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Sociología urbana

Notas de clase
Docente: Daniel Hiernaux
Unidad 1. La sociología urbana como rama de la sociología

Antes de pasar a la revisión de los autores que han aportado en forma sustancial a la sociología urbana, tenemos que
plantearnos dos preguntas centrales:
- ¿cómo definir lo urbano desde la sociología?
- ¿cómo situar la sociología urbana dentro del abanico de las ramas de la sociología?

1.1. Lo urbano, ensayo de definición desde la sociología

- La definición de lo urbano a partir de la cantidad de población o la densidad, así como por la especialización de las
actividades profesionales, es algo ambiguo pero ésta ha sido la manera tradicional de enfocar lo urbano y, en cierta
forma, ha sido aceptado ampliamente como postulado de base que permite eludir la necesidad de una reflexión
más amplia sobre lo que es realmente lo urbano para el sociólogo.
- Sin embargo, los sociólogos urbanos han puesto el acento sobre diversos aspectos de “lo urbano” que permiten
pensar que existe un consenso más denso que la simple definición demográfica-geográfica-económica tradicional.
- Uno de los aspectos relevados desde los principios de la sociología y en particular por Durkheim, es que la densidad
para ser un elemento central de definición de lo urbano para los sociólogos. Este autor relaciona la densidad física
(demográfica espacial) con la densidad social (de las relaciones entre los individuos que conviven en este espacio).
Pero como bien lo observa Fijalkow (2002:7) si bien la densidad social permite la densidad física, el postulado
inverso no es forzosamente cierto.
- Otro aspecto central en esta delimitación de lo urbano, es que la ciudad produce una cultura propia (Fijalkow,
2002: 11): “La ciudad producto cultural, puede entonces a su turno ser un molde cultural y volverse un “estado
mental” [état d‟esprit]”

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- También la ciudad es un producto económico y social, como bien lo demostró Jean Remy así como todos los
autores marcados por la crítica marxista (Clavel, 2002: 41 y siguientes; Fijalkow, 2002: 8-10).
- Una excelente definición de lo que es la ciudad, desde una perspectiva sociológica, la encontramos en Grafmeyer
(1994) cuando describe las “figuras de la ciudad” como sus principales características; éstas son las siguientes:

o El encuentro:
 Se ha tendido a definir la ciudad como el dispositivo el más apropiado para los diversas relaciones de
intercambio y de cooperación entre los seres humanos.
 Por esto, Durkheim habla de “densidad dinámica” o “moral” que tiende a traducirse por una densidad
material. La densidad moral tiene que ver con el grado de implicación de los seres humanos en la
vida colectiva de la ciudad.
 “Si la vida urbana favorece la accesibilidad mutual de los seres sociales que buscan entrar en relación,
multiplica al mismo tiempo las ocasiones de encuentros no programados” (Grafmeyer, 1994:9)
o El mosaico:
 “La condensación de la vida social que se ubica al inicio de la urbanización, implica simultáneamente
que esta vida social se complejiza y se diferencia” (Grafmeyer, 1994: 10).
 El mosaico puede ser el reflejo de las diferencias entre grupos sociales que ocupan la ciudad, uno de
los temas particulares que analizará la sociología urbana siendo la existencia de un mosaico étnico
(véase la Escuela de Chicago, pero también los estudios recientes de sociología urbana francesa).
 El mosaico es una imagen particularmente pertinente para lo social pero también para el espacio
construido.

o La centralidad
 La ciudad es más que la suma de sus partes.

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 Existe una centralidad relaciona con las propiedades geométricas del espacio urbano, pero también
un centralidad ligada a la disposición que adquieren las actividades que se desarrollan en el espacio
urbano.
 De lo anterior, surgirán temas como “centro, centro histórico, suburbios, periferias, etc.)
 Sin embargo, el tema de la centralidad es un tema muy discutido en la actualidad, porque no existe
un paralelismo forzado entre centralidad geométrica (del espacio físico) y la centralidad de las
relaciones sociales que se establecen en la ciudad.

o Las instituciones
 Importancia de las funciones políticas de la ciudad desde el modelo casi ideal de la ciudad griega.
 En particular, véase la obra de Weber sobre la dimensión política de lo urbano.

o ¿Personalidades urbanas o culturas citadinas?


 La pregunta que hace Grafmeyer, es de saber si la ciudad produce, -más allá de las diversidades
étnicas, sociales, etc.- algo así como un “urbanita” que manifiesta características universales.
 Oposición entre individualización y masificación
 Posibilidad de encontrar “modos de vida” y para algunos “mundos de vida”
 “El término mismo de personalidad urbana, es sin lugar a duda contestable, por lo menos si se asocia
con la idea de una cultura que sería específicamente urbana y aboliría las culturas preexistentes.
Wirth insiste por otra parte, sobre la importancia de la heterogeneidad social y cultural como rasgo
distintivo del mundo urbano. Queda la idea de una condición propia del ciudadano hecha de tensiones
entre la territorialidad y la movilidad, entre la proximidad y la distancia en las interacciones cotidianas,
entre la afirmación identitaria y la experiencia del otro, entre la diversidad de los medios urbanos que
forman una ciudad y su necesario ajuste, más o menos portador de conflictos, en el seno de un
mismo espacio de vida” (Grafmeyer, 1994: 16).

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1.2. La sociología urbana como rama de la sociología
- En sus inicios, tenía sentido distinguir entre lo urbano y lo rural por las diferencias extremas que se dieron en el
nacimiento de la ciudad industrial, con los modelos anteriores de organización socio-espacial, aun en las ciudades
tradicionales (Véase Tönnies, por ejemplo). Inclusive, lo urbano aportó nuevos problemas, apreciados como
“patologías sociales” por los primeros sociólogos (Le Play, entre otros).
- Lo anterior ha llevado inclusive a interrogarse sobre la historia misma de la ciudad y de sus instituciones, para
entender como se puede llegar a “tipos ideales” de ciudades, como lo intentará Weber en Economía y Sociedad, en
el cual dedica una parte del estudio a la ciudad medieval.
- Todavía en los años cincuenta y sesenta, la fuerza transformadora de la urbanización fordista, llevó a distinguir
entre sociología rural o sociología urbana (véase Henri Lefebvre y Jean Remy por ejemplo).
- no tiene mucho sentido hoy delimitar la sociología urbana con relación a lo urbano, por lo incierto que es de hablar
de “ciudad” y de “campo” (Grafmeyer, 1994: 1)
- Grameyer hace notar que la sociología urbana tampoco puede ser todo lo que ocurre en la ciudad, ya que muchos
aspectos de la vida social dentro de una ciudad, son campos de otras ramas especializadas de la sociología. En
consecuencia, la sociología urbana es “…transversal a otros recortes en campos especializados […] se centra sobre
la dimensión propiamente urbana de diversos aspectos de la vida social. Se interroga, en particular, sobre la
manera como éstos se despliegan, se agencian e interactúan en un contexto urbanizado que todos conjuntamente
se conjugan para modelar, pero que es al mismo tiempo una suerte de envolvente común para los mismos. Se
interroga, por otra parte, sobre la manera según la cual la ciudad-medio es así constituida en objeto de apuestas
que estructuran de manera específica las relaciones entre los actos, las instituciones y los grupos sociales
(Grafmeyer, 1994: 1-2)

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Bibliografía complementaria
Clavel, Maité, 2002, Sociologie de l‟urbain, Anthropos, París
Fijalkow, Yankel, 2002, Sociologie de la ville, colección Repères, La Découverte, París.
Grafmeyer, Yves, 1994, Sociologie urbaine, colección Sociologie 128, Nathan Université, París
Joseph, Isaac, 1998, La ville sans qualités, L‟Aube Editions, París.
Roncayolo, Marcel, 1990, La ville et ses territoires, Folio Essais, París.
Van Eeckhout, Laetitia, 1999, Regards croisés sur la ville, L‟Aube Editions, París.

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Unidad 2. Precursores de la sociología urbana clásica

1. Las primeras inquietudes sobre lo Urbano


Primeros trabajos
Pocos años antes de le Revolución Francesa, el magistrado Montyon hace un levantamiento de las condenas en la
jurisdicción de París entre 1775 y 1785. en su publicación Observaciones sobre la moralidad en Francia, “,,,llega a la
conclusión de que la expansión urbana es la causa principal de la proliferación de los actos criminales” (Cuin y Gresle,
1992: 18).
Durante la restauración, se multiplican los estudios con base en la información judicial, pero también otro tipo de estudios
promovidos por los moralistas y otros reformistas: un ejemplo de ello, son los trabajos del doctor Villermé quien realiza
una gran encuesta sobre el mundo obrero, publicada en 1840, donde analiza el mundo obrero, sus condiciones laborales y
de vida. Dichos trabajos coinciden con los trabajo de Engels en Inglaterra.
Le Play
Nacido en 1806 y muerto en 1882, Frederic Le Play tiene una trayectoria científica que pasa por la Escuela Politécnica
como ingeniero de minas. Viaja mucho y asocia la observación de tipo etnográfica a su trabajo científico. “Ha realizado y
mandado hacer estudios basados en la observación directa de los medios populares y el establecimiento de los
presupuestos familiares típicos, que llamaba monografías, antes de reunir a estas en un libro (El obrero europeo, de
1855) que, desde su publicación tuvo un éxito considerable”. (Cuin y Gresle, 1992: 36-37).El trabajo de Le Play es
particularmente importante en el nacimiento de la sociología en general, por el desarrollo de un método de observación
que el considera debe cumplir tres componentes: observar las cosas, interrogar la persona y después informarse con
otros. Establece así la base del trabajo directo con las familias obreras.
El trabajo de Le Play, formulado desde una visión conservadora, es también reformista, y el autor organizará las Uniones
de la Paz Social que tendrán cierta influencia alrededor de 1880, con más de 3000 miembros en 1884; Le Play tiene una
cierta visión de las clases sociales, particularmente después de la Comuna de París de 1870, que lo empuja a escrutinizar
para luego analizar las clases obreras a partir del microcosmo de la familia. Pretende encontrar, a través de la exposición

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de tipos ideales, es decir una suerte de hombre o familia promedio (en la misma línea que el belga Quetelet), las razones
de los disfuncionamientos sociales que observan en forma creciente en el avance del siglo XIX.
Dichos moralistas y reformadores conservadores, piensan que es necesario establecer reformas, pero fuera de la acción
del Estado, para evitar el entorno de luchas sociales que tanto asusta ala burguesía creciente.
Las inquietudes de Le Play no son aisladas, y corresponden a cierta visión ideológica del mundo, desde la burguesía
conservadora. Por ende, los estudios que realizan carecen frecuentemente de representatividad (se analizan tipos ideales,
no el resultado de una muestra como la entendemos en la actualidad), porque se orientan a demostrar hipótesis, ideas
básicas de cómo enfrentar el desorden social. Sin embargo, la forma de realizar el trabajo de campo propuesta por Le
Play, no dejará de influir sobre la Escuela de Chicago y su social survey, como lo afirma Donoso (1993: 39).
Booth

Charles Booth, inglés nacido en 1840 y muerto en 1916, era un próspero comerciante pasado a los estudios sociales, por
su interés y simpatía hacia el sindicalismo de la época. No tenía interés en las abstracciones, sino en un trabajo directo de
campo, lo que lo hace considerar como un precursor del empiricismo inglés. Hizo un vasto estudio que se publicó con el
título de Life and Labour of the People of London, en la cual detecta 8 grupos sociales, aunque se dedique esencialmente
a las clases inferiores. Obtiene así, gracias a los datos censales, a registros oficiales y a sus propias observaciones
directas, una suerte de radiografía de la población londinense de cerca de 4 millones de habitantes para esa época. Dos
aspectos importantes de su obra fue el uso del mapeo abundante, técnica que retomará la escuela de Chicago, y la
propuesta de la ley general de las migraciones sucesivas, según la cual la ciudad se organiza en círculos concéntricos, con
los más pobres en el centro, idea que fue retomada por la citada Escuela de Chicago, en particular por Burgess, como se
verá más adelante.
Como veremos después, otros asumen una descripción de la condición obrera, pero ofrecen un análisis totalmente
diferente de las causas y sobre todo, de las medidas y tácticas políticas para enfrentar esta situación.
Carlos Marx y Friedrich Engels
Como bien lo ha demostrado Henri Lefebvre, Marx y Engels han contribuido a su manera al nacimiento de una sociología
urbana. Cabe señalar que Marx nunca se identificó como sociólogo, pero que su trabajo es al mismo tiempo obra de un
filósofo, un economista, un sociólogo y un politólogo, entre otros.

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En “El pensamiento marxista y la ciudad” Lefebvre (1972) hace obra de exégesis, para encontrar en la obra marxiana y
engeliana, las bases del pensamiento marxista en torno a la ciudad. Y ciertamente que existen elementos en diversas
obras de los dos autores. Sin embargo, quien se acerca más a lo que se podría calificar posteriormente como un
pensamiento sociológico, es sin lugar a duda Engels, a través de dos obras: La condición de las clase laboriosa en
Inglaterra, y la cuestión de la vivienda.
Publicado en 1877, la cuestión de la vivienda es en primer lugar, una reacción muy fuerte contra el pensamiento de
Proudhon, cuya influencia sobre los movimientos sociales sigue siendo importante. Engels de hecho venía escribiendo
artículos diversos sobre le tema, y resultó además fuertemente impresionado por las condiciones de vida de su amante
obrera londinense que nunca trató de mejorar.
Engels logra algunas observaciones interesantes que articulan la estructura de las ciudades con la renta del suelo y la
situación de los trabajadores como podemos verificarlo en las dos citas siguientes:
“La extensión de las grandes ciudades modernas da al terreno, en ciertos barrios, sobretodo en los situados en el centro,
un valor artificial, creciendo a veces en proporciones enormes; las construcciones que son edificadas allá, en vez de
realzar este valor más bien lo bajan, porque y ano responden a las condiciones nuevas; son demolidas y reemplazadas
por otras”. (Engels, 1969: 27)
“resulta que los trabajadores son empujados desde los centros de la ciudad hacia las periferias, que las viviendas obreras,
y de un modo general, los departamentos pequeños se vuelven escasos y caros y que con frecuencia no se pueden
encontrar...” (Engels, 1969: 27)
Lefebvre nota que Engels no sólo analiza la gran ciudad como una máquina económica, sino desde una perspectiva más
humana cuando nota que: “Los londinense han tenido que sacrificar la mejor parte de su calidad de hombres para realizar
los milagros de la civilización que abundan en la ciudad” (Lefebvre, 1972: 14, cita de Engels, p.60)
Según Lefebvre, Engels introduce varios temas que serán sumamente importantes en el futuro de la sociología como el de
la “foule solitaire”, la atomización, la problemática de la calle, la alineación subraya, nunca es vista como abstracta, sino
como un proceso que percibe y analiza en forma muy concreta. También Engels pone en evidencia la segregación, la
descomposición del centro, todos productos del caos urbano provocado por el capitalismo.
A su turno, Marx hace importantes aportaciones al estudio de la ciudad y de lo urbano, pero en términos más económicos
que su amigo Engels, sin embargo, como bien lo subraya Lefebvre varios momentos de su obra tiene un tenor distinto:

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por ejemplo, el hecho de que Marx aboga por el regreso a una comunidad diferente construida en el comunismo, por el
hecho de que considera a la ciudad como obra (producto) en sí, pero también como el lugar donde se producen las obras
diversas. Inclusive Marx hace un estudio pormenorizado de la ciudad medieval, lo que lo hace también incluir en una serie
de autores que han reflexionado sobre la ciudad medieval como un antecedente interesante para entender la ciudad
capitalista: Kropotkine, Weber y más tarde Henri Pirenne y Lewis Mumford se ubican en esa tendencia.
Choay considera que la lectura de la ciudad que hacen Engels y Marx es absolutamente pragmática y sin modelo, sin
concepción de la ciudad, a diferencia por ejemplo de los socialistas utópicos que veremos a continuación (Choay, 1970:
33-37).

2. El pensamiento utopista y la ciudad en el siglo XIX


Frente al desorden aparente de la nueva ciudad industrial, pueden identificarse dos tipos de respuestas entre los
pensadores sociales: la que se orienta a rescatar el valor del pasado y lo pone como paradigma, y la otra que mira hacia
el futuro, hacia modelos diferentes. Choay habla de un modelo progresista en este último caso, y de un modelo nostálgico
en el primero.

2.1. La utopía, definición y alcances


En ambos casos, se presenta una fuerte dimensión utópica, es decir la propuesta de algo que no tiene lugar, es el sentido
de u-topos en griego, que frecuentemente se asimila también, con el eu-topos, es decir la definición de un lugar bueno,
mientras la dystopia es lo que no funciona, es una suerte de antiutopía.
La utopía puede ser definida, en su sentido más elemental, como una visualización en un lugar no existe y con frecuencia
atemporal, porque lanzada al futuro, de una sociedad ideal, cuyas características no se pueden encontrar en la sociedad
actual.
La idea de estas proyecciones a futuro es tan vieja como la filosofía y la historia humana. Quizás la primera utopía fue la
propuesta de Hipódamo de Milet de una ciudad de traza ortogonal, misma que fue criticada acérrimamente por Aristófano
en su obra “los Pajaros” donde se burla de esa ciudad ideal de Hipódamo. Sin embargo, la idea hizo su camino...

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A lo largo de la Edad Media, surgieron propuestas milenaristas generalmente escatológicas, pero que siempre remiten a
una idea religiosa. El propio San Agustín, escribe una Ciudad de Dios en la cual presenta una cierta forma de utopía de
trasfondo religioso.
Otro antecedente clásico es la República de Platón en la cual describe una ciudad ideal, regida por el mejor sistema legal
posible.
Pero de hecho, el término en sí fue inventado por el filósofo renacentista, Tomas Moro, en 1516, como forma literaria
para describir una sociedad ideal que coloca en una isla. Desde el siglo XV hasta el XX, se publicarán centenares de textos
a contenido más o menos utópico (véase la reunión de textos en Gallica, de la biblioteca Nacional de Francia). Moro se
sitúa como cristiano, pero describe una ciudad creada y pensada por los hombres, y en eso marca bien que es un hombre
del humanismo renacentista como el propio Erasmo en su Elogio de la Locura.
Moro concreta en su texto, un modelo, un tipo ideal de ciudad que es el rechazo de las condiciones de la sociedad inglesa
en la cual vive. La sitúa en una isla lejana, desconocida, encontrada por azar por un marinero que cuenta después la
historia de su descubrimiento y de su paso por la misma isla. En las utopías literarias que se desarrollarán después, la
búsqueda de otros espacios es fuerte, al grado de pensar en colonias en la luna o en el sol. Cabe recordar que cuando
escribe Moro, se tiene poco tiempo de haber descubierto el Nuevo Mundo, y se está muy lejos de conocer el planeta
completo.
La utopía, hasta el siglo XIX jugará básicamente sobre una geografía de lo inexistente, sobre el espacio en sí, para
distinguirse del espacio conocido (Schaer, 2001), esto principalmente por no conocer el carácter finito del planeta. En el
siglo XIX, a partir de Sebastián Mercier (El año 2440), se empezará en pensar en el futuro, en ciudades proyectadas en un
tiempo no alcanzable a nuestro pensamiento, tiempo tan largo que habrán podido darse un gran número de revoluciones
técnicas y sociales, que no podemos imaginárnoslas aun.
Existe una relación directa entre la utopía y la insatisfacción sobre las condiciones que vive el que propone la utopía, y
como lo señala Polack, “si hoy el hombre occidental dejara de meditar y de elaborar nuevas representaciones del futuro,
si por un apego ciego a su seguridad y su miedo del futuro, intentara encerrarse en el presente, su civilización se
apagaría. No hay otra selección que de soñar o de morir, llevando a su muerte la sociedad occidental por completo ”
(Polack, 1961, citado en Tower Sargent, 2001: 26).

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Cabe remitir a la idea de Choay, sobre el pragmatismo marxiano, que es una forma de rechazo de una visión ideal de la
ciudad, sin embargo en Marx existe claramente la idea de una sociedad futura comunista (aunque no definida en sus
rasgos precisos, como lo hacen los utopistas) que es el vector del desarrollo extraordinario que conoció el marxismo en las
sociedades occidentales.

2.2. el pensamiento utópico y la ciudad en el siglo XIX


Frente al desarrollo masivo, desorganizado y deestructurador de la ciudad industrial durante el siglo XIX, surgieron
diversos tipos de propuestas, unas más fantasiosas, otras ligadas a un pragmatismo destinado a transformar la vida
inmediata de las clases laboriosas.

2.2.1. Un ejemplo: Fourier y el falansterio


Las propuestas de Fourier (1772-1837) se insertan en un estudio bastante particular de la sociedad, en la cual mezcla
unas ideas absolutamente corrosivas, con propuestas concretas importantes que han tenido significación hasta en la
época actual. Originado en una familia de comerciantes, Fourier más bien se distinguió por su carácter generoso y
epicuriano, frente al “espíritu del capitalismo” de su época a veces espartiano.
La principal aportación de Fourier, se ubica en la propuesta del Falansterio o gran organización arquitectónica- social para
la cual presenta su modelo ideal, basado en ideas corrosivas, bastante innovadoras y atractivas. Fourier consideraba que
el trabajo y la vida deben obedecer al gran principio de la atracción pasional, para el había que poner a contribución las
pasiones y las pulsiones, en vez de la razón. Se imponía, decía él, un “mínimo vital” de placer sexual, igual que un salario
mínimo. El trabajo debía ser organizado en función de un trabajo atractivo, con la posibilidad de cambiar de tarea hasta
ocho veces al día. Muchas formas recreativas eran previstas en el falansterio.
Fourier considera que el Falansterio no podría pasar de 1620 habitantes, 810 de cada sexo, correspondiente a la
combinatoria de los tipo sde caracteres que el describe en otros trabajos: son:
- 5 pasiones sensitivas: vista, audición, tacto, gusto, y olfato.
- 4 afectivas: amistad, ambición, amor y familia

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- 3 distributivas: mariposeante (variedad) cabalística (azar) y compuesta (motivación).
El resultado de todas las combinaciones es de 810. Nótese la idea de una ciudad compleja, multipasional, y
multiindividual, en vez de otros modelos que transformar los individuos en robots.
El modelo de Fourier, es una ciudad con tres recintos: la ciudad central, los barrios los grandes edificios fabriles, y
finalmente, los suburbios. El Falansterio es una suerte de gran edificio, con calles-galerías cubiertas de vidrio para
albergarse fuera de los aleas del clima. El falansterio es a la vez una ciudad y un edificio (Sato, 1977: 42) leer extractos
de las pag. 52-53.
Notar la importancia del desarrollo posterior del falansterio, en el caso del de Guise organizado por un industrial
reformista, Godin en Francia, pero también en diversos experimentos fallidos en diversas partes del mundo, entre las
cuales en América. El falansterio de Guise resultó bastante exitoso, porque deformó el modelo en una suerte de conjunto
de vivienda colectiva de organización cooperativa y con servicios para todos, sin querer introducir reformas como la libre
selección del trabajo por ejemplo, trabajo que se realizaba en una fábrica y no en la parte central del falansterio como lo
proponía Fourier.

2.2.2. Características generales


En términos generales, estas propuestas tienen varios elementos en común Choay, 1970 21-26):
- lógica y belleza del diseño de la ciudad ideal
- el espacio es amplio, verde, ligado a la naturaleza.
- Tienden a proponer modelos espaciales, de organización como el falansterio o mismo de vivienda tipo.
- Se debaten entre modelos de libertad y modelos de coacción

2.3. La utopía aplicada


Numerosos autores analizaron la posibilidad de modelos utópicos durante el siglo XIX, pero en la práctica, fueron los
socialistas utopistas y los anarquistas que levaron a cabo la mayor cantidad de propuestas pero también la aplicación de
unas de ellas.

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Cabe mencionar que después de las revoluciones de 1830 y sobre todo de 1848, en Francia, mucha gente buscó eludir el
poder tiránico y prefirió migrar, en forma voluntaria o forzada. Lo anterior provocó una fuerte diseminación de los
modelos utópicos hacia América, que no forzosamente prosperaron, más bien la mayor parte fueron fracasos. Uno de los
casos más conocidos es el de Etienne Cabet y su propuesta de Icaria (Cabet, 1788-1856): varios cientos de seguidores
compraron una antigua propiedad mormona en Illinois, para aplicar los principios de su obra: Viaje en Icaria, cuyo lema
central era la fraternidad. Este tipo de experiencia tuvo inclusive efectos en México, como el caso de Topolobampo, donde
se desarrolló una comunidad de este tipo, pero que fracasó al poco tiempo.
También es significativo que las propuestas ideales sobre ciudades, todas se basaban sobre modelos coercitivos de
diversos tipos: tareas compartidas, vida sexual colectiva, igualdad del hombre y la mujer, poder colectivo de decisión a
través de asambleas, eliminación de la propiedad privada, y otros temas que han sido casi míticos dentro de la literatura
anarquista y utopista del siglo XIX. No debemos olvidar que los primeros higienistas corporales, practicantes de deporte,
de naturismo, de vegetarianismo y de homeopatía (inventada hacia 1880) fueron socialistas y anarquistas.
Una cosa importante es que las ideas no lograron cuajar como modelo integral, pero que fueron decisivas para las
transformaciones sociales posteriores del siglo XX.
A su turno, numerosas ideas sobre lo urbano, pasaron a la historia bajo la forma de proyectos reformistas: podemos citar
dos casos ejemplares, el de la ciudad-jardín de Ebenezer Howard, y las propuestas de renovación urbana de Patrick
Geddes, ambos influidos por el anarquismo y formas distintas del socialismo no marxista de la época.

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Unidad 3. Pensadores clásicos de la ciudad

Simmel

“Nuestra tarea no es acusar o perdonar, sino tan sólo comprender”


(Simmel, 1986: 261)
1.Simmel su tiempo y su vida
Más que cualquier otra, la obra de Simmel no puede ser disociada de su vida, ni de la ciudad donde nació y vivió la mayor
parte de su existencia.
Nacido el 10 de marzo de 1858 en la casa que formaba la intersección de la Leipzigerstrasse y la Friedrichstrasse en
Berlín, dos calles comerciales más típicas e importantes de Berlín. La interesección de calles y la intersección de corrientes
(Coser citado por Frisby).
Familia de judíos comerciantes adinerados y tradicionales. Nadie en su casa tenía intereses intelectuales.
Estudió en la Universidad de Berlín, estudios de historia con Theodor Mommsen, sicología con Moritz Lazarus y etnología
con Adolf Bastian, finalmente inclinándose a la filosofía con Eduard Zeller y Friedrich Harms. Su tesis doctoral sobre
Estudios sicológicos y etnográficos de la música le fue rechazada en 1880.
En 1881, recibió finalmente su título de doctor gracias a la descripción y valoración de las diversas opiniones de Kant
sobre la naturaleza de la materia. Observar que Kant trabajó sobre el espacio.
Recibió su habilitación en 1885, lo que le permitió trabajar como privatdozent.
Su primera obra importante es sobre la diferenciación social, publicada en 1990. Fuerte componente sicológico en sus
primeras obras inclusive en la filosofía del dinero. Su primer curso sobre sociología fue sólo en 1894, ¡y se inscribieron 152
estudiantes!

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Producción de 25 libros y de 300 artículos, entre los primeros, la filosofía del dinero, los escritos en filosofía de la moral, y
la sociología.
Entre 1880 y 1890, varios artículos importantes que entrarán después en su sociología, también publica la filosofía del
dinero en 1890.
Pasó la mayor parte de su vida en Berlín, en los medios académicos, pero nunca recibió reconocimiento de los mismos:
las razones son el carácter ensayista de su obra (nunca cita otros por ejemplo), su origen judío, sus amigos socialistas y
su gran éxito social y entre los estudiantes que generó envidias de sus colegas el “regimiento intelectual de guardias de
su majestad” como los nombró Boris Reymond.
Importancia de la vida social de Simmel y del salón que tenía en su casa, participaban entre otros Stephan George el
poeta, y varios de sus amigos como Lou Andreas Salomé. Simmel tenía relación con Bergson, Troeltsh y Max Weber, pero
también con artistas y poetas como Rodin, George y Rilke.
En 1898 es nombrado profesor extraordinarius en la Universidad de Berlín.
En 1908 se publica su Sociología, y para ese momento Simmel se interesa más en filosofía, entre otros del arte. Ese
mismo año se le propuso para la cátedra de filosofía de Heidelberg, prestigiada universidad en esa época. Uno de sus
padrinos fue Max Weber. Fue rechazado y no pudo pasar a Ordinarius, que es la consagración de un profesor, lo que
lamentó el propio Weber. Por fin en 1914 obtuvo la cátedra de filosofía de la Universidad de Estrasburgo, cuando ya tenía
56 años. Se quedará en esa ciudad hasta su muerte en 1918 a la edad de 60 años, despreciando mucho el bajo nivel
intelectual (“retrasados mentales”) de sus colegas en esa ciudad.

Características centrales de su obra:


- Volumen.
- Originalidad. “Simmel simmelifica todo lo que toca” según un contemporáneo del mismo (Frisby, 1990: 38).
“Nos enfrentamos a la paradoja de un teórico social que, especialmente en la década de 1890, trataba de constituir a la
sociología como una disciplina independiente mientras que al mismo tiempo rechazaba los objetivos de muchos sociólogos
contemporáneos” (Frisby, 1990: 22).

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“...su proyecto sociológico fue original y...se anticipó a muchos avances en la teoría y la investigación sociológicas”
(Frisby, 1990: 28).
- Apertura.
- Ensayismo.
- No marca referencias, fuentes o influencias.
- Al no tener tampoco referentes históricos, sitúa todo en el presente.
- Variedad temática.
- Variedad de enfoques.
- Conecta lo no conectado. “Simmel como viajero intelectual”
“Simmel es un eterno viajero entre las cosas. Su ilimitada capacidad de combinar le permite desplazarse en cualquier
dirección desde cualquier punto” (Kracauer, en Georg Simmel , citado por Frisby, 1990: 23).
“...la habilidad (de Simmel) para anudar conexiones entre los fenómenos más diversos, de tal suerte que los patrones de
la relación social aparecen siempre en su obra como un tejido complejo” (Frisby, 1990: 24).
- “...Simmel propone la investigación de la vida interior de los individuos que componen la sociedad...Simmel es entonces
profundamente concernido por las políticas de la subjetividad” (Chorney, 1990:57-58). Esto tuvo gran influencia sobre
Georg Lukács y su estudio del marxismo subjetivo (el fue alumno de Simmel). (Chorney, 1990:58).
- Capacidad de hacer pasar ideas por la escritura brillante.
- Reconocimiento de lo global en lo local: “La unidad de los estudios que se van a leer aquí, no se refiere a una afirmación
interesante desde la perspectiva de equis contenido del saber, ni tampoco a su demostración progresiva, sino a la
posibilidad...de identificar en cada detalle de la vida el sentido global de la misma” (Simmel, 1987: 16).

2. El espacio en la sociología de Simmel


Paradoja entre la formación de la sociología de Simmel y su oposición a los objetivos de los sociólogos contemporáneos.
(Frisby). La sociología debe ser vista como una obra inconclusa, inclusive Simmel abandona en cierta forma la sociología

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para pasar a otros temas como la filosofía del arte y de la cultura. Parecería ser que recurre a temáticas más que a la
construcción de bases disciplinarias.
Simmel considera que para conocer las formas de socialización, es importante conocer las condiciones espaciales que una
socialización tienen en el sentido sociológico (Simmel, 1939: 209-210).
Plantea que en primer lugar las formaciones de la vida social, están remarcadas con ciertas cualidades fundamentales del
espacio: por ende, define así un concepto de espacio aplicable a sus planteamientos sociológicos:
a. La exclusividad del espacio: cada parte del espacio es en cierto modo única.
b. Cada espacio se divide en trozos de aprovechamiento práctico, trozos identificables como unidades rodeadas de límites.
Este último concepto- el de límite- ya que lo que se limita dice Simmel, no son países sino personas, es un hecho
sociológico con forma espacial y no lo contrario (Simmel, 1939: 215-216).
c. En el espacio, se hace posible la fijación de los contenidos espaciales. Desde la sujeción a la libertad completa. Al fijarse
en el espacio un objeto de interés, crea un punto de rotación, es decir determinadas formas de relaciones que se agrupan
en torno a dicho objeto ((Simmel, 1939: 224). En las ciudades surgen incontables puntos de rotación. El sentido
sociológico del punto fijo (ver su digresión sobre el rendez-vous) se asemeja a la individualización del lugar, la
denominación irrepetible del lugar para definirse (por ejemplo el número de las casas y el nombre de las calles). Más
racional una ciudad, y más desaparece lo individual, los rincones y curvas, y se sustituye por la línea recta (Simmel, 1939:
229) Agregamos que las calles pueden ser numeradas en vez de nombradas.
d. “Un cuarto tipo de relaciones externas que se transforman para producir acciones recíprocas sociológicas vivas, ofrece
el espacio en virtud de la proximidad o distancia sensible que ponga entre las personas que se hallen en relación mutua”
(Simmel, 1939: 232). “En la gran ciudad, gracias a la complicación y confusión de la vida, se está acostumbrando a
constantes abstracciones, a la indiferencia frente al que está más próximo, y a la relación estrecha con el que está lejos”
(Simmel, 1939: 234). (Misma idea en la filosofía del dinero).
e. A parte de las características que Simmel considera estáticas (límite, distancia, fijación y vecindad), hay nuevas
consecuencias debido a la movilidad de los seres humanos de espacio a espacio. Menciona el caso del nomadismo que
transforma las relaciones sociales del grupo, pero también las implicaciones sobre los que se quedan, cuando una parte
del grupo solamente es el que se mueve (ver el caso de los braceros por ejemplo).

