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Biblioteca Pública
A los elementos señalados se agregó, en el año 16, la organización de la Biblioteca
Pública de Montevideo como otro órgano de educación e instrucción que acreciera el
contenido pedagógico – si se puede emplear la expresión – de la Escuela de la Patria.
La Biblioteca Pública fue inspiración del padre Manuel Pérez y Castellanos, quien legara
el contenido de su librería a fin de que se fundase en Montevideo aquella institución.
Esta voluntad de Pérez y Castellanos fue exactamente interpretada por el padre
Dámaso Antonio Larrañaga, quien comprendió la urgencia de dotar a la ciudad de tan
importante elemento de cultura. Tanto que, previendo el largo proceso judicial que
provocaría el cumplimiento de la disposición testamentaria de Pérez y Castellanos,
propuso al Cabildo la fundación de una biblioteca pública. Los libros de Pérez y
Castellanos se incorporarían más tarde, por mandato de Artigas, a los que logró reunir
Larrañaga en cumplimiento de su propósito y cometido.
El Cabildo y Artigas aprobaron el proyecto de Larrañaga y la Biblioteca Pública de
Montevideo se inauguró el 26 de mayo de 1816. Su director fue el propio D. A.
Larrañaga (8). El Jefe de los Orientales rindió homenaje a tan trascendental
acontecimiento imponiendo, como santo y seña en su ejército, el día 30, lo que deseó
fuese siempre divisa de la nacionalidad: “Sean los orientales tan ilustrados como
valientes”.
Los servicios de la Biblioteca Pública fueron, sin embargo, de corta duración. El 20 de
enero de 1817 Montevideo cae en poder de los portugueses y el Cabildo decide
clausurar aquélla, encajonar sus libros y depositarlos en las casas que Pérez y
Castellanos había legado para su fundación y sostén.
Resumen
Resumiendo: la Escuela de la Patria como concreción educativa es un episodio trunco
que, como hecho, supera lo que su cronista Araújo relata, si se interpreta el acontecer
y se le extiende a su verdadera significación. Si bien no es posible determinar un fin
pedagógico-científico de ella, es indudable que Artigas, Larrañaga, el Cabildo de
Montevideo y cuantos aunaron a ellos sus esfuerzos, se propusieron una vasta obra
educativa. Vasta porque la Escuela de la Patria estaba en todos lados y no únicamente
en las aulas escolares; vasta porque los educandos no eran solamente los niños sino
todos los orientales; vasta porque el programa a cumplir importaba la enseñanza del
ideario artiguista, del sistema político, de –en fin- un nuevo concepto de PATRIA Y
NACIONALIDAD.