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v

ontratos
M.iiiiatro
.. Mariano Azuela Ciiiitr6n
Pirsirlc7it~

Primera Sala
Ministro Josi- Rzm6n Cussio Diaz
Prcsidenrr

Minisrro J o i de Jesús (3il<iiíioPelayo


Ministm Oiga S & n c l i ~Cordcio
-~ dr üarcia Viilegns
Mitiisrru Jiiaii N. Silva hlezn
Ministro Sergin A. Vaiis Iternández

Segunda Sala
Mi~iistriiMargarita Beatriz Luna Ranioa
Piesi<lentu

Mii~isrroSergio Salwdor Aguirre Angtiiano


Miriisno JuanDiaz Romcm
Minisrrc Gerisri>Ilsvid Cii>ngora Pirncntel
Mirrtino <>uillermo1. Ortiz Mayagoiti~i

Comité de Puhlicacionefi y Prouroci(>nEducativa


Ministro Mariano Arucln (;iiitrón
Ministra Margarita neatrir I.una Ramos
Miiiistra Oiga Cinchez Cordero de (jarcia Villegas
Suprcma Corte de Justicia de la Nación
Beiicmérita Universidad Autónoma de Puebla
Faculrad de Uerccho y Ciencias Sociales

(ewe Centro de Consulta de


lnfor;;;g;;;;

Coordinadores
Carlos üonzález Bhnco
m osé isrnael Alvarez Moreiio
Primera edición: norliembre de 2006
U.R. 62 Suprema Corte de Justicia de la Nación
Av. José Maria Pino Suárez Nurn. 2
C.P. 06065, Mkxico, D.F.

D.R. @Facultad de Derecho g C.S., de la BUAI'.


Av. San Claudio S/N, Col. San Manuel
Ciudad Universitaria. Piiehla, Pue.

Impreso en MCxico
Printed in Mexico

La cdicion de esta obra estuvo al cuidado de La Dirección General de la


Coordinación de Compilación y Sisteniatización de Tcsis de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación.
Contenido

Presentación. Ministro Mariano Azuela Cüitrón ...........................


Prólogo. Olga Sáiichez Cordero de García Villegas .......................
Prcamhulo. Fernando Serrano Migillón
Prefacio. Jorge A. Sánchcz Cordero Dávila ................... .
.............
lntroduccián. Pauia María Garcia Villegas Sánchez Cordero ......
'TIMA 1. Q U E ES UN CONTKAT

TEMA2. CONI.IIAT<IS
PRELIMINARE
La promesa de contrato
Construcción de la promesa

........................................................................................
TEMA3. CO~~PRAWNTA
1.a cosa o el derecho
El preci
Requisitos de validez de la compraventa
Obligaciones del renciedor
Obiigacioriesdel compradoi- ...
Modalidades dc la compraventa
TEMA4. PERMUT
..............................................................................................
T'EMA 5. D»\IA(:IIIN
Efectos de la donación
h. MUTUO...................................................................................................
TEMA 173
Mutuo con interés 177
TEMA
7. COMODAT 181
TEMA8. ARRENI)AMIENTI) 189
203
Subarrendamiento 207
TEMA9. DEPOSITO
TEMA10. MANDATO
TEMA11. CONTRATODE PREsSACION DE SERVICIOS

TEMA12. DELCONTRATO DE OBRAS A PRECIO P.I.?ADO .......................................


DE H ~ S P ~ D A I....................................................................
TEMA13. CONTRATO E

TEMA14. CORPORACIONES
CIVIL
TEMA15. SOCIEDA
TEMA16 . APARCERI

Compra de esperanza
TEMA18. CONTRATOS ...................
ne GARANT~A ....... ................................
TEMA19. PRENOA
20. L* RENTA VITALICIA.
TEMA
2 l . HIPOTECA
TEMA
TV.MA .
.
N . ................. ..............................................................
22. TRANSA~:CIG
T E M23.
. ~ R E ~ ~ ~ SPUHLIL;<
TRO
Presentación

d unque su mayor aspiración fue publicar un libro,


al maestro Jorge Sánchez Cordero no le fue posi-
ble entregar a la imprenta u n texto sistematizado de los cursos
que impartió en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional
Autónoma de México. Por ello, la Suprema Corte de Justicia de
la Nación y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
decidieron publicar, dentro de la colección Apuntes de las clases
impartidas por ilustres juristas del siglo X X , los Apuntes (li. contratos
de las clases del maestro Jorge Sdnchez Cordero, tal y como sc
recabaron en el aula. C o n ello se recuperan las obras que no
pudieron aparecer en el momento que les correspondia.

Tras la promulgación del Código Civil de 1932 hubo pocas


publicaciones dedicadas al derecho civil. Diversos autores
reinipulsaron la literatura jurídica sobre la materia: Manuel Borja
Soriano, Gual Vidal, José de Jesíis Ledezma, Rojina Villegas,
quienes coadyuvaron a actualizar el conocimiento del derecho civil
y a la exegesis de nuestro código. Entre quienes sucedieron a esa
generación de juristas figuró Jorge Sánchez Cordero. Sus lecciones,
impartidas en la entonces Escuela Nacional de Jurisprudencia,
fueron de enorme importancia en la formación de militiples gene-
raciones de abogados.

La edición del presente libro se facilitó por la práctica añeja


de registrar, en forma estenográfica, los apuntes tomados por los
alumnos. Ello ha permitido que las lecciones del maestro lleguen al
lector de nuestros días y que, quien lea estos apuntes advierra
ia habilidad con la que el maestro Sánchez Cordero abordaba los
problemas del contrato.

La evolución de los contratos ha sido inevitable, la complc-


jidad de Las relaciones sociales ha obligado a ciiidar su regulación.
Si bien esta obra son apuntes recopilados en épocas lejanas, sus
ensefianzas escapan a la obsolescencia; no sólo por la actualidad
de sus argumentos, sino también, por la urgencia de que el profe-
sional del derecho domine los elementos dcl contrato antes de
asesorar, representar o resolver un cayo concreto sometido a su consi-
deración. La sencillez de estos textos permitirá al estudiante -y aun
al profano- abordar las fuentes bibliográficas con el fin de buscar
la actualización; sin embargo, el legado del maesno Sánchez
Cordero será suficiente para lograr una bilena cercanía al Libro
Cuarto del Código Civil.

Ojalá q u e esta nueva entrega de los Apuntes de las clases


impartidas por ilustres juristas del siglo XX, logre mantener vigente
el pensamiento de nuestros predecesores en el cultivo de la litera-
tiira juriiiica nacional.

Ministro Mariano Azuela üüirrán


l'rc.si<lr.nrc. ilr lri Strl~rcmrt Curte de hlsticia de la Narión
y <lei Consejo de L a Judicatura Federal
Prólogo

I stas lineas pretenden ser un homenaje a la memoria de mi


padre; pero como los lectores comprenderán, una hija no
pue e sino ensalzar las virtudes y destacar los aciertos del hombre
que le dio la vida y que, además, le formó e n la docencia y e n
la práctica profesional, marcando definitivamente el rumbo de su
propia existencia. Buscando la objetividad que requiere el come-
tido de escribir un prefacio al libro que en vida siempre quiso
publicar mi padre, trataré de referirme a la importancia que me
parece tiene el libro, sin descuidar la de su autor. Me excuso de
entrada, si ese objetivo inicial no quedare colmado al concliiir
este intento. Sé que los lectores de este libro sabrán ser benévolos
con quien lo prologa.

El maestro emérito Jorge Sánchez Cordero nació el 30 de


agosto de 1914, al abrigo de una de las épocas más t~trbulentasy
en este esfuerzo editorial, lo cual revela su amor no sólo por la
noble rama del derecho que por tantos años ei~señó,sino por
la cátedra misma: una segunda pasión.

Ese amor por la enseñanza, requisito indispensable para quien


quiere hacer de la educación de gelleraciones filturas una causa
de vida, le llevó a ser siempre, c n esa faceta, como e n muchas
otras de su vida, u n hombre entregado, un buscador iilsaciable de
me,iorainiento intelectual, no sólo de su persona, sino, principalmen-
te, de la de sus alumnos. Son famosos sus programas de ensenanza
y aprendizaje extraordinarios, más conocidos como "maratones"
académicos, que por su éxito y trascendencia aún se recuerdan
con agrado y cariiio en quienes los vivieron. Ocupar el tiempo
que tenia libre aun fuera del aula, en la formación académica y
personal de sus alumnos, en la recolección de estas que él llamó
"fichas resueltas de contratos", es una de las razones que hoy hacen
que este libro vea la luz editorial, pues estos apuntes, como he
dicho, son el fruto de esas jornadas de dedicación al estndio, de
preparación de su cátedra, de su pasión por la enseñanza.

Esas peculiaridades e n la didáctica utilizada e n la exposición


de su cátedra, su inmenso amor por la Universidad y la vida acadé-
mica, la puntualidad de su cátedra, la calidad de su exposición y,
especialmente, la comprensión hacia sus alumnos, no sólo como
tales, sino como seres humanos, entre otras virtudes, fueron consi-
deradas para designarlo Maestro Emérito de la Universidad Nacio-
nal Autónoma de México; y, en dos ocasiones, candidato a dirigir
Ia Facultad de Derecho de esa misma irniversidad.
18 Oiga Sdnrhcr Cordero de Gercia Villegas

Pero además del csfuerzo personal, que para mi seria motivo


suficiente para su publicació~~,
estos apuntes rescatan dos de las
cualidades que mi padre siempre destacó para fundamentar ese
amor por el derecho civil al que me he referido: la autoiiomia y el
valor de la persona. Pues decia que el derecho civil es esa parte
del ordenamiento que permite a la persona contar con protccci6n
y defensa para la realización de sus fines dentro de la sociedad en
la que vive.

Miembro como era, del claustro de profesores de la Facultad


de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México,
siempre gozó del respeto Y el cariño de sus pares y sus aliimnos,
lo cual atribuyo, precisamente, a sentirse parte de ese cuerpo
autónomo de seres pensantes, vanguardia del pensamiento nacio-
nal, que en ese entonces poblaba y sigue pobiarrdo la UNAM. Era
tanto el cariño de sus alumnos y tantos los pupilos cosechados
durante los años de docencia, que el homenaje que se le hizo por
sus veinticinco años de vida académica fue de tal magnitud,
por la enorme cantidad de alumnos y maesrros que asistieron a
esa recepción, que fue necesario celebrarlo en el Auditorio Justo
Sierra de la Facultad de Filosofia y Letras, uno de los más grandes
de la UNAM. A este homenaje asistieron espontáneamente estu-
diantes y maestros que, en su mayoría, permanecieron en el exterior
por falta de cupo suficiente; pero que, a pesar de ello, estaban
atentos tanto a su mensaje como al del insigne Rector, Ingeniero
Javier Barros Sierra, de tan grata memoria por su respeto y defensa
de la autonomía universitaria en esos tiempos conwlsos, dc gran
trascendencia social para el pais.
Rescato la virtud de este libro para dar pie a la propuesta de
revisar, y en consecuencia actualizar, nuestro derecho civil e11 el
ámbito de lo moderno. Este libro responde a esa exigencia de
reajuste que tiene el dereclio civil c n la actualidad para seguir
conservando ese ideal de autoriomia -en su faceta de autonomía
privada, de autonomía de la voluntad- frente a una tendencka que
gana terreno en la acrualidad: la excesiva injerencia estatal en la
orbita de actuación de las personas, en sentido positivo o negativo,
para bien o para mal. Pero también el valor de la persona frente al
excesivo auge de los valores económicos y patrimoniales. Como
dice un destacado profesor espaiiol: el derecho civil "debe recoger
la totalidad de los fines de la persona y agrupar debidamente jerar-
í~uizadaslas instituciones que las realicen."