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Por otra parte, deben considerarse, dice Simmel, “...que las determinaciones espaciales de un grupo deben a su forma y
su energía sociológicas propiamente dichas” (Simmel, 1939: 279). Toma varios ejemplos:
a. “El tránsito de una organización originario de grupo fundada en lazos de sangre y parentesco, a otra más mecánica,
racional y política, se caracteriza con frecuencia por el hecho de que la división del grupo se verifica en virtud de principios
espaciales”. (Simmel, 1939: 279).
b. “El ejercicio de la soberanía sobre los hombres manifiesta con frecuencia su modo de ser particular, en la relación
particular en que se halla con su distrito territorial. Consideramos la soberanía territorial como consecuencia y expresión
de la soberanía sobre las personas” (Simmel, 1939: 283).
c. “Algunas unidades sociales se vierten en determinados productos del espacio” (Simmel, 1939: 286).
d. “...el espacio vacío, como tal espacio vacío, adquiere una significación en la que se manifiestan determinadas relaciones
sociológicas, de carácter tanto negativo como positivo” (Simmel, 1939: 291).

3. Temas espaciales y urbanos en otras obras de Simmel


A continuación se recuperan diversos elementos de la obra de Simmel, que demuestran la influencia considerable que
tiene el espacio y la gran ciudad en el desarrollo de su pensamiento sociológico.
3.1. Puente y puerta
Reconocimiento del rol de lo individual antes que lo social, debido a la presencia del espacio y la tiranía de la distancia.
Reconoce “...la implacable distancia del espacio, ninguna parte material puede tener en común su espacio con alguna
otra, y en el espacio no existe una auténtica unidad de la multiplicidad”… (Simmel, 1986c: 29).
El papel del hombre es atar o desatar los objetos ubicados en el espacio: “En un sentido tanto inmediato como simbólico,
tanto corporal como espiritual, somos a cada instante aquellos que separan lo ligado o ligan lo separado” (ídem).
Para explicar esta idea toma el ejemplo del puente y la puerta:
“El puente simboliza la extensión de nuestra esfera de la voluntad sobre el espacio ” (ídem:30), que al mismo tiempo tiene
un valor estético por hace visible la voluntad humana de ligar los espacios y las cosas.

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“...en tanto que estamparon el camino de forma visible sobre la superficie de la tierra fueron ligados objetivamente los
lugares; la voluntad de ligazón se convirtió en una configuración de las cosas, que se ofrecía a esta voluntad para
cualquier repetición sin seguir permaneciendo dependiente de la frecuencia o poca frecuencia con que la distancia es
recorrida” (ídem, 30).
Reconoce “La maravilla del camino: hacer cuajar el movimiento en una figura fija que precede de él y en la que queda
suprimido“ (ídem:30).
Simmel reconoce que en el puente no importa la dirección, el sentido por le cual se cruza, pero en el caso de la puerta sí,
porque es una separación de lo interior con respecto a lo exterior: “Con la puerta hacen frontera entre sí lo limitado y lo
ilimitado, pero no en la muerta forma geométrica de un mero muro divisorio, sino como la posibilidad de constante
relación de intercambio (a diferencia del puente que liga finito e infinito)” (ídem, 32).

3.2. La sociología de los sentidos (Simmel, 1939: 237-254)


En la digresión sobre la sociología de los sentidos en el capítulo sobre el espacio de su sociología, Simmel se acerca al
tema de los sentidos desde una perspectiva espacial. Según él, la primera mirada es “...la aprehensión inmediata de su
individualidad; es la manera como su cara lo revela, desde luego a nuestra mirada” (Simmel, 1939: 240). Para Simmel, el
hombre que solamente es visto es más enigmático, crea desorientación propia de la vida moderna. Lo que se ve de un
hombre es lo duradero, lo que se oye es lo momentáneo.
En la gran ciudad “...en comparación con la ciudad pequeña, el tráfico de la gran ciudad se basa mucho más en el ver que
en el oír” (Simmel, 1939: 241).
3.3. Digresión sobre el extranjero (Simmel, 1939: 273-279).
Importancia del tipo social del extranjero dentro de la sociología del espacio y de las grandes ciudades.
“El extranjero como el que viene hoy y se queda mañana” (ídem, 273).
- La caracterización que hace Simmel del extranjero se basa en lo siguiente:
El extranjero se fija dentro de un círculo espacial pero su posición depende de que no pertenece a él desde siempre,
afirma Simmel (ídem, 274). “El ser extranjero constituye, naturalmente, una relación perfectamente positiva, una forma

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especial de acción recíproca” (ídem, 274). Relación entre extranjería y posibilidad de objetividad (menciona los jueces
traídos de fuera en las ciudades italianas). Carácter general del extranjero (por ejemplo el judio)
“...lo que para Simmel el hombre en la sociedad moderna: un extranjero que vive en una sociedad sin pertenecer
realmente a ella” (Remy y Voyé, 1974:161).

3.4. El dinero y la metrópoli (Simmel, 1987)


“Las raíces del reemplazo de la emoción por la razón, sin embargo, son mucho más profundas que inclusive el intento del
organismo para protegerse contra el daño. De hecho se pueden encontrar en la economía capitalista en sí, responsable
del crecimiento de la misma metrópoli” (Chorney, 1990:58).
“El calor y la intimidad de la economía comercial precapitalista, es gradualmente reemplazada por el anonimato y la
frialdad de una economía de producción en masa, basada sobre bienes que tipifica los sectores dominantes de la
metrópoli” (Chorney, 1990: 59).
“El dinero también penetra en el „sujeto individual humano‟ no sólo al distanciarlo de los otros, sino también de los objetos
de la vida material...El efecto distanciador del dinero hace que el individuo pierde relación con la „naturaleza cualitativa‟ de
los objetos “(Chorney, 1990:61-62). Chorney pone en evidencia el paralelismo con los manuscritos... de Marx, pero
también evidencia que la experiencia social alienada no parece un suelo fecundo para la conciencia de clase, como lo
piensa Marx (Chorney, 1990:62).
- “El dinero es un medio” (Simmel, 1987: 545) que involucra el entendimiento y no los sentimientos. El dinero remite a la
intelectualidad “...que es, al fin de cuentas, una presentación más acabada - o menos inacabada- del mundo” (Simmel,
1987: 546). El dinero como el intelecto carece de carácter, porque no depende de los sentimientos.
- El dinero como distanciador espacial del sujeto y su posesión “Si examinamos el papel del dinero en este proceso de
diferenciación, se nota primero que está ligado al alejamiento social entre el sujeto y su posesión” (ídem: 413).
- “Así la prestación se objetiviza de tal modo que involucra mucho menos la personalidad individual y la hace mucho
menos tributario de la misma, que en aquella situación donde el trabajo estaba aun influenciado por las consideraciones
locales y personales con relación al adquiriente determinado (y especialmente cuando se encontraba en una relación de
intercambio natural con el mismo)” (Simmel, 1987: 417).

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- “En las metrópolis modernas, existen numerosas profesiones cuya actividad no presenta forma objetiva muy nítida: así,
ciertas categorías de agentes, los comisionarios, todas estas existencias no definidas en las grandes ciudades, viviendo de
las ocasiones las más diversas para ganar algo que les ofrece el azar. Para ellos, la vida económica, el tejido de las series
teleológicas no tienen absolutamente ningún contenido” (Simmel, 1987: 550).
- “Estos existencias de las grandes ciudades que quieren ganar dinero de cualquier manera, totalmente no preconcebida,
y tienen tanto más necesidad del intelecto que ningún otro conocimiento objetivo especifico entre en línea de cuenta para
ellas; tales existencias integran un importante contingente de esta tipo de personalidades poco seguras, difíciles de
aprehender y de situar ya que su movilidad y la multiplicidad de sus talentos, les ahora por decirlo así, de fijarse en una
determinada situación” (Simmel, 1987: 551).
“La vida de muchos hombres está enteramente ocupada a estas actividades que consisten en determinar, pesar, calcular,
reducir valores cualitativos en cuantitativos” (Simmel, 1987: 567).
“La determinación del tiempo abstracto por los relojes como el del valor abstracto por el dinero proveen de un esquema
de divisiones extremadamente finas y seguras...” (Simmel, 1987: 568).
- “La objetividad del estilo de vida...esta objetividad de la constitución de la vida se desprende justamente ella también de
su relación al dinero” (Simmel, 1987: 555-556).
- “La concepción racionalista de la vida (que imparcial como el dinero ha nutrido también la concepción socialista de la
existencia) se ha vuelto la escuela del egoísmo de los tiempos modernos y del triunfo brutal de la individualidad” (Simmel,
1987: 558).
- “Las relaciones del hombre moderno a su ambiente evolucionan globalmente de tal suerte que se alejan de los círculos
los más cercanos para acercarse de los más alejados...el acento puesto de forma cada vez más fuerte sobre la
individualidad que justamente se deslinda cada vez más de su grupo directo, toda esta distanciación va aparejada con el
establecimiento de relaciones en dirección del más lejano, con el interés dedicado a lo más alejado, con una comunidad
de pensamiento compartida con círculos cuyas relaciones toman el lugar de la proximidad espacial” (Simmel, 1987: 611).
Relacionar con: “La densidad física no produce necesariamente la densidad social de comunicación ” (Remy y Voyé,
1974:16)
“La imagen global que sale de ello, equivale a un alargamiento de la distancia en las relaciones que podemos llamar
internas, y a un achicamiento de ésta en las relaciones más bien externas” (Simmel, 1987: 611).

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“La amplitud y la intensidad del papel desempeñado por el dinero en este doble proceso, se muestran en primer lugar
como una victoria sobre la distancia. No es necesario desarrollar la idea que sola la conversión monetaria hace posible
estas ligas de interés que no plantean en absoluto la cuestión de la distancia espacial entre los interesados ” (Simmel,
1987: 612).
“En efecto, todos estos codazos, estos atiborramientos en las grandes ciudades, serían tan simplemente insoportables sin
esta distancia sicológica...la monetarización de las relaciones, manifiesta o disfrazada, desliza una distancia invisible y
funcional entre los seres humanos, que es de hecho una protección interior y una compensación a esta proximidad
demasiado estrecha, a estos roces inherentes a la vida en nuestra civilización” (Simmel, 1987: 613).
“Toda nuestra existencia también esta marcada por el alejamiento de la naturaleza impuesta por la economía monetaria y
la vida citadina que depende de ella...” (Simmel, 1987: 615).
“En breve si la civilización como se dice comúnmente, triunfa no sólo del espacio sino también del tiempo, esto significa
que la determinación de las secuencias temporales no se constituye en el esquema obligado de nuestro actuar y de
nuestro gozar, sino que estos no dependen más que de la relación entre nuestro querer y nuestro poder, así que de las
condiciones puramente objetivas en las cuales se ejercen...los elementos de regularidad y de diversidad, reunidos en el
ritmo, se han separado uno del otro” (Simmel, 1987: 628). “Se puede designar el ritmo como simetría aplicada al tiempo y
la simetría como ritmo en el espacio” (ídem).

3.4. La cultura y la metrópoli


La principal observación de Simmel con relación a la cultura es su objetivización, con respecto a las culturas subjetivas
del pasado. Simmel habla de una alineación, de una tragedia de la cultura, que relaciona con la “tendencia inherente en el
proceso mismo de la vida a la alineación entre el alma y sus forma” (Habermas, 1988:284).
Interesante es notar que Habermas apunta que Simmel plantea una cultura femenina como un remedio a una cultura
masculina del trabajo, ídem:285.

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4. La metropoli y la vida del espíritu (1903)
La obra más citada de Simmel con relación a su papel en la formación o fundación de la sociología urbana, es sin lugar a
duda la metrópoli y la vida del espíritu, traducida en numerosas versiones, unas mejores que otras. Sin embargo, como se
verá este texto es sólo la reunión de una serie de ideas que habían aparecido antes, pero que de cierta forma, encuentran
su síntesis en este texto. También se considera fundamental porque representa una expresión casi atemporal de algunos
procesos de las grandes ciudades, aun validos en la actualidad y característicos de la modernidad y de la posmodernidad
en cierta forma.
“La metrópoli juega para Simmel el mismo papel que la democracia para Tocqueville, el capitalismo para Marx y la
burocracia para Weber” (Nisbet, citado por Remy y Voyé, 1974:161). Se refiere a la formación y al centro de interés en el
pensamiento de Simmel.
“Muy particularmente interesante para la comprensión de la Escuela de Chicago es el admirable estudio que Simmel
propone del secreto. Permite ver más claramente como Park y sus colegas han interpretado la libertad dejada por la
ciudad, las ventajas y los inconvenientes que encontraron en ella” (Remy y Voyé, 1974:159).
...” en este contexto, piensa Simmel, el secreto toma toda su plenitud, “produce un enorme ensanchamiento de la vida”
ofreciendo la posibilidad de hacer coexistir dos mundos: uno visible el otro invisible que escapa a los controles” (Remy y
Voyé, 1974:159).
“Aunque éste es un ensayo breve dentro del conjunto de la obra de Simmel, debemos tener en cuenta que está
fuertemente relacionado con lo que los autores han considerado su principal obra: la filosofía del dinero...”, Lindón (1996:
227).
“Asimismo los trabajos más o menos actuales desarrollados desde la denominada “cultura urbana”, recuperan, directa o
indirectamente, y buscan el contenido actual de muchos de los ejes básicos desarrollados por Simmel a principios de siglo,
sobre la vida en las grandes urbes” ((Lindón, 1996:239).
“A pesar de su fe en la creación de un hombre metropolitano autónomo, Simmel se mantiene en lo global, más bien
pesimista en cuanto a la capacidad individual de superar y trascender la cultura capitalista...Más allá, el progreso de la
cultura material de la metrópoli, ha rebasado por creces el progreso de la cultura individual”, (Chorney, 1990:64).
Los principales temas tratados por Simmel en este artículo, son los siguientes:

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- La pretensión del individuo de conservar la autonomía y peculiaridad de su existencia frente a la prepotencia de la
sociedad.
- El fundamento psicológico que explica la formación del urbanita en las grandes ciudades, es el acrecentamiento de la
vida nerviosa por el crecimiento de las impresiones internas y externas.
- Esta situación está en oposición con lo que pasa en las ciudades pequeñas y pueblos donde “el ritmo de la imagen sensi-
espiritual fluye más lenta “(Simmel, 1986:248).
- Opone la pequeña ciudad con relaciones basadas en el sentimiento y la sensibilidad, a la gran ciudad “...donde priva el
carácter intelectualista de la vida anímica urbana” (ídem).
- Es la conexión entre economía monetaria y dominio del entendimiento (el racionalismo, el intelectualismo) que explican
esta tendencia del urbanita a protegerse de esta manera contra la violencia de la gran ciudad. Simmel nota qu een la gran
ciudad, priva la economía para el mercado y no para el intercambio individual. El intercambio se basa pues en la
objetividad y no en la subjetividad del intercambio tradicional.
- La puntualidad es la única forma de ordenar la multitud de actividades que debe desarrollar el urbanita (ver el concepto
del tiempo de la filosofía del dinero).
- La puntualidad, calculabilidad y exactitud, conectadas con el carácter intelectual y monetarizado de la vida urbana,
concurren a eliminar las personalidades fuertes, lo que Simmel llama “las existencias soberanas...” (ídem, 251).
- En este contexto, la indolencia es un fenómeno incondicional de la gran ciudad: es la incapacidad de reaccionar con las
energías adecuadas a los estímulos nerviosos tan rápidos, y fugaces que presenta la gran ciudad. Es un embotamiento.
(op.cit.252).
- Es entonces una actitud de reserva para la protección del individuo, reserva externa que puede crear “una silenciosa
aversión, una extranjería y repulsión mutua...” (253).
- Poder sentirse distante a pesar e la distancia corta física del otro, es una libertad pero también una gran soledad en la
muchedumbre (256).
- Las grandes ciudades son también la sede del cosmopolitismo (256). La gran ciudad se caracteriza por su vida interior
que se extiende como “crestas de ola” (257) sobre esferas internacionales más amplias. La gran ciudad se caracteriza por
una independencia que inclusive borra las personalidades que forman parte de ella. De tal suerte “...una ciudad existe

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ante todo a partir de la globalidad de los efectos que alcanzan desde su interior más allá de su inmedaitez. Este es su
contorno real, en el que se expresa su ser” (Simmel, 1986, 257).
- las ciudades como sede de la más elevada división del trabajo (258).
- Esto lleva a la especialización y al extremo en el circulo social, a la aparición de seres especiales, de caprichosos, de
preciosismo, como forma de ser diferente. Ello se debe a que hay preponderancia de la cultura objetiva (individual) sobre
la subjetiva (colectiva, común). La ciudad es justamente el escenario del crecimiento de esta cultura objetiva, por ejemplo
en medios de vencer el espacio. La cultura objetiva atrofia lo individual, por lo que los extremos de individualismos
(Nietzche, por ejemplo) odian a la ciudad.

5. Influencia de Simmel
Simmel ha tenido una influencia directa en discípulos como Ernst Bloch, George Lukács (que ha criticado intensivamente
su visión de la cultura y su filosofía del dinero, por cierto) y Karl Mannheim, pero también en amigos como Martín Bubber,
o indirectamente en Martin Heidegger y Walter Benjamín.
Pero también ha sido fuente de pensamiento sociológico importante que se manifiesta tanto en los treinta con la Escuela
de Chicago, como en la época actual, donde ser recogen componentes importantes de su pensamiento sino de su estilo
propio de escribir (en Maffesoli, por ejemplo).

5.1. En la Escuela de Chicago


“Es a través de dos vertientes que se puede descubrir la influencia de Simmel sobre la Escuela de Chicago, influencia de la
cual se puede encontrar la prueba tangible en la obra de Nicholas J. Spykman: The social theory of Georg Simmel
publicado por las Prensas de la Universidad de Chicago en 1925. Estas dos vertientes son por una parte el estudio de la
comunidad, por otra parte, su contribución al estudio de la alienación. Además el enfoque de Simmel, es formalista es
decir que hace abstracción del contenido social para dedicarse a revisar sus formas” (Remy y Voyé, 1974:158).

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5.2. En el pensamiento moderno y posmoderno sobre lo urbano
- “La esencia de la modernidad como tal es el psicologismo, la experiencia e interpretación del mundo desde el punto de
vista de las reacciones de nuestra vida interior...” En Rodín por Simmel, (citado en Frisby, 1990:94).
- Perspectiva estética en la articulación de su teoría social (Frisby, 1990: 113).
- Falta de perspectiva histórica a diferencia de Benjamín y Kracauer (ídem, 119).
- Simmel como flaneur sociológico (ídem, 134).
- Define Simmel la ciudad “...no como una entidad espacial con consecuencias sociologicas, sino una entidad sociológica
que está constituida espacialmente” (sociología del espacio, 1903, citado por Frisby, 1990: 147).
- Simmel se refiere a grupos sociales determinados, los que viven la modernidad (ver la crítica de Hamman, citado por
Frisby, 156), este autor relaciona el estilo de vida como “impresionista”.
- La ciudad como laberinto, tanto redes de asociaciones de grupo como intersecciones de círculos sociales. Retomar la
idea de Jacques Attali (Le labyrinthe, les chemins de la sagesse, 1996) sobre el valor del laberinto para explicar las
sociedades y las ciudades posmodernas. (Frisby, 160-161).
- Ver la relación con Maffesoli.

Bibliografía de y sobre Simmel


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27
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28
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29
Max Weber (1864-1920)

Vida y obra
Nacido en Erfurt, Alemania en 1864. Hijo de abogado y político conservador, miembro del partido cristiano por su ala
derecha, y de una madre cristiana devota con gran influencia sobre la vida de Weber. Carrera en el centro de la burguesía
alemana, no un marginal como Simmel. Mudanza a Berlín a sus cinco años. Estudió leyes en Heidelberg y Berlín. Servicio
militar de un año en Estrasburgo y doctorado y habilitación en Berlín. Empezó su carrera de profesor en Freiburg y luego
en Heidelberg a los dos años.
Ruptura con el padre que muere en 1897, Weber tiene un colapso nervioso del cual se repondrá difícilmente. Después de
varios años de no trabajar, renuncia como profesor en 1903 y emprende una carrera política y de profesor privado.
En 1918, profesor de economía en Vienna, en 1919 regresa a Heidelberg. En 1919 es miembro del grupo negociador de la
paz de Versalles y del Tratado del mismo nombre (su contraparte inglesa fue el economista John Maynard Keynes).
Miembro del grupo constituyente de Weimar, en 1920 en una fase de intensa actividad, cae enfermo de pulmonía y muere
prematuramente a la edad de 56 años (adaptado de Chorney, 1990: 86-87). Sus últimas obras son la Jaula de Hierro y
sus escritos políticos. Ambos trabajos son terriblemente pesimistas sobre el papel de la burocracia para aniquilar la
voluntad humana, así como sobre la vida política, que lo marginó y lo dejó insatisfecho.

Análisis
“Mientras que Marx enfatiza la totalidad, la necesidad de relacionar todo con cualquier otra cosa, Weber argumenta que
sólo recuentos parciales y de un sólo enfoque sólo son posibles...” (Saunders, 1981: 25).
Weber define la sociología como “...una ciencia referida a la comprensión interpretativa de la acción social y en
consecuencia con una explicación causal de su curso y de sus consecuencias...” (Saunders, 1981: 26).
La construcción de tipos ideales... (Saunders, 1981: 27).

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El método del tipo ideal ha sido claramente aplicado por Weber en el caso de la ciudad según lo sugiere Freund (1968).
En su estudio Weber rechaza la conceptualización de la ciudad a partir de su tamaño sino que considera que hay dos
aspectos centrales: la organización política y la organización económica (Saunders, 1981: 31).
“El tipo ideal que Weber plantea para la ciudad es un tipo individual y no puede entonces ser tomado como definición de
la ciudad en todos los periodos y en todos los lugares “(Saunders, 1981: 32).
Análisis en Weber de la transformación de la guildas que pasan de representar corporaciones a ser los verdaderos
instrumentos de la política de la ciudad. Significación de la ciudad en el medioevo para la ruptura entre capitalismo y
feudalismo (Saunders, 1981: 33).
La importancia económica de la ciudad no es de albergar la industria capitalista sino de crear el fundamento (“legacy”)
ideológico y legal para transformar la población occidental y prepararla a la doctrina de los grandes reformadores (Bendix,
1966 citado por Saunders, 1981: 34).
Evidenciar que la ciudad fue la base de la asociación humana en cierto momento, como lo fue anteriormente la
comunidad y lo será posteriormente el Estado- Nación (Saunders, 1981: 34). Como Marx, Weber considera que la ciudad
es de gran importancia para el desarrollo del capitalismo moderno, por lo que consideran su análisis histórico como
esencial (ídem: 35).
Sólo 180 paginas de su economía y sociedad de 1400 se dedican a la ciudad: Bendix considera que fueron escritas entre
1911 y 1913 sobre base de textos de los noventa (Remy y Voyé, 1974: 212)...”... sin embargo, los temas que ocuparon a
Weber,-el surgimiento de la razón instrumental calculadora, la destrucción de los modos tradicionales de dominación, la
noción de desencantamiento, el proceso de racionalización, la declinación de un sistema de creencia ética, el poder
creciente de una dominación y regulación burocrática y el valor de estructura que subyace al crecimiento y al desarrollo
del capitalismo - son todos temas que tocan a la condición urbana moderna...” (Chorney, 1990: 86).
“Fuerte sentido de comunidad que experimenta el habitante de la ciudad por participar en un clan o una guilda de
protección mutua, las guildas se encargan de necesidades de sus miembros, en una forma que los ciudadanos de la
metrópoli moderna frecuentemente no encuentran“(Chorney, 1990: 88).
Parecido entre el proceso de racionalización de Weber y la gezellschaft de Toennies (Chorney, 1990: 89).
“El rascacielo de hierro y vidrio de nuestras metrópolis modernas, es la metáfora perfecta de la jaula de hierro de la razón
y de la racionalidad que Weber argumenta es la fuerza motriz del capitalismo” (Chorney, 1990: 90).

31
Poder disolvente de las relaciones de dinero y de los principios de mercado en las ciudades plantea Weber (Ver Simmel)
(Chorney, 1990: 91).
Weber plantea que las fuerzas que llevan a la estratificación social y a la formación de clases sociales en las ciudades
fueron más fuerte que las fuerzas que surgen de la liberación de los seres humanos del yugo feudal (Chorney, 1990: 93).
Marcuse criticó a Weber diciendo que su planteamiento crítico sobre racionalización se vuelve una mera apología del
capitalismo (Herbert Marcuse citado por Chorney, 1990: 94-95).

“Economía y sociedad” : análisis del tema de la ciudad en Max Weber (Weber, 1992: 938-1046).

Concepto y categoría de ciudad


A lo largo de esta parte, Weber evidencia las fuertes diferencias que pueden existir entre diversos lugares del planeta y
diversos momentos históricos en cuanto a las condiciones económicas y políticas administrativas que rigen los
asentamientos densos.

Weber empieza por definir la ciudad, a partir de:


- La densidad del asentamiento
- la cerrazón aunque no total del mismo.
- En parte, el tamaño demográfico.
- la división del trabajo.
- La existencia del mercado.

Todos estos factores están presentes, pero uno sólo no hace que un asentamiento pueda ser considerado como una
ciudad. Se requiere de varios elementos, además Weber acaba planteando que “...hablaremos de ciudad en sentido

32
económico cuando la población local satisface una parte económicamente esencial de su demanda diaria en el mercado
local y, en parte esencial también, mediante productos que los habitantes de la localidad y la población de los alrededores
producen o adquieren para colocarlos en el mercado. Toda ciudad en el sentido que aquí damos es una localidad de
mercado” (Weber, 1992: 939).
La posibilidad de establecer el mercado puede ser una concesión señorial, pero también caso inverso de grupos
autónomos, frecuentemente también combinación de ambos casos (Weber, 1992: 939-940).
Distinción entre ciudad de consumidores (basado en el disfrute de una renta sea de la tierra sea de otras fuentes,
externas o internas a la ciudad) y ciudad de productores (Weber, 1992: 941). También considera el caso de la ciudad
mercantil.
“Sumas crecientes de las ganancias, no las consumen sus beneficiarios en el gran centro urbano donde residen, sino
fuera, en parte en los alrededores, en el campo, en los hoteles internacionales, etc. Paralelamente a esto, surge esta
parte de la ciudad que se compone casi exclusivamente o exclusivamente de casas de negocios, la City, que más que una
ciudad suele ser un barrio de la misma” (Weber, 1992: 942).
Relación de la ciudad con el campo: la ciudad agraria y la zona de influencia de la ciudad en la producción del campo
(Weber, 1992: 942).
Introducción del concepto de “economía urbana”, como estudio de la relación entre producción industrial y comercial de la
ciudad y su entorno rural. Pero para Weber hay una confusión de conceptos que no son puramente económicos, ya que la
ciudad no se reduce a la relación de los habitantes de la ciudad con la producción del campo, como una “asociación
económica” ni siquiera como “asociación reguladora”. Debe saberse que Alfred Weber, el economista que introduce el
tema de la distancia y de los de localización industrial, es el hermano de Max Weber. La obra central de Alfred se publica
en los primeros años del siglo XX, es decir después de economía y sociedad.
Lo peculiar de la asociación, según Weber, es que la “política económica urbana” impulsaba que las ciudades desarrollaran
un intercambio esencialmente con sus campiñas, de tal suerte que lo esencial era la función natural de “mercado urbano”
(Weber, 1992: 944). Se trata de una política de autosuficiencia a nivel más regional, pero Weber manifiesta que no es una
política universal en tiempos y lugares.
Para hablar de ciudad, se deben de acompañar los conceptos económicos de otros políticos o „político-administrativo‟
(Weber, 1992: 944-945).

33
Un punto central que distingue la comunidad rural de la ciudad es el “...modo de regulación de las relaciones de
propiedad inmobiliaria...condicionado...por el tipo especial de las bases de rentabilidad que ofrece la propiedad
inmobiliaria urbana: la propiedad de las casas, de las que es como un apéndice la tierra adscrita...” (Weber, 1992: 945).
La característica política de la ciudad la constituye la presencia de un grupo de burgueses que disfrutan de ciertos
privilegios estamentales (ídem, 949).

La ciudad de Occidente
“La ciudad del Occidente medieval...donde se desenvolvió con pureza típica ideal” (Weber, 1992: 955).
Considera que hay una diferencia esencial en el derecho inmobiliario de las ciudades de Occidente: la posibilidad de
enajenar, transmitir por herencia y la falta de intereses o la existencia de gravámenes fijos en la propiedad urbana a
diferencia de la rural (Weber, 1992: 956). Sin embargo el problema del suelo no es central en su obra sobre la ciudad
como lo señala arbitrariamente Bassols y otros en su introducción de la antología.
“La ciudad occidental como lugar de ascenso de la servidumbre a la libertad por medio de la actividad lucrativa” (Weber,
1992: 957), desaparición de las diferencias estamentales tradicionales y aparición de un nuevo clivaje basado en la
aparición de unos notables, o sea quienes ostentan el poder municipal (ídem, 958).La diferencia entre nobleza externa y
burgueses tiende a desaparecer esencialmente en el Norte de Europa.
Una diferencia fundamental es que la ciudad antigua y las medievales típicas son”...una asociación de ciudadanos o
burgueses dotados de órganos especiales y característicos, estando los ciudadanos, en esta su cualidad, sometidos a un
derecho común exclusivo, constituyéndose así en miembros de una comunidad jurídica estamental o de compañeros de
derecho. Esta cualidad de constituir una polis o comuna estamentalmente separada no se encuentra sino en germen fuera
de los ámbitos del Mediterráneo y del Occidente “(Weber, 1992: 958).
Asociación como hermandad con un símbolo religioso correspondiente (por ejemplo a través de un santo patrón o un
santo relacionado con la ciudad), y ayuntamiento urbano con propiedad propia (Weber, 1992: 959). Pero lo más
importante es la “ausencia de toda vinculación mágico-animista de castas y clanes, con sus correspondientes tabús, entre
los habitantes de la ciudad” (ídem: 960).

34
“La ciudad como confederación de padres de familia...” (Ídem: 960). Rol decisivo de la iglesia cristiana para disolver los
rasgos clánicos y apoyar la organización técnico-administrativa de la ciudad (ídem).
“Al fundarse la ciudad, el burgués se presenta como individuo. Como individuo jura la conjuratio. La pertenencia personal
a la asociación local como tal y no al clan o a la tribu le garantiza su posición jurídica personal como burgués”. (Weber,
1992: 963).
Weber entiende como principales características de la ciudad medieval ser sede de comercio e industria, en lo político,
fortaleza y eventualmente guarnición, hermandad de conjura, pero también una commune de conspiratio. “El nacimiento
de la asociación urbana autónoma y autocéfala de la Edad media con su concejo municipal, su “cónsul”, “mayor” alcalde o
burgomaestre” a la cabeza es un acontecimiento que se diferencia esencialmente no sólo de todo desenvolvimiento de la
ciudad en Asia, sino también de la Antigüedad europea” (Weber, 1992: 965).
Evidencia que la obtención de un estatuto jurídico formal a través de privilegios se ha hecho frecuentemente a través de
“usurpación revolucionaria” (Weber, 1992: 966) y que solamente después surge la confirmación jurídica formal.
Guerra de las comunes entre sí (Weber, 1992:968). Al interior de las ciudades posibilidad de hermandades juradas, de
guildas, de gremios y de uniones religiosas. Pero las ciudades no han nacido de las guildas sino al revés (Weber, 1992:
971).
Manifiesta Weber que en el Oriente, la presencia de clanes y y castas con sus trabas mágicas, impidieron la
confraternidad urbana y la aparición del municipio (Weber, 1992: 974). Ligar lo anterior con el desencantamiento del
mundo.

