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Marte, la próxima frontera.

Marte es el cuarto planeta más cercano al sol y el segundo más pequeño del sistema
solar, situado después de la Tierra, lugar donde habitamos. Hablamos de un planeta de
tonalidades rosadas que da una apariencia rojiza proveniente del óxido de hierro
predominante en su superficie, lo que da lugar a su apodo “planeta rojo”. Posee una masa
de aproximadamente 10 veces menor con respecto a la de la Tierra, y un 40% de la
aceleración de gravedad, también en comparación a nuestro planeta, lo cual le otorga la
posibilidad de mantener una atmósfera, ya que no llega a oscilar altas temperaturas, como sí
es en el caso de Venus, candidato descartado a la exploración, ya que este puede llegar a
tener temperaturas de hasta 450 grados o más sobre la superficie. De ahí en adelante,
gracias a estos estudios, se plantea la idea de que el ser humano pueda colonizar Marte, así
como Colón a América.

En días como hoy ya no es una “necesidad” ir a la Luna, sino que el gran desafío es
llegar a este tan codiciado planeta rojo. Fijándonos en las características de este, se buscan
similitudes a la estructura más bien conformada por las condiciones que nos permiten vivir
y habitar la Tierra, para visualizar que, en un día no muy lejano, el ser humano sea capaz de
llegar a Marte, y por qué no, habitarlo. Es ya sabido que un día ahí dura 24 horas y media,
además de que también posee agua congelada en sus polos, la que también se cree que
pudiese estar en forma subterránea, lo que avala mucho más la posible exploración a este
planeta.

El inicio de este gran descubrimiento o estudio más profundizado para llevar a cabo
nuestro sueño, partiría de que cada 15 años se alcanza la menor distancia entre nuestro
hogar y el planeta rojo, donde es ahí la oportunidad de llegar a él de una manera tangible,
enviando cohetes y probando nuestras más recientes tecnologías. Se comenzaría por orbitar
con tripulaciones humanas, y hacerlas volver, usando un robot controlado en tiempo real
desde la nave, ya que Marte sí nos brinda las condiciones óptimas para proponerlo, y no se
llevaría a cabo con una diferencia de tres minutos, si se hiciese desde la Tierra.
De esta manera podría realizarse una exploración más cercana, lo que nos daría una
idea más clara de cómo hacer para comenzar el proceso de poder poner nuestros pies en él.

Esto nos va a esclarecer mucho el escenario el cual queremos para nosotros, ya sea
hablando de condiciones climáticas, el suelo, la implementación, las condiciones habitables
que necesitan los seres humanos, como también para la construcción de la primera base de
estudio, y por qué no, luego de tener el terreno estudiado, implantar una colonia en él.
Cuando hablamos de una colonia, no nos referimos precisamente a una conformada por
hormigas, sino a enviar una tripulación de unas 10 o 12 personas, donde entre ellas se
enviarían grandes ingenieros, constructores y técnicos, los que tendrían la labor de empezar
con este gran proyecto para el ser humano.

De aquí en adelante, la idea se basa en crear estructuras tipo hoteles, casi parecidos a los
iglúes, haciendo referencia a la atmósfera y humedad artificial, las que estarían controladas
dentro de este, donde el formato de tipo “ciudad” lo darían unos túneles de un kilómetro de
largo que se encargarán de ir uniéndolas entre sí. Esto nace, de que para estar en la
superficie de Marte así como así, se deberían utilizar trajes especiales por la mayor cantidad
de bajos grados presentes especialmente por las noches, hablando de unos 63 grados bajo
cero como promedio en la superficie.

Si nos ponemos a analizar todos los estudios ya mencionados, con sus pros y contras
correspondientes, más de uno de nosotros estaría de acuerdo con la totalidad del proyecto,
pero también hay ciertos puntos o brechas que hay que mencionar antes de. Primero, los
costos implicados en la elaboración de la nave que dará pie al comienzo de toda esta gran
película que hemos armado. Ciertamente, es mucho más elevado el gasto al planear un viaje
a Marte que a la Luna, ya que este primero presenta una atmósfera tenue, por lo que
tendríamos que acompañar la nave con una especie de paracaídas enorme para sostenerla,
porque de no ser así, la nave se calentaría enormemente por el roce de atmósfera.
Otro punto importante a mencionar es la duración del viaje hacia el planeta rojo. A
todos nos gustaría que esto ocurriera de manera instantánea, pero claramente no será así, y
el viaje podría tardar desde siete a nueve meses, con la tecnología hasta ahora ocupada en
las exploraciones espaciales.

Siendo realistas, y dejando todo este proyecto de ensueño de lado, Marte es un planeta
donde hay menos gravedad, de escaso, por no decir, casi nada de aire, y que experimenta
altas radiaciones cósmicas. Centrándonos en esto, no hace falta decir que, para que todo lo
que hasta ahora planteado se haga una realidad tangible, hay que afinar varios detalles
importantes, los cuáles podrían quizás cambiar y/o mejorar el escenario para un futuro,
esperemos, próximo.

Hablando desde la ciencia, desde el conocimiento, la exploración de lo desconocido


siempre aporta su grano de arena, y adecuando esto al tema ya descrito, sería mucho más
que sólo un grano de arena, ya que sólo hemos hablado de colonizar un planeta, pero vale
decir que también podrían conocerse nuevas formas de vida, encontrarnos con algo
espectacular y despampanante, como también peligroso y terrorífico, lo que nos
representaría casi un mar lleno de conocimientos, un regalo a las nuevas generaciones.

Desde Marte, gracias a la escasa atmósfera, el mirar la Vía Láctea ha de ser todo un
espectáculo. Convengamos que esta es la galaxia donde junto con todos nuestros vecinos
del sistema solar, formamos parte de ella, una parte muy pequeña de ella. Tomando en
cuenta su magnificencia, valdría muchísimo la pena llegar a hacer todo esto realidad.

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