En esto me parece que va uno más de los méritos de publicar


estos apuntes: rescatar la importancia de los fines de las personas
mediante la revisitación de irna de las más importantes institucio-
nes del derecho civil: el derecho de los contratos, la parte mas
de la regulación de las operaciones personales de todos
los individuos e n sociedad. Mirando n o únicamente el objeto del
contrato, sino particularmente a los sujetos que 10 realizan, la parte
fundamental, central de todo el sistema de derecho civil.

Es una idea fundamental de las enseñanzas de mi padre, como


padre y como maestro: mirar por sobre todo la persona. Y me per-
mito la libertad de recurrir de nuevo a la anécdota personal.
Él siempre tuvo u n don que durante toda su vida le caracterizó y
que, en lo personal, he tratado siempre de emular: cuando alguna
persona consultaba ya fuera al maestro o al Notario, él siempre lo
recibía como la persona mas importante del mundo y le brindaba
desinteresada asesoría y orientación profesional. Nunca escuché
a nadie que a él hubiera acudido en lo profesional o lo personal
que se fuera insatisfecho con su respuesta. Todas esas personas
pudieron no encontrar, en muchos casos, una contundente res-
puesta; pero siempre encontraron a un hombre dispuesto a escu-
char y a apoyar. Un hombre sensible y conscienre que llevó incluso
al campo de la teoría esa perspectiva clue tenia del mundo.

Su ítocrrina de los actos y los hechos jurídicos y las propuestas


para fortalecer las normas de proteccion a la parte débil de las
relaciones <thlipaci«nales,pero también el enfoque que contienen
estos apuntes de contratos, son ejemplo ríe ello. La protección social
de 10s más déhiles fue siempre una preocupacion no sólo de su
ctite~tra,sino en suvida cotidiana. Recuerdo con claridad a muchos
ile 5tis alumnos íte escasos recursos económicos que fueron
I~ciicticiatlospoí él, pues cuando carecian de medios para adquirir
sus libros de texto les financiaba sil adquisición con la única
c<iniiici<inde obtener excelentes calificaciones. En otros casos,
reiiierd<l,la ayuda se extendia m b alla de los libros y piiedo decir,
sin temor a equivcjcarme que, gracias a su apoyo, muchos alumnos
puíiieron continuar sus estudios universitarios. Nunca perdió de
vista 1% importancia capital de la persona, finalidad de todo el
derecho, ya no s610 el civil o el de los contratos, enseñanza de la
que dejo c o n o constancia su obra.
Con esto quiero terminar

Jorge Sánchez Cordero fue un gran maestro, un excetente


académico, u11 amante de la Universidad y un hombre fiel a su
cátedra y a sus alumnos. Pero sobre todo fue irn padre de familia
ejemplar, un marido excepcional y un guía inigualable. Su obra
humana, reitero, perdura en sus hijos (los que tuvo con mi madre,
pero también los académicos) egresados todos de nuesrra Alma
Mater y todos deudos de la obra de mi padre, no sólo por lo que
materialmente siempre nos dio; sino más que nada y ante todo,
en lo personal, por la incomparable herencia que significa llevar
su apellido y sus enseñanzas como ser humano.

El dia 6 de marzo de 1986 desapareció mi padre en lo físico, y


dejó un hueco enorme e insustituible en la vida académica; pero
su memoria permanece en quienes hemos seguido sus ensefianzas
y tomado su ejemplo, su dedicacióii y su amor inconmensurable a
la Universidad Nacional Autónoma de México y a las instituciones
nacionales. Este libro es un muy pequeño testimonio de ello y estas
líneas 1111 homenaje como he dicho, a u n hombre extraordinario
del que hoy se rescata una parte de su pensamiento. In melnoriam

Olga Sánchez Cordero de Garcia Villegas


Preámbulo

5B urante mi paso como estudiante por la Facultad de


Derecho de la UNAM, parte importante del tiempo
se empleaba en lograr apuntes y notas bien estructuradas para
estudiar cada materia de la mejor manera posible. Sin embargo,
el tiempo mientras trairscurrian las lecciones era siempre escaso
y el alumno se encontraba antc la disyuntiva de prestar atención al
profesor o emplear su esfuerzo para tomar notas intentando ase-
mejarse a un estei~ógrafo.La elección de uno de estos caminos, es
evidente, presentaba asperezas en el aprendizaje que sólo podían
sortearse con la generosidad de algún esforzado docente que com-
partía sus noras con el estudiantado.

Poner a disposición de los alumnos los apuntes de aquellos


profesores que impartían cátedras en las que, por su tecnicismo,
24 Fernando Seridno Mipall6n

se requería indefectiblemente la atención de tos asistentes a la


lección era, y creo que sigue siendo, una herramienta dc suma
utilidad en los esfuerzos didácticos que se llevan a cabo en las
Universidades. Es por ello que los "Apuntes de Contratos tomados
de la cktedra que imparte el Lic. Jorge Sánchez Cordero", se pre-
sentan como un instrumento de gran valia que, mas que buscar
un desatrollo teórico absoluto, se ofrecen al alumno como un
elemento de consulta que le permite adquirir los conceptos funda-
mentales en materia de contratos que se requieren en el estudi«
'te la ciencia jurídica.

EII esre lihro, se hrindan al lector elementos esenciales expre-


sttl<isct,rr cliiririad y sencillez. A través de razonamientos concretos
L. i~icitscfarni., sc \tigran construir representaciones conceprua\es
y 1113 niarcn tc¿>rici>qitc los altimnos que asisten a íos cursos de
~ , t l t l r r : i r <ctiionrrariin
~s como imprescindibles, pero que serán muy
ittilcs ramhi+n para quienes deseen acercarse a la comprensión y
de ias relacictnes conirac-~les y sus consecuencias
~.spiii;ir.i<~n
itiridiinn.

Lcrs aptinres Jr conrtatos tomados de la catedra d e Jorge


&i~-rchez
Cr>rcierí)enriquecen la obra de quien, a través de su rra-
baj,~en las aulas, ha brindado su riempo y saber a un gran número
de alumnos, Y reflejan conocimientos que son resultado de una
lare trayectoria profesiona! en la que la experiencia y la dedicación
ni> pueden pasar desapercibidas.
La obra que el lector tiene en sus manos no pretende ser exhaus-
tiva; a pesar de ello, La fluidez en las ideas y el rigor metodológico
que han caracterizado las lecciones dc Jorge Sánchez Cordero, se
proyectan en un csttidio sustancioso en materia de contratos. Es ver-
dad que a lo largo del tiempo se ha escrito iin número considerable
de páginas sobre cste tema; sin embargo, es raro enconttar textos
en los que la claridad, la profuníiidad y la sencillez en las ideas se
conjuguen. Estos apuntes son u n biien ejemplo de esta fórmula.

Desde siempre, la materia contractual ha sido parte funda-


mental en las relaciones humanas. A quién no le viene en mente
la importancia de un contrato ciiando piensa en los tres principios
que Cicerún apuntaba denno de los "Prolegómenos" y que forman
parte de 10s cimientos del derecho moderno: "es menester abste,
nerse religiosamente del bien del otro ... se esta obligado a mantener
lo prometido ... y se debe reparar el daño causado con culpa".
En esta obra, Cicerón, desde hace más de dos mil años, deja clara la
imp«rtancia que tienen los acuerdos de voluntades y su cumplimiento.

Los contratos se han erigido, a lo largo de la historia, como


parte fundamental de los instrumentos juridicos que logran hacer
más fáciles las relaciones humanas. Conocer sus elementos, sir clasi-
ficación o las formalidades que deben cumplir, son aspectos torales
en la convivencia social. Recordemos, por ejemplo, la problemktica
que se presenta a partir del contrato que celebran Shylock y Antonio
en "El Mercader de Venecia", o los múltiples contratos cuyo
incumplimiento han determinado incluso intervenciones militares.
Como vemos, es mucha la importancia de los contratos en
nucstros días, y, sin embargo, pretender abarcar la compleja com-
posición de la materia coiinactual en todas sus dimensiones Y
resquicios en u11 libro dirigido a los estrtdiantcs de Dereclia consti-
tuiria, a 1x0 dudarlo, una osadía. Por ello, tiene mucho más sentido
presentar, como se hace en los apuntes de Jorge Sánchez Cordero,
los hilos conductores de esta disciplina, en ia confianza de que
puedan servir de orientación para las reflexiones e inquietudes de
cada lector.

Michel Eyquem de Montaigne expresó en una frase que refleja


el espíritu de la didáctica, que hay que educar el juicio del alumno
más que llei~arsu cabeza de palabras. En este cometido, los apuntes
de Jorge Sánchez Cordero pueden jugar un papel fundamental
cuai~doel estudiante se acerca por primera vez a un curso de con-
tratos. En ellos, el lector podrá encontrar u n panorama claro de
los conceptos fundamentales de la materia, del análisis de sus ele-
mentos, de sil clasificación y de diversas figuras contractiiales, pero,
sobre todo, una valiosa visión de conjunto sobre los contratos en
el orden jurídico mexicano.

Al referirse a tratadistas dela talla de Planiol, üiorgi, Filomusi


o Demogue, Jorge S6nchez Cordero nos demuestra que el lenguaje
claro y accesible puede conjugarse perfectamente con el estudio
de las ideas de aquellos tratadistas que han dejado huella en el
campo del Derecho Civil.
Además, la mirada del profesionista es una característica que
no puede escapar a quien se acerque a estos apuntes. Al tratarse
los distintos contratos qire forman parte de los cursos en materia
civil que se imparten a nivel licenciatura, Jorge Sánchez Cordero
deja entrever matices que podrían escapar a quien no ha visto
complementado su trabajo académico con la práctica profesional.
Este hinomio -que ha sido constante en la cátedra de de Jorge
Sáilchez Cordero- ahora se vc reflejado en estos apuntes cuya
lectura, sin lugar a dudas, se convertirá en un ejercicio gratificante
para quienes deseen aderitrarse en el vasto y complejo mundo de
las relaciones contractuales.

Fernando Serruno Migullón


Prefacio

"... supiico le reciba agindehlemente en 5 % proieccibn, pava


que n iii sonibra, aunque desnudo de aquel precio30 o7na.
mento de ciegawia y erudicibn de que suekn anddr vestidm
iar obras que se comporten en lar casas de los hombres que
saben, ose @mecerregirramente en ei juicio de aigunos que,
no conterii6ndore en bs ifmites de le ignorancia, sxekn condenar
con más rigor y menor justicia los trabajos ajenos, que, po-
niendo los ojos la pnrdencia de Vuectva &&ckn~-ia en ini bien
dereo, fio no <lerdciurrd la cortedad de ton humilde servicio."
Miguel de Ceivantes Saavcdrii
(Al presentar su obra Don Quijoie de la Manclia)

de este Prefacio, podría inducir al lector a tina


de inicio por lo que reqt~icrede una precisión.
En efecto, no es producto del azar que el autor del libro y del
Prefacio porten el mismo apellido y nombre propio. Dado que es
iiri libro de derecho a manera de explicación, la circunlocución
jurídica adcciiada pareciera ser la de parentesco ascendente en línea
recta en primer grado; mi sentimiento filial sin embargo se inclina
por evitar csta perifrase y sustituirla por una frase coloquial más
cálida, que es simple y es llana: es mi padre.

Para escribir este Prefacio debo admitir que hubo que superar
una sensación mixta, convergencia de diversos sentimientos: vene-
ración, respeto, amor filial, nostalgia, entre otros muchos. Pero
escribirlo igualmente significó un desafio y un privilegio; un desafío
porque es prácticamente imposible permanecer imparcial c n Los
jrticios vertidos ante una miriada de notas distintivas que
gravitaron en torno a nuestra relación, lo que cs absoluramcnte
excepcional: somos padre e hijo, maestro y discípulo, compartimos
la misma profesión de abogado y notario y las mismas inquietudes
intelectuales: el derecho de las obligaciones y de tos contra-
tos civiles. Pero es a no dudarlo u n privilegio, ya que entre 10s
muchos alumnos que el Maestro Sánchez Cordero tuvo, fui desig
nado para escribir el Prefacio de este libro póstumo, que tanto
anheló escribir en vida su autor.

