramente complicado encontrarnos con modos de proceder
organizacionales que respondan a una sola corriente, dependiendo dichos procederes de
De lo que podemos estar seguros es que tanto una (estructura) como otra (estrategia)
actúan de manera conjunta, no existiendo una receta única para organizar una
empresa.
Este último aspecto (mejores condiciones laborales) nos sitúa en una díada que no siempre es tratada
desde la literatura especializada: orden y conflicto. La necesidad de perseguir
permanentemente la armonía organizacional es innegable, pero también debemos reconocer
que el conflicto es inherente a las organizaciones: siempre habrá elementos que atenten contra el
orden establecido (rumores, injusticias, intereses diferentes, entre otros). Esto nos lleva a
suponer que la organización pondrá en funcionamiento una serie de mecanismos tendientes a
evitar esas anomalías
Avilia Lammertyn (1999: 117) sostiene al respecto: “La teoría Z (...) se proyecta hacia un nuevo
modelo humano menos individualista, más solidario y también más eficiente. La adaptabilidad de la
empresa le da posibilidades de subsistir aún en entornos sumamente complejos, produciendo
mayor cantidad, al menos costo y con la mejor calidad”.
En esta teoría se produce una “revalorización” del capital humano de la organización a partir
de diversos estudios sobre sus recursos humanos. “Un cambio de mentalidad gerencial y de
los trabajadores es generalmente necesario para que la teoría Y pueda ser puesta en
práctica” (Avilia Lammertyn; 1999; 117).
Teoría Z
Más contemporánea que sus antecesoras, esta corriente puede relacionarse sin temor a
errores con el enfoque sistémico, vale decir con organizaciones abiertas a la comunidad
con la que opera, poniendo el acento en el recurso humano interno, privilegiando la
adaptación constante.
De lo que podemos estar seguros es que tanto una (estructura) como otra (estrategia)
actúan de manera conjunta, no existiendo una receta única para organizar una empresa.
También debemos agregar que deben tenerse en cuenta otros factores amén de los
mencionados, lo que nos lleva a afirmar que, por más que podamos observar la
organización como un “todo”, se torna necesario detenernos en cada una de sus partes
para comprender su lógica de funcionamiento.
Este último aspecto (mejores condiciones laborales) nos sitúa en una díada que no siempre
es tratada desde la literatura especializada: orden y conflicto. La necesidad de
perseguir permanentemente la armonía organizacional es innegable, pero también
debemos reconocer que el conflicto es inherente a las organizaciones: siempre habrá
elementos que atenten contra el orden establecido (rumores, injusticias, intereses
diferentes, entre otros). Esto nos lleva a suponer que la organización pondrá en
funcionamiento una serie de mecanismos tendientes a evitar esas anomalías:
Avilia Lammertyn (1999: 117) sostiene al respecto: “La teoría Z (...) se proyecta hacia un
nuevo modelo humano menos individualista, más solidario y también más eficiente. La
adaptabilidad de la empresa le da posibilidades de subsistir aún en entornos sumamente
complejos, produciendo mayor cantidad, al menos costo y con la mejor calidad”.
Desde los orígenes mismos de la sociedad de masas la organización ha venido cumpliendo
un rol preponderante en el entramado social; al estar inserto en él, influye y se ve influida por
los vertiginosos cambios sociales, políticos, económicos, tecnológicos que se van
produciendo, debiendo adaptarse de manera permanente en aras de lograr su
supervivencia.
Capriotti (1992) plantea la necesidad imperiosa de las organizaciones de comunicarse. A lo
largo del tiempo muchas de ellas sólo se manifestaron a través de la marca del producto
que elaboraban, lo que resulta insuficiente en la actualidad.
El esquema nos pone frente a una realidad insoslayable: la búsqueda permanente por
parte de la organización de querer situarse como un actor social vinculándose con diversos
sectores de la comunidad en cual está inserta.
Esa búsqueda de integración social, , es el desafío que toda organización debe plantearse:
ser vista de manera “positiva”.
