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El sacerdote maya

Introducción
La palabra sacerdote proviene del latín sacerdos, que su raíz sacer = sagrado, por lo
que el sacerdote, conforme a la definición en la RAE es aquella persona que se dedica a las
cosas sagradas, dar culto, realizar ofrendas y sacrificios. El sacerdote es de gran importancia
para muchas culturas y sus religiones, sino es que para todas, porque su función única como
intermediario entre los dioses y los hombres lo impone como persona que merece respeto y
en muchos casos da concejo a los gobernantes o reyes, sobre todo en las culturas antiguas es
notorio este aspecto de su influencia. La clase sacerdotal maya no es la excepción, ya que es
depositaria de todo el saber y es la creadora de la cronología que descansa en dos
conocimientos básicos y científicos: las matemáticas y la astronomía; también son los
creadores de la escritura maya.

Para adentrarnos más en la figura sacerdotal del pueblo maya veamos primero su
historia, centrándonos en su religión. La cultura maya se ha desarrollado desde antiguo y para
ello los especialistas han señalado 3 grandes periodos formativos: Preclásico (1500 a.C.-150
d.C.), Clásico (150-900) y Posclásico (900-1541), por lo que su religión ha tenido una larga
evolución. En su primera etapa, los mayas desarrollaron unas creencias, al ser nómadas, en
las fuerzas naturales, a las cuales temían y respetaban, luego fueron de tipo animista o mágica
en deidades femeninas, dando culto a la fertilidad. En su segunda etapa, que fue la de mayor
esplendor, se instalaron y cultivaron el suelo, surgiendo la agricultura y el aumento de la
población al asentarse en un sitio, dando lugar a las primeras ciudades mayas; los ritos
mágicos y el culto a los dioses se fueron convirtiendo poco a poco en actividades exclusivas
para grupos “selectos”, ya que estaban dotados de ciertos “poderes” y habilidades que no
poseía la mayoría de la población, surgiendo así los magos y hechiceros y más adelante, con
mayor estructura social y diferenciación de clases, nace el sacerdocio y los centros
ceremoniales para realizar las actividades religiosas. Esta clasificación social que incluía a
los sacerdotes en la parte superior (nobleza maya) y dominante de la población, junto a los
“Señores” o gobernantes, perdurará hasta poco antes de la llegada de los españoles a Yucatán.

Cabe señalar que al hablar de actividades religiosas es dificultoso debido al concepto


que tenemos ahora de ello. Para las culturas antiguas, como la maya, que en su religión daban
culto a varios dioses, destacándose los que se referían a los astros -como el sol y la luna- la
religión se entremezcla con la ciencia, ya que al considerar dioses a los astros se dedicaban
a observarlos y hacer anotaciones de sus movimientos, es decir lo que para nosotros es
estudio científico para ellos era estudio teológico o divino, al ser dioses lo que estudiaban.
Por esto los sacerdotes mayas tenían poder sobre el pueblo ya que conocían a los dioses y sus
efectos (movimientos), por ejemplo al estudiar el cielo con fines prácticos (estaciones o
temporadas de lluvia y su conveniencia en la agricultura). Se pudiera decir que la religión en
un primer período de esplendor, antes de las invasiones de otros pueblos mesoamericanos
(que introdujeron los sacrificios humanos), era de adoración del tiempo y de las fuerzas
naturales, y para hacerlo se necesitaban los espacios y las construcciones más adecuadas e
importantes, como podemos ver en Chichén Itzá. Se pudiera decir que la religión jugó un
papel importante e inclusive hasta determinante para la cultura maya, de aquí el interés por
los sacerdotes mayas.
El sacerdote maya
Como hemos visto el sacerdote maya gozó de un prestigio casi ilimitado y de una
influencia igual o mayor a la de los “Señores” en algunos periodos históricos, ya que los
aconsejaban y les contestaban sus interrogantes, el poder político y el religioso tenían casi
los mismos intereses. Se dice incluso de ellos “Los sacerdotes eran tenidos por Señores,
cabezas y superiores a todos y eran los que castigaban y premiaban, obedecidos con gran
esmero.” De acuerdo a la estratificación social, en su periodo de esplendor, los sacerdotes
vivían y disponían de edificios propios en el centro de las ciudades o dentro del recinto
ceremonial o especial, en el centro sólo podían vivir los sacerdotes y los jefes del pueblo, y
alrededor de ellos el resto de la población. En algunas ocasiones inclusive el mando político
y religioso recaía en la misma persona, por ejemplo con Itzamná y Kukulkán, que fueron
reyes y “Grandes” sacerdotes, hasta fueron considerados dioses. El “Gran” sacerdote podía
hasta fundar ciudades y dinastías.

Los sacerdotes eran respetados en debido a que estaban en más inmediato contacto
con la divinidad, poseían el secreto de las cosas (conocimiento), predicaban o publicaban los
días que consideraban propicios para festivales y la siembra, también podían predecir el
futuro. Era costumbre entre los mayas que el hermano del heredero político (primogénito),
es decir los hermanos menores, se dedicaran al sacerdocio (siempre y cuando tuvieran
disposición para ello). Aunque para ser “Gran” sacerdote sólo era por la línea hereditaria,
siendo hijo o pariente más cercano.