El Maestro Sánchez Cordero pertenece a la generación que


nace en 19 14 en len no movimiento armado de 1910. A esta gene-
ración le tocó iniciar el penoso proceso de reconstrucción de SUS

insriruciones que fue enormemente complejo. En este rehacer


constante de nuestra legislación, y la relativa al derecho civil no
fue la excepción, el siglo XX mexicano inició la ruptura con el
Ancien Régime. En pleno movimiento armado, Venustiano Carranza
promulga, eri 1918, la Ley sobre Relaciones Familiares. A este
ordenamiento siguió la promulgación por el Ejecutivo Federal del
Código Civil para el Distrito y Territorios Federales en uso de las
facultades extraordinarias que le habian sido conferidas. Fue a la
primera generación de juristas de la época posrevolucionaria a
la que le correspondió diseñar este marco de legalidad. Et Código
de 1928, como bien lo expresó en su momento el jurista
español Gastkn Tobeiias, participa de las contradicciones propias
de todo n~ovimientosocial; en él cocxisten mecanismos dc conte-
nido social, vanguardistas para su época, como lo es el abuso del
derecho junto con el derecho libérrimo de testar.

La incipiente literatura mexicana de fines del siglo XIX se


vio súbitiimente interrumpida por el movimiento armado de 1910.
La generación de juristas civilistas ilustres como Francisco de Paula
Ruanova, Eiigenio de Tapia, Rafael Roa Bárcenas, Esteban Calva,
Isidro Montiel y Driarte, Manuel Mateos Alarcón, Agustín Verdugo,
Miguel S. Macedo, Silvestre Moreno Cora y Ricardo Couto, entre
otros, que se habian esmerado por crear una cultura jurídica, tuvo
una solrición de continuidad. Salvo algunas contadas excepciones,
corno Eduardo Pallares y Ricardo Rodriguez, existe un espacio muy
claro entre esa generación y la que le sucedió.

No fue sino hasta la década de los 20 cuando nuevamente


surge una generación de abogados egresados de la antigua Escuela
Nacional de Jurisprudencia que retoman el hilo conductor de
la enseñanza del derecho y percihen la necesidad correlativa de pro-
veer a los estudiantes de libros de texto. Así se reinicia la literatura
juridica mexicana e n el siglo XX. A esta generación pertenece
Francisco H. Ruiz, redactor degran parte del Código Civil de 1928
y posteriormente Ministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, Máximo H. Diaz, Fernando Siliceo Camacho, Ángel
Caso, José Gomis, Luis Munoz, Rafael Kojina Villegas, Francisco
Moncada, Vicente Espinosa, Víctor Josk Martinez, José Diego
Fernández, Manuel Gual Vidal, Cossío y Cossio, Ledezma y Manuel
Borja Soriano.

Manuel Borja Soriano escribe su libro sobre Teoría general de


lar obligaciones; el gran mérito de este libro fue actualizar al foro
mexicano del pensamiento jtiridico de la epoca y ese propósito se
cumpli6 en toda so plenirud. La barrera del idioma y La diferencia
de culriira hacia que 10s juristas larinoamericai~osconocieran, y
los rnexican<~s
con ellos, a rrav&sde fuentes indirectas. El accesu
il los lihros jrrridicos extranjeros era también otro factor imporiante.
E.hrnh, i~onsi~lcriii.i(ines
hicieron que el lihro de Borja Soriano fuera
valiosa. Esre es el entorno en el que se forma el estu.
tspc~~i~*lmentc
\ti.itirc Jurpc Siitichez C(irrierti.

EI Macsrro Sánchez Cordero percibió, al igual que la gene-


r.iiar;\i tgitc ic p r c i ~ d i i ila~ nccesidati d e procurar la docencia y a
clid i~~itil~rrimetiii
srcs mejores tiempos. Con ello asegur<i, c»m<l
nltct.i~<w
otr<v 117 hiiivrtln. el tránsito d e la culrum juridic;~en cl
s ~ I>c
O c r t ~ i i ~civil. ello rcsr~itniin hecho incnntr«verrihle: ta erise-
H.tn:,i d ~ ~1l v r c ~ hJCt ? liis td4i~acionesy d e contratos civiles etr ia
~cgirr,ii,tttiitad iicl siglo X X en México, nn puede ser enrenctida :i

z;il';ili\lad sin rl anA!isis d e las idea$ det Maestro Sanchez Cordero.


En efccre, el Maerrnr Sanchez Cordero se signific6 por ser ui-i pre-
ceptor que mar& su presencia en la antigua Escuela Nacional d e
jtr~ispntdencia,que preriormente dwino en la Facultad d e Derecho
d e !a Univenidad Nacional Aur6nome d e Mwxico. La publica-
cibn d e sus apuntes en forma esten-&CB era una practica escojar
recurrente en la época y u11 complemento natural a los libros de
texto. De esta experiencia acumulada surgen estos apuntes que
toman ahora la forma de libro.

El Comité de Publicaciones y Promoción Educativa de la


1-1. Suprema Corte de Justicia de la Nación, tuvo la atingencia de
publicar estos apuntes de contratos que constituyen un documento
muy importante desde diferentes perspectivas: lo es porque deja
un testimonio de la forma en cómo se enseñaba el derecho en la
segunda mitad del siglo XX,máxime si se coitsidera que el Maestro
Sinchez Cordero tuvo una gran influencia en la ensenanza de su
epoca; lo es porque refleja las ideas jurídicas que se debatían y la
manera como se exponían en el pensamiento jurídico; lo es porque
así se generaba la cirltura jurídica en México de la que mi genera-
ción abrevó y, lo es, finalmente, porque contiene reflexiones sobre
la aplicación del derecho de la época en el quehacer notarial
cotidiano.

Quisiera compartir con ustedes algunas reflexiones que


pudieran enriquecer este libro en relación al derecho de las obliga-
ciones y de contratos, ambas vinculadas estrechamente entre si e
impartidas por Jorge Sánchez Cordero durante su paso por la
Faculraci de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de
México.

El Maestro Sáncbez Cordero sostenía que el derecho civil


era el más "refinado", el mas "elaborado" de los derechos, ya que
representaba la misma esencia de una sociedad. El régimen civil,
decía, es la normatividad de las relaciones entre los hombres; es la
expresión más intima de una sociedad. Es el derecho civil el que
regula las relaciones profundas y esenciales de una sociedad; al
derecho civil le concierne no sólo lo relativo a la normatividad del
poder (organización política y económica), sino además le atañe
ia organización normativa de los grandes momentos de la vida del
hombre: el nacimiento a través de la filiación, la unión de los sexos
mediante el matrimonio, la muerte que domina el ámbito del
derecho de sucesiones, la orgai~izaciónde las relaciones económi-
cas entre los hombres, que es el ámbito material de validez del
derecho de las obligaciones y de los contratos y los modos de apro-
piación de la riqueza, que es propio del derecho de los bienes.

El Maestro Sánchez Cordero sostenía que el derecho civil


está dominado por la duración, por una evolución lenta y profunda;
esro permite afirmar, según decía, que una reforma legal no ha
sido verdaderamente asimilada hasta que el derecho civil la haya
inregrado. La legislación civil, conduia elMaestro Sánchez cordero,
es el resultado de un esfuerzo social que aspira a alcanzar un
objetivo común; es la expresión cultural de una sociedad que refleja
sus necesidades y los objetivos que se propone.

La relación entre la teoría general de las obligaciones y de


los contratos especiales, fue motivo de una gran inquietud del
Maestro Sánchez Cordero. Percibía con claridad la expansión
de los contratos especiales. Existia y existe una multiplicación de
contratos especiales y una reducción correspondiente del derecho
de las obligaciones. El derecho de los contratos, sostenía, ha en-
traclo en una crisis y en u n cambio lento correlativo. A inicios del
siglo XX, cuando se promulga el Código Civil de 1928, las rela-
ciones jurídicas, tanto políticas como económicas, provenían del
contrato y en especial de la volirntad autónoma de los iodividitos.
En la epoca la autonomía de la volunrad n o es ya una noción
filosóficamente admitida. Las referencias a la voli~ntadtácita
reconocen una evolución regresiva. La voluntad del Estado
interviene cada vez con mayor frecuencia en las relaciones con-
tractuales, ya sea a través de la ley o de la judicatura. De tal suerte
que empieza a hacer fortuna la frase: "es la ley la que libera y la
voluntad la que oprime". El dirigismo contractual se esta impo-
niendo en las relaciones contractuales, en detrimento de la libertad
contractual; el espíritu colectivo prevalece sobre el individualis-
m«, como el formalismo sobre el consensualismo, la inestabilidad
contemporiilea al privilegiar la inquietud de la justicia sobre la
seguriciad.

El derecho de los contratos, afirmaba el Maestro Sánclicz


Covdero, está sujeto a una evolución lenta y e s a sujeto a u n pro,
ceso de diversificación, tanto en sus fuentes, en sil objeto, como
en su tenor. Las fuentes contractuales tienden a tina gran diver-
sidad: los Cndigos Civiles y de Comercio, las leyes especiales, y
desde luego por la práctica contractual, bancaria y del comercio
internacional. Durante un pcriodo Largo de tiempo la fuente esen-
cial del derecho de los contratos era La teoría general de las obli-
gaciones; en la actualidad es la de los contratos cspeciales. Las
36 Jorge A. Sáncher Coidcin Ddvila

fuentes delos contratos hanvariado tambikn en cuanto a su tiempo.


Las bases de los contratos especiales se encontraban en el derecho
romano y el derecho canónico medieval. En la actualidad es la
prácrica comercial y la legislación protectora del consumidor las
que se han preconstituido conlo las fuentes importantes de los con-
tratos especiales. En cuanto a su objeto, el derecho de los contratos
ha devenido también heterogéneo. Resulta extremadamente difícil
reglamentar bajo las mismas bases los contratos de detallistas proa
pios del consumidor, a los que se celebran entre grandes corpo-
raciones, que se caracterizan por su complejidad. El derecho de
los contratos se ha caracterizado en la actualidad por una pro-
teccióil a sectores sociales que agrupa en diferentes categorias,
como los son verbi gratia los consumidores, los arrendatarios, eritre
otros. Existe una legislacióil expansiva perfectamente reconocible
en este imbito.

Para el Maestro Sanchez Cordero era motivo de una iilquie-


tud inrelecrual la oposición creciente entre la teoria general de
las obligaciones y el derecho especial de los contratos, ya que Iiay
reglas propias de la teoria general de las obligaciones que no son
aplicables a todos los contratos y por tanto estos últimos no forman
parte de la teoria general. Esto en alguna forma confronta la idea
misma de la teoria de las obligaciones. Conforme a la tradición, el
derecho de las obligaciones debe ser entendido como general ya
que comprende en su ámbito material de validez al conjunto del
derecho de las obligaciones: sus fuentes y los regímenes indepen-
dientes de sus fuentes. Es también general ya que estudia los meca,
nismos generales y no sus aplicaciones particulares. Es en esa forma
corno el derecho de las obligaciones estudia la teoría general
del contrato y no el estudio de las diferentes variedades de los
contratos especiales. Finalmerite estudia la garantía general del
deudor a la que tiene derecho rodo acreedor, pero exclrrye las
garantias especificas. El Maestro Sánchez Cordero recalcaba en
forma constante la importancia del derecho dc las obligaciones:
su aprendiz;ije cs indispensable para todo abogado. Tiene un carác-
ter abstracto ya que desarrolla las reglas comunes al conjunto de
los contratos; y explica nociones fundamentales que el Maestro
Sánchez Cordero acostumbraba siempre llevarlas a su aplicación
práctica.

Estas eran reflexiones, entre otras muchas, que el Maestro


Sánchez Cordero solía hacer en sus dos cátedras, iilcluso en los
pasillos de la Facultad de Derecho, fiel a su costumiire, rodeado
siempre de estudiai~tes.