La ciudad de Linajes
Modelo de ciudad en la cual el poder recae en manos de linajes que logran acaparar las funciones públicas. Oligarquía
urbana (Weber, 1992: 982). Diversos tipos de grupos dominantes, desde la nobleza, hasta la burguesía económica.
existencia de privilegios para ello, con respecto al popolo. Oposición de los gremios no sólo de artesanos sino de
burgueses excluidos. Cuando estos toman el poder, se asiste a una gran expansión del poder de las ciudades.

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La ciudad plebeya
El popolo como “...la primera asociación política ilegítima y revolucionaria de modo consciente...” (Weber, 1992: 999).
Avances del popolo a través de luchas violentas y a menudo sangrientas... se apoyaban en los gremios que los nutrían
entre otros de intelectuales, y recursos para la guerra. Parecido con el desarrollo de la plebs en la Antiguedad.
La consecuencia fue la multiplicidad de normas y leyes para proteger el pueblo, un fuerte incremento de la burocracia
municipal, la división de actividades de gestión entre colegios especializados. (Weber, 1992: 1008).

Síntesis de sus ideas por el propio Weber (1014-1024):

- Autonomía política y una política exterior de las ciudades


- Establecimiento autónomo del derecho por la ciudad y por los gremios y las guildas
- Autocefalia, autoridades judiciales y administrativas
- Poder impositivo sobre los ciudadanos, exención de pagar impuestos y rentas por fuera.
- Derecho de mercado, policía autónoma del comercio y de la industria y poderes monopólicos de coto.
- Antagonismos con las capas que no pertenecían a la burguesía urbana.

Democracia antigua y medieval


Nota Weber que hay dos formas de democracia, una más ligada a la ciudad Antigua, la otra más propiamente originada
en la feudalidad. (1024-1044).

Comentarios personales:
Weber se interesa en la ciudad medieval por su importancia:
- como ideal tipo

36
- como base de la transformación de la población en ciudadanos individuales capaces posteriormente, de seguir a
los grandes reformadores.
- como modelo diferente de administración-política.
En este sentido, la aparición de la ciudad marca la ruptura con el encantamiento del mundo, la ciudad es la sede el lugar
original de la ruptura de los linajes y de los clanes, y de la perspectiva metafísica, mientras que se construye un hombre
nuevo, el hombre propicio al capitalismo. Lo anterior es paso hacia la racionalización que hace muy paralelo la reflexión
weberiana con la simmeliana.
Sin embargo, debe notarse que Simmel propicia el estudio de las sociedades actuales, mientras que el ideal tipo
weberiano se encuentra en el pasado, y no es aplicable a la situación actual. Lo anterior se debe a diferencia de
perspectivas entre ambos autores sobre el enfoque al tiempo (ver Gil Villegas).
Profunda influencia weberiana en los historiadores, como Henri Pirenne y José Luis Romero, pero finalmente la obra
urbana de Weber es menos sociológica que histórica. Vale la pena mencionar la influencia (quizás no reconocida) sobre
Kropotkine que establece un razonamiento similar en relación al papel decisivo de las ciudades en la transición hacia un
hombre libre. Una diferencia esencial es que Kropotkine está más bien atrapado por esta situación de rebelión y de
independencia, muy ligado al ideal anarquista, mientras que Weber finalmente, muestra un pesimismo central sobre el
futuro de las sociedades urbanas, cuando afirma que es más fuerte la racionalización que la liberación del individuo.
De tal suerte se puede afirmar que el desencantamiento del mundo no se refiere exclusivamente a la racionalización, sino
también a un pesimismo sobre el futuro del individuo, atrapado en una burocracia creciente, que seguramente Weber
experimentó en su trabajo político y que hubiera criticado aun más si hubiera visto desaparecer la República de Weimar
que contribuyó a construir frente a la aparición del nacional-socialismo.

37
Emile Durkheim

Vida y obra (adaptado de Cuin y Gresle, 1992: 64 y ss)


Originario de las Vosges, pertenecía a una familia de rabinos y de maestros de recursos modestos instalados en Epinal, su
madre abrió un taller de bordados para apoyar la economía familiar. Después del bachillerato, tiene un beca en el liceo
Louis le Grand en París, para preparar el examen de admisión a la Escuela Normal Superior. Sólo entra al tercer intento.
Amigo en la ENS de Henri Bergson Jean Jaurés, se forma a la sombra de Fustel de Coulanges y del filósofo Emile
Boutroux. Agregado de filosofía en 1882. Profesor en varios liceos, después obtiene una beca para estudiar filosofía en
Alemania, primero a Leipzig, luego a Berlín. En 1887, se casa con Louise Dreyfus de familia acomodada; notado por su
calidad, fue nombrado profesor de pedagogía y ciencia social en Burdeos, ocasión primera de la introducción de la
sociología en la curricula de las universidades francesas.
Después realizó el doctorado es letras (doctorado de estado), fue profesor titular de Burdeos, intentó varias veces de
regresar a Paris y lo logró en 1906, como profesor de la Sorbona.
Obra relativamente reducida comparativamente a otros (como Simmel, por ejemplo); publicó 80 artículos, 300 reseñas
pero sobre todo 4 libros centrales:
- De la división del trabajo, 1893. (su tesis doctoral).
- Las reglas del método sociológico seguido del suicidio, 1897.
- Las formas elementales de la vida religiosa, 1912.

También nótese que si 15 años separan sus dos últimos libros esto se debe a su dedicación al proyecto de l‟Année
Sociologique.
En la primera obra propone una metodología de acercamiento a los hechos sociales, y la relación entre individuo y
sociedad: según él, el individuo logra una autonomía creciente, a pesar de depender cada vez de la sociedad para
sobrevivir. Lo anterior, paradójico, se explica a través del paso de una solidaridad mecánica a otra orgánica, contractual,

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por medio de la división del trabajo, lo que permite la afirmación de la individualidad. Perspectiva evolucionista y
organicista muy a la Spencer, aunque se defiende de ello, su originalidad es el tratamiento sociológico, no los temas en sí.
En las reglas..., insiste sobre las características principales del hecho social, que distingue de la dimensión sicológica
(contrariamente a Simmel). El hecho social, se distingue por su exterioridad con relación a las conciencias individuales, y
por la acción coercitiva que ejerce sobre las mismas.
El el suicidio presenta un enfoque ternario: y) presenta del problema y definición del sujeto, ii) refuta los argumentos en
contra iii) explica sociológicamente el fenómeno considerado (Aron, 1967). Durkheim relaciona el suicidio con
comportamientos sociales y o con simples aspectos sociológicos, usando amplia estadística.
En las formas elementales... trata la idea de la fuerza anónima y difusa que pesa sobre el curso de la vida social, a través
del análisis de la religión como sistema de creencias y prácticas.
“Durkheim logró imponerse como jefe de la escuela sociológica, porque logró presentar a la sociología como una teoría
englobadora, susceptible de integrar y de sistematizar los hechos sociales mejor que pudieran lograrlos las otras
disciplinas”(Cuin y Gresle, 1992:64).

Durkheim y la ciudad
Durkeim conoció y hizo una revisión crítica del trabajo de Tönnies en 1889 (Chorley, 1990: 69).
Análisis moralista de los cambios tecnológicos aportados por la industria que no llevan a una nueva base moral, sino a
más crímenes y suicidios. El papel ético de la sociología siempre será defendido por Durkheim (¿influencia religiosa?)
Según el autor, las ciudades comerciales tenían una división del trabajo centrada sobre sus propias necesidades, situación
que cambiará después del siglo XIV por la aparición de ciudades en donde la división del trabajo llegará a niveles
interregionales (Chorley, 1990: 72). Esta división del trabajo no hace la sociedad más feliz, sino ya hubiera terminado
hace mucho.
Durkheim usa el término de densidad dinámica, para caracterizar la situación de concentración e interdependencia entre
individuos que demanda una mayor división del trabajo (Chorley, 1990: 73). Esto se hace evidente en la ciudad, el autor
deriva la mayor división del trabajo de la forma social misma (contrariamente a Toennies).

39
La racionalidad reemplaza el sentimiento en las ciudades (Chorley, 1990: 75). En las grandes ciudades, la migración
separa la población de sus tradiciones, un ingrediente central de la conciencia colectiva. (ídem). Las relaciones sociales en
las grandes ciudades son cada vez más superficiales, con atomización y amnesia de los individuos. Se violan así elementos
de la conciencia colectiva (ídem: 76).
Transmisión de estos efectos sobre la sociedad rural (ídem: 76). También conflictos anómicos, como por ejemplo la
relación capital-trabajo, en contra de Marx que los ve desde una perspectiva optimista (ídem, 77). Visión optimista de
Durkheim en relación a la posibilidad de superar las enfermedades del capitalismo (ídem, 82).
La división del trabajo según el autor, se debe a la densidad física o material y a la densidad moral (Saunders, 1981: 43),
la urbanización es la causa de la división social del trabajo. Pero también siendo una fuerza central del cambio, las
ciudades son también el sitio donde se observa mayormente la anomia.
Durkheim resalta la falta de relación entre las divisiones geográficas y los sentimientos profundos de las sociedades (ídem:
46).

40
Ferdinand Tönnies (Oldenswort (Eiderstedt), 26 de julio de 1855 - Kiel, 9 de abril 1936)

Vida y obra (adaptado del prólogo de Flaquer y Giner a la edición de 1979 por Península de Comunidad y asociación).
Nacido en 1855, en Schleswig Holstein en una granja próspera, cerca del mar del Norte en Alemania. Padre frisón, origen
campesino y provincial. Pasó por varias universidades Jean, Bonn, Leipzig, Berlín y Tubinga, para acabar doctorándose en
filología clásica en 1877. Profesor en Kiel, en su región, no le gusta mucho la docencia ni su orientación inicial. Socialista,
se retiró de la enseñanza por la fuerza de los grupos prusianos en su región, regresó a la docencia de 1921 a 1933,
cuando lo expulsan los nazis. Se había adherido al partido Socialdemócrata alemán en 1932, una verdadera provocación
política para la época de surgimiento del nazismo.
Tönnies distingue una voluntad de congregación de los seres humanos. Esta voluntad puede ser marcada por los
sentimientos, la pasión, el deseo, etc. es la Wesenwille. Si es marcada por la deliberación, el cálculo, la manipulación y la
evaluación crítica de los sentimientos, es la Kurwille o “voluntad racional instrumental” (Flaquer y Giner, 1979: 12).
De estas dos formas de voluntad se desprenden la comunidad...gemeinschaft
la asociación....gesellschaft
Tönnies asocia la gesellschaft con la ciudad. Dice que más avanza la asociación, más se parecen los estados naciones a
grandes ciudades. (Chorley, 1990: 38). El pináculo siendo la metrópoli, dominada por el capital y el dinero.
Influencia de Tönnies sobre Park, en la diferenciación que hace en su sociología entre “familia y mercado” .Esto también
es relevante en la dicotomía entre sagrado y secular que usa Park. Reconocimiento de la influencia directa de Toennies en
Wirth (Flaquer y Giner, 1979: 16).
“La gesellschaft se concibe como mera existencia de individuos independientes unos de otros” (Tönnies, 1979: 28). “En
oposición con algemeinschaft, la gesellschaft es transitoria y superficial” (Tönnies, 1979: 29).
“La teoría de la comunidad parte del supuesto de la perfecto unidad de las voluntades humanas en tanto que condición
original o natural que mantiene a pesar de su dispersión empírica” (Tönnies, 1979: 3).

41
Define varios tipos de comunidad, por parentesco, por amistad o por vecindad (Tönnies, 1979: 40).
“El ser humano se ata de una manera doble: mediante los campos que cultiva y mediante la casa en que vive” (Tönnies,
1979: 51). “La vida comunitaria se desarrolla en relación permanente con la tierra y el enclave del hogar” (Tönnies, 1979:
51).
Idea de la comunidad como relación entre centros (cada unidad individual) relacionados entre sí hacía un centro que
representa la unidad de conjunto (ídem: 51-52). La casa también se interpreta en forma espacial a partir de tres círculos
concéntricos: la esfera interior (dueño y esposa(s)); la segunda de los descendientes y la tercera de los siervos (Tönnies,
1979: 53).
El hogar y la mesa, el primero como fuerza vital de la casa, la segunda como factor que aúna a los miembros de la casa
(Tönnies, 1979: 52).
Tres tipos de casas: (Tönnies, 1979: 55)
- la casa aislada incluyendo la del nómada.
- la casa lugareña del aldea, con capacidad para abastecer sus propios recursos.
- la casa urbana, en especial del artesano, que produce para el exterior.

“...el intercambio de bienes entre la ciudad y el campo...es el más importante para una teoría general de los fenómenos
de cultura” (Tönnies, 1979: 56).
En la aldea, dominan relaciones vitales y de orden justo, descansando sobre conceptos de distribución natural y tradición
sagrada, con poca importancia de los factores de intercambio, compra, contrato y regulaciones (Tönnies, 1979: 60).
“De acuerdo con la descripción aristotélica y de conformidad con la idea que subyace en su condición de fenómenos
natural, la ciudad es una casa autosuficiente, un organismo con vida colectiva...cualquiera que sea su origen empírico, la
ciudad ha de ser considerada como un todo del que la solidaridad individual y las familias particulares que la constituyen
son necesariamente independientes...” (Tönnies, 1979: 63). Nota: visión muy orgánica de la ciudad como de la casa...
“En la vida urbana disminuye el apremio de la tradición; predomina el alborozo del trabajo creador” (ídem, 64). La
artesanía como arte.

42
Cita, aprobándolo, a Smoller (historiador): “Parecida a la comunidad-aldea y sus órganos, la ciudad tiende a desarrollarse
preferentemente en un cuerpo económico dotado de potente energía y dominador de todo lo individual...Cada ciudad,
especialmente, las grandes, desea aislarse en tanto que entidad económica, pero, al mismo tiempo, busca extender su
dominación económica y política tan lejos como sea posible” (Jahrbuch fur Gesetzgebund, etc. VIII, 1) (Tönnies, 1979:
66). Ver la relación con el concepto de ciudad-estado en la actualidad de la globalización.
La asociación prevalece sobre lo individual, separación tajante de las actividades, pero con voluntad de transacción de
bienes que son individualizados y no más comunes como en la comunidad (Tönnies, 1979: 68).
Análisis del valor a partir del trabajo, como variable objetiva (ver la relación con Marx) (Tönnies, 1979: 76 y ss). Hace un
análisis muy marxista del trabajo y de la producción del valor.
“El cabeza de una casa, campesino o ciudadano, vuelve la atención hacia el centro del territorio, la comunidad a la cual
pertenece; mientras que la clase comerciante se encamina hacia el exterior; y esto en relación con los caminos que
conectan las ciudades y con los medios de locomoción. Esta clase parece residir en el centro del territorio, que tiende a
penetrar y subvertir. El país entero no es sino un mercado para comprar y vender” (Tönnies, 1979: 83).
“El comercio tiende a concentrarse en un mercado mayor, el mercado mundial, del cual se vuelven dependientes todos los
mercados restantes “(Tönnies, 1979: 84).
Diferencia entre voluntad natural como pensamiento y la voluntad arbitraria como construcción del pensamiento (Tönnies,
1979: 115). la segunda se considera como voluntad racional, instrumental o arbitraria. (Tönnies, 1979: 137). Obviamente,
las dos formas de voluntad las asocia respectivamente a la comunidad y la asociación.
Descripción del comerciante como ser desligado (Tönnies, 1979: 198) a poner en relación con la “clase capitalista
posmoderna”.
Análisis de la nación como “...unidad de propiedades, villas y ciudades...”. Si hay cimiento, entonces la “...urbe que
domina cierta comarca es la encarnación perfecta de la idea de nación” (Tönnies, 1979: 253), relacionado esta idea con la
polis griega.
“La ciudad es el estadio superior, esto es, la forma de la vida social más compleja. Su carácter local, en común con el de
la aldea, contrasta con el carácter familiar de la casa. Tanto aldea como ciudad mantienen muchas características de la
familia; la aldea más que la ciudad. Sólo cuando la ciudad se convierte en urbe puede decirse que estas características se
pierden casi por completo. Las familias y los individuos tienen identidades separadas, y su ubicación común es sólo un

43
lugar accidental o deliberadamente elegido para vivir. Pero como la ciudad pervive dentro de la urbe, ciertos elementos
vitales de la comunidad con forma real de vida, persisten dentro de la asociación aunque languidecentes y en
decadencia...” (Tönnies, 1979: 272).
Enfrentamiento de intereses entre grupos sociales en la urbe, similar a toda relación a gran escala entre capital y trabajo.
“La urbe es típica de la asociación en general...” (Tönnies, 1979: 272). En la gran urbe, afirma Tönnies, se observa el
centro de la industria, del comercio, de la ciencia y la cultura, y por supuesto las artes. Considera que la urbe debe
distinguirse de la capital del Estado, pero que cuando las dos entes (urbe y capital) se fusionan, aparece la metrópoli
(Tönnies, 1979: 273).
De la metrópoli dice Tönnies: “Es la esencia no sólo de una asociación natural sino que contiene representaciones de todo
un grupo de naciones, es decir de todo el mundo. En la metrópolis, dinero y capital no tiene límites y son todopoderosos.
Es capaz de producir y abastecer de bienes y de ciencia a todo el orbe, tanto como de leyes y opinión pública a todas las
naciones. Representa un mercado mundial y el tráfico de todo el mundo; en ella se concentran las industrias
internacionales. Sus periódicos son de alcance mundial, sus habitantes proceden de todos los puntos del globo, tentados y
con hambre de dinero y placeres” (Tönnies, 1979: 273).

Diferenciación entre comunidad y asociación


a. comunidad
- vida familiar. el sujeto propio es el pueblo.
- vida rural de aldea. el sujeto es la aldea
- vida de ciudad. el sujeto es la iglesia
b. asociación
- vida urbana- el sujeto es la gesellschaft
- vida nacional - el sujeto es el estado
- vida cosmopolita - el sujeto es la república de los sabios. (ver relación con Drucker, sobre la predominancia de la
sociedad de la información).

44
tipo de vida modelo de participación sujeto propio ocupación tendencia
voluntad social hombre dominante
predominante
vida intelectual
PERIODO DE
COMUNIDAD
familiar armonía con todas pueblo - volk economía consenso-
facultades doméstica basada entendimiento
en placer y deleite
de crear y
conservar
rural de aldea ritos y costumbres c/corazón y alma comunidad agricultura basada cooperación
en táreas repetidas llevada por la
costumbre
de ciudad religión c/conciencia iglesia arte basado en fe en el trabajo y
memoria, es decir obra- voluntades
en reglas artísticas
obedecidas y ideas
propias.
PERIODO DE
ASOCIACION
urbana convención intencionalidad gesellschaft comercio basado el contrato
individual en deliberación
nacional legislación cálculo privado Estado industria basada en normas
decisiones
cosmopolita opinión pública conciencia república de los ciencia basada en opinión pública
particular sabios conceptos

45
Bibliografía sobre Toennies, Durkheim y Weber

Obras generales de referencia


Cuin, Charles-Henry y François Gresle (1992). Histoire de la sociologie, dos tomos, colección Repères, edición La
Découverte, Paris, 122 y 124 pp.

Sobre y de Tönnies
Tönnies, Ferdinand (1979). Comunismo y asociación (el comunismo y el socialismo como formas de vida social), prologo
de Lluis Flaquer y Slavador Giner, Península, Barcelona, 286 pp. (primera edic. en alemán, 1935).
Tönnies, Ferdinand (1987). Principios de sociología, Fondo de Cultura Económica, México, 405 pp. (primera edición en
alemán, 1931).
Véase también Chorney, 1990, Saunders, 1981, Lezama, 1993 y Bettín, 1982.

Sobre y de Durkheim
Durkheim, Emile (1991). Las formas elementales de la vida religiosa, eidición Colofón, México, 457 pp.
Durkheim, Emile (1993). La división social del trabajo, edición Colofón, México, 440 pp.
Durkheim, Emile (1994). Las reglas del método sociológico, de. Colofón, México, 457 pp.
Véase también Chorney, 1990, Saunders, 1981, Lezama, 1993 y Bettín, 1982.
Remy, Jean y Liliane Voyé (1974). La ville et l‟urbanisation, Duculot, Gembloux, 252 pp. particularmente el capítulo 8
“Emile Durkheim”, pp. 201-208.

46
Sobre y de Max Weber
Saunders, Peter (1981). “Social theory, capitalism and the urban question” en Saunders, Peter. Social Theory and the
Urban Question, Hutchinson University Library, Londres, pp.11-47.
Saunders, Peter (1981). Social Theory and the Urban Question, Hutchinson University Library, Londres,310 pp.
Chorney, Harold (1990). “Max Weber: modernism and disenchantment”, en City of Dreams (social theory and the urban
experience), Nelson, Scarborough, Canadá, pp.86-99.
Weber, Max (1991). Escritos políticos (edición de Joaquín Abellán), Alianza Editorial, Madrid, 370 pp.
Weber, Max (1992) Economía y sociedad, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 1237 pp. (1a edición en alemán,
1922).
Weber, Max (1958). The City, The Free Press, Macmillan Publishing, New York, 242 pp.
Remy, Jean y Liliane Voyé (1974). La ville et l‟urbanisation, Duculot, Gembloux, 252 pp. particularmente el capítulo 9 “Max
Weber”, pp. 209-226.

47
Unidad 4. La escuela de Chicago y sus efectos en la sociología urbana

Revisión de los textos centrales

Park. La ciudad propuestas de investigación sobre el comportamiento humano en medio urbano (Park,
1984). Original de 1925.

“la ciudad no es solamente un mecanismo material y una construcción artificial...es un producto de la naturaleza y
particularmente, de la naturaleza humana” (p.79). Constata que los equipamientos e infraestructuras son solamente
artefactos que solamente son parte de la ciudad, cuando están conectados a como herramienta a través de la voluntad o
del uso a la comunidad o individuo.
“La ciudad es el hábitat natural del hombre civilizado y por lo mismo, es una área cultural caracterizada por su tipo
cultural particular” (p.80).
Notar la forma sistemática de estructurar el trabajo: grandes cuestiones de investigación, que derivan en subtemas
presentados con referencia a otros autores, y finalmente presentación de preguntas de investigación.
Park menciona varios elementos que deben ser estudiados en la ciudad:

1. El plano de la ciudad y la organización local


- el plano de la ciudad, cuyo cambio voluntarista tiene límites impuestas por la organización social, por ejemplo no se
puede controlar la densidad ni los precios del suelo.
- el vecindario. importancia de las áreas vecinales, pero también existencia de áreas marginadas. Base local de la política.
- los barrios y las áreas de segregación. En barrios integrados, la comunicación permite que no se de la relación
comunitaria de vecindario, pero al contrario, en los ghettos o áreas marginales puede reforzarse.

48
2. la organización industrial y el orden moral
- categorías profesionales y tipos profesionales. “En situación de competencia, la posibilidad de éxito depende de la
capacidad de desempeñarse en una tarea única” (p.92). Las vocaciones y la división del trabajo no producen grupos
sociales sino en primera instancia tipos profesionales, y esos deben ser estudiados dentro de la ciudad.
- la movilidad del grupo social. Basada en el interés, la movilidad no se mide solo en desplazamientos sino en estímulos
recibidos, papel no sólo de los transportes, sino también de la comunicación (p.97). Los mercados y las bolsas son
instituciones que permiten los reajustes (p.98).
- la bolsa y la cohue. Rol sicológico en los movimientos bursátiles como de las masas. Importancia de los movimientos
colectivos, como las huelgas… “las ciudades, las grandes ciudades en particular, están en un estado de equilibrio
inestable...” (p.101).

3. Relaciones secundarias y control social


Las relaciones secundarias se han sustituido a las relaciones de cara a cara o primarias en las grandes ciudades, entre
otros por los medios de comunicación y de transporte.
- La iglesia, la escuela la familia. Transformación de sus funciones tradicionales, pérdida de las relaciones primarias.
- la crisis y los tribunales. “El medio urbano acentúa todos los efectos de la crisis “ (p.107). Crecimiento por ejemplo de la
delincuencia, y papel de los tribunales no sólo para juzgar sino para aportar remedios a la crisis, sustituyendo la
administración en crisis también.
- el comercio del vicio y el tráfico del alcohol. Dificultad de controlarlos (ejercer control social) en la gran ciudad.
- la política de los partidos y la publicidad. Inadecuación de la forma de gestión de las grandes ciudades. Inadecuación de
los partidos, por el desconocimiento de las personas que se postulan y la complejidad de la gestión técnica de la ciudad.
- Publicidad y control social: publicidad como forma de control social y propaganda como profesión.

49
4. El temperamento y el medio urbano
No solamente surgen tipos profesionales sino tipos de temperamentos por la característica de crisol de razas y culturas de
la ciudad. (p.120).
- la movilización del individuo. La segregación permite de vivir en un mundo pero de tentar la experiencia peligrosa de
moverse de uno a otro o entre varios mundos. La variedad de tipos posibles es un atractivo para el migrante. “la pequeña
comunidad tolera frecuentemente la excentricidad. la gran ciudad la recompensa” (p.122).
- la región moral. la región moral es lugar de reagrupamiento sin que prive forzosamente las características económicas y
los intereses profesionales.
- temperamento y contagio social. las diferencias de temperamento pueden coagularse en tipos distintos aun para grupos
marginados (pobres...).Pero las regiones morales no son sólo reconocibles en grupos marginales.

Burgess. El crecimiento de la ciudad; introducción a un proyecto de investigación. (Burgess, 1984) original


1925.

La expansión como proceso físico: crecimiento por expansión, concepto de área metropolitana.
La expansión como proceso: la tendencia de cada zona a extender su territorio sobre la zona siguiente, es la sucesión.
Además de la expansión y sucesión, hay procesos antagónicos de concentración y descentralización. (p.132).
Existe una relación entre expansión y los procesos de organización y desorganización que son procesos de metabolismo.
El crecimiento genera procesos de organización-desorganización que contribuyen a un equilibrio inestable. Si la
desorganización lleva a una reorganización, no es un proceso patológico.
Proceso de redistribución de la población y de las actividades por áreas, “una diferenciación por reagrupamientos
naturales sobre una base económica y cultura, da forma y carácter a la ciudad” (p.136).

50
La movilidad es el pulso de la aglomeración, es experiencia nueva y estimulación, puede crear integración pero también
patologías (vicios por ejemplo). Influencias simmelianas. La movilidad es una medida a la vez del metabolismo y de la
expansión.
Pero Burgess se propone de trabajar una zona en detalle, para analizar la validez de las propuestas generales.

Roderick McKenzie
Ecología humana como el estudio de las relaciones espaciales y temporales de los seres humanos en tanto que afectadas
por los factores de selección, de distribución y de adaptación ligadas al medio. (ojo con la traducción de environment).
Cita tres tipos de comunidades ecológicas: las primarias (producen y consumen) , las secundarias que distribuyen, las
industriales y las que no tienen una base económica específica, viviendo del resto del mundo como las estaciones
turísticas.
McKenzie determina tres tipos de efectos de los factores ecológicos: sobre el crecimiento y la expansión de las
comunidades, sobre la organización social y sobre la estructura interna. Nótese que todos sus factores ecológicos no son
biológicos sino ligados a la facilidad de interactuar y los efectos de la concentración.

Notas de autores diversos sobre la Escuela de Chicago

Chorney, 1990
Park hizo su doctorado en Alemania bajo la dirección de neokantiano Wilhem Windleband. También asistió a conferencias
de Simmel y se considera que su tesis está muy influida por este último (Chorney, 1990: 107 nota 2). Fuerte influencia de
Tönnies, Durkheim y Simmel en sus ensayos clásicos (Chorney, 1990: 100).
El Departamento de Sociología de la Universidad de Chicago, fue el canal de penetración de la escuela alemana en los
EEUU, su director era Albion Small quien adoptó una actitud abierta al estudio de diversas corrientes sociológicas,
inclusive el marxismo, pero éste no influyó en la Escuela de Chicago (Chorney, 1990: 100).

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Fuerte influencia de la escuela no sólo por la difusión en Chicago University Press, sino también por el hecho de controlar
la American Journal of Sociology y de que numerosos presidentes de la American Sociological Society salieron de la misma
escuela (Remy y Voyé, 1974: 156-157).
“ La discusión de Park acerca de la declinación del sentimiento de barrio, los orígenes de la segregación residencial y su
relación con la división el trabajo y el impacto de la división del trabajo sobre la solidaridad social refleja claramente la
influencia de Toennies, Simmel y Durkheim” (Chorney, 1990:100)
También Park se interesa en las huelgas y el control social, identificando éste con las instituciones políticas, sociales y los
medios masivos de comunicación, lo que resulta precursor de los análisis recientes (Chorney, 1990: 101).

Castells, 1971
El análisis de la diferenciación social de barrios introducida por la Escuela de Chicago, tendrá influencia sobre la sociología
urbana francesa, por ejemplo en Ledrut (1973: 107-140) quien intenta ciertos elementos de comparación entre los casos
europeo y americano.
Castells (1971:135) califica de “...algo de etnocéntrico y un mucho de arbitrario”, el esfuerzo ecologista que ubica primero
en la Escuela de Chicago, y posteriormente en quienes intentan modelizar la ciudad, comom Isard y Berry, sobre las bases
del modelo ecologista de Burgess.
Castellls identifica la influencia de Burgess y de los anillos concéntricos, en Chombart de Lauwe en su trabajo de 1952
(Paris et l‟agglomération parisienne, PUF, Paris) donde este autor identifica 7 anillos.
También el autor identifica otros modelos que surgen a partir de Burgess, como el de:
- Homer Hoyt1, sobre sectores urbanos definidos a partir de los ejes de vialidad.
- D. Harris y E.L. Hullman2 con una interpretación más flexible, la teoría de los núcleos múltiples. (enseñar la gráfica de
Capel, Horacio y J.Luís Urteaga, 1982, p.22)

1
Hoyt, Homer (1939). The structure and growth of residential neighborhood in American Cities, Housing and urban Administration, Washington DC.
2
Harris, D. y E.L. Hullman (1945). “The nature of cities” in The Annals, vol.242., pp. 7-17.

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Castells menciona que la segregación en anillos sucesivos a la Burgess, es consecuencia de la ley del mercado actuando
sobre el mercado inmobiliario (Castells, 1971: 138).
También Castells reconoce como de alto interés los trabajos de Leo Schnore sobre las ciudades latinoamericanas, ya que
introduce la dimensión histórica de la formación de las ciudades, distinguiendo entre dos modelos: e primero donde la
burguesía y las clases dominantes en general mantienen el control de los centros, con los pobres en la periferia, mientras
que el otro patrón puede corresponder más a un modelo a la Burgess (Castells, 1971: 140).
Para Castells los procesos del sistema ecológico son de varios tipos que presenta en forma dicotómica: (retoma lo anterior
directamente de Burgess)
- la expansión-agregación, o sea el crecimiento de la unidad urbana en forma progresiva en el espacio y el tiempo.
- la invasión-sucesión, por la cual, debido al cambio social, unos grupos se apropian de un espacio (invasión) mientras que
otros pueden sucederles en su espacio anterior (transformación de barrios) (Castells, 1971: 140 y ss).
Castells considera también que no podemos negar toda influencia del espacio sobre los comportamientos sociales, pero
que debemos de introducir el espacio en la trama de las relaciones sociales y no mantenerlo como variable independiente
como lo achaca la mencionada escuela de Chicago (ídem: 23). Lo anterior no es la forma de interpretar el espacio por la
escuela, sino una deformación del análisis neomarxista de Castells.
Con relación al modelo de estructura urbana que surge de la obra de Burgess, critica esencialmente como “irritante” el
carácter universal que se quiere plantear de las conclusiones de un trabajo empírico muy situado en el tiempo y el
espacio, aprovechando para criticar el manejo empírico como “reconfortadores ámbitos de la mera recolección de hechos,
recurso al que tan frecuentemente se acude en sociología urbana” (ídem: 25-28).

