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1.

Sistema somatosensitivo

La sensibilidad somatosensitiva es la capacidad


para codificar información procedente de estímulos
del medio externo o interno y que es traducida por el
sistema somatosensorial. El sistema somatosensorial
es diferente al resto de los sistemas sensoriales de
nuestro cuerpo, en primer lugar porque traduce muy
diferentes modalidades de estímulos y en segundo
lugar porque sus receptores no se concentran en un
lugar, ya que están repartidos por todo el cuerpo. Tie-
ne una gran capacidad discriminativa, cada receptor
codifica diferentes propiedades del estímulo en fun-
ción de su categoría, de la intensidad, duración, posi-
ción, dirección del estímulo y además si este puede ser
lesivo para el individuo. Para añadir mayor compleji-
dad, hay que avanzar que parte de estas percepciones
discurren por vías diferentes.
La importancia biológica de la sensibilidad la po-
demos observar indirectamente en la cantidad de su-
perficie de corteza cerebral dedicada a traducir y mo-
nitorizar toda la información exteroceptiva y propio-
ceptiva. El sentido con más superficie de representa-
ción en la corteza cerebral es el de la visión. Existe
una gran diversidad de maneras de procesar esta in-
formación, pero se comparte una cierta estructura de
trabajo.
Con las técnicas de masaje influimos directamente
en el sistema somatosensitivo, en dos subtipos, uno
especializado en la detección de estímulos de tipo me-
cánico como el tacto, la vibración, la presión y la ten-
sión. Sus extremos terminales se encuentran encapsu-
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lados y la especialización de su cápsula determinará su
función.
Cuando el estímulo sensorial táctil es detectado, se
produce una deformación variable del receptor en fun-
ción de la intensidad recibida, que se traduce en una
alteración de la permeabilidad de su membrana al paso
de iones por determinados canales de membrana. Si el
estímulo es de una calidad suficiente puede producir
finalmente una despolarización, sino generará un po-
tencial de acción que por adición de otros hará final-
mente a la neurona despolarizar. De esta manera un
estímulo mecánico es transformado en eléctrico, para
así codificar el mensaje en el lenguaje neuronal me-
diante potenciales de acción. Dentro de esta categoría
se contempla la percepción artrocinética o propiocep-
ción.
El otro subtipo de percepción, es paralelo a la sen-
sibilidad mecánica, que está mediado por receptores
que procesan información nociceptiva y de temperatu-
ra, sus ramificaciones nerviosas son amplias y despro-
vistas de mielina, se las denomina también termina-
ciones libres.
El procesamiento de la información mecánica se
inicia en mecanoreceptores distribuidos en diferentes
profundidades del tejido cutáneo y subcutáneo. Exis-
ten otros mecanoceptores específicos que procesan
información del sistema músculo esquelético, son los
propioceptores que con sus aferencias procesadas en el
cerebro proporcionarán información de movimiento y
ubicación espacial. El Sistema Somato Sensitivo de-
tecta diferentes acciones mecánicas ejercidas sobre la
piel. Es diferente a otros sistemas sensitivos por dos
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cualidades concretas, sus receptores están repartidos
por todo el cuerpo y no concentrados en zonas deter-
minadas, como los fotoreceptores en la retina. La otra
cualidad es que sus receptores trasducen muy diferen-
tes estímulos. Esta última característica es muy impor-
tante, pues la alta capacidad discriminativa de los es-
tímulos se concreta en que cada receptor codifica las
diferentes propiedades del estímulo, en función de la
categoría de este. Al cribar diferentes características
tales como intensidad, duración, posición, dirección
del estímulo, la información se canaliza por diferentes
vías axonales.
Todos los receptores periféricos comparten la for-
ma en la que su señal llega a médula. Está mediada
por la acción de una neurona ganglionar pseudounipo-
lar, cuyo soma se encuentra en un ganglio raquídeo
adyacente al asta posterior. El soma se proyecta hacia
la periferia en un brazo que constituye el terminal sen-
sible y el otro brazo o aferente primaria asciende por
la vía somatosensitiva del asta posterior.

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1.1. Tacto

El sentido del tacto se localiza en la piel, siendo su


principal papel biológico el de membrana que compar-
timenta nuestro cuerpo respecto al medio externo. Es
el mayor órgano sensorial con una capacidad discri-
minativa de hasta milésimas de milímetro. Se pueden
distinguir dos tipos de piel en un individuo, la despro-
vista de pelo o hirsuta y la glabra. Un buen ejemplo de
ambas los podemos ver al observar la palma y el dorso
de nuestra mano. Insertos en su amplia superficie y a
diferentes profundidades se localizan los mecanore-
ceptores.