Estas lineas no tienen otra pretensión que ser una modesta


introdiicción a un libro póstunio de un ilustre jurista mexicano,
que ofreció su vida a la ensefianza, sin esperar más retribución quc
la formación ile abogados mexicanos iitiles para su sociedad.
En el recuerdo podemos distinguir todavia su silueta, antes de
fallecer, con la frente e n alto, la mano tendida y con voz firme
expresar: iCumpli con la vida!

Jorge A. Sánchez Cordero Dávila


Introducción

" M n e ~ n o sron quienes se apresuran n dar sin


rrseWB el buen consejo, el secreto recóndito,
cuya conqxirta acaso hc castodo dolar y esfuerzo".
José Vasconcelos.

algo que enorgulleció al i~otarioJorge Sánchez


Cordero, fue la docencia y haber tenido el privilegio
de ser designado "Maestro Emérito". No tengo la menor duda en
señalar, que si bien fue notario connotado, padre de familia y esposo,
su vida giraba en torno a la Universidad Nacional Aut6noma de
México, su alma mater y, en concreto a ese binomio profesor-
alumno, que tanto amalgamó.

El licenciado Sánchez Cordero encontró su lugar en el cosmos


y fue como maestro de la Facultad de Derecho. Por ello, es para
mi un honor y un privilegio, introducir los "apuntes de contratos"
de la cátedra que impartió a nivel licenciatura.

No puedo evitar compartir el sentimiento del maestro cuando


impartía sus clases, en su rostro se reflejaba ese cobijo puro,
delicado y suave, que únicamente los pétalos de rosa y las caricias
de una madre pueden dar. Y si, don Jorge se sentía arropado por
sus alumnos, a quienes el a su vez extendía sus brazos sin distingo
de raza, color, sexo o, condicion social alguno. Se entregaba a la
docencia incondicionalmente, le dio no s61o sus conocimienros,
sin<,tambien su esencia, sin saber en un principio que recibiría de
etln mucho miis de io que james se pudo imaginar: el carifio y reto-
n<icimiento de sus alumnos que se reflejaba en lo concurrido de
n~~uelfawaulas en las que se presentaba rodos los dias puntualmente
a Iss 7:00 ife In maitana.

Por clli>,n<res cxtraíio que fuera profesor por mis de 40 afic~s


en formii inirtterrtinii~itta.Onicamente su silenciosa enfermeda~i
turniinai cn ti>*irltimos días de wi vida pudo separarlo de sus clases,
ristlic tniis.

AI esrimado Iccrrir. te pidc~que tome en cuenta al m«mento


'Ir ilitrfr Icctrtra a =ras notas, que forman parte de la serie deno-
riiirin~laAp~tntísI ~ L -fns clases impnrridas por ilustres juristus del siglo
con el niimero 4 la honorable Suprema Corte
Sf; qtic l)i~hiirnr~
de
Jc Jr~stizia la Naciih, h i s aspectos, el primero, que datan por
111s<rrdenamientosjitridicos que se citan, asi como por su contenido
y derecho comparado. de principios de la drcada de los cincuentas.
Esto s i ~ i f i c aque para esc entonces, no existía, como ahora, el
acceso a la informaci6n de bibliotecas virtuales, derecho com-
parado vía interner y de preceptos de leyes al alcance de un 'click"
en Ia referida red de interne*, por eso habrd de considerase et
momento histórico en qiie fueron impartidas las clases, pero sobre
todo realizados los apuntes. El hecho d e que eti ellos se citen
disposiciones vigentes y se tncncione e1 derecho comparado especial-
mente europeo, en concreto francés, espafiol, suizo y alemán (en
algunos casos también el argentino), in~plicaun gran esfuerzo de
investigación, porque para principios de la década de los SO'S,
época dc posguerra llcna incertidumbre y en la que muchos paises
del referido continente sufrieron antes, durante y con posterioridad
a la concliisión en 1945 de la Segunda Guerra Mundial, lamen-
tables saldos negativos y carencias materiales de las citales no cstuvo
exenta la academia. De alli el mérito del maestro, de adquirir obras
pese a las dificulrades para ello, e n pzarticular de derecho civil
francés. Al ser positivista -que además era lo que imperaba en sus
primeros años como docente, toda vez que lo referente a la
argumentación jurídica y nueva retórica con autores como Chaim
Perelinai~,Recasens Siches, Toulmiii, Maccormick y, poste-
riormente con Theodor Viehweg y Robert Alexy, apenas estaba
resurgiendo-, le gustaba tomar e n cuenta n o sólo el Cddigo
Napoleónico de 1804, representante máximo de expresiones del
positivismo jurídico, sino también obras doctrinarias de dicho país.
Para encontrar sus obras, el maestro Sánchez Cordero no tenia
imposibtes, las buscaba hasta conseguirlas.

Afortunadamente la tecnologia actual y el fácil acceso a la


información con que hoy se cuenta, ha acercado a Los estudiantes
al objeto de investigación y a la información en el momento en
que está surgiendo, facilitando asimismo a los docentes al rnate-
rial que sus colegas estudiosos del derecho han escrito.

El segundo aspecto, que amablemente solicito se tome en


cuenta al momento de dar lectura a estos apuntes, es que fueron
dirigidos por el maestro al nivel licenciatnra, por ello, se apreciará
que se realizaron en forma sintética, de hecho, corresponden a
lo que el maestro llamaba "fichas", que en este trabajo impreso se
denominarán "temas", de manera que, se encontrarán conceptos
y definiciones sencillas, básicas y de fácil comprensión en relación
con los tipos de contratos, sus características, sus condiciones de
existencia, requisitos de validez y nulidades, así como algunos
ejemplos. Preciso que, el hecho de lzaberse formulado concep-
tos medulares y esenciales, no les resta importancia ni tampoco
profundidad, ai contrario, quien lo dificil lo hace parecer fácil,
tiene dohle meriro, primero, desdoblando lo complejo, y segundo,
explic6ndolo en forma sencilla.

He de manifestar, que a efecto de que se tenga la referencia


normativa en los diversos contratos, hemos trabajado en equipo
el licenciado Heriberto Pérez Reyes y tina servidora para verificar
los contenidos de los preceptos y la doctrina citada en las fichas
(en los temas), por tanto, se han puesto entre paréntesis la
referencia al articulo o preceptos at que corresponde la definicion.
En algunas ocasioiies, el maestro los citaba, pero para homologar
e! texto, se han hecho la correspondiente referencia en todos los
casos. Salvo esas escasas niodificaciones; algunas notas a pie de
página en relación con ordenamientos juridicos ya abrogados como
son entre otros, la Ley General del Timbre, el Código Agrario y la
Ley cie Hacienda, a los que se hace mención en los apuntes y;
la revisión del texto de los articulas del Código Civil, se dejaron
intocados los contenidos de las fichas del maestro.

Por otro lado, es pertinente precisar, que al momento de


redactarse los apuntes, estaba vigente el Código Civil para el
Distrito Federal en Materia Común y para toda la Repiiblica en
Materia Federal, publicado en la Sección Tercera del Diario Oficial
de la Federación de 26 de mayo; 14 de julio; 3 y 31 de agosto,
todos de 1928, pues la legislación correspondiente al Distrito
Federal era discutida y aprobada por el Congreso de la Unión, de
alli que al hacerse alusión en cl texto de estos apuntes al Código
Civil, es al primero de los referidos, que por reforma publicada en
la Gaceta Oficial del Distrito Federal de 30 de mayo de 2000, que
entró en vigor a los 9 dias de sil publicación, se denominó Código
Civil para el Distrito Federal, cuyas disposiciones rigen en el
Distrito Federal. El Código Civil Federal con aplicación en toda
la República en asuntos de dicho orden, quedó vigente con la
nueva denominación de Código Civil Federal. En algunas escasas
ocasiones, a efecto de no hacer repeticiones innecesarias y toda
vez clue se entiende al ordenamiento legal al que se hace referencia,
sólo se cita entre paréntesis el articulo correspondiente, sin seguirle
los vocablos "Código Civil", ello significa que corresponde a este
ordenamiento legal.
44 Paula Mane ünicia Viilegm Sdncher Cordero

Solo me rcsra señalar, q u e espero que el lector disfrute tanto


como una servidora estos apuntes que invocan en cada párrafo la
memoria de mi abuelo, en este su XX aniversario luctuoso.
Descanse en pirz.

Paula Mariu Garcia Villegas Sáncher Cordero


n el Código Civil se distingirc entre convenio y contrato,
siendo el primero el género y el segundo la especie.

Definición

Contrato es una especie dentro de los convenios. Convenio es el


concurso de dos o mks voluntades con relación a u n objeto con el
fin de producir efectos jurídicos, mismos que ser:

a ) crear;
b) modificar;
C)transferir, o
d) extinguir obligaciones (articulo 1792 Jel Cddigo Civil).
El contrato es una especie del convenio, consistente en el
acuercio de voluntades que tiene por objeto crear o transferir obli-
gaciones (articulo 1793 del Código Civil).

Por su parte, el convenict en estricto senru, es el acuerdo de


voluntades que tiene por objeto mociificar o extinguir obligaciones-

Elementos de existencia del contrato: consentimiento y objeto

Los elementos de existencia para la formación de los contratos


son el consentimiento y el objeto (articulo 1794 del Código Civil).

El consentimiento. ES el acuerdo de voluntades de las partes


contratantes; es el acto volitivo que coincidiendo a l objeto crea la
obligación. El consentimietito queda perfeccionado al concurrir
las voluntades a un fin; se puede manifestar en. forma expresa o
tácita; sin embargo, en ocasiones la ley exige determinada forma
de expresión.

Para que el consentimiento sea válido se requiere que se dé


por persona capaz, libre de vicios y en la forma que la ley exige.

La falta del conscntimiento determina la inexistencia del


contrato.

Por su parte, el objeto en los contratos, consiste en crear o


transferir, obligaciones y derechos. El Código Civil lo confunde
con el objeto de la obligación, que es la cosa que el obligado debe
dar o el heclio qiic debe hacer o no hacer, cuestión que constituye
cl objeto indirecto en los contratos (articulo 1824).

Objeto. El objeto indirecto debe tener las siguientes carac-


terísticas: cuando es cosa, debe ser físicamente posible, es decir,
que esté en el comercio y ser determinado o determinable. Si es
un hecho, debe ser físicamente posible, siendo necesario precisar
que no lo es, cuando una ley natural impide su realización y
asimismo, debe ser juridicamente posible y no lo será, cuando la
norma que lo rige constituye un obstáculo para sil realización.
Además, ia norma debe ser u n hecho personal del obligado y ser
licito, es decir, n o prohibido.

La ilicitud del acto determina su nulidad, en cambio, la impo-


sibilidad jurídica determina su inexistericia, como es el caso de
querer transmitir la propiedad por medio de itn contrato de arrcn-
damiento. La falta de objeto determina la inexistencia del contrato.

Requisitos de validez

Enumeración y explicación de los mismos y efectos juridicos de


cada uno.

Los requisitos de validez en los contratos son:

1. Que la voluntad se otorgue por persona capaz.


2. Que la expresión de voluntad no tenga vicios; es decir,
libre v cierta.

3. Que la voluntad se exprese de acuerdo con las formas


legales.

4. Que el acto tenga un fin, motivo u objeto licito.

1. En retacihn con la capacidad, ~ u e d eser de goce o de ejer-


cicio. La primera es La aptitud del sujeto para poder ser titular de
derechos y obligaciones, su falta produce ia i~lexistenciadel acto;
In segunda, es decir, In capacidad del ejercicio es la aptitud para
liitccr vnler derechos y ohligaciones, su falta determina la nulidad
rr.iiiriva del aC1O. AS[, para contratar la persona tiene que tener la
capncidad de ejercicio. El articulo 1198 del Código Civil seña-
l : ~i\uc son h.ihiles para contratar todas las personas no exceptirodas
por Ia ley.