Remy y Voyé, 1974


La Escuela de Chicago se explica a partir de la influencia alemana y particularmente de Simmel, así como por el particular
fenómeno de urbanización acelerada que produce el desarrollo capitalista en Chicago (Remy y Voyé, 1974: 157-164).
Cabe señalar que tanto Remy y Voyé como Grafmeyer y Joseph, tienden a presentar conjuntamente a la escuela de

53
Chicago con Simmel. Pero los primeros son más cautelosos en incluir a Wirth dentro de la Escuela, considerando que
existen fuertes diferencias de enfoque.
Las principales temáticas de los trabajos de la Escuela de Chicago identificados por nuestros autores son los siguientes
(Remy y Voyé, 1974: 164-188):
- La ecología vegetal y animal:
Park se refiere explícitamente a los trabajos naturalistas y más particularmente a Darwin. La ciudad como mosaico de
comunidades inevitables y naturales para satisfacer las necesidades de la especie humana. La ley de la competencia. La
dominancia y sucesión.
- La ciudad como orden ecológico, natural y moral
Orden ecológico: Mosaico de zonas con población, función y cultura dominante. perpetuación de la diversidad de zonas
por la selección de sus miembros; pero carácter no estático de la participación por la posibilidad de movilidad social
horizontal (relocalización) o vertical (cambio de estatuto). referencia a los trabajos de Burgess en la modelización de la
ciudad de Chicago.
Orden natural: las zonas según Park, son “áreas naturales” porque no planificadas y naturales a las necesidades de la
población.
Orden moral: ya no existe el orden comunitario identificado por Durkheim o Tönnies, sino una multiplicidad de ordenes
nuevos, propios de los diversos grupos.
- la libertad
“Stadtluft mach frei” dice Park, usando un viejo dicho germánico. El carácter positivo de la libertad urbana es que permite
a cada individuo de desarrollar sin trabas sus capacidades y anhelos. Pero existen riesgos: la delincuencia, por la liga
entre ciudad-desorganización-delincuencia; los desórdenes mentales y morales, los primeros pueden derivarse de la falta
de comunicación, los segundos se manifiestan entre otros en la familia; la creación del marginado u hobo, por el riesgo de
marginalidad; sin embargo, Park reconoce la posibilidad de la reorganización y de la creatividad, por el encuentro de
diversas subculturas, la innovación, nuevas instituciones que palian las carencias de las tradicionales y valor de la
racionalización en vez del sentimiento para las elecciones y la toma de decisiones.
- La comunicación y las instituciones tradicionales

54
La comunicación es una forma de interacción que completa la competencia y favorece la eclosión de subculturas locales
con un voluntarismo de gestión. La base local del sistema político es entonces la forma de detener la individualización, el
anonimato y la heterogeneidad de la ciudad. Por otra parte, se desarrolla una gestión globalizadora basada en
información: la tecnocracia que Park ve como menos eficaz. Declinación de la iglesia organizada tradicionalmente, eclosión
de las sectas que cumplen funciones sociales de apoyo a la comunidad como forma de extender la clientela. Por su parte,
la familia aparece como cada vez menos apta para recoger las formas de socialización por pérdida de sus funciones
centrales como la educación por ejemplo.

Grafmeyer y Joseph, 1984


Park consideraba el sociólogo como una especie de “super-reportero” (Grafmeyer y Joseph: 6). Las grandes encuestas
sociales y los reportes de investigación son entonces una clase de super-reportajes. “La observación del cambio es
entonces casi la única función científica del laboratorio” (Grafmeyer y Joseph: 8).
El enfoque naturalista, ecologista, se demarca fuertemente de la tendencia historizante de la literatura de fin de siglo
sobre las ciudades en los Estados Unidos. Por ello, el naturismo tan criticado debe ser entendido como una aseveración de
que la naturaleza de la ciudad no es solamente política (Grafmeyer y Joseph: 9). “Naturalizar el medio urbano para
entender mejor sus regularidades y las variaciones, es tomar exactamente el contrapié de este leitmotiv científico de
Castells criticando la escuela de Chicago:‟primero hay que romper esta globalidad de la sociedad urbana‟” (Grafmeyer y
Joseph: 10).
La naturalización de la ciudad pasa por el reconocimiento de figuras tipo como la del forastero retomada de Simmel, pero
el extranjero demuestra que no existe regularidades sino que la ciudad es un mosáico. Por otra parte, contrariamente a
Durkheim o Tönnies quienes especifican una posición moralista fuerte en contra de la ciudad, Park tiende a una visión
positiva de las nuevas relaciones sociales que surgen en el medio urbano. Este elogio de lo transitorio “…no es más que el
elogio del individuo” (Grafmeyer y Joseph: 12).
Notar la relación de esta afirmación con el crecimiento de las tendencias individualistas en los Estados Unidos en la misma
época. También debe reconocerse que el individualismo reconocido en Simmel o Durkheim, no había superado la fase
inicial de conflicto y alienación, mientras que hacia los años 20s,eraposible pensar que la sociedad había evolucionado
para, por una parte, recrear nuevas formas de comunidad (véase Park y Gans) o eludir en parte la alienación.

55
“Para el alumno de Simmel y reportero de inicio del siglo, (Park), el individuo era a la vez uno entre otros y un ser
totalmente particular, típico, en suma, alguien que tiene una vida que contar...” (Grafmeyer y Joseph: 13).3
Grafmeyer y Joseph insisten que no debe concluirse demasiado rápidamente de la ecología al organicismo: “la ciudad
multiplica los medios que la ignoran y que se ignoran entre sí” (Grafmeyer y Joseph: 14). El mosaico de medios es una
oportunidad dada al individuo para insertarse en una micro-sociedad adaptada a sus anhelos, lo que no tiene nada de
orgánico sino que es un artefacto (algo fabricado).
Para Park no hubiera un principio regulador, ni siquiera la competencia que no puede actuar libremente cuando se
reconoce la existencia de micro-sociedades urbanas. Park insiste también que no hay relaciones mecánicas del ambiente
sobre las relaciones sociales (Grafmeyer y Joseph: 19).
Grafmeyer y Joseph tratan de demostrar una relación estrecha entre escuela de Chicago y economía espacial desde Von
Thunen, entre otros en lo referente a los modelos espacio económicos de ciudad, y a la relación del fenómeno urbano con
la monetarización (Grafmeyer y Joseph, 1984: 27 y ss). Lo anterior parece desconocer el papel central que juega el dinero
en la sociología de Simmel quien es sin lugar a duda la influencia más directa en este sentido.
Por otra parte, William Alonso quien es el principal exponente del modelo de Burgess aplicado a la economía urbana, no
menciona ninguna influencia de este tipo, sino que se remite a Alfred Weber, Losch y Von Thunen (Alonso, William.
(1975). “Location Theory” en Friedmann, John and William Alonso. regional Policy , readings in theory and applications,
MIT, Boston, pp.35-63). Sin embargo, conviene citar que la traducción de Weber es editada por la University of Chicago
Press en 1928. Por otra parte, Grafmeyer y Joseph también ponen en evidencia que más que propiciar un equilibrio, la
competencia entre individuos en el medio urbano es susceptible de generar diferencias, desigualdades y segregación, más
que las condiciones de un mercado de competencia perfecta, ni la agregación de individuos es suficiente para explicar la
ciudad (Grafmeyer y Joseph, 1984: 29-30).

3
Los autores notan que para Simmel el individuo tiene dos sentidos, el hombre universal del siglo XVIII y el ser singular
del romanticismo (Grafmeyer y Joseph: 13).

56
Los autores reconocen que las construcciones teóricas de la escuela de Chicago son notablemente más complejas que lo
que permiten pensar las lecturas reductoras de algunos autores (entre los cuales Castells). para ellos, “...se percibe un
esfuerzo constante para captar la especificidad del medio urbano como forma original y fundamentalmente inestable de
liga entre la sociedad y el espacio”. (Grafmeyer y Joseph, 1984:33). No solamente el espacio no es el elemento central,
sino que es un reflejo-indicador de las formas sociales a las cuales se da la mayor importancia. Ello se traduce en “formas
materiales de la sociedad” que retomará después Halbwachs, uno de los primeros lectores franceses de la escuela
(Grafmeyer y Joseph, 1984: 35).
Por ende, para la escuela la ciudad es”...la conjunción, en perpetua redefinición, de una sociedad compleja y de un
espacio diferenciado” (Grafmeyer y Joseph, 1984: 35).
Por otra parte, Park pone bien en evidencia que la proximidad física no excluye la distancia social, lo que elimina el
pensamiento de regularidades matemáticas y sobre todo orgánicas-ecológicas como se ha querido achacar a la escuela.
(Grafmeyer y Joseph, 1984: 37).

Análisis
Es necesario criticar el terrible mal entendido que ha tenido la escuela de Chicago desde dos enfoques:
- el achaque de una visión ecologista entendida como la dominación de lo natural sobre lo social cuando afirman lo
contrario. Más aun, debe reconocerles la capacidad de interpretar el efecto del medio (en el caso urbano como medio
material) sobre los comportamientos humanos, sin caer en determinismos como surge en algunas corrientes geográficas.
Al contrario, los miembros de la escuela siempre hacen predominar la explicación de los procesos sociales y culturales,
aun si a veces usan términos propios de la biología como metabolismo, por ejemplo. Por otra parte, el que más hace la
relación con la ecología natural, aun en forma limitada, es Mc Kenzie, y no todos los miembros del departamento de
sociología.
- La segunda falacia es relacionada con la visión de que son antes que todo cuantitativistas: por el contrario, los autores
que defienden la sociología cualitativa, entre otros Daniel Bertaux, reconocen que el origen de las historias de vida y de
los métodos cualitativos basados en la recopilación de la información cualitativa con el individuo, son precisamente los
miembros de la escuela de Chicago. Obviamente que el paralelismo que hacen Grafmeyer y Joseph con la economía

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espacial es puro disparate. En todo caso, la influencia es al revés, con la fuerte modelización y el reduccionismo
manifiesto en la economía espacial (Alonso, Berry, Isard, etc.).
- Queda evidenciado que el neomarxismo panfletario de los setentas, rechazó la Escuela de Chicago precisamente por su
fuerza y su capacidad de recuperar los elementos más interesantes y significativos de la escuela alemana, entre otros las
aportaciones de Simmel y Toennies. Basada en un punto de partido centrado en el individuo y la comunidad, la sociología
urbana de Chicago, podía ser un potente enemigo de las generalizaciones marxistas que además negaron la posibilidad de
la existencia misma de una sociología urbana para referir exclusivamente el estudio de la ciudad a la categorización de
forma espacial del capitalismo, excluyendo entre otros, el rico análisis de las diferencias y de la cultura. Por colmo, no
resultó demasiado difícil desacreditar una escuela americana en una época de fuerte sentimiento anti-imperialismo.
Posteriormente, la presencia de Chicago Boys en las experiencias fascistas en América latina, contribuyó a espesar el velo
ideológico que entrepuso el marxismo a la posibilidad de una comprensión compleja y rica aunque no exenta de
problemas, de la vida urbana. Tales enfoques, claramente identificables en Castells, por ejemplo, no dejó de tener
profundas influencias hacia denigrar los trabajos de la escuela de Chicago, en estudios poco serios como lo de Chorley y
de Lezama, hasta en los noventas. Sólo Bettín entendió el evidente valor de las aportaciones de los miembros de la
llamada Escuela de Chicago para el desarrollo e una sociología urbana verdaderamente innovadora y creativa.
En 1936, los disidentes de la Escuela de Chicago, alumnos de los fundadores y estudiantes de Harvard y con enfoque
parsionianos, conocidos como los jóvenes turcos, fundan la American Sociological Review, que cargará con toda la línea
anti-escuela de Chicago tradicional.

58
Louis Wirth

Sentido que debe acordarse a la palabra “urbanismo”, no como la disciplina que estudia la ciudad, sino como “proceso
urbano”. Es con este sentido que en la traducción francesa de Grafmeyer y Joseph, se habla de “fenómeno urbano”. Wirth
define el mismo el “urbanismo” como ...”ese complejo de rasgos que integran el modo característico de vida en las
ciudades” (Wirth, 1988: 167).
También Wirth distingue entre “urbanismo” y “urbanización” siendo esta última la”...que denota el desarrollo y la
extensión de estos factores” (la urbanización es entonces la extensión del fenómeno urbano) (Wirth, 1988: 167). “La
urbanización ya no se limita a definir el proceso por el cual las personas se ven atraídas por un lugar llamado la ciudad, e
incorporadas a su sistema de vida. Se refiere también a la acentuación acumulativa de las características distintivas del
modo de vida que se asocian con el crecimiento de la ciudad, y finalmente con los cambios en la dirección de los modos
de vida reconocidos como urbanos...” (Wirth, 1988: 165).
Reconocimiento de que la importancia de la urbanización es mayor que la proporción de población urbana, debido a que
“...la ciudad no sólo es, en grado cada vez mayor, la morada y el taller del hombre moderno, sino también el centro de
iniciación y control de la vida económica, política y cultural que ha atraído a su órbita las partes más remotas del mundo,
y formado un cosmos de diversas zonas, pueblos y actividades”. (Wirth, 1988: 162).
“Al considerar la sociedad urbano-industrial y la rural tradicional como tipos ideales de comunidades, podemos obtener
una perspectiva para el análisis de los modelos básicos de asociación humana, tal y como aparecen en la civilización
contemporánea”. (Wirth, 1988: 163). Referencia a Weber.
Rol de la sociología como posibilidad de superar los enfoques parciales de las demás disciplinas sobre la ciudad: referencia
al carácter global de la sociología como en Durkheim. “Toda definición de la ciudad que tenga significado sociológico
tratará de seleccionar aquellos elementos del fenómeno urbano que lo han marcado como modo distintivo de la vida
urbana en grupo” (Wirth, 1988: 164). Para Wirth no se puede identificar lo urbano a partir de una entidad física
determinada, porque el proceso urbano se ha difundido aun en el mundo rural, gracias a las comunicaciones y al
transporte.

59
Wirth insiste en la gran variación de los tipos de ciudad, por lo que se requiere de que la definición sociológica sea lo
suficientemente extensa “...para abarcar cualesquiera de las características esenciales que, como entidades sociales,
tengan en común estos distintos tipos de ciudades” (Wirth, 1988: 166). El modo de vida debe entonces relacionarse con
tipos ideales, y la necesidad de evitar cierto pragmatismo y caída en casos concretos exclusivamente.
Wirth menciona que ni Park ni Weber son suficientes para tener una teoría del proceso urbano. (Wirth, 1988: 168).
Relaciona el proceso urbano con varios procesos que tienen un papel relevante para la definición del mismo: la cantidad
de población, la densidad y la heterogeneidad.

La cantidad de población
- A mayor población, mayor interacción y mayor diferenciación potencial entre los moradores.
- la reducción de los nexos de parentesco y lo sentimientos y la preponderancia de la competencia y los mecanismos de
control que “...aportan los sustitutos de los nexos de solidaridad en que debe confiarse para que mantengan unidad una
sociedad” (Wirth, 1988: 170). Hace referencia a Weber y Simmel para justificar lo anterior.
- papeles segmentados de los habitantes de la ciudad (ídem), con contactos secundarios y no primarios, que pueden ser
caracterizados por la superficialidad, el anonimato y el carácter transitorio, la relación de utilidad. Lo anterior permite
mayor independencia o “...cierto grado de emancipación o liberación de los controles personales y emocionales de los
grupos íntimos; por otro lado, pierde la espontánea expresión propia, la moral y el sentido de participación inherentes a
una vida social integrada” (Wirth, 1988: 172). Wirth identifica lo anterior con el estado de anomia definido por Durkheim.
Wirth relaciona esta situación con la división del trabajo y el progresivo reemplazo del trabajador o empresario individual
como lo llama por la empresa (que no tiene alma, según afirma (Wirth, 1988: 172)). Relaciona la posibilidad de la división
del trabajo con el crecimiento del mercado, siguiendo a Adam Smith, manifiesto en la dominación de la ciudad sobre su
hinterland, y al especialización de las ciudades.
- la cantidad de población lleva a que la defensa de los intereses se realiza mediante la representación.

60
La densidad
-La densidad refuerza la cantidad como proceso de diferenciación y especialización. (referencia a Darwin), así como la
complejidad social.
- Los contactos físicos son más frecuentes pero más los contactos sociales son más distantes. Además, como en Simmel
“...el mundo urbano recompensa el reconocimiento visual” (Wirth, 1988: 173).
- Nuestra sensibilidad se desarrolla más hacia los artefactos que hacia la naturaleza (relacionarlo con la objetivación de la
cultura de Simmel, aunque no sea exactamente lo mismo).
- Disociación del espacio de trabajo del espacio de residencia con fuerte competencia sobre el espacio.
- Tendencia segregativa de la población con relación a diversas características, así como especialización de las actividades.
- “El reloj y el semáforo son símbolos de la base de nuestro orden social en un mundo urbano” (Wirth, 1988: 174).

La heterogeneidad
- Multi-identidad a la Maffesoli: “En virtud de sus diferentes intereses, que brotan de distintos aspectos de su vida social,
el individuo se vuelve miembro de grupos muy divergentes, cada uno de los cuales funciona tan sólo como referencia un
segmento aislado de su personalidad” (Wirth, 1988: 175).
- Fragilidad y poca permanencia de los grupos identitarios, inclusive con poca estabilidad espacial (por la renta en vez de
la propiedad de la casa).
- También la ciudad genera una tendencia niveladora por la despersonalización, entre otros en la esfera del trabajo por la
gran fábrica y la forma de organización del trabajo. Es también el caso de la educación, el radio, el cine, etc. que tienden
a ser homogeneizadores.

A partir de estas reflexiones teóricas sobre lo que se puede analizar como modo de vida urbano, o “urbanismo”, Wirth
propone enfocar el modo de vida urbano desde tres perspectivas interrelacionadas (p.177 y siguientes) que describe a
través de algunos ejemplos para cada caso:

61
- como estructura física, con una base de población, una tecnología y un orden ecológico.
- como sistema de organización social, con una estructura social, instituciones y pauta de relaciones sociales.
- como conjunto de actitudes, ideas y personalidades, que pueden ser reunidas en formas típicas de comportamiento
colectivo y sujetas a mecanismos de control social.

Notas

Relación de Wirth con la llamada Escuela de Chicago:


- En primer lugar, debe considerarse que el artículo de Wirth es de 1938, es decir casi 15 años después de los primeros
trabajos fundadores de Park.
- Wirth se opone claramente a los enfoques “ad hoc” (Wirth, 1988: 182) de sus colegas y propone un enfoque general y
teórico.
- Wirth se interesa en la relación de la ciudad con el hinterland a diferencia de los demás (Remy y Voyé, 1974: 192), así
como a la “urbanización” del campo, entendida como la difusión del modo de vida urbano hacia a las localidades rurales,
lo que es bastante innovador.

Otros aspectos
Chorney achaca erróneamente a Wirth la negación de la relación entre alienación urbana y capitalismo mientras que lo
que hace este autor, es negar que la ciudad es sólo producto del capitalismo, reconociendo, en la línea de Weber, la
importancia de la urbanización y por ende la existencia de ciudades en épocas precapitalista (Chorney, 1990:103). De
hecho Wirth identifica procesos parciales como causas de la alineación en medio urbano, como por ejemplo, la
competencia y la explotación mutua, pero no lo liga con el “espíritu del capitalismo como lo hace Simmel (en opinión de
Chorney, 1990: 101-103). de esta forma, Chorney reconoce que el argumento teórico de Wirth es débil ya que no retoma
la esencia de la crítica a la alienación urbana, y por ende, la visión de Wirth podrá ser retomada sin problemas por

62
teóricos posteriores (ídem: 103), por autores como Herbet Gans que negarían la alienación urbana, por la presencia de
“pequeños pueblos” (urban villages) dentro de la gran metrópoli.
H. Gans y Claude Fischer introducen el tema de las subculturas, considerando que en éstas, existirían posibilidades para
que el individuo pueda desarrollarse personalmente y en pequeños grupos, sin padecer la alineación simelliana de la gran
metrópoli (Chorney, 1990: 104). Obviamente que tanto Gans como Fischer se refieren a la transformación de las ciudades
en megapolis, y no remiten a la metrópolis del inicio de siglo. Por otra parte, es evidente que Simmel hizo su análisis
sobre ciertos sectores socioterritoriales de la metrópolis, y no sobre las periferias. Es bastante obvio que aun en la
metrópolis del inicio de siglo, se daba la presencia de barrios relativamente independientes en la cual se desarrollaba una
vida “de pueblo”, por lo que la interpretación de Chorney es bastante limitada y muy propia de la escuela marxista que lee
a su manera los textos.
Chorney concluye su capítulo con la observación de que “La Escuela de Chicago y la corriente dominante de la sociología
americana representan el enfoque más despolitizado de los problemas metropolitanos entre aquellos que revisa este libro.
Lo que está claramente en la tradición americana de una ciencia social pluralista” (Chorney, 1990: 106).
En su revisión de las teorías de la escuela de Chicago, Castells establece una crítica seria de los principales trabajos de sus
representantes más conocidos: Castells señala que la Escuela de Chicago y particularmente Wirth, consideran que la
ciudad se traduce sociológicamente en cultura urbana, misma que determina...la aparición de nuevos comportamientos
urbanos” (Castells, 1971:22). de esta forma la crítica de Castells, propia de la escuela marxista, es de afirmar que “Todo
lo que en la tesis de Wirth es „cultura urbana‟ es, en realidad, la traducción cultural de la urbanización capitalista, la
emergencia de la economía de mercado y del proceso de racionalización de la sociedad moderna” (ídem: 23).
Notar la crítica que puede surgir de los trabajos de antropólogos en especial de Oscar Lewis a partir del estudio de las
familias pobres en medio urbano: en efecto Lewis presenta un modo de vida que él llama, la cultura de la pobreza, que
caracteriza desde sus bases ecológicas, sociales y de actitudes tal y como lo hace Wirth. Sin embargo, presenta
consideraciones distintas, entre otros sobre la unidad de la residencia y del trabajo en el mismo espacio - la casa- y en
relación a las formas específicas de solidaridades que se encuentra en los grupos pobres. Tal idea será retomada
posteriormente por Larissa Lomnitz. Ver a este respecto la discusión en Lindón, 1996.

63
Bibliografía

Sobre la Escuela de Chicago:


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Gili, Barcelona, pp. 72-97.
Bettin, Gianfranco (1982e). “Segregación y urbanismo en la sociología de Louis Wirth” en Los sociólogos de la ciudad,
Gustavo Gili, Barcelona, pp. 98-109.
Castells, Manuel (1971). Problemas de investigación en sociología urbana, Siglo XXI, Madrid, 278 pp. particularmente el
capítulo 4.1. “Las teorías del sistema ecológico”, pp. 135-145. También “la ciudad como variable sociológica”, pp. 20-28.
Chorney, Harold (1990). “The Chicago School and Contemporary American Mainstream Urban Theory”, en City of dreams,
social theory and the urban experience, Nelson Canada, Scarborough, Ontario, Canadá, pp. 100-109.
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Lezama, José Luis (1993b). “La escuela ecologista clásica de Chicago”, en Lezama, José Luis. Teoría social, espacio y
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Wirth, Louis (1988). “El urbanismo como modo de vida”, en Bassols, Mario, et alls, Comp. Sociología urbana, UNAM,
México.

64
Unidad 5. Ciudad y modernidad: el pensamiento heterodoxo de Walter
Benjamín

Vida y obra
Esbozo biográfico
Ver cronología en Benjamín, Cuadros de un pensamiento.
Nacido en 1892 en Berlín; padre comerciante en antigüedades y arte.
Estudia en el Instituto Pedagógico con Gustav Wynecken pedagogo reformista y se vuelve su seguidor por un tiempo.
Termina estudios secundarios en 1912 y al año siguiente viaja por primera vez a París. En 1914, participa del movimiento
Jugendbewegung, del cual se saldrá por sus posturas nacionalistas frente a la 1a guerra. Logra hacerse reformar para
escapar a la leva.
1915, estudia en la Universidad de Munich, escribe sobre Holderling. Inicio de la amistad con Scholem ya en este
entonces, estudioso del judaísmo.
1917 se casa con Dora Pollack, se traslada a Berne, al año siguiente conocerá Ernst Bloch. Doctorado en Berna, en 1919,
con “el concepto de crítica de arte en el romanticismo alemán”.
1920 regresa a Berna, proyecta hacer una revista con el título Angelus Novus a partir de un cuadro de Klee que el posee.
1923, semestre de verano en la Universidad de Berlín conoce a Adorno, Kracauer y Erich Fromm. Traduce les tableaux
parisiens de Baudelaire, prepara su tesis de estado habilitación.
1924. Viaja a Capri, conoce a Asia Lacis, bailarina soviética quien lo lleva al marxismo, escribe allá la primera versión del
Origen del drama barroco alemán.
1927, viaja a París, empieza a concebir la obra de los pasajes. Experiencia con Haschisch.
1929, conoce a Bertolt Brecht en Berlín, trabaja en el radio.

65
1930 se divorcia, escribe crítica literaria sobre Brecht, Proust, Valery, Kafka, etc.
1932 Ibiza. 1933 exilio a Paris, por la persecución nazi en Alemania. Vuelve a Ibiza, también viaja a Dinamarca a casa de
Brecht. Sigue trabajando sobre los pasajes, 1937-38 escribe sobre Baudelaire.
1938, viaja a Italia, mala relación con Adorno, rechaza la idea de irse a los EEUU donde se fueron varios de la Escuela de
Frankfurt.
1939 termina el Paris del segundo imperio en Baudelaire. Trabaja en Zentral Park que no terminará. Internado en un
campo de trabajo en septiembre lo liberan en noviembre. Horkheimer le obtiene un visa para EEUU en 1940, pero con la
avanzada nazi sobre Francia, huye a Londres, en septiembre intenta cruzar a España.
Se suicida el 26 de septiembre de 1940 en el hotel de Port Bou.
La falla del último pasaje (de Gandillac, 1986): Benjamín no logró el paso a España, y se suicida en el hotel de Port Bou.
Su cuerpo supuestamente fue enterrado allá, inclusive se enseña una tumba aislada del pequeño cementerio de pueblo,
pero no existe evidencia de la veracidad de esta tumba. Hanna Arendt, gran amiga de Benjamín, hizo el recorrido para
encontrar la tumba, y documentó este vano esfuerzo.

Obra Benjamíniana sobre la ciudad (Savage, 1995: 203)


La obra de Benjamín sobre ciudades, puede ubicarse en los siguientes trabajos:
1. retratos de ciudades: Napoles, 1924, Moscou, 1927, Marsella, 1928. Estilo periodístico, ensayos cortos, reflexiones
sobre vida y cultura urbana.
2. calle de un sólo sentido, 1925-26. Usa el paseo urbano para colgar reflexiones sobre aspectos del medio construido.
3. Cronica berlinese (1932) autobiográfica. Recolecciones “fotográficas” de su juventud, también su diario de Moscú va en
el mismo sentido.
4. La obra de los pasajes. Técnica de montaje, para analizar la relación entre Baudelaire, el urbanismo y el desarrollo del
capitalismo.
5. Numerosas otras reflexiones sobre arquitectura, el ambiente construido y otros procesos urbanos en toda su obra.
entre otros en Iluminaciones.

66
Gregory (1994).
Relación con los surrealistas, e influencia del Paysan de Paris, de Aragon (p.229).
En sus escritos iniciales, Benjamín propone de leer las arcadas o pasajes de París, como un “mundo de sueño”, lleno de
objetos que al mismo tiempo se desean pero son mercancías. La presentación del ambiente cultural de la época, es para
Benjamín una suerte de fantasmagoría (proyección de transparencias por otras propio del inicio del siglo XIX),lo que
refleja su insistencia en ver la cultura de bienes como una proyección y no una reflexión de la economía. También
identifica plenamente la centralidad de la imagen en la modernidad. Lo que propone Benjamín, es de usar la energía
propia de la imagen, para voltearla sobre si mismo y usarla como “una crítica de la razón” (Gregory, 1994: 233).
Benjamín va más allá de la lógica del capital, para asaltar las modalidades de representación (Gregory, 1994: 234). Por
esto, resalta pedazos olvidados de la realidad. No olvidarse que en la época en que Benjamín escribe sobre los pasajes,
estos están en proceso de destrucción.
Retomar la gráfica de Gregory en la pag.237 , que ubica el análisis de Benjamín de los bienes, centrales en su análisis de
los pasajes, en varias tensiones entre materialismo histórico versus surrealismo, entre historia y naturaleza, analizando así
varios aspectos centrales de los bienes. Buck-Morss, también considera que el análisis de la prostituta, la última categoría
de flâneur, remite a que ésta es al mismo tiempo, objeto de consumo y sujeto deambulante.

Chorney (1990)
Benjamín se centra sobre las minucias de la vida de la ciudad a partir de la cual reencuentra toda la sociedad. (Chorney,
1990: 122). Influencia de Leibnitz y de la idea de la monada: cada idea contiene la imagen del mundo.
El rol de la masa (la foule) en Benjamín, es de permitir la creación cultural, particularmente de ciertos géneros literarios
como la novela policíaca, la fisiologías, etc., así como un escondite para agitadores políticos y criminales (Chorney, 1990:
130). Transferencia de las pulsiones eróticas en la masa, hacia el acto de consumo, a partir de los versos de Baudelaire
(Chorney, 1990: 130).

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Savage (1995)
- Paso de una crítica literaria a otra urbana (Cohen citado por Savage, 1995: 204).
- Varias formas de ver lo urbano en la obra de Benjamín. Diferencia con Simmel, si bien lo urbano es el sitio por
excelencia de la modernidad, no se coloca desde la posición del habitante urbano sino del flâneur, y el rol de la ciudad es
de verla más como laberinto (ver Frisby), donde existe todo tipo de sueños, esperanzas, artefactos, etc, de tal suerte que
el flâneur puede analizar la prehistoria de la modernidad, entre otros en la imagen de los pasajes, rompiendo así con la
imagen naif del progreso a la cual se opone claramente Benjamín en su concepto de la historia. “La experiencia urbana
revela entonces la modernidad no como progreso sino como el último episodio de „más de lo mismo‟ “(Savage, 1995:
206).
- Uso de la ciudad como aparato crítico que permite poner en cuestión aspectos tradicionalmente aceptados, por ejemplo
el concepto de la historia lineal (Savage, 1995: 206).”La ciudad puede ser usada para romper las ideas de nuevo y de
viejo” ídem, 207. También esto se debe a la influencia de los surrealistas quienes usan en forma subversiva la experiencia
urbana para sabotear la tradición y el orden. Las experiencias evocadas por los surrealistas, es justamente lo que
Benjamín llama las iluminaciones profanas.
- Pero el uso de la ciudad, no es sólo para destruir, subvertir sino para construir la memoria, no a partir de la memoria
voluntaria, sino desde la que Proust llama la involuntaria (Savage, 1995: 208). Al estar en ciertos sitios se puede
despertar la imagen del pasado, de tal suerte que la ciudad puede ser un artefacto para la vida cotidiana, para reconstruir
la memoria del pasado.
- Concepto de aura: las cosas pueden tener aura sólo si están ubicadas en el tiempo y el espacio. La fotografía
reproducida masivamente, por ejemplo, destruye el aura.
- Benjamín aplica el concepto de aura a la ciudad: por ejemplo en la relación de sus crónicas berlineses. Para tener aura,
el objeto o la ciudad, debe tener cierta distancia de quien observa, es decir tener la capacidad de mirarnos al observador
en correspondencia con la mirada del observador. (Paris como la ciudad de los espejos, citado por Witte). Papel ambiguo
de la fotografía que chupa el aura, pero que no puede
- Paradoja en la teoría del aura y de lo urbano: Benjamín ve las ciudades como auraticas y sublimas, pero al mismo
tiempo el ambiente construido tiende a ser visto por distracción y no genera la memoria de las cosas que permite la
concentración.

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- Las ciudades posmodernas son intercambiables, por lo que el estudio de Benjamín refleja el fin de una era de “mundos
de sueño urbano “ (Buck-Morss citada en Savage, 1995: 213). “Los espacios urbanos postmodernos manicurizados, hacen
un cocón en torno a los visitante en espacios seguros que reducen la experiencia de shock que Benjamín ha detectado en
la ciudad moderna” (Savage, 1995: 213).

