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¿Por qué trabajar con los más pobres en México en los desastres?
Elaborado por:
Eufemio Flores Valencia
J. Israel Palomino López
En nuestro país se cuenta con 62 grupos indígenas1, los cuales son: Amuzgos de Oaxaca,
Coras, Chatinos, Chichimecas, Chinantecos, Chochos, Choles, Chontales (Altos de
Oaxaca), Chontales de Tabasco, Guarijíos, Huastecos de San Luis Potosí, Huastecos de
Veracruz, Huaves, Huicholes, Kikapúes, Lacandones, Mames, Matlatzinca, Mayas, Mayos,
Mazahuas, Mazatecos, Mexicaneros, Mixes, Mixtecos, Mochós, Nahuas de Guerrero,
Nahuas (Huasteca Veracruzana), Nahuas de Milpa Alta, Nahuas de Morelos, Nahuas,
(Sierra Norte - Puebla), Otomíes del Estado de México, Otomíes del Valle del Mezquital,
Pames de Querétaro, Pames de San Luis Potosí, Pápagos, Pimas, Popolucas, Purépechas,
Seris, Tarahumaras, Tepehuanes del Norte, Tepehuanes del Sur, Tlapanecos, Tojolabales,
Totonacas, Triquis, Tzotziles y Tzeltales, Yaquis, Zapotecos (Istmo Tehuantepec),
Zapotecos (Sierra Norte -Oaxaca), Zapotecos (Valles Centrales) y Zoques de Chiapas.
México se encuentra situado en una región afectada por diversos fenómenos naturales que
anualmente causan enormes daños, pérdidas económicas y lamentablemente vidas
humanas. En las últimas dos décadas, los efectos por los desastres en México significaron,
en promedio anual, pérdidas de 500 vidas humanas y daños materiales por 700 millones de
dólares. Estas pérdidas impactaron en mayor medida a los grupos más desprotegidos y
vulnerables de la población.
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Según documento elaborado entre otros por el subsecretario de Prospectiva, Planeación y Evaluación de la
Secretaría de Desarrollo Social, Miguel Székely Pardo.
Cuadro 1. Exposición frente a los fenómenos naturales.
1) Riesgo Sísmico:
2) Riesgo Volcánico:
7) Riesgo Químico:
8) Incendios Forestales:
CONCLUSIÓN:
El anterior análisis nos muestra que lo que realmente mata es la pobreza, no la fuerza de la
naturaleza. Presenta además que entre los desastres y la extrema pobreza, hay una relación
estructural; porque el desastre revela que antes de la llegada del sismo o el huracán, ya
viven la emergencia social, la cual es la pobreza, el hambre y la desnutrición3,
ocasionada por causas históricas que llevaron a dicha población a vivir en condiciones
infrahumanas. Los mismos estudios de la ONU (PNUD)4, revelan esta realidad, los
diferentes desastres tienen un efecto devastador en medio de los grupos sociales más
pobres, ya que el sistema social, los ha orillado a vivir en zonas de alta vulnerabilidad, al
margen de los ríos, en las faldas de las montañas, en zonas taladas con alto riesgo de
deslaves e inundaciones, etc.
Con lo anterior se reafirma nuestra Visión: La Pastoral Social Cáritas en América, desde el
contexto de cada país, está llamada a: Animar a la luz del Evangelio y la Doctrina Social de
Iglesia, el proceso de transformación de la realidad de los pueblos de América, con el
protagonismo de los pobres y excluidos, para construir, en armonía con la creación, una
sociedad justa, fraterna y solidaria, signo del Reino de Dios.
3
La pobreza es inhumana y anti-evangélica, porque “quienes la llevan sobre sus espaldas son los pueblos pobres” (Puebla 1979 y
Medellín 1968); porque quienes viven entre nosotros esa pobreza, son pobres y creyentes; y porque cada día se agranda la brecha entre
los que tienen mucho y los que no tienen nada; porque como dice Juan XXIII, “La Iglesia es de todos, pero especialmente de los más
pobres”.
4
El PNUD presenta un informe titulado Reducing Disaster Risk: A Challenge for Development (La reducción de los riesgos de
desastres: Un desafío para el desarrollo) en Ginebra, Madrid, Nairobi, Quito y Washington, DC. Madrid, 3 de febrero del 2004. Un
equipo de expertos de organismos de las Naciones Unidas y organismos gubernamentales, organizaciones no gubernamentales y círculos
académicos, encabezados por el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo), estudió los efectos de los desastres
naturales a escala mundial durante el período 1980 al 2000.