L. I'ara explicar el sepindo reqtiisito, habrá que hacerlo a connat+o


sziisu, t.$ decir, sehalar cuales son los vicios del consentimiento.

Estos son: error, violencia, doko y Lesión.

a)EI error es la falsa concepción de algo, es la opinión subjetiva


contraria a la realidad. Si recae sobre tino de los elementos
esenciales del conerato, es inexistenre, es el caso del error obstitculo
(cuando recae sobre la nrrumleza del obstácuto o sobre la identidad
de la cosa); si sólo recae sobre la sustancia, la persona o el fin de-
terminante de la voluntad, el acto es anulable retativamente, y si
recae sobre la cualidad secundaria, el error es indiferente y no
anula el contrato.

b) La violencia es el empleo de amenazas o fuerza física que


importen peligro de perder la vida, la honra, la salud, la libertad o
parte considerable de los bienes del contratante, de su cónyuge,
ascendientes, descendientes o colaterales hasta el segundo grado.
(articulo 1819 del Código Civil). Tanto la violencia física como la
moral, determinan la nulidad relativa del acto, ya provenga de
una de las partes o de u n tercero.

c) El dolo es el conjunto de maquinaciones o artificios que


inducen a error o mantienen en él; determina la nulidad relativa
del contrato (articulo 1815 del Código Civil).

d) La lesión es la desigualdad entre la prestación y la contra-


prestación; determina también la nulidad relativa del acto (articulo
17 del Código Civil).

3. La forma es la manifestaci¿m exterior de la voluntad de las


partes contratantes, la manera de manifestar el consentimiento
debe ser en la forma establecida por la ley. La forma de expresar la
voluntad puede ser tácita o expresa. Generalmente basta para
la perfección de su manifestación que la expresión sea tácita; sin
embargo, sólo por excepción se pide sea expresa. La falta de forma
determina la nulidad relativa del acto (arriculo 1832 a 1834 del
Código Civil).

4. En relación con el cuarto requisito consistente en la licitud


en el objeto, fin o motivo, se señala que, éstos son la causa
determinante de la voluntad, y sólo se toman en cuenta cuando el
objeto es licito y, cuando la causa no es lícita, el acto es nulo, ya
sea en forma absoluta o relativa, según lo disponga la ley. Asimismo
es ilícito cuando es contrario a las Leyes de orden público o a las
buenas costumbres. La causa iticita oculta que haya tenido u n o
cie los contratantes no invalida el acto. Como ejemplo se cita el
caso cte la compra de un arma de fuego con el objeto de privar de
la vida a otro, sin expresar el motivo que determina la compra,
por tanro, la venta es válida (articulas 1824 al 1831 del Código
Civil).

Clasificación de los contratos

A pcbar de ser muchas las clasificaciones quc pueden formularse,


las pri~ci~>dlesss«n:

1. Unilaterales y bilaterales, 2. A titulo gratuito y a titulo


oneroso. 3 . Conmutativos y aíeatorios, 4. Consensuales, reales y
formales, 5. Puros y sujetos a modalidades, 6. Principales y acce-
sorios, 7. Instantineos y 8. de tracto sucesivo.

1. Los untlateraks son aquellos que solamente engendmn o M t


gaciones respecto de uno de los contratantes; es decir, en los que
una vez perfeccionados los contratos no hay más que un obligado
(articulo 1835), como sucede en el caso del rnutuo, en el que el
acreedor no tiene obligación alguna. Asimismo, pueden ocasio-
nalmente producirse obligaciones para la otra parte, como seria
en el caso de los gastos que el depositario tiene que hacer para la
conservación de la cosa y que debe pagarle el acreedor; en este
supuesto, se está en presencia de los contratos sinalagináticos
imperfectos o unilaterales imperfectos. Los bilaterales o sinalagmá-
ricos perfectos, son aquellos que engendran obligaciones para todas
las partes contratantes (articulo 1836 del Código Civil), como es
el caso de la compraventa o el arrendamieilto.

2. Los contratos gratuitos son aquellos en que el provecho


es solamente de una de las partes (arriculo 1837); se subdividen en
contratos gratuitos que propiamente son la donación y contratos
iiesiilteresados. Los primeros son aquellos en los que el obligado
sufre un menoscabo en su patrimonio en beneficio del acreedor,
como seria el supuesto de la donación. Los segundos, son aquellos
en los que el patrimonio del acreedor no sufre perjuicio, como
sucecie con el mutuo sin interés. El articulo 1838 del Código Civil
señala que el contrato oneroso es aquel en que se estipulan prove-
chos y gravá~nenesrecíprocos. Asi, los contratos onerosos son aquellos
en los que las partes persiguen utilidad en el negocio, como acaece
con el arrendamiento o en la compraventa.

3. Los contratos conmutativos son aquellos en los que el valor


de las prestaciones esta fijado desde que se celebra el contrato,
advirtiendo las partes las ventajas que cada una obtendrá y 10s
sacrificios que aceptará en compensación. Los contrazos aleatorios
son aquellos en los que la prestación (o las prestaciones) debidas
por uno de los contratantes no puede ser valorada previamente,
porque su evaluación depende de un acontecimiento incierto que
hace que no pueda determinarse cuál de las partes ganará o per-
derá con el contrato, sino que será hasta que el acontecimiento se
realice (artículo 1838 del Código Civil) como acaece con la renta
vitalicia, en la que el valor de las presta~<onesdependerá de la
longevidad d d rentista, o como el juego y apuesta, en los que no
se sabe quién perderá o quién ganará.

4, Los consensuales son los quc se perfeccionan con el solo conc


sentimiento, no se requiere ninguna forma especial. En los contraros
reales no basta solo el consentimiento, sino que se requiere para
su validez la entrega física de Ea cosa, como ejemplo seria la prenda
y el depósito. En los contratos formales se exige que el consen-
timiento se exprese con las íormalidades establecidas en la ley,
como sucede con la hipoteca. Es necesario distinguir que cuando
se indica que el contrato es consensual en oposición al real, qniere
decir que no se requiere la entrega de la cosa para que se constituya
el contrato y cuando se indica que el contrato es consensual en
oposición a formal, es porque el mismo existe por la simple manifes-
taciónverbal del consentimiento, sin que se requiera forma escrita.

5. Los contratos puros son aquellos que para producir sus efec-
tos, basta que los mismos se hayan perfeccionado, sin limitación a
circunstancia accidental alguna. Los contratos sujetos a modalidades,
son aquellos cuya eficacia se subordina a ciertas modalidades como
las de término, que son ya sea u n acontecimieilto futiiro de realiza-
ción cierta, que puede ser suspei~siva,o uno futuro de realización
incierta, que también suspcnde el nacimiento de la obligación o
la extingue, según se trate de una condición suspensiva o resolu-
toria; las de modo, como condición accesoria agregada a un acto
de disposición y por la cizal se obliga al adquiriente a realizar una
prestación a favor del disponente o de u n tercero, o a emplear el
todo o parte de los objetos por percibir, en determinada finalidad.

6. Los principales son los que existen por si mismos y tienen


un fin propio, como el arrendamiento o la compraventa. En cam-
bio, los accesorios o de garantía son los que se encuentran subordi-
nados o dependen de uno principal. Estos se constituyen para
garantizar el cumplimiento de una obligación principal, como la
fianza.

7 . Los instantáneos son aquellos cn los que la prestación se agota


en un sólo acto, como siicede con la compraventa al contado.

8. Fiilalmente los contratos de tracto sucesivo son los que impo-


nen al deudor una serie de actos de ejecución reiterada, durante
cierto tiempo, como es cl caso de la compraventa en abonos.

Clasificación de Pianiol, Giorgi, Widscheid y Filomusi

Las clasificaciones de estos autores están realizadas solo para orde-


nar la forma de estudiar los diferentes contratos civiles, de aqui
que existan tantas clasificaciones segiin el punto de vista en que
se colocan para hacerla.

De la multiylicidact de clasificaciones que sobre este tema exis-


ten, solo se analizarán las dc los autores citados, por ser ellos los
que han influido en el Código Civil mexicano.

Planiol. Para formular su ciasificación, atiende a la naturaleza


det objeto del contrato. Para ello, hace referencia a tres grupos en
que se pueden incluir todos los contratos:

1. Los que tienen por objeto cosas; aqui se comprenden los


que pueden transmitir ta propiedad, como la donacibn, la compra-
venta o la permuta. También pueden conceder solamente su uso,
como el coinodato o el arrendamiento.

2.Los que tienen por objeta la prestación de un servicio, que


pueden ser gratuitos, corno el mandato, u onerosos como el depósito.

3. Loa que tienen por objeto la transmisión de dereciios u


obligaciones, como es el caso de la cesión de derechos; en función
de una prenda, cuando la prenda recae sobre un derecho; o cn la
cesión de deudas.

Giorgi. Atiende al propósito o finalidad que persiguen las par-


tes al celebrar el conttato.
Los clasifica en cinco grupos:

1. Traslativos d e dominio de cosas o dcreclios: sea esa


transmisión onerosa, como la compraventa, o gratuita, como la
donación.

2. Los qire transfieren el uso o goce de la cosa, coino cl coino-


dato o el arrendamiento.

3. Los que tienden a un facere, es dccir, obligaciones de hacer


especificas o generales, como el arrcndamiento, ya que no sólo
consiste en transferir el uso o goce, sino también en realizar los
actos que hagan posible que el arrendatario pueda usar o gozar de
la cosa arrendada.

4 Contratos con finalidades comunes, en los que los con-


tratantes persiguen u n fin de naturaleza comíin, como el de
sociedad o el de asociación, en el cual el intcrcs perseguido no es
opuesto sino común.

5. Contratos de garantia, que aseguran el cumplimiento de


una obligación principal como la fianza, la hipoteca, la prenda y
la anticresis (contrato de garantia en el quc u n inmueble, además
de asegurar el cumplimiento de una obligación principal, se le da
uso durante el tiempo que dure la obligación principal).
6. Contratos cuya finalidad es fijar con certeza el alcance de
determinados derechos controvertidos o que pudieran controver-
tirse como seria el caso de la transacción.

Windscheid. Para elaborar su clasificacidn tambikn atiende al


resultado de los contratos o finalidad. Formula cuatro grupos:

1. Los que tienen por objeto un cambio en el senrido amplio


de la palabra, ya sea de la propiedad, del uso, del servicio, etcétera,
como la compraventa, la permuta, el arrendamiento o entre otros
el mutuo.

2. Los que tienen como finalidad la restitilción de una cosa,


como el depósito o la prenda.

3. Los que tienen por objeto la terminación de una contro.


versia juridica (compromiso en árbitros) o la comprobación juridica
de los derechos (la transacción).

4. Ef grupo inrcgrado por todos aquellos contratos que no


son de cambio, de restimción o de comprobación jurídica, como
la donación, la sociedad y el mandato.

Filomusi. Atiende al contenido filosófico jurídico dc los


contratos, los agrupa en dos vertientes:

1. Contratos principales, que se producen y existen por sí


solos y,
2. Coiirratos accesorios, los qile sólo surgen en virtud de otros
contratos u otras obligaciones principales, como la prenda, la fianza
o la liipoteca.

Los principales se subdividen a su vez en:

a) principales gratuitos; pueden ser:

1 ) de transmisión de dominio, corno la donación,


2) de transmisión de uso o goce, como el comodato, o
3) de prestación de servicios, como el mandato, cuando
el mandatario no cobra.

b) principales de cambio, en los que existen recíprocas prcs-


taciones entre las partes, como la compraventa.

c) principales de asociación, que se proponen realizar una


finalidad común, comprende las sociedades y asociaciones.

d) principales que tienen por objeto la de comprobación


jurídica de los derechos, como el de transacción y el
compromisorio arbitral.

Clasificación del Código Civil de 1928

Esta clasificación esta inspirada en las cuatro anteriores, fundamen-


talmente en las tres últimas. A pesar de que en el Código Civil no
se establece clasificación alguna, ésta se desprende de la secuela
seguida en ese ordenamiento para reglamentar los cotitratos y es
la siguiente:

1. Contratos preparatorios, son los celebrados en preparación


de otros de celebración futura, como la promesa de contrato.