Eran la verdadera clase culta de la sociedad maya por lo que la instrucción que
recibían desde temprana edad era especial; los sacerdotes eran considerados los “más
religiosos, sabios y cultos debido a que tenían su especie de letras y libros y tratados.”
Tenían una educación diferente al resto del pueblo. Por todo esto las funciones que
desempeñaban eran muchas y variadas por ejemplo:

- Astrología, Aritmética y Medicina (con sus respectivas aplicaciones).


- Calendario civil y religioso, genealogías (dar nombre a los recién nacidos).
- Celebración de las fiestas sagradas y festivales, bendecir, cuidar las cosas de culto.
- Bautismo, Confesión, Casamiento, iniciación de la pubertad, purificación, ritual
funerario, preservación de tradiciones de todo género.
- Escritura, confección y cuidado de libros (códices).
- Lenguaje, música, teatro.
- Ir a la guerra.
- Escribir acerca de las creencias, enseñar a los novicios o futuros sacerdotes, así
como a los hijos de los Señores, aconsejar a estos últimos.

El oficio del sacerdote, como podemos observar era de mucha responsabilidad y hasta
cierto punto penoso, a pesar de las ventajas y beneficios que recibía, pues tenían que guardar
frecuentes ayunos o autosacrificarse constantemente, observar mayor castidad y velar a toda
horas. Para terminar, la clase sacerdotal estaba divida también en algunas categorías:

1. Ah K´in (el del sol): “Gran” sacerdote o Jefe supremo.


2. Chilan: intérprete de los dioses, vaticinios de todo género, interpreta sueños y el porvenir
en general, eran los médicos (antepasados del actual j´men, el que conoce).
3. Chaakes: eran cuatro ayudantes sacerdotales de menor categoría, elegidos en cada ciudad
entre los ancianos por un año, tenían una relación con el dios de la lluvia, de aquí su nombre.
Sujetaban a las víctimas en sacrificios y arrojaban a los espíritus malignos en los actos de
purificación, también colaboraban en la confesión y en los bautismos, eran ayudantes en
general en toda clase de ceremonias.
4. Nakones: su servicio era perpetuo pero poco honroso, ya que eran los que sacrificaban a
las víctimas a quienes les extraían el corazón, por lo que no eran bien vistos por la población.

Conclusión
Los sacerdotes mayas como hemos podido observar jugaron un papel importante en
el desarrollo de la cultura maya, eran auténticos sabios, tenían contacto singular con las
divinidades y eran la mano derecha de los Señores, eran los intelectuales de la época. Pero
como todos los oficios que traen grandes beneficios, respeto, privilegios y dignidad, para
llegar a ello se requiere un gran esfuerzo personal y de las circunstancias adecuadas (rasgos
hereditarios), ya que si se equivocaban o eran hallados culpables o delincuentes, su educación
debió ser rigurosa y tenían grandes responsabilidades y funciones o servicios, detrás de un
beneficio hay una pena o esfuerzo, nada es completamente gratis.

Al mirar al sacerdote maya en su historia y sus funciones, podemos entender un poco


más las razones por las que en las poblaciones que conservan y resaltan más los aspectos
culturales mayas, como el lenguaje y la vestimenta en algunos pueblos de Yucatán, todavía
hoy se conserva el respeto y admiración por los sacerdotes, ya que se les mira como
verdaderos sabios y conocedores de las cosas de Dios, están más cerca de Él y pueden
aconsejar con mayor exactitud que cualquier otro, inclusive hasta realizar con cuidado las
indicaciones o señalamientos que les dan, casi como si fuera una ley que obedecer. Pero así
como un sacerdote (cristiano católico) puede suscitar, ayudar, guiar la fe de la gente, debido
a las incoherencias o antitestimonios o malos concejos se puede llevar a la pérdida de sentido
religioso para las personas, dejando de un lado la fe y la religión y viviendo rechazando a
Dios o alejados de su presencia y su Iglesia.

Podemos encontrar semejanzas pero también grandes diferencias entre el sacerdote


maya y el cristiano católico, empezando principalmente por el dato revelado de que Dios es
Uno y Trino(no son varios dioses, sino uno en tres personas distintas) y habla al hombre
realmente en lenguaje humano y lo hace como amigo, compadeciéndose de nosotros
inclusive hasta asumir nuestra misma naturaleza humana, Jesucristo, el Señor, muriendo por
nosotros, mostrándonos una nueva forma de ser sacerdotes, dejando de ofrecer sacrificios
externos en víctimas (animales o personas) ofreciéndose a sí mismo en oblación a Dios. Y
esto ha continuado en la Iglesia con los sacerdotes ministeriales, que entre el sacerdocio
común es elegido para servirles y ser mediadores por el Mediador, Jesucristo.

La importancia de nosotros que estamos en formación es grande ya que el día de


mañana seremos los que estemos al frente de un pueblo, y por lo que debemos estar lo mejor
preparado, por eso estamos en el seminario, recibiendo una formación (similitud con el
sacerdocio maya que se prepara desde temprana edad). El pueblo de Dios se merece sanos,
buenos y santos sacerdotes para que el pueblo también, con ayuda de la gracia divina sea
sano, bueno y santo y camine unido hacia la patria celestial.
Referencias bibliográficas:

1. MORLEY Silvanus La civilización maya, FCE, México, 1953.


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