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Grigori Yefímovich Rasputín

(Grígori Efímovich o Yefímovich Novikh Rasputín, conocido como El Monje Loco;


Pokróvskoie, Rusia, 1872 - San Petersburgo, 1916) Monje, aventurero y
cortesano ruso. De origen campesino y sin ninguna formación, Rasputín
adquiririó pronto gran popularidad por su vida licenciosa y su fama de
taumaturgo.

A los diecinueve años se casó con Proskovia Fiódorovna, de la que tuvo cuatro
hijos, aunque tras un corto período de tiempo abandonó a su familia para viajar
por Grecia y Jerusalén. Durante esta peregrinación Rasputín vivió de las
donaciones de los campesinos que encontraba a su paso; se le consideraba un
místico y se le atribuía el poder de curar enfermedades y predecir el futuro.

Rasputín

A su llegada a San Petersburgo, en 1903, Rasputín fue recibido como un


hombre santo y en 1905 fue presentado a la esposa del Zar, Alejandra
Fiódorovna, quien ya había oído hablar de sus supuestos poderes curativos. La
zarina pensó que podría curar a su hijo Alexis Nikolaiévich, el heredero del
trono ruso, que padecía hemofilia. Se especula con la posibilidad de que
consiguiera aliviar su dolencia mediante hipnosis; en cualquier caso, la mejoría
del heredero le granjeó la confianza de la zarina y también la de Nicolás II,
fuertemente influido por la zarina.
Rasputín se hizo con el control absoluto del gobierno. Su profunda influencia en
la corte imperial escandalizaba a la opinión pública; además, su comportamiento
le daba mala reputación y sus orgías eran bien conocidas por el pueblo, que lo
designaba con el sobrenombre de El Monje Loco.

En 1916 Rasputín impuso a su candidato, Stürmer, como presidente del Consejo.


Este hecho no fue bien visto por varias personas allegadas al zar, aunque
Nicolás II no le retiró su confianza. Al fin, el terceto formado por el príncipe
Yussopov, el gran duque Dimitri y el diputado de derechas Purishkiévich
consumó su asesinato, decidido en una conspiración palaciega.
Nicolás II
Último zar de Rusia, con quien se extinguió la dinastía Romanov (San
Petersburgo, 1868 - Yekaterimburgo, 1918). Accedió al Trono en 1894,
sucediendo a su padre, Alejandro III. En general siguió la política
autocrática de su antecesor, si bien parece haber mostrado escaso interés y
nulas aptitudes para las tareas de gobierno. Por incapacidad o por
debilidad, cayó bajo la influencia de la zarina Alexandra (la princesa Alicia
de Hesse-Darmstadt) y de su consejero Rasputín.

El zar Nicolás II

Bajo su reinado, pero más bien al margen de su intervención directa, Rusia


conoció un proceso de industrialización acelerada (que hizo surgir
importantes núcleos obreros) y se esforzó por extender su influencia en
Asia rivalizando con las potencias occidentales en la carrera imperialista
(intervención en la Guerra Chino-Japonesa de 1896, base de Port Arthur en
1898, ocupación de Manchuria en 1900, reparto de Persia en esferas de
influencia con Gran Bretaña en 1907.).

Los intentos por ejercer una influencia determinante en Europa oriental y


los Balcanes como cabeza de un movimiento paneslavista dieron lugar a
múltipes conflictos y tensiones internacionales, en virtud del alineamiento
ruso con Serbia frente a los intereses de Austria-Hungría; pero, tras sufrir
una primera derrota diplomática en la crisis de Bosnia (1908), las Guerras
Balcánicas de 1912-13 acabaron definitivamente con el control ruso sobre
la península Balcánica.

Mal aconsejado y aislado de la opinión nacional, Nicolás II dejó con su


inmovilismo que se enconaran los grandes problemas que aquejaban al
régimen zarista: la pobreza del campesinado y su hambre de tierras, las
tensiones sociales y la agitación revolucionaria, las aspiraciones de libertad
y democracia de los intelectuales reformistas. En 1905 llevó al país a una
guerra contra el Japón en la que resultó derrotado; el descontento popular
estalló en una revolución en aquel mismo año, frente a la cual no ofreció
otra respuesta que la represión militar. Ambos acontecimientos
constituyeron los prolegómenos de la crisis final en la que perecería la
Monarquía: en 1914 Rusia volvió a comprometerse en una guerra exterior
para la que no estaba preparada ni en sentido militar ni económico ni
político, si bien Nicolás no puede considerarse responsable de las grandes
decisiones de aquel momento, pues era un juguete en manos de los
poderes cortesanos.

Las sucesivas derrotas frente al moderno ejército alemán acabaron por


desmoralizar al país y desarticular las estructuras del Estado, facilitando la
Revolución de febrero de 1917, que derrocó al zar e instauró en Rusia una
República. Nicolás II abdicó y se dejó detener sin ofrecer resistencia frente
al gobierno provisional de Lvov y Kerenski. Fue confinado junto con el resto
de la familia real en la localidad de Yekaterimburgo (actual Sverdlovsk), en
los Urales; tras el triunfo de la segunda Revolución rusa de 1917 (la
Revolución de octubre), que llevó al poder a los bolcheviques de Lenin y dio
paso a una dictadura comunista, el zar fue ejecutado junto con toda su
familia, por decisión del Sóviet del Ural.

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