2. Traslativos de dominio, tos que tzansfieren la propiedad de


una cosa o un derecho, como sucede con la compraventa, la per-
muta, la donación y el mutuo.

3. Traslativos de uso y goce, son los que se otorgan en forma


gratuita u onerosa, como el arrendamiento y el comodaro.

4. Tendientes a un facere (hacer), en los que una parte realtza


una prestación en beneficio de la otra, en forma gratuita u onerosa,
conlo el depósito, el secuestro, el mandato y la prestación de
servicios.

5. De finalidad común, son aquellos en los que los contratantes,


persiguen una finalidad común, puede ser económica, como el de
la sociedad, o de oira naturaleza, como el de asociación.

6. Aleatonos, son aquellos en los que no se puede precisar si


reportarán una ganancia o una pérdida, o cuál de las partes ganará
o perderá, o cual será el valor de la prestación, como sucede en la
tompra de esperanza, el juego y apuesta y la renta vitalicia.
7. De gafancía, son los que garantizan el cumplimiento de una
obligación principal, pudiendo ser personal, como la fianza, o real
como la hipoteca y la prenda.

8. Los que tienden a una comprobación jurídica, terminando una


controversia presente o previniendo una futura; definen los dere-
chos de las partes como la transacción y el compromiso arbitral.
LA PROMESA DE CONTRATO

a promesa, está contemplada en los artículos del 2243


al 2247 del Código Civil.

Definición

Es un contrato por el que una o ambas partes contratantes asumen


la obligación de celebrar un contrato futuro.

Si bien no lo define en ese sentido el Código Civil, lo cierto


es que deja ver que esa es la intención que el legislador quiso
anunciar al afirmar en el articulo 2243 que "puede asumirse con-
tracnialmente la obligacidn de celebrar un contrato futuro", articulo
que es casi una copia del relativo en el código suizo.
Aunque el contrato sea unilateral las dos partes se obligan a
celebrar el contrato futuro. Lo ui~ilatcralradica en que la
obligación de hacer esrh a cargo de una sola de las partes, siendo
la otra únicamenre la beneficiaria.

Partes

Existen dos: el promitente y el beneficiario. El primero es el yire se


obliga a celebrar el contrato futuro, y el segundo, aquel a cuyo favor
se contrae el compromiso de celebrar ese contrato futuro. En el
contrato de promesa unilateral sólo una de las partes se obliga
(ver párrafo anterior), y en el bilateral, las dos partes quedan
obligadas y tienen, por tanto, a u n mismo tiempo, el caráctcr de
promitente y beneficiario.

Finalidad

La utilidad de este contrato consiste en que es un medio que


concede la ley para asegurar la celebración de un contrato cuando
una de las dos partes, en ese momento, n o está en condiciones o
en posibilidades cie celebrar el contrato definitivo; su finalidad es
ligar a las dos partes para la celebración de u n contrato futuro,
es decir, mear una obligación por la cual puede ser constretíido el
obligado a cumplir.

Diversos nombres de la promesa de contrato

Se le ha llamado también, en el Código Civil de 1928: connato pre-


liminar, contrato preparatorio, antecontrato, psecontrato, pactum
de contrahendo o pactum de ineundo contractu. Cada una de es-
tas denominaciones es el resultado de concebir la fisonomía y la
función jurídica de este negocio.

Asimismo el contrato futuro ha recibido otras denomina-


ciones, coino contrato prometido y contrato definitivo.

Función jurídica

Consiste en asegurar, por medio del derecho, la celebración futura


de un contrato que en cierto momento no puede celebrarse. Es pues
liacer nacer la obligación de celebrar un contrato futuro. Nace
iiii;i olitigacirin de hacer.

Función económica

Los juristas Rojina Villegas y Garcia Ldpez niegan que el contrato


de promesa tenga un contenido económico, sin embargo, si lo
tiene, ciiatidii el contrato promerido tiene un cariicter o contenido
cfe eba ~iatiiraleza.

Diversas especies

Puede ser unilateral o bilateral. La primera es aquélla en que una


de las partes contratantes se obligan a celebrar el contrato futuro,
sin que la otra quede a k vez obligada. Ejemplo: 'An se obliga a
celebrar el connato d e arrendamiento.
La promesa es bilateral, cuando ambas partes se obligan a
celebrar el contrato futuro, de manera que cada una de ellas, por
su lado, tiene obligacion de celebrar el contrato futuro y derecho
de exigirle a la ona la celebración del propio contrato.

Dijerencia entre la promesa de contrato y la oferta o poticitación

Aunque algunos autores afirman que no hay diferencia alguna


entre una y otta. En el derecho positivo mexicano este proble-
ma está resuelta en el senrido de que se trata de dos figuras jurídicas
distintas, ya que el Código Civil contempla, por un lado, disposi-
ciones referentes a la oferta y por otro, las relativas a la promesa
de conrrsro. Sin embargo, si analizamos cada una de estas figuras
jitrtdicas veremos que son diferentes, pues la oferta o policitación
o propuesta, es tin negocio juridico unilateral, en el cual sólo inter-
viene una vt>lunrad,a diferencia de la promesa que es un contrato,
es decir, un acuerdo de voluntades en virnid del cual una o ambas
partes cí~ntratantesasumen la obligacidn de celebrar un contrato
fitritro.

L)ifmmcia enwe la promesa de contrato sujeto a término

Aigunos aurores han querido identificar la promesa de contrato


con el connaro a término, porque carrwponde a La nasuraleza
del cannato preparatono que se fije un temino para la celebra-
ci6n del canmro definirivo. Sin embaqo, esm tea* carece de
apoyo en el derecho maimm que d i s r i w la promesa de con-
trato, dcl contrato futuro. Seria absurdo decir que la promesa de
contrato equivale al contrato definitivo sujeto a término, ya que
el término en la promesa es una dilación para la celebración del
contrato definitivo, y el término que figura en el contrato defini-
tivo es un plazo para el cumplimierito de las obligaciones originadas
en cste contrato. En la promesa es una obligación de hacer la que
nace, y en el contrato a término puede ser de dar, hacer o de no
hacer.

En el contrato definitivo sujeto a término la obligación prittci-


pal ya nació (de dar, hacer o no hacer), mientras que en la promesa
no ha nacido; o mejor dicho, el objeto principal es diferente en
tino y otro contrato. El de la promesa es realizar otro contrato,
mientras que el objeto del futuro es más concreto (de dar, hacer o
no hacer). Este objeto será secundario o mediato en la promesa
de contrato.

Diferencia entre la promesa de contrato y el contrato definitivo


sujeto a condición suspensiva

A semejanza del caso anterior, algunos doctrinarios tratan de


identificar la promesa coi1 el contrato definitivo sujeto a condición
suspensiva, pero esta teoría es infundada ya que el derecho positivo
mexicano distingue con toda claridad el contrato preliminar del
de la condición suspensiva. En el contrato bajo condición suspen-
siva aún no existen obligaciones; éstas nacer&n hasta que se pro-
duzca el acontecimiento futuro e incierto; mientras que en la
promesa de contrato, ya una de las partes o ambas se obligaron a
celebrar un nuevo contrato, en éste no hay condiciones.

Teoría que identifica a la promesa bilateral de contrato con el


conirato definitivo

Algunos tratadistas (Planiol, Demogue y Giorgi) sostienen que la


promesa de contrato únicamente asume esta naturaleza tratándose
de la promesa unilateral, pero que cuando la promesa es bilateral,
deja de rener este carácter para ideiitificarce con el contrato futuro,
con el que constituye una sola figura juridica. Esta teoria no tiene
acogida en el Código Civil.

Teorías de Dentope y de Giorgi. Dernogue funda sir teoría en


el articulo 1589 del código civil francés, el cual dice que la promcsa
de venta equivale a la venta cuando ambas partes contratantes
consienten sobre la cosa y sobre el precio. Luego, por un argumento
de analogía, hace extensivo este precepto a todos los demás
contratos y dice que el concebir a la promesa bilateral de con-
trato como el contrato mismo, es estar más de acuerdo con la
concepción juridica de la promesa, a la par que se satisfacen mejor
los intereses particulares, supuesto que se atiende a la mayor segu-
ridad de las partes contratantes. No se puede aceptar esta postura,
ya que Demogue n o da la razón de su afirmación. Ademhs, el
más elemental principio de lógica dice que dos cosas son idénticas
cuando tienen contenido idéntico, y si se analizan ambos contra-
tos se advierte que tienen objetos diferentes que perseguir, pues
mientras el contrato de promesa es una obligación de hacer, en la
compraventa es la transmisión de una cosa cierta y determinada,
mediante la entrega del precio pactado. En un contrato consen-
timos eil celebrar un contrato futuro y en el otro, cn transmitir la
propiedad de una cosa.

Para Giorgi, toda promesa bilateral cquivale al contrato


definitivo, es decir, la promesa es la celebración del contrato y el
contrato definitivo no hace más que generar el contrato corres-
pondiente. Giorgi hace la misma afirmación basjndose en un
articulo del código civil italiano, parecido al frailcés. Dice que
sostener 10 coiltrario es confundir la celebración del contrato con
su ejecución, y agrega que esto traería inseguridad en la celebra-
ción de los contratos. Contrario a ello, se estima que la regulación
de contrato de promesa cuida qire ninguna de las dos partes deje de
cumplir con su obligación. Es una protección de intereses particn-
lares. Ya no hay aquello de quesi n o cumple se diga como aquellos
dichos populares: "es muy poco hombre"; o que "tiene muy poca
madera de comerciante", o que "es un rajón". Aquí, si no cumple,
se acude al juez y se le dice: "Seuior juez, hágate cumplir su
obligación a este ciudadano o conminelo a que me pague daños y
perjuicios".

Se entiende por construcción de la promesa, la manera o forma


de concebir a este negocio jurídico. Es muy importante tener en
cuenta cómo concebimos y cómo conciben los tra~tdistasa la
promesa de contrato; porque dc la forma como se construye técni-
y la
camente a este negocio jurídico se debe el pla~~tcamiento
resolución de los problemas que se nos presentan en el campo de
la doctrina y de los negocios.

Para algunos tratadistas, la promesa de contraro definitivo se


distingue del contrato definitivo en que los elementos de la pro-
mesa son, por una parte, los elementos propios de toda promesa y,
por otra, los elementos generales del contrato prometido. Esta
concepción viene a establecer un lazo mity estrecho entre la proc
mesa y el contrato definitivo, de tal manera que los elementos y
circunsrancias del contrato definitivo influyen sobre el contrato
de promesa, a tal extremo, que muchos dc los problemas que se
plantean en la promesa deben resolverse a la luz del contrato
definitivo.

Para otros tratadistas la promesa de contrato no es más que


una etapa, un momento en el proceso de consumación de ciertos
actos jurídicos o de ciertos contratos, cuyo proceso seria en una
primera etapa, la oferta o policitación; ona, el contrato preliminar,
y en una tercera, el contrato definitivo.

Una vez prectsado lo que diversos tratadistas entienden por


el contrato de promesa, se estima que la promesa de contrato n o
es ni una figura jurídica intermedia del conaata definitivo, ni
una etapa de ciertos actos jurídicos complejos, sino un contrato
autónomo, una figura jurídica con su propia y peculiar fisonomía,
que realiza sus funciones exclusivas dentro del molde del derecho
positivo y de los negocios particulares. En ese sentido, la promesa
tiene la misma categoría de tos contratos de permuta, cotnprriventa,
sociedad, transacción, juego, apuesta, renta vitalicia, mandato,
prenda, o algún otro. Esta concepción está fundamentada en el dere-
cho mexicano, toda vez que el Código Civil en vigor contiene un
titulo de los contratos preparatorios. Es decir, reglalnenra la pro-
mesa en un título diferente a aquél dentro del cual se reglamenta
la policitación, y diferente a los otros titulos qiie reglamentan a
los demás contratos.
Lo anterior se acredita con la respuesta afirmativa a estas dos
interrogantes: ¿Para celebrar un contrato de promesa se requiere
la misma capacidad que demandaria el derecho positivo para cele-
brar el contrato definitivo! ¿La promesa de compravenra de un
inmueble deberá someterse a las mismas formalidades a que se en-
cuentra sujeta la compraventa misma! En fin, podrían citarse varios
casos y la solriciói~de ellos estará de acuerdo con la coi~cepción
técnica que se acepte, ya sea la promesa como figura jurídica
intermedia, como etapa de ciertos actos jurídicos complejos o como
u11 contrato autónomo.