Si la distancia entre el decir y el hacer es muy amplia, entonces la comunicación sólo
servirá para crear representaciones ficticiasUn nuevo orden empieza a vislumbrarse:
organizaciones abiertas y sometidas al “escrutinio” público donde los actores sociales
intervinientes son numerosos y expresan su parecer.
Aquí es importante resaltar que una serie de factores propios del entorno llevaron a la
organización a asumir su rol comunicador para lograr una integración social, no
solamente económica, a saber:
a) Aceleración y masificación del consumo: estamos en una sociedad
de consumo, quién lo duda. Calidad, precio, servicios, entran en
juego. Todo esto a un ritmo vertiginoso, diferente al de otros
tiempos.
b) Toma de conciencia social: la organización asume su rol como
actor social, su compromiso como un ser vivo y decide comunicarlo.
Es consciente de su aporte al mundo del trabajo y manifiesta su
personalidad.
c) Saturación del ecosistema comunicativo: la organización no está
sola, todas comunican, dicen lo suyo. El aumento de la competencia
es una constante de nuestros días. El sujeto receptor tiene
dificultades para asimilar información en demasía.
Modelos de Comunicación
modelo es una representación de algún hecho.
Capriotti afirma que poseen dos características fundamentales, a saber:
A_“Son construcciones realizadas para comprender una realidad
compleja y cambiante, un instrumento organizador que intenta
descubrir las estructuras y funciones de esa realidad. Son una
interpretación del mundo.
B_Son una representación sintética de la realidad, donde no se toman en
cuenta todos los factores intervinientes, sino sólo los más importantes. Es
una descripción simplificada de la realidad”. (Capriotti; 1992; 77)
Seguramente tú habrás visto alguna vez el siguiente esquema:
1992; 69).
Modelo de Shannon
Este paradigma (también llamado modelo matemático de la información)
centraba su interés solamente en el emisor del proceso, y la idea era que el
mensaje llegara a su destinatario sin interferencias. “Este modelo es
aplicable a la comunicación tanto de máquinas como de personas, e intenta
tener una aplicación universal, a través de la racionalización y
sistematización de rasgos generales de la comunicación”. (Capriotti, 1992;
70)
Redundancia, ruidos, código son los aportes que quedaron de este modelo
(fue el primero que planteó el esquema Emisor-Mensaje-Receptor) que
contemplaba el tránsito de datos en sentido lineal, entendiendo a la
comunicación como transmisión de información.
Modelo de Schramm
También utilizado para entender la comunicación de masas, este modelo
aporta algunos elementos interesantes tales como los campos de
experiencia de emisor y receptor, haciendo referencia con esto a que debe
haber cuanto menos un mínimo de coincidencias entre ambos para que se
produzca la transmisión de la información.
A medida que el campo de experiencia compartida es más amplio, la
comunicación resulta más fácil. Otro aporte es el concepto de “feedback”
para retroalimentar el proceso, convirtiendo a ambos interlocutores en
emisores y receptores a la vez. De todos modos no debe entenderse al
feedback como el elemento “democratizador” del proceso, pues es
solamente la respuesta a un estímulo
Modelo de Lasswell
Con influencia de la teoría conductista, este modelo es un clásico en los
estudios sobre la comunicación de masas, a través de cinco preguntas:
¿Quién? ¿Dice qué? ¿Por qué canal? ¿A quién? ¿Con qué efecto? De este
modo no se concebía al fenómeno como un todo integrado, sino que, por
el contrario, se intentaba delimitar el acto comunicativo analizando al
emisor, los medios, los mensajes y los efectos sobre el receptor
Veamos esto:
Quién: Averigüe de dónde emanan los mensajes que circulan por la
organización. Siempre habrá un emisor.
• Dice qué: ¿Cuáles son los mensajes que prevalecen? ¿De qué tipo?
Pueden ser operativos, de esparcimiento, sobre higiene y seguridad,
entre otros.
Por qué canal: Verifique los soportes que existen al interior de la
institución. Carteleras, revistas, informes, cartas.
• A quién: Ubique a los destinatarios de los mensajes. En este ejemplo
serán los empleados en sus diversas jerarquías.