Gilloch (1996) (pp.1-20, introduction)


Gilloch observa 6 líneas de lecturas de la obra urbana de Benjamín: la fisiognomía, la fenomenología, la mitología, la
historia la política y el texto.
- Fisiognomía (escrutinización más que simple observación): la sociedad total se cristaliza en la ciudad en forma miniatura:
concepto de la monada. Debe entonces escrutinizar la ciudad como reflejo del capitalismo. Este trabajo se basa en las
formas urbanas, materiales, el escrutinizador es entonces arqueólogo, coleccionista y detective en partes.
- Fenomenología: hace una microsociología del la vida cotidiana y de la ciudad, según (Tacussel, 1986: 48). Los temas
centrales de la fenomenología son la fragmentación, la “objetivización” (commodification), la interiorización y la
marginación de la experiencia (Gilloch, 1996: 7).Sentido del detalle, da espacio a quienes están marginados a las
experiencias que la modernidad no hace visible sino opaca. Fenomenología basada en rendir la experiencia de la
modernidad metropolitana a partir de la voz de los marginados.
- Mitología: La ciudad siendo el locus de la innovación tecnológica, es la que además refleja lo mejor el mito del progreso,
mistificación del capitalismo
- Historia: la ciudad es el lugar de lo aparentemente nuevo (la moda) que siempre representa lo viejo. Por ello, la ciudad
es un buen laboratorio para entender la relación entre pasado y presente en una visión no lineal.
- Política: Empoderamiento de las figuras marginales, que pueden tener otra visión de la ciudad, como iluminaciones.
Benjamín hace asociaciones atípicas entre personajes de la ciudad. Sin embargo no tiene una visión idealista propia del
materialismo histórico. Posición ambigua sobre las masas, vistas inicialmente como positivas (capaces de cambio) pero
finalmente manipuladas por el nazismo.
- Texto: Experimento con el estilo para poder describir la ciudad: estilo basado en imágenes, interés en la perspectiva,
una demanda por lo inmediato. La ciudad debe volverse texto, pero el texto se vuelve ciudad (city as text, text as city).

69
La obra de los pasajes
- Forma de trabajar: revisión de más de 850 libros integrados en sus manuscritos, de hecho revisó mucho más,. Sistema
de citas y notas, muchas que no han sido ni siquiera retomadas en la edición alemana.
Benjamín hace diversos tipos de notas (Espagne et Werner):
- listas bibliográficas temáticas.
- Trama temática.
- Esquemas de “regie”.
- Esquema por categoría.
- Buen ejemplo en Zentral Park del tipo de notas de trabajo que hace. Cuando redacta, deja de lado muchas cosas,
incluyendo notas ya tomadas. Concepto de película: usa marcas de color y papeles de diversos colores para identificar a
qué se refieren las diversas notas que toma. Ver la relación con la cábala y la mística de los números y colores en Fourier
y en Blanquí.
- Concepto de tríada aplicado a los pasajes: la tesis consagrada a una teoría del arte, la antitesis que es la interpretación
sociológica de Baudelaire, y la síntesis de la cual los motivo central serían la novedad y el regreso de lo mismo, como
interpretación marxista de Baudelaire e interpretación de los temas centrales de los pasajes. (Espagne et Werner, 1986:
869).
- Posibilidad de ver los pasajes como la ciudad misma: una obra inconclusa, hecha de materiales de construcción, que
permiten al lector de verse como en un espejo. Existen pocos casos en los cuales se reúne una obra con materiales tan
diversos y tan poco integrados.
Missac (1988).
Rol de la arquitectura del vidrio en la obra de Benjamín. Leyó a Scheerbart, (1913) el primero en interesarse en la
arquitectura de vidrio de la cual afirma Benjamín que no tiene aura (Missac, 1988: 143). Scheerbart por su parte,
menciona que destruye la diferencia entre interior y exterior (Sennet, 1990).

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Revisión de “Paris, capital del siglo XIX”
Las formas de la vida nueva se sitúan en la fantasmagoría, es el caso de los pasajes. También la transformación de París
por Haussman entra en lo mismo, y lo anterior genera una angustia cósmica, que hombres como Blanqui o Fourier
contribuyen a denunciar.
1.-Fourier o los pasajes
El pasaje tiene que ver con el apogeo del comercio de los textiles y particularmente con el comercio de lujo. También con
el desarrollo de la técnica del hierro que no se usa para inmuebles, sino para lo que tiene que ver con lo transitorio,
estaciones de ferrocarril, tiendas, pasajes...
Fourier insinúa un “idilio coloreada” en la austeridad del imperio (Benjamín, 1991:294)., y concibe su falansterio como
“...ciudad de pasajes”.
2.- Grandville o las exposiciones universales
“Las exposiciones universales idealizan el valor de cambio de la mercancía” (Benjamín, 1991: 296).Son un marco de las
mercancías donde desaparece el valor de uso y la mercancía se exhibe sin poder tocarla, por parte de quienes están
alejados del consumo: dimensión cínica de la exhibición. Grandville logra introducir todos los objetos inclusive los de uso
diario dentro de esta lógica de la exhibición que refiere a la moda, y a la desaparición del valor de uso.
3.- Louis Philippe o el interior
El interior como refugio del “particular” , quien por primera vez se disocia del lugar de trabajo. Lugar de fantasmagorías,
el interior se vuelve la representación del pasado y de lo lejano e, idealizando las obras, se vuelve coleccionista.
El interior es la compensación por la falta de privado en la vida de la gran ciudad. El departamento es una suerte de
habitáculo, donde el burgués deja su marca en todo, el interior es entonces una suerte de estuche.
El modern style, va en contra del interior como género.
4.- Baudelaire o las calles de París
“la masa es el velo a través del cual la ciudad familiar se modifica para el flâneur en fantasmagoría”, el flâneur se esconde
en la masa, hecha una mirada a la ciudad y a la sociedad como lo hace Baudelaire. El flâneur, no es tan típico como
parece, los tipos que se pueden identificar en la masa, acaban por no ser individuales sino reflejo de lo colectivo: es la

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desaparición del individuo en la masa, aun si trata de distinguirse de la misma (por ejemplo por la actividad o la
vestimenta, del dandy).
La novedad es una característica externa a la mercancía que busca el flâneur.
5.- Haussman y las barricadas
Favorece las finanzas, especulación al limite del timo. Embellecimiento estratégico, para evitar la formación de las
barricadas y la revuelta de los proletarios hechas hacia la periferia. Tendencia a artistizar las necesidades técnicas, entre
otros por el uso de la perspectiva urbana. Imposibilidad de imponer la quimera de la modernidad, la fantasmagoría, como
lo demuestra la Comuna de París, y sus barricadas. Nueva forma de entusiasmo, pero sin teoría revolucionaria.
Conclusión
Blanqui escribe la eternidad por los astros, una última fantasmagoría. Idea del doble de la “actualidad eternizada”
(Blanqui, citado por Benjamín, 1991: 308).El mundo que no puede aprovechar las ventajas de la técnica y del progreso
material, es un mundo que vive en sus fantasmagorías, es la modernidad misma.

Bibliografía

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Buck-Morss, Susan (1989) The dialectics of seeing: Walter Benjamín and the Arcades Project, MIT Press, Cambridge.

74
Unidad 6. La sociología francesa y la ciudad

Chombart de Lauwe (1913-1998)

Etnólogo de formación. Pasa a Londres durante la guerra para combatir el nazismo, se desempeña como aviador, de tal
suerte que el tema de las fotografías aéreas dará pié a uno de sus primeros trabajos académicos (libro de 1951 sobre el
tema). En 1949, entra en el Museo del Hombre del CNRS en 1949-50 empieza a aplicar el método etnográfico al estudio
de los grupos obreros urbanos. Escribe una sociología urbana en 1955 (con L. Couvreur), y luego la vida cotidiana de las
familias obreras en 1956. Varios libros seguirán entre los cuales Hombres y ciudades en 1963. El libro París y la región
Parisina de 1952 se considera como un hito por la época, el primer estudio sistemático de una metrópolis de este tamaño.
Fue director de Estudios en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (E.H.E.S.S.) y fundador del Centro de
Etnología Social y de psico-sociología.
Chombart manifiesta: “Insistimos sobre el estudio de las relaciones entre las representaciones y las prácticas en la vida
cotidiana enseñando las ligas existentes entre cada gesto de cada categoría de personajes y los modelos, las imágenes,
las aspiraciones, las necesidades que podíamos captar en las observaciones etnográficas al mismo tiempo que en las
encuestas más sistemáticas” (Chombart, 1982).
Reconoció las influencias de Sombart y Weber del lado alemán, los trabajos de Hallbwachs en Francia y de la Escuela de
Chicago que critica pero sigue el modelo de Burgess para analizar París (Roncayolo y Paquot, 1992: 353).
La preocupación por la clase obrera, por parte de alguien originado en la burguesía como Chombart, se origina en la
frecuentación de la misma en la resistencia y en las situaciones de guerra, y en un interés de la posguerra en las clases
laboriosas en una época en que la izquierda ocupa un papel decisivo. Similar situación se encontrará también en la
sociología del trabajo de la misma época (George Friedmann y Pierre Naville, por ejemplo) y en personas interesadas en
los temas del ocio y del turismo (Arthur Haulot; Joffre Dumazedier).

75
Chombart mezcla un interés por la clase obrera que encuentra su fundamento en Halbwachs y un método etnográfico
sacado de Mauss (Amiot, 1986: 36). La posición militante de Chombart en relación a considerar que el marco urbano es el
reflejo, la imagen o la representación de la sociedad, inscrita en el suelo. Por ende, la sociología es la ciencia dominante a
que debe explicar la sociedad y dictar las relaciones causales por tomar en cuenta por las otras disciplinas,
particularmente las que se orientan a la puesta en operación del espacio construido.
Las ciencias humanas tienen entonces que ser hegemónicas en los grupos interdisciplinarios que deben trabajar lo
urbano. Chombart recibe numerosos contratos después del éxito de su libro sobre la región de París, pero lo anterior no
desemboca en investigaciones operativas que permitirían mejorar la puesta en práctica de los proyectos urbanos. Por ello,
después de años de manejar el Centro de Estudios de los Grupos Sociales, encargado de trabajos más aplicados, se
decide a regresar a su grupo inicial de etnología, y a la investigación universitaria más “pura” (Amiot, 1986: 40). El Centro
de Estudios de los grupos Sociales, se transformará posteriormente en Centro de Sociología Urbana, hoy extinguido (?).
Amiot nota que Chombart hacia una sociología para planificadores, mientras que el CSU se volvió un centro de estudios
del Estado y de los planificadores.
Uno de los temas esenciales del trabajo de Chombart y su equipo, es la segregación. No sólo se hace el estudio de la
estructura social, evidenciando la segregación, sino posteriormente, estudiando los mecanismos mismos de la segregación
a partir de las encuestas sobre la vida cotidiana. El estudio de los grandes complejos habitacionales que serán construidos
en forma masiva por el gobierno francés en la posguerra, en esta fase de transición acelerada a la urbanización de
Francia, pondrá en evidencia que los grupos obreros, a condición material igual que los demás grupos de los conjuntos
habitacionales, se encuentran en situaciones más desfavorables, entre otros por motivos de hacinamiento.
Los elementos que explican los modos de vida diferentes, se explican a partir de los ingresos, de la composición familiar,
de las trayectorias anteriores de las familias. Las diferencias entre grupos sociales en los mismos conjuntos habitacionales,
genera una segregación y una falta de comunicación entre familias, según su pertenencia social.
El grupo de Chombart hace un trabajo considerable, basado en un intenso y extenso trabajo de campo, sobre todo
tomando en cuenta la situación de la época: a parte del tema de la segregación, surgen otros, como la persistencia de los
lazos familiares (en la misma línea que lo que demostró Talcott Parsons en los EEUU), el estudio de las formas de
apropiación del espacio por diversos grupos sociales, y en forma general, los modos de vida de los franceses entre las
décadas de los 50 y 60s. La diversidad de los modos de vida y de la apropiación del espacio es un factor redundante en
todos estos estudios.

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Pero Chombart demuestra su preocupación para cambiar el modo de actuar de los poderes públicos, quienes a través de
las políticas urbanas de la época, contribuyen en reforzar la segregación y los problemas de adaptación. No pretende
cambiar de poder: esto será más la línea de sus seguidores en el CSU, bajo la influencia del marxismo.

Espacio social y urbanismo de las grandes ciudades (1952, en Roncayolo y Paquot, 1992)
- El ordenamiento el espacio de una gran ciudad, debe responder a la vez a las necesidades y a las aspiraciones de sus
habitantes.
- Es función de los estudios sociales destacar estas necesidades y aspiraciones, a través de “estudios positivos”
(Chombart, 1992: 355) y el sociólogo debe dedicarse a los estudios positivos y no a las tareas normativas.
- Primacía del pensamiento de las estructuras sociales nuevas antes que las transformaciones del medio y de la
arquitectura.
- El conocimiento de la ecología (quiere decir la estructura del medio urbano), puede contribuir a la formulación de los
planes a futuro: por ejemplo, los grandes edificios faros de la ciudad, deben ser accesibles a todos, y no es el caso
actualmente para los habitantes de las periferias (cita el caso de Varsovia). Además es necesario evitar que las zonas de
trabajo se alejen demasiado de las de residencia: la desconcentración intraurbana es entonces imprescindible (cita el caso
de Moscú).
- Cuestión de las escalas de vida (desde la vivienda a la metrópoli). Notar la relación con Moles y las “conchas” psico-
sociales, que deben ser estudiadas por la etnología y la ecología. Sin embargo, Chombart critica la escuela de Chicago
mencionando que el análisis ecológico debe acompañarse de un estudio de las representaciones colectivas, sobre las
diversas escalas. Chombart a este propósito, hace planteamientos sobre la forma de concebir los barrios, sus zonas
comerciales, por ejemplo, las zonas de trabajo en relación a las zonas residenciales, etc.
- Priva claramente una concepción del “debe ser” que Chombart pretende imponer a los tomadores de decisiones: en
síntesis, plantea la necesidad de los estudios socio-etnográficos detallados para explicar los mecanismos reales de
funcionamiento de la ciudad, para guiar la planeación y el papel de los urbanistas.
- Posteriormente en el artículo, hace referencia a las vialidades y al transporte, demostrando una vez más que las
decisiones de trazo, por ejemplo, deben ser sujetas a la comprensión de las mentalidades urbanas (p.362). Las

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estructuras de pensamiento de los diversos grupos sociales son diferentes, aun si realizan actividades aparentemente
similares, como desplazarse de la residencia al trabajo. Pone también en evidencia la importancia social de la distancia
trabajo-residencia.
- La ecología debe también permitir incidir sobre problemas urgentes, como la decisión de inversión para mejorar la
vivienda: los estudios previos son quienes determina donde se manifiesta la mayor necesidad. También toma los ejemplos
de la vida local y de los transportes, insistiendo sobre la posibilidad de que el sociólogo contribuya a la definición de
prioridades y de formas de enfocar las necesidades sociales por el urbanismo, tomando en cuenta las estructuras sociales.

Lugar de trabajo y residencia (con Jacques Jenny, en Friedmann y Naville, 1963)


Artículo que en cierta forma, busca una integración entre los planteamientos de estructura urbana de Burgess (planteando
una ecología urbana) y consideraciones psico-sociales.
Parte de la consideración del incremento del tiempo de transporte, y de los movimientos diarios, consecuencia de la
ecología de las ciudades.
Considera que:”Cuanto más variadas y numerosas son las actividades que allí se desarrollan, más tiende el espacio
urbano a diferenciarse en zonas funcionales; y la población urbana a estructurarse en grupos locales (es decir ligados a
lugares) según los establecimientos de trabajo y según los barrios de residencia”.
Posteriormente, hace un análisis de los principios de la localización de los lugares de trabajo; vale mencionar que no se
remite a las teorías tradicionales de la localización de las actividades en el medio urbano, sino que hace una tipología de
tipos de espacios económicos en la ciudad, analizando sus localizaciones como zonas y no como empresas particulares
como lo hace los análisis económicos. Define así:
- Los centros y actividades de cambio
- La “City”;
- el centro administrativo
- el centro o los centros comerciales principales
- Las actividades de cambio intermedio

78
- las actividades de transporte
- Las actividades de producción
- La gran industria o industria pesada
- Otros géneros de actividades industriales
- Industria ligera
- La industria de la construcción y obras públicas
- Los servicios y bienes de consumo corriente
Desde la perspectiva de Chombart, es posible establecer esquemas tipos de esta “ecología profesional” como la llama
(p.332), ya que las empresas constituyen “...una de las bases morfológicas de una realidad psico-social bastante más
definida -el medio de trabajo- que comprende no sólo el establecimiento, sino también su contexto socio-geográfico”
(332). De tal forma propone tres tipos: las grandes zonas industriales, las zonas de empleo del centro; barrios enteros del
núcleo histórico fuertemente dominados por la artesanía; zonas intersticiales con mezclas de uso de suelo.
La contraparte de la ecología profesional es la ecología residencial, para la cual nota tanto la distribución en zonas
concéntricas y la diferenciación en sectores irradiados, siguiendo no sólo a Burgess sino a Hoyt.
Plantea algo muy interesante al respecto de las relaciones sociales en los barrios: “...Cuanto más nos elevamos en la
jerarquía social, más ceden el paso las relaciones interpersonales de base local - de tipo “estatuido”- a relaciones
independientes del sustrato espacial - de tipo “afinitario”, y más pierde importancia el espacio geográfico en relación con
el espacio puramente social”.
Termina el artículo con consideraciones sobre los movimientos pendulares trabajo residencia, donde la reflexión más
interesante nos parece ser su idea de que: “...en este distanciamiento de la vida citadina activa, (hay) un riesgo de
desequilibrio y de disociación de la personalidad más profundo que el agravamiento de las condiciones materiales de
existencia...” (p.341)

79
Appropiation de l’espace et changement social (1979)
Este trabajo es mucho más sociológico que otros, posiblemente por la fecha. Se basa en un concepto de espacio socio-
geográfico, que toma en cuenta las distancias sociales y la disposición de objetos. Para Chombart, dicho espacio incluye el
espacio material y el natural.
Anota tres obstáculos a la apropiación del espacio en la actualidad: la degradación del ambiente, por lo que el poder de
algunos se impone e impide la apropiación de todos; la carencia de puntos de referencia ( repères), y la velocidad de las
transformaciones del espacio por la técnica.
En la apropiación, el individuo y lo social no pueden ser disociados. Frente a ello, se presenta el espacio como
“...codificado, institucionalizado, organizado según modelos, normas, sistemas de representaciones y de valores...”
(p.143). Por ende se presenta una dialéctica entre espacio codificado y espacio vivido.
Nacen aspiraciones a modificar el espacio, en los planes afectivos y cognitivos, por lo que “apropiarse el espacio
construido consiste ya en poder ajustar el espacio objeto y el espacio representado” (p.144).
Otra dimensión es la imaginaria, por los símbolos de los cuales es portador el espacio. También la apropiación es estética,
finalmente se da como espacio de acción.
Los espacios cotidianos también son sujetos de apropiación, la casa por ejemplo. A la casa debemos agregar el barrio,
para hablar del espacio familiar. También debe considerarse la apropiación del espacio de trabajo: “El taller es parte del
mismo (el obrero) y él hace parte del taller” (p.147).
Necesidad de diferenciar la apropiación privada de la común o pública de diversos tipos de espacio.
A veces conflictos entre procesos de apropiación y de transformación (p.e. barrios antiguos retomados por otros grupos
sociales).
“La apropiación del espacio consiste en la posibilidad de moverse, de relajarse, de poseer, de actuar, de resentir, de
admirar, de soñar, de aprender, de crear siguiendo sus deseos, sus aspiraciones y sus proyectos. Corresponde a un
conjunto de procesos psico-sociológicos que se sitúan en una relación sujeto-objeto, entre el sujeto (individuo o grupo)
que se apropia del espacio, y los objetos dispuestos alrededor de él en la vida cotidiana. Asocia prácticas, procesos
cognitivos y procesos afectivos” (p.150)

80
Periferia de las ciudades y crisis de civilización (1982)
Chombart asocia los procesos de transformación urbana reciente, no sólo a las segregaciones, rechazos, etc. sino también
a oposiciones en las representaciones, los sistemas de valores y las ideologías. (p.8)
Los barrios populares mantienen una dinámica propia, una cultura popular con sus propios sistemas de representación,
sus relaciones sociales, es ”creación continua” (p.11), basada entre otros en la ingeniosidad. Notar que Chombart es
influido por los trabajos de latinoamericanos que cita explícitamente, como Oscar Nuñez, Teolinda Bolivar o Alberto
Lovera.
Menciona que “...en el vivido cotidiano, aparece cierto margen de libertad, de autonomía, en la medida en que los
individuos y los grupos toman sus distancias con relación a las instituciones. En este sentido, la acción hacia el interior
consiste en desarrollar la toma de conciencia de la situación con relación a la sociedad global” (p.15).
“La única cosa que podemos decir es que los habitantes de estos inmensos aglomeraciones humanas tienen derecho a la
palabra y que la prioridad en la acción a llevar a cabo es de encontrar los medios de intercambio, de comunicación y de
modos de decisión en los cuales pueden realmente expresarse” (p.16).

81
Raymond Ledrut (1919-1989)

Ledrut es mal conocido, pero central en el desarrollo de la sociología urbana francesa. No encontramos ninguna mención
de Ledrut en el libro de José Luis Lezama por ejemplo.
Nacido en París, fue prisionero de guerra, en 1943 quedó como agregado de filosofía los 24 años, profesor de filosofía en
Toulouse en un liceo. Tesis con la dirección de Gurvitch en 1966, sociología del desempleo y sociología urbana.
Podemos hablar de dos momentos de la obra de Ledrut, la primera en los sesentas, con “Sociología urbana” y “El espacio
social de la ciudad” ambos publicados en 1968 en francés. Marcan un primer tiempo en su reflexión sobre la ciudad,
todavía no totalmente desprendido de la práctica de una sociología de terreno, de campo.
Mientras que los libros posteriores, tanto “El espacio en cuestión” de 1976 y La forma de 198? reflejan un pensamiento
maduro, renovado y crítico, que a veces puede llegar sino rebasar al de Lefebvre.

2.1. La primera etapa, la reflexión sobre lo urbano a partir de una sociología de terreno

El espacio social de la ciudad (1968- 1974 en español)


En este libro, Ledrut aun se encuentra preocupado por la transición del campo a la ciudad, pero analiza lo urbano desde la
posibilidad de una mutación, de nuevas formas en gestación, en contra de los nostálgicos de las pequeñas ciudades. Si
bien dice “...los grupos sociales intermedios que transmitían las tradiciones desaparecieron... han surgido nuevos tipos de
agrupamientos, cuya relación con el espacio es menos inmediata que la que mantenían con él las antiguas comunidades
locales.” (Ledrut, 1974: 15).
Antes que una sociología urbana, Ledrut hace una sociología del ordenamiento urbano en este libro, y a este tema dedica
el primer capítulo, para después integrar sus análisis de campo. Plantea la necesidad de un ordenamiento urbano contra
el laissez-faire que todos rechazan. Este ordenamiento basado en planes busca un ajuste de la ciudad (este es para el “la
adaptación de las partes sociales de la ciudad” p.27). Dicho ajuste no puede escapar de buscar una suerte de óptimo
urbano, que podemos encontrar a través de una ciencia urbana aun lejos de formularse totalmente.

82
Para él, la sociología urbana es la ciencia de síntesis, la que puede aportar más a la ciencia urbana, a través de un
conocimiento positivo de la ciudad. Pero tanto para la sociología como para otras disciplinas, no se puede analizar la
ciudad como congregado de elementos, los hombres, sino como “...una realidad colectiva viviente” (Ledrut, 1974: 24),
“una colectividad territorial...” (p.25). relación de su pensamiento con el de la sociología de Chicago, cita explícitamente a
McKenzie.
También Ledrut insiste en que la psicología no es suficiente, porque no se trata sólo de individuos, sino de que “ Una
ciudad puede satisfacer a cada uno de su habitantes únicamente a través de una finalidad colectiva ” (p.26).. Por lo que
sólo se puede analizar la ciudad desde sus unidades colectivas. Se ve que Ledrut aun siente la necesidad de justificar la
sociología urbana frente a otras disciplinas, tanto dándole un rol superior, como recalcando que la ciudad es asunto de
colectividad.
Inclusive afirma al final del primer capítulo que “...su función principal es inducir a las sociedades urbanas a tomar
conciencia de sí mismas” (p.30). Recordar que”... el sentido de la sociología no es de ser una sociotécnica neutra sino el
de un socioanálisis” (p.31).
Considera esencial analizar las unidades colectivas territoriales que pueden llegar a tener su propia “ psiquis” (p.28).
Después pasa a los tres estudios que llama “experimentales”, vinculados a partir de dos aspectos: la aplicación de los tres
casos a la ciudad de Toulouse, y la existencia de una problemática común en torno a la cuestión de la estructura urbana,
que entiende como la forma del ordenamiento urbano buscado a partir de tres aspectos: la vida en los grandes conjuntos;
la relación barrios-centro; un problema de descentralización de una oficina pública.

El capítulo conclusivo aporta elementos ricos que conviene subrayar aquí:


- “la ciudad moderna está formada por muchos tipos de grupos intermedios entre el individuo y la colectividad urbana. En
el plano urbano, ninguno asume un papel social fundamental”. (257).
- “El ajuste de las partes de la ciudad es su funcionamiento... (pero)... por las dificultades en la circulación de las
informaciones y los hombres, reducen a la ciudad a un funcionamiento grosero y sumario”. (260)
- “Un nivel de orden elevado y un funcionamiento satisfactorio suponen cierta coordinación, vale decir, la diferenciación y
la composición al mismo tiempo” (260).

83
- “El orden y el funcionamiento urbanos exigen una composición homogénea y relaciones orgánicas”. (p.262)
- “La uniformidad y la segregación de las partes configuran factores de regresión del orden urbano y son causas de
tensión social” (p.264). “El ordenamiento urbano se halla frente a una elección decisiva: el orden mecánico del sistema
funcional, integrado por partes simples que cumplen una función única, o el orden orgánico de la totalidad colectiva,
hecho de totalidades colectivas jerarquizadas” (p.264).
- “El mejoramiento de las condiciones de la comunicación en el medio urbano no debe provocar el debilitamiento de la
separación entre vida privada y vida pública....Cuanto más pueda proteger el individuo su propia vida, más podrá entrar
en contactos positivos con los otros”. (p.265).
- “La necesaria reforma de las estructuras del control social urbano y la transformación de las condiciones de integración
colectiva constituyen, entonces, un problema de ordenamiento urbano” (p.266).
- “Una ciudad o una de sus partes sólo tiene funcionalidad y belleza si es íntegra su finalidad colectiva y humana” (p.268).
- “Un ajuste rígido -es decir, de hecho, mecánico- de las diversas partes de la ciudad ofrece grandes peligros en todos los
planos. El verdadero ajuste de los elementos urbanos, exigido por un orden orgánico, es dúctil, plástico y móvil “ (p.269).

Sociologie urbaine, 1968.


Este trabajo retoma parte de la tesis de doctorado de estado de Ledrut. Inicia la primera parte con un capítulo sobre el
desarrollo de la urbanización seguido por el tema del control y de la planificación urbana, para terminar sobre los
problemas de la integración de las colectividades urbanas contemporáneas. hasta aquí no presenta gran diferencia con el
libro del espacio social.
Sin embargo, la segunda parte presenta problemáticas de otro orden, entre otros sobre una definición del espacio social,
y sobre el tema de la cultura urbana.
El espacio social. Relaciona homogeneidad social y forma de organización territorial. Por ello le interesa el fenómeno del
“barrio” que analiza desde la perspectiva de Gurvitch, como un “agrupamiento” con muchas “relaciones a los otros” y una
pluralidad de estos “nosotros” que son las unidades de vecindario (Ledrut, 1968: 118). Importancia de los escritos de la
escuela de Chicago en su definición del barrio. (p.125). Tendencia a la desaparición de la vida de barrio.

84
Existencia de funciones de ciertas partes o sectores de la ciudad, unos ricos en funciones y actividades otros pobres
(recordar Losch). Interés en la estructura de la ciudad, preocupación de Chicago y frente al urbanismo funcionalista que
parece preocuparle mucho.

Urbanismo y cultura. Habla de varios tipos de “personalidades urbanas” citando inclusive a Wirth. (p.185). desaparición
del “gran personaje” con la misma de la ciudad barroca, y reemplazo por el efecto de masificación. reconoce que la ciudad
actual puede ser portadora de cambio y de nuevas formas de vida. Posición optimista: “ La soledad del individuo en la
sociedad de masas puede ser la base de un estilo de vida tan rico como los otros” (p.211). Considera que la posibilidad de
una riqueza de la ciudad se opone a la homogeneidad no “...cortada en zonas monofuncionales” (p.215).
La planificación sólo se puede hacer sobre la base de “...una clara conciencia de los valores dominantes del estilo de vida”
(p.222), haciendo elecciones en relación al futuro global de las ciudades y del tipo humano que en ella se debe
desarrollar, por lo que no puede ser remitida a tecnócratas. “El urbanismo tiende a olvidar demasiado fácilmente que una
ciudad tiende a formar una individualidad colectiva, y entonces que es sujeto tanto como objeto” (p.225).
Una visión socialista termina el libro: “La „revolución urbana‟ no se puede separar en nada de otros procesos
revolucionarios ni de una acción histórica totalizante” (p.229)

2.2. Un pensamiento maduro, De sociólogo a la filósofo social del espacio

Kayser , Blanc, Coornaert, Janne, Remy, 1990


En 1976, Ledrut escribe un libro poco conocido, “L‟espace en question”, subtitulado el nuevo mundo urbano, un verdadero
manual de sociología urbana. “...Análisis de la vida como una cultura, como un todo” (p.50). Reconocimiento del papel de
la ideología en la interacción de las instancias sociológicas, políticas y económicas en la ciudad.
Ledrut maneja también la idea de que la ciudad es un sistema, y que se requiere de un análisis sistémico de la misma.
Pero lo más importante de la obra según Kayser, es que detrás del sociólogo está el filósofo y también el poeta, sobre
base de la afirmación de Ledrut: “La ciudad es un espacio sensible al corazón”. Es preciso hacer la relación entre
esto y la corriente de geografía humanista, entre otros del espacio vivido. Por ende, el verdadero urbanismo con cara

85
humana es de hacer la síntesis entre lo político y lo vivido (Kayser, 1990:51), Ledrut plantea la necesidad de un enfoque
socialista a la ciudad: “La convergencia de estas tres potencias (la técnica, el capital y el Estado) arruinan la ciudad y la
vida” (p.52).
También libro sobre “El poder local” de 1979, también poco conocido. (Blanc, 1990:55). Blanc considera que el libro sobre
el espacio en cuestión ha sido ignorado porque salía de las problemáticas tradicionales de la época y porque Ledrut es un
acérrimo crítico de lo que llamaba “el estructuralo-marxismo”.
Ledrut considera que existen variaciones locales a los comportamientos de los poderes locales, por ejemplo una arqueo-
burguesía como la llama, no tiene forzosamente los mismos rasgos comportamentales que la burguesía o la neo-
burguesía. Analizando tres tipos de burguesías permite entender sus alianzas, conflictos y finalmente la política local.
Una aportación considerable de Ledrut es justamente de reconocer que no existe “monopolville” como la clasifica Castells,
sino sistemas políticos complejos. Analizando solamente el rol de una clase dominante, “...se es más atento al sistema que
a la sociedad...” (Ledrut, 1979: 85).
También en la parte sobre poder local, Ledrut analiza la concertación, no sólo como proceso de aprentizaje a secas, sino
también como aprendizaje de la política, como gestión colectiva de la ciudad.
Concepto del espacio: El espacio para Ledrut es ...” una expresión, es el modo de existencia real de toda estructura ”
(Ledrut, 1976: 13).
“El estallamiento de las ciudades es también la dislocación del pensamiento sobre las ciudades” (Ledrut, 1976: 8), pero de
tal suerte que es también la vida misma que se define a partir del futuro de las ciudades.
La noción de la forma. (Janne, 1990, Remy, 1990). “la forma y el sentido en la sociedad”, Ledrut, 1984. Por la
introducción del pensamiento sobre la forma en sus reflexiones, Ledrut se va al final de su vida a reencontrar la finalidad
misma de la sociología, su objeto central. De paso renueva el pensamiento sobre el espacio.
Ledrut plantea un estatuto de la forma. lo analiza Remy, manejando primero que no se trata de un dualismo entre la
materia y la forma. Considera Ledrut que el concepto de la forma en Simmel es reductora, en una especie de “esbozo”
(épure) de la realidad. Se necesita ir la complejidad. El sentido vivido se expresa a través de las formas. Ledrut se opone
al concepto de forma como “lógica” (Simmel, como “física” (Durkheim) y como “contenedor” (estructuralismo). Hirshhorn,
1990: 186.

86
Impotencia de ver que la forma no se acaba en la materia, pero son determinadas espacialmente y temporalmente y
tienen un sentido para quienes las observan y analizan. Existen varias modalidades de sentidos de la forma: la forma-
esquema objetos productos de la acción social; la forma -cantidad; la forma estética matemática; la forma signo; etc.
La tipología de la forma en Ledrut se organiza en dos etapas (Remy, 1990):
- Afirmación de la exterioridad del objeto con relación al sujeto.
- Implicación sujeto-objeto que compone la interioridad exterioridad.
Para la forma el espacio no es geométrico. No siempre es sustrato material, ni neutro, es un orden de coexistencia, una
realidad de dimensiones múltiples.
La forma es un medio de estructurar nuestras experiencias cotidianas. Sólo hay forma cuando aparece como “..un
verdadero objeto de experiencia..”