Objeto

El objeto de la promesa es la celebración de un contrato fu-


turo. En consecuencia, se nata de itna obligación de hacer que
consiste, precisamente, en la celebración de un contrato prome-
tido. Esta afirmación se funda en el articulo 2243 del Código Civil
en vigor, que determina: "Puede asumirse contractualmente la
obligación de celebrar un contrato futuro".

De estas ideas, en cuanto al objeto de la promesa dc contrato,


debemos concluir lo siguiente:

1. Únicamente ~ u e d e nser objeto de promesa de contrato,


los contratos y no otros actos jurídicos, ya sean éstos unilaterales
o plurilaterales. Si las partes contratantes convienen en celebrar
un contrato de promesa para la celebración, por parte de atguna
de ellas o de ambas, según el caso, de un acto unilateral o pluril*
teral, pero diferente at contrato, aquél podrá ser una promesa,
pero no de contrato y en consecuencia, el negocio juridico no
regido directamente por el titulo 1 de la segunda parte
del libro 111del Código Civil, ya que se nata simplemente de una
promesa innominada.

2. De la promesa de connato puede ser obleto cualquier con-


trato, ya sea unilateral o bilateral; oneroso o gratuito; conmutativo
o aleatorio; real, consensual o formal; instantáneo o sucesivo; indi-
vidual o colectivo; de derecho civil o de derecho internacional,
entre otras cuestiones, es decir, no existe limitación alguna en
cuanto a la naturaleza del contrato, siempre y cuando éste sea licito.

3. iEl contrato definitivo debe celebrarse necesariamente por


las mismas partes de la promesa?
El problema no debe resolverse en bloque, sino que precisa
hacer una distinción según se trate de promesa bilateral o de pro-
mesa uililateral. Si la promesa es bilateral, entonces el contrato
definitivo deberá celebrarse in<fispensablemente por las mismas
partes que intervinieron en el contrato de promesa. Los contratan-
tes se obligan recíprocamente y, por tanto, cada una de ellas no
podria ejercitar su derecho ni cumplir su obligación respecto a la
otra si el contrato prometido fuera susceptible de celebrarse con
una tercera persona. Cuando se dice que el contrato definitivo,
tratándose de la promesa bilateral, debe ser celebrado por las
mismas partes contratantes, no se está diciendo que dichas partes
no puedan transferir sus derechos a titulo particular o universal
y en consecuencia, que sus causahabientes n o están en condiciones
de celebrar el contrato definitivo, puesto que eso seria contrario a
los principios de la transmision de las obligaciones.

En cambio, tratándose de la promesa unilateral, el contrato


definitivo puede ser celebrado entre el promitente y un ter-
cero, ya que en este contrato sólo una parte está oi~ligaday si la
otra se rehíisa a la celebración del contrato definitivo, no puede
obligarla a cllo y puede celebrarlo con un tercero.

Condiciones de existencia

La promesa de contrato, como cualquier otro contrato, reclama


condiciones de existencia y requisitos de validez. Las condiciones
de existencia son: el consentimiento para celebrar el connato de
promesa y el objeto que será la ohtigacion de hacer, consistente
en la celebración del contrato prometido.
Con anterioridad se analizó el '<objetode la ~romesa",y poi
lo que hace al consentimiento se deterrninb que debe ser mutuo,
es decir, de ambas partes contratantes, sin vicios y en general con
todos los requisitos señalados por las disposiciones positivas y prin-
cipios doctrinales respectivos.

Condiciones de vafidez

Por lo que toca a las condicioi~esde validez, se puede decir que


son iguales a las que afectan a todo contrato; esto es, de acuerdo
con el artrculo 1795 del C6digo Civil, a contyayto sensu, la capactdad
legal de las partes; el consentimiento exento de vicios; ei objeto,
motivo o fin I ~ c ~ Qy slas
, formatidades establecidas por la ley. Sin
embargo, el arricula 2246 del mismo ordenamienro establece los
requisitos y ias condiciones especiales de validez de la promesa
cuando dice que, para que La promesa de contratar sea válida:

l . Debe constar por escrito;


2. Contener los elementos característicos del contrato
definitivo, y
1. Limitarse a cierro tiempo.

Ahora se estudiará cada uno de ellos:

iEs decir, para que la promesa de contratar sea válida, debe constat
por escrito, sin especificar a t a parte del precepto si me escrito
debe ser privado o público, o bien si la promesa debe tener la
misma forma del contrato definitivo.

El problema debe resolverse en el sentido de que la promesa


debe constar por escrito, quedando a la vc3luntad de las partes
contratantes quc el escrito sea un instrumento público o un docu-
mento privado. Por tanto, no tendrá influencia alguna sobre la
formalidad de la promesa, la formalidad del contrato definitivo.
Esto se funda en la circunstancia de que siempre que el Código
Civil ha querido consagrar una formalidad o una solemnidad
especial, lo hace estableciéndolo expresa y categóricamente; ade-
más, cuando el Código Civil emplea expresiones como la de quc
"el contrato debe constar por escrito", la doctrina y jurisprudencia
mexicana siempre han interpretado esta expresión en el scntido
de que se deja en libertad a las partes contratantes para opcar por
el instrumento público o por el documento privado.

No obstante que el antecedente del articulo 2243 del Código


22 del código civil suizo de 30 de marzo de 1911
Civil es e1 artic~~lo
(contenido en el capitulo quinto, denominado "derechos de las
obligaciones") y en dicho numeral se dice que el contrato de
promesa tendrá la misma forma que el definitivo, en cl articulo
2243 dicho cantrato se gestó d e manera más aut6noma y lo inde-
pendizó, e iiicluso el artículo 2246 indica que el contrato de pro-
mesa, como requisito d e forma, debe constar por escrito; de modo
que la forma del contyao de promesa es independiente de la forma
del contrato definitivo.
Sanción. 1.a falta de cumplimiento del requisito de forma de
que se trata se sanciona con nulidad relativa. Sirven de apoyo a
tal afirmación los siguientes preccptos:

Artículo 1795, fracción IV, establece que el contrato puede


ser invalidado, porque el consentimiento no se haya manifestado
en la forma que la ley establece.

Articulo 2227, dispone que la nulidad es relativa cuando no


reúne todos los caracteres enumeradas en el articulo anterior (es
decir, existirá nulidad absoluta en el acto jurídico cuando siendo
su objeto, fin, o condicidn ilicitos, así lo declara un juez com-
petente). Siempre permite que el acto produzca provisionalmente
sus efectos.

Articulo 2228, señala que la falta de forma cstabtecida por


la ley, si no se trata de actos solemnes, así como el error, el dolo, la
violencia, lesidn y la incapacidad, produce la nulidad relativa del
mismo.

En consecuencia, la falta de cumplimiento voluntario o por


d otorgamiento de la promesa por escrito, puede suscitar que una
de las partes contratantes en la promesa demande judicialmente
a la otra el otorgamiento del contrato por escrito, de acuerdo con
estos preceptos:

Atticulo 1833, cuando la ley exija determinada f o m a para


un contrato, mientras que &te no revista esn &mano scfá válido,
salvo disposición e n contrario; pero si la voluntad de las partes
para celebrarlo consta de manera fehaciente, cualquiera de ellas
puede exigir que se dé al contrato la forma legal.

Articulo 2229, la acción y la excepción de nulidad por falta


de forma compete a todos los interesados.

Articulo 223 1, la nulidad de un acto jurídico por falta de forma


establecida por la ley, se extingue por la confirmación de ese acto
hecho en la forma omitida.

11. La promesa debe contener los elementos característicos del


contrato definitiuo

Ha lugar a precisar, que cada contrato está dotado de ciertos de-


mentos en ausencia de los cuales no puede concebirse lógicame~~te
su existencia; tales so11 las cláusulas esenciales en los contratos,
como lo son la cosa o el derecho enajeilado, por irna parte, y
por la otra, el precio cierto y en dinero, dentro de un contrato de
compraventa.

Hay también en los contratos ciertas cláusulas llamadas natu-


rales que aunque n o se pongan se tienen por puestas, como son,
entre otras, el saneamiento para el caso d e evicción, las que sc
refieren al lug.ar y a la época de la entrega de la cosa o del pago
del precio.
Finalmente, existen las clAusulas accidenralcs que tienden a
satisfacer exigencias particulares de los contratantes, convenien-
cias de ellos y que por lo mismo pueden preseiitarse o no en el
contrato sin que la ausencia dc ellas trascienda a la eficacia o
ineficacia del negocio jurídico.

Claro que los elementos característicos a que se refiere


articulo 2246 son justamente los orgánicos, los esenciales del con-
trato definitivo, por ser éstos los que nunca pueden faltar.

Sanción. La promesa de contrato que no contenga los clemen-


tos caraeterisricos del contrato definitivo será inexistente, de
acuerdo con el artículo 1794 del Código Civil, supuesto que tendrá
por objeto un contrato que no puede ser materia dc la misma
promesa, por no reunir el requisito correspondiente fijado por el
articulo 2246 del propio código.

111. La promesa de contrato debe limitarse a cierto tiempo

Esto quiere decir que la promesa es, necesariamente, u n contrato


a plazo, un contrato a término; la razón de este requisito se basa
en que ninguna obligación civil puede ser perpetua.

La doctrina extranjera sostiene que e11 el caso de que en la


promesa de contrato las partes contratantes hubieran omitido
el señalamiento de un plazo, cualquiera de ellas está facultad8
para recumr a los tribunales, demandando que el juez lo fije.
Es interesante examinar, por un lado, cuál es la naturaleza
jurídica del término o del plazo de que se trate, y por el otro,
cuál es su trascendencia en cuanto a los derechos y a las obliga-
ciones de las partes del contrato de promesa; por lo que ataiie a la
naturaleza del término, salta a la vista que se trata de un término
extintivo y no de un término suspensivo. Esto significa que el dere-
cho dci beneficiario para pedir la celebración del contrato defini-
tivo y la obligaciiin del prominente de concertar éste, i~nica~nente
subsiste durante dicho rérrnino; así es que cuando ese plazo ha
concluido, el contrato mismo de promesa sc extingue.

Sannón. 1.a falta de cumplimiento de este requisito se sanciona


con nulidad relattva, de conformidad con los artículos citados.

Relaciones entre la promesa y el contrato definitivo

Si se obselva atentamente el panorama jurídico por lo que se refiere


al mundo de los contratos, se descubre que existen ciertas institu-
ciones jurídicas que aun siendo indepeildientes y autónomos entre
si, se hallan relacionados y aun son susceptibles de producir efectos
reciprocos. Por ejemplo, se pueden encontrar relaciones entre
Los contratos principales y 10s contratos de garantía, como la fianza,
la prenda, la hipoteca y la anticresis, y hasta efectos del contrato
principal sobre el contrato de garantía, así como del contrato de
garantía respecto al contrato principal.

También son evidentes las relaciones que existen entre el con-


trato demandado y los que se celebran en virtud de él; así como
Las relaciones entre el contrato de sociedad y los que sc realizan
para el funcionamiento de la propia sociedad.

Pues bien, tratándose de la promesa de contrato, sc descubren


igualmente relaciones entre el contrato de promesa y el con-
trato definitivo e influencias del segundo sobre el primero. Esto
no quiere decir que el contrato preliminar no sea u n negoclo
jurídico autónomo, supuesto que estas relaciones anal<igicas se
encuentran en otros negocios jurídicos, los que no por ello quedan
privados de su autonomía.

