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Los niños tienen derecho a la educación.

Es uno de los 10 Derechos fundamentales de los


niños redactados en la Declaración de los Derechos del Niño en 1959. Lamentablemente,
esos derechos de los que todo niño debe disponer, no siempre se cumplen.
Por eso queremos recordar que todos tenemos una responsabilidad para con los niños, no
solo para proteger a nuestros hijos, sino para garantizar los derechos de todos los niños
independientemente de la parte del mundo en que les haya tocado nacer. Porque no
todos los niños tienen los privilegios de nuestros hijos, pero sí tienen los mismos
derechos.
Todos los niños tienen derecho a una educación. La educación no consiste únicamente en
aprender a leer y escribir, sino que constituye la base del desarrollo personal. Para que el
engranaje de una sociedad funcione, sus miembros tienen que tener una educación básica
que les permita desarrollarse como individuos para poder convivir en sociedad.
A pesar de la importancia de la educación, hay millones de niños en todo el mundo que no
pueden acceder a ella. Por eso resaltamos este Derecho de los niños a la educación, al
acceso a la educación sin discriminación de ningún tipo y a una educación gratuita para
niños y niñas. Porque todos los niños tienen derecho a aprender y porque la educación
será su mejor herramienta para construirse una vida digna.
El principio 7 de la Declaración de los Derechos del Niño dice: 'El niño tiene derecho a
recibir educación, que será gratuita y obligatoria, al menos en la etapas elementales'. Y
todos tenemos la responsabilidad de que este Derecho fundamental se cumpla.

Por qué necesitan los niños la educación

Cualquier niño necesita la educación básica, leer, escribir y un cultura mínima para que
puedan desarrollar su personalidad e integrarse en la sociedad en igualdad de
condiciones. En la actualidad, millones de niños, especialmente niñas, ven vulnerado su
derecho a la educación por cuestiones políticas, económicas, geográficas y religiosas.
El derecho de la educación para todos los niños no está orientado únicamente a dotarles
de las herramientas básicas como leer y escribir, sino también a dotarles de los valores
necesarios para que puedan participar activamente en la sociedad como miembros de
pleno derecho.
También está en nuestras manos presionar a los gobiernos de todo el mundo para que
garanticen este Derecho a sus niños. Y en un plano doméstico, somos responsables de
inculcar a nuestros hijos la solidaridad haciéndoles ver que ir al colegio no es una
obligación molesta, sino un derecho que deben disfrutar. Concienciar a nuestros niños de
que entre todos debemos hacer valer los derechos de los niños más desfavorecidos es un
ejercicio de responsabilidad que a veces olvidamos.

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