Bibliografía de y sobre Ledrut:


Espace et Société: Raymond Ledrut et son oeuvre”, No. 57-58, l‟Harmattan, 1990.
Textos de los diversos autores citados aquí.
“Sociologie urbaine”, PUF, 1968.
“El espacio social de la ciudad” Amorrortu, Bs As, 1974 (original en 1968).
“L‟espace en question”, Anthropos, 1974.
“La forme et le sens dans la société”, Méridiens Klincksieck, Paris, 1984.

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Henri Lefebvre (1901-1991)

Vida y Obra
Consultar Catherine Bernié-Boissard (1994) y Soja (1996)
Henri Lefebvre nació en los Piríneos, es un actor de este siglo en forma integral. Lefebvre cursó la licenciatura en filosofía,
y encuentra a Georges Politzer, Paul Nizan y Norbert Guterman con los cuales funda sucesivamente las revistas
Philosophies, L‟Esprit, y posteriormente, La Revue marxiste. También es chofer de taxis en el París de los años 30‟s,
experiencia que el considera como esencial tanto para su orientación hacia la sociología urbana, como para su interés de
muchos años por la vida cotidiana.
Su descubrimiento de Marx se debe a André Breton en la época (1924) en la que frecuenta los surrealistas. Es miembro
del partido comunista francés del cual será suspendido en 1958. Lefevbre participa activamente al Frente Popular de
1936-38, particularmente con los movimientos juveniles que lo aceptan con facilidad. Lefebvre tendrá obviamente
problemas con el gobierno de Vichy.
Hacia fines de los 50s, Lefebvre abandona la sociología rural y se interesa en lo urbano. Su giro hacia lo urbano parte de
su experiencia en Mourenx, una ciudad nueva alrededor del sitio industrial de Lacq en los Piríneos Atlánticos, una ciudad
nueva. En los 60‟s se vuelve profesor de sociología primero en Estrasburgo luego en Nanterre. En esta universidad
organiza un grupo de sociólogos urbanos, y publica siete libros en siete años a partir de 1968, fecha del movimiento
estudiantil que partirá justamente de Nanterre. También después de 1968 viaja mucho particularmente a América Latina,
donde ayuda a difundir el pensamiento francés sobre los temas urbanos, aunque más específicamente dispensa su propia
visión de lo urbano, ya muy distinta a lo que propagaron los demás miembros de la escuela francesa de sociología urbana.
En 1970 funda junto con Castells, Ledrut, Anatole Kopp y Serge Jonas, la revista Espaces et Sociétés que le dedica
justamente su número 76 en homenaje (“Actualités de Henri Lefebvre”).
La bibliografía de Lefebvre es vasta, cerca de 60 libros y numerosos artículos. Ha sido uno de los pensadores más
prolíficos en el tema urbano, y ha dejado una vasta producción que rebasa estrictamente el campo urbano sino que
introduce nuevos temas en la filosofía, el análisis político y obviamente, la sociología urbana.

88
Obras principales de sociología urbana
De lo rural a lo urbano
Publicado en 1970 en francés y en 1976 por una editorial argentina en español, este libro representa la transición del
pensamiento de Lefebvre desde temas rurales a temas urbanos. El libro se construye por la recopilación de artículos
publicados entre 1949 y 1969. En la introducción reconoce que es hacia 1948 con el CNRS y la influencia de Georges
Gurvitch que le permiten “…el tránsito de la filosofía „pura‟ al estudio de la práctica social y la cotidianeidad…” (HL, 1976:
7).
El centro teórico del libro que articula comunicaciones de diversos momentos de la obra del autor, es “…la relación
„campo-ciudad‟, relación dialéctica, oposición conflictual que tiende a trascenderse cuando en el tejido urbano realizado se
reabsorben el antiguo campo y la antigua ciudad…” (HL, 1976: 15).
En este libro formado por 21 artículos, toca temas centrales de la sociología urbana francesa, como los grandes conjuntos
habitacionales, el „pabellón‟ y el análisis crítico del urbanismo. Sin embargo, algunos elementos centrales que no serán
retomados por otros estudiosos de lo urbano, es el tema del barrio, y de la psico-sociología de la vida cotidiana.
En el artículo “utopía experimental: por un nuevo urbanismo” presenta sus inquietudes frente al urbanismo funcionalista
que priva en la época en la que escribe ese artículo (1961). La reflexión surge a partir de la publicación de un libro sobre
“la nueva ciudad” en Zurich, por discípulos de le Corbusier. Particularmente, pone en evidencia su crítica a las jerarquías
tan estrictas, formadas por núcleos y niveles (HL, 1976: 128). Vale también mencionar una reflexión sobre el tiempo
cuando dice que “…en la sociedad industrial el tiempo cíclico y el tiempo rítmico no ha desaparecido: se subordina a los
tiempos lineales o discontinuos exigidos por las técnicas…” (HL, 1976: 131).
En relación a la vida cotidiana, es interesante notar que su forma de pensar dialéctica, plantea que ésta es a la vez
riqueza y miseria/pobreza. También que es lo mejor y lo peor. Vale señalar que para el autor “…en la cotidianeidad,
afrontamos en el corazón de nuestra vida lo que los enormes medios de la técnica moderna no logran dominar, y que
quizás no llegan a dominar si no es destruyéndolo: espontaneidad, ritmos fisiológicos, cuestiones de salud y vitalidad;
léase pasiones y resurgimientos de nuestras esperanzas ilimitadas…” (HL, 1976: 87). Lefebvre reflexiona en forma
temprana sobre la semántica de los objetos, como sistema de significados, temas retomados posteriormente por
Baudrillard, por ejemplo. Vale la pena mencionar que las referencias a lo cotidiano que surgen en este autor, tendrán una
profunda influencia en la formación del pensamiento de la ultraizquierda francesa (recuperación a la cual se opone

89
Lefebvre), particularmente en Guy Debord cuando escribe “la sociedad del espectáculo” (1967) y en el pensamiento
maoísta de la época alrededor de 1968.
“El derecho a la ciudad” y “Espacio y política (el derecho a la ciudad II”)
Escritos en 1968 y 1972 respectivamente, estos son dos libros fundamentales de Lefebvre que tuvieron una gran
influencia en América latina.
En el primer libro, Lefebvre hace una defensa del papel de la filosofía respecto al conocimiento de la ciudad, demostrando
que si bien se puede hacer una fenomenología y una análisis semiológico de la ciudad, sólo la filosofía puede rendir
cuenta de la totalidad, “..la búsqueda de una concepción o una visión global…” (HL, 1968: 41). Por ello se enfrenta con la
tendencia de las ciencias parcelarias que fragmentan la realidad urbana (HL, 1968: 43-50).
Demuestra que la especificidad de la ciudad es de ser a la vez, obra (lo que retomará después en la producción del
espacio), pero también mediación entre el orden cercano y el orden lejano (HL, 1968: 52). También introduce la
diferencia entre lo urbano y la ciudad, siendo esta última “..realidad presente, inmediata, hecho dado práctico-sensible,
arquitectónica y por otra parte, lo urbano, realidad social compuesta de relaciones por concebir, por construir o
reconstruir por el pensamiento …” (HL, 1968: 56), sin embargo el autor plantea que puede ser peligroso de distinguir los
dos si se considera que lo urbano no tiene base física-espacial, lo que para él no es cierto.
Finalmente, quiero mencionar el último texto de este libro “tesis sobre la ciudad lo urbano y el urbanismo” ya que Castells
a su turno retomará esta forma de escribir al final de la “cuestión urbana”.
HL plantea que dos grupos de cuestiones opacaron los problemas de la ciudad: por una parte el hábitat, por la otra la
organización industrial y la planeación global. En otros términos, estos dos problemas opacaron la tendencia a un estallido
de la morfología tradicional de las ciudades, mientras se prosigue con la tendencia a la urbanización de las sociedades
modernas.
HL menciona que “el desarrollo de la sociedad sólo se puede concebir en la vida urbana, en la realización de la sociedad
urbana…” (HL; 1968: 159). Asimismo, la planificación global del estado o la intervención de las empresas no bastan, sino
que se requiere de una planificación orientada a las necesidades sociales, las de la sociedad urbana. Frente a la
segregación de las clases trabajadoras, a un hábitat distinto de los obreros observables en el espacio mismo, se plantea la
necesidad de un derecho nuevo, el derecho a la ciudad (relación con Chombart). Se requiere que los habitantes de la
ciudad se puedan apropiar el valor de uso de la obra, de los objetos urbanos, lo que llama no sólo a cambios económicos

90
y estructurales sino también a cambios políticos que el llama revolución, sino también a una “revolución cultural
permanente”. Clara es aquí la relación con la ultraizquierda.
En el segundo tomo, donde anuncia ya la publicación de la “producción del espacio” que saldrá unos años después. Inicia
con una proclama antifuncionalista: “el hecho de vivir no se reduce a una función asignable y localizable, el hábitat…” (HL,
1972: 9).
Uno de los temas que analiza es “el espacio”. Maneja una diferencia muy interesante que será retomada posteriormente
en los 80s, es la del espacio mental (percibido, concebido, representado) y del espacio social (construido, producido,
proyectado, por tanto, el espacio urbano por excelencia) (HL, 19723: 26).
Pero la componente esencial de este libro es la propuesta de una economía política del espacio, en el cual reflexiona sobre
los conceptos fundamentales de la economía política y los aplica al estudio de lo urbano y de la ciudad. Si bien este
artículo consideramos que tendrá una influencia considerable sobre la escuela marxista de sociología urbana, no deja de
ser reduccionista o parcial, muy distinto a la obra total de HL. Queda claro que este trabajo es una reflexión en la cual
trata de reinterpretar conceptos fundamentales de Marx y aplicarlos al estudio de lo urbano.
Finalmente, vale notar que es uno de los pocos libros que se interesa a la burguesía en la ciudad, tema poco trabajado en
la sociología urbana.

El pensamiento marxista y la ciudad (1972)


Obviamente va ligado con el último artículo que mencionábamos anteriormente. En este libro traducido en español cerca
de 1976, Lefebvre nos presenta una revisión de la obra de Marx y Engels desde la perspectiva del estudio de la ciudad.
Libro de considerable importancia para la sociología urbana marxista, si bien no aporta nada nuevo desde una perspectiva
conceptual, no deja de haber sido muy utilizado por los estudiosos de lo urbano por su capacidad de sintetizar y ubicar
temas esenciales en las obras de los padres fundadores del marxismo, sino tener que recurrir a los textos originales. En
cierto sentido, y respectando la diferencia de enfoques y calidad, se asemeja al libro de Martha Harnecker como vulgata
orientada a la docencia.
Dos observaciones extraidas de las conclusiones: HL anota que tanto la marxología no tiene sentido, pero también que
existen fuertes controversias sobre el pensamiento de Marx, motivo por el cual es urgente revisar los conceptos antes de
aplicarlos. Demuestra también que las contradicciones se extienden por la prodigiosa expansión de las fuerzas productivas

91
durante la modernidad, mismas que se dan como urbanización general de la sociedad, “…un aspecto de esta colosal
expansión…” (HL, 1972b: 152).
La producción del espacio (1974)
Finalmente, analizaremos el libro de más impacto de HL, posiblemente el más elaborado en cuestiones urbanas y
seguramente el que más impacto ha tenido en los últimos años, mientras que los demás no se reconocen como tan
actuales: la producción del espacio. Vale la pena rescatar, para los mexicanos, que inicia el libro con un fragmento de
Octavio Paz. El primer capítulo, el destino del libro ocupa por sí sólo 81 páginas, demostrando así la relevancia que tiene
este libro en la obra „urbana‟ de HL.
En relación al método de la escritura, vale la pena recalcar que Hl procede por notas, posiblemente por fichas de las
cuales guarda la enumeración en el texto. Dicho procedimiento se ha presentado en obras anteriores y es una
característica de la forma de escribir de este autor. Refleja también una manera de hilar las reflexiones, de llevar al lector
de una idea a la siguiente. Regresaremos posteriormente sobre el tema de la metodología de HL que ha sido analizado
por otros autores.
Un punto central es el llamado a una teoría unitaria sobre el espacio, y no la fragmentación de las ciencias que el llama
parcelarías desde libros anteriores. En el segundo capítulo se propone la definición del espacio social. Reflexión compleja
no siempre siguiendo un modelo lineal, este capítulo aborda el espacio social como producto de una producción social, no
resumible a la componente material sino producción en el sentido amplio. HL considera que el concepto mismo de espacio
social “…se introduce en el seno del concepto de producción e inclusive lo invade; se vuelve su contenido, quizás
esencial…” (HL, 1974: 102-103).
Vale señalar también que considera HL que no hay un espacio social sino una multiplicidad de los mismos, inclusive que
“…lo mundial no elimina (abolir) lo local” (HL, 1974: 103).
Posteriormente, en el tercer capítulo se interesa a la arquitectónica espacial, o como se construye el espacio. Reflexiona
sobre el hecho de que los seres y los objetos son a su vez espacio y se insertan en el espacio. Inclusive “…el tiempo se
discierne pero no se desprende del espacio…” (HL, 1974: 204) y “…lo anterior en el espacio sigue siendo el soporte de lo
que sigue…” (HL, 1974: 265).
En los capítulos siguientes, analizará del espacio absoluto al espacio abstracto, el espacio contradictorio y el espacio
diferencial. Los cuatro conceptos de espacio han sido sintetizado así por Michael Dear (1994: 33-34):

92
 Un espacio absoluto, esencialmente natural hasta que se coloniza y transforma en un espacio relativizado e
histórico.
 - Un espacio abstracto asociable al espacio de acumulación, donde producción y reproducción son separados y
el espacio mantiene una función instrumental.
 El espacio contradictorio, por las contradicciones del espacio abstracto, se desintegra el viejo espacio y produce
uno nuevo como respuesta.
 El espacio diferencial es el mosaico diferencial que resulta de lo anterior y se integra a partir de lugares
diferentes.
Nos remitiremos ahora a algunas reflexiones finales tomadas de “aperturas y conclusiones” que sintetizan algunos
aspectos de un libro sumamente complejo y difícil de aprehender a la primera lectura.
- Una primera observación de HL, es que “…las relaciones sociales, abstracciones concretas, sólo tienen existencia real
en y por el espacio” (HL, 1974: 465).
 Requerimos de un conocimiento a la vez descriptivo, analítico y global, sería un “espacio-análisis” o una “espacio-
logía”, cuyo conocimiento no se centra en el espacio sino sobre la producción del espacio.
 - Estamos viviendo una época de transición en el cual vamos también del espacio naturaleza al espacio producido, al
espacio obra.
 - “El espacio se vuelve la apuesta principal de las luchas y de las acciones tendientes a un objetivo.
 - El espacio tiene una importancia creciente en las sociedades modernas.
 - No solamente debe distinguirse entre lo micro y lo macro, sino entre lo infra y lo supra, entre lo más abajo y más
allá. Más abajo de lo cotidiano, en las necesidades viven segmentos importantes de la población por ejemplo.
 - La prueba del espacio es que sólo se puede constituir un grupo en clase o fracción de clase si engendra el espacio,
sino “…las ideas, las representaciones y valores que no llegan a inscribirse en el espacio engendrando (produciendo)
una morfología apropiada se diseca en signos, se resuelven en relatos abstractos, se cambian en fantasmas “ (HL,
1974: 478).

93
 Las fronteras sobre las cuales se libran los combates sociales, no pueden delimitarse a una dualidad entre clase
dominante y clase dominada. Necesidad de un “contra-plan” de los grupos dominados.
Finalmente, vale la pena recalcar la observación de Soja (1994: 8-9) que afirma que tuvo la impresión de que HL no siguió
su propio plan enunciado en el capítulo I de la producción del espacio, al leer el libro por primera vez en 1974. Soja
menciona que finalmente “…este texto debe ser leído como una fuga polifónica que introduce sus notas básicas en forma
clara al inicio y posteriormente e intencionalmente las cambia en variaciones de contrapunto que toman formas y
armonías radicalmente diferentes “ (Soja, 1994:9).

Anotaciones generales sobre la obra de Lefebvre


 Obra como filosofía de la modernidad y sociología de lo cotidiano (Bernié, 1994). Dificultad de aprehender su obra por
su carácter altamente filosófico en algunas partes, particularmente la producción del espacio y el sentido mismo que le
da al espacio.
 Papel esencial de lo cotidiano en su obra, a través de varias décadas. Fuerte oposición de lo anterior a la forma de
trabajar de los marxistas posteriores más imbuidos de economía política que de sociología.
 Relación de su obra con la de los otros sociólogos importantes de su época, y con los clásicos, entre otros por el hecho
de que se interesa a la transformación de las ciudades tradicionales por los embates de la modernidad.
 Lefebvre se inscribe como filósofo y sociólogo de la “urbanité” en el sentido que piensa la ciudad en un sentido nuevo,
contra las tradiciones antiurbanas del pasado y contra la contradicción misma entre la civitas clásica y la nueva forma
de urbanización en las periferias. De esta forma ayuda a la consolidación de una sociología urbana como un campo
propio, lo que abre camino a otros estudiosos de la escuela francesa y del resto del mundo.
 Lefebvre plantea un método regresivo-progresivo: el enfoque parte de tres dimensiones, la complejidad, la
temporalidad y la polisemia disciplinaria (Bernié-Boissard, 1994: 25). El procedimiento consiste en varios momentos:
 descriptivo: observación pero sobre base de la experiencia y de una teoría general. Prudencia con las técnicas
de encuesta.
 analítico-regresivo: análisis de la realidad descrita pero fechando los temas.

94
 histórico -genético: estudio de las modificaciones en las estructuras, es entonces un esfuerzo para regresar a lo
actual pero elucidado, entendido, explicado.
 Lefebvre usa un marxismo no dogmático, más “sutil” como lo menciona Dear (1994: 34), sin posición hegemónica, lo
que le confiere un carácter posmoderno “avant la lettre”. También se ha mostrado crítico al respecto de las ciencias
parcelarias como las llama. Es un posmoderno latente (ídem: 35).
 A su turno, Hamel y Poitras (1994) consideran que el hecho de traer nuevamente el espacio al centro del interés de las
ciencias sociales, es una características posmodernas de HL, así como sus referencias a la teatralización del espacio
(relación con la sociología de Goffman), su erotización; además mencionan los autores, Hl no cree en una teoría
totalizante de la ciudad, y piensa que las formas que toma la ciudad son múltiples (el concepto de diferencia en las
corrientes posmodernas).
 Vale la pena destacar que HL no privilegia una escala de análisis sobre otra: demuestra la importancia de lo macro
como de lo micro, ya que su interés en la vida cotidiana es permanente en su obra.
 Por otra parte, HL nunca disocia tres elementos que Soja (1996) llamará la trialéctica que se encuentra bajo dos
formas por lo demás complementarias en la obra de HL: la primera se refiere a la presencia simultánea del espacio, el
tiempo y lo social. Por otra parte, Soja considera que la trialéctica de la espacialidad se ubica en la presencia de:
 el espacio percibido de la práctica espacial materializada.
 el espacio concebido o representación del espacio.
 los espacios vividos de la representación.
De allá el nombre del libro Third Space que eligió Soja en homenaje a HL. Según Soja, HL descontruye la lógica binaria
del pensamiento tradicional sobre el espacio, y introduce así en su espaciología, una suerte de trialéctica de la
espacialidad, una de las mayores claves de su obra.
Carácter muy personal de la obra de Lefebvre, lejos de las “capillas” del mundo académico francés y muy imbuido de una
relación muy dialéctica entre la periferia de la cual proviene y de París, su ciudad preferida. HL se ubica en una posición
de metafilosofía que supera la filosofía tradicional, pero también abre paso a lo micro a lo cotidiano tan temprano como
1947 cuando escribe su libro sobre la vida cotidiana.

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- Garnier (1994: 131-133) demuestra que Lefebvre ha sido rebasado por el cambio en las ciudades, y en particular por el
modo de vida en la ciudad, lo que enuncia en un artículo de Le Monde Diplomatique de 1989: de hecho Lefebvre fue
recuperado por la extrema izquierda, despreciado por la corriente estructuralo-marxista y finalmente, recuperado a su
derecha tanto por la política de Giscard como por la izquierda francesa cuando tomó el poder, usando como consignas sus
propuestas de corte revolucionario sobre la recuperación de la ciudad y el derecho a la ciudad.

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Los situacionistas y la ciudad

1. El movimiento situacionista, nacimiento y desarrollo

Al final de la segunda guerra mundial, diversos jóvenes expresan su descontento en contra del arte tradicional y de las
condiciones de vida que se perfilan ya. Sus intervenciones en contra de ciertas representaciones artísticas, su
comportamiento personal en la vida cotidiana, marcan un rechazo a una sociedad de la cual perciben ya la gran
contradicción, de la misma forma que los jóvenes que posteriormente se llamarán “Beatniks” en los Estados Unidos,
emprenden una verdadera cruzada personal y consistente en contra del sistema americano.
Entre ellos Jean-Isidore Goldstein, conocido como Isidore Isou, Gabriel Pomerand, y posteriormente, Guy Debord, joven
nacido en Niza, serán las primeras figuras de un movimiento que tendrá eco hasta en la actualidad.
Un primer grupo se conoció como los Letristas, por su interés en desintegrar concreta y prácticamente las voces, hasta la
letra. El cine será una de sus principales formas de expresión, rompiendo con las normas y reglas de la cinematografía
tradicional. En noviembre 1952, tensiones entre los miembros de la tendencia letrista, generaron una secesión, y la
creación de la Internacional Letrista, en torno a Debord. Se crea así una verdadera tribu, que trabaja, bebe, y convive en
lo cotidiana, y emprende interminables discusiones sobre el arte y la política (Mollet, 2004: 17-19).
Esta verdadera “tribu de marginales” como la califica Mollet (2004: 19) tenía grandes proyectos para construir una nueva
civilización. Los nuevos proyectos provendrán, entre otros, de la “deriva”, de los experimentos psicogeográficos y de los
desvíos (détournement) que definiremos en el inciso siguiente.
El carácter “jusqu‟auboutiste” (de terquedad hasta llegar a sus fines) que unos autores prestan a los franceses (Nadeau y
Barlow), se aplica claramente a Debord que se pasará la vida acopiando nuevas solidaridades pero simultáneamente,
excluyendo los miembros de su tribu, de tal suerte que la IL y más tarde la Internacional Situacionista, siempre se verán
como un grupo fluctuante, de pocos miembros oficializados, muchos simpatizantes, y no pocos excluidos, inclusive figuras
preeminentes, como el belga Raoul Vaneigem.

97
En 1954, la IL creó una revista Potlach, nombre dado al don entre las tribus amerindias, lo que le dará cierto
reconocimiento. En 1954 también los miembros de la IL se asocian con los surrealistas, pero rápidamente la ruptura se
marcará por las críticas feroces que proferirán en contra de André Breton.
Los miembros de la IL tomarán posiciones políticas claras, entre otros contra la guerra de Argel y el colonialismo, y en
1957, nace la Internacional Situacionista, como fusión de un grupo de artistas en torno a un proyecto de Frente
Revolucionario de la Cultura, la IS rebasando las perspectivas artísticas para volverse más radical en el campo político.
Durará hasta 1972.
Oponiendo al funcionalismo en el arte, pero también a éste como ideología central de los proyectos urbanos de la época,
los miembros de la IS se plantean en posiciones “imaginistas” que integran ideas revolucionarias sobre el arte, la
arquitectura y el urbanismo, entre las cuales la idea de Jacques Fillon de integrar sonidos en las construcciones,
determinante una plástica sonora que se identificará con el ambiente (Mollet, 2004: 31).
La creación de la IS se hará el 28 de julio 1957, entre otros con la participación de Ralph Rumney del Comité
psicogeográfico de Londres, que posteriormente será excluido (¡uno más!) por Debord de la IS.
Los numerosos escritos de sus miembros, entre los cuales destaca obviamente Debord pero también Asger Jorn que
tendrá un papel destacada en las propuestas sobre la ciudad, dará al grupo fluctuante de la IS una visibilidad creciente,
que los acercará, sin siempre coincidir plenamente, con grupos radicales como los trostkistas, los fundadores de
Socialismo o Barbarie, como Castoriadis, o los anarquistas. Y ello a escala internacional, pero sin que se de realmente una
fusión o manifiestos comunes, por ejemplo.
Los lemas de la IS, como “nunca trabajes” – “Abolición del trabajo alienado” entre otros, y algunos escritos como la
Sociedad del Espectáculo de Debord, y las obras de Vaneigem, tuvieron una influencia muy fuerte sobre los inicios del
movimiento del 68 en Francia, pero también llevaron a que la bandera situacionista fuera retomada por numerosos
personas y grupúsculos, lo que molestó profundamente a Debord, que sintió que la radicalidad de sus propuestas y en
parte el control que lograba ejercer sobre sus tropas, generando adhesiones y exclusiones permanentes como ya se
mencionó, se estaban disolviendo. La IS decidió disolverse en 1972, pero dejó huellas muy fuertes tanto en lo político
como en las concepciones radicales sobre el arte, que todavía perduran hasta hoy.

98
2. La ciudad y la vida cotidiana

La lectura de Henri Lefebvre tuvo una influencia evidente sobre el análisis de la vida cotidiana realizada por Debord y su
compañera Michelle Bernstein (ver infra). En particular, compartían con ese autor su visión pesimista de la vida cotidiana,
y consideraban que “...la vida cotidiana, vuelta poesía vivida, descansaría en adelante, sobre una sucesión ininterrumpida
de situaciones, dicho de otra manera, de momentos construidos de la vida, de los cuales solo se percibe, en esa época,
que algunos –vagos- contornos por medio de un conjunto de comportamientos experimentales como la deriva o las
búsquedas psicogeográficas referidas ala arquitectura y el urbanismo” (Mollet, 2004: 36).
A continuación, definiremos algunas voces centrales de las propuestas analíticas de los situacionistas, que están, además,
en plena consonancia con los intereses que muestran sobre lo urbano:
Deriva: Modo de comportamiento experimental ligado a las condiciones de la sociedad urbana: técnica de paso rápido a
través de ambientes variados. El concepto de deriva está indisolublemente ligado al reconocimiento de efectos de
naturaleza psicogeográficos y a la afirmación de un comportamiento lúdico-constructivo, lo que lo opone en todos los
aspectos a las nociones clásicas de viaje o de paseo” (Debord “Teoría de la deriva” publicado en la revista belga “ Les
lèvres nues”, No9, 1959, citado por Paquot, 2001: 53).
Situación: momento de la vida, concretamente y deliberadamente construido por la organización colectiva de un ambiente
unitario y de un juego de eventos.
Psicogeografía: estudio de los efectos precisos del medio geográfico concientemente ordenado o no, actuando sobre el
comportamiento afectivo de los individuos.
Desvío: se usa como abreviación de “desvío de elementos estéticos prefabricados”. Integración de producción actual o
pasada de las artes en una construcción superior del medio.
Cultura: reflejo y prefiguración en cada momento histórico, de las posibilidades de organización de la vida cotidiana;
complejo de la estética, de los sentimientos y las actitudes morales, por el cual una colectividad reacciona con relación al
a vida que le es objetivamente atribuida por su economía.

99
3. Las referencias sociológicas y geográficas de los situacionistas

En 1958 se da el primer encuentro de Guy Debord y Henri Lefebvre; todo parecía ir bien (Paquot, 2001: 53), esta
influencia de HL sobre los situacionistas es evidente, porque la crítica de la vida cotidiana del primero hace denuncias
similares a las que retomará posteriormente GD en la sociedad del espectáculo: particularmente, HL plantea la idea de
una “sociedad burocrática de consumo dirigido” que será retomada por GD en la obra mencionada.
La paranoia de GD lo hace acusar a HL de plagio en 1963, por haber retomado unas ideas del primero sobre la Comuna
de París como fiesta. Vale la pena notar la diferencia de edad entre HL de más de 60 y los letristas y situacionistas en sus
treinta, que lo ven en buena medida como padre y mentor.
La relación de GD con el trabajo de Chombart de Lauwe es de otra naturaleza: estamos acá frente a un sociólogo que
trabaja claramente con el Estado, interesado que es en los temas de ordenamiento, fotografía aérea, etc.
En este caso, como lo señala Vidler (2006) estamos claramente frente a un caso de rechazo de las propuestas de este
autor, asimilado, como Le Corbusier, a la corriente funcionalista. Sin embargo, señala Vidler, evidenciar estas oposiciones,
es disimular, quizás involuntariamente, el hecho de que su llamado a un nuevo urbanismo (“el urbanismo unitario”)
retoma mucho de estas propuestas funcionalistas, y subraya en ocasiones, el mismo interés por ciertos aspectos de la
técnica urbanística, como es el uso de las fotografías aéreas (Vidler, 2006: 13-14).
Inclusive, subraya el autor, Debord retoma pasajes del libro de Géographie générale de Albert Demangeon y André
Meynier que se usa en las clases de sexta, en un collage radiofónico, donde realiza un “desvío” (“détournement”) de citas
del libro, intercaladas con otras reflexiones críticas. Entre esas citas, encontramos algunas que expresan el racismo
colonialista de los geógrafos clásicos de la época (Vidler, 2006: 14-15). Según el autor, bajo este desvío y la ironía
evidente de la acción, un “...afecto profundo sino una nostalgia, no solo hacia un pasado más inocente, sino también por
la naturaleza aparentemente estable y heroica del pasado en su dimensión mítica” (Vidler, 2006: 16).
Otra relación de Debord con las ciencias sociales y en este caso particular con la geografía, es su interés por los mapas: la
famosa Carte du Tendre (Mapa de la Ternura) de la Srita. de Scudery, donde se representa las diversas formas de
relaciones afectivas, a través de un mapa donde diversos estados afectivos se relacionan entre sí a través de caminos,
siguiendo además una representación cartográfica tradicional del siglo XVII, ha impresionado mucho Debord, lo que es
entendible porque su forma de concebir la “deriva urbana” se sustenta en una psicogeografía, donde las sensaciones y

100
percepciones son esenciales, y por ende, la cartografía de los recorridos urbanos son asimilables a los caminos trazados
en el mencionado mapa mítico (Vidler, 2006: 20 -22). Joan deJean, habla mismo de una “topografía emocional” (Joan
deJean, 1987).
Debord retoma este tipo de propuestas en los mapas-collage que realiza en su psicogeografía de París, usando pedazos
de fotografía aérea (es decir siguiendo las convenciones de representaciones de su época, en la misma forma de de
Scudery siguió la de las suyas). Chombart de Lauwe afirmó en efecto, que “la visión aérea del mundo es la visión de la
modernidad” (Chombart de Lauwe, 1948, citado por Vidler, 2006: 25). Otra vez, ese uso de la fotografía aérea es una
suerte de détournement de materiales funcionalistas.

4. Las propuestas situacionistas del urbanismo unitario

Las propuestas de los situacionistas se orientan a reformar radicalmente, o más bien a revolucionar la vida cotidiana.
Quizás la dimensión más patética de la misma, son las condiciones de vida en el urbanismo funcional, cuyo auge después
de la segunda posguerra, es la muestra de una creciente influencia del Estado en la vida cotidiana, imponiendo patrones
funcionalistas sustentados por autores como le Corbusier.
El modelo funcionalista privilegia los grandes conjuntos habitacionales que serán fuertemente criticados por las ciencias
sociales a partir de los sesenta y más en los setenta, con la corriente marxista estructuralista en los estudios urbanos, y
particularmente en la sociología urbana. Sin embargo, autores como Chombart de Lauwe, que fue muy criticado por los
situacionistas, ya había apuntado la miseria de la vida cotidiana en esos conjuntos. Para muchos de sus habitantes, como
lo señala Paquot (2001: 52) el paso por el departamento en las torres multifamiliares, era visto como una situación
transitoria hacia la posibilidad de adquirir su vivienda individual soñada (el “pabellón suburbano”).
En 1953, a los 19 años, Ivan Chtcheglov, escribe un texto llamado “Formulario para un urbanismo unitario”, luego
modificado y republicado como Manifiesto por la IS en 1958, bajo el seudónimo de Gilles Ivain.
Según Sadler (1999) los mapas situacionistas exploran las tres reglas o órdenes de hechos que había indicado Reclus en
la introducción del Hombre y la Tierra: la luche de clases, la búsqueda del equilibrio y la decisión soberana del individuo”
(Sadler, 1999: 92). La deriva, para los situacionistas, es una forma diferente de apropiarse de la ciudad, porque no se
produce ni se consume, pero tampoco se usa la ciudad como lo hacen los turistas, que Debord desprecia radicalmente.