1.2. Mecanoceptores

Este tipo de sensor constituyen la mayoría de los


del Sistema Somatosensitivo, no se localizan con ex-
clusividad en la piel, sino por el contrario podemos
encontrarlos en el corazón, vejiga, etc. Poseen mem-
branas con canales iónicos mecanosensibles, es decir
son permeables selectivamente a estímulos de carácter
mecánico.
La piel recibe muy diferentes tipos de energía me-
cánica y en diferentes ubicaciones, gracias a la res-
puesta específica del mecanoceptor y al área de in-
fluencia de su campo receptivo podemos diferenciar-
los y ubicarlos con facilidad. De esta manera sin nece-
sidad de ver podemos describir el movimiento y las
características del roce que nos produce por ejemplo
un bolígrafo durante una exploración clínica. El cam-
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po receptivo de una célula sensitiva es la zona donde
existe posibilidad de estimular un determinado recep-
tor.

Figura 1 Representación de los cuatro mecanoceptores de


la dermis, y sus tiempos de respuesta ante un mismo estí-
mulo.

Podemos hacer una clasificación inicial de los me-


canoceptores según el tamaño de sus campos recepti-
vos y según su respuesta a la duración del estímulo.
Vallbo et al (1995) en sus experimentaciones encon-
traron que los diferentes mecanoceptores tienen pro-
piedades de campos receptivos muy diferentes, tam-
bién obtuvieron diferente respuesta ante la frecuencia
temporal del estímulo, por ejemplo si el estímulo es
mantenido los corpúsculos de Meisner y Paccini res-
ponden inmediatamente pero dejan rápidamente de
emitir, lo vuelven a hacer cuando detectan que se ter-
mina el estímulo.

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Clasificación según el tamaño de sus campos recep-
tivos

 Campos receptivos pequeños: Meisner y Merkel


 Campos receptivos grandes: Terminaciones de Ru-
fini y corpúsculos de Paccini.

Clasificación según su respuesta a la duración del


estímulo

 Mecanoceptores de adaptación rápida (fásicos),


corpúsculos de Meisner y de Pacini. Responden rá-
pido pero se saturan rápido, esta propiedad les cua-
lifica para discriminar movimiento sobre sus cam-
pos receptivos, mientras el estímulo esté en movi-
miento generan salvas de impulsos proporcionales
a la intensidad del movimiento, cuando se detiene
permanecen silentes. De esta forma pueden respon-
der al iniciarse el estímulo y cuando este cesa, pero
no cuando está detenido, pueden señalar el ritmo y
la velocidad. Como más adelante se desarrolla ve-
remos que en algunas áreas corticales esta informa-
ción local se complementa con otras globales como
la dirección del estímulo.

 Mecanoceptores de adaptación lenta (tónicos)


corpúsculos de Rufini y terminaciones de Merkel.
ante estímulos prolongados dan una respuesta sos-
tenida, de esta manera cualquier acción de manipu-
lación prolongada de un objeto es perciba constan-
temente.
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1.2.1. Corpúsculos de Pacini

Es el mecanoceptor de mayor tamaño, se sitúa en la


profundidad de la dermis. Su mejor estímulo son las
vibraciones, es un sensor de adaptación rápida con un
umbral de respuesta bajo ante frecuencias vibratorias
que oscilan entre los 250 y 350 Hz, como las produci-
das por un roce. Todos los mecanoceptores sensibles a
vibración se activan sincrónicamente con el estímulo y
cada potencial de acción se corresponde con una onda
vibrátil (Mountcastle et al 1972). Su terminal nerviosa
está inserta en una cápsula que tiene forma oblonga y
que se constituye por múltiples capas concéntricas de
tejido conjuntivo, entre las que se sitúa un líquido con
propiedades mecánicas. Cuando se ejerce presión so-
bre la terminal, el fluido entre las capas disipa la ener-
gía, de tal modo que la presión debe ser de una inten-
sidad moderada y duradera, para que la deformación
mecánica de la terminal sea suficiente como para abrir
los canales de membrana.

Figura 2
Corpúsculo de Pacini.

De este modo al permitir el paso de iones se gene-


ran suficientes potenciales de acción que provoquen
una despolarización. Cuando el patrón de actividad de
estos corpúsculos alcanza la corteza cerebral se com-
bina con el número e intensidad de descargas proce-
dentes de los otros receptores. Se integra de esta ma-
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