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Proyecto La Ciudad de los Niños

Consejos de Niños 2015

Campaña de
Recuperación
del
Buen Día!
Proyecto Ciudad de los Niños
Consejos de Niños 2015

Campaña de recuperación del Buen Día!

La Ciudad, ese maravilloso escenario


para transformar en beneficio de tod@s...
…en ella reconocer cuánto puede aportarle nuestro compromiso
y nuestra participación sumándole cotidianamente
belleza y poesía a cada uno de nuestros actos...

¿Qué es ser rosarinos?


La primera respuesta a esto es vivir por aquí, cerca del Monumento, al borde del río,
cerca de las Cascadas del Saladillo. Vivir en tal o cual barrio, pasear por determinados
paseos, conocer algunos estadios y a más de un héroe del deporte.

Con los chicos decidimos investigar que era esto de “ser rosarinos”, fuimos por sus
barrios, les preguntamos a sus mayores, juntamos nombres de referentes para cada uno
de los que íbamos cruzando.

Ser rosarinos es haberse humedecido los pies en el rio Paraná o haber tomado un remo
en uno de sus tantos bares, haber recorrido sus parques para comer pororó un domingo
por la tarde.

Ser rosarinos sumaba historias de nuestro patrimonio y tan importante como la cerveza y
el Carlito para nuestros mayores, aparecía nuestra forma de tratarnos, nuestra manera de
mirar la vida a paso lento, a escala humana, con nuestros recuerdos de infancia a la
vuelta de la esquina y siempre, siempre con una sortija de la suerte esperándonos en la
siguiente vuelta de la calesita.

Y tan humana es la escala de la ciudad que así como el Monumento a la Bandera nos
espera cada 20 de junio para recordar que los rosarinos somos hermanos de la enseña
patria desde su misma cuna, también cada 20 de julio nos esperan sus bares y sus
parques, para festejar el Día del Amigo.

Desde siempre, Rosario se ha caracterizado tanto por el buen trato entre quienes vivimos
en ella, para con nosotros mismos y con quienes nos visitan frecuentemente. En el trabajo
con los chicos durante el año 2015 detectamos en varias oportunidades su preocupación
por la necesidad de recuperar algunos valores perdidos, formas de trato que se
extrañaban entre nosotros. Los niños hacen hincapié en la recuperación de ese buen trato
perdido y enuncian que hay palabras que parecen no existir más entre quiénes estamos
viviendo en esta ciudad. Que la gente parece no conocerse. De este Rosario, nuestra
casa, parece que se han mudado algunas palabras, como "buen día", "por favor",
"gracias"…

¿Por qué elegimos Buen Día?


De las palabras que se mudaron, elegimos para empezar a trabajar la campaña el Buen
Día, porque si bien todas nos gustaban, había algunas cuyo eje estaba mucho más
centrado en lo colectivo, en la relación con nosotros y no tanto en lo que recibimos de
ellos.

Elegimos Buen Día porque decirle “Buen día” a alguien es en primer lugar visualizarlo
delante de nosotros, verlo, implica la existencia de ese otro. Comunicarnos con él, avala
el haberlo visto.

En la propuesta de los chicos, recuperar palabras que nos decíamos, y que estaría bueno
volvernos a decir, es recuperar miradas, es recuperar re-conocernos, es recuperar
acciones que impliquen hacer con el otro. Pero también, es recuperar el deseo de
bienestar para todos nuestros vecinos.

Decirle “Buen día” a la gente es regalarle un deseo, “la energía de una bendición”

“No es lo mismo decir Hola que decir Buen día, Buen día es un deseo que te dura todo el
día.”
¿Qué implica el Buen día?
Los chicos de los Consejos de Niños 2015 se plantean la necesidad de establecer todos
juntos una campaña comunicacional con distintas acciones para recuperar el "Buen día".
Intentan con ello aportar a la convivencia para así enriquecer a Rosario. Ir por la ciudad
diciendo “Buen día” y con ello lograr una sonrisa de aquellos con los que nos
encontramos “porque si una persona tiene un mal día y nosotros le hacemos sacar una
sonrisa, su día no va a ser tan malo”.. Porque cuando alguien te desea un buen día “…no
quiere que tengas un mal día, sino que ella te desea que el día tuyo sea espléndido.”

En opinión de los chicos un “buen día te alegra el día.”

Uno podría ir por la ciudad diciendo estas dos palabras, porque “es contagioso, como el
bostezo y la risa”. Uno también podría hacer acciones de “Buen día”, en espacios donde
haya gente reunida… uno podría decir “Buen día” aún a aquellos a los que no conoce.

Rosario se plantea como una ciudad que recepciona a gente de muchas latitudes, a sus
habitantes les gusta ser recordados por nuestro buen trato, cosa que los chicos registran
como no tan frecuente, como a ellos les gustaría que fuera.

Así aparece en los textos que recogen los chicos, casi como nuestro patrimonio más
intangible; nuestra forma de tratarnos. Concientizarnos en que las urgencias cotidianas, el
aumento de las distancias, y el circuito de las rutinas, lesionan de manera imperceptible
pero aguda nuestras relaciones humanas, tanto con los más cercanos en los afectos,
como con los que nos rodean, casi como “actores de reparto” en el lenguaje de los niños,
nos permitirá estar más sensibles a las posibilidades de modificarlo.