101
La nueva ciudad, según el manifiesto para un urbanismo unitario, sería justamente unitaria por varios aspectos: como
proyecto social, como intento de imponer una lógica de enriquecimiento de la vida cotidiana urbana, en contra de la lucha
por el espacio propia del capitalismo; también como proyecto artístico colectivo, una construcción de la ciudad por su
propia sociedad; el urbanismo unitario tendrá como designio, el de “lograr la orquestación” de las diversas unidades de
ambiente de la ciudad” (Sadler, 1999: 119).
El propósito situacionista no es de crear una ciudad modelo como la de Le Corbusier, sino de juntar, dentro de un
proyecto colectivo, un desorden, un caos de situaciones, de ambientes, unificados a través del proyecto social, pero
recorridas mediante la deriva, lo que garantiza la riqueza de la vida cotidiana.
Constant Niewenhuis se asocia con la IS planteando su proyecto de la Nueva Babilonia porque pensaba que la nueva
ciudad requería de una ciudad construida de cero, cosa que no concordaba con las ideas de Debord, convencido de
recuperar la ciudad tradicional. Constant, basándose sobre los planteamientos situacionistas, trató de dar vida a un
proyecto plenamente arquitectónico y urbanístico presentado bajo la forma de maquetas fuertemente esquemáticas más
que detalladas, y las primeras maquetas fueron exhibidas en 1959, marcando el paso hacia un boom de diseño
experimental en los cuales encontramos personas como Yona Friedmann, el grupo Archigram, (véase Sadler, 1999: 117-
155, para detalles y representaciones de algunas propuestas).

5. Proyectos nuevos, derivaciones, perspectivas

A partir de 1972, las voces directas de los situacionistas se fueron perdiendo voluntariamente, sin impedir que su
audiencia se siguiera manifestando, en el arte, en la música, y en ciertos movimientos como el hippie. Ciertamente,
Debord había rechazado ciertas relaciones, entre las cuales con los Beatniks americanos, pero también con Murray
Bookchin, la gran voz de anarquismo americano favorable a la ecología y al poder local.
Es entonces en otro tipo de movimiento que debe buscarse su influencia, como en el Punk, en la música de Sex Pistols, y
de otros grupos, que se reivindican quizás no directamente de los textos de la IS pero sí comparten sus ideas, sus formas
de criticar al mundo del espectáculo, entre otros.
Hoy, todo parece indicar que la ampliación de la sociedad del espectáculo, hecha posible por la extensión de las
tecnologías, propicia nuevamente una recrudescencia de las críticas a la sociedad capitalista, en la línea de las que en su

102
tiempo formuló la IS: la ciudad misma, ciudad espectáculo pero también ciudad dominada por el miedo y la represión, no
parecería haber evolucionado sino negativamente dando la razón a las críticas y propuestas mismas de los situacionistas,
que, en buena medida, pudieran ser retomadas por aquellos sociólogos como Michel Maffesoli que muestra cierta herencia
situacionista, o por los geógrafos humanistas que proclaman la importancia de la dimensión sensible y cualitativa de la
vida cotidiana, para la cual una reforma de fondo es esencial.

Bibliografía

Debord, Guy, 1992 [1988], Commentaires sur la société du spectacle, París : Folio Gallimard.
Debord, Guy, 1995 [1967], La sociedad del espectáculo, Buenos Aires: Editorial La Marca.
Le magazine Littéraire, « Guy Debord et l‟aventure situationniste » N° 399, junio 2001.
McDonough, Thomas F., 1994, « Situationist Space »¸en October, invierno, Vol.67, pp. 58-77.
Paquot, Thierry, 2001, “Une critique de l‟urbanisme moderne” en Le magazine Littéraire, « Guy Debord et l‟aventure
situationniste » N° 399, junio, pp. 51-55.
Sadler, Simon, 1999, The situationist City, Boston MIT Press.
Swyngedouw, Erik, 2002, ”The Strange Respectability of the Situationist City in the Society of Spectacle”, International
Journal of Urban and Regional Research, vol. 26.1, marzo, pp. 153-165.
Vidler, Anthony, 2006,” Terres inconnues: Cartographies of a Landscape to be invented” en October, Vol. 115, invierno,
pp. 13-30.
Violeau, Jean-Louis, 1998, Situations construites, París : Sens&Tonka
Wollen, Peter, 2003, Los situacionistas y la arquitectura”, en New Left Review en español, N°8, pp. 138-152.

103
Castells y la Escuela Estructuralo-Marxista

Quizás la característica principal de la escuela que llamamos estructuralo-marxista en la sociología urbana francesa, es la
falta de referencia a los padres fundadores de la sociología urbana, inclusive francesa, su a-historicidad sociológica y su
materialización del espacio a ultranza.
Castells, catalán nacido en 1940, estudió el doctorado en sociología con Touraine, iniciando su trabajo intelectual en la
línea del análisis de la sociología industrial y de la localización de las empresas. Tempranamente se ubica en la sociología
urbana, quizás en cierta forma para disociarse de un patrón tan fuerte como Touraine con el cual hubiera posiblemente
quedado en la sombra. El trabajo de Castells está también marcado por el renovado interés por el estudio del
materialismo histórico y un regreso a la lectura directa de Marx, situación que no se presenta en la obra de Touraine.
Su primer artículo esencial en la línea urbana es aquel intitulado “¿Hay una sociología urbana?” donde emprende una
crítica devastadora a la sociología urbana y particularmente a la corriente culturalista. El eco que recibió de las jóvenes
generaciones lo impulsó en reunir sus primeros escritos en un libro faro por su época “La cuestión urbana”.
Inicia su trabajo por una revisión histórica analítica del proceso de urbanización en el mundo, pero introduce un elemento
que será clave de éxito: una propuesta de análisis sobre la urbanización y la dependencia en América Latina, que se
volverá una de sus llaves de penetración en el “mercado” sociológico latinoamericano. Si la cuestión urbana surge en
francés en 1972, el año siguiente el libro “Imperialismo y urbanización en América latina” abrirá aun más la puerta a esta
reflexión. (ver después nuestra presentación de la sociología urbana latinoamericana). Este libro es también el resultado
de su pasaje anterior a la cuestión urbana, por la Flacso y el CIDU de Santiago de Chile.
También es notorio el papel que tendrá el libro LCU sobre la difusión de la obra de Lefebvre: Castells, joven lobo de
dientes afilados, considera a HL como un utopista-libertario e inclusive menciona que las primeras críticas que se pueden
hacer a su obra, pueden repetir las que hizo Marx a los anarquistas (Proudhon en la miseria de la filosofía y Bakunin en
diversos textos). Inclusive, Castells refuta que la cotidianeidad pueda ser no fuente de contradicciones, ni que la lucha
pueda ser otra que política. Este ajuste de cuentas de Castells es propio de la forma de avanzar de la sociología marxista,
empezando siempre por “purgas” ideológicas al estilo de la GPU, para después “construir” su propia visión de las cosas.
Similar actitud se verá en la sociología latinoamericana, que se construirá sobre purgas similares (en Pradilla, por
ejemplo).

104
Posteriormente, definirá su posición respecto de la estructura urbana, tema que analizará Pradilla en forma crítica, y
pasará a los temas de la política urbana, de la planificación y de los movimientos urbanos. Este último tema, será objeto
de un libro específico en Siglo XXI que tendrá una influencia decisiva en los estudios en Latinoamérica.
Vale la pena mencionar que Castells hace uso de muchos de sus trabajos anteriores que carecen de originalidad, para
engrosar su libro LCU con trabajos de corte empírico: es evidente la intención de demostrar calidad y análisis científicos.
Dicha situación, sin embargo, no será motivo de engaño por quienes se ubican en las líneas clásicas de análisis de lo
urbano, que siempre considerarán a este libro como más ideológico que “científico”.
Las tesis exploratorias que vienen al final del libro se presentan como el resultado de un “trabajo teórico” (MC, 1972:440),
pero aun al estado de tesis y de de hallazgos determinantes.
Castells recalca el carácter ideológico de los demás, en su análisis de la cuestión urbana, tanto por el lado cultural como
por la naturalización de las contradicciones sociales. Vale la pena mencionar que Castells tiene finalmente una definición
muy floja del espacio: afirma, por ejemplo, que se debe analizar el espacio económico, político jurídico, ideológico pero
especificando de manera precisa estas categorías con relación al campo específico (MC, 1972: 442). ¿Entonces son varios
espacios?
Con respecto al campo teórico de la intervención del Estado Castells, propone de nombrarlo la “planificación urbana”
mientras que la articulación del Estado con la lucha política de clases, la intitula “movimientos sociales urbanos”. Las
contradicciones sociales urbanas son entonces pluriclasistas y estructuralmente secundarias porque no ponen en juego lo
fundamental que son las leyes de la producción (MC, 1972: 444).
Finalmente, vale recalcar la importancia de lo estructural en el análisis castelliano, propio de la época.
Si bien la cuestión urbana y sus secuelas han sido los textos fundamentales de la aportación de Castells al estudio de la
ciudad, posteriormente se lanzará en otros temas, como la centralización y la descentralización, el poder local ambos
influidos por sus nexos latinoamericanos, mientras que sus temas recientes lo han alejado de la sociología urbana como
tal, llevándolo a la cuestión de la tecnología, la ciudad informacional y las tecnópolis.
Vale la pena señalar que Castells en este sentido, ha seguido la corriente de los temas “portadores” de su época,
buscando sin cesar la innovación temática que garantiza la posición intelectual en la “crema y nata internacional”. Dicha
postura refleja también la pérdida de fuerza del marxismo estructuralista y del marxismo en general en los ochenta, que

105
ha obligado a algunos autores a recentrarse, otros a perder pié (el suicidio de Poulantzas por ejemplo) y otros a
encerrarse en un marxismo trasnochado (Lojkine por ejemplo).
Los demás autores de la sociología urbana francesa, analizaron diversos temas centrales que se han vuelto los temas
básicos de la sociología urbana francesa por cerca de 17 años, pero que han perdido fuerza en los últimos años:
 La renta del suelo, y su papel en la formación y estructuración de las ciudades. Problemática marxista por
excelencia, numerosos autores entre los cuales destacó Topalov, han revalorizado el análisis marxista de la
renta del suelo, para aplicarlo al espacio urbano. Vale recordar que el primero libro significativo de Lipietz sobre
los temas espaciales es “el tributo de la tierra urbana”. Este tema de fundamentación muy económica, se puede
ligar a la sociología urbana a partir del juego de los actores en la producción y la apropiación de la renta.
 En efecto, el tema de los productores del espacio, en particular los promotores inmobiliarios, fueron centrales
también en la sociología urbana posterior a los setenta. Topalov ha sido uno de los principales exponentes de
esta corriente. El tema de los promotores, remite obviamente a la forma peculiar como se expanden las
ciudades francesas en la fase fordista. La liga entre promotores y poder político, uno de los grandes canales de
la corrupción del sistema francés ( y de otros obviamente) se demostrará en los ochenta. El tema de los
promotores remite también a la cuestión de la forma urbana, o sea el peculiar modelo de ciudad promovida por
dichos agentes.
 De esta forma, y algo al margen del análisis marxista, varios autores analizarán el habitat en pabellones, propio
de esta fuerte expansión. Bantoine y Nicole Haumont, y la pareja Raymond, bajo la dirección de Lefebvre
analizarán esta forma típica de habitat francés, lo que demuestra no sólo la persistencia de una línea cultural
(Remy y Voyé, 1972) en la sociología francesa de los setenta, sino también la fuerte apertura de Lefebvre a este
respecto.
 Otra forma de habitat que recibirá un tratamiento por la sociología francesa de origen marxista es la forma de
los grandes conjuntos habitacionales. Estudiados en forma inicial por Chombart y sus sucesores en una línea
más sicosociológica, lso grandes conjuntos que florecieron en los sesenta y aun en los setenta en Francia, serán
objeto de un análisis de corte marxista por autores como Preteceille pero también Castells en la cuestión
urbana. Este tema será precursor del tema de las periferias (les “banlieues”) que será más de moda en los
ochenta y sobretodo en los noventa.

106
 La planificación cuyos estudios iniciales fueron dados a conocer por Ledrut, será también un tema central de la
sociología francesa de los setenta, ya que se está en un sistema fuertemente centralizado, con una planificación
muy formal desde la posguerra, y con una base conceptual de fuertes connotaciones en relación al papel del
Estado. Cabe aquí mencionar el trabajo de Lojkine, el más conocido quizás, pero también el poco citado o leído
libro de Castells y Godard sobre “Monopolville” publicado en 1972 y nunca traducido al español. Dichos trabajos
proceden a una crítica severa del modo de intervención estatal, incapaz de proveer de los medios de consumo
colectivo a las mayorías, pero también generando una ideología de la planificación particular, y usando los
recursos para favorecer las clases dominantes. El último libro citado, remite al análisis de Dunkerque, ciudad
que recibirá en los setenta a la siderúrgica francesa Usinor en el contexto de la relocalización costera y
modernización con capital estatal de la vieja actividad lorena. Laboratorio de la intervención estatal, una ciudad
de fuerte crecimiento por las inversiones públicas, se usa como muestra de las teorías estructuralo-marxistas
sobre el papel del estado capitalista en la urbanización.
 Los movimientos sociales también forman parte de la agenda de la sociología urbana francesa, sin embargo
consideramos que es sobre todo en América latina donde encontrará sus mejores desarrollos.
 Se puede disociar también el tema de la planificación per se de lo relativo a la política urbana. Varios autores
entre los cuales Jean Pierre Garnier, toman una actitud verdaderamente destructora en relación a la política
urbana, inclusive de la izquierda francesa. La “comedia urbana” y su libro con Denis Goldschmidt sobre “el
socialismo con cara urbana, ensayo sobre la local-democracia” (1978, ediciones “Rupture‟), donde establece una
crítica feroz de los llamados “eurocomunistas urbanos” como Castells, comprueba la existencia de otra corriente,
más “ultra” que critica duramente los planteamientos seudo-científicos de la corriente de la sociología francesa
estructuralo-marxista, desde una perspectiva quizás teñida de maoísmo o por lo pronto de una visión más
libertaria y crítica. Vale señalar que tanto Goldschmidt como Garnier son de la misma generación que Castells y
otros.

107
Tendencias recientes en la sociología urbana francesa

Las tendencias de los ochenta en la sociología urbana francesa han sido a la atomización de la investigación sobre lo
urbano, y a una “dilución” de la sociología con otras disciplinas, perdiendo la especificidad de lo urbano como tal e
introduciendo otras escalas, como la municipal (en la línea de los estudios locales) o la unidad doméstica, por ejemplo.
Ciertamente las temáticas se han multiplicado, como lo menciona atinadamente Lezama (Lezama, 1993: 293-294) citando
a no menos de nueve líneas de investigación, conforme a las propuestas de Remy (1987) y de Topalov, 1990.
Pero más que a la diversificación de las problemáticas, nos conviene referirnos, como eje central, a la disolución de la
dogmática marxista que caracterizó la época reciente de la sociología urbana francesa: lo anterior se debe a que se
rompió el encanto del marxismo, tanto por las transformaciones a nivel mundial, como por la evolución general de las
ciencias sociales a nivel mundial. El dogmatismo empezó a ser rebatido por todas partes, inclusive desde las ciencias
duras. Posiciones como las de Feyerabend empezaron a divulgarse y a cuestionar las formas simplificadas que habían
adoptado los estudios urbanos.
¿Entonces, de dónde provenía el encanto de la sociología marxista francesa? En primer lugar de su carácter crítico con
relación al sistema capitalista. Dicha crítica era demandada por amplios sectores de la sociedad, particularmente el medio
intelectual.
Por otra parte, es evidente que esta forma de concebir la sociología urbana permitió a muchos de construir un sistema
que parecía coherente de conceptos y planteamientos, susceptibles de ser repetidos en diversos contextos y condiciones
sobre la base de la universalidad del capitalismo y de su crítica.
Finalmente, consideramos que la sociología marxista francesa en su análisis de lo urbano, propone un sistema de análisis
ahistórico, a pesar de sus golpes de pecho permanentes respecto de la necesidad del análisis histórico. Haciendo tabula
rasa del pasado, Castells y los demás autores principales, pudieron construir un sistema relativamente y temporalmente
autónomo de la evolución de la sociología básica e inclusive de las grandes corrientes de la sociología urbana francesa o
no.
Sin embargo, observamos ventajas importantes de esta corriente:
 La revalorización de lo económico como una de las dimensiones del análisis urbano, inclusive central en
la sociología urbana.

108
 La obligación de cruzar campos (ideología, economía, política) lo que no siempre había resultado
evidente en la sociología urbana anterior.
 La valorización de los antagonismos resultantes de la apropiación del espacio. Lo anterior nos remite a la
necesidad de integrar la conflictividad y del poder en la comprensión del espacio, lo que será más
evidente cuando se sentirá, en los ochenta, la influencia de Foucault en la sociología urbana.
 Finalmente, como se verá después, la sociología urbana francesa ha sido incubadora de corrientes
sociológicas importantes en Latinoamérica particularmente, aun si se puede deplorar el lado “copia
conforme” de numerosos estudios, sin distinguir las particularidades, tema que se hará central en los
ochenta con la evolución posmoderna.
La recuperación de lo cotidiano como lo veremos después, la variación de perspectivas disciplinarias (hacia la
transdisciplina) y la revalorización de lo micro, han sido adquisiciones de los ochenta en la sociología urbana francesa pero
no exclusivamente en aquel país; sin embargo, deberíamos preguntarnos si estas corrientes actuales a las cuales
regresaremos, no son más tributarias de los antecesores de la corrientes marxista estructuralista, como Lefebvre, Ledrut o
Chombart de Lauwe.
Bernard Ganne (1987: 145-47) habla por su parte de un regreso a la realidad local: barrios, sociabilidad y modos de vida,
como una tercera gran etapa de la sociología urbana francesa, que sigue a la visión de los tecnócratas y a la de los
marxistas de los setenta. Considera que lo más importante hoy es expresar la diversidad, lo que solamente se puede
hacer a través del análisis del barrio, de las redes sociales, etc. El autor se pregunta también qué sentido puede tener
quizás de estudiar lo local, cuando asistimos a une sobre determinación de lo global, y a una verdadera limitación del
campo real de intervención de las estructuras locales a las cuales apela tanto la sociología urbana francesa actual.
Por su parte, Francis Godard (1987: 153-162)expresa que “…el objetivo que se dibuja es el de poner fin a la ruptura entre
un enfoque de vida cotidiana, que pertenece a la antropología cultural, y un estudio socioeconómico y sociopolítico de los
procesos de producción de los objetos urbanos “ )FG, 1987: 161), sin embargo parece tener una visión pesimista sobre la
posibilidad de encontrar una vía adecuada, entre otros por los problemas ligados a la escritura (hermetismo de la
tecnocracia teórica).
Topalov, en un artículo reciente (Topalov, 1990) llega a conclusiones bastante similares a los autores anteriores, pero
señala que el regreso del individuo como actor principal de los estudios urbanos, debe ser visto como una embestida
positivista en un contexto de una fase de “restauración”. Expresa una fuerte crítica a todas las corrientes nuevas,

109
calificándolas de regreso a la Escuela de Chicago, de intentos etnográficos en algunos casos (entre otros para los estudios
de Verret sobre la clase obrera y el espacio obrero), como una ignorancia de los fenómenos macrosociales para dedicarse
a lo micro, a lo local, con paradigmas aun insuficientemente afirmados que”…no han adquirido el alcance y la influencia
de los anteriores” (CT, 1990: 199).

110
Aportaciones anglo-sajonas

Resulta sumamente difícil repasar las aportaciones anglo sajonas, debido a la dispersión de las mismas, así como a la
dificultad de encontrar las fuentes en nuestro medio académico.
Intentaremos, a partir de algunas fuentes dispersas, de ofrecer un panorama de lo qu enos parecen ser las obras o los
temas más importantes, situándolos en sus contextos.
Consideramos que en los cincuenta, uno de los temas centrales en la sociología urbana ha sido la planeación. Lo anterior
se debe a la fuerte influencia del New Deal sobre la intervención del Estado y la modulación de las ciudades para
adecuarse a las necesidades de un capitalismo en pleno crecimiento.
Un poco en la línea francesa de la misma época, se analiza la intervención del estado, particularmente en relación a las
formas específicas del intervención en lo urbano. Parecerían destacar dos temas: por una parte, el análisis de la lógica de
la planificación urbana, y particularmente de la renovación de los barrios centrales (Gans por ejemplo).
Por otra parte, el tema de los marginados se encuentra presente, siguiendo más la tradición de Chicago que la
latinoamericana. Lo anterior se relaciona con el tema de la discriminación racial, situación propia de los Estados Unidos,
con fuerza social determinante en su historia contemporánea. Persisten pues los estudios de los ghettos.
Por otra parte, en el contexto de Inglaterra, queremos recalcar el interés en las cuestiones de la vivienda, que parecen ser
ligadas también al tema de la renta.
En los sesenta y sobre todo los setenta, la influencia marxista se hará sentir de varias maneras: por una parte, por el
desliz progresivo de autores como Harvey hacia una concepción marxista de la sociología de las ciudades. Pero considero
que no serán todos tan estructuralistas, sino que seguirán vigentes tendencias a los trabajos más empíricos o menos
ideologízados, quizás por la influencia de Peet y de algunos geógrafos que regresan al campo, a la realidad cotidiana.
Lo anterior me parece ser sintomático de la existencia de dos tendencias más que de una determinante como en el caso
francés: por una parte, algunos autores adoptaron una visión sumamente fría y estructural marxista, mientras que otros
mantendrán el pragmatismo anglosajón y serán más flexibles. Creo que ello es decisivo para explicar porqué los estudios
urbanos posmodernos “pegarán” más en los países anglosajones que en los latinos.

111
Un tema que considero importante en todo el trabajo de los anglosajones, es el del poder local, que sólo llamará la
atención de los latinos más tarde. Tanto por el carácter sumamente descentralizado de la planeación inglesa, como por la
democracia tradicionalmente desde abajo de los americanos, el tema de la comunidad local tendrá mucha importancia.
Lo anterior explica también el mantenimiento del tema de la comunidad local, del barrio (Susan Keller, por ejemplo), en la
sociología urbana americana.
La influencia marxista traerá el tema de la renta (Harvey), de la producción de la vivienda (Michael Ball) o de los
movimientos urbanos en la sociología urbana americana e inglesa, pero consideramos que con menos relevancia.
Desde una visión de lo global, es pertinente notar que los fenómenos de fertilización cruzada fueron cada vez más
importante en los setenta y se avivaron posteriormente.
En el libro de Tabb y Sawers (1984), tenemos una cierta visión de lo que son los estudios marxistas de los setentas
respecto de la ciudad. Vale notar que en la primera edición de 1975, un artículo de Garza y Schteingart sobre la ciudad de
México, reflejaba bien la fertilización de la cual hablábamos en el párrafo anterior, pero que la edición de 1984 fue
revisada no dejando lugar a ninguna aportación extranjera. Las cuatro partes del libro reflejan bien las cuatro temáticas
esenciales de la época: el proceso de urbanización y las ciudades (incluye el tema de la suburbanización reinterpretado
desde una perspectiva marxista); el tema de la vivienda y de la lucha política en torno a la misma. El tercer tema es el de
la planificación de las grandes ciudades, y finalmente, el tema de la lucha política y la crisis fiscal de las ciudades.
Dicho tema es propio de la sociología americana, ya que sus ciudades tienen un grado de autonomía política y fiscal
mucho mayor que en Europa y ciertamente que en Latinoamérica. Así, la crisis del fordismo se manifestará en forma más
evidente en las ciudades americanas. Recordemos que un importante artículo de Manuel Castells apareció sobre las
ciudades americanas a fines de los setenta, y contribuirá a su integración de tiempo parcial al sistema universitario
americano (en Berkeley).
Otro libro de la misma época publicado por Gottdiener (1985) hará una propuesta sobre la producción social del espacio
urbano. Gottdiener critica tanto los sociólogos “ecologistas” como los marxistas estructuralistas, por su fuerte énfasis
funcionalista, que hace pasar los efectos antes de las causas, y que plantea una sobredeterminación de la economía para
el análisis del espacio (1988: 17).
En este libro, el autor demuestra que Lefebvre tendrá una importancia poco usual, tanto sobre Soja, como sobre el mismo
Gottdiener, que dedica su último capítulo a los temas de la vida cotidiana.

112
Lo anterior demuestra bien que el estructuralismo marxista no es la tendencia unitaria en los estudios sociológicos
urbanos en los Estados Unidos, sino que los temas de lo cotidiano, asociables a la particular organización social
americana, tendrán un papel destacado.

113
Unidad 7. La sociología urbana latinoamericana

1. Contexto de nacimiento

Resulta difícil fechar el inicio de la sociología urbana latinoamericana, por el entrelazamiento de la misma con las demás
ciencias sociales en Latinoamérica. Como lo reconoce Lezama el nacimiento de una reflexión sobre la ciudad es tributaria
no sólo de la independencia política que fue adquirida desde el siglo pasado, sino y sobre todo, de la “aparición de
alternativas de desarrollo autónomo” Lezama (1993:301), con el aspecto negativo de la dificultad de separar la
cientificidad de la ideología. Podemos decir, en forma simplificada, que se puede asistir al verdadero nacimiento de una
reflexión sobre lo urbano, con el fuerte crecimiento de las ciudades después dela segunda posguerra, situación que se
asocia a la existencia de nuevas opciones de desarrollo relacionadas con un modelo nacionalista, proteccionista y
orientado a la sustitución de las importaciones en el marco de un modelo urbano-industrial.
Los modelos cepalinos que sustentarán conceptualmente una visión estructuralista del desarrollo, harán esencialmente
hincapié en el desarrollo económico y el comercio internacional, desarrollando las bases teóricas del modelo económico
que prevalecerá por varias décadas en los países de América Latina. Las ciudades empezaron a formar parte de su
problemática avanzados los sesenta frente a la amplitud de la reestructuración territorial asociable al modelo sustitutivo
de importaciones, que calificaremos actualmente de “fordismo periférico imperfecto”.
Es importante destacar que es la fuerza de los eventos sociodemográficos y geográficos que trastornan el continente, que
llevan a esta toma de conciencia de la necesidad de crear una reflexión sociológica sobre esta realidad urbana explosiva,
de la misma forma que en el siglo pasado, la profunda transformación de las ciudades europeas durante el siglo XIX llevó
a la construcción de la reflexión social y por ende a la creación paulatina de una sociología urbana.
De tal suerte, nacen diversas aportaciones a una teoría sociológica latinoamericana que reflexiona sobre estos cambios y
propone opciones analíticas que se diferencian de las que surgen en países desarrollados. Entre estos autores, se pueden
ubicar científicos sociales de la talla de Pablo González Casanova, Rodolfo Stavenhagen o Gino Germani. Vale la pena
mencionar que en esa misma época se construye la especificidad de América Latina a través de la obra de grandes
filósofos, como el mexicano Leopoldo Zea, profundamente influido por Ortega y Gasset por ejemplo.

114
En las páginas a continuación, analizaremos algunas corrientes centrales: consideramos, siguiendo a Lezama, que se
pueden hablar de dos corrientes centrales hasta los ochenta: por una parte la corriente del estudio de la marginalidad, por
la otra, la corriente dependentista, fuertemente asociada con el estructuralismo marxista propio de los setenta.
Consideramos, además, la existencia de nuevas tendencias, que apenas se esbozan en la actualidad y que intentaremos
delinear en una cuarta parte de este capítulo.

2. El estudio de la marginalidad

Contrariamente a lo sucedido en el contexto de los países desarrollados, la expansión hoy calificada de “fordista” de la
industrialización en América Latina, no va a conducir a una situación de pleno empleo, ni de regulación estatal ampliada.
En efecto, ha quedado evidenciado por los estudios regulacionistas de la pasada década, que el modelo fordista de
organización del trabajo recurre a una creciente mecanización de los procesos de producción apoyada en los cambios
tecnológicos de la posguerra y en parte consecuencia de la misma, con una tendencia a la organización taylorista de la
fuerza de trabajo en la producción. El incremento de la escala de producción siendo también parte una condición esencial
del crecimiento, se ha podido observar una tendencia a un incremento sustancial del tamaño de las plantas y su
concentración en áreas urbanas donde gozan de las mayores ventajas locacionales (Véase Remy, 1964, por ejemplo).
De tal suerte, la ampliación de los mercados en un contexto de un círculo virtuoso, se ha acompañado de una
remuneración creciente al factor trabajo, siguiendo la pauta inspirada de Henri Ford: el trabajador es finalmente el mayor
comprador potencial del capitalista.
En el contexto latinoamericano, dicha situación no se dará en las mismas condiciones: para empezar, la carencia de una
industrialización previa sitúa los países latinoamericanos en situación de fuerte ruralidad, con un atraso considerable del
campo en cuanto al establecimiento de relaciones de producción capitalista, con excedentes de mano de obra en la
mayoría de los países con nula o imperfecta reforma agraria, y condiciones de vida dignas del siglo pasado en países
desarrollados.
Por otra parte, la forma de industrialización no respondió a un proceso integral con eslabonamientos de las diversas
empresas y ramas entre sí. De tal suerte, como se demostrará posteriormente por los estudios que se conocerán como de

115
corte “dependentista” (Cardoso, Falleto, etc.) se dará una industrialización trunca y por ende, incapaz de crear las
condiciones de expansión del mercado de trabajo y consecuentemente, de los mercados de producción.
Lo anterior se dará también en el marco de un Estado débil, incapaz de sujetarse a las reglas del fordismo, es decir de
realizar una regulación que sirva de compensación a las tendencias no redistributivas del capital. Por ende, el Estado si
bien jugará un papel importante, no será quien regule la esfera de la reproducción ni de la organización territorial.
Sin entrar en mayores detalles, se puede afirmar que se construyó así un modelo imperfecto que generará fuertes
desajustes tanto en la economía como en el territorio. Para los economistas o por lo menos algunos interesados en los
efectos territoriales perversos, se harán evidentes las tendencias concentradoras y las desigualdades sociales y regionales
resultantes (Rofman, por ejemplo). Para los sociólogos, surgirá la inquietud de analizar i) la nueva relación que se
establecerá entre campo y ciudad en el contexto de industrialización intensiva y ii) las formas específicas de inserción de
los migrantes en el contexto de las ciudades en crecimiento.
Es en este contexto que se harán una serie de aportaciones sobre la llamada “marginalidad urbana”.

2.1. Gino Germani

Germani considera la ciudad como un posible mecanismo integrador (Germani, en Bassols, et alls, 1988: 267-286).
Considera dos tipos de integración: la geográfica y la social. La primera resulta del papel de la ciudad en un proceso
“…‟balanceado‟ o equilibrado de modernización y desarrollo económico de sus regiones componentes y su participación
igual o proporcional en la vida económica, cultural y política de la nación…” (ídem:267). Su inquietud central es que
muchas ciudades han crecido en un contexto de articulación con mercados internacionales, sin efectos en el resto del país
(lo que después Cardoso y Faletto llamarán condiciones de „enclave‟). Germani menciona la existencia de dos corrientes,
la primera que considera que los países latinoamericanos pasan por una fase de sobreurbanización, mientras que otros,
más optimistas, consideran que la concentración es eficiente y que la ciudad tiene una función positiva como “centro
dinámico para la educación y la innovación técnica y social …” (ídem, 268).
Germani se interesa más a las condiciones de la integración social, que se hace, en su opinión en tres fases: liberación o
disponibilidad; movilización; integración a las estructuras modernas.

