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Alain Touraine, de La Economía Global A La Guerra Regional
Alain Touraine, de La Economía Global A La Guerra Regional
Alain Touraine
Madrid, 16 de diciembre de 2002
-... Los sujetos, de lo que pudiéramos llamar los sistemas de acción, las relaciones y los
conflictos sociales, y por tanto, de los movimientos sociales, entendidos a su vez, como
unos actores colectivos comprometidos en un conflicto por la gestión social de los
principales recursos culturales. En “La crítica de la modernidad”, que es un libro
espléndido, es un libro que debería leer todo europeo, todo europeo culto, no solamente
los sociólogos, en La crítica de la modernidad, se muestra esta modernidad en su fase
triunfante primero, crítica después, tras la desconfianza en la razón y la crítica
intelectual, examinando precisamente después de ello lo que son las dos caras del
sujeto, la sombra y la luz que hay que considerar, que proyectan en las distintas
visiones de la democracia y de la personalidad democrática. La historia de la
modernidad, que en el libro queda muy bien dibujada como la de la doble afirmación de
la razón y del sujeto, se termina con un análisis de la democracia en nuestra época, pero
el profesor Touraine se quedó, vamos a decir, insatisfecho con el tratamiento que había
dado a la democracia en ese libro, y decidió ampliarla, profundizar en ella, y eso fue el
origen de su nuevo libro sobre qué es la democracia, donde, efectivamente, propone
responder a una pregunta que nace de un doble rechazo contemporáneo, es decir, el del
Estado movilizador, vuelto arrogante en exceso, y, por otra parte, el de los
enfrentamientos graves de los mercados y las tribus entre sí. No, no puedo desarrollar,
evidentemente, ni voy a terminar el desarrollo de esta respuesta teórica, pero sí quisiera
indicar que el profesor Touraine estima que no podemos quedarnos en una concepción
modesta de la democracia, como es, fundamentalmente, la de la libertad negativa,
definida a su vez como un conjunto de garantías contra la arbitrariedad política, si no
que, por el contrario, no podemos prescindir, no se puede prescindir de la concepción
positiva de la libertad, que reconozca a los individuos y colectividades como sujetos,
protegiéndolos y alentando su voluntad de vivir su vida, de modo que por un lado se
incremente la libertad y la liberación de cada uno, y por otro se reconozcan, por parte de
cada actor, los derechos y la libertades de los demás. Bien, yo sé de sobra que resulta
muy simplificado, en exceso, este pequeño esbozo de las ideas y de las obras del
profesor Touraine, pero es sólo una pequeña muestra que he querido hacer de su figura
intelectual, que es una figura intelectual que se inscribe en la mejor tradición europea de
la racionalidad, la duda, la crítica... Montaigne, muy bien conocido del profesor
Touraine, en un notable ensayo que escribió sobre el arrepentimiento, afirmó que él se
limitaba a describir al hombre cambiante, dado que el mundo es un balanceo perenne
donde las cosas se agitan sin cesar. “Yo no pinto el ser”, dice Montaigne, “pinto lo
transitorio, tengo que acomodar mi historia a su hora. El resultado es que me
Estos modelos se deshicieron por una serie de razones, por una mala
organización de los recursos, corrupción, etcétera, no importa, y lo que vimos en los
años 60’, 70’, fue la desaparición rápida de este modelo del mundo entero, y no
queda ni un solo país, hoy en día, que siga este modelo de posguerra. Lo que hemos
visto, para decirlo en una palabra, o dos palabras, pero que son sinónimas, fue una
vuelta al capitalismo, tomando la definición normal de capitalismo, que es la
desvinculación de la actividad económica del resto de los sistemas sociales, es decir,
de los sistemas de regulación de control social. Esta autonomización, esta
eliminación de los controles sociales, y esta predominancia de los intereses
económicos sobre el resto de la sociedad, todo esto, no sé por qué, hoy en día se
llama globalización. Globalización significa mundialización, pero había ya bastante
mundialización. Se va formando una economía mundial, encima de cualquier
sistema de regulación social o político, y llegamos a la lógica, este nivel puramente
económico, a veces racional, en la mayor parte de los casos, no racional, y vamos,
en gran parte imprevisible, entre los más de mercados que de planificación o de
proyecto político.
Esta idea de que la vía social está dominada por una lógica básicamente
económica, económica significa económica, pero también significa tecnológica y
financiera, entonces no hay una, si no varias. Esta idea de que los proyectos, las
fuerzas, las decisiones políticas, sociales, culturales, no tienen mucha importancia
frente a esta globalización; y ustedes escucharon, como yo, esta frase ya tan suelta,
gastada, de que ya el Estado Nacional no cuenta, porque es demasiado grande para
los pequeños problemas, y demasiado pequeño para los grandes problemas. Lindo.