Las relaciones a las que se ha hecho referencia se pueden


representar, desde los siguientes puntos de vista:

En cuanto al objeto del definitivo; en cuanto a la capaci-


dad para celebrar el contrato definitivo y, en cuanto a la formalidad
del mismo.

Se esrudiara cada una de estas relaciones:

la. En cuanto al objeto. Por regla general, se puede sentar


este princ~pio:el contrato de promesa será inexistente o adolecerá
de nulidad, en caso de que el objeto del contrato definitivo no
exista, o no pueda existir, carezca de los requisitos necesarios
para serlo, o sea ilícito.

Así, el objeto del contrato definiri~o,si es una cosa, debe


existir o poder existir en la naturaleza; ser degerminado o deter-
minable en cuanto a su especie, y estar en el comercio. Por ranto,
si el objeto dcl conrrato definitivo en la hip6tesis indicada, no
reúne estos requisitos, entonces la promesa de contrato será inexis-
tente, y lo será porque habrá la imposibilidad juridica de celebrar
el contrato o de cumplir con la obligación quc se deriva de la pro-
mesa. En efecto jserá posible una promesa de compraventa cuando
la compraventa recayera en un ser mitológico o en una cosa que
no fuera apta de convertirse en propiedad particular, por ejemplo
una estrella?, indiscutiblemente no.

Lo mismo sucede si el objeto del contrato definitivo consiste


en una obligación de hacer, porque entonces ese objeto, ese hecho,
debe ser posible y licito; en consecuencia, si el objeto del con-
trato definitivo, trarhndose de una obligación de hacer, no cumple
con estos requisitos, la promesa de contraro será inexistente si el
objeto es imposil?le, o nula si el objeto es ilícito.

2a. En cuanto a la capacidad. También, por regla general, se


puede sentar este principio: la capacidad para celebrar la promesa
de contrato es diferente a la capacidad para celebrar el contrato
definitivo. De tal suerte que la capacidad para celebrar el con-
trato definitivo no tiene ninguna influencia por lo que toca a la
capacidad para celebrar el contrato preliminar. Esto quiere decir
que si en un momento dado dos personas, por ejemplo, no son capa-
ces de celebrar un contrato de compraventa porque la concertacidn
de ese negocio requiere previamente un permiso o autorización, si
serán capaces para concertar el contcato de promesa respectivo.
La justificación de esto se encuentra en la teoría de la función
juridica de la promesa de contrato. En efecto, la función juridica
de la promesa de contrato consiste en garantizar y asegurar por
medio del derecho la celebración futura del contrato definitivo,
cuando, en cierto monienro, las partes no quieren, n o pueden, o
no les conviene celebrar ese contrato definitivo. En coilsecuencia,
si la promesa de contrato reclamara la misma capacidad que se
requiere para la celebración del contrato definitivo, la promesa
no podría realizar una de sus funciones más importantes en la vida
juridica. Sin embargo, cuando una o ambas partes contratantes dejan
de cumplir la obligación contraida, pueden ser apercibidas del pa-
go de dalios y perjuicios por esa falta de cumplimiento.

Como ejemplo de lo asentado, se puede mencionar el dcl ex.


tranjero que no puede celebrar contratos de compraventa en deter-
ininadas zonas (fronteras, zona marítima, etcétera).

?a. En cuanto a la forma. En el derecho extranjero


la opinión de que la promesa de contrato debe revestir la forma
del contrato definitivo. Así, de acuerdo con esta opinión, si el con-
trato definitivo debe hacerse constar en instrumento público, así
también habrá de concertarse la promesa.

Otros tratadtstas llegaron a sostener que la promesa de con-


trato es imposible, tratándose de contratos solemnes o reales, En el
cúdigo suizo, en el apartado correspondiente a las obligaciones,
ya se mencionó que cuando hay intezb de lm parta la ley subordiaa
la validez del contrato a la observancia de irna cierta forma; ésta
se aplica igualmente a la promesa de contratos. En el derecho
mexicano, conforme al articulo 2246 del Código Civil, la forma
del contrato definitivo no ejerce ninguna influencia sobre la del
contrato preliminar.

Diferencia entre la promesa y la minuta

La promesa, como ya se señaló, es un contrato por el que una o


ambas partes se obligan a celebrar un contrato futuro. En cambio,
la ~ n i n u t aes el documento que contiene el contrato definiti-
vo, pero simplificado con sus coildiciones, y para que fuera válido
tendría que ser elevado a escritura pública, por lo que se deposita
ante notario. No da acción para el cuinplimieiito del contrato por-
que carece de forma; pero una vez que se eleva a escritura pú-
blica, puede dernandarse la ejeci~cióndel contrato. La minuta de
contrato era ya un contrato definitivo, al que sólo le faltaba forma
para ser perfecto.

Clasificación de Ea promesa de contrato

La promesa es iin contrato: 1. Unilateral o bilateral, segíin el caso;


2. Formal, y aun hay quienes piensan que es 3. de Garantía.

1. Unrlateral o bilateral. Desde el punto de vista de la obli-


gación de celebrar el contrato definitivo, la promesa de conrrato
puede ser: un contrato unilateral, en el caso de que nada más
una de las partes contratantes se comprometa a celebrar el c o n m t o
definitivo. Pero, desde otro punto de vista, la promesa puede ser
sinalapática o bilateral cuando las dos partes contratantes se obli,
gan a celebrar el contrato definitivo.

2. Formal. La promesa es un connato formal porque requiere


para su validez que se haga constar por escrito, tal como lo csta-
blece el articulo 2246 dcl Código Civil.

3. Hay quienes dicen que es ademis un contrato de garantia


porque garantiza la celebración del contrato futuro; sin embargo,
esta aseveración se considera incorrecta, ya que prccisamentc esa
es la finalidad del contrato de promesa.

Derecho del beneficiario y obligaciones $el promitente

La promesa de contrato produce derechos y obligacioncs, ya sca


unilateral o bilateralmentc.

Derecho del beneficia~io.Desde luego, se trata de un derecho


de crédito, que consiste en la facultad del beneficiario de pedirle
al promitente la celebración del contrato prometido; pero csre
derecho no es perpetuo, tiene un limite para su ejercicio, que es e1
establecido en el término de la promesa. En consecuencia, si dentro
de tal dilación el beneficiario no hace uso de su derecho, éste se
extingue. En cambio, si el mismo beneficiario ejercita su derecho
y el prominente cumpie su obiir¿ciisn, entonees quedara celebrado
el conhatu definitivo.
Oblifación del promitente. El promitente se obliga a celebrar el
contrato prometido, a realizar todos aquellos actos encaminados
directa e inmediatamente a tal celebración.

Ahora, cs necesario saber cuáles acciones competen al beneficia-


rio o lo que es lo mismo, cuál e5 la sanción dcl contrato de promesa.

El problema no debe resolverse cn bloque, sino que es indis-


pensable hacer una disrinción, según se trate de promesa unilateral
o bilateral.

Si la promesa de contrato es bilateral, el beneficiario tendrá a


su elección cualquiera de las siguientes acciones: la acción de
cumplimiento de contrato o la acción de rescisidn de contrato,
mejor expresada como de resolución de contrato; y en ambos casos,
el pago de daños y perjuicios (conforme a lo dispuesto por el segundo
párrafo del artículo 1949 del Código Civil).

El monto de los daños y perjuici<>s,e n la promesa utiilateral o


e n la promesa bilateral, debcrá corresponder al menoscabo que
haya sufrido el patrimonio del beneficiario y al lucro que haya
dejado de obtener con motivct del incumplimiento de la promesa.

Cuestiones del derecho del beneficiario. En la doctrina se plantea


el problema consistente en saber si el beneficiario tiene o no
capacidad para ceder su derecho.
Según el primer párrafo del articulo 2030 del Código Civil,
"el acreedor puede ceder su derecho a airn tercero sin el consen-
timiento del deudor, a menos que la cesión esté prohibida por la
ley, se haya convenido no hacerla o n o lo permita la naturaleza
del derecho". En términos generales y aplicando este articulo,
se puede decir que el derecho del hetieficiario cs cedible, siempre
que no lo prohiba la ley, que no se oponga a la naturaleza de ese
derecho, 17 que las partes mismas que hayan intervenido en dicha
cesion, no hayan estipulado su intra~lsmisibilidad.

Sin emltargtt, tratándose de la promesa bilateral la cesión no


siempre es posible, toda vez que si una de las partes transmite
su derecho no está en condiciones de cumplir con su obligación.
En efecto, eii una promesa bilateral de compraventa se advierte
qile el cine promete vender o el que promete comprar, respectiva-
niente. salvo el caso de que la cesi6n sea consentida por la otra
parte, transmitirá también la obligación corrdativa.

Régimen fiscal

Este c<itirrato se encuentra reglamentado por la fracción XVIll


del articuio 40. y por Los articlrlos 32, 38 y 39 de la Ley General del
Timlire.'

' Publicada cn el Diario oficia¡ de lo FrJlrocion el 31 de diciembre de 1953, vigenre haira


cl 31 de diciembre de 1975 riiscituida por ona con el mismo nombre en el Diniio
<){ton1 iir la Fekrorik el 31 de diciembre de 1975, vigente haara el 31 de diciembre de 1979.
Esta ley fue ahropada por 11 Ley del lmpuesrosobrc Adquisiciones dc fnmuebles, en el
Diorio Oficmi de la FednoU6n el 3 1 de diciembie de 1979.
Esra nots aplice para todos los connacus en los que í e señale este order>smiento Icpal.
El articulo 4o., fracción XVIll de dicha ley, establece que Los
objetos y cuotas de los impuestos y derechos serán los que establece
la sigitiente tarifa:

XVIII. Promesas de venta o de compra.


A) Sobre el precio de la cosa que se promete vender o comprar:
a) Si la promesa se consigis en / Cuota por valor: 0.25%
escritura pública
h) Si se consigna en documenro / Cuota por valor: 0.2%
privado
8 ) Si no se puede determinar cl precio d e la cosa objeto de la promesa (ol>jero
de contrato prometido):
a) Si sc otorga en escritura pública 1 Cuota fija: $10.00
b) Si se otorga en documento 1 Ciiota fija: $2.00

Por su parte, el articulo 32 del mismo ordenamiento legal,


señala que los contratos preparatorios y, en general la promesa
de contratar, ya sea unilateral o bilateral (que no sea de compra o de
venta), causarán el impuesto de cuota fija que corresponda, según
la formalidad que se emplee de aciterdo con el inciso 8 ) de la
fracción IX de la tarifa, excepto los casos a que se refiere la fracción
XVlII de la misma tarifa. Lo que significa que las tarifas son:

a) Si consta en escriri~rapública / Cuota fija: $10.00


b) Si consta en escrito privado 1 Cuota fija: $2.00
A su vez, los artículos 38 y 39 disponen que en los casos de
promesa de venta o de compra, cuando solamente se determine el
mínimo del precio de la cosa que se pretende vender o comprar y
se pactan prestaciones indeterminadas, se cubrirá el impuesto de
acuerdo con el valor mínimo estipulado (0.25% o 0.2% según el
caso) y además con una cuota fija que corresponda por el precio
indeterminado. Y que, cuando en la promesa se pacte que el futuro
comprador tome posesión de los bienes antes de la celebración de
la compraventa, o que el futuro vendedor reciba el precio antes
de esa celebración, se causará el impuesto estipulado en la fracción
XVIII del articulo 40. Si transcurre el plazo para la celebración del
contrato de compraventa o un año; si no se fijó plazo, se causará
el impuesto de compraventa, salvo que las partes hagan constar
que no se celebro el contrato prometido; si no se hace tal declara-
ción se presumirá omitido el impuesto con la consiguiente sanción.

En este articulo se olvida, que cuando no se fija plazo, la


promesa está afectada de nulidad relativa.

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