116
Define la integración social como “…la participación legítima y aceptada (o no conflictiva) en las estructuras de la sociedad
nacional moderna…” (ídem:270). Por ende, los marginados son los no integrados. Reconoce que existen diversos tipos de
marginalidad, y que se requiere el estudio de la correlación entre ellos.
Remitiéndose al tema de la sociología urbana, reconoce los progresos de los estudios urbanos en los diez años anteriores
(de 1957 a 1967 en que escribe este texto), pero demuestra que los estudios tradicionales (Escuela de Chicago) se han
centrado más en la desintegración que en la integración, inclusive con una tendencia anti-ciudad.
Germani reconoce que varios autores han demostrado (Lewis entre otros) que existen mecanismos que evitan una
excesiva desintegración, entre otros por medio de la persistencia de lazos sociales de tipo comunitarios. Por otra parte, la
forma urbana puede ser marcada no tanto por una fuerte desintegración sino por una forma diferente de integración
(Referencia a Halbwachs), a través de formas diferente de “lo moderno”.
Germani considera negativa la persistencia de lazos de corte rural que pueden ser causantes de la persistencia de la
marginalidad, inclusive a través de varias generaciones, una “cultura de la pobreza” como la califica Oscar Lewis.
Por otra parte, considera que existen dos mecanismos integradores en la ciudad: a) los mecanismos de movilización y b)
los mecanismos de integración (plantea que ambos mecanismos se entrecruzan).
Los mecanismos de movilización son la educación y los medios de comunicación que afectan actitudes y valores, preparan
a las personas para usar bienes y servicios modernos, sin por ello que se de el consumo real y afectan tanto a la
población urbana como a la rural. Habla de una movilidad sicológica ascendente; el mecanismo de integración más
importante siendo el desarrollo económico.
Un aspecto central de la aportación de Germani es de reconocer justamente el desfase entre el desarrollo económico, la
movilización y la integración en países subdesarrollados, y no así en los desarrollados. Lo demuestra con índices de
sobreurbanización por ejemplo, en la relación entre urbanización e industrialización. Evidencia también la relación entre la
estructura ocupacional y la movilidad social, tema que será retomado posteriormente por autores como Muñoz, Stern y
Oliveira. Determina una relación entre sectores que el llama “seudo-terciario” y la marginalidad económica, así como por
el crecimiento de pequeñas empresas aun industriales, muy alejadas de los patrones “modernos” de industrialización
propios de los países desarrollados.
A pesar de que disocia claramente la marginalidad urbana (ecológica) de la económica, y se refiere a múltiples formas de
marginalidad, reconoce que “…la condición más importante para el mantenimiento tanto de la desorganización como de la

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marginalidad, parece ser el tipo de vecindario…” (ídem, 285). Plantea que el tugurio central es más integrador que el
periférico.

2.2. La visión cepalina

La Cepal desarrolló, como lo mencionábamos anteriormente, una teoría útil para entender y orientar el desarrollo
económico de América latina. A fines de los cincuenta, la Cepal empezó a interesarse en las cuestiones de empleo (Faria,
1978: 17) denotando la persistencia del empleo primario y el sobrecrecimiento del terciario sobre el empleo secundario. A
partir de los sesenta, se presenta una nueva fase más crítica de estudios en la Cepal, entre otros por la creación del
ILPES, con críticas a los procesos económicos en curso, y la marcada referencia a los obstáculos internos y externos. De
tal suerte, nota Faria, se va a dar una situación en la cual se reconoce un carácter estructural a la marginalidad urbana,
que se hizo característica de la estructura de los países más industrializados de la región (Faria, 1978: 27).
La posición de la Cepal tendrá una influencia central sobre los estudios de la marginalidad, destacando antes que todo su
carácter económico estructural, más que las características sociopolíticas, relacionadas a la integración, por ejemplo, como
lo quiso hacer Germani desde una posición más sociológica.

2.3. Dependencia y marginalidad

En 1967, Anibal Quijano publica un importante artículo sobre la urbanización de la sociedad en América Latina (Quijano,
1967: 669-703), donde manifiesta que la urbanización es a la vez una urbanización de la estructura económica, de la
estructura social, de la ecológica-demográfica, de la psicológica social, y de la estructura política (Quijano, 1967: 675).
Reconoce que la emergencia del proceso de sobreurbanización y la marginalidad de la población ha llevado a centrar el
interés en estos temas, a veces desligándolo de los cambios en la economía urbana (ídem: 678). Por el contrario, recalca
que la dependencia es un factor crucial que explica la situación social interna de los países. Dicha posición será retomada
con fuerza por otros autores, en particular, como lo hemos visto, dará pista a Castells para parte de sus propuestas
teóricas.

118
Afirma Quijano que es pertinente estudiar la urbanización de América Latina en el contexto de una sociología de la
dependencia. Quijano, Nun y otros son quienes van a traer el tema de la marginalidad dentro del tema de la dependencia
(Bennholdt, 1981: 1508). Reinterpretan la marginalidad a partir del concepto de “ejército industrial de reserva”,
introduciendo así la marginalidad en las preocupaciones por el empleo y el desempleo desde una visión marxista. Nun
introduce también el concepto de “sobrepoblación relativa” relativa a la situación temporal de las relaciones de
producción, misma que al no poder ser integrada por el capital se transforma en una “masa marginal”. Consideran estos
autores la funcionalidad del ejército industrial de reserva, ya que sirve a deprimir los salarios en el sector de la producción
empresarial. La marginalidad tampoco es temporal para ellos, sino estructural al modo de producción capitalista, y
corresponde a tres tipos: marginalidad A de relaciones de producción precapitalistas, B disociados de la anterior pero no
integrados en formas capitalistas, y C que tuvo dicha integración pero la perdió (Bennholdt, 1981: 1510).
Existen varias críticas, la primera y más importante es la excesiva importancia acordada a los procesos externos que
sobredeterminarían la situación interna de los países subdesarrollados (Cardoso y Singer, por ejemplo). Kowarick plantea
que aun en fase de crecimiento (el milagro brasileño), existe un crecimiento de la marginalidad, por lo que el considera
que existen formas no típicamente capitalistas de integración en las estructuras de producción.
La discusión sobre el concepto de marginalidad, sus causas y consecuencias ha sido vasta. Una excelente presentación se
encuentra en Bennholdt (1981) o en Perlman (1976). Vale señalar que con la pérdida de aceptación de la visión marxista,
también se ha desvanecido dicha discusión y nuevos tópicos han reemplazado los anteriores. Particularmente podemos
señalar, los conceptos de formalidad e informalidad, la de producción de subsistencia (Bennholdt) y los análisis recientes
sobre la economía urbana de Coraggio por ejemplo.

3. Otros temas de la sociología latinoamericana: reflexiones

La sociología latinoamericana se ha distinguido por hacer aportaciones importantes, particularmente en los sesenta y
setenta. No así en las dos últimas décadas donde encontramos una carencia de líneas de fuerza, y la atomización de las
preocupaciones. Trataremos en los párrafos a continuación, una breve síntesis de cómo percibimos esta evolución.

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Podemos decir que durante los sesenta, el tema de la urbanización de la sociedad latinoamericana ha sido clave;
determinó las orientaciones principales y así, definió lo que sería la visión de los setenta: la no integración de la mayor
parte de la población urbana a las sociedades urbanas.
La influencia marxista fue decisiva para marcar la década de los setenta: por una parte, se asistió a una posición
notoriamente estructuralista, que eclipsó todas estas visiones que parten del individuo, como por ejemplo las aportaciones
antropológicas. La sociología urbana de los setenta, es antes que todo, una sociología de los grandes cambios sociales,
del juego de las clases sociales, y de la participación del Estado capitalista. Escaso es entonces el lugar acordado al
individuo.
Por otra parte, la tendencia sobredeterminadora de lo económico sobre otros temas, reduce frecuentemente el análisis
social a un análisis de consecuencias de la evolución económica de los países y las ciudades, y deja poco espacio a otras
determinaciones como las culturales que son definitivamente rechazadas (véase por ejemplo el rechazo a la obra de Oscar
Lewis, tanto de cientistas tradicionales como de marxistas por su carácter cultural).
Por otra parte, es bastante significativo que muchos autores latinoamericanos incluidos en la llamada “sociología urbana”
latinoamericana, no son sociólogos sino economistas y arquitectos. Muchos de los que se introducirán en la sociología
urbana en los setenta, estarán formados a la sombra de un marxismo invasor, que no dejó espacio para las escuelas
tradicionales que formaron la sociología urbana mundial. Así, los padres fundadores o los miembros de la Escuela de
Chicago, son personajes repudiados por el maccartismo marxista de la época.
Vale señalar en este contexto, la ya mencionada relación bívoca entre la sociología francesa y la latinoamericana en
relación a los temas urbanos: Castells, ya lo dijimos, se alimentó en la literatura latinoamericana que le permitió no pocos
“refritos” a expensas de la difusión de autores latinoamericanos. Pero también, una vez asimilados los genuinos aportes
latinoamericanos por la sociología francesa, es ésta a su turno que va a dictar la orientación temática de los trabajos
latinoamericanos. Por ende, nos podemos referir, en buena medida, a los temas que presentábamos a este respecto en la
sociología urbana francesa: grandes conjuntos de vivienda social del Estado; la crítica sociológica de la planeación o del
marco legal de la intervención estatal, los movimientos sociales urbanos, etc.
Propios de la sociología latinoamericana, podemos recalcar el estudio de ciertas formas de asentamientos irregulares, el
problema de la tenencia de la tierra (particularmente en el caso mexicano, con la forma ejidal), ciertos trabajos de
sociología del transporte, y en especial el tema de la marginalidad que subrayábamos anteriormente.

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Hacia los ochenta, consideramos que estas problemáticas empezarán a repensarse entre otros en un contexto de menos
cerrazón ideológica, introduciendo nuevos temas:
 La transformación del tema de la marginalidad en temas de economía urbana o de sector informal.
 La inserción del tema de la democracia y sus impactos en la sociedad urbana. El tema de las sociedades locales.
 El tema feminista y su participación social, en el medio urbano.
 Los empresarios y su papel en la constitución de la forma urbana actual de las sociedades urbanas latinoamericanas.
 Las nuevas formas de gestión social en casos de transición a la democracia y de gobiernos locales de oposición.
 Finalmente, queremos subrayar el tema emergente de las minorías, tanto culturales, como étnicas como sexuales, y su
rol en las ciudades.
Un punto que nos parece esencial, es la ausencia de “guías espirituales” como por el pasado. La heterodoxia ha ganado
espacio, y muchos de los que se habían inclinado por el marxismo en su fase dominante, se encuentran hoy refiriéndose
sea a los clásicos (neoweberianos, por ejemplo) o las tendencias posmodernas.
Tampoco debemos creer que se ha extinguido la importancia de la sociología latinoamericana: vale la pena mencionar por
ejemplo, que Touraine realizó escritos sobre la marginalidad y que su obra reciente aun esta permeada de influencias
latinoamericanas. También, en Estados Unidos queda fuerte, quizás en una situación contradictoria de remanencia) la
teoría de la dependencia en algunos sectores de izquierda, aunque los autores latinoamericanos actuales sean poco
citados ya.

121
Unidad 8. Temas actuales de sociología urbana

Como se ha mencionado anteriormente, la sociología urbana está conociendo una fase de fuertes transformaciones,
quizás de dilución de sus aportaciones dentro de una conceptualización más amplia.
Dicha transformación debe ser asociada a una serie de cambios en las ciencias sociales, mismas que han contribuido a
plantear una revisión a fondo de las bases sobre las cuales se fueron construyendo.
Podemos plantear varios cambios esenciales:
1. La desaparición o reducción de la influencia de los grandes discursos.
2. La fragmentación de los discursos en una tendencia multivocal o polifónica, como la que plantea Soja respecto
de Lefebvre.
3. La tendencia a privilegiar el espacio con relación al tiempo, contrariamente a la modernidad.
4. La reaparición del individuo como sujeto central de las ciencias sociales, antes que los grupos, las clases etc.
5. La tendencia a la mezcla de discursos, o sea el constante recurso a diversas orientaciones disciplinarias para
tocar los temas.
6. Una cierta forma de penetración de los conceptos artísticos dentro de las ciencias sociales, así como del relato
como forma de expresión. Lo anterior conlleva la revalorización del texto como discurso tanto como del
contenido mismo (Bajtin, por ejemplo).
7. La fragmentación de las escuelas disciplinarias en grupos de menor importancia, de inestable constitución y
duración, a veces fuera de las esferas universitarias tradicionales.
8. La constitución de redes internacionales de investigación, mismas que llegan a perfeccionar la tendencia a la
globalización del conocimiento, situación permitida por el internet, la computación y en términos generales, el
mismo esfuerzo de globalización de las instituciones académicas, mismas que pretenden, de esta forma,
construir un sistema de “excelencia”.

122
Por lo tanto, resulta sumamente difícil encontrar “escuelas” nacionales o temas apropiables por un grupo en vez de otro.
En vez de hablar de escuelas entonces, nos centraremos sobre cuatro temáticas que consideramos centrales desde la
perspectiva de la posmodernidad aplicada los temas tradicionalmente de sociología urbana.

1. El regreso de lo cotidiano
El tema de lo cotidiano debe ser referido a la presencia de autores sociólogos franceses con el antecedente de Lefebvre.

2. La gobernabilidad y la regulación y la planificación

2.1. La gobernabilidad es un tema de creciente análisis por los sociólogos y cientistas políticos relacionados con lo urbano.
La aparición de este tema puede explicarse a partir de diversas condiciones:
 La relativa pérdida de importancia del Estado en el contexto neoliberal.
 El reforzamiento de la sociedad civil, y particularmente la creciente participación de grupos organizados en la
política, sin por ello depender de los partidos.
 La transferencia voluntaria o no de numerosas funciones sociales a las llamadas Organizaciones No
Gubernamentales (ONG‟s).
 La lucha por la democracia en numerosos países del Tercer Mundo y del Este, asumida por organizaciones
políticas.
 La aparición de problemáticas globales que llaman a la sociedad a organizarse sobre bases diferentes de por el
pasado y a asumir fuertes lazos internacionales. Es la globalización desde abajo, particularmente ligada a temas
como la globalización económica, las cuestiones ambientales, el Sida, etc.
Es importante distinguir el tema de la gobernabilidad de los temas electorales o políticos tradicionales, como lo referente a
los partidos en el espacio urbano, por ejemplo. Podemos retomar la definición de Arbos y Giner, “legitimidad y eficiencia “
(Arbós y Giner, 1993: 13).

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La gobernabilidad está íntimamente ligada a otros conceptos propios de los tiempos actuales, como el equilibrio de los
sistemas inestables en física (Prigogine, 1996) y a todos los avances en la teoría del caos, ya que plantea el futuro de las
formas de gobernar en contextos en los cuales se reestructuran los poderes y se asume la pérdida de legitimidad de los
actores tradicionales, particularmente los partidos, los sindicatos y los aparatos del Estado (más aun en los países del Este
donde se asiste a la caída total de los mismos).

2.2. Tema de la regulación y del régimen territorial: Referencia a la Escuela de la Regulación. Definir el modo de
desarrollo a partir de sus tres componente; el régimen de acumulación como relaciones macroeconómicas agregadas y el
modo de regulación como condiciones que garantizan las relaciones sociales de producción. Finalmente se puede pasar al
concepto de “régimen urbano” (Abramo, 1996). Los procesos de urbanización son transiciones entre diversos momentos
de funcionalidad urbana, es decir”…las maneras cómo una estructura social urbana se relaciona con la relación capitalista
de producción” (Abramo, 1996: 103).
El régimen urbano sería entonces la definición de las formas particulares que asumen los procesos de producción y de
apropiación del espacio urbano construido. En este sentido, Abramo considera que el mercado inmobiliario sería una
forma institucional ligada al régimen urbano.
En el régimen urbano interviene cierta forma de regulación que implica la participación de instituciones diversas entre las
cuales se encuentran algunas instituciones del estado, pero también la regulación a través de instituciones como el
mercado inmobiliario y de agentes particulares o del llamado sector social.
La regulación urbana es entonces el conjunto de condiciones que permiten la reproducción del sistema social y de las
condiciones urbanas del modo de desarrollo.

2.3. La planificación. Este tema es retomado por los estudios posmodernos, en referencia a la forma específica según la
cual se construye la regulación a partir del estado.
Las principales características de la planeación en un contexto posmoderno serían las siguientes:
 La desaparición del plan como documento único, sino la variabilidad de las formas de expresar los principios
reguladores.

124
 La aparición de un nuevo discurso de participación social.
 La asociación de la planificación con el capital privado.
 La relación con la necesidad de hipermodernización de las ciudades en una lucha para la competitividad a nivel
mundial.
 El concepto de “estrategia” antes de propuesta estricta (el “puede ser” en vez del “debe ser”) Matus, por
ejemplo.
 La flexibilidad de las propuestas y su adaptabilidad a las necesidades de un modo de desarrollo inestable
(transición entre varios modos de desarrollo) y por ende la necesidad de una regulación adaptativa.

3. Clases sociales, cultura y globalización (García Canclini, Sassen)

4. Releer las periferias (Wacquant)

5. El individuo y la metrópoli (Bourdin)

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Conclusión del curso
Devenir de la sociología urbana y nuevas temáticas de estudio

1.- Las nuevas circunstancias de la sociología urbana


- Pérdida de fuerza explicativa de los grandes discursos, particularmente del marxismo a partir de fines de los
ochentas, y durante los noventas.
- Expansión de lo urbano a todo el planeta como lo predecía Lefebvre.
- Dificultad entonces de distinguir un verdadero territorio de la sociología urbana.
- Apertura de las ciencias sociales entre sí.

2.- Nuevas orientaciones


- La toma en cuenta de la dimensión espacial, no solo como reflejo de la sociedad ni contenedor, sino como “efecto de
lugar” como lo llamó Bourdieu ha penetrado la sociología y ha permitido que se haga nuevas interrogantes. En este
sentido, las categorías sociológicas tradicionales, como las de clase, identidad, poder, etc., se encuentran atravesadas por
el espacio. De tal suerte, las preocupaciones de la sociología urbana se acercan cada vez más a aquellas que plantean
otras disciplinas, particularmente la geografía.
- Un aspecto también importante, se ha vuelto la diferencia entre ciudad y urbanización: mientras ésta se extiende por la
faz del mundo, no es evidente que la calidad de “ciudad” pueda ser reconocida por todas partes. Una indagación creciente
sobre el sentido mismo de la ciudad como aglomerado intenso de personas, se vuelve un tema de reflexión, lo que, de
paso, refuerza el interés por autores como Simmel. Lo anterior da lugar a una reflexión constante sobre la urbanidad,
considerada como la calidad misma de la vida urbana.

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- Otra orientación importante es la discusión sobre la sociedad: mientras que la mayor parte de la sociología urbana
tradicional se construyó a partir de la idea del grupo social, asistimos ahora a un regreso del individuo como persona y,
por ende, como actor individual cuyas acciones tiene un sentido particularmente fuerte en la transformación de la ciudad.
Para ello, ha sido necesario que la sociología en general pueda integrar la dimensión de la vida cotidiana, no como
prácticas sociales colectivas, sino desde una perspectiva personal: en este sentido también, se ha rescatado, entre otros,
la obra de los interaccionistas, para dar cuenta de la relación subjetiva que se establece entre individuos y a partir de la
cual se construye la relación social. También es notorio que el estudio de la vida cotidiana no puede prescindir del
espacio, presente en cada momento en la misma, por lo que los sociólogos de la vida cotidiana no pueden eludir esta
dimensión.
- Otro aspecto importante de la sociología urbana actual, es la desaparición de las fronteras tradicionales entre escuelas
de pensamiento y fronteras políticas. Ciertamente, en los años setenta y ochenta, aun era posible ver cómo los sociólogos
franceses por ejemplo, tenían escaso contacto con América Latina, y como ciertas personas o ciertos eventos empezaron
progresivamente a abrir el contacto en dominios culturales aparentemente distintos. Gracias a la mejor circulación de la
información y de la producción académica, resulta evidente que los sociólogos están confrontados no solo con el material
local sobre su caso de estudio, sino también con un sinfín de referencias sobre casos en otros territorios. Al mismo
tiempo, sin llegar a borrar las diferencias, es evidente que la extensión del fenómeno urbano, la mejor difusión de las
tecnologías, entre otros factores, ha propiciado cierta homogeneización entre las circunstancias del hecho urbano de por
el mundo. Pero al mismo tiempo, esta homogeneización de algunas facetas de lo urbano, hace todavía más evidente las
diferencias que surgen en las formas de segregación por ejemplo, o los modos de producción de la vivienda popular.

3.- Los temas actuales


Es imposible hacer un recuento de todos los temas actuales que se han impuesto en la sociología urbana; intentaremos
de centrarnos sobre los más importantes:
- La nueva relación global-local: aunque en este tema el papel de los no sociólogos es decisivo, también es cierto
que el tema de la globalización ha sido analizado por sociólogos, como Saskia Sassen, a veces despojándose de su
profesión y acercándose más a la economía. El tema de la ciudad global, vista no solo como centro de dominio
económico, sino de poder social, de fuerte exclusión, de destino de migraciones internacionales, entre otros, es
quizás el tema que más marcó los años noventa. En este caso, también vale la pena subrayar el interés creciente

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en las comparaciones internacionales, enfoque que no solía hacerse presente en la sociología urbana del pasado
sino en forma menor.
- El gobierno de las ciudades: desde los trabajos pioneros de Weber sobre las instituciones urbanas hasta nuestros
días, un cambio considerable se ha manifestado en la sociología urbana. Mientras que en las décadas 60 y 70
dominaba la figura del Estado, la difuminación de éste ha tenido por consecuencia una revisión del tema del
gobierno de la ciudad. Por una parte, encontramos un fuerte sentimiento de ingobernabilidad, notorio en los
motines urbanos (recordar el de LA), la presencia de focos permanentes de conflictos a veces menores a veces
explosivos, como en las periferias parisinas y de muchas ciudades francesas en general y el tema de la
participación democrática en el gobierno de las ciudades. Lo anterior ha llevado a estudios en el cruce de la ciencia
política urbana y de la sociología urbana, como los regímenes urbanos. Estos son particulares configuraciones de
poder que unen actores urbanos en la búsqueda de una coalición que garantice cierta estabilidad de la política
urbana hacia ciertos fines en particular, como el logro de la paz social, del crecimiento urbano o de la inserción de
una ciudad en particular, en el sistema mundial de ciudades “globales”. Otra componente del estudio del gobierno
urbano, es el manejo de las zonas de riesgo social, que se traduce por políticas deliberadas hacia la
inserción/inclusión de ciertos grupos sociales desfavorecidos en el tejido socio urbano de una localidad.
- Los proyectos y la planeación urbana: Mientras se difuminaba la fuerza del Estado como actor central en las
ciudades, al mismo tiempo se podía observar el retroceso de una intervención planificada: por lo mismo, las
grandes intervenciones en la ciudad no se encuentran ya regidas por planes tradicionales de largo alcance, sino por
el intento de construir una visión estratégica de la ciudad que sea aceptada por los principales grupos sociales de la
ciudad. La emergencia de la planeación estratégica de las ciudades está ligada a este proceso. Cabe señalar que la
idea de “proyecto urbano” se ha asociado a esta nueva forma de planeación estratégica: mientras se anula la visión
detallada del devenir de la ciudad reduciéndola a una macrovisión (una tendencia deseada), la intervención fuerte
se traduce ahora por grandes proyectos o macro proyectos, destinados a transformar ciertos barrios, reforzar la
imagen internacional de una ciudad, prepararla para un macroevento como exposición internacional o juegos
olímpicos, producir el espacio terciario y sobre todo la imagen hipermoderna que demandan los sectores sociales
más incorporados en la modernidad globalizada, entre otros factores. En esta temática podemos clasificar también
el interés por las operaciones de reconquista de los centros históricos en numerosas ciudades del mundo.
- La segregación/exclusión en las ciudades: El tema de la segregación ha sido tratado desde los años sesenta,
particularmente por la sociología marxista y en especial en las ciudades latinoamericanas. La crisis del capitalismo y

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la reestructuración del mismo, ha provocado un incremento considerable de la pobreza urbana y, en consecuencia,
de la exclusión progresiva de los más pobres de los espacios urbanos con alta calidad de vida. No puede
generalizarse las situaciones de exclusiones, ya que ciertos países logran mantener una cierta heterogeneidad
social en su tejido como es el caso de Ámsterdam, mientras que París, por ejemplo, se vuelve cada vez más la
ciudad de la burguesía en su perímetro intramuros. El estudio de la segregación/exclusión pasa por la revisión de
casos donde la segregación es voluntario (gated communities) para evitar el contacto y el riesgo social del mismo,
con las clases nuevamente consideradas como “peligrosas”. Por otra parte, no faltan los estudios sobre los espacios
de la pobreza, tanto las periferias extensas de los años ochenta y noventa, como los bolsones típicos de exclusión
de los cuales las favelas brasileñas son un ejemplo paradigmático.
- Las nuevas centralidades: A partir del reconocimiento de la extensión del espacio urbanizado, se plantea enseguida
la reflexión sobre la centralidad. Aun reconociendo que la centralidad tradicional de los espacios que fueron los
puntos de convergencia tradicional de las funciones fuertes de las ciudades –los centros históricos o tradicionales-
ha ido disminuyendo, una interrogante es dónde se ubica ahora la centralidad. El estudio de las centralidades
funcionales ligadas a la hipermodernidad (nuevos centros de negocios), la centralidad simbólica remanente de los
centros históricos, las pequeñas centralidades de la vida cotidiana (escuelas, centros comerciales…), es entonces
parte de la reflexión que hacen los sociólogos.
- Los imaginarios urbanos: Una de las características más evidentes de la sociología urbana del siglo XX ha sido su
focalización en las formas de organización social en la ciudad y su relación con la materialidad misma de la forma
urbana. Poco espacio fue dejado a las imágenes o los imaginarios a excepción de trabajos escasamente difundidos
como ciertas obras de Ledrut o reflexiones de Lefebvre que distaron bien de ser la parte medular o por lo menos la
más reconocida de su obra. El tema de los imaginarios urbanos debe ser asociado al reconocimiento de la
pluralidad misma de los actores y de sus visiones de la ciudad. Al romper la idea de “monopolville” como titularon
Castells y Godard una de sus obras menos conocidas, el reconocimiento de la pluralidad se hizo indispensable entre
los sociólogos. Por ende, tuvieron que interrogarse también sobre el sentido mismo que los habitantes le asignan a
la vida urbana o a su propia inserción en el tejido urbano. Por ello, es sintomático que el tema de los imaginarios,
más propios de los estudios de la cultura que de la sociología tradicional, fueran a emerger en las preocupaciones.
El estudio de los imaginarios urbanos pasa por reconocer la pluralidad de visiones, pero también implica el intento
de acercarse a la subjetividad de los actores individuales y colectivos, tratando de entender su visión personal, es
decir desde una perspectiva egocéntrica más que exocéntrica. En este contexto, la sociología se ha acercado a los

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estudios de la cultura, a los enfoques de las ciencias de la comunicación y, en general, a dimensiones que fueron
duramente relegadas por las tendencias estructuralistas que habían transitado en tendencias totalitarias en cuanto
a los enfoques “permitidos y no permitidos” sobre la ciudad.
- Las nuevas socialidades urbanas y las identidades: A partir de la idea de que la ciudad es un mosaico social
formado de individuos que se pueden o no reagrupar en pequeñas unidades, los sociólogos se han interesado en
las nuevas formas de socialidad entre individuos: el estudio de las formas sociales primarias como tribus urbanas
ha sido ampliamente difundido de por el mundo; pero no se trata exclusivamente de la existencia de grupos
sociales reconstituidos en torno a una identidad, sino de grupos virtuales cuyo asiento espacial no está en las
formas físicas de la ciudad. La socialidad virtual es parte de las temáticas nuevas de la sociología urbana actual. Ya
se mencionó que estas nuevas socialidades están sostenidas por la adquisición en forma duradera o temporal, de
una identidad común entre los miembros del grupo. Por ello, es que el tema de la identidad se ha difundido entre
los sociólogos, incursionando así en temáticas innovadoras para ellos, pero tradicionales para la antropología, con
la cual se comparten ahora más de un campo de trabajo. Cabe señalar que la antropología ha logrado un nuevo
auge, al asumir su reincorporación en las sociedades de origen, reconociendo que la existencia del otro no solo es
un proceso exótico que merece trabajar en territorios distantes, sino que la otredad se hace evidente en las
mismas ciudades desarrolladas. En este sentido la antropología urbana sed ha acercado al tema urbano en los
países centrales. Si ligamos a ésto el hecho de compartir en forma creciente las metodologías cualitativas, es
evidente que ambas disciplinas han logrado un acercamiento interesante que la separación de las disciplinas en el
siglo XIX había evitado para consolidar campos temáticos diferenciados como mecanismo de afirmación
disciplinaria. Los campos “otros” tienden hoy cada vez más a desaparecer.

4. Las nuevas apuestas de la sociología urbana


Bassand, Kaufman y Joyé (2001), en las conclusiones de su libro colectivo (Enjeux de la sociologie urbaine, Presses
Polytechniques et Universitaires Romandes, Lausanne) sostienen que lo más significativo para la sociología urbana actual
es interrogarse sobre las dinámicas urbanas, para lo cual formulan diez tesis para elaborar una teoría sociológica de la
dinámica urbana:

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Tesis 1: la dinámica urbana está imbricada en la dinámica de la sociedad.
- la dinámica urbana revela fenómenos más globales, la ciudad es la inscripción en el suelo de la sociedad.
- También la ciudad determina la sociedad
- Los procesos que revela son la mundialización, el peso de la tecnociencia, la individualización, la crisis del
ambiente, los conflictos de clases sociales que se han transformado en movimientos sociales estructurados en
función de una búsqueda identitaria, la dominancia de lo metropolitano y de lo urbano para organizar el territorio.

Tesis 2: a lo largo de la historia, la realidad urbana cambia pero no desaparece.


- El régimen urbano es el hecho de que el territorio de cada sociedad está organizado a través de una red urbana
típica que evoluciona a la luz de los cambios societarios.
- Por la sociedad informacional, se estructura el régimen de lo urbano y de la metropolización.
- Pero ello no implica la desaparición de todo lo anterior.

Tesis 3: El crecimiento de la fuerza de lo privado


- El régimen de lo urbano y de la metropolización es marcado por el mayor poder de lo privado. Va de la mano con
la individualización.
- El crecimiento de lo privado pone en juicio el papel de los poderes públicos.

Tesis 4: La dinámica urbana contemporánea se construye alrededor de la trilogía concentración-centralización-


competencia
- concentración como reagrupamiento de personas y actividades
- centralización remite al poder.

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- Competencia urbana remite al peso de los actores privados y su capacidad de movilización en función de las
condiciones ofrecidas.

Tesis 5: La relación de los actores al espacio-tiempo es un revelador privilegiado de la dinámica urbana


- por las nuevas condiciones de velocidad ofrecidas por la tecnología, se apropia diferencialmente el espacio-tiempo
en la ciudad.
- Fragmentación del espacio-tiempo
- El barrio ya no es el territorio exclusivo de las actividades que se dispersan, los actores realizan itinerarios
migratorios en función de la fragmentación.

Tesis 6: La dinámica urbana debe analizarse como un sistema de lugares y de flujos


- la fragmentación espacio-temporal hace de la movilidad una componente esencial de lo urbano y de la
metropolización.
- No se pueden negar los lugares, la movilidad solo es posible con relación a puntos fijos, pero lo urbano se denota
también por la existencia de flujos entre lugares.

Tesis 7: Quien dice dinámica urbana dice funcionamiento social


- en vez de funciones en el sentido de la Carta de Atenas, podemos identificar seis campos o apuestas societarias:
o lo económico
o la población
o el territorio
o la política

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o la cultura
o la “reliance” que busca la forma de vivir juntos (es el sentido de la urbanidad o posibilidad de vivir juntos en
el medio urbano)

Tesis 8: Los potenciales de los actores producen la dinámica urbana


- los actores poseen un potencial que es central para la definición y la construcción de lo urbano
- “el actor no se define solo por su función social y sus roles, también es orientado por su identidad frecuentemente
múltiple y sus proyectos” (p.254)

Tesis 9: La dinámica urbana debe ser estudiada en diversos niveles en profundidad del análisis sociológico
- no se puede estudiar la dinámica urbana si no es a diversos niveles de profundidad:
o la morfología
o las prácticas sociales
o las representaciones colectivas

Tesis 10: La dinámica urbana debe ser analizada micro- y macro-sociológicamente


- los dos enfoques son necesarios y se completan mutuamente.
- El campo de lo urbano es particularmente propicio para esta articulación entre macro y micro.
- “la calidad de una reflexión general sobre la dinámica urbana depende de la finura de análisis micro-sociológicos
sobre los reveladores sociales” (p.256).

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Conclusiones
- “Lo urbano es un excelente analizador de lo social porque retoma las marcas de la sociedad en el espacio” (p.256).
- “De la misma forma que el espacio, el tiempo modela la dinámica urbana. De lineal se vuelve complejo,
permitiendo una multiplicación de los roles y de las referencias” (ídem)
- “La fuerza de la sociología urbana es precisamente de cruzar micro y macro, acercamientos disciplinarios y mirada
global, teoría y observación, cualitativo y cuantitativo. La tensión constante entre teoría y empíria, por el cuidado
del trabajo de campo, se encuentra de hecho en el corazón de la sociología urbana” (p.257).

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