Falso. Pero se repitió en todas partes que ya se va, se ha ido el Estado Nacional.
Bueno, no me toca hoy en día discutir esta idea, que es totalmente falsa, y no
conozco ningún economista, hoy en día, ni un estudiante de primer año, ni un
premio Nobel, que defienda la idea de que los factores económicos son, digamos,
predominantes para conocer y entender el proceso global de cambio, como dice un
excelente economista, además premio Nobel, solo dice más avanzada una economía,
Como todos sabemos, durante los últimos años, los movimientos anti-
globalización, o a favor de otra globalización, han crecido mucho y tienen una
importancia muy grande ahora, en Europa, en América Latina, y en otras partes. Me
interesa mantener esta idea, no para defenderla, sino sostenerla como el punto
central del sistema de pensamiento, y del sistema de acción, que es la economía
mundializada que da sentido a todo lo que está pasando.
Este pasaje del modelo global de posguerra a este modelo economicista,
significó, y ahí tengo que acordarme de que soy sociólogo, significó una
autonomización creciente de varios aspectos de la vida social. Para tomar un
ejemplo obvio, durante estos años creció una visión ecologista, el tema del medio
ambiente, el tema del desarrollo sostenible. Son temas que son muy distintos,
opuestos en parte, pero muy distintos intelectualmente del tema economicista. De
cierta manera, el tema tecnológico también tuvo cierta, y tiene cierta autonomía.
Pero el aspecto comunitario tomó más importancia en el pensamiento, es decir, no
en las formas extremas, que no son mi problema hoy, pero la referencia a la
importancia de las comunidades, de los grupos definidos por algunos atributos
sociales o culturales, frente a esta globalización, eso es un hecho nuevo que hemos
aprendido a vivir a varios niveles: a nivel mundial, a nivel local, a nivel nacional, a
nivel para nosotros, europeos...
Encontramos entonces una fragmentación de la visión, la visión de posguerra,
que todavía es una visión, digamos, post-Ilustración y post-Marxista, etcétera, esta
visión queda muy integrada, y con eso era... un encanto, una visión muy integrada,
está reemplazada por una serie de análisis, y de emociones, y de formas de
participación muy distintas unas de las otras.
Continúo con un tema, que tal vez es el tema que me importa más, que es la
desaparición de la idea de sociedad, no hay más sociedad, y la sociología no puede
-... Esta problemática, pero sin embargo, nosotros, como el resto del mundo, tenemos
existencias, experiencias, problemas, etcétera, y la idea que quiero expresar, de manera
un poco simplificada, es que nuestra vida, nuestra experiencia es menos y menos
dominada por problemas económicos y sociales, y más y más, por un lado, por los
problemas de la guerra, por otro lado, por problemas digamos privados, o problemas
morales. Yo podría referirme, pero es un poco peligroso ahora, a una novela que fue
publicada hace dos años, o algo así, pero el mismo autor, después, publicó otra novela,
una novela que se llama Las partículas elementales, de un tipo que se llama Wellbeck, y
digo que me impresionó mucho, porque la visión que da de los seres humanos es que
hay por un lado Dios, o la ciencia, por otro lado el sexo, que en Kant no va más allá de
la masturbación, y entre los dos nada, y yo creo que tiene bastante razón, es decir que, el
sistema de valorización de las conductas humanas a nivel social o económico, no
hablamos (¿...?) muy pragmáticos, pero con menos y menos pasión, y si en una
dirección se nos propone una política económica u otra, la gente no va a votar,
sencillamente; o es difícil saber, por ejemplo, yo no me acuerdo nunca si Aznar es un
tipo de izquierda y Blair un tipo de derecha, o si es lo contrario, por qué, porque firman
los mismos textos, entonces, dónde está la diferencia, tal vez Blair defendería mejor la
costa inglesa, pero, entonces... ¡Y no estoy seguro, no estoy seguro! Depende si es
inglesa o de Escocia. Pero lo que es cierto que, digamos, las pasiones, las emociones,
los debates, las preocupaciones nuestras, nuestras individualmente, pero colectivamente,
son dominadas por problemas de relacionarnos con la vida privada. Aparte, si yo tomo,
no sé, en el caso de Israel, no, no creo que haya diferencia, en el caso francés, fuera de
las decisiones que transforman las directivas de Bruselas en leyes nacionales, que