Según los chicos al primero al que le dirían estas dos palabras es a sí mismos, “porque
quiero tener un buen día” y también le dirían “Buen día” al colectivero “porque está muy
serio”; a sus seños porque están siempre estresadas y me gustaría que sonrían un poco
más”… “a mis papás porque los quiero mucho”… “a vos que lo estás leyendo porque
todos merecen un buen día”. Y se extenderían a decirles “Buen día” también a los
desconocidos que van por lo calle… “para saber cómo hablan y saber si tienen buena
onda y simpatía.”

Por supuesto los niños, le dirían “Buen día” a sus mascotas, a los peluches, y al perro de
su vecino; porque para los niños todos podemos mejorar cómo nos sentimos.

Decir “Buen día” y así recuperar nuestro buen trato nos haría sentir “un poco de la
familia”, como cuando vamos a los pueblos más chicos y todos nos saludan sin
conocernos pero nos tratan como si fuésemos familiares. Los niños confían
profundamente en la posibilidad de esa red que se generaría por contagio si entre todos
hacemos el intento de recordar el “Buen día”. Porque cuando varias personas lo hacen,
generalmente el otro también lo imita.
¿En qué consistiría la campaña?
¿Cómo contribuir, entonces, a construir una ciudad donde la convivencia sea más
amigable, donde sea posible disfrutar de la maravilla del encuentro con los demás en
cada rincón? ¿Cómo pensar el uso de las palabras para que nos acerquen y así aportar a
que en nuestra ciudad se teja un entramado de miradas?

El Proyecto consiste en realizar una campaña en la que se trabaje durante al menos el


año 2016, con distintas acciones para sensibilizar a la población en la necesidad de
recuperar nuestro buen trato, personificado en estas dos palabras que dan nombre a la
campaña.

De esta manera, invitar a chicos y grandes a sumarse a ella y regalar en la cotidianeidad


el deseo de un “Buen día!” a aquellos con quienes nos encontramos en la ciudad.

Para esto, en esta primera instancia, generamos una pequeña tarjeta, que sorprende con
un “Buen día” a todo el que quiera abrirla, recordándonos que nuestro día puede cambiar
si compartimos estas palabras con otros. La intención de este pequeño Buen Día es que
al entregarlo, podamos brindarle a alguien la posibilidad de tener a mano un recordatorio
de lo importante que es reproducir eso que acaba de recibir. Cada vez que durante el día
necesite evocarlo, porque seguramente se le presentaran muchas oportunidades de
aplicarlo.

Y proponer otras campañas para que de manera escalonada vayan apareciendo durante
el año fortaleciendo nuestra intención de instalar nuevamente el buen trato entre quienes
habitamos Rosario.

En nuestra intención de sensibilizar a niños y adultos para lograr que tengan una mejor
relación entre ellos, con lo público y con el medioambiente, las palabras nos permitirán en
Ciudad de los Niños, que una vez más, desde lo bello y la sensibilidad humana nazcan y
se fortalezcan las ganas de modificar el entorno.

Empezar una campaña es dar un puntapié inicial, que puede enriquecerse en múltiples
acciones que se abran desde esta primera.

Estos chicos que hoy proponen salir a la ciudad a compartir esta idea, serán los primeros
con quienes podremos contar el próximo año, desde el lugar de “Posconsejeros” del
Proyecto Ciudad de los Niños, para pensar y llevarla a cabo con quienes, desde sus
competencias profesionales, nos puedan guiar para multiplicar nuestros esfuerzos en pos
de fomentar un mayor nivel de cordialidad entre la población de la ciudad.
Por otro lado, reforzamos la necesidad de que la modificación de nuestra cordialidad no
sea exclusivamente en lo privado sino también para con aquellos con quienes habitamos
lo público.

Es deseo de los niños que estos buenos deseos circulen también por sus redes sociales.
Así, proponen crear un hashtag #BuenDía, y sugieren como una apoyatura de la campaña
el comenzar las sesiones en sus redes personales cotidianamente con un Buen Día.
También lograr eco en os medios tradicionales de comunicación con acciones efímeras y
reiteradas como llamar a las radios todos los días; “Hola, llamo para decir Buen Día para
todos los oyentes”

Mientras trabajábamos con los chicos el tema, surgió el interrogante de si saludar a gente
que no conocíamos, quizás podría hacernos pasar por locos, ser mirados con extrañeza o
incluso con desconfianza. Aparecía allí la dificultad de aportar algo que estaba
considerado valioso por los chicos con el riesgo de que no sea valorado, por los otros. Sin
embargo, la intervención certera’ de una de las niñas nos hizo reflexionar; con un
desenfado y certero “…y bueno!!…¿qué importa?... algunos se contagiaran y cada vez
seremos más”

¿Cuál es el objetivo de la campaña?


Con estas acciones, poder devolverles a los chicos y a los grandes la belleza y la
simpleza de convivir en armonía, en cada casa y en cada barrio, como territorios propios
para jugar, pasear, disfrutar, estar, hacerlo suyo, convertirlo en espacio compartido con
otros en el marco del respeto y la solidaridad mutua. Connotar al espacio público como
lugar mimado para crecer juntos, para aprender de lo vivido, lo imaginado y transitado.

La ciudad puede ser para los niños y a través de ellos, para todos, ese lugar poderoso de
encuentro, de convivencia, de comprensión de las diferencias, en torno a un proyecto
común que implique el respeto, la solidaridad, y la ponderación y el disfrute del espacio
público.

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