sobre la locura, la plusvalía de la humanidad. Universidad Peruana Cayetano Heredia, por David Chaupis Meza.
SUMILLA
¿Cuál es la naturaleza de la humanidad? Ahondando en lo que más sabemos de nos
como individuos intelectuales y trabajadores, constructores a partir de la transformación de la materia prima logramos, entonces, existir a partir del valor tangible de nuestro capital, lo que es el poder monetario del dinero. Ahora bien, el poder no solo recae en el trabajo sino sobre el dominio de la ganancia, dado que, de ello, deriva la plusvalía (el valor extra producto del trabajo: la ganancia) pero ¿es el obrero dueño de su trabajo? ¿es el humano un obrero? ¿es la humanidad un empleo? ¿es el poder un monopolio de ideas?
Marx, nos revela el concepto de la alienación como el resultado de la perdida de la
identidad con el trabajo, con “el hacer” (producto u obra desarrollada, es decir… lo que hacemos); sin embargo, la auto-alienación responde a una pérdida de la identidad con el deber, con “el ser” (imagen o voluntad cognoscente, es decir… lo que somos). Todo lo que no somos solo lo especulamos, y es justamente, las creencias y/o las fantasías es el principal patrimonio capitalista.
La posverdad como mero distorsión de la realidad, construyendo el escenario de
nuestras especulaciones sobre lo que creemos conocer. La naturaleza de la humanidad, el ego (el “yo” soy, nuestra entidad condicionada), así pues, el trabajo se controla sobre lo que yo soy y sé valorizándome como un capital humano. Por lo contrario, apropiarnos de una falsa identidad del “yo” escaparía a la liberación de autopensarnos: la locura, el estado de la absolución capitalista. Por lo tanto, el ser “humano” necesita el poder por sobrevivencia (el mito de la identidad humana, la posverdad de trascendencia), sin embargo, solo siendo [se] vive. (Vivimos lo que somos, un solo tejido entrópico.)