• Con qué efecto: Indague sobre el objetivo que persiguen los mensajes
que circulan al interior de la empresa.
Este pequeño ejemplo sirve para ilustrar la utilidad de un modelo o
paradigma, más allá de las críticas de las que dábamos cuenta.
Recordemos que aquí se encuentra el o los destinatarios de los mensajes emitidos por la
organización y serán ellos quienes consuman dichos mensajes, dándoles una
determinada interpretación. Es importante recalcar que en este modelo el destinatario
(los públicos de una organización) es considerado un elemento activo del proceso, a
diferencia de los modelos de comunicación de masas que contemplaban un rol pasivo.
El receptor, al momento de interpretar el mensaje que recibe, le dará un sentido y para ello
se deberá tener en cuenta lo siguiente:
• Contexto. Al igual que en la instancia de “Producción”, el consumo
de un mensaje por parte del destinatario se da en un determinado
contexto, ya sea social o político o grupal.
• Circunstancia. La situación concreta en la que se encuentra el o los
receptores deberá ser tenida en cuenta de manera permanente por
parte del emisor (la organización).
• Capacidad comunicativa. Similar a los “Campos de experiencia”
planteados por el modelo de comunicación de Schrramm, en este
punto se hace referencia al universo discursivo que posee el
destinatario al momento de interpretar el mensaje.
• La personalidad. Quien o quienes consuman nuestro mensaje
poseen una determinada personalidad que influyen de manera
directa o indirecta en esta instancia de consumo de mensajes
• En esta propuesta, el feedback se presenta de manera diferente a
la clásica interpretación de respuesta del destinatario a un determinado
estímulo enviado por el emisor. Al respecto, Capriotti sostiene: “En la
comunicación organizacional no es así. No es la respuesta del público al
discurso de la organización, sino que es la relación que establece el
emisor con el destinatario a fin de lograr información sobre él, o de
observar cuáles han
sido los efectos de un mensaje o mensajes anteriores. El feedback es la
realimentación que realiza el emisor con información proveniente del
destinatario, en forma de estudios de opinión y actitudes”. (Capriotti; 1992;
85)
Un aspecto de vital es lo referido a los efectos de la comunicación, es decir a la efectiva
interpretación que el destinatario realizó del discurso que había producido la organización y
que como vimos, transitaba por diversos canales hasta llegar a su destino.
.
Con este modelo la concepción de la comunicación como una herramienta estratégica de
gestión toma cuerpo definitivamente, poniendo de relieve que cualquiera de las fases del
proceso posee tanta importancia como las restantes. Vale decir que un detenido análisis de la
comunicación en una organización necesita poner la mirada en cada una de las fases
presentadas en este modelo, pues como venimos sosteniendo, todas son de relevancia y
dependen cada una de las otras.
Reforcemos esto con un ejemplo:
Una institución bancaria necesita mantener y aumentar su cartera de
clientes en un escenario de incertidumbre como consecuencia de una
serie de variables económico – financieras globales que pueden
afectar su accionar. Sobre este cuadro de situación, la empresa decide
poner en funcionamiento una serie de mensajes destinados como
dijimos, a clientes y a potenciales clientes.
Veamos entonces nuestro modelo de Comunicación Organizacional
de manera detenida:
PRODUCCIÓN:
• Contexto: el país donde se desenvuelve el Banco se encuentra en
una situación de inestabilidad económica.
• Circunstancia: la empresa pasa por una situación de expectativa
ante el escenario presentado.
• Capacidad comunicativa: con clientes reales y potenciales como
destinatarios, se generará un mensaje que haga hincapié en:
trayectoria, confiabilidad y calidad en la atención al cliente.
• Identidad corporativa: los atributos que posee el Banco son:
experiencia, solidez y prestigio.
• Realidad corporativa: la institución bancaria posee sucursales en
las principales ciudades de todo el país, contando con total de 950
empleados.
CIRCULACIÓN:
• Mass media: el Banco decidió realizar una campaña publicitaria a
través de los principales medios masivos del país.
• Micro media: se decidió enviar cartas personalizadas a una muestra
representativa de sus principales clientes.
