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vez.
Uga la tortuga. Cuento infantil sobre la
perseverancia Por ello, es mejor intentarlo y no conseguirlo
que no probar y vivir con la duda. La constancia
y la perseverancia son buenas aliadas para
conseguir lo que nos proponemos; por ello yo
te aconsejo que lo intentes. Hasta te puede
sorprender de lo que eres capaz.
Lleva unos días preparando un regalo muy - Estoy segura de poder ganarte una carrera.
especial para aquellos que más quiere. Es muy
divertido ver la cara de mamá cuando - ¿A mí? Preguntó asombrada la liebre.
descubre por la mañana un buenos días,
preciosadebajo de la almohada; o cuando papá - Sí, sí, a ti, dijo la tortuga. Pongamos nuestras
encuentra en su coche un te quiero de color apuestas y veamos quién gana la carrera.
azul.
La liebre, muy ingreída, aceptó la apuesta.
Sus palabras son amables y bonitas, cortas,
largas, que suenan bien y hacen sentir Así que todos los animales se reunieron para
bien: gracias, te quiero, buenos días, por presenciar la carrera. El búho señaló los puntos
favor, lo siento, me gustas. de partida y de llegada, y sin más preámbulos
comenzó la carrera en medio de la incredulidad
Daniel sabe que las palabras son poderosas y de los asistentes.
a él le gusta jugar con ellas y ver la cara de
felicidad de la gente cuando las oye. Sabe bien Astuta y muy confiada en si misma, la liebre
que las palabras amables son mágicas, son dejó coger ventaja a la tortuga y se quedó
como llaves que te abren la puerta de los haciendo burla de ella. Luego, empezó a correr
demás. velozmente y sobrepasó a la tortuga que
caminaba despacio, pero sin parar. Sólo se
Porque si tú eres amable, todo es amable detuvo a mitad del camino ante un prado verde
contigo. Y Daniel te pregunta: ¿quieres y frondoso, donde se dispuso a descansar
intentarlo tú y ser un mago de las palabras antes de concluir la carrera. Allí se quedó
amables? dormida, mientras la tortuga siguió
caminando, paso tras paso, lentamente, pero
Fábula de la liebre y la tortuga, sobre el sin detenerse.
esfuerzo
Cuando la liebre se despertó, vio con pavor que
la tortuga se encontraba a una corta distancia
de la meta. En un sobresalto, salió corriendo
con todas sus fuerzas, pero ya era muy
tarde: ¡la tortuga había alcanzado la meta y
ganado la carrera!
La Llorona es una de las leyendas con más fuerza en nuestro país. Hoy día su
presencia sigue causando tanto pavor como hace siglos. La gente del pueblo no duda
en afirmar su existencia e incluso los más instruidos temen objetar algo ante quien
afirma haberla visto, pues está tan imbuida en el pensar del guatemalteco que forma
parte misma de su existencia y se le otorga el carácter de realidad. Tenemos un gran
número de versiones sobre su presencia y lo que la obliga a lanzar ayes lastimeros
por la noche, pero lo que nadie puede negar es que ha trascendido las barreras del
espacio y el tiempo hasta llegar a ser parte de la idiosincrasia de un pueblo. Es lo
cotidiano de lo sobrenatural y la representación de la desesperanza.
El cadejo es el espíritu que cuida el paso tambaleante de los borrachos, "es un animal en forma
de perro, negro, lanudo, con casquitos de cabra y ojos de fuego". Su trabajo es perseguir o cuidar a los
bolos que les gusta mucho el guaro y se quedan tirados en la calle, según la leyenda
hay dos tipos de cadejos uno malo y uno bueno, el malo es el de color negro, y el
bueno de color blanco. Aunque según las personas que les han visto siempre ven a
los dos, pero siempre el negro mas inquieto y distante y el bueno echado cerca de la
persona, resguardándola del cadejo malo
Hay que tener cuidado aunque sea un espíritu protector porque al beber demasiado
y muy frecuente, "el Cadejo lo puede trabar, pues si se lo encuentra a uno tirado y
le lame la boca, ya lo jodió para siempre, pues entonces uno jamás se compone". El
Cadejo acostumbra seguir por nueve días al hombre al que le lamió la boca y no lo deja en paz.
Su cara es como la calavera de un caballo, sus ojos echan fuego y enseña unos
dientes muy grandes, al mismo tiempo que se sujeta como un fierro al jinete. Y el
caballo, como si se diera cuenta de lo que lleva encima, arranca a correr como
loco, sin que nada lo pueda detener.
Otras leyendas cuentan que las Seguas son varias. Y no faltan ancianos que aseguren que cuando ellos
eran jóvenes atraparon a una Segua. Pero que una vez atrapada y echa prisionera se les murió de
vergüenza. Y que al día siguiente no encontraron el cadáver, sino solamente un montón de hojas de
guarumo, mechas de cabuya y cáscaras de plátano.
Cuando los han visto no solo van encadenados sino con capuchones antiguos.
Algunos se flagelan. Son animas por las cuales las viejitas dicen hay que rezar.