CONTEXTOS PARA EVALUAR 2010

Contextos para evaluar

Las formas de evaluación infantil desde hace mucho tiempo han tenido serios
problemas para asignar una nota a los alumnos. Por ello, y ante los diversos
métodos para hacerlo, el autor de Educar la visión artística, hace una serie de
recomendaciones para hacer el trabajo a docentes y alumnos más sencillo.

En primer lugar está el hecho de cómo se quiere evaluar al alumno. Hay diversos
contextos, menciona Eisner, para trabajar: “el estudiante con respecto a sí mismo,
el estudiante con respecto a la clase y el estudiante con respecto al criterio” 1. En
cada uno de los modelos se puede encontrar diferentes caminos a seguir, claro
está de acuerdo a lo que se busca en la respectiva planeación del curso.

En primer lugar, está el hecho de evaluar al estudiante con base en su trabajo

previo. Para un docente es simple ver cómo llegan los alumnos al inicio del curso y
asignar un ritmo de trabajo para el grupo. Sin embargo, no es así de simple medir
la capacidad de un integrante del conjunto recibido. Se debe de poner especial
énfasis al potencial que tiene cada uno de ellos, sería injusto que si un alumno
pinta de forma excelsa, se le obligue a dejar el pincel sólo por el hecho de que sus
compañeros no lo saben utilizar todavía.

Hechos simples en el aula de clase, son los que siempre evidencian cual es la
forma de evaluar del docente. El poner a pensar a los alumnos y hacer una
autoevaluación del trabajo que realizan cada mes es una buena opción para
maestros que quieren ver sus alumnos adentrarse en el mundo de las artes y por
qué no, obtener una ayuda a la hora de evaluar. Para esto, se puede recurrir al
uso de portafolios en el aula, en donde cada alumno estará encargado de
seleccionar una obra cada determinado tiempo y, autoevaluarse el avance o
retroceso personal.

1
Eisner, Elliot W. (1995), "Contexto para la evaluación", en Educar la visión artística, Barcelona,
Paidós (Paidós Educador), pp. 192-196.

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 CONTEXTOS PARA EVALUAR 2010

En segundo lugar está que se evalúe al alumno con base en el trabajo que se está
realizando en el grupo. Vaya forma de pensar para aquellos maestros que toda su
vida han trabajado de esa forma. No es suficiente con martirizar al alumno día con
día con trabajos en los que no ve un propósito definido, ahora se le comparará
con el resto de sus compañeros. Hechos simples de esta práctica docente, han
demostrado que es la forma más sencilla de hacer que un alumno pierda el ego y
la confianza en sí mismo. Aunque también está el hecho de querer saber que
escultura o pintura se puede exponer en la muestra anual.

Se pude pensar que no es necesario tener distinciones entre los alumnos, pues se
puede dañar su autoestima, pero, lo que sí resulta de verdad útil es dar a los
educandos herramientas de superación, críticas constructivas que sólo se pueden
captar a la hora de comparar el trabajo que se hace con el resto de sus
compañeros.

El tercer contexto y último, pero no por eso menos importante, es basar la

evaluación del alumno al criterio que el docente empleó a la hora de planear el
curso. Para ello, el maestro deberá poner atención en cual era el fin que buscaba
a la hora de realizar determinada actividad. El simple hecho de que un alumno
termine un cuadro nítido de naturaleza muerta es un hecho digno de admirar como
lo es el hecho de que un alumno obtenga una definición magnifique de su obra. Lo
que importa es el fin y no tanto la excelencia de lo que se haga.

A manera de conclusión es importante señalar que cada maestro tiene la libertad d

elegir que es lo que desea enseñar a sus alumnos y también como será el proceso
con el cual evalúe esa enseñanza. Se da por manifiesto el hecho irrefutable de
que existen diversas formas, ninguna errada simplemente diferentes caminos para
llegar a un mismo fin. Sea como sea que se elija trabajar, ya sea que cada alumno
tenga un portafolio personar, comparar las obras entre todos o evaluar
individualmente al cada alumno en base al propósito, se obtendrá un mismo fin. La
plena evaluación del trabajo escolar.