• Contacto personal: luego de un proceso de instrucción, cada
empleado del servicio de atención al cliente pone en funcionamiento
la estrategia de vinculación poniendo el acento en el trato cordial
hacia el cliente.
No debemos olvidar que en esta fase estamos en presencia de lo que
se denomina “Ecosistema comunicativo” que en esta situación se
encuentra saturado por el hecho de que son numerosas las
instituciones que emiten sus mensajes tratando de llevar tranquilidad
a su target.
Por otro lado, las características de cada medio han sido estudiadas
previamente por la organización para su acertada elección. En el
presente ejemplo se escogieron los tres (mass media, micro media y
contacto personal), pero no necesariamente tiene que ser de ese
modo, pudiendo la organización escoger solamente aquellos que
considera apropiados.
CONSUMO:
• Contexto: de iguales características que en la fase de producción.
Alto grado de inestabilidad económica.
• Circunstancia: incertidumbre en la sociedad y desconfianza en el
cliente.
• Capacidad comunicativa: el banco tiene conocimiento de este
aspecto, de modo que las “palabras clave” dirigidas al destinatario
son escogidas con detenimiento.
• Personalidad: al igual que en el ítem anterior, se posee información
sobre los clientes reales y potenciales, es decir sus características.
Comunicación e Información
En el “escenario” que venimos desarrollando (la comunicación en las organizaciones y
los aspectos que la afectan), es menester no prestar a confusión en lo concerniente a
estos dos términos debe quedar claro que no son sinónimos; en toda comunicación
existe una transmisión de información, pero no toda la información puede
entenderse como comunicación
La autora plantea una dicotomía entre Medios de Información Masivos (M.I.M.) y Canales de
Comunicación Social (C.C.S.) estableciendo claras diferencias entre ambos, sobre todo cuando
de contemplar al receptor se trata.
Una serie de factores han ido cambiando y transformando la mentalidad de los medios
masivos de manera tal que la mirada se sitúa en el universo de la recepción, la
audiencia de esos medios, ya no pasivos como otrora, tomando un rol más activo,
acorde a los tiempos actuales en los que prevalece la denominada segmentación de las
audiencias.
¿Qué significa esto?
Que todos y cada uno de nosotros, convertidos en destinatarios, nos comportamos de
diversa manera, manifestando hábitos diferentes. En definitiva, ya no podemos ser
considerados como “hombre masa”.
Los estudios sobre el consumidor, por ejemplo, pasaron por distintas etapas según las
características de la sociedad y la época histórica.
En la primera mitad del siglo XX comienzan los esfuerzos para medir y controlar las
actitudes que las audiencias tenían frente a los medios, la publicidad y la propaganda.
Aparecen los estudios sobre los efectos a corto y largo plazo que los medios de
comunicación producen en los receptores. Se trataba de medir los efectos frente a
determinados estímulos, de manera experimental.
Hubo un largo camino sobre los estudios de la recepción de mensajes. Más adelante se
perfeccionan formas de medición de efectos de manera empírica.
A los destinatarios de los mensajes se los consideró de manera pasiva y el eje estaba
puesto en los medios masivos de comunicación, a quienes se los veía importantes,
poderosos.
Los estudios sobre la recepción de los medios se realizaban sobre individuos
aislados, sin tener en cuenta el contexto en donde dicha recepción se efectuaba, por
ejemplo, los aspectos culturales, la clase social a la que pertenecían, sus historias de
vida. Aspectos que para abordar al receptor hoy son imprescindibles. Recién a partir de
los años ‘60 estas variables comienzan a tenerse en cuenta y continúan en la
actualidad.
Se busca desde entonces una clasificación de los destinatarios según esas
preferencias, pero para ello se torna necesario un detenido estudio en relación a los
diversos comportamientos: esta es la característica más relevante de nuestro tiempo.
Pero volvamos a la dicotomía arriba planteada: “El receptor ya no es tan grande,
sino que existe alguna posibilidad de relación cara a cara, dado que
el mensaje se dirige a un núcleo determinado”
Opinión Pública
Las organizaciones se encuentran insertas en una sociedad mediática, esto significa que
medios y sociedad se articulan mutuamente, jugando aquellos un papel preponderante
en la formación de la opinión pública.
Si la opinión supone la manifestación de un conocimiento sobre alguna cuestión, dicho
conocimiento se presenta como el: “fruto de las discusiones en el seno de un grupo
social” ese punto de vista, ese parecer de un determinado grupo de personas en torno a
un hecho de interés general, supone una controversia, una multiplicidad de posiciones.
Cabría preguntarse si las organizaciones, a través de la comunicación, pueden influir
sobre la opinión pública
Sin embargo, dicha política debe partir de la firme creencia que una crisis puede ocurrir en
cualquier momento. No obstante ello, ninguna organización desea pasar por situaciones de
esta naturaleza y su extensión en el tiempo dependerá de varios factores, considerando
como el más importante, la manera en que la organización asuma esta situación y le
otorgue prioridad a una gestión de su comunicación de manera rápida y eficiente.
Al respecto, Villafañe expone que: “el mejor escudo anticrisis es una imagen positiva”
Desde el punto de vista comunicativo, Villafañe (1993; 299) sostiene que una crisis posee
tres características:
una crisis mal manejada puede hacer caer la imagen de la empresa y con ella todo
el negocio. Nunca como en un momento de cambio los tiempos, los canales, las personas y
los mensajes son tan importantes de seleccionar. Cualquier error puede ser fatal”. (Avilia
Lammertyn; 1999; 206).
Piénsese que una crisis por producto, por ejemplo, no sólo afecta al producto en sí,
sino también a la empresa completa: hacemos referencia a atributos como credibilidad,
confianza, reputación, etc.
Villafañe (1993; 202) sostiene que desde el punto de vista temporal
(secuencia de desarrollo), una crisis transita por diversas etapas o fases, a saber:
De este modo, habrá que pensar en una estrategia que enfrente a la situación
claramente. Al respecto, Avilia Lammertyn (1999; 206) plantea lo siguiente:
A su vez, Villafañe (1993; 304) plantea un plan de crisis en cuatro etapas, a saber:
1) Identificación de la crisis: habrá que averiguar la información
que sobre el fenómeno existe, evaluar los riesgos, establecer
responsabilidades, elaborar un discurso único, entre otros aspectos.
2) Enfrentamiento: la organización deberá conformar un “comité
de crisis” integrado por la dirigencia institucional y los idóneos en
variados aspectos tales como jurisprudencia, comunicación y recursos
humanos. También en esta etapa se deberá designar un único vocero
o portavoz del discurso institucional.
3) Contribuir a la resolución de la crisis: aquí la comunicación resulta
clave ya que se deberá elaborar información a difundir (discurso de
crisis), se recopilarán documentos y se prepararán informes, entre
otras actividades vinculadas a la comunicación de crisis.
4) Gestión de la poscrisis: una crisis bien resuelta puede generar una
oportunidad para la empresa, ya que será contemplada de manera
positiva por su entorno.
No debemos dejar de pensar que rara vez una crisis corporativa se desarrolla al margen
de la opinión pública, esto nos lleva a pensar en lo excepcional de la situación y el riesgo que
se corre al internalizar la idea de que tal situación no puede ocurrir.
Los consejos pueden ser innumerables, pero basta recordar uno de relevancia: si en
ocasiones se realizan simulacros de incendio,¿Por qué no uno de crisis?
a manera de cierre de este tema que una crisis es un estadio mayor de un conflicto que se
puede dar en la cotidianeidad de la vida laboral: los riesgos son mayores (como lo venimos
sosteniendo) ya que se sitúa en la esfera de “lo público”.
Aunque cabe destacar que Villafañe en su libro: “Comunicación de crisis” nos sugiere tratar
esos conflictos cotidianos como si estuviéramos ante una crisis, para que llegado el momento
tengamos cierta “gimnasia” y podamos enfrentarla correctamente: “la mejor profilaxis ante la
crisis de opinión pública es acostumbrarse a resolver los conflictos cotidianos de pequeña
escala como si se tratara de una crisis de mayor envergadura